21. Tentación vampírica IX (134)
Los pastelitos mágicos de Jeff, que habían espabilado a Virginia, también se habían ganado su confianza; aunque él había advertido que mejor no más de tres pastelitos de golpe, no fuera ser demasiada magia. Nameless se fue a clase de Torturas preguntándose qué droga se habrían medido al cuerpo. Esperaba que algo que no le empeorara el soportar el dolor y el estrés que le provocaba Kill.
–Ahora que nadie se electrocutre en la otra clase y le dé pesadillas –auguró Roca con malicia.
Nameless puso los ojos en blanco, hastiada.
–Hay menos posibilidades –murmuró imaginándose los horrores que las esperaban en la mazmorra.
Y la imagen de entrada no la defraudó. Estaban los barriles llenos de agua, los garfios y las cadenas colgando, los aparatos eléctricos... Oh, joder, ¿por qué había tenido que llevarle la contraria a Virginia respecto a lo de mantenerla a salvo? En fin, tampoco había mentido en lo de querer endurecerse, se lo había dicho a la cara a una detectora de mentiras. Pero... ¿iría Kill a usar los ganchos de carnicería?
–––
–¿Entonces... es buena? Ya sabes, follando –quiso saber Mantis sin vergüenza alguna.
Pero Sarah sí que tenía vergüenza, se estaba poniendo roja y no era capaz de hablar sin titubear.
–Eh... Pues...
–¿Pero a ti qué te importa? –le espetó Furia.
–Pues me importa, sí. Primero porque, si vamos a dejarla rondar por aquí, al menos que sea buena en algo más que en dar por saco.
–Buena lo fue a decir –rumió Furia.
–Y, segundo, tengo curiosidad.
–¿Curiosidad de qué? ¿No te basta con tu guaperas?
–Voy a tener que hablar con Full respecto a los términos de nuestra relación –se dijo.
–Pero no te líes tú también –le ordenó Furia–. Ya lo que me faltaba, que así no os puedo proteger a todas.
–Pues espérate a ver si ese Khaos se interesa por Veda...
–Ay, dioses... –musitó la aludida.
–Y Roca estoy segura de que va a seguir rondándote a ti –Mantis señaló a su amiga más hostil, que puso mala cara–. Así que supongo que nos vamos todas al...
–La mierda –remató Furia para no dejarle pronunciar la institución vecina.
–Puede –aceptó Mantis socarrona.
–Eh... Bueno, sí, gracias –intervino Sarah–. Ahora tenemos clase, así que mejor me voy yendo ya.
–Ey, luego entrenamiento, ¿no? –le recordó Furia.
–Eh... ¿sí?
–Habrá que mantener tu excusa, ¿no? Y, además, así te ayudo a aprobar la jodida clase de Panocha.
–Ah, bueno... sí –aceptó, aunque no se la veía muy segura.
–Tú lo que quieres es tenerla vigilada –acusó Mantis con ligereza.
–Claro. Y si aprende algo de actitud de combate, le vendrá bien.
–Bueno, no creo que pueda pegar tan fuerte como tú –se excusó Sarah.
–Ya, por eso digo actitud para empezar. Pero verás cómo eres más fuerte de lo que crees.
–Es que levantó a Darkheart con una mano y le pegó unas hostias con la otra... –informó la testigo.
–¿La golpeaste después de prestarle buen servicio a Sarah? –se escandalizó Mantis, aunque con mucho teatro.
–Sólo para que se dejase de tonterías y hablara claro –argumentó Furia–. Además, desgraciadamente le gustó –lamentó.
–––
Kill formó dos grupos y puso a uno por parejas para que se dedicaran a la limpieza facial intensiva en barril roñoso, ahí fueron Roca y Sica. Nameless se encontraba en el otro grupo y la profesora les ordenó formar una fila junto a una silla de acero que se parecía demasiado a la que iba acompañada del gorrito que enchufaba electricidad directamente al cerebro. Nameless empezó a tener más miedo del que ya tenía. Intentó tranquilizarse pensando que no toda la gente que estaba con ella habría probado la silla eléctrica, así que no tenía por qué ser la que peor lo hiciera. No la consolaba nada, pero era mínimamente reconfortante creer que si acababa frita en la Enfermería, tendría compañía en las mismas condiciones.
