[15]-Adivina mi nombre

Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene situaciones de tema erótico y sexual. Lenguaje ofensivo y vulgar.

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Capítulo XV: Adivina mi nombre

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PV Mabel

A la mañana siguiente me encontraba terminando de arreglar; me puse unos jeans negros ajustados y una polera azul cielo con el escote en V. Tome mis balerinas oscuras de punta redonda con el diseño de estrellas. Recogí mi cabello en una coleta alta. Me vi en el espejo y tenía pequeñas marcas en mis labios y la lesión que tuve cuando comí el pedazo de panqueque que me hizo Bill. Por suerte ese demonio no me dejo marcas en el cuello, a pesar de lo que hicimos anoche fue... extraño.

- - ¡Auhh! ¿Qué hice? – Llevándome mis manos a mi boca con el rostro ruborizado. - ¿Lo hice?

Levante mi blusa viendo el hematoma marcada en mi cintura con la forma de la mano de ese demonio. Solté un suspiro tocando la zona morada y levemente rojiza. Reprimí un gemido de dolor ante la horrible sensación punzante y dolorosa en mi piel.

Era una prueba de lo que hicimos anoche y de mi estupidez de haberme dejado llevar, ¿Por qué diablos me deje llevar? Acaso quería que Bill me jodiera, podría haber gritado más fuerte el nombre de Dipper o haber luchado. Pero... ¿Por qué demonios lo deje continuar? ¿Qué me estaba sucediendo? Se supone que lo odio, lo detesto y no lo soporto ver; porque él fue el causante de haber atemorizado a mi familia, hacer al pueblo vivir un infierno, el engañarme y encerrarme en una burbuja, el secuestrarme, golpearme y dañar mi mente, el que su secuaz me tortura con esas ilusiones horribles de violación y tortura... y que después él... se comportara raro ¿y me protegiera?, pero lo odiaba. Porque él fue quien había tomado mi virginidad por medio de un... ¿trato o acuerdo entre ambos? Eso podría ser todavía, abuso de su poder. La verdad de ese día cuando fue el final de su Raromagedón, ni sabía que sentía, solo sabía que tenía miedo y no quería que me dejara sola.

- - Puto Síndrome de Estocolmo – Me dije. – Eso es lo que tenía. – Me repetí un día que me quise buscar respuestas a los extraños sentimientos y acciones que había tomado ese día en el castillo. – Cielos Mabel ¿qué estás haciendo? Es tu enemigo... - Me seguía repitiendo. – Entonces ¿Por qué me deje? ¿Por qué deje que me cogiera?

Entonces podríamos resumir que lo de ayer en el autobús fue abuso y desagrado porque uso a mi hermano y lo que sucedió anoche en el baño fue ¿un deseo de necesidad y frustración? Pero esta vez era él, el verdadero y no una ilusión.

De repente un ruido la saco de su divagación de pensamientos, cuando escucho los golpeteos de su puerta y la voz de su gemelo.

- - Mabel ¿Estas lista?

- - Sí, ya voy. – Le conteste, tome un bálsamo para labios y lo unte para después guardarlo en mi bolsillo. Aun me dolían por lo de anoche. Sin hacerlo esperar tome mi bolso café y mi suéter delgado y blanco. Me acerque y abrí la puerta de mi cuarto donde estaba Dipper esperándome en el desván. – Lista ya estoy.

- - Bien. – Dijo. - ¿Llevas tú regalo para el tío Stan?

- - Sí, lo deje abajo en la mesa de la sala.

- - Okey.

PV Normal.

Saliendo de la cabaña y asegurándose de cerrarla bien, se dirigieron primero a desayunar. Apenas era las 8 de la mañana. Soos y Wendy iban a llegar al trabajo a las 10:30 de la mañana, no estaban preocupados ya que Soos tenía una copia de la llave al ser un empleado de confianza y alguien cercano a nuestra familia.

Llegando a la cafetería de Greasy's Diner, se dirigieron a sentarse en su lugar favorito. Llego Tambry atenderlos saludándolos.

- - ¡Qué onda chicos! – Saludo la chica tecnológica. – Parece ser cierto, por lo que me conto Robbie que regresaron al fin a Gravity Falls.

- - Tambry hola, veo que has cambiado de Look. – Mirando a su amiga con el pelo corto de color rosado claro que resaltaba su tez morena, haciéndola ver atractiva. – Me gusta.

- - Gracias Mabel. – Acomodándose los mechones. – Aproveche para teñirme y pues me gusto el color que puedo decir.

