Unico

Este fic está dedicado a la preciosa HelenaNamMin me inspire en ti para escribir este pequeño y humilde one shot, tus historias son arte y como agradecimiento te dedicó este pedazo de mi creatividad... 💜 사랑해







Jimin se elevó por el aire levantando una estela de finos copos de nieve cuando las cuchillas de sus patines cortaron el hielo bajo sus pies, sus delicadas manos se movieron como las alas de una mariposa mientras hacía piruetas en el aire...

Un suspiro salió de los labios de Namjoon, cuando vio al pequeño patinador practicando su rutina.

—Es como un ángel —dijo encantado.

—Ayer dijiste que era como un hada y hoy ya es un ángel... ¿Qué será mañana? ¿Un Dios? — interrumpió su mejor amiga.

—No molestes Hyejin.— Su voz sonó ligeramente enojada.

Ignorando los parloteos de su mejor amiga siguió viendo al pequeño ángel que se movía como pez en el agua.

Todavía recordaba el primer día que encontró la pista de hielo. Había sido un día horrible, no encontraba la inspiración necesaria para componer su amada música y le quedaba menos de un día pata presentar su trabajo final en la Universidad. Un estudiante de sexto semestre de la carrera de composición y música no era capaz de encontrar la inspiración para escribir una canción y hacer una melodía eso sin duda era inaudito una jodida broma, ese día Namjoon vagaba por los recónditos pasillos del campus buscando la inspiración que necesitaba cuando la ligera melodía de una canción le llamo la atención y guiado por aquellas notas se dirigió en su dirección.

Ahí lo vio, una pequeña figura delgada que se movía con tanta grasia y delicadeza sobre una pista de hielo. De un cabello rubio ondulado, esponjoso y ligeramente largo, unas facciones exquisitas y un cuerpo envidiable; Park Jimin patinaba ignorante al revoltijo de emociones que había despertado en aquel chico que le observaba como si fuera la cosa más hermosa del mundo.

Después de ese día Namjoon asistía sin falta a la misma hora para poder verlo patinar, las notas y las letras de nuevas canciones llegaban solas cuando admiraba a Jimin sobre el hielo. Después de casi medio año de observarlo desde lejos, Kim se dio cuenta que estaba perdidamente enamorado de Jimin a pesar de que nunca se habían dirigido la palabra.

"Estas babeando." La voz de Hyejin lo sacó de sus pensamientos.

"¿Qué...?"

"Tienes baba..." contestó la chica. "Aquí" señaló sobre sus labios rojos.

Sabía que eso era mentira, a su mejor amiga le gustaba molestarle con ese tipo de bromas.

"¡Ahí viene Byulyi!" Gritó entusiasmada cuando vio la delgada figura de su novia. "Es tan hermosa."

"Ahora la que babea eres tu."

La chica le dio un manotazo enojada.

Namjoon vio a la dirección donde su mejor amiga tenía clavada su mirada y la vio ahí, Byulyi era la chica más bonita que había visto alguna vez en su vida a parte de Hyejin claro; alta, delgada, con una piel de parcela y un estilo que le asentaba de maravilla.

No sabía como había comenzado la relación entre ambas chicas y tampoco le importaba, pero no mentiría al decir que le fascinaba como se veían juntas, eran tan diferentes que se complementaban sin esfuerzo.

"Si no te conociera, diría que estas enamorado de mi chica." Dijo Hyejin a sus espaldas.

Se sorprendió cuando se encontró a si mismo viendo a Byul como si ella fuera la cosa más hermosa del universo.

"Perdón."

"No te preocupes, te entiendo. Ella es hermosa." Suspiró la azabache, en un par de segundos ya tenía a Byulyi a su lado plantandole un sonoro beso en los labios.

"Hola Nam."

"Hola Yiyi." Contestó con aquel diminuto apelativo que le había dado.

"De nuevo estas acosando a Park." Soltó sin rodeos.

"N-no estoy haciendo eso."

"Claro, por eso vienes aquí tres horas al día sin falta."

"No hago eso." Se defendido pero no pudo hacer nada para poder calmar su voz pues salió temblorosa.

"Repitelo hasta que te lo creas." Susurró Byulyi.

Namjoon se engañaba, era consciente de eso, pero prefería admirar a Jimin desde el anonimato a pasar la vergüenza de hablarle en persona. Pues aunque no parecía el chico era un completo desastre, tímido y torpe.

