xii. el álter ego de martina domenech
ཻུ۪۪⸙ ❬ ❍̥͙̊ ࿔ ˖۪⸙͎ ំஂchapter twelve
ICONIC, enzo vogrincic
veinticinco de enero 2020
05:05 AM
montevideo, uruguay
1/3
[HOLI, hay una notita
al final, con disculpas
incluídas<3, voten
y comenten no sean
forros juasjuas]
Dejé de pensar en todos y me enfoqué en mí mismo cuando miré mi teléfono, dándome cuenta de que eran las tres de la mañana. Después de hacerme esa pregunta a mí mismo, me dije la vida es una, Enzo. Y me pedí un Sex on the Beach, el camarero me entregó el trago y yo me lo terminé entre tres sorbos largos. Como era de esperarse, había una gran cantidad de alcohol en mí, pero en este momento, no me importaba. Hasta olvidé por un momento del recado que me dejó Rodrigo.
"Llevá a Martina a su casa."
Me uní a una ronda desde hace una hora, y me estoy divirtiendo, solo, pero es lo mismo. No es como si fuera la única persona acá, habían personas.
Obvio. Me río solo, por el pensamiento interno más estúpido que pude haber tenido. Diego, un tipo copado que me invitó a la ronda me sonríe, golpeándome en el hombro. Todos estábamos en una. Me toco la frente y noto que mi cabello está pegoteado por la transpiración, así que lo alboroto, sin darle mucha importancia. Veo de reojo a una pelirroja de ojos azules, y me quedo mirándola.
Ella, parece que capta algún tipo de mensaje porque sonríe, acercándose. — Hola, lindo. ¿Estás solo?
Me hizo acordar a alguien, pero con esa voz de pito que se cargaba, estaba seguro de que no era ella. — No, disculpá. Pensé que eras alguien. — se acerca más a mí, tocando mi hombro y queriendo deslizar su mano por mi pecho. Con las pocas fuerzas y cordura que me queda, la detengo y saco bruscamente su mano.
— Yo puedo ser quién vos quieras que sea, tranqui. — frunzo el ceño, alejándome un poco. Vuelvo a negar con la cabeza. ¿A quién se me hacía conocida? La puta madre...
Un gritito agudo proveniente de la minita esta, me distrae de mis pensamientos. — ¡Estúpida! ¡Me manchaste el vestido!
Parpadeo, reubicándome en el mapa. — No te ví, perdoná. — la chica está de espaldas, se ladea un poco para disculparse. El cabello rojizo ondulado le cae por la espalda, llegándole casi al inicio de su cintura, donde se amolda una pollera de jean, demasiado cortita. El cinto negro adornando su cadera.
Una mano demasiado ancha le corre el cabello, acercándola a un chico, también de espaldas, rubio. Ella intenta alejarse, pero él la vuelve a acercar. Se da la vuelta, y quedamos frente a frente.
Se lleva una pastilla a la boca, y la hace pasar con un poco del trago que tiene en la mano. ¿Qué carajo está haciendo Martina? ¿Por qué carajo se está comportando así? ¿Qué quería demostrar? ¿Que era más copada que yo o cualquier persona acá? Veo como entrecierra los ojos hacia mí, y observa como la chica pelirroja me cargosea.
— Che, con todo respeto, hay muchos chicos acá. Andá a buscar otro. — digo, sonriéndole pero cortándole el mambo. No quería que hubiera malinterpretaciones.
Para cuando dirijo mi mirada hacia donde Martina, la encuentro más lejos, porque se abre paso entre las personas, y desaparece de mi vista. Puedo apostar de que está yendo a la barra, por quinta vez en la noche. ¿Es que su estómago es alguna especie de hoyo negro? ¿Cómo es posible que aguante tanto?
Sin saber por qué, me dirijo hacia ella como si un imán me estuviera empujando en esa dirección. Golpeo sin querer a un grupo de chicos, me disculpo y me salgo del tumulto de personas.
La veo, por tercera vez en la noche. Está sentada en la misma escalera por donde la ví desaparecer por primera vez, después de haberle sacado los cigarrillos. Tiene la cabeza gacha, y su cara está apoyada en su mano derecha, observando todo aburrida.
Confundido, me acerco, subiendo un poco las escaleras y sentándome a su lado, llamando su atención. Ella se da vuelta, y evidentemente, está en un trance. Tiene los ojos rojos, el rímel corrido y la transpiración corre por toda su cara, cuello y supongo que por el resto del cuerpo. Frunce el ceño de una manera extraña, como si no me reconociera.
Qué borracha que está.
— ¿Estás bien? — me sale preguntar, esperando con un poco de miedo la respuesta. La última vez que me habló hoy, me golpeó con fuerza en el hombro y estoy seguro de que me dejó un moretón. Martina hipa, escondiendo su rostro entre sus manos y piernas. Dejándome todavía más confundido.
— Vuelvo a preguntar... ¿Estás bien?
