[11]-Nos Veremos

Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene situaciones de tema erótico y sexual. Lenguaje ofensivo y vulgar.

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Capítulo XI: Nos Veremos

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Había pasado tres días desde el Raromagedón, misteriosamente el pueblo había vuelto a la normalidad. Incluyendo a las personas que se supone que habían muerto en el apocalipsis, estaban vivas e incluso el tiempo no resulto alterado.

Dipper se encontraba junto con Ford en el bosque viendo la estatua de Bill Cipher, frente a ellos estaban los tres diarios intactos, sin haber sufrido ninguna quemadura.

- - Esto es extraño. – Dijo el castaño acuclillándose para tomar los diarios y comprobar que no faltaba ninguna hoja. – Tengo entendido que Bill los destruyo. Lo vi con mis propios ojos.

- - Parece que cuando creo el Raromagedón, jugo mucho con las leyes del tiempo y la física. – Dijo Ford. – Es como si nunca hubiéramos tenido este extraño evento.

- - Tío Ford, crees que él... ¿regrese?

- - No estoy muy seguro, pero me temo que no. – Dijo Ford. – Recuerda que lo borramos de la memoria de Stanley.

- - El tío Stan... Mabel – Dijo. – Ellos ha sufrido la mayor parte de esta locura.

- - Ella... - Hablando en tono preocupado. – Aun no te ha dicho.

- - Evito tocar el tema. – Pateando una piedra. – Ni mencionar nada de Bill.

- - Me preocupa mucho Mabel, dios no sé cómo pudo soportar todo esto. – Dijo culpándose. – Dipper no sabemos cuánto daño le hizo Bill a ella, te juro que de tan solo recordar lo que le hizo en esa habitación... me hace sentir culpable y con un deseo de resucitarlo, solo para que pueda yo destruirlo con mis propias manos.

- - Lo que me preocupa es que ella no duerme bien ni ha probado alimento.

- - De eso me he dado cuenta.

.

.

PV Dipper

Era tarde-noche y el clima era fresco, habíamos salido a cenar a la cafetería de Greasy Dinner. Aun no podíamos utilizar la cocina, ya que la cabaña del misterio Shack seguía reconstruyéndose. Estábamos los cuatro sentados en la mesa, junto a la ventana el lugar que siempre le había gustado el tío Stan. No muy lejos del baño ni de la barra, pero si cerca de la entrada y salida.

Mientras íbamos pidiendo vi que mi hermana se animó un poco al ver el menú, mostrándose indecisa en que pedir, levanto su mirada en mí y en el tío Ford como pidiendo permiso para lo que iba ordenar.

- - Adelante Mabel pide lo que quieras. Yo pago y aparte también tengo mucha hambre. – Dijo el tío Ford, tomando su carta y viendo los platillos. – Creo que pediré una hamburguesa y una malteada con mucha crema batida. Tengo un hambre de un tiranosaurio rex.

- - Ya escuchaste hermana, hay que aprovecharnos del tío Ford. – Viendo que mi gemelo asentía animadamente.

- - Entonces nos aprovecharemos de Ford. – Dijo Stan animado. – Ya que pediré un buen filete y varios pays.

- - ¡Oye Stanley! – Dijo Ford riéndose. – No se vale.

- - Tú dijiste, verdad niños.

- - Sí – Dijo Mabel un poco más animada y riendo.

Llegando Linda Susan a nuestra mesa nos tomó la orden, todos pedimos varios platillos pesados que de seguro nuestros estómagos la pasarían mal esta noche. Cuando se fue por nuestro pedido, el tío Stan comenzó a platicar con él tío Ford acerca de recordar la cafetería. Mabel y yo ayudamos en la conversación contando anécdotas; del cómo se burlaban de mí por el asunto de la "hombría" al no tener pelo en pecho, o la vez que Mabel jugo a ser cupido poniendo de novios a Tambry y a Robbie, o cuando ella le consiguió al tío Stan una cita con la Linda Susan.

- - ¡Woah! Saliste con la camarera Stanley. – Dijo Ford. – Me impresionas.

- - Ni yo mismo me acuerdo, esperen... si lo recuerdo. – Dijo Stan. – Incluso cuando me hablo de sus gatos. – Susurro en voz baja a nosotros.

- - Vamos, dale otra oportunidad hermano.

- - En otro momento, recordar eso me provoca una terrible jaqueca. – Dijo Stan.

- - Aquí tengo paracetamol. – Buscando en sus bolsillos. – Siempre los cargo, no eres el único con dolores de cabeza. – Soltando una risa.

En ese momento Mabel me toco el brazo para que le prestara atención, mostrándome una sonrisa y un anuncio en la carta del menú.

- - Te dan una copa de helado gigante si dices que es tu cumpleaños.

- - Enserio, ¡Woah! Entonces debemos venir.

- - Podremos tener dos copas de helado gigante con mucho chocolate. – Dijo entusiasmada Mabel con la idea alzando sus manos.

- - Cierto no podemos tener cumpleaños sin helado.

En ese momento llego Susan con nuestra orden, viendo que cargaba varios platillos sin ningún problema. a veces me pregunto de dónde saca esa fuerza.

- - Muy bien chicos. – Dijo la mujer. – Hamburguesa con extra queso para ti y con papas y tu malteada de chocolate con extra crema batida. – Poniéndole el plato a Dipper. – Y un plato igual para ti y malteada de fresa. – Colocándole la orden a Ford. – Para la dulce Mabel un sándwich club con papas y malteada de fresa con extra crema batida. – Entregándole el plato. – Y para Stan nada.

- - ¡¿Qué?! Y eso ¿Por qué? – Exigió.

- - Es broma jaja, aquí tienes. – Entregándole su pedido. – Tú filete con puré de papas y refresco Pitt cola.

- - Ah y si nos puedes traer cuatro rebanadas de pay de fresa. – Dijo Ford.

- - Okey estomago resiste. – Dijo Dipper.

Todos estábamos comiendo a gusto cuando vi a Mabel comer de una a una las papas fritas y después dejar el plato con el sándwich completo.

- - Perdón... - Mostrando una mirada cristalina. – Sigo sin tener mucho apetito. – Apretando las mangas de su suéter. – Me da náuseas y mucho temblor.

- - No te esfuerces cariño. – Dijo Ford dándole un mordisco a su hamburguesa. – A lo mejor el postre te levanta el ánimo. Intenta beber de tu malteada.

- -Sí. – Tomando la bebida dando sorbos pequeños. – Perdón. – Volvió a disculparse mientras jugaba nerviosamente el borde de las mangas de su suéter verde.

- - No, no hay problema. Siempre lo podemos llevar por si te da más hambre.

Terminando de comer habían traído las rebanadas de pay de fresa, la rebanada de Mabel tenía muchas fresas encimas, por lo que mi hermana se quedo extrañada.

- - Sé que te gustan mucho. – Dijo Susan. – Aparte es petición de alguien, quien me pidió que te diera muchas fresas. No paraba de decir que es un manjar exquisito.

- - ¿Quién?... – Pregunte.

- - Mm... no me acuerdo su nombre. – Dijo la mujer confundida, mientras buscaba con la mirada al sujeto. – Bueno, creo que se fue. Debió ser alguien del pueblo que quiso estar agradecido con ustedes, bien disfrútalo. – Se retiró para volver a la cocina.

Vi como mi hermana miraba el plato un poco confundida, le arrebate una para comerla y comprobar que no fuera "veneno" o alguien quien le quería hacer una broma.

Sí, resultaba ser paranoico en estos días, pero no quería que le pasara nada malo a Mabel. Espere un momento para asegurarle que estaba bien.

- - Sabe bien. – Dije.

Mabel solo asintió y comenzó a comer la mitad de su pay, aunque no tuviera mucho apetito ella lo intentaba.