Suspiró cansado y se levantó, lo único que salieron de sus labios fue un simple vámonos y se encaminó a la salida, sabiendo ya de antemano que Jimin ya había terminado su práctica.

"Siempre perfecto." Le dijo su entrenador.

Jimin salió de la pista sudando, pero sorprendentemente tranquilo.

"¿Cómo lo hice?" Preguntó.

"Excelente, ya lo tienes Jimin." Contestó Hwanwoong, su pequeño entrenador y profesor de danza.

Jimin era un estudiante de danza contemporánea y pertenecía al taller de patinaje, aquello último lo amaba con toda su alma, pues sus padres habían sido patinadores profesionales en su tiempo de juventud y le habían contagiado el amor por las pistas de hielo.

La danza solo la llevaba para complementar su técnica de patinaje y para mantenerse en forma.

"Siempre eres perfecto Jimin." Dijo el entrenador. "Pero ahora necesitas concentrarte en el festival de invierno, como ya sabes tienes la opción de presentarte con tu elenco de danza o patinar. Pero antes de que te apresures a elegir tienes que tener en cuenta que si decides patinar tienes que buscar la música que usaras, y ya sabes que eso sólo lo tienes que hacer con los chicos de composición."

"Pero... puedo usar alguna de las canciones que ya tenemos."

"Si podrías pero el director dijo que tenía que ser algo nuevo, algo que nunca hayan visto en su vida."

"Pero yo no conozco a nadie que estudié composición." Lloriqueo.

"Si lo se, por ese motivo le pedí ayuda al profesor Kim Hoosik, él me proporcionó una lista de sus mejores alumnos y me dijo que podría presentarte a cada uno de ellos para ver si alguno te agrada." Se apresuró a decir el entrenador antes que Jimin comience una rabieta.

"Pero..."

"Sin peros Jimin, puedes hacer eso o bailar con tu elenco." Concluyó Hwan y antes se que el patinador comience a quejarse huyó de la pista dejándolo solo.

El rubio soltó un suspiro cansado. No le quedaba de otra, amaba la danza pero amaba aún más el patinaje.

Ya luego buscaría al profesor Kim Hoosik para que le presenté a sus mejores alumnos.

Jimin nunca había estado por esa parte del campus, de hecho su vida escolar era realmente agitada, siempre iba de clases de danza a la pista de patinaje y viceversa.

Entonces se sentía como un extraño caminando por entre aquellos pasillo buscando al dichoso profesor Hoosik. Lo peor de todo era que ni siquiera sabía donde hacerlo.

Ya llevaba más de una hora dando vueltas como un perrito perdido y no lograba encontrar nada, entonces vio su salvación en una chica que constantemente veía en la pista de patinaje.

De unos centímetros más baja que él, con el cabello negro y largo, caminaba como una diva, la había visto incontables veces acompañada de un par de compañeros en las gradas de la pista de patinaje, suponía que como estaba andando por esos pasillos estudiaría compociocion ¿no?

"Oye, disculpa." Casi grito en medio del pasillo y muchos pares de ojos se dirigieron a él.

La azabache voltió y unos ojos marrones rasgados le observaron con demasiada intriga. "¿Yo?" Cuestionó.

"Si... necesito tu ayuda por favor." imploro y a paso acelerado reducido la distancia entre ambos. "Soy Park Jimin..."

"Se quien eres." Interrumpió la chica. "Dime que necesitas, te ayudare pero que sea rápido por que tengo clases."

"Oh... si, si, muchas gracias." Dijo de manera atropellada. "Necesito encontrar al profesor Kim Hoosik."

"¡Woooooow!" se exalto la muchacha y sonrio enormemente. "Que suerte tienes, justo tengo clases con él. Vamos yo te llevo."

Jimin suspiro aliviado, al fin iba encontrar al famoso Kim Hoosik. Se encaminaron entre los pasillos con la chica y en el pequeño recorrido conoció más a su pequeña guía, su nombre era Hyejin, estudiaba composición y canto, era cierto que la veía constantemente en la pista de patinaje ya que tenía un amigo al que le encantaba ver ese deporte y al ser su mejor amiga constantemente le acompañaba.

"Ya llegamos" dijo cuando se detuvieron frente a un salón. "Veré si está dentro." Hyejin entro dejándolo parado fuera del salón.

