[12]-Reparar y Volver

Invitado especial de un solo y único capitulo: Nico Di Ángelo (Percy Jackson y los héroes del olimpo).

Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene situaciones de tema erótico y sexual. Lenguaje ofensivo y vulgar.

┏─━─━─━∞◆∞━─━─━─┓

Capítulo X: Reparar y Volver

┗─━─━─━∞◆∞━─━─━─┛

Una tarde de febrero el viento azotaba fuertemente sobre Piedmont, California. Recién acaba de terminar de llover dejando mojadas las calles del vecindario donde vivían los mellizos Pines. Un adolescente de 16 años se encontraba mordiendo su lápiz con frustración mientras trataba de terminar su reporte de química, escribió unas cuantas notas y leyó los últimos libros que había sacado de la biblioteca. Era rápido para leer y comprender la información, pero era horrible en ocasiones para explicarla en un informe. Cuando termino de escribir su tarea, cerró el libro y lanzo un suspiro agotado.

- - Listo termine. – Estirando sus brazos hacia arriba y a los lados, tronando cada parte haciendo crujir los huesos del humero y las falanges de sus dedos sintiendo el alivio y la liberación del líquido encapsulado en sus músculos. – Ahora un poco de esto. - Sacando su diario de color azul índigo con la portada de un pino dorado en el centro y el numero 1 marcado en la tapa.

El diario era idéntico como el diario 3 de su tío, tenía incrustado un monóculo para ayudarle a escribir y leer el contenido. Por alguna extraña razón su ojo derecho no paraba de sangrar en algunas ocasiones y se tornaba borroso para su vista. Las veces que no podía parar la hemorragia tuvo que ir al hospital, ya sea acompañado de su mejor amigo o cuando su madre se preocupó por su salud. El oftalmólogo le había dicho que sufría síntomas de Hipertensión Ocular lo cual era raro para su edad pero no imposible desarrollarlo, explicando que las posibles causas que podrían desatarlo son el estrés constante y el uso excesivo de su campo de visión sobre el ojo derecho. Por lo que le receto unas gotas de Alfadina colirio para los ojos y unas pastillas de paracetamol para sus dolores de cabeza y la inflamación de su ojo. El chico casi se vuelve adicto a los antiinflamatorios la primera vez que se los dieron, ya que sus dolores no volvían hasta dentro de unas cuatro horas.

Tomando el libro iba abrirlo para comenzar a escribir, sacando su libreta de notas y un sobre con fotografías. Estaba listo para comenzar a continuar su pasatiempo, cuando la puerta se abrió de golpe entrando un chico de pinta gótica y cabello azabache alborotado.

- - ¡Y llego por quien lloraba! – Aventando su mochila y tirándose a la cama del castaño. – Amigo hace un frío de los mil demonios allá fuera.

- - Hola Nico ¿Quién te dejo entrar bastardo? – Me volteé a ver a mi amigo que se encontraba deshaciendo mi cama con los pies arriba y con sus botas negras militares llenas de lodo. – Mira lo que hiciste.

- - No te molestes Dipplo. – Buscando en su mochila un libro oscuro. – Aparte tu hermana es un cinamomo rolll. - Diciendo entre risa. – A lo que no sabes que encontré en la biblioteca de la escuela. – Abriendo el libro para mostrar el contenido. – Taran un libro sobre mitología griega que habla sobre los dioses del inframundo.

- - Wow, déjame ver. – Dije emocionado, tomando el libro entre mis manos. – Y está completo.

- - Me debes una Pines. – Diciendo de forma presumida. – Ahora me prestaras tú cámara fotográfica.

- - Sí, y a la vez no Di Ángelo.

- - Vamos no la romperé como la última vez. – Tomando el gorro de leñador.

- - Deja eso chico muerte. – Quitándole el gorro. – Lo ensuciaras.

El chico se acercó a al castaño viendo por detrás de él, su tablero de corcho donde tenía pegado notas de periódico, fotos de criaturas extrañas, un mapa doblado de un pueblo de llamado Gravity Falls y otro de Piedmont donde estaba señalado con círculos rojos las áreas donde había explorado. Entre tantas notas un dibujo de un triángulo de un solo ojo con sombrero de copa.

- - Amigo esto te va caer un día en la cabeza si no compras otro tablero. – Recargándose en la cabeza de Dipper. - Oh mira esto se cayó. – Tomando una fotografía donde estaba Dipper con Mabel. - ¡fiuu! Tu hermana sí que era muy mona y bonita.

- - Sí, sí pero está fuera de tú alcance Di Ángelo. – Leyendo el libro. – Por cierto como conseguiste el libro, tengo entendido que no puedes acceder a la biblioteca después de que te robabas los libros.

- - Digamos que ahora... ya no puedes entrar tú a la biblioteca. – Dijo entre risas.

- - ¿A qué te refieres?

- - Bueno pues... - Lanzándome una tarjeta. – Utilice tu pase y esa vieja pasa me vio y tú sabes... con mis antecedentes. Me vetaron pero con tu credencial ahora.

- - Sera un pedazo de culo cabrón. - Se tiró hacia el chico gótico intentando ahorcarlo, pero su amigo era rápido que lo empujo y salió corriendo hacia el pasillo. – ¡Vuelve aquí Di Ángelo!

- - No me mataras. – Dijo riendo. - Vamos no es tan malo.

- - Malo, no es tan malo. – Dije molesto. – Idiota mañana el viernes tenemos examen de historia y a ti se te ocurre hacer una estupidez.

Nico aprovecho que cuarto de la gemela Pines estuviera abierto para entrar y cerrar la puerta. Encontrándose a la castaña que estaba adornando unas bolsas de galletas y dulces.

- - Hola Mabel. – Jadeando cansado y tumbándose en el piso de su cuarto. - ¿Qué haces?

- - Nico ¿Qué haces aquí? – Interrogo la castaña.

- - Vine a verte. – Mostrando una sonrisa. - ¿Puedo? – Tomando unos chocolates para aventárselos a la boca. – Humm... delicioso, ¿tú los hiciste? Saben ricos.

- - ¡NICO DI ÁNGELO, ABRE LA PUERTA! – Gritando Dipper detrás de la puerta.

- - ¿Qué hiciste? – Mostrando una sonrisa.

- - Digamos que tu hermano ya no tendrá entrada a la biblioteca. - Sentándose a la cama de la castaña. – Te ayudo.