- - Las fresas están buenas. – Dijo Mabel. – Son muy dulces.

- - Supongo que alguien que supo que te gustaría las fresas. – Dijo Ford. – Aunque las fresas son muy buenas; son bajas en calorías y grasas, las fresas son una rica fuente de antocianinas, elagitaninas, flavonoles, terpenoides, y ácidos fenólicos y elágicos, todos los fitonutrientes, que juntos multiplican el potencial antiinflamatorio. Poseen en abundancia minerales para el buen desarrollo de células rojas, así como fluoruro, hierro, y yodo...

- - Muy bien cerebrito para ahí, solo la niña dijo que sabían buenas. – Dijo Stan.

- - Bueno también es símbolo del amor y la pasión. – Dijo Susan mientras recogía los platos de la mesa de al lado. – Solo digan eso y con eso basta.

- - ¿Y porque no me pusiste a mí? – Dijo en tono bromista Stan.

- - Te las pongo pero te costara. – Haciéndole una seña de dinero.

- - Mejor no.

- - Entonces alguien interesado en Mabel. – Dijo Dipper.

- - Pero... ¿Quién? – Dijo la castaña miro su plato.

- - Supongo que un muchacho. – Dijo Stan. – Pero si quiere conocerte tendrá que pasar por mi cadáver.

- - Al igual que yo.

- - Y yo. – Dijo Dipper con una sonrisa.

- - Okey. – Dijo la chica sonrojándose y riendo de cómo sus blancos caballeros la protegían. – "Pero quien me dejaría fresas" esto último lo pensó para si misma.

Bromeamos un poco y charlamos con nuestros tíos acerca de la remodelación de la cabaña, cuando terminamos de cenar nos llevamos lo que mi hermana no había podido cenar. Fuimos de regreso a la cabaña y dejamos la caja encima de la sala. Fuimos Mabel y yo a la sala y nos quedamos un momento ahí. Yo estaba leyendo una novela de misterios y ella estaba tejiendo un suéter a lado de Pato.

Durante ese rato la vi batallar con las agujas de su tejido y el estambre, lanzando gruñidos de frustración y maldiciendo.

- - Estúpido... - La escuche decir la palabra molesta. - Estúpido, estúpido, estúpido nudo.

- - Es extraño verte pelear con una bola de estambre.

- - No sé, a lo mejor es el defecto de fábrica – Tirando su tejido. – Los estambres de los supermercados no sirven. – Cruzándose de brazos – Vienen enredados y hecho un puño de nudos feos.

- - Hey, no es tan malo. – Recogiendo su tejido. – Solo hay que desenredarlo, de poco a poco. Si quieres te ayudo ¿quieres que lo desenrede?

- - Sí... - Dijo cortamente. – Por favor.

Me senté a su lado en el sofá y comencé a desenredar el estambre de color morado fuerte con lila claro.

- - Pasado mañana será nuestro cumpleaños. – Dije. – Tendremos trece.

- - Sí, tienes razón.

- - El tío Ford y el tío Stan quería que lo pasáramos aquí en la cabaña.

- - Sería una buena idea. – Menciono la castaña. – No quisiera celebrarlo en el gimnasio.

De repente sentí como mi hermana se acercaba apoyarse a un lado de mí, acomodándose en mi hombro.

- - Dip-Dip.

- - ¿Qué sucede?

- - Puedo dormirme aquí.

- - Claro. – Acercándole la manta para que se cubriera.

- - Perdona Dipper. – Mirándolo con tristeza. – Sé que te quedas hacerme compañía durante las noches.

- - No me molesta. – Dije. – Eres mi hermana, no eres la única con pesadillas.

- - Siento que si vuelvo a dormir, despertare dentro de mi burbuja o en ese lugar. – Menciono melancólica. – Sé que él no se ha ido.

- - ¿Qué te hace pensar? – Era la cuarta noche que lo volvía a repetir.

- - Porque sé que está ahí, oculto. – Dijo. – Él me dijo que no se iría. – Las lágrimas caían sobre su rostro, pero solo hipo unas cuantas veces. – Me dijo que no se iría, entonces... ¿Por qué?

- - Mabel. – La abrace contra mi pecho dándole suaves palmaditas en su espalda. – Todo está bien, estas aquí a salvo con nosotros. Esto termino.

- - Lo siento... - Comenzó a hipear y sollozar, mientras lloraba descontroladamente.

El tío Ford entro a la sala con el frasco de ansiolíticos y un vaso de agua; ya estaba preparado para otro ataque de ansiedad y depresión por parte de mi hermana.

Se acercó con sumo cuidado y le ofreció a tomar las pastillas mientras la calmaba con palabras tranquilas y de seguridad. Estaba preocupado de como reaccionaria mama y papa de esta situación. No es como si fuéramos a llegar a Piedmont, California y decir "Hola mama, hola papa, no sabrán que nos sucedió este verano fuimos atacados por criaturas paranormales, descubrimos que tenemos un segundo tío y que tiene un hermano gemelo, ah y también fuimos esclavizados por un Dorito iluminati, quien dejo a Mabel con secuelas de estrés post traumático y depresión. Pero todo lo demás está bien" claro después de que mis tíos sufran una demanda y nosotros nos dejen prohibido regresar al pueblo, sin olvidar que nos mandaran a sesiones terapéuticas con un psicólogo.

- - Gracias... - Musito débilmente Mabel abrazándose del tío Ford.

- - Creo que dormiré con ustedes. – Dijo el mayor. – Yo también, tengo pesadillas.

- - Creo que todos. – Termine de decir.

Los tres nos acomodamos, Mabel y yo a los lados de mi tío, nos acurrucamos esperando poder dormir o tal vez descansar "unas pocas horas de sueño", pero al ver que ni llegaba ningún signo de cansancio. Mejor decidimos contar chistes tontos y algunas historias inventadas.

Así eran estas últimas noches antes de terminar nuestro verano y regresar a casa.

[...]

PV Normal.

- - Iré a dormir con las chicas.

- - ¡¿Qué?! – Dijeron los tres.

- - Candy, Grenda y Pacifica estarán ahí, darán una pijamada en casa de Grenda. – Dijo sonriente la castaña.

- - Estarás bien, no tienes que ir... - Siendo interrumpido por la mano del tío Stan.

- - Ve calabaza, diviértete con tus amigas.

- - ¿Quieres que te lleve? Pasare al pueblo por algunos víveres. Y tal vez visitar a Fiddleford – Dijo Ford

- - Sí, por favor.

La castaña fue a la habitación a tomar su mochila y empacar su pijama lila, su cepillo de dientes y su manta. Noto que encima de su cama había una camisa de color blanca, de tela suave como el algodón al cien por ciento. La toco y la extendió viendo que era grande... pero eso no era lo que había causado que sus ojos picaran y se aguaran de ver la prenda.

- - Estas bien... hermanita. – Dijo una voz profunda.

Mabel se volteó al marco de la puerta para ver a su hermano parado con los brazos cruzados, la chica podría haber jurado que vio un poco de amarillo en los ojos de su hermano gemelo, luciendo brillante en la oscuridad. Pero en cuanto avanzo hacia ella noto que tenía el mismo color que ella <<avellana>>.

- - Mabel segura que quieres ir. – Sonando preocupado.

- - Emm... sí, aparte quiero estar un rato con mis amigas. – Dije. – Dipper... - Observo un poco más cerca su ojos y la piel de su cara.

- - ¿Qué pasa? ¿tengo algo o me quedo restos de comida? – Riendo un poco incómodo ante la situación. - ¿Mabel?

- - No es nada... pensé que lucias enfermo. – Mentí. – Ya sabes, con todo esto de la construcción de la cabaña del misterio y el estar comiendo afuera...

- - Oh tienes razón. – Dijo. – Creo que a este paso terminare gordo.