- - Pues te queda bien. – Dijo Dipper. – Veo que todos han cambiado, incluso Robbie. Se me hace raro no verlo con tanta ropa oscura.

- - Es la imagen Dipper. – Dijo la chica. – Necesitamos vernos bien si queremos buena presentación para la sociedad, aparte un poco de cambio de imagen te ayuda a obtener una oportunidad para tener un empleo. – Soltando una risita. – Aunque viéndolos a ustedes han cambiado un montón. Ya no son los niños de antes.

- - Tenemos dieciséis Tambry, ya maduramos un poco. – Afirmo Dipper.

- - Todavía no. – Moviendo su dedo. – Maduran un poco cuando tengan los conocimientos de la escuela, haber llevado una buena relación con su pareja y haber aprendido a arreglar sus diferencias con sus enemigos y tener una buena relación de amistad con sus allegados. – Dijo. – Solo así podrás haber madurado un poco. Ya que madurar, bueno eso tendría que decírtelo otra persona, porque todavía yo no he llegado a eso. – Dijo, sonriente y rascándose la mejilla. – Apenas soy una adolescente conflictiva de mis emociones y la diversión.

- - Bueno pero no has dado a mí y a Mabel una pequeña breve explicación. – Dijo Dipper.

- - Cierto.

- - Okey chico basta de plática de ética y díganme que van a querer. – Tomando su libreta.

- - De acuerdo yo quiero: huevos, tocino y dos hot cake y un café. – Dijo Dipper. – Tú vas a querer lo mismo Mabel o solo el hot cakes.

- - La verdad no quiero nada de panqueques. – Dijo. – Quiero huevos con tocino, un jugo de naranja y una copa de helado.

- - Mabel ¿helado en la mañana? Si es el desayuno.

- - Tengo ganas de uno.

- - Mabel. – Dándole una mirada fruncida.

- - Esta bien, solo lo que pedí. – Dije. – Tienes razón es muy temprano.

- - Okey chicos en un momento les traigo su orden.

Después de que se fue Tambry, Dipper se dispuso sacar de su celular y empezar a mandar un mensaje al tío Ford de que llegaríamos a la mansión de McGucket cuando termináramos de desayunar. Mabel estaba arreglando una letra del suéter de mejórate del tío Stan. Cuando levanto su mirada a dirección a la mesa de fondo, viendo que estaba vacía.

En ese momento llego Tambry con la orden, depositando lo que habían pedido, para después retirarse y regresar hacer sus labores. Comenzando a desayunar Dipper no pudo evitar hacer el comentario.

- - Mabel.

- - Mm... - Bebiendo de su jugo.

- - Me vas a creer loco, pero soñé con Cipher.

La castaña escupió un poco su contenido y se limpió, antes de volver a dirigirse a lo que dijo su mellizo. - ¿Cómo que soñaste con... Bill? – Esto último lo dijo en un susurro, para no alarmar a nadie del pueblo.

- - Sí, ya sé que quedamos de no volver hablar de este tema. – Dijo dando una mordida de su panque. – Pero lo que soñé era confuso e incluso terrorífico.

- - En qué sentido.

- - Mabel soñé que Bill te llevaba lejos de nosotros, él tío Ford estaba herido de gravedad y el tío Stan no era nuestro tío.

- - Dipper...

- - Pero sé que es un sueño, solo eso. – Dijo Dipper. – Todos estamos bien, a lo mejor soñé eso por la foto que nos mostró el tío Ford.

- - Tal vez. – Dije. – Dipper, anoche... ¿me escuchaste o escuchaste algo?

- - No. – Respondió. – Caí bien dormido, creo que estaba muy cansado por lo del viaje. Ahora sé porque el tío Ford no nos escuchaba cada vez que le hablábamos para que viniera a cenar, es una fortaleza que impide la entrada del ruido y lo aísla. – Dijo con una sonrisa. – Es el mejor lugar para pensar y descansar, aunque la cama es un poco incomoda.

- - Dios... - Dije golpeando mi cabeza con la mesa y poniéndome roja. – "No me escucho cuando pedí ayuda y mucho menos cuando ese Dorito me persiguió por la casa, ni cuando esos sonidos..." fui sacada de mis pensamientos cuando Dipper me llamo la atención.

- - Mabel ¿te encuentras bien? – Preocupándose de que su hermana haya sufrido una pequeña recaída de depresión.

- - Estoy bien. – Embozando una media sonrisa y calmando mi sonrojo. – Solo quería decirle "hola a la mesa". – Diciendo medio sarcástica.

