En un parque se veía a un niño de aproximadamente 6-7 años de cabello castaño corto y ojos verde oliva, vestía una sudadera naranja, en su nariz llevaba una bendita en la frente, este niño era Masaru Daimon.

Masaru: "¿Porqué dirán que juego pesado?, si jugamos a las luchas entonces así se debería jugar", se cuestionó el niño.

Hace un rato sus amigos le dijeron que no querían jugar con el por el motivo que el decía, claro, a Masaru le gustaba ver las luchas en televisión, era algo que le apasionaba, y quería llevarlo a su vida, así que jugaba a ello, pero no leída su fuerza y a los demás niños no les gustaba ello.

Masaru: "Bueno, jugare yo solo, yo debo de ser fuerte", dijo dando algunos golpes al aire, imitando lo que veía en televisión.

Pero por hacer eso no vio donde pisaba, por lo que se cayó de una pequeña colina, causando que rodará hasta chocar con un árbol.

Masaru: "Ay ay ay", dijo sobandose la cabeza, al abrir los ojos vio de donde cayó. "Maldición, mamá me matará si tengo alguna herida", dijo revisando todo su cuerpo, pero en un momento vio algo que llamó su atención.

El niño se levantó y empezó a caminar hacía unos arbustos que estaban por ahí, entre ellos había algo que blanco con rojo que sobresalía.

Masaru: "¿Qué es eso?", dijo tomando el objeto con dificultad logrando sacarlo y cargarlo. "¿Un huevo?, no sabía que había de este tamaño", dijo viendo el huevo, este era blanco con un patrón de líneas rojas.

De repente el huevo se empezó a mover alarmando a Masaru, la cáscara se estaba rompiendo, el huevo se partió a la mitad.

Masaru: "N-nació", dijo sorprendido.

La criatura que había en el huevo era una bola de pelo negra con ojos amarillos.

Masaru: "¿Qué eres?, ¿eres una especie de ave?", preguntó levantado la cáscara para ver al pequeño ser.

La pequeña criatura sólo hacía ruidos inentendibles para Masaru.

Masaru: "No te entiendo, lo mejor es dejarte aquí, tu familia estará preocupada", dijo poniendo la cáscara del huevo y a la criatura en el suelo, para empezar a alejarse, eso hasta que sintió un golpe en su pie. "¿Eh?, ¿que pasa amiguito?", preguntó viendo a la criatura.

El pequeño solo hizo ruidos viendo al niño.

Masaru: "¿Acaso quieres venir conmigo?", preguntó curioso.

La criatura dio unos cuantos saltos.

Masaru: "Mi mamá posiblemente no me dejó tener una mascota...pero no me dirá nada si no lo sabe", dijo con una sonrisa.

El pequeño parecía confundido ante lo que decía Masaru.

Masaru: "Así que si no se entera no creo que haya problemas, ven te llevaré a casa", dijo extendiendo sus brazos hacia el pequeño ser.

Este se puso feliz y salto a los brazos del niño, y rebotó un poco hasta llegar a la cabeza del niño sacándole unas risas.

Un pequeño cambio puede ser significativo en la vida

Este cambio, estos vínculos entre el niño y la criatura

¿Se harán más fuertes o serán destruidos?

Bueno, sería interesante descubrirlo