- - Tienes razón, las chicas no te querrán Dopper. – Dije bromeando.

- - Oye tengo mis encantos, Estrella fugaz.

- - ¿Qué dijiste? – Me paralice un poco al escuchar ese sobrenombre.

- - Estrella fugaz... así te decía ya sabes, el Dorito idiota. – Dijo Dipper notando que había abierto una cicatriz en su hermana. – Perdón no debería haber dicho eso. Fue un error de mi parte, por todo lo que sucedió...

- - No pasa nada... Pino. – Dije también para no preocupar a mi hermano.

- - Pino, porque siempre nos decía de esa forma.

- - Supongo que se le hacía difícil grabarse nuestros nombres.

- - Oh cariño. – Mostrando una sonrisa de lado.

- - ¿Cariño?

- - No tienes razón, no se sabía nuestros nombres. – Cambie mi respuesta. – Okey te dejo a que termines de empacar.

- - Sí.

Mabel volvió a su mochila y vio nuevamente que la camisa blanca había desaparecido de su cama.

- - Lo habré imaginado.

[...]

PV Mabel

Subiendo al auto de mi tío me llevo primero al supermercado para comprar unos dulces, mientras que el compraba unas cuantas herramientas, lo más seguro para su amigo quien se los pidió antes de ir a visitarlo en la antigua mansión Noroeste.

Fui a la sección de dulces para tomar las bolsitas de gomitas, chocolate y malvaviscos. Tomando una cantidad de bolsas; había un chocolate Hershey que me gustaba mucho pero estaba hasta arriba del estante. Intente estirar mi mano para alcanzarlo, pero de pronto sentí que un sujeto se colocó detrás de mí sosteniéndome y apartándome del estante. Solo me congele a su tacto, pues me había agarrado de la cintura.

- - Niña ten más cuidado. – Dijo el sujeto, para después entregarme el chocolate que intentaba alcanzar. – Ten.

- - ...Gracias. – Dije con voz avergonzada, fije mi vista que era un empleado de la tienda.

- - No hay de que pequeña. – Dijo con una sonrisa que mostraba unos colmillos y sus ojos de un color ámbar.

- - Bill...

- - ¿Qué Bill? – Volteando a ver su gafete. – No mi nombre es Mike.

Dirigí mi vista a su gafete y vi que decía "Mike" como había confirmado el empleado. Incluso volví a ver su rostro para ver que su sonrisa era normal y su mirada era <<Verde agua>>.

- - Perdón... - Dije avergonzada.

- - Descuida, solo no te subas a los estantes. – Dijo el empleado.

Me aleje de ese lugar con mis cosas y fui a encontrarme con mi tío en la para pagar todo.

Poco tiempo después llegamos a la casa de mi amiga Grenda, me despedí de mi tío abrazándolo.

- - Okey si ocurre algo... y esperemos que no. – Entregándole dos pastillas. - Te tomas esto.

- - Sí. – Asentí.

- - Si no te sientes bien, no dudes en llamar. – Dijo. – Yo vendré volando.

- - El auto puede volar. – Dije emocionada.

- - No, pero no estaría mal modificarlo y hacerlo volar.

- - Seria genial.

- - Okey, pórtate bien querida. – Besando su frente. – Diviértete con tus amigas.

- - Lo haré.

Terminando de despedirme salí del auto y toque el timbre para ser recibida por mis amigas, quienes esperaban que llegara.

- - Mabel que bueno que llegaste. – Abrazándola Grenda con fuerza.

- - ¿Cómo estás? – Pregunto Candy.

- - Bien. – Dije. – Con todo de ayudar en la cabaña con la remodelación y eso, pues estado bien.

Pacifica llego también abrazarme para después irnos las cuatro a encaminar al cuarto de Grenda.

- - Chicas traje dulces. – Sacando las bolsas.

- - Yo tengo aquí mis mangas más populares. – Dijo Grenda mostrando su colección.

- - Y yo traje películas de romance. – Dijo Candy.

- - Pues yo pedí pizza. – Dijo en forma de diva la rubia.

- - ¡Uuh pizza! – Dijimos las tres impresionadas porque Pacifica había pedido pizza.

- - ¿Qué? Se pedir pizza, no es tan difícil.

Todas nos reímos y disfrutamos de la velada; comiendo comida chatarra, dulces, pizza, viendo películas de comedias románticas y acerca de un romance perfecto. Entrada la noche platicábamos de nuestros grupos de música favoritos, hasta que tocaron el tema de los... chicos. Por un momento estaban animadas las tres chicas, pero después voltearon a ver a Mabel.

- - Mabel, ¿sucede algo? – Pregunto Grenda.

- - Yo... - Ellas no lo sabían, me lo tenía bien oculto este secreto. Después volví a verlas y mostré una sonrisa. – Me preguntaba si... ¿no has ido a ver a Marius, Grenda?

- - Oh pues... - Rio nerviosa. – Todo lo que ha ocurrido esto del apocalipsis y eso, le dije que mejor lo visitaba en las vacaciones de invierno.

- - ¿Y qué te dijo?

- - Pues dijo que estaba bien, ni se molestó ni nada.

- - A Marius le caes bien Grenda. – Dijo Pacifica.

- - Sí eso se vio en la fiesta. – Dijo Candy.

Todas comenzamos de nuevo nuestra plática de chicos, como si nada hubiese ocurrido. Aunque yo ya no tenía mucho interés en conseguir un novio o conseguir un amor de verano inolvidable.

Después de unas horas mis amigas cayeron dormidas, yo aproveche para salir del cuarto y bajar a la sala de mi amiga. Me senté en el sillón y tome uno de sus mangas, intente leerlo para distraerme. Pero nada conseguía captar mi interés o aburrirme. Escuche como una puerta se abría y se cerraba, unos pasos se acercaban en la oscuridad hacia el umbral de la sala. Note a un sujeto parado con el cabello rubio y unos ojos brillantes de color amarillo. Mi corazón empezó acelerarse, y cerré los ojos con fuerza.

- - ¿Mabel?

- - Esa voz... - Escuchando la voz de mi amiga. – Pacifica.

- - ¿Qué haces aquí?

- - Yo... no tenía mucho sueño. – Mostrando el manga de Grenda. – Es que esta historia me tiene picada. – Reí fingidamente.

Vi como mi amiga se acomodaba a un lado mío y me preguntaba directamente.

- - Mabel. – Dijo Pacifica. – ¿Ocurrió algo antes de que nosotros llegáramos a rescatarte?

- - Pacifica yo... - Dije. – Es algo difícil de explicar. – No estaba segura de sí contarle. Ella solo sabía que Bill era un demonio en forma triangular, en ningún momento lo vio en su apariencia "humana" si le podría decir.

- - Dime por favor. – Tomando su mano apretándola con suavidad. – Puedes confiar en mí.

- - Pacifica... yo trate de evitar que se fuera.

- - Evitar

- - Sonara extraño... pero él no me hizo daño. – Agachando mi mirada.

- - Daño ¿a qué te refieres? – Pregunto con duda la rubia.

- - Bill me... - Mostrando un leve sonrojo. – Él me hizo suya antes de acabar esto.

- - Pero eso es... - Dijo con una expresión tristeza y llena de rabia. – ¡Bastardo de Triángulo!

- - No, yo también acepte. – Dije secamente.

- - Tú...

- - Al principio solo era para proteger y evitar que siguiera, con las torturas. Pero me di cuenta que no era eso... - Dije con tristeza. – Creo que esto sucedió cuando los dos estábamos en la burbuja.

- - Mabel.

- - Es confuso. – Tenía miedo de seguir contando todo lo que había sucedido.

- - Mabel, tu hermano lo sabe.

- - No. – Dije preocupada. – La única que lo sabe es... Wendy.