- - Bueno luego podrás decirle "hola" a la mesa, porque tenemos que irnos. - Dijo Dipper levantándose y entregándole el dinero a Tambry.

- - O sea que no me escucho cuando me violo un estúpido iluminati. – Murmurando molesta para sí misma.

Tomamos el autobús, para que nos dejara un poco más cerca de la ex mansión Noroeste. Tocando el timbre vimos que la cámara nos apuntaba hacia donde estábamos nosotros e inmediatamente las puertas de la reja se abrieron ante nuestra presencia. Caminamos hasta la enorme mansión y tocamos la puerta, siendo recibidos por el viejo McGucket.

- - Pasen chicos. – Dijo el anciano. – Cuanto tiempo, sí que han crecido bastante incluso me dejaron abajo.

- - No es eso McGucket, solo estás encorvado. – Dijo Dipper acomodando la postura del mayor.

- - Oh ya veo. – Viéndose un poco más alto. – Es la costumbre del trabajo.

- - Y mi tío. – Dijo Dipper.

- - Con Stanley. – Respondió. - Acaba de llegar su enfermero hace unos 10 minutos.

- - ¿Cómo está el tío Stan? – Pregunto la castaña.

- - Ayer nos dio un susto ya que se puso malo anoche, le dio un ataque de tos y sudaba frio. – Dijo. – Por eso llame a Stanford para que viniera, ya que su enfermero pidió un permiso para salir. El cual yo se lo permití.

- - ¿Podemos verlo? – Pregunte.

- - Claro que pueden verlo. – Dijo Ford bajando de las escaleras para recibir a sus sobrinos nietos.

- - Tío Ford. – Dijeron ambos chicos acercándose a él.

- - Perdón por no haberles avisado bien anoche, me tomo de sorpresa y pues lo único que pude hacer es dejar una nota en el pasillo.

- - ¿Nota? Yo no vi ninguna nota. – Dijo Dipper.

- - Ahmm... creo que yo fui quien la tome y olvide colocarla en su lugar. – Dije avergonzada. – Ayer me levante cuando saliste tío y volví a revisar la casa antes de volver a dormirme.

- - Lo siento querida si te desperté. – Acariciando su cabeza. – La próxima vez tendré más cuidado.

- - Waow de todo lo que me perdí estando dormido. – Dijo Dipper.

- - Bien vayamos a ver a Stanley.

Subieron por las escaleras recorriendo el pasillo hasta llegar a la habitación donde se encontraba el otro tío del gemelo mayor. Viéndolo en una silla de ruedas y jugando con Pato, mientras que un sujeto de cabello oscuro cortó y con filipina blanca y pulcra; se encontraba preparando en una mesita pequeña de metal: una jeringa de un mililitro, extrayendo de un frasco lechoso 25 unidades de insulina. Stanley vio a sus sobrinos y se alegró de verlos ahí.

- - ¡Niños! – Extendiendo sus brazos.

- - ¡Tío Stan! – Se acercaron ambos gemelos abrazando a su tío. – Te extrañamos.

- - Y yo a ustedes. – Dijo el hombre mayor. – Pensé que no vendrían este verano.

- - Quisimos pasar las vacaciones. – Dijo Mabel. – Aquí a lado de ti y del tío Ford.

- - Oh calabaza, eso es bueno. – Dijo. – Ya estaba esperando cuando vinieran y dejaran esa aburrida California.

- - Sí. – Dijeron ambos riendo.

- - Sí era aburrido, ya esperamos que llegara el verano para salir a explorar por los bosques de Gravity Falls y también salir de pesca. – Dijo Dipper.

- - Cierto ya está listo el bote "Stan de Guerra". – Dijo contento.

- - Sr. Pines. – Hablo el mismo enfermero con una jeringuilla en la mano. – No quisiera interrumpirlo, pero sus dosis de las 9.

- - Oh vamos ya te dije que dejes de decirme Sr.Pines, ya llevas conmigo de hace tiempo.

- - Lo sé, es la costumbre. – Embozando una sonrisa, se acercó e inyecto en el brazo de forma subcutánea pasando el líquido. – Le traigo su desayuno en un momento.

Saliendo de la habitación y dejando a la familia y amigos del hombre.

- - Perdón por lo que vieron. – Dijo Stan. – Pero sin ese medicamento, pues... me va mal.

- - Tío te traje algo. – Mostrándole el suéter guinda y con letras colores encima que decía "Mejórate tío".