Mabel escuchaba los golpeteos insistentes de la puerta y después dirigió su vista al chico de cabellos azabache quien empezaba amarrar las bolsas con una agilidad dejando un hermoso moño con rizos. Ella miraba con detenimiento como preparaba las bolsas acomodándolas a su lado. Aunque se sentía incomodaba estando ellos dos solos.

- - ¡Nico abre! ¡Sal de ahí!

- - No porque me vas a pegar. – Dijo el chico. – ¿Así está bien? – Mostrándole la bolsa a Mabel.

- - Sí. – Sonrosándose levemente.

- - Bien, dame otra. – Comiéndose una galleta. – Y bien... ¿Cómo te ha ido?

En ese momento hubo un cese de los golpeteos en la puerta, hasta que la perilla empezó a girar y entro un Dipper con una soga y una escoba.

- - Todavía que vienes profanar mi casa y lanzarme la estúpida noticia de que estoy vetado por tu culpa bastardo, te metes a invadir la privacidad de mi hermana. – Apuntando con la escoba. – A los traidores se les cuelga y que me acusen de homicidio de primer grado.

- - Dipper piénsalo un poco con la almohada. – Tomando a Mabel como escudo. – ¿Verdad? cinamomo roll.

- - Vete a la mierda Di Ángelo.

- - ¡Dipper! Basta te presto el mío y tu Nico suéltame. – Dije molesta.

- - Okey. – Dijo Nico.

- - De acuerdo. – Cruzándose de brazos Dipper.

- - Ahora ustedes dos salgan de mi cuarto.

Dipper y Nico salieron de la habitación regresando a la del castaño.

- - Dios como se te ocurre meterte en el cuarto de mi hermana, ya lo habíamos hablado.

- - Es reconfortante y huele a dulce su habitación, tu hermana y yo nos entendemos. – Dijo.

- - Ni tú mismo te crees esa mentira.

Su amigo se acercó para tomar el sobre con las fotos de las extrañas criaturas.

- - ¿Tú tío abuelo te las envío?

- - Ah sí, son geniales.

- - Algún día iré a visitar ese pueblo. – Dijo Nico. – Tal vez pueda encontrar pistas de criaturas místicas, como la hidra o las estatuas de medusa.

- - Estás muy obsesionado con el olimpo y la mitología griega.

- - A pues aunque lo creas tengo pruebas... - Buscando en los bolsillos de sus pantalones saco su celular mostrando una foto. - Mira es del pueblo de Gravity Falls. Una chica lo subió a su blogger sobre un apocalipsis y las estatuas humanas. – Hablo entusiasmado el chico. – Dice que fueron gobernados por un demonio del inframundo.

Dipper a reconocer la foto del raromagedón tuvo que fingir asombro.- Imposible, son estatuas humanas o es fotomontaje como el de las películas.

- - No, amigo esto es real.

- - Vamos Nico he ido al pueblo y es tan pacifico, lo que sí puedo decirte es que ahí criaturas. – Mostrando su libro.

- - Vamos Dipper eso es falso. – Tomando las fotos. – Un duende, un pájaro con un signo de interrogación en la cabeza y un personita con cara de golf y un multiosos.

- - ¡Hey! son reales. Hasta el multiosos es real.

- - Bien, son reales pero también esto es real. – Mostrando la imagen.

- - De acuerdo Nico dices que es real. Es real.

- - ¡Sí! – Alzando un puño victorioso.

Dipper y él estaban riendo cuando de repente una punzada de dolor apareció en el ojo derecho del castaño. De su ojo comenzó a brotar una fina línea carmesí recorriendo su mejillas; tomando un pañuelo que saco del cajón de su escritorio, le hizo una seña a su amigo de que cerrara la puerta.

- - Amigo estas bien, otra vez estas sangrando. – Notándose preocupado. – Deja le hablo a tu hermana.

- - No, no lo hagas. – Tomándolo del brazo. – No me duele ni nada de eso, ya vez que parada. No durara mucho tiempo.

- - Perdón Dipper te hice enojar.

- - No, esto... es culpa de eso. – Señalando el libro de química. – Es un terrible dolor de cabeza esa materia es horrible. – Saco unas pastillas de su escritorio y se las paso como si fueran nada.

- - Oye me das de tus dulces.

- - Muy gracioso. – Dijo entre risa el castaño.

- - Son drogas.

- - Drogas que curan.

Cuando termino de limpiarse el ojo fue abriéndolo de poco a poco notando que su amigo soltaba un audible suspiro y un sobresalto.

- - ¿Qué pasa?

- - Bueno, no sé cómo explicarlo. – Dijo un poco nervioso. – Oh el paracetamol tiene efectos secundarios o tu ojo se infectó.

Dipper se dirigió al espejo del baño que estaba afuera para ver un ojo ambarino brilloso con la pupila afilada.

- - Mierda... - Musite.

- - ¿Dipper? – Le llamo Nico. – Llamo a tu madre.

- - No, no ya te dije que estoy bien. – Tratando de mantener mi compostura. – Parece ser efecto de las gotas, ya sabes el oftalmólogo me dijo que podían pintarme un poco la retina y eso.

- - ¿De Amarillo? – Pregunto extrañado.

- - Sí en un momento se quita.

- - De acuerdo.

En ese momento tocaron la puerta de su cuarto, a lo que Dipper cerró su ojo derecho y su amigo abrió para encontrarse con la gemela del castaño.

- - Dipper, mama y papa llegaron y trajeron comida china. – Dirigiéndose a Nico. - ¿Te quedas a cenar? – No era necesario preguntarle cuando conocía la respuesta.

- - Sí, pequeña. – Acariciando su cabeza.

- - Somos de la misma edad. – Haciendo un leve puchero.

- - Sí, pero lo digo por estatura. – Mostrando una sonrisa. – Vamos Dipper trajeron comida china. Tú adorable clon femenino nos llama.

- - Nico eres una terrible sanguijuela.

- - Y por eso me comeré tu rollo primavera. - Dijo tomando a Mabel de los hombros con ternura. – Vamos pequeña.

- - Nico ya te había dicho. – Dijo la castaña avergonzada con las mejillas rojizas. – No me... - Pero fue interrumpida por él.

- - Sí, sí lo sé no tocar. - Levantando sus manos. – Mal Nico, muy malo.

- - Dipper ¿estás bien? – Viendo a su hermano con el ojo cerrado.

- - Estoy bien Mabel, me estaba colocando las gotas. – Dijo. – Verdad, Nico.

