vii. cheescake de frutilla
ཻུ۪۪⸙ ❬ ❍̥͙̊ ࿔ ˖۪⸙͎ ំஂchapter seven
ICONIC, enzo vogrincic
veinticuatro de enero
Montevideo, Uruguay
Niego con la cabeza riendo, ¿tan temprano llegó? Cierto, el vuelo se lo atrasaron, y lo tuvieron dormido en el aeropuerto de Ezeiza toda la noche. Lo tuve al teléfono quejándose tres horas hasta que le corté la llamada y me dormí.
No iba a pasar la madrugada de mi cumpleaños escuchando a Rodrigo quejarse de la atención que le daban en el aeoropuerto. ¿Ahre? ¿Quién se creía? ¿Hijo de la realeza? Prefería mil veces dormir.
Agarro la llave que está en el mostrador, pasando por la habitación de Bella, cuyos ronquidos se escuchaban por toda la casa. Me acerqué para cerrar la puerta, despacito, cuando veo que no es la única que está en su cama. Entrecierro los ojos, maldiciendo la vista de mierda que me heredó mi mamá, pero solo veo a un tipo pelirrojo acostado de espaldas, abrazando a una Bella que duerme con la boca abierta. Sonrío orgullosa, poco a poco lo está superando al gil de Agustín, y eso me pone contenta.
Con razón ayer cuando llegó, puso música al tope, pero bueno, yo ya estaba dormida y sólo escuchaba voces lejanas. Finalmente, cerré la puerta, sabiendo que cuando Rodri entrara, este departamento se convertiría en una casa de locos.
— Dale, dale. Pasá. — le digo, viendo a mi mejor amigo sonreir con un paquete entre las manos. Lo deja en la mesa y se acerca a mí, envolviéndome en un fuerte abrazo.
— Fua, te bañaste. — murmura contra mi cabello, haciéndome reír. Le contagio la risa, y comienza uno de sus shows: las risas falsas de Rodrigo Sforza, especialmente, hace una, la de delfín ahorcado, que me hace fruncir el ceño por lo tan raro que suena.
Me separo pero me envuelve en otro abrazo. — Bue, 'tamo cariñosos.
— Que se yo, se fueron hace tres meses y no tengo más amigos en casa. — automáticamente, después de decir eso y hacerse el pobrecito, su celular suena con chotocientas notificaciones. Probablemente de su otro grupo de amigos, nuestros compañeros del secundario. Él se separa, y lo revisa, se caga de risa y sé que estoy en lo cierto.
Pone su celular en mi cara, reproduciendo un video. Es Toto junto a Gonzalo y Bastian. "Felices veinte años, Martinita de nuestro corazón. Todo el éxito para vos, y más te vale que cuando seas famosa te acordés de nosotros, gila. Nosotros te vimos quebrar por primera vez, y si no nos saludas arrancamos a ventilar todo, no te haga' la loca".
Sonrío, agradeciéndoles en un audio del celular de Rodrigo. — Gracias, totales. No, ningún saludo para ustedes, forros. — Rodri se ríe, dejando el celular en la mesa, se despereza estirando los brazos, y pega el bostezo más largo de todos.
— ¿Y mi pieza? — le señalo con la cabeza el colchón de una plaza adornado por una sábana finita de las princesas tirado en un costado del departamento. Antes de que venga decidí sacrificar uno de los colchones que tenía mi cama, y ahora cuando me acuesto, me hundo completamente. No me encuentran.
— Te pedí un cuarto, no un palacio. — dice, y se tira de cabeza. Parece que se da cuenta tarde de lo finito que es el colchón, porque escucho que se mató contra el piso. Está boca abajo, y por un segundo pienso que se murió por el porrazo. — Ro? — murmuro, preocupada pero pensando en qué voy a desayunar hoy.
— Estoy... bien. — dice con dificultad, soltando un chillido agudo. Se da la vuelta, dramatizando con una respiración falsamente entrecortada.
Niego con la cabeza, abriendo la heladera. Encontrándome con absolutamente nada. Maldigo en voz baja. Ayer, después de la extraña charla que compartí con Enzo a la salida de la reunión, debía pasar por el mercado para hacer las compras del mes. Y me olvidé, porque salí hecha una furia.
