ii. la rubia, tarada, bronceada
ཻུ۪۪⸙ ❬ ❍̥͙̊ ࿔ ˖۪⸙͎ ំஂchapter two
ICONIC, enzo vogrincic
montevideo, uruguay
diciembre 2019
Sentía la mirada de Sofía en mi espalda, ella sentada en el sillón, con Uma en sus piernas. Mientras yo caminaba de un lado a otro, revolviéndome el cabello.
— Basta, Enzo. No le dés más vueltas al asunto. El cine es así.
La miré, apretando la mandíbula. — ¿Así como, Sofi? ¿Injusto? Por que si es así de injusto, como lo fue contigo, mando todo a la mierda, y me quedo, acá, contigo. Seguimos haciendo teatro con los chicos. — tomé asiento, a su lado. — Me habías dicho que hoy había otra función, vamos a ir y la vamos a disfrutar.
— Enzo. Te lo vuelvo a decir, el cine es así. Quedás en algunos papeles, y en otros no, no se trata de injusticia, si no de profesionalismo y aceptación. Es más, no te echaron a vos, vos podés seguir. Te prometo que te voy a apoyar desde afuera en todo lo que pueda. — me sonrió, apretando mi mano. — Ahora, ayudame a convencer a tu mamá de que me preste la lámpara para la obra de hoy.
Sonreí, mirándola. — Sofi, no me cambies el tema. Voy a presentar la renuncia mañana, justo que Barrenechea quería una reunión.
— Enzo, cortala. No podés desperdiciar una oportunidad así solamente porque yo no actúo con vos. Es obvio que no vamos a salir en todas las películas juntos, por más que queramos. Eres tan talentoso que seguramente te van a llover las propuestas y los castings. — hizo una pausa para respirar — Y a mí también, eh, no creas. Pero en serio, no renuncies, no seas bobo.
La atraje hacia mí para abrazarla. Suspiré. — ¿No te molesta? Vos leíste el contrato, sabés los tipos de escenas que íbamos a grabar. Yo estuve de acuerdo porque lo haría contigo, sin incomodidad ni nada. Pero ¿y ahora? Voy a tener que hacer todo esto con una completa desconocida, que encima es una pendeja maleducada, chillona, insoportable-
— Wow, wow. Pará. ¿Porque la insultas? ¿Tanto hablaste con ella? — preguntó, alzando una ceja. Tragué saliva, nervioso. Me había salteado la parte en donde básicamente me comporté como un completo forro, no le dí tiempo a expresarse, y la insulté durante la reunión express que tuve con el director.
— Enzo... — me regañó, separándose. — ¿Qué hiciste?
Sonreí, tímido. — ¿La traté un poquito mal? Estaba enojadísimo, Sofi. Me había enterado por una maquillista que te habían echado, pero- — una lucecita se prendió en mi mente. Encajando las piezas — ¿Tú ya lo sabías, no? O sea, que fui el último boludo en enterarme. ¿Por qué?
— No cambies el tema, Enzo. No podés ir, y tratar mal a una chica solamente porque le quitó el papel a tu novia. Sí, admito que yo tengo ganas de plantármele a la cara y mechonearla un poco. ¡Pero no es justo! Ella no tiene la culpa de nada, ni yo. Así que, mantente afuera, lo más que puedas.
— Sabías que ella había rechazado el papel primero, ¿y por eso te llamaron a tí? — hablé sin pensar, creyendo que le gustaría lo que dije. Pero no, al ver su rostro, me dí cuenta de que me había una gran cagada. — Sofi- yo no quise-
Se levantó del sillón, dándome la espalda. Sabía que seguramente se estaba limpiando una que otra lágrima. Qué pelotudo. — Sofi, mírame. — la obligué a darse vuelta. — Perdón, chiquita. No quise ofenderte, no sé como creí que eso te iba a hacer sentir mejor, soy un bobo.
— Enzo... aunque no lo creas, porque demuestro todo lo contrario. Me duele, todavía me duele un poquito que me hayan echado. — sonrió, triste.
Besé la coronilla de su cabeza. — Ya sé, ya te van a llover las propuestas. El mundo va a ver lo talentosa que eres.
— Gracias, gordo. — me dio un beso en la mejilla. — Ahora, hacelo por mi. ¿Sí? No renuncies, no cuando tu carrera está por despegar.