( F )

Después de que el pueblo regresara a la normalidad nos encontrábamos en el claro del bosque junto con mis tíos y mi hermano Dipper, y algunos amigos. Estábamos de regreso a la cabaña, él tío Stan seguía confundido mientras caminábamos por los senderos. En ese momento me había dicho mi hermano que le habían borrado la memoria para poder eliminar a Bill de su mente. Me acerque a él para que me reconociera, aunque también parecía una tonta; como recordaría a una niña en ese tipo de vestimenta y con el rostro feo en lágrimas.

- - Tío Stan, soy yo Mabel. Soy yo por favor recuerda... - Dije con tristeza en mi voz.

- - Mabel... - Dijo Ford. – Stanley no recuerda nada, pero él es un héroe. Salvo el pueblo y al mundo.

Estaba demasiado triste pensando que no recuperaría su memoria, pero mi álbum de fotos le ayudo un poco a recuperar sus recuerdos. Pasamos unas horas a lado de mi tío Stan, mi hermano Dipper y yo. Mientras que los demás ayudaban en lo que podían levantar escombros y ver los daños de la cabaña, analizando que podían reparar y que necesitaba reconstruirse nuevamente.

Después de un rato me encontré con Wendy en el pasillo esperándome. Le dijo a mi tío Ford de llevarme a su casa a pasar la noche mientras terminaban de arreglar una parte de la cabaña. Llegando a casa de Wendy fuimos a su cuarto y me entrego ropa para ponerme. Me llevo dentro de su baño, no era tan grande pero cabíamos.

- - Mabel. – Dijo la pelirroja. – Perdón por hacer esto, pero descúbrete la camisa.

La castaña hizo caso a su amiga, sus piernas aun dolían y parte de su cuerpo. Pero eso no le dolía mucho, en realidad lo que más le dolía era su corazón.

- - Esto te duele. – Tocando la zonas rojizas y violetas que estaban alrededor de su cadera.

- - No.

- - Mabel ¿puedo? – Señalando su entrepierna que estaba con un poco de sangre seca. – Solo limpiare. – Viendo que ella asentía.

La pelirroja paso un paño húmedo para limpiar la sangre seca con mucho cuidado. No pudo evitar derramar unas cuantas lágrimas de sus ojos verdes, mientras se limpiaba con el dorso de la mano.

- - Mabel perdona... si tan solo. – Dijo culpándose. – Tú no deberías haber sufrido esto, ni haber experimentado esto. Tú deberías haber conocido un chico tierno; enamorarte, tener tu primera cita y tu primer beso. Haber tenido ese momento especial como cualquier chica adolescente.

- - Wendy no llores. – Dedicándole una sonrisa. – Estoy bien.

- - Mabel, es muy pronto. Pero antes de que te vayas a California. – Tomando sus manos. – Ven a mi casa. No quisiera que pasaras por esto, no sola. – Abrazando a su amiga. – Todo estará bien.

- - Sí.

- - Creo que tengo una pastilla de anticonceptiva. – Buscando en su cajón, ya que en la secundaria les entregaban en las campañas a los adolescentes pastillas o condones. Después de la clase de educación de sexualidad.

- - Wendy.

- - Ten quiero que tomes esta primero. – Señalando la pastilla en color blanco.

- - Gracias... - Tomando la pastilla.

- - Cielos Mabel... perdóname. – Abrazando a su amiga. – Esa pirámide de mierda.

- - Wendy por favor no le digas a Dipper y a los demás.

- - Descuida no diré nada de esto.

( F )

- - ¿Mañana iras? – Pregunto Pacifica.

- - Sí.

- - Te acompañare, yo te apoyare. – Dijo su amiga. – No quiero que estés sola en esto.

- - Gracias Pacifica. – Abrazándola. – No estoy sola.

- - No, lo estás.

[...]

A la mañana siguiente nos encontrábamos en la cabaña del misterio, Dipper y Soos platicando mientras terminaban de arreglar la cabaña. Mis tíos estaban platicando con Fiddleford sobre la nuestra estructura de la cabaña. En ese momento llego Pacifica a la casa y de ahí nos fuimos a casa de Wendy, avisándoles a mi familia que llegaría en la tarde.

En cuanto llegamos encontramos a Wendy esperándonos, primero puso una cara de duda ante la presencia de la rubia. Pero después le explique la situación y al final termino aceptando que nos acompañara. Me había hecho tomar varios litros de agua y me entrego un empaque que decía "Prueba de embarazo", trague saliva de lo nerviosa que estaba, ya que nunca había hecho esto. Más bien como decía Wendy, no deberían estar pasando por esto. Me explico cómo debería utilizarlo, aunque ella también se mostraba insegura de utilizarlo.

Me senté en el retrete hice lo que me habían explicado y también leí las instrucciones. Espere unos minutos y después vi una línea rosada. Mi corazón dio un vuelco pensando que estaba embarazada.

- - ¿Qué sucede Mabel? – Toco la puerta la pelirroja.

- - Hay una línea... ¿Qué significa? – Mi voz me temblaba.

- - A ver déjame ver.

Mabel le entrego la caja y la tira, espero saber qué le diría la pelirroja.

- - Negativo.

- - Negativo, ¿negativo de qué? – Pregunto Pacifica alterada.

- - De que no lo está. – Respondió Wendy no muy convencida. – Toma otro.

Me entrego otro empaque para que hiciera lo mismo. Nuevamente le di el cartucho y espere que me dijera la respuesta.

- - Entonces. – Dijo Pacifica impaciente.

- - Den tiempo. – Dijo Wendy tomando el tiempo de la muestra. – Negativo... una tercera vez. – Entregándole otra prueba de otra marca diferente a la castaña.

- - Estas loca, ya son dos. – Dijo la rubia preocupada. – Ha bebido más de 4 litros de agua.

- - Una tercera será más confirmativo. – Dijo la pelirroja.

La castaña volvió a repetir el mismo proceso, solo que en vez de entrar el paquete. Se quedó ahí sentada. Pasaron unos minutos mientras que ella estaba sentada en el retrete, recordando todo lo de ese día.

.

.

( F )

Cuando llegamos a la habitación me bajo al piso y escuche como la puerta se cerraba detrás nuestro. Cerré mis ojos teniendo miedo de lo que vendría. Sentí la mano de Bill acariciar mi cabeza con algo de ¿Ternura? Para después escuchar su voz profunda.

- - Mabel.

- - Ehmm... ¿sí? – Dije con un rubor en mis mejillas abriendo mis ojos para ver a Bill sentado en su silla.

- - Ven. – Me hizo un ademan con su mano para que me acercara.

Me acerque a él con paso lento, como si así pudiera evitar lo que vendría. Cuando estuve lo suficiente cerca tomo mi brazo y me jalo hacia él, sentándome en su regazo. Empezó a acariciar mi pelo con sumo cuidado.

- - No deberías engañarme. – Dijo en tono serio. – Te he dicho que no hagas cosas imprudentes frente a los generales de mi ejército ni mucho menos con mis súbditos a la mira.

- - Perdón. – Mencione cortamente.

- - Un acto más ofensivo y te hubiera castigado en ese mismo momento. – Se detuvo y la giro para que quedar en frente suyo dejándola a horcajadas encima de él. – Todo tu pequeño acto salió a la perfección o es lo que pensabas, ¿que habías tenido éxito con convencerme en ese pequeño afecto?

Me sentía avergonzada y asustada, pues había logrado enfurecerlo. Agache mi cabeza en señal de tristeza al a haber cometido un error más. Pero después sentí su mano enguantada levantar mi rostro.