- - Gracias Mabel, es muy lindo. – Sosteniendo la prenda. – Y huele a dulces, tan característico de ti pequeña.

- - Yo te traje esto. – Sacando DVD de boxeo de bebes temporada uno y dos. – Sé que te encanta este programa.

- - Gracias Dipper. – Dijo contento enseñando su regalo a Stanford. – Ya podré ver luchas.

- - Ya vi hermano.

La familia se sentó en un sofá que había en la habitación.

- - Entonces ya no soy niños sino técnicamente molestos adolescentes. – Dijo Stan bromeando.

- - Sí, y planeamos hacer una fiesta para tirar la casa por la ventana. – Dijo Mabel alegre.

- - Eso me gustaría ver, pero ustedes que lo hacen me verán obligado a usar mi lanzallamas. – Dijo.

- - No lo tienten chicos. – Dijo Ford acomodándose los lentes. – Tiene un telescopio y un lanzallamas.

- - Okey. – Dijeron ambos.

- - Y bien Mabel ¿cuéntame este chico tiene novia? – Señalando a Dipper.

- - ¿Qué ya es hora del bullying a Dipper? – Mostrando una sonrisa divertida.

- - Oigan no se metan en eso otra vez.

- - Pues no es una chica, más bien es chico. – Dijo la castaña.

- - Mabel. – Dijo su hermano.

- - Su nombre es Nico y le da.

- - ¡MABEL! – Sacando su celular. – Se acabó le diré que volviste hacer los chistes.

- - No, no ya me calmo. Pero no le digas. – Dijo la castaña entre risas tratando de quitarle el teléfono.

- - Con que Nico, entonces lo comparten. – Dijo Stan.

- - ¡STANLEY!

- - Son chicos cerebrito. – Riendo. – Es normal que compartan a un amigo.

- - Cuando estamos en california somos los trillizos misterios. – Menciono la castaña. – Aunque de misterioso no hemos encontrado mucho.

- - Más que una casa embrujada. – Dijo Dipper.

- - Ustedes chicos parecen llevarse bien con su amigo. – Dijo Fiddelford.

- - Sí. – Dijo Dipper.

En ese momento llego el enfermero con el desayuno de Stan y con una bandeja con galleta y café depositándola en la mesita.

- - Oh no te hubieras molestado Tad, no eres sirviente. – Dijo Fiddelford.

- - Es para no abrirles el apetito mientras come el Sr. Pines. –Dijo el chico. – Excepto usted Sr. Pines, tiene prohibido comer dulces.

- - Vamos Tad uno no hará daño. – Robando una galleta. – Esto es delicioso.

- - ¿Quién es él? – Pregunto Dipper.

- - Oh olvide presentarles. –Dijo Fiddelford. – Él es Tad Strange, vive en el pueblo. Él trabaja como enfermero cuidador.

- - Espera yo te recuerdo... estuviste el día de las elecciones. – Dijo Mabel. – Incluso te dije que me agradas.

- - Hey es cierto. – Dijo Dipper. – Incluso tu nombre crea misterios.

- - Mi nombre es Tad Stranger, pero juego a ser normal. – Dijo en tono divertido. – Estado cuidando del Sr. Pines desde hace dos años.

- - Y este sujeto sigue llamándome Señor. – Dijo entre dientes Stan.

- - No puedo faltar el respeto a un paciente.

- - Vamos Tad ya llevas tiempo con nosotros que incluso te consideramos un amigo. –Dijo Ford. – Haz sido de mucha ayuda.

- - Gracias por su confianza.

- - Entonces estas recibiendo tratamiento. – Dijo el castaño. – Mientras que Soos y Wendy cuidan la cabaña.

- - Sí. – Afirmo, mientras comía de su desayuno. – Pero pronto estaré mejor chicos.

- - Tío Stan gracias por cuidar de Pato. – Se acercó Mabel abrazar su cerdito. – Y lamento dejarlo.

- - Al contrario Mabel fue divertido tenerlo, a pesar de que se come mis pantuflas. – Volteándose con todos. – En realidad les quiero agradecer a todos, me han ayudado mucho.

- - Eres nuestra familia. – Dijo Ford.

- - Y nuestro amigo. - Menciono Fiddelford.

Durante toda la mañana estuvieron hablando sobre cómo les habían ido los gemelos en casa, la mayoría de la historia tuvo que ser inventada, omitiendo los problemas de cada uno, excepto lo de su amigo quien consideraba hasta el momento de confianza contarle sus aventuras y su amistad.