— ¿A dónde me vas a llevar a desayunar? — le pregunto a Ro, que todavía sigue mirando el techo, sin mover un músculo. — ¡Rodrigo!
— Ví un café mientras venía a tu casa, vamos ahí. — asiento, caminando hacia mi habitación. — ¿Y Bella? ¿En la facu?
Negué. — Está durmiendo, con un pelirrojo. — chismoseo, contenta. Rodrigo abre la boca demasiado, exagerando. Él bancaba a Agustín, desgraciadamente, sabía que de vez en cuando le informaba al otro estúpido como se encontraba nuestra amiga respecto a su ruptura.
Él se para rapido del suelo, y me acompaña hasta el pasillo que conduce al baño y a las dos habitaciones, pasamos por la de Bella, y aunque trato de frenarlo, sosteniéndolo por el cuello de su remera, se me escapa. Y entra.
— Rodrigo, la puta madre. — susurro, sabiendo lo enojada que va a estar Bella si se despierta justo cuando Rodrigo haga lo que quiere hacer. Mi amigo saca su teléfono, y toma una fotografía.
El flash sale disparado en la cara del pelirrojo, que se había volteado, y se mueve incómodo en la cama. Tapándose completamente con la sábana beige. Mi amigo me mira, asustado cuando los dos vemos que Bella también se remueve. Ella es la del oído agudo, y estoy segura de que su subconsciente nos escuchó. Los dos nos dirigimos de puntitas a la puerta, corriendo.
— Sos un estúpido. — le digo, cuando cierro la puerta detrás de nosotros. Él se ríe, tecleando algo en el celular. — ¿Qué haces?
Me mira, obvio. — Se la voy a mandar a Pardel. Que se cague, él me dijo que Bella no lo iba a superar nunca, y decidimos apostar. ¡Me llevo quinientos pesos!
Avanzamos hasta mi pieza, y él se tira de nuevo de cabeza, pero ahora aterriza más cómodo que antes. — ¿Qué le pongo?
Me acuesto al lado de él, viendo el chat de Agustín en el celular de Rodrigo. — No sé. Algo como... Mirá, puto de mierda, toma pa' que tenga.
Él niega, pensativo. — Bue, le tenía la re bronca.
— Y sí, que se cague. — veo que teclea algo, pero se voltea y lo único que veo es su espalda. Gruño, volteándolo, y su celular desaparece, se lo guardó en el bolsillo. Nos miramos por dos segundos, y rápido intento arrebatárselo.
Forcejeamos y peleamos por cinco segundos, intento hacerle cosquillas en el cuello, pero recuerdo tarde que reacciona violento. Me pega un empujón que me hace volar de espalda al piso. ¿Esto se podría considerar violencia? — Puto. — digo, cerrando los ojos, sintiendo mi espalda arder.
Se arrastra en mi cama, su cabeza quedando en el borde. Sonríe, radiante y casi me olvido que hace dos segundos me empujó y caí al piso por su culpa. — ¿Me peldonas? Invito yo ahora. — me tiende su mano derecha.
— Ah, ¿Antes de la reaccion violenta no invitabas vos? — él niega, y me incorporo. Me siento en el borde. — Ibas a pagar vos. — dice, revoloteando las pestañas larguísimas que tiene.
— Qué ratón que sos, eh. — lo golpeo despacito en el rostro, apretando su nariz. Conociéndolo, se hace el muerto, su cabeza queda colgando del borde de la cama.
● ● ●
Los dos caminamos por las calles de Montevideo, autos pasan por nuestro lado, indicándonos que la hora pico del tránsito acaba de comenzar. Los colectivos, llenísimos. — Tendríamos que haberle dicho a Bella que nos acompañe. — murmuro, mordiendome las uñas.
— ¿No escuchaste las risas que se transformaron en otra cosa cuando pasamos por su pieza antes de irnos? — me lo recuerda, y asiento, dándole la razón. Me retuerzo de solo recordarlo. — Ella ya está desayunando una buena poronga. — bromea, golpeándome el brazo.
— Sos un ordinario. — río devolviéndole el golpe. Nos detenemos frente a lo que parece ser un restaurante medio rústico. "RITUAL CAFÉ", los dos nos miramos, sonrientes. Entramos, y el sonido de la campanita mientras Rodrigo empuja la puerta nos recibe.