- - Ahem... sí. – Empujando a Mabel. – Vamos, vamos a comer.

- - De acuerdo. – Dijo la castaña lanzando una suave risa.

Los tres bajaron a cenar mientras que Dipper se colocaba un parche medico en el ojo derecho. No quería preocupar a Mabel.

Nico como siempre se sentaba entre medio de los gemelos Pines, siempre argumentando que así podría diferenciarlos y tener más línea de conversación sin tener que estar extendiendo el cuello para escuchar a Mabel. Cada vez que ella quería platicar con él. En cambio los padres de los gemelos ya estaban acostumbrados a la visita del amigo de Dipper que incluso ya lo han aceptado como un miembro más de la familia. En sí, el amigo de Dipper había creado lazos en su familia teniendo confianza en platicar con sus padres o su hermana a comparación de hace 2 años y medio atrás, cuando era solo un chico callado, frio y tímido ante su familia, y solo le dirigía la palabra a Dipper.

Por fin Dipper había conseguido un mejor amigo con el cual siempre contar; sin tener miedo de platicar sus experiencias paranormales y sus aventuras en el pueblo de Gravity Falls, incluso Mabel lo iba aceptando de poco a poco sin que se asustara de verlo. Lo único que no toleraba aún era el contacto próximo de él.

- - Mañana es día de San Valentín, darás dulces corazón. – Dijo su padre.

- - Daré a mis amigas. - Dijo feliz. - Ya envié unos por correo.

- - Mabel el cartero se va molestar si llegas a enviar sobres con chocolate. – Le regaño Dipper.

- - Esta vez no tienen chocolates.

- - Ah no, ¿entonces qué son?

- - Galletas. – Confeso con una sonrisa la chica.

Solo escuche como mi amigo comenzaba ahogar una risa, antes de que yo lanzara un bufido frustrado. – Es lo mismo, sabes muy bien que alimentos no. Aparte está lloviendo que pasa si se mojan la correspondencia.

- - Pues me quejare.

- - Y seguimos a lo mismo.

- - No lloverá tan fuerte. – Comento el azabache.

- - Nico cállate y sigue comiéndote tu rollo.

- - Hijo ¿otra vez? – Pregunto su madre preocupada.

- - Mm... ya vez. – Agachando la cabeza. – Un poco de trabajo.

- - Puedes quedarte mañana en casa cielo. – Dijo su madre. – A que descanses.

- - Es una excelente idea, Dipper no la rechaces, no todas las veces tu madre te permite quedarte en casa. – Dijo Nico.

- - Calla Nico sabes que mañana tenemos que estudiar para el examen de historia.

- - Bro-Bro un día que te quedes en casa no pasa nada. – Dijo Mabel.

- - Eso lo veré mañana si estoy bien.

- - Lo consultara con la almohada. – Dijo en tono burlón mi amigo.

Cuando terminaron de cenar Nico y Dipper subieron de regreso a su cuarto, para ir por la mochila de Nico.

- - Por cierto Dipper, avísame si iras o no. No quiero levantarme temprano y venir de punta en punta.

- - Nico eres un exagerado, tu casa está a tres cuadras delante de la mía.

- - Por eso mismo 3 metros que camine de la entrada de tu casa a la acera, es un infierno para mí.

- - Calla exagerado. – Aventándole una pelota.

- - Gracias la ocupaba. – Cachándola. – Bueno me voy yendo.

- - Conoces la salida.

En cuanto salió el azabache del cuarto de Dipper, se acercó a la habitación de Mabel para tocar su puerta consiguiendo que le abriera.

- - Hola, no es por molestar Mabel. – Acercándose muy cerca de ella para susurrarle algo. – Te quería pedir un favor.

- - ¿Un favor?

- - Sí, podrías vigilar a tu hermano. – Dijo. – A estado últimamente muy agotado y acaba de sangrar ya sabes, de su ojo. Y creo que le vi amarillo. Solo para que estés al pendiente.

- - ¿Amarillo? – Dije un poco temblorosa de mi voz.

- - Sí, pero no sé cómo decirte. Parecía gato. – Rascándose la nuca. – Ya sabes cómo es de exigente con sus trabajos, oblígalo a descansar.

- - De acuerdo... - Reflejando en mi mirada tristeza. - ¿Actuaba extraño?

- - No, no para nada. Esta vez no sucedió nada de eso. – Cambiando a una expresión seria. – Pero debo confesar... que sentí algo extraño esa vez.

- - Nico, perdón. – Bajando su mirada.

- - Oye, estoy bien. Y sé que está bien tu hermano. – Mostrando una sonrisa media. – No es nada grave.

- - Lo sé.

- - Bueno me debo de ir o tu hermano sospechara que sigo aquí. – Dijo despidiéndose de la gemela.

- - Nico

- - Sí.

- - Gracias por decirme.

- - Son hermanos, ustedes dos se cuidan mucho. Me hubiera gustado hacer eso con mi hermana.

La castaña observo desde la escalera como se retiraba el amigo de Dipper, antes de posar su mirada en la puerta de la habitación de su hermano.

- - Dipper...

Dipper se encontraba en su habitación retirándose el parche médico y tomando un espejo de mano que tenía guardado en el cajón. Se observó que su ojo seguía con el color ámbar brilloso. De momentos sentía un fuerte dolor de cabeza, haciendo que abriera el frasco y tomara otras dos pastillas. Pero nada detenía el constante dolor.

- - Maldición sal de mi cabeza. – Dando un golpe en mi escritorio.

"Ese idiota estaba acercándose a las respuestas chico"

- - Es mi amigo... así que déjalo en paz. – Gruñí furioso.

"Dile al mortal que se aleje de Estrella fugaz, chico"

- - Cállate tú no tienes autoridad para mandarme.

"Eso piensas... déjame refrescarte la memoria, para que sepas quien manda a quien"

- - No te atrevas... - Amenace. - Tú estás muerto te eliminamos de la mente de mi tío, yo también puedo hacerlo.

"Me estas amenazando Pino."

El castaño poso su mirada afuera en la ventana viendo la oscura noche cubrir el panorama de su vecindario, entre las sombras unos ojos se posaban dirigiendo su vista hacia él.

"Yo lo veo todo"

- - No tendrás a Mabel. – Dije, en tono serio. – Aunque tenga que sufrir esto, no dejare que ella regrese. Nosotros estamos bien.