- - ¿Quién dijo que apartaras tu mirada de mí? – Acariciando la mejilla de la castaña. – Y bien todo era una farsa, por lo que puedo regresar a terminar de torturarlos. – Iba apartarla pero fue detenido por la pequeña que se abalanzo sobre el sujetándose de sus hombros y empujándolo. - ¿Qué haces? – Arqueo una ceja. – Sigues intentando.

- - Es mi primera... - Dije apenada.

- - Primera ¿Qué? – Pregunto con una sonrisa sarcástica. – Beso o relación.

Tenía ganas de llorar al verlo burlándose de la situación. Más si estaba siendo sincera en mi experiencia. No había besado a otro chico, más que ha Marmando y tal vez por accidente a Dipper. Y la última vez que se habían besado fue antes que él se retirada. Estaba molesta y enojada con él rubio.

- - No te enojes estrellita. – Mostrando una sonrisa y revelando sus dientes afilados. - De todos modos eres una inexperta besando.

- - Tonto. – Evitando detener unas gotas que se habían deslizado por mis mejillas.

- - Si es tu plan de seducirme, no está funcionando. – Dijo. – Creo que regresare a molestar a los mortales. Tengo muchos castigos que aplicar y gente que ejecutar.

- - Bill.

No podía permitir que le hiciera daño a mis amigos y a la gente del pueblo ni mucho menos mi familia. Me acerque a besar sus labios pero lamentablemente termine besando su mejilla. En mi distracción no supe lo que hice, pero volví intentarlo besando sus labios pero con poca experiencia, moviéndolos lentamente.

Un gruñido escuche de su parte y en un instante Bill me tenía sujeta con su mano aferrada a mi espalda y su otra mano tomando mi cabeza por la parte de atrás. Su beso fue algo salvaje y sus labios se movían con agilidad sobre los míos, mordió mi labio inferior y yo lance un quejido de protesta. En ese momento aprovecho para adentrar su lengua y acariciar la mía. Le permití que continuara.

Todo se sentía extraño para mí y yo termine correspondiendo de la misma manera, aunque mis movimientos eran torpes. El beso se intensifico y mi respiración se hacía más descontrolada. Mi rostro ardía, suponiendo que debería estar roja como una cereza. Nos separamos por falta de oxígeno, más en mí. Intentaba respirar atrapando bocanadas de aire e intentando regular mi ritmo. De mi boca salían sonidos vergonzosos que intentaba a callar. Un hilo nos conectaba nuestras bocas y vi como ese demonio se relamía los labios y mostraba esa sonrisa de orgullo en su cara. Su mano acariciaba mi espalda provocándome una sensación estimulante y electrizante por mi columna. Se sentía bien.

- - Nada mal. – Besando mi mejilla y mi quijada. – Podemos continuar lo que hacíamos. – Se acercó a besar mi cuello provocándome que gimiera suavemente.

- - Bill. – Aferrándome a sujetarme de su cuello. – Bill~ - Note que Bill me separa y me levantaba. - ¿Eh? – Dije confundida.

- - Eres adorable en tu tiempo. – Dijo Bill, besando mi mano. – Pero quebrantar reglas en mi mundo, si está permitido. De todos modos mi dimensión y el tuyo están mezclados.

- - ¿Mezclados?

- - La dimensión de los sueños y pesadillas. – Mostrando una sonrisa. – Mantén cerrados los ojos. –Chasqueando los dedos influyo en el tiempo sobre ella. – Puedes abrirlos, querida.

Al abrir mis ojos note que era un poco más alta, mi cuerpo se sentía apretado por el vestido que se había ceñido a mis ¿curvas?, me di vuelta para ver que tenía una cintura más delgada y mi pecho había crecido no tan grande ni chico. Más de una medida que podía considerarse bien. Incluso mi cabello era más largo llegándome por debajo de mi espalda baja. Dando un paso más cerca tropecé siendo atrapada por los brazos de aquel demonio, lo mire confundida.

- - ¿Qué me has hecho? – Dije sorprendida.

- - Solo te hice crecer un poco. – Atrayéndola cerca de él. – Vaya Pines serás una hermosa dama en el futuro. – La sujeto de las caderas y la atrajo nuevamente a sentarse encima. - Ya no eres una adorable y pequeña humana. – Besando sus labios. – Ahora eres una humana muy sexy. – Hablo ronco y rozando sus labios en su cuello. – Nadie nos molestara. – Lamiendo su piel.

Sentí como su lengua rozaba mi cuello con delicadeza, era extraño esta sensación su lengua húmeda tocando mi piel y sintiéndome quemarme poco a poco. Con mi mano toque su pecho aferrándome a su camisa amarilla, sintiéndola suavidad de la tela fina. Moví mis caderas al sentir un bulto tocando la entrada de mi intimidad, me sonroje completamente sintiendo mis mejillas arder y mis oídos. No sabía exactamente que hacer así que hice lo mismo cuando estábamos solos antes de que nos interrumpieran. Con suma vergüenza comencé abalanzarme contra el bulto de sus pantalones consiguiendo un gemido ronco del rubio.

- - Mm... - Gemí suavemente al sentirme caliente.

- - Mabel. – Dijo Bill con lujuria en su voz. Tomándola de las caderas para colocarla en el sillón y levantar sus piernas obligándola a rodear sus caderas. – Mabel... ah. – La abrazo mientras daba suaves embestidas, frotándose contra su entrada. Ambos jadeaban ante el contacto mientras se miraban fijamente. - Maldita sea... - La sujeto firmemente de la caderas y empezó aumentar el empuje de sus pantalones revestidos presionando su erección contra su entrada.

PV normal

Una cantidad de sensaciones estallaron entre los dos, cuando el demonio comenzó a presionar besos con fervor por todo el contorno de su cuello dejando marcas rojizas, sobre su delicada piel cremosa. La chica gimoteaba ante las caricias solo pasando sus manos por atrás de su espalda, apretando el agarre de su saco oscuro. Él se deleitaba escuchándola gemir bajo, sus cuerpos frotándose entre sí y mordiendo su piel que invitaba a marcarla. Sus pantalones apretaban con cada desliz que hacía, su miembro palpitaba dolorosamente y jadeaba ante el toque doloroso. Sus respiraciones eran rápidas con cada empuje fuerte. Veía a la castaña sonrojada de sus mejillas de un color rojizo adornando su rostro, con su mirada cristalina y su melena chocolatada extendido a los lados. Provocando una imagen excitante en él.

- - ¡Ah! – La castaña lanzo un grito de placer, después de comenzar con un temblor incontrolable en su cuerpo, pero no de miedo. Soltó un sollozo pensando que se había ensuciado, cosa que causo risa en Bill.

- - Eres tan inocente. – Lamiendo sus lágrimas. – Te has debido sentir bien.

Se inclinó a capturar sus labios rosados besándola de forma apasionada, con sus manos comenzó a bajar el cierre de su vestido, retirándoselo lentamente y separándose un poco de ella.

Mabel se cubrió su pecho con mucha vergüenza, pero sintió la mano de Bill apartar sus brazos.

- - No los cubras. – Besando sus labios en corto, le agradaba la textura y su sabor. – Sujétate de mí cuello.

La chica coloco sus manos en su cuello para ser llevada a la cama siendo depositada suavemente en la cama con doseles, ella vio como el sujeto se retiraba su saco y su camisa, dejando al descubierto su pecho y su torso desnudo frente a ella. Mabel ya no sabía si su cara era más roja que la de un tomate o la granada. El rubio lanzo una mirada seductora a la chica enrollando uno de sus dedos en sus mechones castaños, lo acerco a sus labios y lo beso.

- - Eres adorable. – Con su mano la empujo del pecho para recostarla. Se acercó a lamer su cuello y parte de su hombro, dando mordiscos por su piel. Sus colmillos rozaban dejando marcas rojizas provocando que la ella gimiera suavemente. Su mano fue retirando sus brazos, posando una sobre su pecho, acariciando y apretándolo en su palma lo blando de su seno, cuando fue descendiendo de su nacimiento hasta pasar sus labios sobre el montículo suave de su areola. Atrapado su botón rosado entre sus dientes y mordía con delicadeza su pezón provocando un grito en ella.

