20. Planes de domingo V (119)
–Vámonos a buscar a esa idiota –indicó Furia en cuanto la máquina arreglada por Veda regresó a la vida. Y entonces apareció un mensaje en la pantalla–. ¿Una invitación?
–Qué interesante –comentó Medusa, la empleada de la sala de recreativas–. Va dirigida a toda la gente que esté aquí. ¿Vais a aceptarla?
–¿Quién ha mandado la invitación? –buscó Furia–. Mmmh, Ravana me suena... ¿Tenéis una revista por de TA3 por aquí?
–Sí. Pero lo que te puedo decir ya es que es del Instituto.
–Y ha abierto sala privada... –Furia se encaramó a la máquina y usó el chat auxiliar para preguntar quién más participaría.
"Behemot, unas compañeras nuevas y yo", fue la contestación.
"Si gano, ¿va a venirse hasta aquí para demostrar que en persona también es mediocre?", contestó Furia de inmediato y la mujer de las recreativas se carcajeó encantada.
–No busques pelea –le pidió Veda por lo bajo.
"Vaya, si está Lionheart", contestaron por el chat y, por mucho que pusiera Ravana, sonaba a que era Roca.
"Némesis o Furia por aquí, Darkheart."
"Cuando te gane, te llamaré como me dé la gana."
–¿Qué pasa con Mantis? –preguntó Veda cuando Furia estaba a punto de meter las manos en los brazos mecánicos de la consola.
–Ah, sí –murmuró recordándola–. Lástima –suspiró bajándose.
–¿No vais a jugar? –se sorprendió Medusa–. ¿Qué pasa con vuestra amiga?
–Que no sabemos dónde está ni cómo y me he cansado de esperar y confiar en que todo irá bien –gruñó alejándose de la máquina para evitar tentaciones al ver que Roca la llamaba cobarde.
–Está en el hotel, toda Neutralia lo sabe –contestó ella–. Somos bastante cotillas –justificó sin avergonzarse.
–¿Y sabéis si está bien? –se preocupó Veda.
–Supongo que sí. Al menos no se ha liado ninguna en el hotel que yo sepa... ¿Queréis que llame para averiguarlo? Si está bien, ¿jugaréis? Quiero verlo –justificó poniendo morritos.
–Vale –aceptó Furia, asumiendo que sería más sutil que irrumpir en el hotel derribando puertas a patadas.
Medusa sacó el móvil, llamó y explicó la situación a quien lo hubiera cogido.
–Sí, ya sé que no eres tan cotilla como para poner la oreja, pero podrías llamarles o algo así –sugirió ella y se quedó esperando–. Dice que va a llamar y que me lo pasa –informó a las heroínas–. Vale, ya.
Furia cogió el teléfono de inmediato.
–¿Mantis?
–Ey –contestó con voz agotada–. ¿Os estáis aburriendo? ¿Queréis volver ya?
–¿Cómo estás tú?
–Uff... Pues con tres buenos orgasmos, imagínate: cansada pero en la gloria.
–¿Entonces ha ido bien? –insistió Furia.
–Te daría detalles, pero está aquí y no quiero hincharle el ego –contestó burlona y se escuchó una risita de fondo.
–¿Y tampoco va a dar problemas cuando te quieras ir?
–Pero si ya me he ido tres...
–¡Mantis!
–Vale, vale. Ay, ojalá encontraras a alguien que te comiera el coño igual de bien...
–Mantis... –repitió una octava más baja.
–Dame media hora, tres cuartos, ¿vale? Nos vemos en la cafetería de Rosita, dentro. Podéis seguir jugando en las recreativas un ratito –se despidió canturreando y colgó.
Furia devolvió el teléfono a su dueña arrugando la nariz.
–¿Está bien? –se preocupó Veda.
–Oh, sí, suena súper feliz –rumió regresando a la consola de TA3, en cuyo chat Roca había continuado pinchándola para incitarla a entrar.
"Tenía asuntos que resolver", contestó sin dejarse picar por los insultos "Un battle royale como siempre?"
"Quiero comprobar si una compañera sería buena Corredora, así que he pensado que una Caza de la Zorra estaría bien", contestó alguien que sin duda no era Roca, tal vez fuese realmente Ravana. "¿Hay alguien más por ahí que se quiera sumar?"
–¡Yo me apunto! –anunció Medusa, que al final se animó a algo más que mirar.
–Veda, ¿te unes? –preguntó Furia.
–¿Qué, yo? Ya sabes que se me da fatal....
–Pero ésta no va a ser la típica pelea. Iremos contra otra persona. A ti no tienen por qué hacerte nada. Y si lo hacen, las destruyo, te lo prometo.
