[05]-Tocada, la traes
Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene situaciones de tema erótico y sexual. Lenguaje ofensivo y vulgar.
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Capítulo V: Tocada, la traes
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- - ¡DIPPER! – Grite muy emocionada tirándome a su cama.
- - ¡Auch!... - Se quejó el castaño al sentir el peso de su gemelo. – Mabel ¿Por qué tanto alboroto esta mañana? – Tallándose los ojos con las manos.
- - Que no ves que estamos a una semana de nuestro cumpleaños número trece. – Entregándole el calendario donde estaba señalado nuestro día.
- - Woow... nuestro cumpleaños esta tan cerca. – Viendo muy feliz el día señalado. - ¡Pronto seremos adolescentes!
- - al fin dejare de leer mundo pre adolescente, para leer mundo pos adolescente.
- - Películas para mayores de 13 años, aquí voy. – Dijo Dipper.
- -Solo ya falta un año para la secundaria... - Tome del brazo a mi hermano y lo hice girar sacándolo de la cama. - ¡La secundaria Dipper!... donde las niñas se vuelven mujeres y... nos enseñan cosas sobre... - Tomando a mi hermano por los hombros para susurrarle en el oído. – Ya sabes que...
- - Trigonometría.
- - Oh sí hermano. – Dije asintiendo.
En ese momento entraron mi tío Stan y Soos también emocionados contándonos sus planes del futuro, de lo que harían más adelante. Todo parecía felicidad en esa agradable mañana de verano. Nuestro tío Stan hizo sus panqueques especiales a mi hermano y a mí, dijo que era una manera de empezar la semana de cumpleaños a lo máximo.
- - Esto es lo mejor. – Tomando la miel de maple e inundando mis panques, antes de tomar un gran bocado deleitándome con el dulce sabor del jarabe.
- - Niña no te acabes el jarabe. – Dijo Stan.
- - Tío Stan tu sabes que Mabel se termina todo lo que tenga que ver con azúcar. – Dijo Dipper comiendo de los suyos.
- - Mm... tendré que ponerle candado a todo lo dulce.
- - ¡Oh vamos! – Se quejó la castaña. - No siempre voy a poder comer harta azúcar en casa, tú lo sabes Dipper.
- - Cierto... muy cierto. – Imitando a su hermana también inundo sus panques. – ¡Por nuestros últimos días de verano!
- - ¡Nuestros últimos días de verano! – Dije juntando mi tenedor con el de mi hermano, como si fuéramos los mosqueteros.
Terminando de desayunado fui arreglarme para este día, teníamos muchas cosas pendientes y poco tiempo para planear. Tome una ducha y me puse mi ropa especial para celebrar la semana de cumpleaños; una polera blanca con un suéter color salmón adornado con un patrón de confeti y un pastel con una vela de cumpleaños. Me abroche mi falda amarilla tableada y me coloque unas calcetas hasta las rodillas y mis calzas negras. Me dirigí al espejo arreglarme el pelo y colocar una diadema de color amarilla. Corrí hasta la sala tomando mis cosas para reunirme con mi hermano y Soos, para planear la mejor fiesta de cumpleaños.
- - Muy bien chicos esta fiesta debe ser la mejor. – Dije. – Ya que estamos celebrando que seremos adolescentes y nuestro último día de vacaciones de verano, y no queremos regresar a Piedmont sin antes darle a entender a todo el pueblo, ¡que los Pines hacemos las mejores fiestas!
- - Exacto. – Dijo Dipper anotando a los invitados.
- - Haremos la fiesta más grandiosa de todos los tiempos, ¡Así que debemos tener una piñata llena de pequeñas piñatas! – Dije entusiasmada.
- -¡BOOM! Sueño cumplido. – Dijo Soos rellenando la piñata.
- - Tengo pensado invitar a todo el pueblo. – Tome la libreta que Dipper estaba escribiendo mientras veía los invitados. – Veamos... ¿Qué podemos esperar de los gnomos?
- - ¡No tan rápido torpe y chica torpe! – Exclamo Stan desde lo lejos. – Después del incidente con los zombis, nadie dará una fiesta aquí en esta casa. – Levantando el cojín del sillón para sacar brazos putrefactos que aún seguían moviéndose. – Todavía no me deshago de los restos.
- - Pero tío Stan, ¿Qué casa vamos a lanzar por la ventana?
- - ¡Chicos! Pueden rentar el gimnasio de la secundaria, el lugar esta vacío todo el verano. – Sugirió Soos.
- - El gimnasio... - Dijimos al mismo tiempo Dipper y yo.
- - El gimnasio es una gran idea Soos... ¡a la secundaria! – Dije motivada.
Todo era perfecto hasta que se escuchó una explosión provenir atrás de la máquina expendedora de dulces y los gritos insistentes del tío Ford, llamando a mi hermano gemelo.
- -Volveré en un segundo. – Dijo Dipper avisándole a Mabel.
- - De acuerdo.
Dipper corrió por el pasillo para llegar a la entrada de la habitación donde se encontraba la máquina expendedora, pero antes de baja vio a su tío parado limpiándose la cara y mostrando una sonrisa simpática al chico.
- - Dipper que bueno que estas aquí.
- - Tío Ford ¿qué sucede?
- - Perdón el alboroto pero era la única forma de llamarte la atención.
- - Pero si se está incendiando parte de la mesa, y tu cara está ardiendo.
- - Oh... descuida esta todo controlado. – Tomando un extintor para apagar el fuego. – Oye Dipper tengo una muy importante misión y tú eres el único que puede ayudarme. Te acuerdas que te hable de la fisura dimensional de tiempo y espacio. – Sacando de su bolsillo la esfera donde contenía la grieta. – Pues se está resquebrajando, y si no hacemos algo terminara por romperse. Y eso es lo que Bill estuvo esperando. – Acercándose a un pizarrón le mostro al chico de lo que pasaría si llegara a romperse. – Debemos detener esto o la realidad que conocemos se desmarañara y se crearía un hipotético hecho algo llamado "Raromagedón".
Dipper se quedó impresionado por lo que había dicho su tío, de tan solo pensar que podría crearse esa locura terrible en su mundo, le hizo sentir un escalofrío. Si de por si apenas él y su hermana se acostumbraban a las rarezas del pueblo, un evento así sería mucho peor.
- - Bill sigue allá afuera y está esperando el momento para colocar sus manos en esto. – Mostrando nuevamente la esfera. – Tratara todo tipo de método para conseguirlo, desde engaños con trucos mentales hasta la posesión de personas. Por el bien de la humanidad, no debemos dejar que eso pase. – Dijo Ford decidido.
- - Pero que haremos.
- - Reparar la grieta. – Guarde la esfera en un maletín especial para evitar cualquier golpe. – Te explicare en el camino.
- - ¿En el camino? – Mostrando una expresión de confusión.
- - Iremos a una misión tú y yo.
- - Espera ¿Qué pasara con Mabel? – Pregunte algo preocupado por mi gemela.
De repente ambos escuchamos unos golpes en la puerta, viendo a Mabel parada el umbral de la misma, sosteniendo dos mochilas y dos radios Woki tokis.
- - ¡Mabel!