Kill enganchó a Killgore pese a que no estuviera en ninguno de los extremos de la fila y lo empujó hacia la silla, en la que él se sentó con hostil suspicacia.
–¿Vas a ser un niño grande o voy a tener que atarte con correas? –inquirió la profesora desenfundando su aparatito calambrante.
"Ah, bueno", pensó Nameless mientras su compañero de clase era electrocutado casi sin que él rechistara, con los dientes muy apretados, "al menos no es una silla eléctrica como tal", se consoló.
La profesora frio tres veces a Killgore sin que él se llegara a quejar, pero a donde terminó llegando fue al suelo cuando se escurrió a causa de las convulsiones.
–Siguiente –indicó Kill apartando al alumno con un empujón de la bota. Por lo menos no fue una patada a mala intención. Había que ver lo que se acababa relativizando a base de convivir con bestias como aquella profesora o Roca–. Nameless.
Bueno, ya había visto lo que tocaba: había que soportar tres calambrazos y se permitía terminar tirada en el suelo. Aquello podía hacerlo, sobre todo la parte de quedar tirada en el suelo. Sólo tenía que contener los quejidos lo mejor posible.
–De pie –ordenó Roca mientra ahogaba a Ébola, para disfrute de la muchacha.
Kill enarcó las ceja con condescendencia.
–¿Crees que tu patética protegida tiene lo que tener para soportarlo de pie?
–Sí –contestó sin dudar.
–¿Y tú? –se dirigió a Nameless.
–Depende de a qué intensidad esté puesto... puede que aguante de pie como un espantapájaros en una tempestad.
Hubo algunas risitas y la profesora torció una mueca torva, pero había aprendido a no confiarse con el poco orgullo que tenía aquella alumna.
–Vamos entonces.
–Pero... no es totalmente necesario, ¿verdad? Puedo terminar sentándome, ¿no?
–De pie –insistió Roca.
Nameless suspiró poniendo los ojos en blanco y se plantó con las piernas algo abiertas frente a la silla.
–Vaya, cualquiera diría que tu Capitana es más despiadada que yo –consideró Kill.
Nameless estaba haciendo una mueca resignada cuando la profesora le aplicó el aparatito calambrante en el vientre. Seguramente habría querido pillarla desprevenida, pero si Roca tal vez era más despiadada, Nameless posiblemente era más mal pensada y ya se había esperado aquello. Así que aguantó de pie, no como un espantapájaros en una tempestad, sino como un espantapájaros que, además, fuese hormiguero hirviente de vida.
–Me temo... que mi Capitana conoce... mis límites –reconoció con un susurro cuando dejó de estar electrificada.
–¿Y qué crees que dirá tu Capitana de que aumente la intensidad?
–Oh, le encantará –auguró Nameless.
–Por supuesto –confirmó Roca.
La segunda electrocución fue, como le había prometido Kill, más intensa y Nameless sólo aguantó de pie unos segundos antes de desplomarse en la silla. Roca la hubiera mantenido erguida sujetándola con fuerza, pero allí no funcionaba así.
–Ya sabía yo –desdeñó la profesora.
–Ya he... dicho que... dependía de... la intesi...dad –jadeó Nameless recolocándose en la silla lo mejor que pudo.
–Pues voy a subirla más –advirtió maligna.
–Vale... –aceptó con dejadez, porque era algo a lo que su Capitana la tenía acostumbrada. Y la verdad era que, por el momento, las intensidades no estaban siendo peores que a las que había sido sometida antes de desayunar.
–¿Así vas a proteger a alguien? –tuvo que intervenir Roca–. Le has prometido a Virginia que si vienen a por ella, lo darías todo para liberarla. ¿Esto es todo lo que darías? –cuestionó con la intención de hacer daño.
–Estoy entrenando todavía –se defendió.
–¿Para cuándo? Porque podrían venir mañana. Hoy.