Veda se lo pensó un poco y terminó musitando:
–Bueno, pero déjame a mí en ésta. Saber cómo es por dentro me tranquiliza.
Furia saltó a la consola adyacente, aceptó la invitación y la máquina saludó a Némesis. A Veda la suya le dijo "Cuánto tiempo, Beulamarr. Bienvenida".
–––
–¿No podemos hacer una prueba menos bruta? –preguntó Nameless mientras la consola le captaba miles de características para crear su avatar.
–¿Como una batalla de todos contra todos? –sugirió Ravana, que se paseaba comprobando que todo fuese bien con las novatas.
–Por lo que a mí respecta, mejor. No podríais venir todos a por mí, porque os estaríais matando también. ¿O sólo gana quien me pille?
–¿Preferirías eso? –planteó Roca.
–Si eso significa que os vais a pelear, sí... –musitó.
La consola terminó de examinarla y creó su personaje. A primera vista daba bastante pena por su simpleza y fijarse en los detalles no mejoraba. Era pequeña, estaba encogida por el miedo e iba toda tapada por harapos de un negro desvaído que ni siquiera ondeaba con viento propio, como las vendas deshilachadas de Ragestorm.
–Jah, ha captado a la perfección la rata patética que eres –se burló Roca, muy a gusto con su fantasía imperialista.
–Mejorará cuando ganes confianza –prometió Ravana, yendo ya hacia su consola–. Los primeros avatares son siempre un poco meh. ¡Wala, Svier, pedazo avatar! –exclamó a continuación–. ¿Has jugado alguna vez?
–Pues no, pero me mola haber salido tan grandota, jeje.
–¿Qué avatar le ha salido? –se interesó Nameless queriendo mirar, pero el juego ya había comenzado.
–Ahora la verás –escuchó responder a Ravana.
–¡No quiero verla cuando vaya a matarme! –chilló, pero apretó la boca de inmediato al aterrizar en el terreno, no fuera a delatar su posición nada más empezar.
Estaba en una selva muy lograda, con vegetación frondosa y juegos de claroscuros sobre la saturación de verdes intensos. Era pleno día. Nameless se miró a sí misma, vestida con trapos oscuros, y gruñó por considerar que resaltaba mucho. ¿Podría enguarrarse de barro y hojas para camuflarse? Estuvo tentada de preguntárselo a Ravana, pero no quiso dar ideas al resto de la gente. Al fin y al cabo, era ella contra todas las demás.
La agobiaba no saber cómo era el terreno, ya que no veía más que un puñado de metros en todas direcciones antes de que la vegetación resultara un muro a la vista, y no tenía mapa (que ella supiera), por lo que comenzó a moverse con extrema cautela. ¿Pasaría el tiempo allí? ¿Se haría de noche o sería de día todo lo que durara aquello? Porque sería una desventaja importante...
De repente escuchó un fuerte ruido, como de árboles quebrándose y cayendo, y saltó y corrió en dirección contraria, al menos hasta que se dio cuenta de que así podría darse de morros con otra enemiga.
Y bien que hizo en aminorar, porque a los pocos metros se topó con un pequeño claro creado por alguien muy grande, al menos el doble que ella bien erguida, y tres veces más gruesa. Sobre la cabeza del tanque de músculos mayormente desnudos apareció flotando un nombre: Czernobog. Le dio muy mal rollo porque le sonaba a un dios de los chungos... Nameless se quedó acechando, preguntándose de quién podría ser aquel avatar. Roca era Behemoth, así que... Ay, ¿sería aquella Svier?
–¿Me escucháis todas? –preguntó Ravana y Nameless se sobresaltó por creer que lo tenía detrás.
El resto de las participantes fueron respondiendo más o menos, porque Sica y alguna de las heroínas que jugaban desde Neutralia no hicieron más que un ruidito afirmativo. Czernobog contestó con fuerza, a juego con su imponente figura, y arrancó un árbol de cuajo. Nameless apretó los labios para que no se la escuchara ni respirar.
–El mapa es pequeño, básicamente selva, con una zona de pantano y otra de pasto –informó Ravana.
–Va a costarnos encontrar a Nameless –opinó Nova.
La aludida se quedó extraordinariamente quieta cuando Czernobog se giró y escrutó la vegetación. Imponía mucho, sólo le faltaba ser verde espinaca.
–Pues arrasamos la selva y tendrá que correr –contestó Roca, alias Behemoth.