Fruncí el ceño, confundido. — Sofi, siéndote sincero, es una película medio pedorrona- — por la cara de mala que puso, decidí callarme. — Para un actor, ninguna película es "pedorrona", Enzo, dale. — finalizó ella, haciendo con sus dedos las comillas.
• • •
Me removí impaciente en el asiento, rodando los ojos. Estaba cien por ciento seguro de que la razón por la cual Martín Barrenechea no había dado por iniciada la reunión, era porque la princesa no tenía ganas de llegar temprano, como cualquier ser humano común y corriente.
— ¿Hasta que hora vamos a tener que esperar a tu actriz, Martín? — pregunté, de mala gana. No sé porque me hacía el malo, no era nadie, en cualquier momento me iban a echar, pero algo dentro mío me hacía frustrarme cada vez que la mencionaban a esa pendeja. No sé, ni la conocía, ni tampoco quiero hacerlo, aclaro.
Es lo que... agh, ni yo sé.
Al parecer, manifesté con mis pensamientos a esta mocosa, porque las puertas se abrieron, dejándonos ver a una Martina somnolienta, vestida con un corto de jean azul y una musculosa holgada negra. Alcé una ceja, ¿no podía ser más crota?
— Buenas, tuve un problema con el auto, disculpen. — sonrió, dando una excusa que no se la creía ni ella misma. Justamente, el único asiento disponible era a mi lado, por lo que rezongué, apretando los puños. — ¿Tan temprano y ya estas agitado, torito? — preguntó, mirándome.
Decidí ignorarla, algo que al parecer le dolió, porque abrió la boca ofendida, y no habló más. — Bueno, buenos días a todos, los hice madrugar, ¿eh? — intentó bromear Martín, seguramente para caerle bien a ella. No le encontraba la gracia, yo siempre me levanto temprano, aprovecho para correr, y desayuno, todo antes de las ocho de la mañana.
— Bueno, acá les traigo una copia del contrato a cada uno de los actores que conformarán el nuevo elenco de esta película. Esta reunión era más para que se conozcan, y bueno, puedan entablar una buena relación laboral — terminó Martín, mirándonos específicamente a Martina y a mí. — Y también, para agradecerles, por darme esta oportunidad de dirigirlos durante esta aventura.
Sonreí, por fin una buena. Mi mente se despejó, iba a tener un protagónico, en una película sobre fútbol, donde yo sería el futbolista. El sueño de todo pibe. Iba a tratar de dar lo mejor de mí para que esta película sea un éxito, aunque, todo saldría mejor, si sacaran a la acomodadita. — Hola, hijo, ¿como va? — me saludó un señor que se encontraba a mi izquierda, de aproximadamente cincuenta años. Sacándome de mis pensamientos — Rafael Spregelburd — se terminó de presentar.
— Enzo, Enzo Vogrincic. — le dí la mano, y la estrujó, amigable. — ¿Vos vas a ser mi viejo, no? — me giré, dándole la espalda completamente a Martina. Rafael asintió, y empezamos a charlar.
Me cayó bastante bien, lo reconocía por todos los libros que tenía publicados. Era un excelente dramaturgo argentino, y que sea mi padre en esta entrega me hacía sentir honrado. Recién estaba dándome cuenta de que poco a poco, mi sueño de ser un actor profesional se estaba haciendo realidad. Y debía disfrutarlo al máximo, sin dejar que nada ni nadie me lo arruinara.
— ¿Vos serías como el niñero del patea bolas? — escuché que preguntó Martina, y se rió a carcajadas con un tipo corpulento que estaba sentado a su derecha. Ladeé la cabeza, observando como en tres segundos había congeniado a la perfección con las personas que supuestamente eran los confidentes de mi personaje.
— Horacio, dejame decirte que sos un capo. Me caíste re bien, espero que tengamos alguna escena juntos. ¿Estás seguro de que no querés intercambiarle el papel al que te jedi? — sonrió Martina, contagiándoles el buen humor a Horacio Camandulle y a Rogelio García.
— ¿Vos decís que estoy para hacer de un futbolista, querida?
— Obvio, cualquiera lo haría mejor que este inmaduro. — Apreté los puños, me estaba haciendo quedar mal frente a mis compañeros. Rafael lo notó, por lo que me dió una palmadita en el hombro, e intentó hacer que deje pasarlo.
Me miró, intentando decifrarme. — ¿Todo bien?
— Esta pendeja de mierda que me está haciendo quedar mal, yo no soy ningún inmaduro, te lo juro, eh. — ni si quiera sabía porque estaba dando explicaciones. Solamente quería llevarme bien con el resto de los actores.
