22. Información delicada X (148)
Nameless no dijo nada mientras Elner le contaba cosas horribles sobre el padre y el abuelo de Virginia. Los Kramer estaban al servicio de grandes potencias, es decir, países con una gran influencia en el mundo y, generalmente, con grandes ejércitos con los que "imponer la paz y la democracia". Los Kramer se dedicaban a identificar quién era enemigo de estos países adalides de la justicia y la sociedad avanzada, calificarlos como terrorista, organizar campañas de desinformación, atosigar y cazar a este enemigo y sus allegados, interrogarlos y torturarlos, y finalmente eliminarlos; todo ello sin dejar de buscar nuevos enemigos, que generalmente era gente que no quería que explotaran sus tierras en beneficio de las grades potencias con ansias de ser más grandes.
–No quiero ofender, pero... ¿podría considerarse que Kramers y Morilecs hacen el mismo trabajo: eliminar gente en favor de quien paga? –planteó Nameless, intentando encajar la andanada de nuevos datos.
–No ofende, pero hay diferencias –contestó Sica–. A los Kramer los contratan durante periodos largos. Lo nuestro son trabajos únicos, y a nadie le gusta contratarnos –remató con un regusto de satisfacción.
–Contratar a Kramers tampoco debería ser plato de buen gusto –opinó Elner–. Son muy traicioneros y trepas. Con la excusa de servir al país, pueden destrozarle la carrera y la vida a cualquiera, incluida la persona que tuvo la idea de contratarlos, quedando ellos como patriotas y gentes de bien.
–La gente con humor parecido al tuyo dice que si quieres deshacerte de alguien, contratas Morilecs; pero si quieres destruir todo lo que esa persona haya amado y creado, contactes con Kramers. Es un chiste bastante acertado –asintió Sica.
–Uf... –resopló Nameless, tratando de digerir las dimensiones de lo que le estaban contando.
–Si te dieras un golpe en la cabeza y te hicieras mala –continuó Morilec–, creo que tu estilo sería el de Kramer.
–Joder, ¿en serio? –exclamó y se le cortó la digestión informativa–. ¿Y ese insulto gratuito a qué viene?
–Has empezado tú diciendo que nuestro trabajo se parece –argumentó Sica.
–Has dicho que no te ha ofendido.
–Tampoco yo lo digo con intención de ofender. Es una observación respecto a tu inteligencia.
–Si quieren, ahora pasaremos a la participación de la señorita Kramer en esto –propuso Elner.
–Ah... sí –aceptó Nameless dejando de arrugar el morro y pasando a tener miedo de lo que podría averiguar.
–No hay muchos datos respecto a cómo actúan y no puedo confirmar la veracidad de lo que voy a decir –advirtió la profesora–. La señorita Kramer escucharía los interrogatorios parcialmente, tan sólo las respuestas de la persona interrogada a las preguntas que les interesan. Podría saber si miente a partir de un simple monosílabo, sin necesidad de contexto ni entonación.
–Entonces... ¿Virgi podría haber ayudado a su padre sin saber a quién estaban condenando ni por qué? –planteó Nameless.
–Podría ser, pero no pondría toda mi fe en ello –contestó Elner–. Al fin y al cabo, es una Kramer.
Nameless se recostó en la silla y clavó la mirada en el borde de la mesa, repasando todos los momentos vividos con Virginia. Finalmente negó un poco con la cabeza.
–No la veo capaz, tiene un fuerte sentido de la ética.
–Eso ahora que está rota –dijo Sica–. Antes podría haberse convencido de que era lo que estaba bien. Así es como funciona su padre, decidiendo qué está Bien y qué está Mal. Y muchas veces está invertido.
–No sé... Me creo que se pudiera hacer un poco la ciega si sólo le pasaban las respuestas. Pero más allá de eso...
–Tiene usted demasiado buen corazón –consideró Elner.
–Ya, por eso soy amiga de Sica.
–Buen corazón y humor negro –añadió Morilec.