- - Descuida bro-bro estaré bien, puedo planearlo yo sola. Tú ve ayudar al tío Ford a salvar el mundo. – Mostrando una sonrisa mientras le pasaba su mochila.
- - ¿Segura?
- - Oye yo me encargo de la fiesta, no será un problema. Tenemos toda la semana, aparte nos podremos comunicar con esto. – Señalando las radios. – Una para mi festiva misión y otra para tú científiloca misión.
Ambos reímos por un momento, pero Ford nos interrumpió cuando le insistió a mi hermano que se apurada. Viendo como Dipper se acomodaba la mochila y se daba ánimos para demostrar que estaba listo, para esa clase de misiones.
Mabel se quedó ahí para despidiéndolos con una sonrisa un poco forzada, sentía envidia porque su tío aun no le mostraba suficiente confianza para hablar con ella o pedirle su ayuda. Y por acaparar la atención de su hermano gemelo.
[...]
Mientras tanto en la dimensión del reino de las pesadillas se encontraba Bill jugando ajedrez con uno de sus amigos, Kriptos quien por cierto iba perdiendo en la partida. El demonio bufo cansado golpeando con su mano para tirar el tablero, estaba harto de que su compañero perdiera consecutivamente aparte de no saber jugar.
- - Mejor sal de mi vista, no haces más que hacerme perder el tiempo. – Dijo fastidiado.
- - Entonces ¿soy libre? – Pregunto con miedo el demonio, pues estaba ahí porque lo había obligado.
- - Sí, lárgate.
La criatura salió corriendo y Bill solo abrió con su mano un portal para que regresara a su propia dimensión. El demonio de sueño estaba aburrido, sus planes se habían retrasado un poco. Con una mano materializo su bastón y abrió un portal con imágenes que mostraban a la cada integrante de la familia Pines. Dirigió su vista observando lo que hacían cada miembro; viendo a Stanley Pines seguir con su tráfico de cachorros ilegales, a Dipper y Stanford correr a dirección al bosque con apuro, no sabía muy bien sus intenciones ya que no podía leer la mente de Ford por esa fastidiosa placa de metal. El chico no sabía a donde iban, por lo que era una pérdida de tiempo seguirlos.
Cerro un momento el ojo tratando de ver el futuro y todo seguía igual como su plan, nada de lo que harían lo detendría. Había muchas direcciones que conducían a obtener la grieta multidimensional, pero todas reflejaban la misma dificultad. Ninguna mostraba una abertura. El estorboso campo que hicieron y el conocimiento de Seis dedos para enfrentarlo era un problema en sus planes. Se tallo el ojo tratando de pensar cuál sería su siguiente movimiento, necesitaba un peón nuevo. Alguien fácil de manipular y que conociera a los chicos.
Busco a la persona que manipularía y que estuviera presente en ese momento. Su ojo pasó por una serie de imágenes de personas que podrían ser posibles candidatas.
[...]
La castaña se encontraba metiendo dentro de su mochila unos cuantos volantes que había hecho, plumones, cinta de colores, su radio Woki Toki y algunos dulces. Iba ser una jornada larga el buscar un lugar para celebrar el evento de su cumpleaños junto a su hermano, su única opción era el gimnasio de la secundaria. Soos la acompaño para la secundaria, llevándola en carro hacia su destino. Durante el camino observo a la gente pasar por la banqueta, niños jugando, a los comensales platicar entre ellos y ojos sobre una vitrina; esto último se tallo los ojos para ver nuevamente que no había nada y solo era producto de su imaginación.
Llegando al gimnasio vio a los amigos de Wendy cambiar las letras del anuncio de inscripción de cursos, a lo que me extraño esto. Abriendo las puertas del gimnasio aclare mis sospechas al ver que estaba lleno de adolescentes y entre ellos mi amiga Wendy. La pelirroja se acercó a saludar a la gemela Pines.
- - ¡Hey amigos! que tal, ¿Qué hacen aquí? – Dijo la pelirroja.
- - Veníamos a pedir permiso para hacer nuestra celebración. Tú ¿Qué estás haciendo aquí?
- - Uff~ inscripción a la secundaria. – Dije con cierto fastidio. – Odio esto.
- - ¡Ah! Yo estoy a solo un paso de empezar la secundaria. – Dije contenta. – ¿Cómo lo describirías? Como una comedia romántica o una loca aventura.
- - Más bien una fea película de terror, la secundaria es horrible. Las clases son súper duras y difíciles. Tú cuerpo cambia y se vuelve completamente en tu contra, sin olvidar las malditas hormonas. Y sabes lo peor de todo es que todo el mundo te odia. – Mostrando como unas chicas la miraban feo y otras discutían, lanzando gruñidos y miradas de odio mortal. Para después ver a chicos frustrados y molestos con las siguientes materias que llevaran, entre ellos a Robbie golpeando un afiche de publicación de materias.
- - ¿Y porque no cantan sobre seguir sus sueños? - Dije tratando de convencer el punto de vista de Wendy. – La televisión dice que la secundaria es como un musical.
- - Mabel la tele miente, si puedes evitar crecer hazlo. – Dije resignada mientras me cruzaba de brazos sobre mi pecho y lanzaba una mirada nostálgica. – Desearía volver a ser niña.
- - ¡Wendy volver hoy... digo Corduroy! – La llamo el maestro. Escuchando la estruendosa risa de los chicos.
- - Ves de lo que hablo. – Señalo con un pulgar atrás de ella.
Mabel solo veía que los demás se reían de su amiga, haciendo que ella se molestara y trataba de aguantar las burlas de su apellido. Viéndola dirigirse a inscribir a esa escuela donde tendrá que lidiar con todo tipo de personas.
Soos coloco su mano en el hombro de Mabel para animarla y seguir con el proceso de pedir permiso en el gimnasio, el director le había dicho que estaría cerrado por limpieza para el nuevo inicio del año escolar, pero hizo una excepción para permitirles la fiesta a cambio de que no fuera excesivamente grande ni escandalosa. Por lo que tuvo que tachar algunas cosas fuera de su lista, de lo que contendría su fiesta. Siendo una celebración simple. Desanimada la pequeña salió fuera de la oficina y con su espíritu alegre que tenía esta mañana, había decaído. Caminando por los pasillos de la secundaria, unas chicas que estaban recargadas en los casilleros lanzaron sus miradas directamente a ella viéndola con rareza, como si de un bicho se tratara. Unas se reían con poca disimulación.
- - Oye niñita ¿acaso te perdiste? – Dijo una chica con un mechón azul en su pelo oscuro. – El kínder está del otro lado.
- - No soy una niñita, cumpliré 13 en una semana y seré una adolescente. – Dije molesta con mis mejillas hinchadas.
El grupo de chicas solo se rieron de ella, como si les hubiera contado un buen chiste.
- - Okey... señorita adolescente. – Dijo en tono de burla. – No, nos lances tus toallas y tapones tan pronto. Pero antes de que te vayas...
- - Dinos donde compraste ese ridículo suéter. – Menciono otra chica.
- - Oh la falda. – Dijo la misma de cabello azabache.
- - Tontas. – Dije.