No hay muchas personas, y las que están, están en su mundo, charlando. Parejas, gente de traje desayunando café. Chicas con computadoras y auriculares. — Mirá, allá hay una mesa libre. — señala él, y nos dirigimos hacia allá.
Nos sentamos, pero Rodrigo se dirige al mostrador, y comienza una charla con lo que parece ser la dueña. Frunzo el ceño, confundida. Uno de los mozos me acerca la carta, y asiento, agradeciéndole.
Leo tranquila, primero los precios, por las dudas. No me gustaba gastar tanto en esto. Todo acá se ve riquísimo, y lo mejor de todo, es que hay referencias con fotografías al lado de cada opción. Termino de decidirme por un café con leche y una porción de una torta que me encanta, la chessecake de frutilla. Quería pedirla entera, pero al ver el precio, me dije a mí misma "Solo una porción."
Cierro la carta del menú, y me encuentro con un sonriente Rodrigo. — ¿Qué fuiste a hacer allá? — le pregunto, curiosa.
— Eh- fui a pedirle el número a la del mostrador. 'Ta linda, ¿no? — dice, notablemente nervioso. Los dos miramos a la mencionada, y me encuentro con una mujer de unos aproximadamente sesenta años. Me rió, tapandome la boca.
— ¿Posta? Está hermosa. — lo jodo, él voltea los ojos.
— Quiere colágeno, y yo estoy dispuesto a dárselo, que se yo.
Niego con la cabeza, pasándole la carta. — Ordená, dale, tarado.
Mira por cinco minutos la carta, y estoy segura de que tiene el celular escondido debajo. Ya que estoy segura de que estoy escuchando el sonido de las teclas. Bufo, molesta, mirando hacia el costado. — ¿Para eso me traés? Me voy, chau.
— Pará, pará un poco. Después el exagerado soy yo. — dice, bajando la carta, y sí, envidentemente el celular está arriba. Llama al mesero, y después de susurrarle algo al oído, el chico se dirige a mí.
— ¿Me podría traer un café con leche y una porcioncita de ese chessecake de frutilla? Tiene buena pinta. — le digo, sonriente.
— Disculpá, no tenemos más. — frunzo el ceño. Recién eran las nueve y cuarto de la mañana ¿y ya se habían terminado la tarta? — pero medialunas si hay.
Suspiro, asintiendo. — Las medialunas serán, entonces. Gracias.
El chico se aleja, sin tomarle el pedido a Rodrigo. — Pero y vos no ordenaste nada...
— No te preocupes, ya desayuné en el aeropuerto. — sonríe, restándole importancia. Intento decirle que pagaría yo, que no se preocupe, pero me interrumpe. — Bueno, contame. ¿Cómo va esa peli?
— Piola, supongo. — digo sin muchas ganas. — Todavía no arranqué a grabar yo, y ya se está terminando enero. Salgo recién a la mitad de la película, pero, bueno, algo es algo viste. — él asiente, pero no mirándome a mí, si no a alguien detrás de nosotros. Intento voltear pero su mano gira mi rostro para que lo mire. Frunzo el ceño. ¿Y a este que le pasaba? ¿A quién miró?
— ¿Ya tenés estudiadas tus líneas? A ver, decime alguna.
— ¿Eh?
— Si, cualquiera. Así, de los yuyos, sin contexto.
Me encojo de hombros, teniendo lista la frase en mi mente. — Esta es una frase que nunca en la vida la voy a decir siendo yo. — me aclaro la garganta, entrando en personaje. — "Bueno, no nos tienen que gustar las mismas cosas... — hago el gesto con mis dedos y mi boca como si estuviera fumando — a mí me gusta el porro y a vos el fútbol."
Rodrigo aplaude, fingiendo secarse una lágrima del ojo. — Hermoso, bello, creativo. Esto evidentemente es cíne, muchachos. — rio, olvidándome de lo incómoda que estaba. Trato de contarle sobre mi co-estrella, y la manera en la que me estuvo tratando estos días, digo trato, porque comenzaron a sonar unas trompetas y un violín detrás de nosotros.