"Veamos cuanto tiempo puedes mantenerla apartada de mí. Ella vendrá en su momento, directo a mí eso lo sé. Porque yo cumplo mis promesas, Pino."

.

.

4 meses después

Un sábado por la tarde en su primer día de vacaciones de verano, Dipper y Mabel estaban viendo una película en la televisión, mientras que sus padres habían salido hacer las compras. Hasta que sonó el timbre del teléfono en la casa.

- - Iré a contestar. – Levantándose la castaña de su asiento en el sofá.

- - Sí es Nico, dile que es un pesado al llamar a la casa. – Revisando su celular que tenía mensajes de su amigo, pero sin ningún contenido de texto. – Se habrá averiado este aparato.

Mabel levanto el auricular del teléfono y contesto.

- - Hola habla a la casa de la familia Pines. – Sonando feliz. - ¿Quién habla?

- - Mabel eso no se dice, que tal si es un extorsionador. – Le regañe. Mientras que ella me sacaba la lengua.

- - Tío Ford. – Borrando su sonrisa para cambiar a una expresión preocupada. – ¿Tío qué sucede?

- - Mabel dame el teléfono. – Dijo Dipper tomando el auricular en sus manos. – Tío soy yo Dipper, ¿sucede algo? – Viendo a su hermana que se le cristalizaba los ojos.

- - Dipper, yo solo llamo. – Contesto el mayor. – Para que pedirles que vengan Mabel y tú un momento al pueblo. Sé que habíamos acordado por el bien de ella que no se acercara, más por el problema de hace 3 años. Pero... es importante que regresen.

- - Tío yo...

- - Dipper... - Hablo Ford. – Stanley está muy enfermo. Necesita verlos una vez más.

Dipper miro un momento a su gemela, dirigiéndole una mirada atenta y conteniendo un momento la respiración. Fue cuando el castaño trago saliva y se preparó para decirle su respuesta.

- - Iremos. Pero solo será unas semanas. – Aclare, no quería exponer a mi hermana a tanto peligro.

Colgó el teléfono para después lanzar un suspiro en un intento de calmarse. Se dirigió a su hermana y le dijo mostrando una media sonrisa.

- - Vamos a unas pequeñas vacaciones. – Mencione. – Sé que ha mama y ha papa no les agradara que no vayamos a la playa como lo habíamos planeado. Pero esto es importante.

- - Quiero ver al tío Stan. – Derramando lágrimas. – Dipper nunca había escuchado al tío Ford sonar de esa forma.

- - Hey, tranquila todo estará bien. – Revolviendo su pelo con dulzura. – El tío Stan es fuerte, lo ayudaremos a que se recupere.

- - Sí. – Asintiendo. – Le haré un suéter de "mejórate".

- - De seguro le gustara. – Mostrándole una sonrisa. – Iré hacer la maleta, tú también deberías hacer la tuya.

Dipper subió a su habitación dirigiéndose a tomar una maleta de su cama y comenzar a empacar la ropa que llevaría. Abrió su celular y comenzó a escribir un texto para enviárselo a su mejor amigo.

Se acercó a su tablero de notas y vio una foto donde estaba él, Mabel y su amigo.

.

.

( F )

Hace 3 años atrás

.

.

Dipper se encontraba esperando a su hermana fuera del consultorio del psicólogo. Pero antes resumamos como llego a esta situación.

Cuando regresaron a California, parecía que todo estaba bien ya que las primeras noches su hermana no había presentado ataques de pánico o ansiedad. Pensando que lo habían afrontado. Pero no fue así, durante el resto de los días cuando habían comenzado las clases. Noto que Mabel actuaba diferente siendo muy distante con sus compañeros de clase y en ocasiones no toleraba contacto ni la interacción social.

Los padres de los gemelos no tardaron en darse cuenta del problema, pensando que su hija estaba siendo acosada por algún compañero de su salón. La llevaron al psicólogo ella al principio se opuso, llegándose a saltear sus citas, pero al final termino accediendo. El diagnostico que le dieron fue reservado entre sus padres y su hermana.

PV Dipper

Yo no sabía que traía mi hermana, las veces que iba a verla en su cuarto, me ocultaba los papeles que le habían dado y me mostraba una sonrisa forzosa mientras palmaba aun lado de su cama, para que me sentara a su lado. Notando un esfuerzo para tolerar mi compañía, desviando de momentos su mirada de mi rostro.

Un día mi madre se encontraba en su habitación con ella, estaban conversando en privado, la puerta estaba entre abierta y no pude evitar espiarlas. Vi que mi mama le explicaba el uso de sus medicamentos que le habían prescrito, recuerdo haber visto como Mabel lloraba mientras sujetaba la bolsa con su tratamiento.

Al año siguiente se acercaba nuestras vacaciones de verano, tenia deseos de volver al pueblo y ver a todos mis conocidos. Quería contarle muchas cosas al tío Ford y lo que había hecho, mostrarle mis investigaciones paranormales, pero también una voz lejana y conocida, me hacía dudar en volver de regreso a Gravity Falls. Siempre resonando una carcajada de forma distorsionada.

Ese mismo año mí hermana recayó en depresión y por el bien de ella, pospusimos el viaje avisándoles a mis tíos que no iríamos.

Ese año fue el más distante entre mi hermana y yo, ya que ella me temía cada vez que estábamos solos en casa. Nunca entenderé él porque me evitaba.

.

.

Mabel y a mí nos tocó en salones diferente siendo separados. Ella no protestó por primera vez, dando entender que ella deseaba tener su propio espacio y estar alejada de mí.

Cuando llegue al salón que me tocaba vi que estaba lleno y que cada quien tenía formado su bando con sus amigos. Diría que llegue tarde a la elección de aliados, pero no es así. Ellos ya se conocían desde hace tiempo, yo solo llegue como un anexo más a su salón de clases. Quien podría decirse era el rezagado de la manada.

No dure mucho tiempo solo cuando conocí que se sentaba a lado mío, un chico de vestimenta gótica; de pantalones negros ajustados y una camisa gris con la imagen de un cráneo, portando una chamarra de lana café oscuro con peluche color crema sobre su cuello. De tan solo verlo con la chamarra me hacía sentir incomodo, siendo que estábamos entrando a septiembre en tiempo de calor. Vi que me dirigía una mirada fría y lanzaba un chistido de fastidio antes de sentarse en su lugar y recargaba su peso en un punto de la silla inclinándola hacia atrás solo dejando un punto de presión entre las dos patas traseras de su asiento. Me impresionaba como podía quedarse en esa posición sin llegar a caerse y partirse la cabeza.