Salí de ese lugar apresurando mi paso, estaba enojada y sentía mis ojos picar de la rabia que sentía. Saliendo de la escuela baje unos cuantos escalones para ver un charco donde se veía mi reflejo. Vi la diadema amarilla, mi rostro y mis frenos. Una imagen genuinamente infantil; tome mi diadema y la arroje con furia al suelo. Tome el radio entre mis manos y llame a mi hermano, esperando que me diera palabras de ánimo.
- - Maestra Mabel llamando a Dippy-Dip-Dop, me escuchas cambio. – Continuo. – Podemos hacer la fiesta en el gimnasio pero debemos hablar de la secundaria, empiezo a creer que no es el fabuloso futuro que esperábamos, cambio.
Una distorsión se escuchaba en el radio. – No tengo... una buena señal Mabel... h-hablaremos, después.... Cuando vuelva. – Respondió su hermano antes de cortar.
- - ¡Dipper! ¡Responde, responde, responde!... – Golpe el radio pero de todos modos no me escuchaba.
Me levante y con las mangas de mi suéter me limpie el borde de lágrimas que amenazaban por correr en mi rostro. Regrese con Soos quien me esperaba en el auto.
- - Oye yo sé que te hará sentir mejor. – Viendo a la castaña desanimada. – Quieres entregar tus invitaciones a tus amigos.
- - Sí. – Respondió un poco más animada, ya que por poco olvidaba a mis amigos. – Vamos.
Subiendo al auto vi el anuncio de la secundaria donde antes estaban los amigos de Wendy jugando con las letras, leí que decía la frase "No hay escape".
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Habíamos recorrido el pueblo a dejar los volantes en los buzones de las casa de mis amigos y otras personas, incluido en la de Pacifica. Ya que por una extraña razón ella se había hecho más amiga de Dipper durante su fiesta, que habían ofrecido en su mansión. También porque la consideraba mi amiga, aunque ella no me viera como una, pero de algo se debe empezar dando una segunda oportunidad; a pesar de su actitud de presumida, quería llegar a conocerla. Pase por la casa de Nate, Lee, Thompson, Tambry y al final a la de Robbie, quien había llegado de la secundaria, se veía más calmado en su actitud, pero note que en su brazo traía un vendaje. Lo salude y le entregue el volante.
- - Hola Robbie, ten. – Extendiéndole el papel. – Mi hermano y yo daremos una fiesta para celebrar nuestro cumpleaños número 13 y nuestro último día de verano, estás invitado no puedes rehusarte y lleva a Tambry. – Dije con una sonrisa.
El chico me miro un poco desconcertado al principio, sujeto el volante con su mano y vio la invitación. Soltó un largo suspiro y después me dio una sonrisa. – Oh gracias Mabel, lo tendré en cuenta.
- - Robbie ¿Te lastimaste?
- - No lo sé, no recuerdo bien, mm... parece que regresaba con mis amigos, ya sabes hacer cosas de chicos. Pero... - Unas imágenes le invadían en su mente, pequeños fragmentos de estar con Mabel sobre un acantilado; tornándose unos recuerdos borrosos y no tan claros. - ¡Ahg! – Se llevó una mano a su ojo sintiendo una punzación en su glóbulo ocular, una línea roja corría por los bordes del lagrimal. – Pero ¿Qué... demonios me pasa? – Cerrando su ojo derecho por el dolor y la sensación de ardor. Tocándose el líquido entre sus dedos noto que era sangre. – Perdón Mabel... debo atenderme. Parece que me cayó una basura.
- - ¿Estas bien? – Viéndolo preocupada.
- - Sí, sí solo iré a revisarme. – Abriendo un poco su ojo, la chica pudo divisar por unos segundos un extraño color en su iris, un color ámbar-Dorado brillante. – Bueno nos vemos.
Entro a su casa cubriéndose el ojo después de despedirse de su amiga. Mabel estaba confundida un momento, pero escucho que Soos la llamaba sacándola de su trance. La castaña pensaba que solo seguía siendo parte de su imaginación y el miedo que jugaba con su mente.
Aquella tarde de verano era diferente, viendo el cielo azul con nubosidades que tapaban de momentos del sol. Incluido el clima se había tornado más fresco de lo normal. Regrese con Soos para que me llevara a la siguiente casa.
[...]
Me baje del auto de Soos cuando llegue a casa de Grenda, le dije que yo regresaría a casa una vez que terminara de hablar con ella y de paso visitaría a Candy, ya que no se encontraba lejos la suya. Aparte porque Soos me había acompañado toda la mañana ayudándome a repartir los volantes, por lo que se merecía un buen descanso. Llegando a casa de Grenda toque su puerta y me encontré que estaba Candy con ella, y las salude dándonos un abrazo fuerte como siempre solíamos darnos, me sentía ya un poco más tranquila, necesitaba ese abrazo.
- - Mabel que bueno que llegas justo a tiempo, estábamos por empezar nuestra charla de chicos. – Dijo Grenda.
- - Hola chicas, si creen que eso es interesante... ¡Boom! les tengo una gran noticia. – Saque de mi mochila los volantes y se los mostré para después entregárselos. – Están cordialmente invitadas a celebrar el cumpleaños 13 mío y de Dipper.
- - Vaya tú cumpleaños es el último día del verano. – Dijo triste Grenda. – No voy a estar aquí.
- - ¡¿Qué?!
- - Marius me invito a conocer Austria, no sé qué de su castillo pero es esta semana. Es tan inseguro. – Menciono.
- - No estarás en el pueblo para celebrar mi cumpleaños. – Dije. – Que hay de ti Candy. Tú si estarás en la fiesta.
- - Lo siento Mabel, mis padres me mandan a un campamento de música cada final del verano, durante todos los años. No hay escapatoria de ese campamento.
- - Ninguna va estar para mi fiesta de cumpleaños y no van a desearme bueno viaje al final del verano. – Baje mi mirada llena de tristeza, deseaba llorar en ese momento.
- -Lo siento Mabel – Dijo Candy abrazando a su amiga.
- - El verano paso tan rápido. – Dijo Grenda.
Me separe de mis amigas después del abrazo y trate de evitar llorar enfrente de ella, para excusarme de volver a casa.
- - Creo que necesito apoyo emocional. – Mencione a duras penas arrastrando las palabras. – Nos vemos.
Empecé a caminar en dirección a casa mientras intentaba comunicarme con mi hermano, después de varios intentos solo seguía escuchando la misma interferencia estática de la radio. Lance un suspiro y llegue al sendero que conducía a la cabaña, estaba tan decaída que sentí la brisa golpear por mi rostro. Luego recordé que no traía mi diadema que mantenía mi fleco en su lugar, coloque mi mano para mantenerlo en su lugar y vi entre las hebras de mi cabello a una figura luminosa flotante, similar a la forma de un triángulo. Mi cuerpo se tensó y empezó a temblar cuando lo vi frente a mí, otra brisa fuerte golpeo mi melena cubriendo mi visión y vi que ya no se encontraba ahí. Di unos cuantos pasos y pise un objeto de plástico, viendo bajo mis pies note que se trataba de mi diadema amarilla, la cual había tirado en la secundaria.
- - Pero...