Nameless apretó los labios fastidiada, ¿no estaba teniendo una evolución lo suficientemente rápida ya? Joder, sólo llevaba dos semanas allí. Había llegado siendo una civil inútil y ahora seguía siéndolo, pero al menos podía conversar con naturalidad después de haber sido fuertemente electrocutada. Para colmo, Kill emitió una risita despectiva.
–¿Sí? ¿Le has prometido a Kramer que la protegerías? –le preguntó como si fuera un tremenda estupidez–. ¿Sabes qué es lo que me parece más gracioso? No lo de proteger a una Kramer, sino que todo apunta a que su padre está en el ajo. Y si su padre está involucrado, viene a por ella y tú te interpones, esto que te voy a hacer ahora no será nada comparado con lo que te haría ese cabrón.
Nameless estaba con la mirada gacha, dejando que le calara la idea de que ese terrible Kramer podía acudir ese mismo día a llevarse a su torturada hija, mientras ella seguía siendo una rata inútil. El tercer chispazo llegó brutalmente intenso y la sacudió entera, pero Nameless se aferró a los reposabrazos con correas y plantó los pies con una rabia alimentada por la desesperanza, la impotencia y la injusticia. Después hizo fuerza para ponerse en pie pese a sentir alambres al rojo saltando por su cuerpo, y logró despegar el culo del asiento. Hasta que le fallaron los pulmones y se desplomó.
–Anda, ¿qué ha sido ese patético intento, rata? –inquirió Kill, ocultando que se había sorprendido un poco, al menos hasta que se había derrumbado.
–Casi... me vengo... arriba –contestó Nameless recuperando el aliento a través de los mechones desparramados por delante de su cara.
–¿Voy a tener que cortarte la lengua para que te dejes de respuestas graciosillas?
–Posiblemente.
–Fuera de la silla –ordenó agarrándola de la capucha para echarla.
Nameless dio un par de descontroladas zancadas antes de conseguir detenerse junto a un barril sin nadie dentro, así que, ya que estaba, se lavó la cara. Hubo más risitas porque aprovechara. Después se fue al rincón junto a Killgore.
–¿Cómo has hecho eso? –preguntó él.
–¿Cuál? –contestó, aunque suponía que se refería a casi haberse levantado.
Mientras, Nova ocupaba ahora la silla, sentada, ya que nadie le ordenaba hacerlo de pie.
–El ser una inútil y, una semana después, aguantar más que yo.
–Ah, eso. Pues practicando –contestó mientras observaba cómo Nova recibía la primera descarga y se esforzaba en no poner más cara de dolor que cuando lo había recibido en sus carnes.
–¿Entonces Eisentblut te tortura?
–Y me entrena. Parece lo mismo, pero no lo es.
–Dudo que ella vea la diferencia.
–Lo que tú digas –aceptó ella pasando de Killgore y conteniéndose para no ir a ayudar a Nova.
Él hizo una mueca de fastidio, molesto por su respuesta. Había hecho lo mismo cuando le había soltado que no se creía que hubiera hecho caer a Darkheart en una trampa cruel y ella no se había molestado en intentar que la creyera. Más le valía cambiar la forma de hablar con ella, porque si pretendía picarla para que hablara más, mal iba.
–¿Y dónde le ves tú la diferencia? –gruñó Killgore cuando comprendió que tenía que cambiar la táctica, por mucho que fuera contra su forma de ser.
–En el entrenamiento, Roca empuja mis límites; en la tortura, los revienta, y a mí de paso.
–¿Y te ha estado electrocutando toda la semana?
–Sí, nada más levantarme, como cuando lo del barreño de agua –contestó y apretó los labios al ver cómo Kill enderezaba a Nova para aplicarle una segunda descarga–. Y por la tarde, ruleta rusa fulminante. Ayer estuve con Ravana.
–Sí, ya me he enterado de que quiere meteros en el mundo del TA3, especialmente a ti... ¿Y si Kill dijera que la siguiente tortura es cualquier barrabasada, Eisentblut te la haría a partir de hoy?
Nameless contuvo el aliento hasta que la profesora dejó respirar a Nova, que estaba a punto de resbalarse de la silla.
–Sí –contestó después–. Lo haría.