- - ¿Dónde está el show que yo no lo veo? – Diciendo con voz fría y llena de sarcasmo.

Preferí no responderle y concentrar toda mi atención al resto de las clases.

Cada día era el mismo yo llegaba y esperaba a que comenzara la clase, en cambio él llegaba en ocasiones tarde y era regañado por el profesor. Siempre callado y lanzando una maldición en voz baja, tomaba asiento y adquiría la misma posición de siempre, balanceándose sobre la silla con esa actitud seria y de odio hacia la humanidad. Al principio pensé que era un ignorante en las materias y un problemático, aunque no estaba equivocado. La mayoría de las veces rechazaba pasar al pizarrón a resolver los problemas u obedecer órdenes del profesor.

Hasta que un día...

- - Joven Pines. – Dijo el profesor de historia. – Hará equipo con el joven Di Ángelo, durante el resto del semestre.

- - ¿Con el emo? – Decían algunos compañeros de clases. – No quisiera ser él. Le toco andar con el chico muerte. – Dijo un grupito al otro lado del salón.

Mire de reojo a mi compañero que estaba mirando al techo a cierto punto de la nada. Yo solo solté un suspiro y me lleve unos dedos a masajear el puente de mi nariz. Estaba frito en esa materia.

Acercarme fue difícil, hablar con él fue mucho más difícil de lo que creí, sin que nuestra conversación durara tan solo 20 segundos, siendo "un hola y un piérdete". Única opción que tenía... hacer tarea doble.

Llegando al final del día no conseguía éxito en vida social y familiar. Solo problemas tenía en casa; por mi hermana que cada día actuaba más distante, al punto de no querer hablar conmigo. Mientras que en la escuela; seguía sin tener un amigo estable, solo conocido y tener que soportar con que mi compañero me siguiera ignorando.

Ahora volviendo al resumen del principio... me encuentro afuera del consultorio del psicólogo de mi hermana, esperando a que termine su sesión terapéutica.

Me encontraba revisando los mensajes de mi celular, entre ellos uno de mi tío Ford, preguntando como nos encontrábamos y cuando vendrían a visitarlos.

De repente vi que entraba a la sala de espera del consultorio mi compañero de clases y aquel que me ignoraba todos los días y me dedicaba un mal día al término de nuestras clases. Iba retirarse ese chico gótico de ahí, cuando salió mi hermana del consultorio y el psicólogo lo llamaba.

- - Nico has regresado. – Dijo el especialista. – Pasa.

- - Terminemos esta basura. – Dijo molesto y dedicándome una mirada fría.

En cuanto entro sentí que mi hermana me tocaba el brazo llamándome, algo que no había hecho en meses.

- - Dipper. – Escucharla decir mi nombre solo hacía que se encogiera un poco mi pecho.

- - ¿Qué pasa?

- - Vamos a casa, ya termine. Estoy cansada.

- - Sí... - Asentí para dirigirme a salir de ese lugar junto con mi hermana.

El resto de los días poco a poco fui tratando de mantener una conversación con aquel chico y tratar de llevarme bien con él.

- - Hola Di Ángelo. – Lo salude. Pero solo obtuve una mirada de desaprobación y que el sacara un libro de color azul marino de una vieja impresión, para ignorarme a gusto.

Y así fue todo los días del mes de septiembre.

- - Poco a poco se siente el fresco ¿no? – Pero él me ignoro girando su rostro al otro lado.

Llegando a Octubre todavía lo intentaba.

- - ¿Cómo le haces para quedar en esa posición? – Señalando la silla inclinada.

- - ¿Te importa o soy tu sujeto de investigación? – Recargando un lado de su rostro inexpresivo con su puño. – Digo para llamar al Nacional Geographic y a los reporteros de Discovery.

- - Olvídalo. – Refunfuñe molesto.

Pero no me seguía rindiendo.

- - He tenido que empezar a usar sudaderas.

- - Felicidades ya usas sudadera, tal vez deberías avisarle a los demás de esta noticia. – Expresando otro sarcasmo a todo lo que daba.

Aunque no conseguía una conversación con él. Ese día me extraño de ver a Mabel aparecer en mi salón, por lo general ella me esperaba afuera en la entrada de la escuela para ir a su sesión terapéutica. Tome mi mochila y me dirigí hacia ella. Extendí mi mano para que la tomara, pero ella seguía rechazándola.

Cuando llegamos al consultorio la espere como siempre, hasta que entro mi compañero con una expresión de pocos amigos sentándose y esperando su turno. Un silencio incomodo se formó. Hasta que salió Mabel furiosa del consultorio dando grandes zancadas y saliendo de inmediato.

- - ¿Mabel?

- - ¡Mabel! – Le llamo el especialista. Para después fijar su mirada en mí. – Eres hermano de la señorita Pines ¿cierto? Podrías entregarle esto, es lo de siempre, solo que aumente su dosis, pero estaba tan molesta que me lo ha tirado a la cara.

- - No es de extrañar, eres un jodido que crees que con palabras y placebos nos repararas. - Dijo el chico. - Quienes engañen siempre encontrarán a quien se deje engañar; todo verán lo que aparenta y poco lo que es, y esos pocos no sé atreverán a ir en contra de la mayoría.

- - Di Ángelo pasa al consultorio. – Dijo el psicólogo. – Tal vez podamos conversar a gusto tus problemas.

- - Aparentemos que llevemos esta consulta normal, solo aparentemos porque en verdad no funciona ninguna mierda esto. – Mostrando una sonrisa cínica mientras entraba al consultorio.

- - Lo siento joven Pines. – Dijo. – Solo entréguele esto a su hermana. Y que no se salte ninguna.

- - De acuerdo. – Tomando la bolsa.

Cuando salí del lugar no pude evitar revisar el contenido de la bolsa, observando que había dos frascos amarrillos con el nombre de Lexatin. Tome mi celular e investigue un poco su uso; lo que encontré hizo que todo lo que sucedía a mi alrededor se detuviera, y mi respiración se retuviera poco a poco. Vi a mi hermana recargada en las escaleras llorando y abrazándose a sí misma. Fue cuando me di cuenta que fui un estúpido ciego todo este tiempo, ella todavía seguía sufriendo.