Volteé a los lados para ver quien la había traído, pero no había nadie a mí alrededor ni una persona o turista. La recogí y le quite el polvo que traía encima. Acomode mi cabello y me la coloque nuevamente. Escuche una risa que conducía cerca de mí, me acerque al borde donde iniciaba una sección del bosque y me adentre. Escuchando el insistente cacareo y risa de aquella voz, fui siguiéndola hasta llegar a un espacio del bosque un poco amplio, pero sin nadie alrededor. Después escuche la voz nuevamente cerca de mí, sin llegar a verlo.
- - Vaya, vaya, vaya... que tenemos aquí.
- - Te estabas ocultando.
- - Sí.
- - Pensé que te habías ido.
- - Pensé que te habías ido. – Le arremedo a la castaña. – Tu solo te limitas a correr.
- - Pues entonces me voy. – Me dispuse a caminar de regreso, pero note que el ambiente a mi alrededor se tornó frio y monocromático. - ¿Pero qué...?
- - Ya tan pronto te vas niña. – Movió su brazo para impedirle su paso. – Oye pero si aún no tienes 90 años. – Dije en tono burlón.
- - Deja de molestarme a mí y mi hermano. – Encarando al ser triangular que sostenía su bastón.
- - Que grosera eres y yo que solo venía a charlar contigo.
- - Pues yo no quiero.
- - Vamos somos amigos. – Chasque los dedos haciendo levitarla. – Relájate pequeña, puedes contarle todo a Bill.
- - Eso no lo haré. – Me rehusé. – Eres un mentiroso. Jamás te contare nada de mí.
Bill poso su mano donde debería estar su barbilla fingiendo interés, mientras leía su mente. – Que mal que no les dejaran celebrar bien su cumpleaños y que tus amigas te hayan abandonado.
- - No lo hicieron, deja de leer mi mente monstruo isósceles. – Dije molesta mientras ponía mis manos para cubrir mi frente, como si así pudiera evitar que siguiera.
- - Si lo hicieron. – Menciono. – Ellas no querían ir, una verdadera amistad no te dejaría sola. Y menos en un día especial para los humanos.
- - Ellas tienen un compromiso que no pueden romper. – Dije. – Yo las entiendo.
- - No, no las entiendes. Estas molesta porque la robusta ira a ver un chico rico y guapo, y la otra porque ira a un campamento de música pensando que es un fastidio, cuando sabes que no lo es y se divertirá en grande. – Viendo como la gemela Pines agachaba la mirada. – Oh dime que estoy mintiendo si mis palabras no son ciertas.
- - No, es cierto... tienes razón. – Escuchando mi voz que denotaba tristeza.
- - Entonces ellas no son unas buenas amigas. – Denotando en mi voz un tono convenenciero a la chica. – No son tus amigas.
- - No... te equivocas, si lo son.
- - De acuerdo, tú dices que sí lo son. – Chasqueando nuevamente los dedos para dejar de hacerla levitar.
- - ¡Auch! Eso dolió. – Sobándome mi trasero.
- - Vamos deja de quejarte. – Dijo Bill, flotando a su alrededor. – Yo podría cumplirte tus deseos, a cambio de un pequeño favor. – Mostrando su mano cubierta de fuego. – No quieres que Pino y tú tengan la mejor fiesta de sus vidas. Yo podría cumplírselos, un trato y listo.
- - ¡No! Déjame en paz. – Corrí lejos de él.
Bill no tardó en hacer tronar sus dedos y hacer crear una ilusión óptica ante la chica, haciendo que se perdiera un poco más del camino a casa. Formando un laberinto.
- - Vamos a divertirnos un rato.
La gemela corría por el camino del sendero, pasando entre los árboles, pinos, abetos, hongos y rocas. Pero por más que quería recuperar el camino por donde iba, encontraba el mismo lugar por donde había pasado. Sintió un golpecito en su hombro con un bastón y se topó con Bill quien reía divertido.
- - Tocada, la traes. – Dijo en tono juguetón. – Ahora intenta atraparme.
- - No quiero. – Alejándome de él. Estar cerca de él hacía que mi cuerpo temblara, como si la temperatura descendiera y se tornara frío. – Déjame.
- - Vamos juega conmigo. – Haciendo girar su bastón. – Un rato.
- - ¡No!
- - Tienes razón no es divertido si no hay un premio de por medio. – Haciendo girar mi bastón nuevamente para pensar un poco. - Ya se, si intentas atraparme y me tocas te liberare el camino. Y podrás escapar a casa. Pero si yo te atrapo y te toco, volverás a este laberinto a pudrirte.
Mabel se apresuró a tocarlo pero el ente triangular la esquivo, haciendo que ella cayera de bruces contra el suelo. Bill se acercó y le hizo con el dedo índice moviéndolo en forma de una negativa y un sonido de molestia.
- - Tsk, tsk, tsk... muy mal niña. Eso es hacer trampa, y eso que no comenzamos el juego. – Dándole un golpecito con el bastón en su cabeza. - Comenzaremos a la cuenta de tres.
- - Has tu tonta cuenta. – Haciendo un leve puchero con mis mejillas, pasando mis brazos sobre mi pecho.
- - No tiene sentido, si no veo actitud de iniciativa en ti mocosa. – Colocándose las manos a sus bordes. – Puedes quedarte a pudrir en este bosque. Por mí no hay problema, soy eterno. Así que me dejaras contar para empezar nuestro juego.
- - Bien da inicio. – Dije resignándome y levantándome del suelo. – Estoy lista.
- - Mucho mejor. – Dijo. – Tres... dos... uno.
En cuanto Bill termino de mencionar el último número se movió tan rápido, que termine estrellándome contra el árbol. Me sobe la nariz del dolor, escuche su estruendosa risa entre el bosque. Mire con furia a todas las direcciones.
- - Ya verás cuando te encuentre. - Corrí por el bosque teniendo cuidado con cada hueco y piedra que me encontraba, vi que Bill seguía moviéndose con agilidad entre los arbustos y árboles. - ¿Qué eres un conejo o un mapache?
- - Ninguno de esos roedores, torpe humana. Vamos muévete bolsa de carne.
- - Bolsa de carne... ¡ahora veras, triangulo torpe!
Aumente la velocidad en mis pasos dando grandes zancadas en mis pies, tomando más impulso salte a su cuerpo mediano, sujetándolo.
- - ¡Tocado, la traes! – Vi como se abría una sección colorida dejando ver el camino. – Sí.
Lo empuje contra el suelo y corrí hacia el camino lleno de colores que se posaba frente a mí, mi boleto a la libertad estaba cerca. Pero en ese momento apareció enfrente de mi rostro y me toco la frente golpeándome con sus dedos.
- - ¡Tocada, la traes! – Huyendo de la chica.
- - Maldito. – Dije corriendo tras él. – ¡Vuelve aquí!
- - No.
Lo busque con la mirada y lo vi distraído viendo hacia una dirección, lo empuje bruscamente con las dos manos para ver que se abría nuevamente.
- - Sí. – Estaba por correr pero vi que me iba tocar nuevamente, a lo que me moví a un lado. – Ja, no caeré nuevamente.
- - Eso crees.