Un par de minutos después salió acompañada de un hombre alto y poco canoso.

"Él es, profesor." Dijo y luego de despedirse los dejo solos.

"Tu debes ser Park Jimin, el profesor Hwanwoong me hablo de ti... dijo que necesitabas a un alumno de composición para que elabore la música para tu rutina de patinaje o algo así." Habló el profesor. "Estas de suerte pues en está clase tengo a un par de chicos que son muy buenos."

Jimin ni siquiera pudo decir nada cuando el profesor comenzó ha hablar, lo único que pudo hacer fue sonreír encantado.

"Estamos a punto de escuchar un par de composiciones podrías entrar y sentarte en la parte de atrás a ver si escuchas algo que te guste." Recomendó.

Jimin no lo pensó dos veces y asintió aliviado pues eso le daba más facilidad para así poder conocer a los alumnos.

"Pasa." Le invitó el docente y luego se hizo a un lado.

Jimin sujeto fuertemente su mochila y se adentró al salón, buscó un lugar en la parte trasera y se dejó caer. Buscó con la mirada a Hyejin y la encontró sentada junto a un chico que también había visto en la pista de patinaje.

A él lo recordaba perfectamente, aquel chico iba sin falta a la misma hora, cada vez que Jimin comenzaba su entrenamiento lo veía en las gradas, admirandolo de lejos y al finalizar lo veía marcharse. Era como si ese chico de cabello plateado asistiera sin falta todos los días a la pista de patinaje solo para verlo a él. Un tiempo aquello lo asuto pues sentía que ese chico era un acosador, pero con el pasar de los meses logró acostumbrarse a su presencia y hasta llegó a sentirse halagado pues tenía un admirador.

La clase comenzó y Jimin se dedicó a escuchar lo que el profesor decía, veinte minutos después comenzaron a acercarse un par de chicos a una especie de consola que Jimin no entendía para que era.

El primer chico que colocó una pista de música le resultó a Jimin atractivo pero aquella melodía no logró hacerle sentir nada, pues aunque sonará a que el patinador era una diva, él tenía que sentir la música para poder hacer aquello que amaba.

El profesor le dio un par de recomendaciones y lo mando a sentarse.

El siguiente en pasar era aquel chico que siempre le veía desde las gradas y Jimin no pudo evitar sonrojarse cuando al fin pudo verlo un poco mejor, el chico que se llamaba Kim Namjoon era tan guapo.

Jimin no creía en el amor a primera vista, pero cuando escucho la melodía que comenzó a sonar en los parlantes del salón pudo sentir algo, se imagino a si mismo patinando en un hermoso paraje de hielo, lleno de rosas y miles de copos de nieve cayendo a su alrededor, se imagino cada paso, cada movimiento, cada salto.

Era él, ese chico sería el elegido.

Kim Namjoon se había convertido en su amor a primer oír, aunque no sabía si eso existía.

Cuando Namjoon vio que su amor platónico entraba a su clase de composición casi sufre un paro cardíaco. ¿Qué hacía ahí un estudiante de danza contemporánea? Se preguntó una y otra vez.

"Estaba buscando al profesor Kim." Susurró Hyejin adivinadola pregunta que rondaba en su cabeza.

"¿Para qué?"

"No se, no lo dijo."

Bien, Namjoon no quería desesperarse pero algo le decía que Jimin estaba allí para conseguir una composición para su próxima rutina en el hielo, al menos fue eso lo que escucho decir al profesor Hwanwoong, tal vez el moreno si estaba obsesionado con Jimin por eso constantemente se informaba de los concursos a los que iría para poder observarlo patinar.

Entonces si Park Jimin estaba en su aula para escuchar a posibles candidatos que pudiesen componer una pista para él, quería decir que Namjoon tenía una posibilidad, pero para gran sorpresa suya lo único que quiso en ese momento fue no ser elegido por el patinador pues eso significaba que tendría que hablarle y con lo desastrosa que era su personalidad nada bueno saldría de ese encuentro.

Los minutos pasaban lentos, como si el tiempo estuviese en contra suya y a pesar de que él rogo que ese día el profesor Kim ignorase su precensia llegó la inminente presentación de su composición, una que cabía resaltar había sido inspirada en una rutina de Jimin.

Rogando por primera vez a ese Dios todo poderoso que su madre amaba con devoción se encaminó al escritorio de su maestro para que pudiese escuchar la música que había compuesto.