- - Mabel. – Le llame por detrás escuchándola sorbe su nariz y limpiarse con las mangas de su suéter lila sus lágrimas. Me acerque con sumo cuidado y toque su hombro. - ¿Quieres ir... a comer un helado? – Mencione. – Yo invito.

- - ...Claro. – Mientras se pasaba las manos para limpiarse las lágrimas.

Fuimos a la heladería y por primera vez en meses, ella volvía hablar conmigo. Aunque sea una mínima conversación entre hermanos. Pero había ratos en que ella evitaba mi mirada, pero hacia un esfuerzo para mantenerla.

- - Mabel ¿Cómo van tus clases?

- - Bien, aunque los maestros dejan mucha tarea. – Dijo con una media sonrisa mientras disfrutaba comiendo su nieve. – Ese chico siempre está molesto.

- - Siempre lo está. – Conteste.

Le entregue la bolsa que me dio su psicólogo, ella lo tomo y después las arrojo en su mochila para después mostrarme una sonrisa tímida y decir "gracias".

Al día siguiente volví a intentarlo.

- - Hola Di Ángelo.

- - Es el intento número 43 en este día. – Devolviéndome el saludo pero sin apartar la vista de su libreta. – Otro inútil intento tuyo.

- - Tal vez. – Viendo que ponía a girar su lápiz. - ¿Cómo estuvo tu día ayer?

- - Como el de todo el mundo, sujeto a la entropía, decadencia y una eventual muerte. Gracias por preguntar. – Colocando una sonrisa fingida. – Tú hermana se fue hecha un lio de emociones.

- - Tenías razón ayer.

- - ¿Sobre qué?

- - Sobre ese sujeto. – Dije un poco molesto al recordar lo que le daba a mi hermana. - Es un idiota, el no sabría la situación que ha pasado mi hermana.

- - Vaya, hasta que por fin abres los ojos. – Inclinando su silla. - Deberían darte un premio o quieres que te aplaudan.

- - ¿Qué tal si me dices como te mantienes en esa posición sin caerte?

- - Umbraquinesis.

- - ¿Qué es eso? – Colocando una expresión de confusión como si me hubieran hablado en chino.

- - Control sobre la oscuridad y las sombras. – Mostrando una expresión seria. – Un poder que pocos lo poseen, no crees.

- - No serias el primero, conocí a alguien hacer eso. Un horrible demonio triangular.

- - Tuviste cinco segundos para pensar en un triángulo demoniaco.

- - Sí.

- - Interesante respuesta.

Una rara amistad surgió a causa del incidente de ayer en el consultorio. Pero tan siquiera había mantenido una buena conversación con él. Poco a poco fui conociéndolo y siendo su amigo, hasta el punto de cuando iba acompañar a las citas de Mabel al psicólogo me lo encontraba y comenzábamos con nuestra platica de las cosas paranormales y un poco de mitología griega; al parecer Nico estaba obsesionado con la antigua Grecia, dioses, deidades y bestias, entre otros. En cambio con la relación con mi hermana iba volviéndose abrir llegándome a platicarme de su día y de sus compañeras de clase.

Un día le presente a mi amigo, pero ella tuvo una reacción no fue nada agradable.

- - Un clon Pines. – Dijo Nico con los brazos cruzados. – Ya lo sabía. – Manteniendo sus expresión fría y su actitud distante.

- - Dipper. – Volteándose a ver a su gemelo estando incomoda.

- - Mabel, él es Nico y Nico ella es mi hermana gemela, Mabel. Somos de la misma edad 14. – Presentándolos. – Creo que ustedes dos se ven a menudo en el consultorio.

- - Bastante. – Respondieron los dos.

- - En primera Pines, yo no tengo 14 soy un año más grande, 15 para ser exactos.

- - Yo soy la gemela alfa. – Dijo Mabel. – Dipper nació cinco minutos después.

- - Entonces Dipper es el menor entre los dos. – Dijo con burla el azabache.

- - Muy bien suficiente de burlarse de mí.

El día que le tocaba la sesión especial a mi hermana nos acompañaba Nico, ya que a él también le tocaba. Los tres estábamos esperando afuera del edificio, cuando vi que mi amigo se detuvo.

- - ¿Qué sucede? – Le pregunte.

- - Estoy harto y me imagino que tu hermana lo está. – El chico de cabello azabache se acercó y tomo la mano de mi hermana gemela. – Por hoy no vamos a la consulta, no lo necesitas. – Dijo. – Dipper rentemos películas y compremos todas las papas, refrescos y dulces que queramos.

- - Di Ángelo perdiste la cabeza.

- - Todavía no. – Volteándose a ver a Mabel. – ¡Hey! dame eso. – Señalando su mochila.

- - ¿Qué vas hacer? – Entregándole su mochila rosa, viendo que sacaba sus pastillas. – ¡Espera!

- - No, no ya basta. – Tirándolas a la basura. – No más esta mierda, tú estás bien y yo pues no podría decir del todo, pero igual lo diré.

- - Nico ¿Qué diablos haces?

- - No volveré a ese lugar a que me sigan lavando el cerebro, prefiero conservar esos malos recuerdos a ser un estúpido muerto toda mi vida. – Dijo. – No es tan malo. Tengo que aceptar el hecho de mis problemas, pero no drogándome con estas pastillas.

Recuerdo que ese día mi hermana le dio una sonrisa a mi amigo y asintió, durante el camino ella soltaba una que otra lagrima mientras tomaba mi mano, sin llegar a desaparecer su sonrisa. Ese día rentamos películas y compramos toda la comida chatarra y dulces que queríamos. Nos sentamos en la sala de estar y vimos las películas de comedia, aventura y ficción que rentamos; los tres no parábamos de conversar y reír. Mis padres habían llegado y habían pedido pizza, invitaron a mi amigo a cenar aunque él demostraba ser tímido en presencia de mis padres. Mi madre y mi padre lo invitaron a quedarse a dormir, por lo tarde que era, dijeron que un chico de 14 años no debería estar afuera en la noche y menos regresar solo. A la vez que vieron nuestra improvisada reunión de cine y lo mucho que nos divertíamos los tres.

Podríamos decir que es la primera vez que yo y Mabel podíamos disfrutar de estar en compañía de un amigo. Tras estos meses duros y distantes.

[...]

PV Normal.