Me doy vuelta, confundida. Y abro la boca, sorprendida. Mi mente queda completamente en blanco, mientras la melodía que están tocando estos mariachis se hace más intensa a medida que van entrando y acercándose a nuestra mesa. Cuando entran, veo a dos personas igual de confundidas que yo, la chica, la cual desconozco el nombre, está contenta grabando con su celular. Intento reconocer al chico detrás de ella, que le dice algo y terminan riéndose.
Creí haberlo visto a Enzo, junto a la que creo que es su novia, no sé, porque no la conozco. El chico me miró, y se quedó cinco segundos manteniéndome la mirada, pero yo no tenía idea de a quién estaba viendo. Ciega de mierda.
Mis ojos tenían astigmatismo, por lo que no enfocaba con claridad las cosas que tenía a la vista. Estaba entumecida, entre los mariachis que me sonreían mientras cantaban dulcemente "Estas son las mañanitas". Me dí la vuelta, todavía sorprendida, y me encontré con un Rodrigo sonriente, que entre sus manos sostenía una Cheesecake de Frutilla entera, con cinco velitas en el medio. Le sonreí, sin poder creer lo que estaba viendo.
"Despierta, Martina, despierta, mira que ya amaneció...
Ya los pajaritos cantan la luna ya se perdió..."
¿Por esa razón estuvo haciéndose el misterioso apenas ingresamos acá? Había ordenado mi cheesecake favorita, y encima, me trajo mariachis a un país vecino al nuestro, uno al cuál volví después de tanto tiempo.
Dejó la tarta en la mesa y me tomó de la mano, nos acercamos a los mariachis, mientras bailabamos torpemente olvidándonos del tiempo, entre sonrisas y silbidos.
Fruncí el ceño ante esto último, y ví que las personas presentes en el café aplaudían y me cantaban el "Feliz cumpleaños" al ritmo de los mariachis.
Rodrigo me hizo dar una última vuelta y la melodía cesó, y todos aplaudieron. — ¿Qué es todo esto salame?
— Y... no cumplís veinte años todos los días, mamerta. — me sonrió, enredándome el cabello. Me acerqué a los mariachis para agradecerles, y ellos me recibieron contentos, deseándome un muy feliz cumpleaños. Uno de ellos me prestó su sombrero, y posé feliz junto a todos ellos.
El resto del local aplaudió por ultima vez, y junto a Rodrigo tomamos asiento, yo, muerta de hambre por comerme todas las porciones de tarta posible. Aunque, bueno, la partimos y en servilletas les dimos a cada uno de los mariachis una porción, que recibieron contentos.
— Fua, y yo que te decía ratón. — bromeo, probando un bocado.
— Cuando quiero, y puedo, lo hago pue. — remarca él, sonriendo con la boca llena. Le lanzo una servilleta, él arruga otra y me la tira, así iniciando esas absurdas peleas de servilletas que solíamos hacer en casa.
— Uh, disculpá — dijo Rodrigo apenado, viendo a alguien a mi lado. Me volteé, encontrándome con la misma chica pelinegra, sonriéndome.
— No, no te preocupes. — dijo, simpática. — Ay, perdón. Pero... ¿sos Martina Domenech? — me quedé boquiabierta, mirándola. Rodrigo me pateó debajo de la mesa, y reaccioné, riéndome.
— Ay, sí. ¿Que pasó me mandé alguna cagada? — le pregunté, girándome completamente.
— No- no, tranqui. Es solo que... te reconocí porque veo las novelas de ElTrece, a diario. Y vos... ¿actuás en Las Estrellas, no? Decís: Carla movete si no querés que-
— ...te encaje una trompada. — finalizamos al mismo tiempo. Nos reímos juntas, y siento que el corazón se me estremece. Cada vez que me sucedía esto sentía una felicidad plena, y encima que pase en mi cumpleaños... era el mejor día de todos.
— ¿Nos podemos sacar una foto? — asiento repetidamente, parándome para abrazarla. Ella mira a otra persona detrás de mí, haciendo señas para que se acercara. — Dale, Enzo, ¡vení!
Al escuchar ese nombre, volteo, para encontrarme al torito sentado dos mesas atrás de nosotros, negando con la cabeza hasta que me ve, y aparta la mirada, girándose y haciéndose el boludo.
— Es un vergonzoso. Soy Vivi. — me sonríe ella.
— Un gusto, Vivi. — le digo, amablemente. ¿Que será ella de él, amiga? — Ro, ¿nos sacás la foto?