- - Espero conocerlo algún día o deberían secuestrárselo para que venga a Gravity Falls.

- - Tal vez el siguiente verano. – Dijo Dipper.

De repente Stan comenzó a toser pero sin llegar a ser fuerte. Fue cuando su enfermero se movió y se acercó.

- - Tal vez debería dormir un poco, por lo que me conto Fiddelford usted estuvo despierto anoche.

- - Tonterías Tad, no estoy cansado.

- - Tío Stan no hay problema puedes descansar. – Dijo Mabel apretando sus manos. – De todos modos estaremos aquí un poco más, antes de regresar a la cabaña ayudar a Soos.

- - Cierto Stanley, descansa un momento.

- - De acuerdo. – Dijo Stan rendido dejando que Tad lo llevara a la cama, trasladando su silla de ruedas. – Pero no me dejen dormir mucho. Y va para ti Tad.

- - Lo tendré en cuenta.

Saliendo de la habitación Mabel tuvo que reprimir hacer una mueca de tristeza, no le gustaba ver a su tío en ese estado. Dipper le coloco una mano en su hombro para apoyarla, también a él no le gustaba ver a su tío con el estado de salud malo. Ford se acercó a los chicos algo agotado.

- - Voy a aprovechar para ir a casa a recoger unas cuantas cosas y cambiarme de ropa. – Tallándose las ojeras. – Dipper podrías acompañarme para no dormirme en el camino.

- - Claro. ¿Mabel vienes?

- - Mm... quiero quedarme un rato más, si no es molestia. – Se dirigió a Fiddelford.

- - No, para nada. – Dijo el anciano. – En realidad yo iba tomar una siesta, ya que está aquí Tad. Pero puedes recorrer si quieres la casa o ver al lechón... digo Pato.

- - Pato no se lo comerán – Frunciendo el ceño.

- - Es broma Mabel. – Dijo el señor.

- - Bueno entonces nosotros regresamos. En una hora.

- - De preferencia duerme. – Dijo Mabel. – No quiero tener dos tíos malos.

- - De acuerdo pequeña. – Acariciando su cabeza. – Bueno, Dipper que me cuentas de los misterios de California.

- - ¡AAhh! – Grito fangirl de Dipper. – Pensé que no preguntarías. – Sacando su diario. – No son tan grande como los de Gravity Falls, pero son interesantes.

Así la pareja se fue saliendo de la mansión dejando a un Fiddelford sorprendido y una Mabel desconcertada.

- - Así fue siempre tu hermano.

- - Investigador paranormal es su sueño entre otras cosas. – Contesto con una sonrisa.

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PV Mabel

Me puse a explorar la mansión un momento recorriendo los pasillos y habitaciones, algunas cosas se habían conservado en su lugar cuando fue la fiesta que hicieron los Noroeste. Salió al jardín y camino hasta un enorme árbol que daba sombra. Había una banca muy elegante de color blanca. Era casi mediodía y el sol no daba tan fuerte. En eso observe al enfermero abriendo la puerta y sacando a Pato.

- - ¡Hey! Tad. – Lo llame viendo que me regresaba el saludo.

Me acerque a él y vi que traía unas sábanas en la mano.

- - ¿Qué haces?

- - Saque un momento a Pato para hacer la colada, ya sabes limpiar y sacudir las sabanas.

- - Te ayudo.

- - Oh no es necesario. – Dijo con una sonrisa. – Ya termine solo falta extenderlas al sol.

- - Porque no las metes a la secadora... si es que tiene McGucket.

- - Es mejor que se sequen a la luz del sol. – Dijo. –Así conservan una frescura y un olor al sol.

- - El sol tiene olor. – Soltando una risita. Aunque dudaba que el sol tuviera un aroma.

- - Tiene. – Dijo Tad. – Incluso si me acerco. – Olfateando un mechón de su cabello. – Hueles a sol y dulces y flores.

- - ¿Huelo a sol? – Tomando un mecho de mí pelo. - Pero como es un olor así.

- - Es cálido y caliente. – Dijo Tad. – Como el pan recién horneado.

- - Entonces huelo a pan. – Dije contenta.

- - Sí.

Mabel tomo una de las sabanas y las extendió ayudando a Tad a colocarlas en un tendero que habían puesto en el jardín.

- - Gracias.

- - No hay problema.

- - Okey el señor Pines no despertara en unas dos horas. – Dijo Tad.

- - Llevas tiempo cuidándolo.

- - Sí. – Yendo a sentarse en la banca y tomando un libro con tapa verde oscuro. – Hace un excelente clima.