–¿Y a ti te parecería bien? –se escandalizó él.
Nameless se volvió hacia Killgore y enarcó las cejas para adelantarle el sarcasmo con el que le pensaba contestar.
–¿Que Kill nos haga barrabasadas o que Roca me prepare para ellas? –planteó, pillándolo por sorpresa–. Claro que no me gusta, pero no tiene ningún sentido rebelarse de lo segundo si va a ocurrir lo primero.
Killgore le dedicó una mirada asqueada.
–Oye, tú tienes pinta de haberte curtido en tus peleas callejeras y tal. Roca te tumba y tú te levantas al momento –apreció–. Pero yo no y soy blandita. Ojalá no estuviera en esta clase –deseó muy por lo bajo–, pero, mientras la tenga, intento estar a la altura –justificó encogiéndose de hombros.
–¿Por qué te apuntaste a esta clase? –cuestionó él–. Te iría mejor haciéndote guaridas secretas.
–Ya... Ojalá. Pero hubo un... malentendido y Satán no quiso cambiarme después –mintió, pues nunca había intentado que la cambiaran de asignatura, ya que toda la experiencia en el Instituto del Mal le resultaba igualmente terrorífica. Era ahora cuando comenzaba a encontrar zonas más seguras–. Y ya ves las ganas con las que me ha cogido Kill –susurró muy bajito y se calló en cuanto Nova dejó de recibir su tercera descarga y terminó de escurrirse hasta el suelo.
–¿Entonces no estás aquí por seguir a tu Capitana? –inquirió Killgore.
–¿Qué? –dijo Nameless, pero pasó a interesarse por Nova–. ¿Cómo estás? –le preguntó a ella cuando llegó a su rincón.
–Uf, me ha dejado rota –resopló su compañera–. Tal vez deberíamos jugar más a esa ruleta. Y no rajarme cuando la ponen a tope. Tú has aguantado tan bien...
–Oh, bueno, es que, a parte de la ruleta, Roca me entrena con un chisme como el de Kill –le confió, y no añadió que le habían caído intensidades mayores que la tercera ración de la profesora, ni las dos visitas a la silla eléctrica.
–Suena doloroso, la verdad –consideró Nova.
–Pues sí... Pero supongo que al final es elegir quién nos ve sufrir más.
Ella asintió aceptando el planteamiento, aunque no muy entusiasta con sumarse al entrenamiento.
–Pues creía que estabas aquí por seguir a Eisentblut como una estúpida secuaz –le soltó Killgore para retomar la conversación.
–¿Qué? –repitió Nameless, ahora un tanto ofendida–. Nova, ¿te parezco una estúpida secuaz de Eisentblut?
–Claro que no, sobre todo por lo de "estúpida". Y lo de "secuaz"... Pues no tengo muy claro cómo va lo de la jerarquía, pero... hay distintos tipos de secuaces, ¿no? Ay, yo me entiendo.
–Sí, sí, no es lo mismo un secuaz tonto que se lleva mil hostias del jefe, que te preguntas por qué sigue siéndole tan leal, que alguien un poco más digno.
–Sí, hay secuaces que son de esos listos que están en las sombras y saben cómo liarla y retirarse a tiempo y esas cosas. A mí me recuerdas a ésos.
Nameless estaba intentado asumir lo de recordarle a aquel tipo peligroso de secuaz, cuando Killgore acudió a darle una bofetada dialéctica.
–Pero si Eisentblut te pega mil hostias y sigues siéndole fiel.
Nameless se quedó sin palabras y después resopló sonoramente. Demasiado sonoramente.
–¿Os lo estáis pasando bien por ahí? –inquirió Kill peligrosa–. ¿Queréis repetir?
–Pues casi que sí, porque éste me está comiendo la oreja –respondió Nameless sin pensar, y se arrepintió al momento.
Kill se quedó estupefacta por la respuesta, posiblemente la más directa que le había dado hasta la fecha, pero terminó sonriendo de forma que auguraba horribles consecuencias. "Ay, mierda, ¿y si me sienta en una silla eléctrica ahora?"
