vi. en el capó del auto?

૪'ރ፧ ࿐ °chapter six
ICONIC.enzovogrincic
veintitrés de enero, 2020
montevideo, uruguay

2/2

         Me harté.

         Ya casi terminaba enero y todavía no habían arrancado con las grabaciones. Bueno, mis escenas. Enzo y los demás ya habían hecho lo primero, que fue rodar en el Aeropuerto de Montevideo. Para mí, solamente habían puras pruebas de vestuario, de sonido, de todo, etc.

          ¿Qué tanto costaba arrancar? Martín había dicho que los set de grabación ya estaban listos, solo había que pulirlos un poquito y andaban. Así que, aquí estoy, esperando al tarado de Enzo y a Martín, porque nos había convocado a una reunión de último momento.

         Hablando de Enzo, últimamente no lo ví tan seguido, ya que no grababamos juntos todavía, ni se dignaba a aparecerse por el set a colaborar en algo a las chicas encargadas de todo. Grababa sus partes y desaparecía, mágicamente. Habíamos... ¿mejorado un poco? Ya nos dábamos los "buen día", y nos despedíamos "bien" cuando terminaba el día. Solo espero que no se le chifle el moño de nuevo, porque Nicolás Branca nos va a echar a los dos.

        — ¡Te dije que tengas cuidado! Pendeja tarada. — me había gritado Enzo, cuando, sin querer volqué mi taza de café en la mesa, y se esparció con rapidez, llegando hasta su espacio.

       Rodé los ojos, poniendo varias servilletas ahí. — Bueno, che, disculpá. No fue a propósito, estoy re dormid-

      — ¿Te pregunté, acaso?

      Lo miré, poniendo mi mejor cara de orto, intentando ignorar que se me aguaban los ojos.— Te pedí perdón.

      Él bufó, alzando sus cosas evidentemente molesto y saliendo de la habitación. Tratando de no darle importancia, seguí repasando mis diálogos sola.

        Nicolás se aclaró la garganta, y supe que se venía la cagada a pedo de mi vida. — Martina, ¿en qué habíamos quedado? ¿No era que ya lo tenías calmado?

        Solté un suspiro tembloroso.— ¿Y qué querés que haga, Nico? Yo estoy haciendo todo lo que puedo, es él el que no me colabora.

       El director se frota las sienes, harto de toda esta situación que protagoniza un tipo de veintisiete-veintiocho años, y parece ser un mocoso de diez.

       Al sentir la mirada de Branca explotándome, suspiré. — Voy a intentar, Nico. No te prometo nada.

         Sumergida en mis pensamientos, sintiéndome enojada conmigo misma por haber casi-llorado en pleno set junto al director de la película, no me dí cuenta de que alguien se sentó a mi lado, y al frente nuestro, aparecieron tres personas; Martín, y otras dos chicas las cuales desconocía sus nombres. Ladeando la cabeza, descubrí que un adormilado Enzo yacía a mi costado, con una capucha cubriéndole casi toda la cabeza, hundido en el asiento, con los brazos cruzados.

        Recordé la escenita de Instagram de Navidad, y una sonrisa se formó en mi rostro, olvidándome de la situacion en la que estaba pensando. ¿Soy muy exagerada o... está así por eso? Por la cagada que se mandó, que me hizo acordar a mi yo de quince años usando Instagram por primera vez.

       Estas chicas que Martín tenía a sus costados tenían un porte... elegante, pongámosle. Parecían ser directoras de algo en específico, una pelirroja y otra castaña. Ambas con sonrisas encantadoras.

        — Buen día, a todos. — asentí, sacándome los auriculares de los oídos, para darle mi completa atención a Martín. — Las chicas acá a mi costado son Tiana Bedoya y Estefanía Fernandez, ellas van a ser sus coordinadoras de intimidad. Es por eso que todavía no arrancamos con las grabaciones, necesitábamos que se hiciera con urgencia esta reunión.

       La chica pelirroja me sonrió, amable. — Bueno, chicos. Tengo un poco de información de ustedes, si bien entendí, ¿Son novios en la vida real? Cuéntenme como se conocie-

       — ¡No!