- - ¡Ah!~ - Con su mano cubrió sus gemidos.

Bill lanzo una sonrisa al verla en ese estado. Siguió proporcionándole ese cálido placer saboreando su piel fresca y cálida a su tacto. Ella aferro una mano a la sabana, todas las sensaciones eran nuevas para ella. Sintió como su boca fue abandonando su seno para dirigirse al de al lado.

La mano del rubio fue bajándola acariciando su torso y parte de su vientre deteniéndose en ese punto, provocando un suave ronroneo al cual le agrado bastante escuchar. Fue abandonando su pecho para recorrer con su lengua húmeda su camino hacia su vientre. Con su dedo índice jugo con el elástico de su braga y sus medias hasta irlo bajando lentamente, fue en ese momento que Mabel reacciono y coloco sus manos deteniendo su movimiento.

- - E-Espera... - Levantándose y retrocediendo un poco. – Yo no he hecho... esto. – Dijo nerviosa.

- - No creo que detenerme sea una opción. – Tomándola del brazo para atraerla a su cuerpo. - Deberías agradecerme que te estoy preparando. – Posando su mano sobre su vientre para después bajarla y adentrarse a su braga. Acariciando su monte de venus y parte de sus labios previamente humedecidos con sus fluidos. – Estas tan húmeda, mi pequeña.

- - Para... se siente raro. – Gimiendo entre cortado, temblando bajo su toque.

- - Mabel... - La llamo. – Mírame.

La castaña fijo sus ojos en el viendo un dorado cálido en su ojo ámbar, para después sentir sus labios tocando los suyos en un beso reconfortante.

Con sus manos fue deshaciéndose de sus medias rompiendo la tela liberando la piel lisa de sus piernas, pasando sus yemas sobre ellas, escuchando los suspiros de la chica. Sus labios besaron en forma de sendero de su pierna hasta sus muslos, mordiendo porciones de piel deleitándose con los quejidos que soltaba de sus labios. Corto los lados de sus bragas para retirárselas.

Sintió las manos de ella tirar sobre su melena rubia tratando de detenerlo, pero el demonio solo paso su lengua húmeda y gruesa sobre su hendidura, pasándola sobre sus labios lubricados por sus fluidos robándole un doloroso gemido cargado de placer. Continúo recorriendo esa delicada zona estimulándola, mientras con sus dedos jugaba en su entrada adentrando uno y comenzándolo a mover de adentro hacia afuera. La respiración de la castaña aumentaba con cada roce que daba, en poco segundos había adentrado un segundo dedo provocando que gimiera dulcemente, un par de minutos adentro un tercero en su entrada. Incluso la mano de ella había dejado de tirar sus cabellos, siendo masajeado con suavidad y revolviendo sus cabellos con deseo mientras ella jadeaba. Lo que esta acción provocaba un ronco gemido por parte de él. Continuo rozando su lengua en ese delicado punto sobre su perla, provocando que ella respirada rápidamente al tal punto de llevarla a un orgasmo en ese mismo momento.

- - B-Bill... - Llamo su nombre.

- - Mabel. – Besando sus labios siendo adictivos. – Maldita mortal...

Se escuchó la descomprensión de unos pantalones y vio como el demonio los bajaba quedando en la misma condición que ella. La chica vio su pene siendo muy grande, sintió las manos del rubio tocarla de sus caderas atrayéndola provocando un roce contra sus húmedo pliegues contra su miembro. Él se froto contra su entrada susurrando palabras impropias y sucias que hacían, que la chica se ruborizara y tratara de alejarse colocando sus manos sobre el pecho de este.

- - No... Bill, espera yo... no sé qué hacer.

- - Tienes muchas preguntas Pines – Sujetándola de sus caderas. – Pero si te diré que dolerá querida. – Mostrando una sonrisa ladina.

Dicho esto se adentró entre sus pliegues de una sola estocada penetrándola completamente sin darle la oportunidad de acostumbrarse, fue moviéndose dentro de ella con movimientos fuertes y toscos. Haciendo que la chica lanzara un grito de dolor al sentir siendo desgarrada de su inocencia, sabiendo que esto no era un sueño o una pesadilla.

- - Me duele... - Dijo.

- - Estrella fugaz – Besando su cuello con besos feroces. – Carajo eres deliciosamente estrecha. – Gruño contra su cuello.

- - Bill – Acariciando sus antebrazos – Ahh... ahh...

De repente los sonidos de protesta y gritos fueron reemplazados por jadeos fuertes y suspiros de la chica, provocando un calor en su entrepierna y parte de su vientre. Mabel comenzó a sentir una necesidad de placer al ir envolviendo sus piernas en la cintura del demonio.

- - Bill... - Gimió su nombre. – Más... más, p-por favor... quiero... sentirte. – Acariciando su torso.

- - Eso querida – Sujetando sus piernas hasta aferrarse en ellas. – Mabel.

El ritmo fue siendo más rápido moliendo sus caderas contra ella en un delicioso vaivén. Bill disfrutaba del momento rozando su longitud contra su humedad, viendo su rostro enrojecido y manchado de lágrimas una expresión excitante para él. Su cuerpo tocado al suyo y escuchando los latidos de su corazón.

- - Me gustas. – Susurro contra su oído.

( F )

Mabel vio en sus manos el paquete y la caja que estaba encima del lavabo. Pasando el tiempo que se había establecido, bajo su vista para comprobar que solo había una línea rojiza en la tira, dando el mismo resultado.

"Negativo"

- - Y bien. – Dijo la rubia.

- - Negativo. – Dijo la castaña.

- - Tres negativos... uno de sangre será el asegurado. – Dijo la pelirroja. – Yo lo pagare.

- - Wendy.

- - Mabel no hay problema, tengo dinero y no me importa gastarlo en ti. – Menciono la leñadora. – Iremos a una clínica privada. – Tomando su bolso. – Vamos.

- - Oye, yo también puedo pagarlo. – Dijo Pacifica.

- - Tus padres no sospecharan de que gastaste una suma de dinero en pruebas ¿verdad?

- - Bien, utilicemos el tuyo. – Dijo rendida la rubia. – Pero te pagare lo compensado.

- - De acuerdo.

- - Chicas.

- - Mabel solo es por tu seguridad.

- - Gracias.

- - No queremos que... tú sabes. – Dijo Pacifica. – Que tengas un bebe triangulo endemoniado.

- - Te imaginas un triángulo chiquito. – Dijo Wendy.

Ambas chicas imaginaron a un pequeño triangulo y después la panza de la castaña en forma de triángulo.

- - Saldrías en la portada de Nacional Geographie o en el de Muy interesante.

- - Sin olvidar que saldría en el programa de Emergencias bizarras. – Menciono Wendy.

- - Chicas. – Dijo Mabel riéndose.

- - Esperemos que no ocurra eso. – Dijo la pelirroja.

Llegando a una clínica privada las tres chicas entraron para preguntar por los exámenes de laboratorio, Mabel se sentó con Pacifica en la sala mientras que Wendy terminaba de hacer el papeleo y pagaba. Llego la pelirroja a sentarse a su lado y acariciarle la cabeza.

- - Dije que eras mi hermana. – Dijo la pelirroja. – Mencione que soy mayor de edad, por si te preguntan. – Dijo en un susurro.

- - De acuerdo.

En ese momento llego una enfermera para que pasara a la habitación para tomarle las muestras. Mabel espero en la habitación fría y azul de aquella clínica, a que entrara nuevamente la enfermera y sacara las muestras de sangre para los análisis.