Al momento que digo eso el torito aparece a mi lado, sosteniendo el celular de la chica. — Hola, Martina. — murmura, tomando la foto. Sonrío abrazando a Vivi. — Feliz cumpleaños.
— ¡Ay, cierto! Feliz cumpleaños hermosa. — me dice la chica, atrayéndome hacia ella para fundirme en un abrazo atosigador. Le devuelvo el gesto, palmeándola en la espalda, pero de a poco me estoy quedando sin aire.
— Dale, Vivi, soltala la vas a ahogar. — dice Enzo a mis espaldas.
Vivi se separa, sonriente. — Cierto que ustedes se conocen. ¡Van a grabar juntos una peli! Enzo es mi hermanito menor, y estoy muy orgullosa. — Rodrigo, al oir esto, se para del asiento, colocándose al lado de Enzo. Los dos se saludan toscamente, dándose la mano.
— ¡Si! — le digo con emocion fingida. No podía romperle la burbuja a Vivi diciéndole que su hermano me estuvo tratando del ojete y haciéndome la estancia en Montevideo imposible desde que nos vimos por primera vez. Enzo asiente, con una mueca. Veo que articula una palabra en sus labios, dirigida a su hermana. "¡VAMOS!''.
— Hola, ¿que tal? Rodrigo. — interrumpe mi amigo presentándose. — Es muy lindo conocer al co-protagonista de la pelicula que protagoniza Marti, y a su herma-
— Técnicamente yo soy el protagonista, ella es solo un personaje... — Enzo se calla al notar la mirada helada que le da su hermana. Se aclara la garganta, dejándonos a todos un poco incómodos.
Especialmente a Rodrigo, que ahora lo mira con recelo. — Bueno, igual. Esperamos verlos hoy en la cena de cumpleaños que le organizamos a Marti hoy junto a nuestra otra amiga- — le hago una seña al boludo este para que deje de hablar. Le había dicho a Enzo que al final no conseguí restaurante, así me ahorraba el tener que invitarlo.
Los dos hermanos Vogrincic dirigen su mirada hacia mi. Trago saliva despacito, nerviosa. Suelto un suspiro, rindiéndome. — Si, Vivi. Te espero hoy en, ay- no me sé la dirección. Ahí le digo a Enzo que cuando se la pase, te la pase. — le sonrío. — Te la va a mandar Rafael.
Enzo me mira, asintiendo levemente. Seguro, dándose cuenta de que le mentí. — Igual, no sé si voy a poder ir.
Nos miramos por dos segundos hasta que Vivi habla. — Gracias, Martu, por la buena onda. ¡Recién nos conocemos y ya me estás invitando a tu cumple! Sos muy linda, enserio. Hoy tengo que cubrir un turno en el hospital, pero haré lo posible. Si no, te lo mando a Enzo.
Enzo hace una mueca, mirándola. — Bueno, solo vinimos a desayunar. Ya nos vamos, que estén bien. — dice, forzosamente. Vivi se despide de Rodrigo y de mí, a diferencia de Enzo que solamente se dió la vuelta y se fue.
No creía que Enzo podría tener hermanos, debido a la actitud recelosa y caprichosa con la que me solía tratar. Uno cuando tiene hermanos, aprende a comportarse, y él no era así.
— Fua, por fin el aire dejó de estar así. — dice Rodrigo, volviendo a la mesa.
Frunzo el ceño, confundida. — ¿Así como?
— No sé, este Enzo hizo que el aire se vuelva pesado.
█▓▒░ nota ░▒▓
■ hola hermanas, medio largo el cap eh, bueno, buenaas, una madruga para traerles el capitulo (mentira ni dormí)
el tema esque estuve sin internet por 3 dias, pero eso no me frenó, escribi varios caps en mis notitas (se viene algo potente) asi que los voy a ir subiendo de a poquitoo💋
■ se va poniendo buena la cosa, apareció el amigue de martuu, ojalá les caiga bien ahre
■ TENGO EL RE FIC para todo el cast, estará inspirado en una novela argentina q amo, pero primero tengo q armar bien los fanfics, este y los que están en borradores, y organizarme si no se me va a explotar la cabeza. ojalá no me ganen la idea :(
■ en fin, los amo, gracias, más por favor. voten y comenten si les gustooo 💋💋
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