Me senté a su lado cuando note que estaba sumido en su lectura, pero por una extraña razón era cómodo estar a su lado. Cuando escuche que el soltaba un sonoro suspiro.

- - Lo siento tengo curiosidad. – Cerrando su libro. – Pero escuchado que son los gemelos misterios. Pero ya sabes con todo esto, con lo que ocurrió en el pueblo. Pues nunca tuve oportunidad de conocerlos.

- - Ehmm... sí pues somos los gemelos misterio, bueno éramos eso hace 3 años.

- - A mi error. – Dijo Tad reprimiéndose a sí mismo. - Lo siento, te hice recordar algo malo o incómodo.

- - No, no lo hiciste. – Aunque debo admitir que no quería hablar de ese tema, más por lo que ocurrió anoche. – Oye Tad tu sabes que tiene mi tío.

- - El señor Pines tiene varios problemas: entre respiratorios, endocrinos, renal y... pero es normal en una persona de 73 años.

- - Yo creo... - Sonando triste.

- - No pongas esa cara triste Sweety Pie.

- - ¿Sweety Pie?

- - Un apodo a como hueles y como te dijo tu tío abuelo. – Llevándose una mano para pensar. – Como te decía... ¿Calabaza? Y pues quise combinarlo, aunque si te molesta no te digo.

- - No, no me molesta. – Dije levemente sonrosada de mis mejillas.

Vi que se acercaba Pato un poco sucio de su cuerpo y con unas flores en su lomo, chillando felizmente para después acostarse en el pasto.

- - Pato quedamos en un trato, nada de ensuciarse. – Dijo Tad. – Mira como estas. – Escuchando al cerdito chillar y hacer sonidos agradables. – Vaya me ignora.

- - Esta muy feliz.

- - Me ayudas a bañarlo. – Menciono el chico. – Aparte eres su dueña por lo que estaría más feliz que convulsionaria.

- - Yo creo. – Tomando a mi cerdito para cargarlo. - ¡Vamos!

Lo observe sacar una tina pequeña de la casa, una pastilla de jabón y una toalla. Me acerque con la manguera que encontré en el jardín y la llene.

- - ¡Pato ven!

Viendo que mi cerdito corría felizmente y se lanzaba a la tina para después que Tad y yo empezáramos a bañarlo.

- - Por cierto... mm quería preguntarte. – Dije. – ¿Esto hace un enfermero?

- - No, pero me encariñado con este animal que lo mimo bastante. – Acariciando su cabeza.

- - Ya veo... pues muchas gracias por cuidar de Pato. – Embozando una sonrisa.

- - No hay problema.

- - Puedo preguntarte... ¿Cuántos años tienes? – Mencione tímidamente.

- - Mm... tengo 33 años – Contesto. – Te decepcione. – Sonriendo de lado.

- - No, no, no... es solo que eres muy joven y guapo... que digo, esta al punto. – Sentí que mi rostro me traicionada y enrojecía más. – Perdón no quise decir eso.

Tad comenzó a reír un poco más fuerte. – Waoh es la primera chica que me lo dice. – Dijo. – Pero gracias Sweety Pie, me halagas.

- - Vamos debe haber chicas que te digan que eres lindo. – Dije. – Oh si tienes problemas para tener novia, no te preocupes soy buena casamentera.

- - Pues ahora que lo mencionas... tal vez si tengo problemas con las damas. – Dijo. – Mi tiempo como enfermero me impide tener citas, no es que diga que odie mi trabajo, pero a veces es mucho tiempo de trabajo. Entre otros...

- - No hay problema solo debemos encontrar una linda chica para ti.

- - Sería bueno. – Dedicándole una mirada suave. – ¿Alguna en mente para mí?

- - Déjame pensar.... – Recordando las chicas que podrían estar solteras y casi de la edad de Tad. Podria ser la de la lavandería, o una chica del centro comercial... ¿también mis amigas? Posiblemente Candy o Grenda... no, Grenda, no ya tiene a Marius. Puede ser Pacifica Noroeste... pero ella le gusta Dipper, aunque Dipper puede que todavía tenga sentimientos por Wendy. Veía a Tad y miraba su apariencia; cabello oscuro y brillante, tez pálida y ojos negros. Era muy atractivo. Para las chicas, no puedo enamorarme fácilmente... no podría volver a ser la misma chica enamoradiza. – Supongo que tendremos que buscarla. – Dije un poco avergonzada por no decirle que chica.