Le coloco el torniquete en el brazo y paso una torunda con alcohol sobre el pliegue de su antebrazo, preparando la jeringa introdujo la aguja sobre su vena, aspirando la cantidad necesaria para hacerse los análisis. Mientras recogían la sangre pensaba un poco sobre este momento y la situación.

( F)

La chica estaba aferrada a su espalda mientras soltaba gemidos y jadeos provenir de sus labios, sintiendo como los empujes del mayor se hacían más profundos con su agarre fue más apretado dejándolo hematomas en sus costados.

- - Bill... por favor... duele. – Sintiéndolo brusco en su interior. – Ve lento.

- - Descuida el dolor pasara. – Besando sus labios con dulzura. – Mabel... - Presionándome contra ella.

- - Ah... Bill. – Gimiendo su nombre. – Bill, Bill, Bill... - Comenzó a gimotear y tratar de esconder su rostro, pero sintió la mano de él acariciar su mejillas.

- - Mírame. – Demando. – Yo soy quien te está tomando en este preciso momento.

- - Mm... aah. – Su rostro estaba acalorado y su respiración se había vuelto muy descontrolada. – Bill.

- - Quédate conmigo – Menciono. – Quédate.

(F)

Mabel iba saliendo de la clínica junto con las chicas, iba tardar aproximadamente unos 25 minutos en los resultados, en ese momento fueron a tomar un helado, para calmar la preocupación y un poco la ansiedad.

Las tres chicas se sentaron en una mesa de la cafetería de Greasy Dinner. La castaña recibió un codazo de parte de la rubia al señalarle un letrero.

- - Hoy es tu cumpleaños. – Señalando el anuncio de una copa grande de helado.

- - Oh... se supone que vendría con Dipper a comerlo. – Dije. – Así sería doble. Supongo que no se podrá.

- - Aunque también puedes regresar antes de que se vayan. – Dijo Wendy.

- - Cierto. – Dije contenta. – El camión sale a las ocho.

- - Solo esperemos que no tarde con eso. – Revisando su reloj que ya había transcurrido el mediodía. – Le prometí a tus tíos llevarte cuando termináramos.

- - Wendy... segura que no sospecharan. – Dije tristemente.

- - Mabel. – Tomando su mano. – No sé exactamente lo que sucedió y no te obligare a contármelo porque es una experiencia que no me hubiera gustado que pasaras. – Mostrando una mirada de culpa. – Cielos Mabel... juro que ese bastardo, me dan ganas de desollarlo vivo y romperle el cuello hasta la muerte. – Hirviendo de ira.

- - Wendy. – La llamo. – Estoy bien, están ustedes conmigo.

- - Bueno por el momento, hay que calmarnos. – Dijo Pacifica. – Yo también tengo deseos de golpearlo hasta la muerte.

En ese momento llego Linda Susan a tomar la orden, a lo que las chicas pidieron su malteada y Mabel aprovecho para pedir su copa de cumpleaños. Entre esos minutos las chicas platicaron para distraerse un poco.

La camarera llego con sus órdenes colocando los pedidos hacia las dos chicas, para después pasarle a la castaña una enorme copa de helado adornado con galletas, crema batida y cerezas.

- - Woah, woah, woah ese si es una copa de helado. – Dijo Wendy.

- - Te dolerá la panza si comes demasiado dulce. – Dijo Pacifica.

Mabel se rio por los comentarios de sus amigas tomo su cuchara, pero se detuvo un momento al ver la copa y recordarle un poco... al castillo y esa habitación.

- - Bill... - Mencione su nombre.

- Wendy miro que unas lágrimas recorrían el rostro de la castaña, llegándose a preocupar.- ¿Mabel? ¿Qué sucede? – Dijo. – Sabe malo.

- - No, no es nada. - Limpiándose las gotas con su suéter. – Es que estoy feliz de comer helado.

Terminando de comer salieron del restaurante y caminaron hasta la clínica. Mabel aún estaba sumida en sus pensamientos sobre esa noche.

( F )

Ambos cuerpos perlados en sudor se encontraban en la cama. La habitación se había hecho más caliente y el sonido de sus respiraciones y gemidos inundaban el lugar.

Mabel se encontraba aferrada a la espalda del rubio, sintiendo el vaivén de los empujones fuertes del demonio. Había caído rendida a esta tortura y juego de pasión entre el enemigo y la prisionera. Sus cuerpos frotándose entre sí.

- - Bill... aah – Posando su mirada avellana con el ámbar de su ojo. – Se... mueve muy dentro... B-Bill

- - Estrella fugaz. – Embistiéndola con rapidez y fuerza.

- - Mm... aah. – Arañando su espalda, sintió como su mano levantaba sus piernas enganchándose en sus hombros. Sus dedos continuaron sosteniendo sus caderas cavando y dejando una serie de hematomas que serían visibles muy pronto. Arque mi espalda cuando sentí que tocaba un punto desconocido para mí llegando a clavar las uñas en su carne. - ¡Bill! – Le llame asustada por las sensaciones.

- - Si, querida. – Besando sus mejillas. – Lo haremos juntos. – Besando sus labios. – Aah~ Mabel, Mabel, Mabel. – Sintiendo como sus paredes apretaban más, pero necesitaba algo extra para llevarla al límite. Acaricie con suavidad su clítoris, acercándola más a su clímax. Otro par de golpes y ella gritó mi nombre, arqueándose y retorciéndose contra mí cuando llegó. Los talones de sus pies se clavaron en mi espalda mientras sus paredes se apretaban a mí alrededor, llevándome a mi propio clímax. – Maldición Pines... joder - Enterré mi cara en su cuello, gruñendo y maldiciendo contra su piel mientras la llenaba con mi semilla. Levante mi rostro y vi a Mabel que todavía estaba temblando por las réplicas de su orgasmo cuando me retiré. – Me perteneces mi amada amante.

- - Bill... - Sonando ronca y cansada.

Bill la atrajo en un abrazo fuerte contra su pecho mientras seguía respirando agitado, besando su frente y apartando los mechones de su cabello.

- - Una compañera es lo que necesito. – Viendo su rostro enrojecido. – Te necesito a mi lado.

El corazón de la castaña no paraba de martillar ante lo que escuchaba, viendo al rubio con una mirada llena de asombro. Pues ella se sentía muy confundida de sentimientos, más todo lo que había experimentado. Sabiendo que esto no era un sueño.

- - No, yo no puedo estar a tu lado. – Dije. – Yo no soy un demonio, tú me odias.

- - Bueno admitamos que quería matarte. – Pasándose una mano por el pelo desordenado. – Deseaba corromper también tu alma, tal vez llevarla al borde de la locura. – Mostrando una sonrisa. – Pero... algo me hiciste pequeña. Que me hace desear tenerte y que no te aparten de mi lado. Serias una perfecta reina a mi lado.

- - Tengo 12. – Dije molesta.

- - En ese cuerpo que luce de 17, lo dudo mucho querida. – Colocándose encima de ella. – Me dirás que me amas o terminaremos exterminando prisioneros.

- - Me...me gustas.

- - No eres excelente mentirosa. – Besando sus labios. – Pero me conformo.

Bill abrazo a Mabel cubriendo sus cuerpos desnudos con la sabana, enterrado su rostro en el cabello achocolatado y aspirando su aroma. Una mirada de inseguridad se reflejaba en su orbe ámbar al llegarle una premonición del fin de su reino. Se separó de ella para observarla respirar con tranquilidad y con un leve rosado en sus mejillas.

- - Estrella fugaz. – Le hablo con suavidad. – No te asustes si regresas a tu forma a niñada, nada malo pasara. – Acomodando sus mechones.

- - ¿Por qué me dices esto? – Sonando preocupada.