El aula de pronto se puso en silencio, y los parlantes comenzaron a reproducir su canción, Ice Melodies.

La melodía era melancólica, el día que se inspiró para poder componerla había observado como Jimin se volvía una ángel de hielo, lo vio claro, dos alas rojas brotando de la espalda del patinador mientras daba vuelvas en el hielo y elevaba tantos destellos plateados. Había sido hermoso y Namjoon simplemente dejó que las melodías tristes de un ángel que habia sido despojado de sus alas llegarán solas a su cabeza.

"Magnífico." La voz gruesa de su profesor rompió el silencio que se había instalado en el aula. "Como siempre Namjoon."

Los nervios del estudiante crecieron cuando se fue sentar y vio de reojo como Jimin lo veía fijamente para luego pararse y entablar unas cuantas palabras con su maestro e irse.

A cada segundo que pasaba sentía que le iba dando un mini infarto, para cuando terminó la clase él y Hyejin metieron desesperados sus cosas para salir huyendo de ahí, claramente por razones completamente diferentes, pero como siempre Kim mala suerte Namjoon fue detenido por su sonriente profesor.

"Hijo hay buenas noticias." Comenzó ha hablar. "Park Jimin el patinador está buscando un estudiante de composición y tu fuiste el elegido."

Bien Namjoon, debería de estar gritando y saltando de la felicidad, por que aunque no lo había dicho antes Jimin era una de las jóvenes estrellas del patinaje lo que le había dado algo de fama no solo dentro del campus universitario sino también fuera.

"Genial." Fue lo único que logró articular, antes de huir del aula.

Los días pasaron y cada vez se le hacía más difícil evitar a las personas que estaban obstinadas en encontrarlo, entre ellas claramente se encontraba Jimin.

Namjoon había decidido no hablar con el patinador por dos simples razones, primero sentía que le daría un ataque de pánico si cruzaba palabra alguna con Jimin y segundo sentía vergüenza pues si el patinador se enteraba que la melodía que había compuesto estaba inspirada en él saldría a la luz la obsesión que Namjoon tenía por observar a Park y eso sería muy extraño y perturbador. Por ese motivo se escondía del profesor Kim, de Park Jimin y ahora también de Hyejin y Byulyi.

La palabra para calificar aquella pequeña situación sin duda era, agotador. Namjoon corría de sus clases al comedor recogía su almuerzo y luego desaparecia por entre los pasillos del área de artes liberales para que sus amigas no lo encontrarán, luego volvían a escabullirse a las clases sin ser detectado por nadie, al terminó de estas tenía la difícil tarea de tomar su bicicleta sin ser visto por los ojos de Hyejin para que al fin pudiese salir volando rumbo a su dulce hogar.

Una rutina que había adoptado desde hace una semana y aunque quería seguir huyendo sabía que no lo lograría por que tenía clases de composición justo ese día y aunque no quisiera tenía que encontrarse con el profesor Kim.

Huir una vez más de Hyejin y Byulyi no fue muy difícil, sobre todo por que ambas chicas estaba concentradas en otras cosas, así que cogió su almuerzo y emprendió su huida.

Todo hubiera salido perfecto si no fuera por la pequeña y delgada figura de Jimin que conversaba animadamente con un chico de cabellos azules en la entrada del área de artes liberales, al percatarse de su precensia el pequeño patinador abrió enormemente los ojos y lo señaló mientras saltaba como un pequeño niño que acaba de encontrar un juguete favorito.

"¡Tú!" Gritó. "Ni se te ocurra escapar de mi."

Namjoon entro en pánico y sus pobres pies no pudieron huir a tiempo y cuando menos lo espero ya estaba en el suelo siendo aplastado por Jimin que no había dudado en lanzarse sobre él para poder detenerlo.

"¡Al fin! ¡Te tengo!... eres como una maldita rata escurridiza, ¿sabes cuanto tiempo llevo buscandote? Yo sabía que no era buena idea irme aquel día de tu clase antes de hablar contigo, pero..." Jimin siguió parloteando cosas sin sentido y aunque una parte de Namjoon estaba enormemente feliz por que tenía el cuerpo de su amor platónico sobre él suyo, la otra parte estaba teniendo una crisis existencial. "... lo más graciosos fue que extrañe tu precensia en la pista de patinaje."