Intento con su mano tocarme; pero yo me movía de un lado a otro, dando vueltas y riéndome por ver como movía su mano pequeña y lanzaba gruñidos.
- - No, no lo harás. – Pero tropecé con una raíz y caí sentada. Sentí como unos dedos me daban otro golpe en mi frente.
- - Tocada. – Dijo con orgullo. – La traes tonta humana.
- - ¡Ah no! – Me levante valiéndome del dolor y corrí tras él.
- - Pensé que eras más rápida. – Dijo Bill. – Pero tus tontas barras de carne gelatinosas solo botan a cada paso que daba. – Burlándose de ella.
- - No estoy gorda estúpido Bill. – Dije con un rubor de vergüenza. – Torpe nacho.
- - Entonces muévete más rápido niña tonta.
- - Ya veraz. – Dije corriendo con furia hacia el demonio. – Te daré un golpe.
- - Quiero ver que lo intentes.
Entre atrapa, correr, perseguir, atrapar y nuevamente correr. Empezamos a utilizar las zonas del bosque para bloquear y usar de escondite, evitando ser tocados. Cuando otra vez fui tocada, perseguí a Bill, sin importar lo cansada que estaba de mis piernas. Se sentía bien el calor en mis pies y el sudor correr por mi frente, una carga de adrenalina llegaba a mi cuerpo y mi sonrisa se expandía. Hacía rato que no me divertía en estas últimas semanas. Salte nuevamente y antes de que pudiera esquivarme, estire mi brazo y lo tome de una pata, llevándolo conmigo al suelo.
- - ¡La traes, la traes! – Dije gritando emocionada mientras reía. – Ahora es tu turno. – Me levante y corrí a dirección de los senderos, ocultándome en un arbusto. – Aquí no me encontrara. –Reí suavemente.
- - ¿Qué dijiste? – Apareció flotando encima de mí.
Levante el rostro y lo vi frente a mi sonriendo con su curveado ojo para después tocar mi frente.
- - Sabes esto se está tornando aburrido.
- - "Pip" – Tocándolo nuevamente en su moño. – La traes nuevamente. – Iba empezarme a moverme hasta que vi que Bill no se movía de su lugar. - ¿Qué sucede? – Pregunte sin quitar mi sonrisa, aun sentía el frío calar en piel pero no me molestaba mucho.
- - Me aburrí.
- - Oh ya te cansaste de perder. – Dije riendo mientras colocaba mis manos en mi cadera. – Que mal perdedor.
- - Eso crees pequeña mortal. – Dijo con un tono oscuro.
Mabel vio que debajo de sus pies había cosas tiradas de su mochila, reviso su bolso y vio los volantes, la radio y sus dulces. Los tomo entre sus manos mientras miraba extrañada por traer estas cosas. Examinando bien los artículos.
- - ¿Por qué traía esto? – Tomando la radio entre sus manos, con temor encendió el botón escuchando solo estática. - ¿Qué estaba... haciendo?
- - ¿Qué pasa Estrella? – Menciono Bill acercándose de forma amenazante a la castaña. – Ya no quieres jugar más a las atrapadas.
- - ¿Atrapadas? – Volteé a ver el camino colorido que se había abierto. – Yo... debía salir de aquí.
- - Pero si estamos jugando. – Tronando un dedo hizo que una de las sombras resurgiera del suelo y le diera un latigazo sobre su mejilla, realizándole un corte.
- - ¡Aah! – Se llevó una mano a su mejilla lesionada tocando la herida, sintiendo arder las gotas de sangre viajaron a sus dedos. – Pero... que.
- - Ven conmigo vamos a seguir jugando. – Dijo el demonio. Otro chasquido hizo que la misma sobra latigueara cerca de ella, pero sin tocarla.
- - ¡No!... basta. - Dije con miedo, retrocediendo.
- - Hace rato nos divertíamos bien.
- - No... yo iba a salir.
- - Corremos y nos perseguimos, tus lindas piernas moviéndose por el bosque, luciendo esa ridícula y adorable falda, que se levantaba con el roce del viento. Revelándome esa piel lisa. Eres tan tentadora. – Chasqueo nuevamente los dedos y la misma sombra golpeo sus piernas propinándole varios cortes. – Seguirás siendo todavía adorable, si te quito tus piernas.
- - ¡NO! – Grito Mabel. – Y justo cuando pensaba que no podías ser más espeluznante y raro.
- - Quieres una ventaja.
- - ¡Solo déjame! – Dije antes de salir corriendo a dirección a la cabaña.
De repente aparecieron unas manos oscuras levantándose del suelo, que la sujetaron de sus piernas y sus brazos, impidiendo todo movimiento o que continuara huyendo. Escudriñando la cabeza por los lados, busco una forma de zafarse de su agarre. Escucho un gruñido provenir atrás de ella vio de lado al demonio de un color carmín y su ojo oscuro.
- - Ya tan pronto a casa.
- - ¡No déjame, suéltame! – Moviéndome de forma inquietante. - ¡TIO STAN!
- - Solo necesito que te quedes quieta y alejada de tu familia por unos 15 minutos y te libero chico. – Siendo severa su voz. – Suena un buen trato.
- - Bill suéltame le diré al tío Ford y a Dipper. – Dije enojada, sin saber bien en la situación que me encontraba.
- - Amenazas y más amenazas. – Tomo su rostro entre su pulgar e índice y aplasto sus cachetes con fuerza. – De donde te sale tanta mierda de palabras inútiles. – Soltó su rostro, dejando magulladuras en los lados. – Tú misma me habías dicho que no confiabas en Seis dedos, y tu hermano te dejaba de lado.
- - No es cierto.
- - Como sabes que no te traicionara tu hermano. – Mostrando la radio que hacia levitar. – Tienes tanta fe que eres tan ciega y esa fuerza de voluntad, que crees que es inquebrantable.
- - Déjame en paz. – Cerró los ojos para no verlo. – Dipper estará ahí, confió en él.
- - Eso crees.
Una de las sombras se envolvió en el cuello de la chica Pines, apretando lentamente alrededor de su piel apretando su cuello y cortando todo paso de la circulación y parte de su respiración. Sintiendo sus pulmones aplastar.
- - Entonces ¿puedes seguir con eso?, seguir pensando que tu hermano estará ahí para ayudarte. En todo momento como tú dices.
Mabel sentía que le faltaba la respiración, sus pulmones ardían sobre su pecho y la irrigación de la sangre en su rostro la tenía acumulada. Sus ojos entrecerrados miraban al triangulo flotante que seguía burlándose de ella. Extendió la misma mano que estaba sujeta para detenerlo, pero el mismo movimiento le limitaba. Con una débil voz cortada hablo. – No... por... f-f-fa-vor. – Mis lágrimas picaban sobre mis ojos y mi vista se nublaba, volviéndose borrosa y con destellos de puntos blancos.
- - De acuerdo. – Chasqueo los dedos y soltó su cuello, escuchándola toser violentamente y escupir saliva; tratando de tomar el aire respirando de forma forzada. Su cuello mostraba las marcas de las manos, siendo tatuajes rojizos sobre su piel clara. – Que linda marca.