–Muy bien. Nos vamos a divertir mucho luego –prometió y Nameless notó cómo se le cortaba la digestión–. Pero ahora tengo que encargarme de esta gentucilla.
Nameless se quedó paralizada y con ganas de coserse la boca para siempre.
–¿Pero qué mierdas acabas de hacer? –le espetó Killgore mientras la profesora se ensañaba con el siguiente alumno.
Ella fue incapaz de responder, se sentía muy estúpida.
–Cállate de una vez –le ordenó Nova–. Ya la has liado suficiente.
–Pero si ha sido ella la que la ha liado abriendo la bocaza.
–Que te calles.
Cuando Kill hubo terminado de electrocutar a la primera tanda, Nameless temió que fuera el momento en el que la profesora se ensañaría con ella, pero se dirigió a la nueva alumna.
–¿Qué te parece mi clase?
–Me parece divertida –contestó Svier con naturalidad.
–¿Sí? Ven aquí –Kill señaló el espacio junto al bidón sin actividad torturadora. Por el momento–. ¿Lo has pasado mal alguna vez bajo el agua?
–Pues una vez casi me ahogo en un lago –contestó acercándose a la profesora.
–¿Ah, sí? El palo fuera –ordenó.
–Sí, ¿lo cuento? –propuso, accediendo a dejar el palo apoyado contra la pared más cercana–. Fue unas risas.
–Si no te enrollas demasiado...
–Pues fue porque las del equipo de hockey hicimos una promesa: si ganábamos las nacionales, nos bañábamos en un lago. Y ganamos, así que fuimos. Ah, fue en invierno y estaba helado, de ahí las risas –relató mientras la profesora le ataba las manos a la espalda. Kill puso cara de interés al escuchar lo del invierno–. Había una capa de hielo bastante gruesa y estuvimos patinando un rato. ¿He dicho ya que llevábamos unas cajas de vodka? Pues la mitad no llegaron al lago, y no tengo claro cómo llegamos nosotras de lo cocidas que íbamos –se rio y le contagió la carcajada a media clase–. Así que, nada, serramos el hielo y nos hicimos una piscinita. Nos pusimos en bolas y pa'dentro, eso nos quitó la borrachera. Más o menos. Y entonces empezamos a competir por quién aguantaba más tiempo bajo el agua –continuó mientras Kill tenía cara de estar viendo cómo se organizaba un estúpido y enorme desastre–. Y a mí no me llaman "Bestia" por nada. Así que aguanté la que más, hasta que casi me dio algo y, al subir, ¡placa!, hostiazo en la cabeza contra el hielo. Me quedé más ida de lo que estaba y, pensando que se habría cerrado la piscina, me puse a dar golpes para intentar romper la capa. Al final era que me había movido unos metros y estaba debajo del hielo de un palmo de grosor. Uf, menos mal que me encontraron a tiempo. Pero qué risas después –remató sonriente y orgullosa.
Kill procedió a sumergir a Svier con cara de "pedazo de idiota, pero qué bruta es". La nueva alumna aguantó bastante bien varias rondas, incluso comentó, entre chapuzón y chapuzón, que a aquella temperatura en su país se le llamaba "agua caliente". Hubo bastantes risas y Nameless supo que había una nueva payasa en clase, pero no sonrió, porque seguía a la espera del ensañamiento de la profesora.
Y, por fin, cuando terminó de remojar a Svier, Kill le hizo un gesto para que se acercara. Nameless acudió con un nudo en la garganta y otro en el estómago, y a saber dónde más estaba a punto de tener. Kill puso el aparato calambrante al máximo y lo encendió, saltaron chispas. "Oh, mierda", estaba pensando Nameless todavía cuando la profesora le puso el aparatito en la mano, por la parte que no electrocutaba. Aquello la pilló por sorpresa. ¿Tendría que darse a sí misma?
–Vamos, fríe a Killgore –ordenó.
_________________________________________
_________________________________________
Qué risas.
Menuda panda de payases bocazas X"D
Aquí mi Patreon, por si queréis/podéis apoyarme económicamente. se puede a partir de 1$ nada más~ [www.patreon.com/Cirkadia]
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top