Mabel se había despertado de forma agitada y sudorosa, observo a su alrededor y vio el televisor con la película terminada y con la pantalla del menú que se reproducía. Había platos de vacíos y a su hermano dormido en el sillón, aun lado de ella se encontraba dormido en el piso el amigo de su hermano, con una almohada en la cabeza y cubierto con su chamarra. Fijo su vista en el azabache de rizos oscuros, paso sus dedos por su brazo tocando su piel nívea, consiguiendo que él lanzara un quejido cansado y un bostezo de forma perezosa.

- Mabel Pines... - Entre abriendo los ojos para encontrarse con la mirada avellana de la chica. – No puedes dormir. – Viendo que la chica solo se encogía de hombros desde su lugar. – Creo que yo tampoco.

- - Perdón por despertarte.

- - No lo lamentes. – Acomodándose para verla mejor. – Tuviste una pesadilla. – Viendo que asentía. - ¿Son muchas?

- - Son extrañas... - Confeso un poco apenada en su voz. – Yo muero de diferentes formas y el me busca. Él siempre gana y me atrapa, pero despierto antes de saber de lo que me hará más adelante.

- - Nada es real. – Dijo. – Hasta que sea verdadero. Por lo que aprovecho mis sueños para averiguar qué es lo que desean mis enemigos.

- - Lo intentare tal vez la próxima.

- - No me hagas mucho caso pequeña, digo muchas cosas sin pensar. – Soltando un suspiro. – Termino la película.

- - Parece ser que sí. – Mirando el televisor. – Nico ¿porque vas al psicólogo?

- - Problemas familiares y depresión... larga historia. – Dijo. – Sí te lo contara no me creerías la mitad. Mi familia proviene del inframundo "en ciertas palabras". – Colocando una expresión amarga. - De seguro no saben que llegue a casa, ya que ni les preocupo. Todos están concentrado en lo suyo que ni prestan atención a su hijo.

- - Ellos deben estarlo.

- - Chica han pagado a un estúpido para que de terapia a su hijo, durante un año. Y crees que se han preocupado en preguntar ¿cómo está su hijo? Ni ellos saben que me he salteado a 15 sesiones a lo que va del año. - Reposando su brazo sobre su cabeza. – Por eso estaba harto de seguir este juego. – Dirigiendo su mirada oscura hacia la castaña. - ¿Tu porque vas? Vi que te dan... esos dulcecitos. – Refiriéndose a los frascos que había tirado.

- - Depresión... y estrés postraumático. – Colocando una expresión triste. – Sí te lo contara dudo que me creerías la historia y dirías que estoy loca.

- - Si te creería. – Respondió.

Mabel se hizo un lado para que Nico se sentara a su lado. Contándole cuando fueron Dipper y ella a Gravity Falls, no conto todo tan solo una parte. El chico escucho atentamente la historia de la castaña, sin llegar a interrumpirla. Hasta escuchar el final.

- - Crees que sigue afuera. – Dijo el joven recargando su espalda contra el respaldo del sofá. – Puedes ver... amarillo en mis ojos.

- - No... - Dije con las mejillas rojizas. – Tus ojos son negros. Yo nunca había visto unos ojos tan oscuros.

- - Es un gris oscuro. – Brindándole una sonrisa suave. – Los tuyo y los de tu hermano son un avellana muy curioso.

- - ¿curioso?

- - Con la luz del sol cambia a un verde combinado con el café claro.

- - Ya veo... - Sonriendo tímidamente.

- - ¿Me dejarías contar tus heridas una vez?

- - ¿Para qué? No tengo ninguna marca.

- - Para saber cuántas veces me necesitaste, y no estuve ahí para ti.

- - Se lo dices a muchas. – Dije poniendo una media sonrisa.

- - Eres la primera.

- - Mi hermano está dormido. – Ambos vieron en dirección al sillón donde estaba Dipper roncando.

- - Tú hermano tiene el sueño pesado como el de un tronco.

- - Es difícil levantarlo al menos que haya comida.

- - Mañana estará hecho una furia por el dolor de estómago que tendrá.

- - Yo ya estoy acostumbrada.

- - Te acabaste cinco bolsas de gomitas de koala y cuatro rebanadas de pizza.

- - Tú ni te hagas el inocente que nos salteamos la terapia.

- - Tan siquiera admites parte de la culpa.

Ambos rieron en silencio mientras se dedicaban una sonrisa, él chico le extendió su mano para que la tomara aferrándose al contacto.

- - Mejor.

- - Sí. – Sintiendo el pulgar del chico tocar el dorso de su piel. – Tu piel es muy pálida.

- - Me lo dicen muchos, por eso soy apodado el chico muerte. – Dijo. – No le caigo a las personas ni a los animales.

- - Entonces Dipper y yo somos los primeros en que nos caes bien.

- - Se podría decir que sí, ustedes y Bianca. – Mostrando una leve sonrisa. - Puedes tener mi mano.

- - Gracias.

Se quedaron sentados en silencio por unos minutos antes de que ambos cayeran dormidos el uno contra el otro.

[...]

Pasando los días, semanas y meses Nico, Dipper y Mabel se habían vuelto los mejores amigos. Todo parecía volver a la normalidad con los gemelos Pines, los tres siempre pasaban el tiempo juntos, Mabel volvía hacer más abierta en su salón. Nico era más expresivo y comunicativo con Dipper, pero con el restante del salón y los profesores, seguía teniendo una actitud seria y fría. Pero el resto de los días era paz para los gemelos.

Pero no duro mucho cuando cumplieron 15 años...

Dipper se encontraba caminando junto con Nico sobre la acera, mientras iban de regreso a su casa. Habían salido temprano de la escuela, teniendo solo cuatro clases. Cuando de repente el castaño sintió por su mejilla recorrer una fina línea carmesí, pasándose los dedos para limpiarse y después sentir un dolor de cabeza.

- - ¡Dipper! – Acercándose a ver a su amigo. - ¿Te encuentra bien?

- - Sí... más o menos. – Frotándose el ojo derecho. – Maldición.

- - Hey, casi llegamos. – Colocando una mano sobre su hombro. Pero no obtuvo ni una respuesta por parte de él. - ¿Dipper?

Una risa oscura que provenía del castaño hizo que Nico se alejara un poco confundido. – Tú eres aquel que estorbas en mis planes. – Levantando el rostro para mostrar ambos ojos color amarillo y con la pupila afilada. – Mis modales. – Haciendo una reverencia.

- - Dipper para esto. – Sonando preocupado. – Tus ojos.

- - Pino... mi inútil marioneta. – Sonando con voz profunda. – Una advertencia chico, golpeando su pecho. – Mantente alejado de ellos, en especial de Mabel Pines.