       — ¡No!

       Martín bufó, las dos chicas quedaron calladas, sorprendidas por la rapidez de nuestras negaciones. ¿No era así siempre?

      — Sí, es que hubo un problema-

       Enzo interrumpió a Barrenechea. — Yo iba a protagonizar esta película con mi novia, pero ella-

        Ahora lo interrumpí yo. Parece que era el día de las interrupciones. — ¡Dios! ¡Sos un puto disco rayado Enzo! ¡Me tenés cansada! ¿Por qué no madurás un poco y le haces honor a tu edad?— se lo digo de frente, mirándolo. Él se queda estático, yo me venía guardando todo desde literalmente el primer día que pisé el estudio.

      — Martina, o te calmás o se suspende todo acá. En serio, los dos parecen dos pendejos chiquitos.

      Una de las chicas decidió hablar. — Martín, nosotras no estábamos enteradas de esto. Esto lo cambia todo.

      Fruncí el ceño. ¿Qué cambia? Yo iba a laburar igual, el problema era el torito. — ¿Eh?

      — Yo sé separar ficción de la realidad, no se preocupen. — dije, totalmente arrepentida de haberme dejado llevar por mis emociones.

      Enzo soltó una risa irónica. ¿No me creía? Bue, no tengo nada que demostrarle a ese tarado.
    
       — Bueno, esta reunión es más que nada para comentarles y entrar un poquito más en confianza, lo que hacemos y cómo intervenimos acá. — dijo amablemente la otra chica. Mi pierna derecha se movía repetidamente mientras me mordía las uñas.

       — Sí, no hay problema. — sonrió Enzo, acercándose a mí. En dos pedos, siento que su brazo izquierdo rodea mi espalda baja. Dí un respingo.

      ¿Qué?

     ¿Carajo?

      Tipo.

      Que no puedo entender.

       Miré a Martín en busca de AUXILIO, pero él solo se encogió de hombros, dándome a entender de que había un plan, y yo no tenía una puta idea de él. Estaba re dura, nunca en la vida Enzo se me había acercado tanto. Mis parpadeos era forzados, respiraba por la boca y mi pierna se seguía moviendo repetidamente.

         Me empezó a hacer calor, y mi respiración se volvió entrecortada. No era por Enzo, quiero aclarar, no me jodan. El tema era que yo no puedo estar así, menos con alguien que me cae del orto. — Calmate, Martina. Después te explico. — susurró, sacando su brazo de mi espalda. Dí un largo suspiro, y me dediqué a escuchar lo que Tania y Estefanía.

        No lo iba a admitir nunca, pero sentí una especie de frío helado cuando Enzo retiró su mano. Era definitivamente por el aire acondicionado.

        — Tenemos tres escenas explícitas. La primera, tengo entendido que es en una cama, la escena tradicional. Se los va a grabar hasta la cadera, con una cámara arriba de ustedes. Sin mostrar absolutamente todo. — tragué saliva, mirando mis uñas completamente mordidas. Ay. — Esa escena, la va a dirigir Estefanía, cualquier duda que tengan, se las dicen a ella. — Tania nos entregó unos papeles, que, al abrirlos, leí que era el guión para estas escenas.

        — Ahora, la segunda, es mucho más... profunda. Estamos charlando con el director para ver si se hace o no, pero hasta ahora era un sí — bajé la mirada hacia el guión. Definitivamente era... profunda. ¿En la ducha?

        — Martín, ¿qué? — dijimos a la vez con Enzo.

        El director suspiró. — Esa escena la sugirió una de las productoras, y decidimos que se hace.

        Estefanía nos miró a ambos, buscando alguna expresión. — Primero, será como la primera, la cámara hasta la cadera. Escenas de besos. Después haremos que el vapor del agua los tape en un momento, solo se va a ver sus siluetas, con los movimientos simulados. No se preocupen porque sus genitales estarán cubiertos todo el tiempo.

       Rodé los ojos. Por supuesto, era obvio. La sugería producción, pero la que lo iba a hacer ahora era yo. Claro, qué maravilla. Nótese el sarcasmo. Acá hay complot para ver al toro en bolas, no me jodan. — ¿Qué más? ¿En el capó del auto y yo en cuatro?