- - Bueno creo que por el momento seremos tú y yo. – Dijo.

- - ¿Eh?

- - Podrías ser mi cita durante mis descansos. – Terminando de lavar el lomo de Pato. – Tú compañía no me molesta. Bueno al menos que yo te incomode.

- - No, no me incomodas. – Dije con mi rostro rojizo.

- - Bueno ahora tendré quien me acompañe. Una linda chica. – Secando a Pato. - Me ayudas a meter las sabanas. Estoy mojado y necesito cambiarme el uniforme, lo bueno que traje otro cambio de filipina. – Sonriendo. – No tardo.

- - Ehmm... ¡sí! – Saliendo de mí trance.

Me acerque a tomar las sabanas y doblarlas, comenzaba hacer viento. Por un momento me reprendí mentalmente por haber dicho tal estupidez o actuar de esa forma, pero luego emboce una sonrisa tonta ante lo que me dijo.

- - Me dijo linda. – Dije abrazando con fuerza las sabanas.

.

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Durante la tarde estuve ayudando a Tad a cocinar un poco y organizar los medicamentos de mi tío Stan, mientras platicábamos, cuando vi que eran las tres de la tarde. En ese momento lo vi que se levantó y se disculpó yendo a hacia las escaleras para después tocar la puerta, entrando al cuarto donde se encontraba mi tío, para después verlo salir y decirme.

- - Mabel tengo que atender tu tío, gracias por acompañarme y ayudarme.

- - Puedo ayudarte.

- -Gracias pero lo que hare, amerita privacidad. – Dijo. – Es baño y poner unos cuantos medicamentos.

- - Oh entiendo, lo siento.

- - No te disculpes, está bien. Fuiste de gran ayuda. – Acariciando su cabeza. – Aparte deberías ir a descansar.

- - Creo que tienes razón. – Dije.

- - Bueno nos vemos Sweety Pie. – Sonriéndole.

- - Nos vemos, Tad.

Me puse mi suéter delgado y salí de la mansión caminando, tome el autobús y me baje cerca de las tiendas. Mirando los estantes y la vitrina de los aparadores. Decidí llegar una heladería, tenía ganas de un helado. Cuando tiendo ponerme estresada o triste como uno. Llegue y pedí un cono.

- - ¿De qué sabor deseas? – Me pregunto la empleada.

- - Quiero... - Viendo los sabores.

- - La dama preferida una copa. – Dijo una voz profunda y firme, aunque reconocía bien a quien le pertenecía. – En realidad que sean dos.

- - "Tenía que ser una horrible broma". – Pensé. No podría ser él. No quería voltearme ni estar en lo cierto.

- - Ven. – Tomándola del brazo. – Charlemos.

En cuanto lo vi solté un suspiro lleno de terror y mis ojos se abrieron para ver a la persona enfrente de mí, llevándome a una mesa.

[...]

Mientras tanto en la cabaña se encontraba un castaño arreglando su cabello, y revisando su diario de investigación cuando encontró unas páginas en tinta roja o le que parecía ser... sangre.

- - Oye Dipper. – Le llamo Wendy.

- - Emm... sí ¿Qué pasa? – Tosiendo y poniéndose firme.

- - Me ayudas arreglar este estante. – Señalando el productor de mercancía.

- - Claro. – Acercándose para quitar las figuras y dárselas a la pelirroja mientras pasaba el trapo para quitar el polvo.

- - Nos hace falta Mabel. – Dijo Wendy. – Hay mucho por hacer.

- - Han estado trabajando con este ritmo.

- - Uff, no terminamos con cada turista que llega, más por lo del Raromagedón esta cabaña se volvió popular. – Bufando cansada. – Como una pequeña información se salió por fuera.

- - Ya me imagino quien. – Dijo Dipper, recordando el blog de Tambry y como Nico le mostro las imágenes.

- - Nosotros solo decimos, nada sucedió aquí.

- - Sí.

- - Oye Dipper. – Dijo la pelirroja. – Fueron tú y Mabel a la mansión del viejo McGucket, bueno el antiguo loco del pueblo.

- - Sí, fuimos a ver al tío Stan.

- - Entonces conocieron al tal enfermero Strange.

- - Sí, parece un tipo agradable. Incluso solo lo recuerdo haberlo visto en la asamblea para elegir acalde del pueblo. Te acuerdas cuando mi tío se postuló para candidato y no duro ni menos de un día.

- - Como no olvidarlo, era difícil de agradar a la gente del pueblo por su carácter. – Riendo al recordad la campaña electoral. – Bueno parece que ya lo habían visto de imagen.

