Deiki Yamazaki
𝐹𝑖𝑐ℎ𝑎 𝑑𝑒 𝑝𝑒𝑟𝑠𝑜𝑛𝑎𝑗𝑒
★-𝐍𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞= Deiki
★- 𝐀𝐩𝐞𝐥𝐥𝐢𝐝𝐨= Yamazaki
★- 𝐏𝐨𝐬𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧= Mco, mc, sd
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★- 𝐄𝐝𝐚𝐝 (12-15) =14
★-𝐀𝐥𝐭𝐮𝐫𝐚 (𝐎𝐩𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥)
⛰🌳𝐓𝐞𝐜𝐧𝐢𝐜𝐚𝐬🌳⛰
✵1- Tiro: "Desgarre de la Brecha Xyonis"
Cuando Deiki se prepara para ejecutar su técnica definitiva, el aire se congela y un viento cargado de energía cósmica envuelve el campo. De repente, todo se sumerge en un manto de tonos púrpuras y negros, como si el universo mismo se hubiese trasladado al terreno de juego. Un coro cósmico parece resonar en la distancia, marcando la llegada de algo colosal.
*Deiki comienza a cambiar entre todas sus variantes existentes.* Con cada paso, su forma evoluciona, desde su versión más básica hasta su aspecto más imponente y galáctico. Cada transformación deja una estela luminosa detrás de él, como si un millón de universos coexistieran en un solo instante. Su uniforme brilla con constelaciones vivientes, y sus ojos reflejan supernovas que explotan en miniatura.
Cuando golpea el balón, este comienza a girar y abrir pequeñas brechas en el espacio, de las cuales surge *Xyonis*, la imponente quimera cósmica. Su cuerpo está formado por nebulosas en constante movimiento, y cada batir de sus alas revela mundos lejanos y galaxias que parecen al borde del colapso.
Deiki, en su forma final, concentra toda su energía y lanza el tiro. *Xyonis ruge con un poder indescriptible, desgarrando el espacio con su fuerza*, y el balón, ahora convertido en una supernova en miniatura, atraviesa la brecha. La explosión de luz y energía al impactar ilumina todo el campo con una aurora cósmica, dejando atrás una estela de estrellas fugaces y galaxias en formación.
✵2- Técnica de Regate: "Reversión Multiversal
Descripción Visual:
El campo de juego comienza a fragmentarse en líneas brillantes, como si se rompiera el tejido de la realidad. Cuando el rival intenta pasar al jugador, este activa la técnica con un movimiento rápido de su cuerpo. Una grieta dimensional se abre a su alrededor, mostrando infinitas versiones alternativas del jugador y el rival en diferentes posturas de combate, todas enfrentándose por el balón.
El jugador principal se mueve entre estas realidades alternativas, esquivando y anticipando cada movimiento del rival. Justo cuando parece que el rival logrará superarlo, la dimensión actual cambia: el rival se encuentra atrapado en una ilusión, donde ve al jugador driblando desde varios ángulos al mismo tiempo. En un giro inesperado, el jugador original reaparece frente a él y roba el balón con una finta elegante o un quiebre rápido.
Movimiento Final:
Cuando el jugador toma el balón del rival, el mundo vuelve a la normalidad en una explosión de partículas luminosas. El balón queda en control total del jugador, quien continúa su avance, mientras el rival queda atónito, viendo cómo el tiempo y el espacio se jugaron en su contra.
*Efecto Secundario (Contra Técnica):*
Si el rival intenta pasarlo o driblarlo, la técnica activa una *Reversión Dimensional* que permite al jugador invertir el flujo del regate, arrebatando el balón al rival en medio de su movimiento. Esto deja al rival desorientado y sin capacidad de reacción inmediata.
✵3-
✵4-
-Especificar si son de, bloqueó, contra, etc
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Afinidad (Sólo la qué están permitidas) : Neutro
📙🖇𝐇𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐭𝐮 𝐩𝐣 (opciónal)🖇📙= En un rincón olvidado de la ciudad, donde los días parecían más grises de lo que deberían, nació Deiki Yamazaki, un niño de cabello alborotado y ojos llenos de energía, cuya pasión por el fútbol era lo único que mantenía su pequeño mundo en pie. Desde temprana edad, Deiki mostró un talento fuera de lo común. No era el típico goleador ni el más rápido del equipo, pero tenía un don: podía leer el campo como si cada movimiento estuviera escrito en un libro que solo él podía entender. Sus pases, perfectos y calculados, convertían cualquier jugada en arte.
Sin embargo, la vida no tardó en mostrarle su rostro más cruel.
Deiki creció bajo el cuidado de su madre, Ayumi, una mujer trabajadora que, a pesar de las dificultades, nunca dejó que su hijo sintiera la ausencia de su padre. Ella era su fan número uno, su entrenadora emocional y su refugio. Pero cuando Deiki tenía 10 años, Ayumi comenzó a enfermar. Al principio, eran solo dolores de cabeza y cansancio, pero pronto se supo la verdad: cáncer terminal.
Deiki observó impotente cómo la fuerza de su madre se desvanecía con el tiempo. Ella le decía: “No dejes que esto te detenga. Sigue corriendo, sigue soñando”. Pero a medida que los días pasaban, esas palabras se convertían en una carga. Ayumi falleció pocos meses después, dejando a Deiki completamente solo.