"Jiminie, creo que lo estabas abrumando." La voz gruesa del chico de cabello azul cortó los extraños pensamientos que Namjoon tenía.

"¿Oh?... es cierto, Dios cuanto lo siento no se que me paso, aunque no voy a decir que no era necesario lanzarme sobre ti, por que seguramente saldría huyendo como todos los otros días que te encontraba en los pasillos." Susurró mientras se levantaba con ayuda de su amigo de cabellos azules.

Namjoon se levantó lentamente y luego de sacudir su ropa se dedicó a observar al par de chicos que le veían de la misma forma.

"Soy Park Jimin y el es mi amigo Kim Taehyung." Habló el patinador. "No es necesario que te presentes se quien eres y él igual." Interrumpió cuando vio que Namjoon pensaba presentarse.

"No lo abrumes Jimin, ya entiendo por que huía de ti."

"Es la primera vez que lo veo tan de cerca, es mas alto que yo y también es guapo."

"Jimin..."

"Bien, Tete tengo trabajo que hacer con Namjoon y tu debes volver a tus aburridas clases de pintura."

"Pero..."

"Sin peros... adiós Tae." Demandó el patinador, sujeto la mano de Namjon y luego camino tan rápido como sus pies le permitieron.


Namjoon hubiera deseado decir que el chico que le causaba tantos sentimientos en su interior era un ángel tranquilo y conservador, pero eso distaba mucho de la realidad, pues aunque era difícil de creer Park Jimin era un joven tan radiante, gracioso y muy, muy enérgico que no contrastaba para nada con su aspecto angelical.

El día que literalmente el chico se lanzó sobre él para poderlo detener lo había llevado arrastrando a la pista de baile y después de casi obligarlo a entregar la melodía que había escuchado en su clase de composición, le regaló un show personal de su próxima rutina sobre hielo.

Desde ese día sin falta Jimin prácticamente lo secuestraba para que llevárselo a la pista de hielo.

"No entiendo por que sigo estando aquí si lo único que necesitas de mi es la melodía que suena en los parlantes." Refunfuño Namjoon.

Aquel día tenía mucho trabajo que hacer y aunque amaba ver patinar a Jimin, se había descuidado mucho de sus clases.

"No se como explicarlo." Susurró el patinador saliendo del hielo y sentándose al lado de Nam. "Eres como algo que debe estar aquí para poder concentrarme. Hace tiempo cuando descubrí que venías todos los días me sentí muy agobiado y asustado por tu precensia, pero con el transcurso de los días eso se fue desvaneciendo para darle paso a un sentimiento que no logró comprender del todo, solo se que cada vez que te veo en las escaleras me siento completo y siento que puedo hacerlo bien."

Namjoon no entendía muy bien a que se refería Jimin, pero eso no le importó mucho a su corazón pues comenzó a latir desesperado en todas direcciones.

Sonriendo el patinador volvió al hielo y siguió con lo suyo dejando a Namjoon con muchas preguntas sin responder.

Así fue como la semana terminó y sin darse cuenta ya faltaba muy poco para el festival de invierno, Jimin estaba con los nervios de punta por una simple razon, en esas casi dos semanas que había convivido con Namjoon se había dado cuenta que aquel sentimiento que no entendía del todo cada vez que miraba al chico en las gradas de la pista de hielo era nada más y nada menos que un enamoramiento que comenzaba ha hacerse más fuerte, como había nacido ese sentimiento era un dilema que Jimin no quería responder, guiándose por ese sentimiento había creado la rutina más romántica que hubiera podido imaginar en su vida, es más ni siquiera sabía que era capaz de hacer algo tan hermoso.

Jimin no era muy bueno con las palabras, por lo contrario cuando intentaba decir algo terminaba dañando a las personas con su poca sutileza al momento de dar consejos o de demostrar su afecto. Por ese motivo había decidido declarar su amor a Namjoon por medio de aquello que hacía bien y era patinar, solo esperaba que el compositor logrará entender el mensaje oculto de su rutina.

"Si estás así de nervioso por el vestuario, créeme que estará listo para el jueves." Jihyo era su estilista personal, ella se encargaba de preparar todos los vestuarios que usaba en los concurso.

"No es por eso"

"¿Si no es por eso, entonces que te trae tan nervioso?" Cuestionó la muchacha mientras tomaba las medidas de su cintura.