- - ¿Qué sucede con él?

- - No lo sé hay algo que me hace mantenerme alerta. – Dijo la pelirroja. – No sé porque cuando estoy cerca de él me da ganas de... tomar mi hacha y golpearlo. Con tal de defenderme.

- - Dices que te incomoda y deseas matarlo.

- - No me malinterpretes, pero no sé como explicarlo. – Sentándose en un banquito cerca del mostrador. – Solo sé que mi cuerpo se mueve de esa manera, cada vez que estoy cerca de él. Como si fuera un enemigo o una amenaza.

- - Bueno eso sí que es extraño.

- - No soy la única. – Dijo ella. – Soos también reacciono de esa manera.

- - Por eso están aquí.

- - Algo así, mejor ayudamos de esta manera. Estamos preocupados por la salud de Stan, pero cada vez que nos acercamos es algo difícil de controlarnos. – Lanzando una mirada al castaño. – Ustedes... Mabel y tú no sintieron algo.

- - Mm... no

- - A lo mejor es... ya sabes la costumbre y por lo anterior. – Frotándose los hombros. – Lo siento lo estoy volviendo hacer.

- - No pasa nada Wendy, incluso el día de hoy me paso lo mismo.

- - Supongo que solo es nostalgia.

Terminando de ordenar se giró a la pelirroja y le coloco una mano sobre hombro para apoyarla y hacerle saber que él estaba ahí.

- - Gracias.

En ese momento llego Soos terminando de dar el recorrido a los turistas con el traje del señor misterio. Se acercó a un mini refrigerador que estaba debajo de la caja registradora y saco una botella de agua.

- - Sí que hay gente que viene. – Viendo a la gente comprar la mercancía. – Al señor Pines le hubiera gustado ver todos estos clientes.

- - Ya hablas como el Soos. – Soltando una risa la chica. – Por cierto como va todo con Melody.

- - Muy bien. Incluso esta noche la invitare al cine y después a cenar.

- - Eso es todo galán. – Dijo Wendy.

- - Y si cerramos temprano hoy. – Dijo Ford. – Así descansamos todos un poco y Soos va a su cita con aquella chica.

- - Eso suena bien. – Dijo Wendy. – Entonces solo cobro a estos clientes y cerramos. – dirigiéndose a Soos. – Ya no des-más recorridos.

- - A la orden. – Dijo el chico.

- - Dipper ¿no ha llegado tu hermana? – Viendo la hora que eran las cuatro y media de la tarde.

- - No, tampoco recibí mensaje. - Revisando su celular.

- - De seguro debe estar con Stanley. – Dijo Ford. – Bueno de todos modos ya descanse y ya estoy listo para regresar.

- - Voy a llamarle de que vamos para allá.

Marco a su celular, espero a que contestara, paso un tono, después dos tonos y tres tonos... y nada. Su celular lo mandaba al buzón de mensajes.

- - No contesta.

- - Mm... debe estar ayudando.

- - De todos modos le enviare mensaje.

[Dipper]: Mabel el tío Ford y yo iremos de regreso a la mansión de McGucket. Contesta este mensaje cuando lo hayas leído.

No pasaron ni menos de un minuto cuando le regreso de vuelta el mensaje.

[Mabel]: Perdón Dipper, acababa de salir de irme de la mansión y me encontré a mis amigas. Tranquilo estoy bien, en un rato estoy en la cabaña.

[Dipper]: De acuerdo pero no regreses tarde. Iré acompañar al tío Ford y ver a al tío Stan. No vemos más tarde en la cabaña.

Dipper guardo su celular un poco más aliviado de que su hermana estuviera bien.

- - Ya me contesto esta con sus amigas. – Dijo Dipper.

- - Bueno, de todos modos le di a ustedes llave ayer. Así que no hay problema. – Saco su billetera y dejo 20 dólares encima de la mesa de la sala. – En caso de que tú hermana no encuentre nada en el refrigerador.

- - Okey vayamos.

- - Sí.

[...]

Mientras tanto una chica joven se encontraba colocando su teléfono sobre la mesa y dirigiendo una mirada seria y llena de preocupación hacia el sujeto que tenía enfrente.

- - Listo, ellos están avisados. – Dijo. – No lastimaras a nadie.

- - No. – Embozando una sonrisa tétrica. – Ese es nuestro trato o ¿no? Como te decía él... a ya recuerdo, te decía: Estrella fugaz.

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Continuara

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