–Sí, haga el favor de no rompérselo.
–¿El corazón o el humor? –tuvo que preguntar Nameless–. Da igual. En todo lo que nos ha contado no hay ni rastro de magia. Va a haber que investigar a su madre.
–Yo me encargaré –prometió Elner–. Ahora no quiero entretenerla más.
–Entreténganos más, por favor, que Roca quiere que vaya a entrenar después de esto.
–¿Entrenar después de haber estado esta noche al borde de la muerte? –cuestionó la profesora.
–Su planteamiento es que si ahora no me estoy muriendo, puedo entrenar.
–Si quieres, puedo ayudarte a no entrenar –sugirió Sica como si nada.
–Vete a la mierda –le contestó con ligereza poniéndose en pie–. Gracias por la información, profesora Elner.
–De nada, es un placer. Ah, y ya que está... podrían responder a una duda. ¿Qué les parecería que, de vez en cuando, dejásemos los discursos de lado y estudiásemos escenarios del crimen para intentar resolver cómo fueron posibles?
–Bueno... el modus operandi tiene mucho de discurso, ¿no? –propuso Nameless.
–Sí, aunque no es por eso, sino por ser una de mis aficiones. ¿Le interesaría?
–Pues sí, supongo que sería interesante –contestó, preguntándose si le produciría más pesadillas que lo que acababa de escuchar de Kramer.
–¿Qué opina usted, Morilec?
–Me pregunta a mí porque serán casos de mi madre, ¿verdad?
–La mayoría sí, ya que es de los casos que tengo más datos y puedo recrear la escena con mayor fiabilidad.
–Pues debería hablarlo con ella.
–Ya lo tengo hablado. Le parece bien, así que ya se ha hecho en cursos anteriores. Le pregunto por si tiene algún inconveniente.
–¿Tiene actuaciones mías?
–Un par.
–No las ponga.
–¿A su madre no le importa? –preguntó Nameless–. Podríamos aprender a protegernos.
–La señora Morilec opina que es imposible, ya que habría que estar alerta las veinticuatro horas todos los días, tomar medidas preventivas contra todo. Sería vivir en estado permanente de paranoia. Y me temo que es cierto, nadie adopta nuevas medidas de seguridad, en todo caso les da ideas para sus ataques.
–Nameless aprendería.
–Y por eso no quieres que conozcamos tus actuaciones.
–No te ofendas. Igualmente aprenderás mucho.
–Nah, si, a estas alturas, mejor no saber detalles de las cosas horribles que puedes hacer. Me basta con los rumores y los juegos –contestó Nameless encogiéndose de hombros.
Salieron de la retorcida biblioteca, con Nameless pensando que tenía un libro que leerse y devolver, pero que antes tendría que ir a que Roca la machacara, cuando se toparon con Full.
–Te estaba buscando. ¿Podemos hablar un momento? –pidió él.
Full les contó cómo en la Academia se habían enterado de que Virginia estaba en el Instituto. Tras el susto inicial, aclaró que, hasta donde él sabía, era Mantis y su grupo, pero que no tenía claro qué gente había en ese grupo. Creía que incluía a Silverpeak.
–No son gente que irá corriendo a chivarse, ¿verdad? –planteó Nameless.
–No, pero son buena gente, así que puede que lo hagan si creen que la estamos tratando mal. Les hubiera dicho que creemos que está así por lo que le hicieron allí, pero no he podido. Regina me lo impide. Por eso le he dicho que hablen con ella.
–¿Y cuándo van a poder hablar con Darkheart? –quiso saber Nameless.
–Por lo visto todas las noches va a visitar a su nueva amante.
–Ah, entonces sigue con eso.
–¿Has informado ya a Darkheart? –quiso saber Sica.
–No. Como Nameless es la que más se encarga de Virginia...
–Entonces vamos a hablar con ella para saber qué piensa decirles –indicó Nameless.