Mabel quería responder pero su garganta dolía y su cuello se encontraba tenso de dolor en los músculos por la anterior presión, por lo que decidió guardar la calma y mantenerse en silencio.
- - Que no dirás nada.
La castaña bajo la mirada para evitar la suya, estaba molesta quería apartarse de él y regresar a la cabaña. Su mirada avellana regaba de miedo y tristeza, estando vulnerable. Escucho como la radio de su Woki Toki sonaba aun con la estática, pero al oír la voz de Dipper llamándola. No pudo evitar soltar un alarido de dolor y una voz carrasposa salir de sus labios.
- - Di..pper, Dip-per... ¡D-D-Dipp...er! – Trate de hablar aun con las cuerdas bucales lastimadas.
- - Mabel... me escuchas... Mabel. – Hablo distorsionada la voz en radio llegándose a cortar la señal.
- - Dipper... - Sintió sus lágrimas calientes correr por sus mejillas, soltando sollozos mientras hablaba aun con la voz ronca. – N-No... me abandones... - Vio a Bill con una mirada de odio y rabia, moviendo sus brazos. Teniendo ganas de agarrarlo a golpes. – T-Te... ¡ODIO!... te... o-odio. – Mabel pudo oír como la voz de Bill se tornaba brusca ante lo que le dijo, pero luego lo vio volverse amarillo y lanzar una sonrisa curva en su ojo, soltando un pequeño zumbido.
- - Yo no soy tu objetivo para que desquites tu enojo. – Canturreó; Cuando los ojos de Mabel se abrieron más y sintió que su piel se erizaba al sentir varias manos cubrir su cuerpo hasta llenarla de una masa oscura aplastante.
- - ¿Qué... intentas hacer? – Pregunto Mabel con un ligero temblor en su voz, no le gustaba lo que veía. Viéndolo quieto frente a ella y con su ojo ensanchado.
El ojo de Bill escudriñando la zona de su cuerpo cuidadosamente, observo como los brazos terminaban de envolverla sin dejar descubierta una parte su piel, incluido su rostro. Levantando una mano extendida detuvo la masa que la había cubierto. - ¡Pum! – Dijo, antes de cerrar su mano y forma un puño.
Un grito desgarrador soltó la castaña siendo aplastada por aquella masa, rompiendo sus huesos; escuchándolos crujir, quebrarse de uno en uno y moliéndolos dentro de su confinamiento. Una salpicadura broto de uno de los huecos libres hasta la figura triangular, paso un dedo para recoger el líquido carmesí y pasarla entre sus dedos.
- - Ah... como amo crea mi propia doncella de hierro. – Dijo contrayendo la masa haciéndola chica y grande, estirando y haciéndola girar. Dentro se escuchaba el líquido golpear las paredes. – Estrella te estas divirtiendo ahí adentro. - Espero un momento para escucharla, pero solo escuchaba algunos trozos moverse y el líquido golpear las paredes. – Claro que es divertido. – Dijo divertido después de formar una esfera donde la corto a la mitad y salió un charco de sangre sobre la tierra; junto con la carne molida y lo huesos medio pulverizados. – Pero mírate cómo has quedado, eres un asco. - Con un dedo la pasó sobre la sangre y empezó a dibujar en alguna parte del suelo. Como si de un niño pequeño se tratase, tarareando una melodía. – Esto servirá perfectamente.
La ropa que portaba estaba impregnada de su sangre, portando un olor agradable para el demonio. Aunque para un ser humano común y corriente, este olor podría ser penetrante, fuerte, similar al olor metálico. Bill miro curioso sus restos donde antes estaba el cuerpo intacto, pero ahora todo lo que veía era una masa de carne y un charco de sangre. El demonio no estaba contento por perder la diversión tan pronto, soltando un bufido levanto su mano para después volver chasquear los dedos. Volvió a reconstruir el cuerpo sin rastro de daño o de haberla tocado.
Mabel gritaba con fuerzas hasta que el demonio le dio un par de golpecitos en los cachetes para traerla de vuelta a la realidad.
- - Silencio estúpida mocosa. – Obteniendo la atención y la mirada perdida de la castaña al no saber lo que sucedía. – Cierra la boca y deja de gritar.
- - Las manos... aquellas manos me apretaron... todo mi cuerpo se rompía. Todo me dolía, ¡TODO! – Dije con una voz alterada. – Yo moría. Porque sigo viva, yo morí.
- - Descuida lo hago con todo los humanos, pero te diré que ¡tú eres especialmente divertida! – Él proclamo muy alegremente en ese tono, Mabel está empezando a tenerle coraje y odio de tan solo escuchar esa maldita voz grave y distorsionada. Si tuviera los brazos sueltos lo habría agarrado a golpes. – Gracias por cooperar en este experimento, pude probar que mi propia doncella de hierro le hace falta mejorar.
- - Eres un maldito demente. ¿A qué estás jugando? Solo déjame.
- - Sabes que puedo cambiar de víctima. – Dijo gustoso. – A quien prefieres sacrificar para salvarte, el viejo senil Stan, el odioso de Fordsi o que tal el agradable Pino. – Con su mano tomo su rostro acercándose a centímetros de ella. – Vamos solo elige a uno, el tiempo corre.
- - ¡Yo jamás sacrificaría a mi familia! – Escupí.
- - Entonces admites que te agrada mi compañía. Eso es bueno, ya empezaba a preocuparme. – Dijo Bill. – Por eso me agradas. – Un chasquido con los dedos la libero tirándola al suelo, dejándola adolorida de sus miembros. – Eres mi humana favorita.
- - Basta. – Dije con miedo en mi voz.
- - Te tengo una propuesta, ven conmigo y planeemos una venganza contra Stanford. – Dije. – Sabes que lo que digo es verdad, tú lo odias igual que yo.
- - Yo no lo odio.
- - Entonces porque no te invito a su misión como lo hizo con tu hermano, porque no te ha contado sus secretos como lo hizo con él. Sabes bien que él ha preferido la compañía de tu gemelo, en vez de la tuya. – Extendió su mano hacia ella. – Ven conmigo corderito, yo te invito a formar parte de mis planes. Tienes un gran potencial.
- - ¡NO! – Golpe su mano aparatándola. – Tú eres malo, tú me engañaste eres un ser cruel y despreciable. Estás loco.
- - Querida siempre he estado loco. – Dijo con orgullo, tallándose los nudillos contra él y admirándose los dedos como si se hubiera hecho una pedicura.
Mabel miro con temor viendo que él se reía como un loco desquiciado, con un poco de fuerza se levantó y corrió pasando a un lado de él. Aprovechando para salir de ese laberinto, siguió corriendo sin llegar a voltear atrás. En cambio Bill miraba a la pequeña salir de su dominio y escapar de él, pero eso que importaba había cometido su tiempo. Al tronar sus dedos hizo que el tiempo siguiera avanzando su curso. De repente salió un guardián del tiempo apuntando a Bill con un arma.
- - ¡Bill Cipher! – Lo llamo Blendin. – Quedas arrestado por infringir varias reglas del tiempo.
- - Llegas tardes como siempre calvito.