Nameless retrocedió con mucha cautela cuando Czernobog, que sí, que era Svier, comenzó a arrancar árboles y a lanzarlos por los aires como jabalinas. Uno casi le dio, pero se aguantó el grito, el tronco creó una autopista en la selva y ella continuó perdiéndose en la vegetación. Ahora sí que no tenía ni idea de dónde ir. Si el mapa era realmente pequeño, era cuestión de tiempo que la dejaran sin escondites. Como no se eliminaran antes entre ellas...
–¿Y cómo arrasamos con la selva si no tenemos tanta fuerza? –preguntó Nova, casualmente justo cuando estaba pasando bajo Nameless, que se había encaramado a un árbol al oír ruidos.
–¿No tienes armas? –preguntó Ravana.
–Dagas. Y cuesta talar árboles con ellas –contestó Nova con un punto de acidez, alejándose de su objetivo. Tus telas de gasa negra sí que ondeaban un poco con viento propio, pero las cadenas no parecían ser muy prácticas en la selva.
–Por cierto, ¿ella nos escucha? –preguntó Némesis, es decir, Furia Lionheart.
Nameless se quedó aún más en silencio.
–Es posible –respondió Ravana–, pero como no ha dicho nada, no estoy seguro...
–No dirá nada –advirtió Sica–. Escuchará y averiguará qué estáis haciendo. Podéis tenerla a dos metros, sobre vuestras cabezas, y no se movería ni diría nada.
Nameless dio las gracias por que Nova ya hubiera pasado de largo, ya que seguramente hubiera mirado hacia arriba. Después se preocupó ella de mirar en todas direcciones, pero si Sica era tan difícil de detectar en el juego como en la vida real...
–Veda, quédate detrás de mí –se escuchó decir a Némesis, seguida de un estruendo que estalló no muy lejos de Nameless. Pero, claro, parecía que allí todo estaba cerca.
–¿Has disparado un misil? –exclamó Ravana.
–¿Se te ocurre una forma más rápida de arrasar? –contestó la heroína.
–¿Y si nos das?
–Pues apartaos –contestó Némesis sin más–. Lástima no tener napalm en esta partida.
–Yo sí que tengo –respondió Behemoth–. Me gusta cómo piensas.
Hubo un silencio incómodo, porque la heroína no quiso reconocer que sus brutales técnicas coincidieran con las de una villana, y el rugido del fuego llenó el sonido, el espacio y la luz. El mapa era realmente pequeño si cualquiera atacaba y salpicaba a Nameless, pero en ese caso se trataba de un muro de fuego rugiente avanzando y devorando sin piedad la selva. Saltó de árbol en árbol, primero con cautela para no llamar la atención, pero cuando empezó a sentir que se le quemaba la espalda, terminó corriendo y brincando como una ardilla.
–¡La he visto! –señaló Nova, persiguiéndola con sus pedazos de cuero sobre lencería sexy, telas de gasa y un expositor entero de dagas–. ¡Ah, que me quemo!
–Voy –prometió Ravana, por lo que Nameless aceleró aún más.
–¡Y yo! –añadió Czernobog–. ¡Yo también la he visto!
Nameless le pasó corriendo a tal velocidad que no le dio tiempo a la mole para reaccionar. Acto seguido escuchó un rasgón como de decenas de raíces arrancadas y un tronco fue directo a golpearla, por lo que echó cuerpo a tierra y éste le pasó por encima. Sin darse un respiro, se puso en pie y continuó corriendo, alcanzando ahora ella al árbol que ya había aterrizado, surfeando en él unos segundos y abandonándolo atrás al instante siguiente.
–¡Qué rápida es la cabrona! –opinó Czernobog divertida.
–Perfecto –contestó Ravana con voz jadeante, debía de estar teniendo también problemas con el fuego.
–¡QUE ME QUEMO EL CULO! –chilló Svier y Nameless se encogió al quedarse momentáneamente sorda.
Continuó corriendo todo lo que pudo, que fue hasta que prácticamente se dio de bruces contra una pared altísima y sin agarres pasado cierto punto. Había encontrado uno de los límites del mapa. ¡Pero el fuego seguía avanzando! Optó por girar a la derecha, que era por donde el muro de llamas no se había acercado tanto. Con un poco de suerte, las demás quedarían eliminadas antes que ella...
El terreno se volvió más blando y de las ramas comenzaron a colgar cortinas lianas, líquenes y musgos. Como los huecos entre las raíces se convirtieron en pozas que succionaban piernas hasta la rodilla como aperitivo, le fue imposible continuar corriendo. Al menos el fuego también aminoró con tanta humedad.