"No es nada."

"Querido Jiminie, te conozco desde que tienes quince, se cuando algo te pasa pero esta bien si no quieres contarme."

"No es que no quiera contarte es solo que..."

"Cariño no es necesario que me cuentes todo lo que te pasa, todo el mundo merece tener secretos." Sonrió. "Tranquilo, sea lo que sea que te este atormentado irá bien."

Jimin solo pudo asentir mientras rogaba que así fuera.

El día de la presentación había llegado al fin y Namjoon no podía estar más emocionado, en esas casi dos semanas que había acompañado al patinador sin falta todos los días de su entrenamiento, se había dado cuenta que no era tan difícil dirigirle la palabra y entablar una conversación con él. Por eso su relación había mejorado bastante en ese poco tiempo que llevaban conociéndose.

Si alguna vez Namjoon creyó estar enamorado de Jimin, ahora era más que una simple creencia, era real, el compositor sentía una admiración fuerte y un deseo ferviente de amar al patinador. Por eso se había decidido aquel día declararle su amor por fin.

Compró un ramo de rosas y le escribió una canción que sólo sería para ambos, una que llevaba en su cabeza desde el día que lo vio por primera vez y valiéndose de todo su valentía se sentó en la primera fila de las gradas de la pista de hielo para poder ver a su amor platónico.

Al ser un festival se invierno se presentarían todas las carreras de artes de la Universidad por lo que habían muchos números y como ya era costumbre, Jimin era el último, así que Namjoon tuvo que ver absolutamente todo lo que las carreras habían presentado, las chicas del coro cantaron una canción muy famosa, colocaron un estrado especial para que los chicos de danza contemporánea presentarán una versión moderna del Cisne negro, luego vinieron los chicos de música clásica, ballet y el resto de cursos como artes liberales y artes plásticas tenían una presentación especial en el auditorio por lo que sería opción de cada alumno ir a verlos.

Para cuando Namjoon se dio cuenta ya había llegado el momento de la presentación de Jimin, sus nervios subieron como espuma cuando lo vio entrar con un hermoso traje especial en tonalidades azules y verde agua, las mangas caían delicadamente como si fueran alas y su cabello perfectamente peinado hacía atrás le daba un aire sofisticado, a pesar de que su estilista había querido mostrar el lado sexy de Jimin aún prevalecía su aura angelical o tal vez era sólo Namjoon el que lo veía así.

De pronto la pista se sumergió en un silencio acogedor y la melodía de su composición comenzó a sonar en los parlantes, su precioso ángel del hielo comenzó a moverse con esa gracia que solo él poseía.

A cada vuelta, paso y salto, Namjoon sentía que moriría. Podía sentir lo que Jimin intentaba decirle por que así como el compositor plasmaba sus sentimientos en notas musicales y letras de canciones, el patinador lo hacía con su cuerpo deslizándose sobre el hielo.

Todo desapareció alrededor de la pareja, solo eran ellos dos, Nam en la gradas y Jimin en la pista.

Fue tan mágico, los ojos del compositor pudieron volver a ver aquellas alas sobre la espalda de su ángel, pero ya no eran rojas ahora eran de un celeste angelical con miles de destellos y copos de nieve cayendo de ellos, tan hermoso tan perfecto y puro.

Todos los presentes explotaron aplaudiendo y gritando el nombre de Jimin cuando éste terminó su rutina, más el patinador no escuchaba nada pues su corazón se desbocaba desesperado intentando salir de su pecho para ir corriendo a los brazos de Namjoon.

Todo ocurrió en cámara lenta, cuando sus ojos lo vieron se sintió flotar, una sensación tan relajante como cuando dejas que las olas del mar te guien.

En un par de segundos ya estaba lanzándose a los brazos de Namjoon y aplastando su cuerpo una vez más, el ramo de rosas que el compositor llevaba en su mano salió volando y cayó a su alrededor. Sus ojos se encontraron una vez más y Jimin puede jurar que vio el universo entero en esos hermosos ojos almendrados, sin pensarlo dos veces dejó que sus fríos labios tocarán los de la persona que había sido su amor a primera vista, la sensación que lleno su cuerpo fue algo que no puede definir con palabras solo diría que fue como besar un pedazo de algodón.

"Mi melodía de hielo." Susurró antes de volver a besarlo.





Fin❄❄❄❄


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top