- - No soy calvo, tengo pelo por fin. – Dijo el guardia. – Tienes derecho a guardar silencio, él bebe tiempo juzgara por tus crímenes. Te has pasado de la raya Cipher, detuviste el tiempo en más de una ocasión, burlaste a la parca 2 veces seguidas, ocasionaste un paradoja que no debía existir y trajiste una persona que ya no debería estar en este siglo ni mucho menos en esta dimensión.
- - Vaya y todo lo hice en dos semanas. – Sonando impresionado. – Pero sabes ¿cuál es el problema? – Sacando una libreta.
- - ¿Qué? – Pregunto molesto.
- - Que no está en mi lista de planes ser arrestado, pero lo que si esta en mis planes es conseguir un cuerpo y veo que tú tienes mucho tiempo disponible. – Con esto último chasque los dedos y el suelo donde había dibujado con la sangre de la pequeña, una parte de mi rueda se activó, tomando posesión del cuerpo del guardia del tiempo. – Al fin un recipiente, odio hacer esto cuando no se tiene suficiente fuerza y no es por propia voluntad. – Dijo agotado. – Ahora solo necesito esperar el momento indicado.
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Mabel llego a la cabaña cruzando los escalones del porche y antes de entrar completamente sintió un zumbido y detenerse en seco. Por un momento se sintió confundida y siguió su camino para terminar de entrar, azotando la puerta y adentrándose hasta el interior de la choza donde encontró a su tío Stan comer un sándwich.
- - ¡TIO STAN! – Grite lanzándome a abrazarlo como si fuera mi escudo.
- - ¡Woow!... espera Mabel me vas a tumbar. - La sintió temblar en su abrazo. - ¿Qué tienes calabaza?
La castaña iba responder cuando también se quedó en silencio sin saber que decir, solo se quedó mirando a su tío Stan con una expresión triste en sus ojos. No recordaba lo que iba decir ni mucho menos lo que había sucedido, solo lo único temía era a lo desconocido.
- - Lo siento... - Aferrándome a la cintura de mi tío. – Lo siento, no... sé
- - Ya tranquila calabaza, ¿Puedes contarme? – Dándole palmaditas de consuelo sobre su espalda. – Que tal si empiezas a decirme si conseguiste el permiso para tu fiesta.
- - Sí lo hice. – Me dolía recordar pero venían las burlas de las chicas de secundaria. – Tío Stan... el verano va terminar y ahora que sé que va ser horrorosa la secundaria. – Solté un suspiro triste. – Ya no tengo prisa con ser adolescente.
- - Oh pequeña. – La abrace dándole consuelo, ver a mi sobrina triste me dolía. No era bueno dando consejos a la gente, pero al menos quería intentarlo y bajar ese estado de ánimo deprimente. – Sabes a nadie le gusta madurar; pero que crezcas no significa que debas madurar, de acuerdo. Vamos mírame voy a cumplir 70 años y aun ceno helados.
- - Pero aun no quiero despedirme de Gravity Falls.
- - ¡Hey! Pase lo que pase después del verano, siempre tendrás a tu hermano en las buenas y en las malas. – Recordé la relación con el mío. – Aunque no todos podemos decir eso.
Mabel lo entendía perfectamente y no era necesario preguntarle a su tío, si se había arreglado la relación de su hermano gemelo y hayan podido hacer las paces.
- - Gracias tío Stan. – Dije recibiendo una caricia en la cabeza que revolvía mi pelo.
Un poco más calmada me dirigí al cuarto para dejar mi mochila y sentarme a mi cama a tomar el álbum de recortes y recuerdos de este verano.
- - Tiene razón, cuando volvamos a Piedmont siempre voy a tener a Dipper. Mi viejo y confiable... - En ese momento escuche nuevamente la estática y escuche la conversación de Dipper con mi tío Ford.
Tome el Woki Toki entre mis manos y escuche atentamente, evitando hacer el menor ruido posible.
- - Oye Dipper este pueblo es un imán para las cosas especiales. Y eso nos incluye a ti y a mí, nos guio hasta aquí con un propósito; quédate aquí conmigo Dipper, conviértete en mi aprendiz. No dejes que nadie te aleje. – Dijo Ford tosiendo.
Cuando lo escuche mi corazón para en seco, espere que mi hermano lo rechazara. Una voz resonaba en mi cabeza con la palabra "traición" resonando en mi mente. Una serie de imágenes golpearon mi mente de Bill y yo en el bosque, contándome sobre mi tío y sus intenciones de alejarme de mi hermano, apartarlo de mi lado. No quería creerlo, no quería...
- - Lo hare, me quedo. – Respondió Dipper.
- - Excelente. – Dijo Ford. – Ahora quien quiere salvar el mundo. Aprendiz...
En cuanto escuche la respuesta de mi hermano, pude comprenderlo todo. Él ya tenía su propio camino y su propio futuro; un futuro en el cual yo no pertenecía ni seguía a su lado. Un futuro sin mí.
Apague la radio no quería escuchar más la conversación, me recosté en mi cama. Mi cuerpo estaba cansado de tanto correr, llorar y tratar de mantenerme positiva. Termine dormida entre mi tristeza. Mi corazón solo hacia doler mi pecho, odiaba esa sensación.
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El demonio triangular que veía todo a través de las imágenes visuales a cada integrante de la familia Pines, vio a la pequeña Mabel tumbada en la cama, después de que esta se enterada de los planes de su tío y su hermano. En ese momento sintió un cambio en la línea de tiempo, una nueva opción había salido donde obtenía la fisura interdimensional bajo su poder. era el momento y la ocasión perfecta, y esa abertura se lo había dado su humana preferida.
- - Quien lo diría. – Dijo contento. – Me has dado mi boleto a la victoria Pines. – Volteo a ver la imagen de Dipper y Ford caminando felices mientras regresaban a casa. – Gracias Seis dedos, sin ti jamás hubiera terminado de romper a Estrella fugaz. Nos veremos otra vez viejo amigo.
Sin más tiempo que perder puso en marcha su plan.
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El chico subió corriendo al desván para abrir la puerta de la habitación, donde compartía con su hermana gemela. Se acercó tirando su mochila junto a la suya para contarle todo.
- - ¡Mabel! He tenido el mejor día de mi vida, los ovnis existen y ahí uno debajo del pueblo; también salve la vida del tío Ford y... Mabel me estas escuchando, ¿Qué tienes? ¿Qué sucede...? – Se volteó mostrándome su rostro que reflejaba una gran tristeza en sus ojos avellana, no tenían el mismo brillo que portaban esta mañana. – ¿Estas bien? – Pregunte.
- - Dime que no es cierto...
- - ¿De qué hablas?
- - ¡Solo por favor dímelo! Dime que es un chiste. – Mostrando la radio en mis manos. – El aprendiz de Ford, es enserio.
- - Oye estuve pensando y... es una enorme oportunidad para mí. - Mi hermana se cubrió los oídos para no escucharme, pero sé que me oía bien. – Solo escúchame.
- - No, es una horrible oportunidad para mí. – Derramando las lágrimas que amenazaban por salir desde hace rato. – Tuve el peor día de mi vida. Cuando cumplamos 13 el verano va terminar y yo dejare todo atrás, mis amigos, la gente que conocí, mis tíos... todo. Eras la única persona con la que contaba y ahora vas a dejarme.