–Vale –aceptó él–. Sica, ¿estás sonriendo? –preguntó en referencia a los dos milímetros de comisura estirada.
–Me parece curioso que consideres a Nameless el poder en la sombra.
–¿Yo poder?
–¿Lo dices porque he venido a informarla a ella primero? No me había parado a pensarlo...
–Siendo Darkheart quien te impide hablar. ¿Sabes que fue Nameless quien le pidió que diera el discurso? Y lo dio punto por punto respecto a lo que le había dicho Nameless.
–Vaya... Aunque no me sorprende nada –reconoció Full.
–El poder en la sombra –insistió Sica.
–Bueno, tampoco es para tanto... –trató de contradecir Nameless.
–Acabas de salir de una reunión informativa sobre Kramer y ahora vas a controlar lo que Darkheart va a decir. Y sólo estamos en la tercera semana. Vas a buen ritmo.
Nameless estuvo tentada de responder que tenía que darse prisa, ya que a saber cuándo la mataba; pero dejó de lado el humor negro y se aferró a la humildad.
–No puedo controlar lo que dirá Darkheart, sólo intentar averiguar qué puede decir, y hacer sugerencias.
Sica no contestó, pero su microscópica sonrisa seguía ahí.
–––
Cuando al fin le llegó la noticia, con sólo leer el titular, Herilane deseó destrozar el móvil. Aun así, se controló y entró a lee la noticia, por lo que pasó a tener muchísimas ganas de matar. Pero se quedó sentada, con las manos crispadas en garras por la ira contenida.
–¿Se sabe algo ya? –acudió a interesarse Jack.
Herilane hizo el gesto justo para pasarle el móvil. Estaba tan cabreada que, si intentaba hablar, sólo le saldría un rugido. Estaba tan cabreada con los hombres que ni siquiera podía mirar a su dulce novio.
–Oh –dijo él al leer–. Es peor de lo que esperaba.
Herilane recuperó su móvil casi arrancándoselo de las manos. Iba a tener que pasar por la sala de simulacros a descargar la rabia matando gente irreal, porque que como hiciera otra cosa, iba a montar una masacre indiscriminada.
Jack se marchó sin decir nada, sabía lo cabreada que estaba y que, aunque no fuera culpa suya, nada más lejos de la realidad, Herilane no quería hablar con él.
–––
Nova y Svier estaba estaban probando juegos en el ático cuando se dieron cuenta de que tenían a Jack a unos metros.
–Nova, ¿te importaría ir a hablar con Herilane ahora? Creo que le vendría bien compañía femenina de tu tipo.
–¿De mi tipo? –cuestionó ella mosqueada, aunque estaría encantada de hablar con Herilane.
–El motivo por el que estáis en el Instituto, es parecido al de ella.
–Ah, vale. ¿Puede venir Svier?
–Supongo. ¿Te importa si te pregunto por qué estás aquí? –le dijo Jack a la nueva.
–Le di una paliza a unos capullos. Estando todavía con el jaleo de haberle dado otra paliza a otros. Max me sacó de la cárcel anteayer –informó con una amplia sonrisa.
–Oh, suena bien. ¿Y por casual esos capullos te atacaron primero?
–Sí –contestó ella con sinceridad.
–¿Y por ser tú una chica o algo por el estilo?
–Supongo que sí. No les gustó que una chica dijera cosas. Y luego no les gustó que una chica les diera con un palo en la cabeza.
–Estupendo, le haréis buena compañía a Heri. Hace un momento estaba en el saloncito del sótano, espero que no se haya movido de allí –indicó antes de alejarse.
–¿Teníamos que haberle preguntado por qué está él aquí? –le preguntó Svier a Nova mientras bajaban al sótano, como si hubiera caído de repente en las normas de cortesía–. ¿O lo sabes tú?
–No, no tengo ni idea –respondió Nova–. Sólo que aparece donde le da la gana, como Sica.
–––
–¿Entonces se lo vas a contar a tu madre o iba de coña? –se interesó Mantis.