- - Haré un último trato con Seis dedos. – Dijo. – Este trato podría cambiar el destino de tu dimensión con el mío. – Dando una sonrisa. - Serás libre en cualquiera de los dos.

- - Bill.

- - Te amo. – Levantando sus dedos apunto de chasquearlos.

- - Espera no lo hagas. – Tomando su mano. – Por favor... no – Aferrándose a su brazo. – No te...

- - Regresare. – Besándola. – Solo espera aquí. – Tronando sus dedos cayo inconsciente en la cama.

El demonio con un chasquido de dedos se cambió y se colocó la ropa, acomodándose el abrigo oscuro. Observo aquella mortal que le había llamado la atención, no esperaba terminar con este tipo de sentimientos.

- - Solo era una noche... y termine involucrándome con una humana. – Menciono acercándose para acariciar su rostro. – Fue divertido mientras duro, no crees estrella fugaz. – Dijo. – La próxima vez vendré por ti y no te dejare ir.

( F )

Llegando a la clínica la enfermera le entrego los resultados en un sobre y espero pacientemente a un lado por si no tenían dudas las chicas.

- - ¿Qué dice?

- - Negativo.

- - Uff... - Soltó un largo suspiro la rubia. – Eso es bueno.

- - Mabel, todo está bien fue negativo.

- - Eso es bueno. – Dije con tristeza.

- - Supongo que no paso de más. – Dijo Wendy.

Salieron de la clínica y se encaminaron de regreso a la cabaña del misterio las tres mujeres. No sin antes que la pelirroja quemo la hoja de papel con el resultado.

PV Mabel

Llegamos a la cabaña siendo recibida por mi hermano gemelo y mi cerdito Pato, lo agarre y lo abrace dándole mimos a mi mascota. Vi que Dipper y mis amigas me llevaban a la parte de atrás de la cabaña, para después darme cuenta que estaba algunos amigos y la mitad del pueblo celebrando nuestro cumpleaños número trece.

- - Bueno es una fiesta rápida. – Dijo Stanley. – Considerando que ustedes dejan el pueblo en la noche. Pero mi hermano y yo queríamos que celebraran sus cumpleaños niños.

- - Están todos aquí. – Viendo a mis amigas.

- - Casi todo el pueblo hermanita. – Tomando su mano para llevarla hacia el pastel que era para ellos.

- - El día de hoy mis sobrinos Dipper y Mabel cumplen trece años oficialmente. – Dijo Ford.

Inmediatamente el pueblo empezó a cantar feliz cumpleaños a mí y mi hermano, no pude evitar derramar unas cuantas lágrimas de la felicidad de ver a todos reunidos.

- - Chicos oficialmente los declaro adolescente. – Dijo Wendy entusiasmada. – Tendrán acné y muchos problemas hormonales.

- - ¡Son dos más, son dos más! – Dijeron los amigos de Wendy.

- - Okey chico porque no abren sus regalos. – Dijo Soos.

- - Sí. – Gritamos Dipper y yo entusiasmados por abrir los regalos.

Cuando abríamos los paquetes y recibíamos las felicitaciones de otras personas, note que un chico se me acercaba y me llamaba.

- - Mabel.

- - ¡G-G-Gideon! – Dije con mi voz temblorosa y con unas ganas inmensas de llorar. – Eres tú. – Lo abrace con fuerza. – Pero... yo te vi...

- - Es difícil de explicar. – Dijo el chico. – Pero cuando este Raromagedón dio fin yo solo recuerdo que desperté en lo profundo del bosque, algo desorientado. – Continuo. – Tengo entendido que Bill me mato, pero por alguna extraña razón estoy vivo. – Volteando a ver a la dirección que se encontraba Ford. – A lo que me ha explicado Stanford... yo en la dimensión de Bill he muerto al igual que todas las personas.

- - Eso significa...

- - No tampoco soy un zombi. – Aclaro el chico viendo la preocupación en sus ojos. – Solo sé que... si alguna vez volviera a repetirse el raromagedón. Yo no existiré.

- - Gideon.

- - Mabel... Stanford me conto lo que sucedió. – Dijo. – Ocurrieron muchas cosas en el apocalipsis. Incluso hice mucho daño a varias personas incluyendo a tu hermano y sus amigos, incluso a ti en estar custodiando tu burbuja. Si tan solo no hubiera sido tan ciego; Mabel perdóname por causarte problemas, por intentar dañar tu familia, por mantenerte prisionera... por todo.

- - Gideon. – Lo abrace. – Te perdono.

- - Gracias. – Correspondiendo su abrazo.

Durante lo que quedaba el resto de la tarde conviví con mi hermano, mis amigos y mis tíos, pero sentía la sensación de ser observada por alguien. Revise a mi alrededor y no vi a nadie, unos me saludaban de lo lejos. Cuando volví mi vista en frente me pareció ver que todos tenían la mirada amarilla con la pupila afilada. Mi hermano me llamo preocupado desviando un momento mi vista para verlo, su mirada lucia normal. Regrese a ver el panorama y todos los presentes tenían la mirada normal.

- - Lo habré imaginado.

- - ¿Te encuentras bien Mabel?

- - Sí. – Asentí.

.

.

PV Dipper.

Cuando la fiesta dio su término mi hermana y yo fuimos arriba por nuestras maletas, nos acompañaron las amigas de Mabel y mis tíos abuelos a la parada de autobuses. Mi hermana se despedía por última vez de sus amigas, me sentía un poco aliviado al verla un poco animada y no tan decaída.

- - ¡Hey! – Quitándole su gorra y poniéndole la suya. – Me la regresas.

- - Gracias Wendy. – Dije con mis mejillas sonrojadas. – La cuidare.

- - Y en esto. – Entregándole una carta. – Ábrelo cuando llegues a Piedmont.

Cuando me entrego el sobre y se alejó aquella pelirroja, sentí que mis mejillas ardían furiosamente.

El autobús llego y mi hermana subió con su maleta y yo con la mía, nos despedimos por última vez de nuestros tíos. Nos acomodamos al lado de la venta un poco al final del camión, no había mucha gente. Por lo que no tendríamos problemas con que se levantaran al baño o molestaran en el pasillo. Iba ser un largo viaje.

En cuanto íbamos saliendo del pueblo, mire de reojo a mi hermana con una expresión triste.

- - El siguiente verano veras a tus amigas. – Dije.

- - Sí... - Dijo un poco dudosa en lo que me diría. – Dipper en realidad... termino. Digo Bill se fue.

- - Todo está bien. – Apretando su mano. – Él se fue... bueno técnicamente quedo una estatua pero, estoy seguro de que no regresara.

- - Ya veo. – Unas lágrimas rodaron por su rostro.

- - Mabel...

- - Descuida estoy bien Dipper. – Dijo su hermana mostrando una sonrisa con sus brackets. – Sabes se nos olvidó comer ese helado los dos juntos.

- - Que tontos fuimos. – Dije

Después de un rato Mabel se quedó dormida a mi lado, aproveche para leer la carta y ver lo que decía; note que había dedicatoria de nuestros amigos deseándonos un buen viaje y con la promesa de volvernos a ver el siguiente verano.

De repente sentí un dolor de cabeza y una estruendosa voz reír en mi mente.

"Pino"

- - Maldición. – Sentí una punzada de dolor en mi ojo derecho. Pase mi mano para descubrir que sangraba. – Sal de mi mente.

"¿Regresando a casa, mi inútil marioneta?"

- - Maldita sea. – Musite en voz baja para no despertar a Mabel. – Vete.

"Nos volveremos a encontrar Pino"

- - No, no eso no pasara. – Dije furioso.

"Hasta entonces los mantendré vigilados"

- - Bill... - Dije en un susurro, volteando a ver a la ventana del autobús el bosque, viendo los ojos en los árboles.

.

.

Tres años después

(Fin de la Parte 1)

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