Pero entonces recibió un ataque que esquivó por puros reflejos y percepción extrasensorial. Un flechazo. O más bien un cerbatanazo. Teniendo en cuenta dónde fue a clavarse y en qué ángulo, calculo dónde estaría la tiradora y se dio a la fuga saltando como pudo de raíz en raíz y enganchándose a las ramas, pringándose. Lo malo era que el maldito juego transmitía a la perfección la sensación viscosa; lo bueno fue que, al mancharse, se disimulaba mejor en el terreno.
–Mierda, la he perdido –se quejó la mujer que se había metido en la sala de recreativas de Neutralia.
Nameless se detuvo con suavidad y se quedó muy quieta. Si la había perdido, mejor no hacer ruido y llamar la atención para que la encontrara. Pero un fogonazo paranoico la hizo colarse rápidamente entre cortinas húmedas y justo después se escuchó el cerbatanazo clavándose contra el tronco donde había estado ella un segundo antes. Luego llegó el ruidito de frustración de la mujer.
–¿Le das o no? –inquirió Roca.
La mujer no contestó y Nameless continuó serpenteando para alejarse sin hacer ruido ni grandes movimientos. Ojalá recuperar las modificaciones del viernes par, las garras y las vértebras extra le vendrían de perlas.
–Apuesto a que ha dicho en alto que la ha perdido para que Nameless se confiara –habló Sica–. Pero no se ha confiado.
–Es escurridiza –reconoció la mujer.
Nameless no prestó atención a los halagos, le preocupaba más que el fuego corriera más que ella en modo sigiloso.
–Es una rata –añadió Roca–. Y pronto una rata carbonizada.
–No era la idea de prueba que tenía yo en mente –dijo Ravana.
–Pues no haber puesto tantos árboles –le espetó Furia–. Y puede que ella no nos esté escuchando.
–Sí que nos escucha, porque se ha parado cuando lo he dicho. Pero se ha movido de repente.
–Es más mal pensada que yo a veces –comentó Sica y en su habitual tono neutro pudo percibirse una nota de humor y otra de orgullo, o tal vez simpatía, a saber.
–¿Y tú quién eres? –le preguntó la mujer de las recreativas–. Que no te has puesto ni nombre.
Hubo un tenso silencio.
–Morilec –dijo al fin Sica.
Y a continuación se escuchó un ruido de fritura seguido de unas campanitas y el mensaje de que la mujer había sido eliminada por el fuego. Nameless se metió en el agua rápidamente pero sin chapoteos.
–¿Se ha despistado o se ha suicidado? –preguntó Némesis.
–Jah, se ha cagado –se burló Behemoth.
–Por la voz... podría tener la edad para haber coincidido con mi madre o mi padre en el Instituto –comentó Sica.
Nameless no estaba para pensar en lo temida que era la familia Morilec, tenía el fuego prácticamente rodeándola en la charca cenagosa. Inspiró hondo, se sumergió con los ojos cerrados y aguanto la respiración de verdad, por si el juego simulaba ahogamiento en barro aguado. Esperó pacientemente a que el calor y la luz pasaran por encima y, cuando al oscuridad y el silencio se hicieron absolutos, emergió. Lo hizo cubierta por un manto de limo verduzco al que se le adhirieron la ceniza suspendida en el aire.
Lentamente, salió de la charca resecada, se apoyó en un árbol renegrido y se quedó muy quieta, tanto que cuando la superdictadora imperial y la soldado de mil guerras se acercaron pisando la tierra quemada, no la vieron y pasaron de largo, seguramente tomándola por un montón de mierda. Nameless ni siquiera suspiró aliviada.
–¿No sois capaces de encontrarla? –preguntó Sica y Nameless pasó a no respirar.
–¿Lo dices porque tendríamos que verla o qué? –gruñó Behemoth.
–No tiene mucho donde esconderse... –opinó Némesis.
–Qué graciosa –dijo Morilec con su habitual falta de humor en la voz–. Entonces es mi turno –añadió y en la tierra quemada un pedazo se definió de repente como una figura humana con rifle de francotiradora. ¡La maldita también estaba camuflada!
Nameless salió corriendo justo cuando Sica empezó a disparar y la bala impactó en el tronco churruscado.
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¿Teníais ganas del grupito del Insti coincidiendo con el de la Academia~? =3
Pero pobre Nam, no le dan ni un momentito de descanso >.<
Si soñáis como yo con montar algún día un juegazo como el TA3, o si simplemente consideráis que esta historia merece unos dineros que podéis darme, os recuerdo mi Patreon, donde tendréis acceso a MÁS historias molonas [https://www.patreon.com/Cirkadia]
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