Ella me mira, la rabia mostrándose en sus ojos. Observo que los tiene cristalizados, demasiado. ¿Por qué será? — ¿A vos te parece que estoy bien, imbécil? No me acuerdo de con quién vine- estoy-toy segura de que Rodrigo me trajo acá, pero ya lo busqué y no- y no- y no- lo encuentro.
Vuelve a la misma situación en la que al parecer, estaba antes de que yo llegara: romper literalmente en llanto. Mi mano actúa irracionalmente, y le doy cuatro palmaditas bruscas en la espalda descubierta, me dió pena. Se levanta, mirándome curiosa. Se limpia los mocos con una mano y se acerca a mí, yo por inercia, me alejo un poco. Pero... esos ojos azules jamás habían estado tan brillantes como ahora.
— Estoy cansada de esta vida de mierda. — dice, haciendo un puchero que la hace ver... como una boluda adorable. Eh? ¿Qué dije?. Sacudo la cabeza, alejando esos pensamientos raros de mi mente.
— ¿Por?
Martina se acerca a mi oído, ya que la música del bar estaba al tope y no se escuchaba nada a pesar de que estábamos cerca. Apoya su mano en mi pierna y se impulsa, por la diferencia de altura. — Sabés que cuando yo era chiquita miraba a la esquina de mi habitación, y había tremendo bicho y encima — se interrumpe a sí misma, porque estornudó. En mi rostro. Cierro los ojos, totalmente asqueado, pero por alguna razón, no me muevo, quiero seguir escuchando esa pelotudez que está por decir. Bueno, más bien, gritar, porque la música está por todos lados.
La miro, sin entender cómo pasó a hablar sobre que no aguantaba su vida a contarme una anécdota de pequeña. — ¿Cómo?
Se aleja, apoyando sus codos en sus piernas, girándose por completo hacia mí. — ¡Sí! — grita — Un bicho, y yo lo llamaba a mi papá gritando que me ayudara- y él- él entraba con una capa de superhéroe y lo sacaba. Me daba- un beso de las buenas noches y se iba a dormir. — veo como su mirada se va entristeciendo a medida de que me cuenta esto. Vuelve a hipar, y yo me pregunto, ¿por qué será que le duele hablar de su padre? ¿le habrá pasado algo? — Ahora ya no lo hace, bueno, eso creo. ¡Dios, te juro que me da una bronca ese viejo de mierda! — hace con sus dos manos unos puños y los levanta, rechinando los dientes.
Frunzo el ceño. ¿Cómo mierda pasó de estar totalmente enfiestada en la pista, a hipar, llorar y ahora hablar con bronca? Esta chica literalmente no tiene punto medio, llora desconsoladamente o esta irradiando felicidad, o más bien bronca, en este caso. — Perdoná que pregunte ¿qué pasó con tu padre?
Martina me mira, sus ojos vuelven a cristalizarse. Hace un puchero con sus labios y está a punto de romper en llanto. Pero respira profundamente y se calma. — ¿Qué re carajo te importa? — me mira mal y se levanta de golpe, queriendo ir en dirección a la pista de baile. Tropieza y está a punto de caerse y ganarse una esguinzada en el tobillo, pero mi mano es más rápida, me incorporo un poco, y logro detener esa caida vergonzosa.
— ¿Te querés ir de narices al piso, petisa? — digo, atrayendola de nuevo a las escaleras. Está desorientada, frunce el ceño y se me acerca. De nuevo. Demasiado.
— ¿A quién le decís petisa-? ¿Te pensás que- porque medís metro ochenta podés bardear- a los demás? — estoy seguro de que estornudó cuatro veces mientras se quejaba. ¿Cómo una persona puede estornudar tantas veces en menos de cuatro segundos? — ¡Eh, te estoy hablando! ¿Podrías por lo menos dejar de mirarme los labios? Ya sé, están re lindos, ¿no?
Me quedo estático. Ni yo me había dado cuenta de que mi mirada se quedó en sus labios, así que decidí defenderme. — No te estaba mirando los labios, no sé que flashás.
Ella entrecierra los ojos, sin creerme. — Mhm... ¿Cómo te llamás?
Suelto una risa, realmente estaba tan borracha que no me había reconocido. Esta podría ser una oportunidad de... ¿empezar de nuevo? No sé. Nah, mejor no. Estamos bien así. — Enzo, me llamo.
— Ah, mirá vos. Bueno, Renzo, me llamo Martina. Un gusto conocerte. — sonríe, extendiéndome la mano.
— Un gusto en conocerte. — la corrijo, inevitablemente. Debería haberme quedado callado, pienso.
Martina rueda los ojos y vuelve a incorporarse, esta vez más tranquila. — ¿Siempre sos así?
— ¿Así como?
— Insoportable. — ella coloca sus manos en sus caderas, tratando de parecer intimidante. Lo único que me causa es risa. ¿Me dice insoportable a mí? ¿Es que nunca se escuchó a sí misma hablar? Literalmente está diciendo cualquier pelotudez en este momento, y estando sobria es mucho peor. — Bueno, me voy a bailar. ¿Venís, Renzo?
Miro la hora. 05:20.
Yy, bueno. ¿No pasaba nada, no?