        Enzo se ahogó con el vaso de agua que estaba tomando. Martín se cubrió el rostro con los papeles que tenía ahí, y las chicas simplemente se rieron.

         — Martina, por favor. — pidió Barrenechea.

        Tania abrió su guión, era joda lo que dije. Por favor, que no sea en serio y yo haya adivinado la escena. — Es en un auto, pero no en el capó. Casi, Martina. Asiento trasero, solo hay una toma desnuda tuya, de tus pechos. — alcé una ceja, mirándolas a ambas incrédula. ¿Me ponían a mi solamente en bolas? ¿Qué es esto?

        — ¿Y por qué a él no? — lo señalé, molesta.

       — Él en todas las escenas va a estar sin remera. En la escena de la ducha, su trasero va a ser lo único que mostraremos. — Enzo y yo nos miramos, ahora estábamos a mano. Asentí, leyendo el guión.

      Chu, empezamos fuerte. Si, Estefanía tenía razón, al parecer sólo se nos iba a grabar hasta la cadera. La mayor parte de la escena estaría de espaldas, y si no, Enzo me iba a tapar todo el pecho.

      — Ahora, lo más importante. Enzo, al firmar el contrato salía detalladamente qué tipos de escenas ibas a grabar. ¿Sentís que estás preparado para dar este salto? ¿Y con Martina Domenech? — me giré por completo para ver al torito, quien estaba notablemente nervioso, ví como tragó grueso, y estuve a punto de pensar que iba a decir que no.

      Hasta que lo veo sonreír, una sonrisa ladeada, de pocos segundos, que me hizo pensar. ¿Por qué no sonríe tan seguido? ¿Por qué siempre tiene que estar con esa cara de culo característica suya? ¿O es solamente a mí que va dirigida esa cara de orto?
 
     — Son un par de escenas nomás. — Estefanía alzó una ceja, esa respuesta no era tan convincente. — Sí, no tengo problema.

      — ¿Y vos, Martina? ¿Te sentís cómoda grabando este tipo de escenas junto a Enzo? ¿No habrá conflicto alguno entre ustedes que impida grabar estas escenas? — abrí la boca para tomar aire, y asentir.
 
      — No te preocupes, por mí no hay ningún problema.

       Firmamos otro contrato más, dando nuestro consentimiento legal para poder grabar este tipo de escenas frente a una cámara, y sobre todo, juntos, Enzo y yo. Estefanía nos dijo que al momento de grabarlas, sólo estaríamos nosotros, la coordinadora a cargo, y si yo me sentía incómoda, el camarógrafo también saldría.

 
        Martín se interpuso en el medio de nosotros, mientras salíamos de la oficina, abrazándonos. — Necesito que finjan que se llevan bien, por favor.

       — ¿Eh? — pregunté yo, acomodando mi mochila.

       — No te hagás problema, Martín. No nos vas a escuchar nunca más pelear.

      Quedé estática, pero seguí caminando porque Barrenechea me guiaba hacia adelante. ¿Y a este toro qué mosca le picó?

      — Martín, durante el rodaje no te hagás drama, pero-  

      Él negó. — No, necesito que realmente haya buena onda afuera del set. Le va a hacer bien a la hora de promocionar la película. Y además, para que las coordinadoras dejen de mirarme así.

     — Pero- Martín — me quejé.

     — Nada, Martina. Por favor te lo pido. — aprovechó que Enzo tenía la mirada perdida en el celular, y articuló con su boca "Invitalo a tu Cumpleaños".

    Negué repetidamente. Enzo guardó su teléfono y yo bufé, mientras Martín se alejaba de nosotros.

      — ¿Vos, diciendo que no tenés problema alguno en fingir que te llevás bien conmigo? — me burlé, sonriendo, haciendo un paso largo para quedar frente a él.

      Enzo me miró. — No quiero más quilombos, es todo.

      Solté una risa irónica. Este tramaba algo. — ¿No querés más quilombo? ¿Sabés lo que se va a armar si se dan cuenta?
 