— Calmate. ¿Por qué le tenés tanta bronca? ¿Pasó algo entre ustedes?— preguntó, alzando una ceja. Para este punto, había dejado de escuchar a Martina hablar de cualquier cagada para hacer reír a Rogelio y Horacio. — No, no, nunca. Ni la conozco. Es que... — suspiré, dándome cuenta de que estaba exagerando un poquito. — Le quitó el papel a mi novia.
— Uh, que cagada. Sí, algo escuché. Pero, dejame decirte, Enzito, todas las cosas pasan por algo. Capaz no estaban destinados a estar juntos en esta película, que se yo. No te preocupes, esta película no va a terminar tu relación, eso espero. — intentó animarme. Asentí, dándole la razón.
— Bueno, ¿Ya pudieron leer el contrato? Están todas las pautas bien marcadas en cada hoja. Si alguno tiene alguna duda, no dude en decírnoslo, lo resolvemos entre todos, como el equipo que vamos a ser. Igual, ayer se los enviamos vía mail, para no atrasar su día con la reunión. — Nicolás Branca, el otro director de la película, interrumpió por primera vez mi charla con Rafael. Me apresuré a abrir el contrato, dándome cuenta de que todos habían firmado, excepto yo.
Normas de convivencia.
Papel protagónico.
Ficha personal de Christian Arias.
La relación con Belén.
Escenas explícitas.
Coordinador de intimidad.
Última escena de Christian.
Suspirando, agarré la lapicera negra que Rafael me dejó en mi lugar, y firmé, sentenciando mi muerte.
— Chicos, espero que esto no sea un contrato de Rumpe. — todos rieron, excepto yo. ¿Qué había desayunado un payaso?
— ¿Rumpe? — pregunté, bruscamente.
Martina me miró, obvia. — Rumpelstinski, hijo. ¿Shrek? ¿Shrek 4? ¿Dónde Shrek firma y hace que todos se olviden de él para que pueda vivir la vida que tenía antes?
La observé tres segundos, harto, rodé los ojos. ¿En serio?
Rogelio García me analizó, alzando una ceja. — ¿Cuantos años tenés, Enzo?
— Veintiseis. — contesté, apoyándome en el respaldar de mi silla.
— Rezongás peor que un viejo, hijo. Disfrutá esta edad, sabés lo que daría yo por volver a tener la juventud que posees tú ahora.
Martina se rió sonoramente. Dios, cada vez que abría la boca, era para decir alguna estupidez. — Si tanto te jode que yo esté acá, renunciá. Nadie te está obligando a quedarte. Es más, así — dijo, intentando intimidarme. Chasqueó los dedos — te conseguimos un reemplazo. Si tan incómodo estás.
Apreté los puños. No. No iba a practicar psicología inversa conmigo. ¿Quién se creía que era esta mocosa para mandarme a renunciar? Yo iba a renunciar cuando yo quisiera. No cuando ella me lo imponga. ¿Tan fácil dice que me va a conseguir un reemplazo? Dios, y vieja, sé que me criaron para respetar a las mujeres, perdónenme, pero la quiero estrangular.
— ¿Enzo, estás bien? — preguntó, Martín. Asentí, abandonando la batalla de miradas intensas que estaba teniendo con Martina, tratando de calmarme. — Sí, tomá, acá está el contrato, firmado.
¿Quería jugar a hacerme la contra? Perfecto, juguemos. A ver quién termina renunciando primero.
█▓▒░ nota ░▒▓█
■ Buenassssss cómo va? El segundo cap servido para ustedes, mis hermanas. perdon la tardanza no funen...
■ Dios, Enzo le tenía una re bronca a la pobre Martina. #BastaEnzo. #Supera
■ LAS AMO GRACIAS POR SUS LINDOS COMENTARIOS, GRACIAS GRACIAS, MÁS, POR FAVORRR....
■ queria contarles q ya solucioné el tema con la chica, gracias por sus consejitos, en serio.
ahora, se decide, ahre, tengo las sipnosis para fanfics de
● pipe otaño (& juani caruso)
● esteban kuku
● mati recalt
● agustin pardella
comenten cual quieren q suba :)))) tendria q terminarle el theme y ya estan ready
■ No se olviden de dejar su votito y comentario, me alegran el día. Nos leemos en el capítulo tres. ♡♡♡
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