- - ¡Oye lo estuve pensando! – Dije tratando de convencerla. – Mabel escucha no me ire para siempre, de acuerdo, voy a visitarte seguido y chatearemos por internet, funcionara solo... confía en mí. – Colocando una mano en su hombro.
- - ¡No quiero que funcione! – Apartando su mano. – Quisiera que el verano durara para siempre.
- - Pero no es así Mabel, las cosas no se congelaran como están. Es parte de crecer y madura. Las cosas cambian, el verano tiene que terminar.
- - ¡No! Yo... te odio.
- - ¿Mabel?
- - Como puedes decir eso. – Dije furiosa. – Si tan solo... si tan solo no hubiera pasado esto, no hubiéramos buscado el autor. Si tan solo hubiera apretado el botón.
Empuje a mi hermano y tome mi bolso sin llegar escuchar los llamados insistentes de Dipper, abandone la habitación y baje las escaleras del desván. Choque con mi tío Ford pero recupere la compostura y seguí alejándome, quería estar sola, necesitaba pensar y estar apartada. Salí de la cabaña sin importar lo que sucediera me adentre al bosque.
No me importaba encontrarme con un zombi.
"Puedo enfrentarlo"
No me importaba encontrarme con los gnomos.
"Puedo enfrentarlo"
No me importaba encontrarme con los pequeños monstruos del mini golf.
"Puedo enfrentarlo"
No me importaba encontrarme con los malditos unicornios.
"Puedo enfrentarlo"
No me importaba encontrarme con Gideon Gleeful.
"Puedo enfrentarlo"
No me importaba encontrarme con Bill Cipher.
"Puedo... ¿podré enfrentarlo?, acaso podría ganarle yo sola"
En mi distracción pise mal una parte del terreno y termine torciéndome el tobillo, terminando de caer en el suelo. Me raspe la barbilla, mis rodillas y las palmas de mis manos. Solté un quejido cuando me siente en la misma tierra y golpee con rabia ante lo que había ocurrido. Me odiaba por ser una tonta, una débil y una estúpida en confiar que mi hermano seguiría a mi lado. Me talle el rostro para limpiar mis lágrimas pero solo conseguí ensuciarme. Rendida me quede ahí apoyada sobre el tronco de un pino, dentro del bosque en ese espacio.
- - Solo un enorme chocolate me lograría animarme. – Trate de animarme, pero en cuanto metí la mano dentro de la bolsa saque cosas como libretas, lápices mordidos y plumas, calculadora y una linterna. Empuje la bolsa viendo que no era mía. – Me equivoque de mochila. – Levante la cabeza para ver como el sol se iba ocultando entre los árboles. – No es justo, desearía que el verano durara para siempre.
Tome el cuello de mi suéter especial y metí mi cabeza dentro. Para refugiarme en suéterlandia, mi propio espacio de escape.
- - Eso si es posible. – La castaña escucho una voz baja llamarla.
- - Lo siento, suétervilla no acepta llamadas entrantes ahora. – Mencione para que esa persona se fuera.
- - Pero... Mabel soy yo. Puedo ayudarte. – Dijo el sujeto colocándose frente a ella. Mabel reviso fuera de su suéter viendo al chico frente a ella.
- - ¿el viajero del tiempo? – Dije. - ¿Qué estás haciendo aquí?
- - Dijiste que no querías que el verano terminara. ¿Te escuche bien? – Hablando de un tono vertiginoso.
- - Sí, ¿Por qué... lo preguntas? – Sintiéndome incomoda por su presencia. Mi cuerpo por una extraña razón temblaba.
- -Oye una vez me ayudaste. Y aunque esta contra las reglas, quiero regresarte el favor. Así que pensé ayudarte ahora. – Vi como esa niña me miraba con duda en sus ojos y esa expresión de desconfianza, no es de extrañar que recuerde algunas sensaciones de mi presencia. Tenía que tener cuidado si quería ganarme su confianza, por lo que trate de convencerla, proponiéndole algo que no se resistiría en su situación actual. – Se llama burbuja del tiempo y evita que el tiempo avance. El verano en Gravity Falls puede durar el tiempo que tú desees.
- - Enserio. – Dije limpiando el rastro de lágrimas que habían manchado mis mejillas. – Pero... ¿Cómo funciona? – Pregunte dudosa en mi voz.
- - Necesito que consigas un aparato que es de tú tío. Descuida es algo pequeño que no notara que desapareció. – Mostrando un holograma de la fisura interdimensional.
- - Tal vez Dipper tenga algo así en su bolso. – Revise la mochila para sacar el artefacto lleno de grietas, para después mostrárselo. – ¿Es esto?
- - Sí, sí es eso. – Dije emocionado en mi voz. – Solo tienes que entregármelo y yo hare mi parte. Al menos que quieras irte de Gravity Falls y dejar que termine el verano.
- - Solo un poco más de verano. – Dije decidida entregárselo. Quería estar un poco más de tiempo con su hermano y con su tío Stan, seguir con sus amigos y seguir divirtiéndose. – Solo un poco más.
Vi como Blendin la sostenía para luego arrojarla al suelo quebrándola y pisándola, liberando esa extraña mancha de colores oscuros que se movía. Escuche como se reía descontroladamente y fue haciéndose más estruendosa, se quitó los googles que portaba mostrando una mirada color ámbar brillante y una pupila afilada como los de un felino. Los recuerdos que tenía reprimidos de la posesión de Dipper y otra donde Robbie tenía esa mirada y esa misma apariencia, llegaban a mi mente dándome una bofetada.
- - ¿Desde cuándo? – Dije con un fuerte dolor de cabeza. - ¿Desde cuándo? – Me repetía cuando recordé la caída, las lesiones que me causo, las heridas que curo, los avisos que me dio de mi tío y la revelación de unos secretos. Sin olvidar la tortura de la tarde, el juego y mi muerte. Aunque no era la primera. - ¡¿DESDE CUÁNDO LO HICISTE?! – Grite.
Bill se me acercaba y yo retrocedía con cada paso que daba, levanto una mano amenazando con tronar los dedos.
- - No, no, no, no... espera. – Dije temiendo de lo que me haría. No quería experimentar otra tortura.
Chasqueando los dedos la puso a dormir en un sueño profundo a la castaña, terminando de caer en el suelo inconsciente. El demonio salió del cuerpo que había posesionado y exclamo triunfal su victoria al ver que su plan había tenido éxito.
- - ¡AL FIN, AL FIN! – Grito eufórico. – El portal entre los dos mundos se ha abierto. El evento que se profetizo hace millones de años, por fin se cumplirá. El día a llegado al fin el mundo es completamente mío. – Me eleve en el cielo para hacer abrir el portal.
El cuerpo del demonio de sueño cambio a una forma física, sin tener que llegar al uso del escape mental. Con su nuevo poder tomo a la chica Pines y la elevo junto a él para después encerrarla en una burbuja fucsia con su símbolo de zodiaco, llena de cadenas.
- - ¡QUE COMIENCE EL RAROMAGEDÓN! – Grito Bill, avisando a todo habitante del pueblo su presencia.
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Continuara
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