      — ¿De qué? ¿De qué se van a dar cuenta?

     — Si se dan cuenta de que vos me tenés bronca acumulada, son capaces de cortar todo y mandarnos a la mierda. Ya escuchaste a Martín, son bastante jodidas las minas estas, y si me quedo sin laburo por tu culp-

      — Calmate, Martina. No te comás la peli. — rodé los ojos al escucharlo. — En serio, ya hablé con Martín, antes de la reunión y dijo que era mejor si pretendíamos ser... no sé, llevarnos mejor y ser... amigos- vende mejor la película y las coordinadoras de intimidad van a tener más ganas de hacer otras películas acá en Uruguay. Si es que a esta le va bien.

       — A ver, me estás diciendo, que el futuro de las películas con escenas explícitas acá en Uruguay, dirigidas por estas dos chicas, ¿Depende de mí, de vos y de cómo nos llevamos? — dije, incrédula. — Me parece que acá el que se está comiendo la película sos vos, Enzo.

     Avancé para abrir la puerta del estudio, pero frené en seco. — Si querés que esto salga bien. Vamos a tener que hacerlo.

     — ¿Hacer qué? — pregunté, soltando el picaporte.

     — Llevarnos mejor, y cuando esas chicas estén merodeando por acá, actuar. Total, ¿no somos actores? ¿No es eso lo que hacemos? — mordí mi labio, pensando en la propuesta que estaba haciendo.

    — ¿Y qué pasó con tu novia?

    — ¿Qué pasó con ella?

    — ¿No se va a enojar?

     Enzo negó con la cabeza. Alcé una ceja, cruzándome de brazos, como diciendo "daale".

      — Es una cuestión laboral, lo va a entender. Además, ni que fuéramos a enamorarnos. No sos mi tipo de chica. — rodé los ojos , sacando mi celular al escuchar que sonaba. Abrí WhatsApp, para escuchar los audios que mis amigos habían enviado al grupo que tememos.

culisueltas y rodri


ro
mensaje de voz
hola manga de chupa vergas

mensaje de voz
¿ mañana dónde es?
ya me estoy tomando el
vuelo a Montevideo
¿no salía más barato que
vengan ustedes, manga de ratas?
yo estaba de lo más tranqui en
casa 
15;40

belluiu

andá a cagar, rodrigo, una vez
hacé algo por el grupo
15:41

astridcita

martu hay re mal tiempo
acá en inglaterra, pero
conseguí un saludo para
vos reina. no voy a estar
fisicamente en uruguay pero
sabés que siempre
estoy acompañandote❤
15:44

ojo, q saludo? JAKEKFJ

15:55

acà el chupa vergas es
otro eh @ro
15:55

astridcita
mensaje de voz

no te voy a decirrr,
mañana cuando cumplas veinte
años vas a ver nena
15:55

ro
mensaje de voz

debe ser el puto del harry
estilos
15:56

belluiu

vos sos el puto acá
15:56


mensaje de voz
más les vale que me lleven mariachis
forros

15:57

           Me reí sola, mientras seguíamos caminando. Sumida en los mensajes de mi grupo de amigos, olvidé que Enzo todavía seguía a mi costado. — Eh, disculpá. — dije, y guardé el teléfono. ¿Por qué me disculpaba? Él me había hecho lo mismo un montón de veces, y ni se había disculpado.

          — No te preocupes. — dijo, restándole importancia. — Así que...

         Suspiré. Ya no había forma de ocultarle o mentirle. Iba a tener que invitarlo, agh. — Mañana cumplo veinte...

        — Los deseados veinte... — ambos sonreímos incómodamente. Creo que esta era la primera conversación que teníamos así, sin discutir.

      — Sí....

      — ¿Me vas a invitar?


█▓▒░ nota ░▒▓█

■ Hola bellas/os/es 💋💋 acá el segundo capítulo del maratoncito compensación, voy a estar más activa, lo prometo.

■ gracias por el apoyooo, gracias, gracias, más por favor.

■ no se olviden de votar y comentar !!!!!!
      

   

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