- - ¿Mabel?

Desde ese entonces Nico no le había contado de ese incidente a Dipper, manteniéndolo oculto.

Al siguiente año fue incrementando las ocasiones en que Dipper le sangrara el ojo o escuchara voces, llegando al punto de estar paranoico. Nico sabía que su amigo le ocultaba información, pero evito indagar más en preguntarle.

( F )

En la noche Dipper tomo su suéter y salió a reunirse con su amigo en el punto que habían acordado, para verse. Tomando su bicicleta pedaleo hasta llegar al puente de un lago, observando que se encontraba el azabache tirando piedras.

- - Nico... mi hermana y yo, iremos mañana a visitar Gravity Falls. – Acercándose a tomar unas piedras y lanzar una hacia el lago. – Creo que la tome por sorpresa a Mabel o es algo que ya esperaba por venir. – Poniéndose nervioso. – Ni sé que hare cuando lleguemos al pueblo, hay tantos conocidos que ni seguro sabrán de nuestra llegada.

- - No vayan. – Dijo seriamente.

- - Solo serán unas vacaciones. – Lanzando otra piedra. – Mi tío está muy enfermo... y nos han pedido que fuéramos a visitarlos.

- - Entonces ve tú, pero no lleves a tu hermana. – Tirando sus piedras al suelo mientras se sacudía el polvo. – Dipper, eres mi amigo, tú y Mabel son mis mejores amigos. – Dijo. – Pero no vayan. – Quería contarle sobre lo que sucedió hace 2 años, lo poco que había investigado de ellos y lo que Mabel le había contado. – Me preocupan

- - Oye estaremos bien solo serán unas vacaciones. Te traeré fotos y te contare mis aventuras, incluso leerás mi libro.

- - Dipper... - Soltando un suspiro. – Cuida a tu hermana, hagas lo que hagas no la pierdas de vista. Y nunca estén solos.

- - Descuida ella y yo somos los misteriomelos. – Diciendo con orgullo. – Estaremos bien.

- - Sí, lo sé. – Abrazando a su amigo con fuerza. – Oye idiota regresa tú y Mabel a casa.

- - Claro bastardo. – Devolviéndole el abrazo. – Evita vetar a Mabel de la biblioteca. - Entregándole el pase. – Me dijo que te lo diera y que lo cuidaras como oro.

- - Je, dile que gracias.

Ambos chicos se soltaron a reír y regresar a sus casas en sus bicicletas. Dipper dio una última mirada a su amigo antes de verlo irse directo a su casa.

Mientras que Mabel se preparaba para ir a dormir, escucho que su hermano anunciaba su llegada. Salió de su cuarto para avisarle desde las escaleras que su cena estaba en el microondas, notando que se llevaba una mano a la frente.

- - ¿Te encuentras bien?

- - Sí, si estoy bien Mabel. – Respondía haciendo un gesto con la mano. – Solo estoy un poco cansado.

- - ¿Fuiste a ver a Nico? – Pregunto.

- - Sí, ya sabes que si no le aviso al rato está llorando. – Sacando su cena del microondas. – ¿Y papa y mama?

- - Dormidos.

- - Bien. – Dijo, subiendo las escaleras para abrir la puerta de su cuarto. – Tienes todo listo para mañana.

- - Sí.

- - De acuerdo. – Dijo. – Cenare en mi cuarto y mañana te despertare. No te levantes tarde Mabel.

- - Está bien. – Cruzando los brazos.

- - Buenas noches.

- - Buenas noches, Bro-Bro. – Mostrando una sonrisa.

La castaña se metió a su habitación cerrando la puerta con seguro y dirigiéndose a irse a la cama, acurrucándose en sus sabanas y mantas. En unos minutos termino conciliando el sueño, dejándose llevar por los brazos de Morfeo.

.

.

"Mabel"

"Mabel"

"Mabel..."

"¡MABEL!"

La chica se levantó sobre saltada de su cama escuchando los golpeteos de su puerta y la voz de su hermano gemelo llamándola desde afuera de su habitación.

- - Dipper... - Dijo algo cansada. - ¿Qué sucede?

- - ¿Cómo que sucede? Ya se te olvido que día es – Hablo Dipper desde el otro lado de la puerta. – Oye es 02 de junio, le prometimos al tío Stan y al tío Ford visitarlos. Hoy regresaremos a Gravity Falls, será mejor que estés lista.

- - Ya voy... solo deja cambiarme. – Apartando las manta y sabanas de mi cama.

- - De acuerdo, pero no tardes. Te lo había dicho anoche.

- - Lo sé.

Mabel se pasó una mano masajeando su rostro se levantó de su cama sintiendo entre sus piernas la sensación de húmeda y pegajosa. Bufo frustrada al ver que había mojado sus bragas nuevamente. Han pasado 3 largos años desde el Raromagedón y desde que derrotaron a Bill Cipher; aunque recientemente la castaña había tenido pesadillas relacionadas a cierto tipo triangular, todas en las él ganaba o se vengaba de una forma con ella, siendo también... aunque odiaba admitirlo, el protagonista de sus más locas fantasías sexuales. Sus hormonas la estaban volviendo loca por tener esa clase de sueños húmedos.

Por una vez le hizo caso a su amigo y dejo que su pesadilla continuara, aunque recordar todo lo que había sucedido dentro del castillo fue una horrible sensación de dolor en su pecho y tristeza.

- - Bill... - Volteando a ver a su ventana. – No te fuiste.

.

.

Continuara...

.

.

Los deje súper mega confundidos, a que si lo hice, si lo hice :D

Y para los que recuerdan esa parte final y me preguntaron una vez, hace como un fic anterior, sí el One shot de ¿Fue un sueño o Fue real? Tiene una conexión con Identidades Ocultas. Pues déjenme decirles que sí, sí la tiene. Pero no tenía caso volver a repetir la pesadilla de Mabel, por eso corte una gran parte, lemon insignificante y lo resumí en la parte final UwU. (Ahora si quieren leerlo pues busquen ese One Shot).

Quería poner más de la personalidad de Nico, y ponerle su novio pero muchos se iban a confundir y les iba dar spoilers de los libros de Percy Jackson, y pues... no lo puse.

Opte como ponerlo novio de Mabel o de Dipper... pero dije *Estas mandando al carajo el fic* y pues no lo puse. Así que Nico quedara solo, solin ;w;

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top