● ● ●
Estaba totalmente aturdido.
Por el ambiente, más que nada, me sentía en llamas, no de la manera egocentrica, si no, literalmente. Hacía demasiado calor, pero a Martina no parecía importarle... estaba en su hábitat.
Miro mi trago, y los vasos vacíos a mi alrededor. Bueno, ingerí una cantidad bastante buena de alcohol el día de hoy, y está comenzando a hacerme efecto. Levanto la mirada, sólo puedo ver destellos de las luces arriba de nosotros, y personas borrosas.
Martina no me había reconocido, y por un lado me sentí aliviado, no quería que esté lúcida como para acordarse de que pasamos la mayor parte de la noche de su cumpleaños juntos. Se supone que nos odiamos, ¿por qué estaría por llevarla a su casa? Mi mente tenía que armar una fachada, si le contaba sobre el recado de Rodrigo, se acordaría, me putearía y se iría sola. Plus, Rodrigo me cagaría a piñas.
Y Rodrigo es... mi amigo, ¿no? Va, no sé, supongo. Estoy aliviado y no sé porque, pero cuando nombró a esa tal Camila, una parte mía sintió... felicidad, si es que es esa la palabra, ¿no?
Se liberó el camino.
— Tengo sueño. — grita la chica que estuvo rondando mis pensamientos todos estos días, no de la manera que piensan, sino, de otra. Ni yo sé cual.
Me encojo de hombros, pero una lucecita se me activa. ¡Ahí está! Le diría que la acompañaba, y esa sería la excusa perfecta. Le hago una seña para que se acerque, y ella se relame los labios, haciéndome caso.
Quedo en blanco, aclarándome la garganta. — Eh-, te acompaño hasta tu casa. — Martina sonríe de una manera... distinta. Esta era otro tipo de sonrisa, no era amigable, pero estaba seguro de que en su mente algún plan tenía.
Hasta que recordé, y bajé la mirada a mi riñonera. Yo tenía su teléfono, llaves, y el labial raro con tamaño chiquito. La pensé durante unos segundos, pero aproveché de que se había dado la vuelta, para llenar por última vez su vaso, con... vodka puro. Me acerqué hasta su bolso y dejé las cosas ahí. Ahora tenía que rezar con que no le robaran en este pequeño lapso de tiempo hasta que saliéramos del Jackson Bar.
Ella parece sentir este movimiento , porque agarra mi mano con la suya, inmovilizándola. Se da vuelta y la observo terminarse una de las tantas botellas de vodka que se compró. Tiene una ceja alzada, y sé que tiene preguntas rondando por su cabeza, pero vuelvo a quedar en blanco cuando se acerca, demasiado.
— Ya era hora, ¿no? — dice en mi oído, y estoy seguro de que un escalofrío me recorrió la espalda. Observo sus ojos azules, y me podría perder en ellos y ni siquiera me cansaría. Martina parpadea, con esa misma sonrisa de hace un rato, y se acerca a mi boca.
Es mi turno de parpadear, y me doy cuenta de que quedé completamente duro, no de duro, si no de, quieto, totalmente. Seguía sosteniendo mi mano, y al parecer no notó mi verdadera intención, guardar sus cosas en su bolso.
Seguimos mirándonos, pero ella vuelve a estornudar, se tapa la cara con uno de sus brazos, de costado y yo por fin aparto la mirada, sintiéndome raro. Muy raro, hago que suelte mi mano bruscamente, y me acerco a su oído. — Vamos que ya va a cerrar el bar.
Ella sonríe asintiendo, dándose la vuelta para dirigirse a la salida, conmigo detrás. Me revuelvo el cabello, un poco demasiado incómodo, hasta que siento a alguien sostenerme el brazo, impidiéndome ir.
— ¿Qué hacés acá, Vogrincic?
█▓▒░ nota ░▒▓█
HOLA, A TODOS. ME DESAPARECÍ, LITERAL, entre que se me desintaló sin querer esta app de porquería y no me acordaba la contraseña, y mi upd, pasaron cosas.
PERDÓN, voy a estar más activa, se lo prometo. Mil dis💋 ahora disfruten estos dos capítulos que subí seguiditos, a la noche subo el capítulo 15 (si no me equivoco, no sé contar), como disculpa a ustedes. Llegamos a las 23k de leídas. GRACIAS, MÁS POR FAVOR.
EQUIS, EL ROBO QUE FUERON AYER LOS OSCARS ME DIO UNA BRONCA NO LO PODÍA CREER. LA XENOFOBIA A LATINOAMERICA, DOS AÑOS SEGUIDOS PELICULAS SOBRE LA HISTORIA ARGENTINA, Y AHORA URUGUAYAS VAN PERDIENDO LOS OSCARS, contra películas q tratan sobre la II Guerra Mundial. Nada que verrrr.
soy ese (ya me voy a vengar acerca de esto en los próximos actos de mi historia)
No se olviden de votar y comentar, me hace más que feliz y me divierte mucho leerlas, me río bastante💞💞💞
Ahora, deslicen tranquilas y preparen las chabombas. Se viene algo potente...
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