Con la muerte de su madre, la vida de Deiki se convirtió en un torbellino de abandono y desesperación. Sin nadie más a quien acudir, fue enviado a vivir con su abuelo, un hombre huraño que vivía en una casa desvencijada al borde del campo. El abuelo no era cruel, pero tampoco tenía idea de cómo consolar a un niño roto.
La tristeza aplastó a Deiki, quien abandonó el fútbol por completo. El balón, que antes era su compañero inseparable, quedó olvidado en un rincón de la casa. En su lugar, Deiki comenzó a trabajar en cualquier cosa que pudiera encontrar: repartiendo periódicos, limpiando en un taller mecánico, incluso recolectando chatarra. Su juventud se consumía en el peso de la responsabilidad, y su rostro, antes iluminado por la esperanza, ahora era una máscara de apatía.
El tiempo pasó, y a los 12 años, Deiki ya era una sombra del niño que solía ser. Su vida consistía en trabajar durante el día y regresar a casa por las noches, donde apenas hablaba con su abuelo. En su tiempo libre, cuando lo tenía, se sentaba en el techo de la casa, mirando las estrellas y recordando las palabras de su madre.
“¿Qué sentido tiene soñar si al final todo se destruye?”, pensaba una y otra vez.
Deiki no odiaba el fútbol, pero verlo o escucharlo le provocaba un dolor insoportable. Se decía a sí mismo que había dejado de importar, pero en el fondo, la ausencia de ese juego era un vacío que nunca podía llenar.
La Lucha por Sobrevivir
A los 14 años, Deiki era prácticamente un adulto atrapado en el cuerpo de un adolescente. Su vida había perdido todo rastro de inocencia. Sin embargo, algo en él no podía apagarse del todo. Una chispa seguía encendida, un fuego que ardía silenciosamente, alimentado por recuerdos de su madre y el amor que alguna vez tuvo por el fútbol.
Esa chispa, sin embargo, no se manifestaba en el campo. En cambio, Deiki la usaba para sobrevivir, para enfrentar cada día como si fuera una batalla. Tenía una actitud despreocupada y cínica, como si nada le importara realmente, pero quienes lo conocían sabían que llevaba un dolor profundo en el corazón.
Conforme el tiempo pasaba, algo inesperado comenzó a cambiar en la vida de Deiki. Aunque su abuelo, Takezo, parecía distante y gruñón, en realidad observaba cada movimiento de su nieto con atención. Una noche, mientras Deiki estaba en el techo mirando las estrellas, su abuelo apareció con un balón viejo y desgastado.
—¿Sabes? Solía jugar cuando era joven —dijo Takezo, rompiendo el silencio.
Deiki, sorprendido, levantó la mirada pero no respondió. Takezo continuó.
—No era el mejor, pero el fútbol me ayudó a mantenerme de pie cuando todo parecía perdido. Tal vez podría ayudarte también.
Aunque Deiki se mostró reacio al principio, poco a poco comenzó a aceptar las invitaciones de su abuelo para jugar en el patio trasero. Los pases tímidos y torpes se convirtieron en sesiones diarias llenas de risas y consejos. Takezo no solo enseñaba técnicas, sino que también compartía historias de su juventud, historias que ayudaban a sanar las heridas de Deiki.
Un día, mientras exploraba un mercado local, Deiki encontró algo peculiar: un pequeño muñeco con forma de perro que llevaba un bastón en la cabeza. Sin saber por qué, sintió una extraña conexión con aquel objeto y lo compró. Decidió llamarlo “Pochimaru”.
Pochimaru no era un simple adorno; parecía tener vida propia, aunque de manera discreta. Cada noche, mientras Deiki intentaba dormir, Pochimaru le susurraba ideas y estrategias futbolísticas, enseñándole técnicas únicas que parecían imposibles en la realidad. Gracias a esas lecciones nocturnas, Deiki comenzó a desarrollar habilidades extraordinarias: pases curvados, tiros impredecibles y una capacidad para anticiparse a los movimientos de los rivales como si pudiera leer sus mentes.
Con el tiempo, Deiki y Takezo fortalecieron su relación. Su abuelo comenzó a asistir a pequeños partidos en el vecindario, siempre animando desde la línea de banda. Sin embargo, Deiki seguía negándose a jugar en equipos grandes; el miedo al rechazo y al dolor lo mantenían alejado de ese mundo.
Una noche, mientras dormía, Pochimaru le habló por última vez.
—Deiki, mi tiempo contigo ha terminado. Pero mi esencia vivirá en ti. Usa lo que te he enseñado y nunca olvides por qué amas este juego.
Al día siguiente, Pochimaru se desvaneció, dejando tras de sí una energía cálida que Deiki sintió recorrer su cuerpo. Aunque no entendía del todo lo que había sucedido, sabía que ahora llevaba consigo algo más grande.
Aunque aún no estaba listo para volver al fútbol profesional, Deiki comenzó a entrenar niños en su vecindario, compartiendo con ellos no solo técnicas, sino también las lecciones de vida que había aprendido. Y aunque su camino todavía estaba lleno de incertidumbres, por primera vez en años, Deiki sintió que podía soñar otra vez.
La chispa en su interior ahora era un fuego inquebrantable.
🀄𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐢𝐬𝐭𝐢𝐜𝐚𝐬🀄 (1300)
᯽- Tiró: 300
᯽-Velocidad: 200
᯽- Regate: 500
᯽-Defensa:
᯽- Control: 300
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