–Sí, se lo contaré, ¿por qué no? Le gustará saberlo –contestó Aderyn–. ¿Se lo contarás tú a la tuya?
–Hace muchos años que perdí el contacto con mi familia –informó ella.
–Oh, vaya...
–¿Por qué estás tan seguro de que a tu madre le gustará saber que estás tonteando con una vampira? –cuestionó Furia–. ¿Lo has hecho otras veces?
–Mi madre no es de las que se escandalizan por esas cosas –aseguró Aderyn con una amplia y luminosa sonrisa–. ¿Os esperáis otra cosa de Scolopendra?
–¡¿Tu madre es Scolopendra?! –exclamó Furia antes que nadie.
–Sí. No me extraña que no lo supierais, poca gente parece saberlo por aquí. Quién es mi padre se lo cuentan en seguida, pero parece que a nadie le interesa quién es mi madre. Le tienen tanto asco que prefieren olvidarlo... En el Instituto, sin embargo, les chifla. Ya oísteis a Roca Eisentblut. ¿A vosotras os gusta? –preguntó esperanzado.
–Depende del espectáculo –respondió Furia.
–Yo no he visto nunca ninguno –añadió Mantis, con tono de que habría que solucionar aquello pronto, porque lo de que la Academia le tuviera asco la había interesado.
–A mí... me da demasiado miedo –musitó Veda con la mirada gacha.
–Pues en mí no me asustan casi nada –dijo Hart.
–Porque tú eres un trozo de cemento –le espetó Furia, queriendo proteger instintivamente los sentimientos de su asustadiza amiga.
Dani abrió la boca, pero no se atrevió a decir lo que pensaba e hizo como que estaba muy concentrado haciendo el ejercicio que le había indicado Furia.
–A mí... me parece... perturbadora –murmuró Sarah.
–¿Eso es una forma bonita de decir que te da asco? –preguntó Aderyn.
–No...
–Que no pasa nada si los espectáculos te dan asco. Lo que me fastidia es que a la gente de aquí les de asco ella, por dedicarse al mundo del espectáculo, y en concreto a ese tipo de espectáculo. Y ahí está mi padre, que también hace espectáculos de que se te para el corazón, pero a él lo admiran –refunfuñó.
–Sorprendente, la gente de la Academia es machista –comentó Mantis sarcástica.
–Quería decir que hay cosas que me hacen pensar –continuó Sarah–. Que me hacen pensar durante micho tiempo.
–Oh, eso está bien –respondió Aderyn animándose.
–Y... hay cosas que no me asusta tanto como a los demás... y eso me asusta más.
–Ay, amiiiiga –dijo él–. Aunque tampoco me sorprende de alguien que se ha liado con una vampira –canturreó.
–Eh, ¿qué pretende hacer Apolo? –quiso saber Furia.
–Supongo que planeará colarse por la noche en el despacho de su tío para buscar si hay algún rastro de Virginia. Lo bueno es que es tradición familiar el que lo apuntan todo. Lo malo es que hacen cosas horribles.
–––
Cuando llegaron a la salita del sótano, Herilane se estaba levantando para marcharse, por lo que Nova le salió al paso, sin tener muy claro qué decirle. La chica de tercero emanaba una rabia que abrasaba.
–Eh... hola.
–Hola, ¿necesitáis algo? –les preguntó Herilane, con todo el aspecto de estar haciendo el esfuerzo de ser amable con ellas.
–Un chico muy majo nos ha dicho que vengamos a hablar contigo –informó Svier.
–Jack –aclaró Nova–. Nos ha dicho que necesitabas compañía, y que te vendría bien de nosotras porque estamos en el Instituto por motivos parecidos.
Herilane suspiró y se pasó una mano por la cara.
–Mierda, ese chico es un sol –murmuró, sonriendo un poco pese al cabreo.
–¿Hemos hecho bien o... te molestamos? –quiso saber Nova.
–No, gracias por venir. Me ha llegado por fin una noticia que esperaba, pero es mucho peor de lo que temía –contestó la animadora sacando su móvil, para buscar y enseñarles dicha noticia.
Nova frunció el ceño al leer el titular, arrugó la nariz con asco al seguir con el subtítulo y terminó gruñendo "Joder" al entrar en el cuerpo de la noticia.
–Ahora mismo tengo muchas ganas de ponerme a matar hombres, empezando por ésos –dijo Herilane con tono grave.
–Te entiendo –asintió Nova, inflamada de rabia también.
–¿Vamos a pegarles? –propuso Svier empuñando su palo después de haber leído la noticia por encima.
–Por mí, encantada –contestó la jefa de las Animadoras Infernales.
–¿Podemos? –inquirió Nova–. Tendremos que irnos del Instituto...
–Sí, podemos irnos un fin de semana pillando un coche volador. No sería la primera vez que lo hago.
–¡Pues cuenta con mi palo! –proclamó Svier, que acababa de llegar al Instituto y ya se apuntaba a un bombardeo.
–¿Nova?
–Sí, yo encantada, pero...
–¿Demasiado precipitado? –sugirió Herilane.
–No, que si no te importaría incluir a Nameless. Me gusta hacer equipo con ella.
–––
Nameless acababa de hablar con Darkheart. No había sido difícil, ya que estaban de acuerdo. La vampira les confirmaría a las heroínas que Virginia estaba allí, que se la estaba tratando bien, pero que le habían hecho algo horrible, que sospechaban que habrá sido gente de la Academia y que por eso no la habían devuelto ni querían que se enteraran allí. Darkheart también tenía que enterarse de qué había pasado para que lo supieran de repente.
Después de aquello, se resignó a ir al gimnasio en busca de su Capitana. Al fin y al cabo, el hombro no le dolía mucho, mayor era el cansancio que arrastraba por haber dormido regular tirando a horrible. Pero sintió nueva compañía un segundo antes de escuchar el saludo.
–Hola –dijo Jack saliéndole al paso–. ¿Tienes un momento?
–¿Tu jefa quiere algo más?
–No, es por Heri, Nova y la nueva del palo.
–¿Svier?
–Sí. Te requieren.
Y así Nameless tuvo una nueva excusa para no ir en busca de su Capitana.
–Vas mejorando –le comentó Sica mientras seguían a Jack–. Lo has percibido un poquito antes de que quisiera hacer evidente su presencia –explicó y se quedó en el pasillo.
Nameless no sabía qué esperarse de aquella nueva reunión y, de entrada, lo que obtuvo fue un móvil, aunque lo importante era la noticia que podía leer en su pantalla.
"Absuelta La Jauría al considerarse que hubo consentimiento", decía el titular y Nameless recibió el frío y duro mazazo de la realidad. Aquello le sonaba de su vida anterior al Instituto, cuando todavía era una civil no-secuestrada.
"Los jueces han determinado que la denunciante dio su consentimiento y que era consciente en todo momento, rechazando la acusación de violación", seguía el subtitulo.
Nameless no se sentía con estómago para seguir leyendo los detalles, aunque, por suerte, el móvil parpadeó y se apagó.
–Perdón –exclamó–. Creo... Creo que ha sido mi culpa.
–No pasa nada –contestó Herilane recuperándolo–. Yo ya le he pegado unas cuantas hostias por el cabreo.
–¿Te vienes de cacería? –propuso Nova con entusiasmo guerrero.
_____________________________________
_____________________________________
Y con esto se termina el capítulo de "Información delicada".
El siguiente es "Información incendiaria" e__e
Parece que nuestras queridas villanas van a villanear a saco dentro de poco *cejas cejas*
Todavía no lo he escrito, así que no tengo claro qué va a pasar èwe
Pero siempre podéis apoyarme en la escritura Y ADEMÁS, tener acceso a material exclusivo pillandoos el tier que más os convenga en Patreon [www.patreon.com/Cirkadia]
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top