ఌ︎🍦Chocomenta🍦ఌ︎



Jay tenía el papel en frente de él, mientras estaba sentado en su cama escuchando Angel or Devil de fondo. Veía el número fijamente, como si se fuera a desaparecer si le quitaba la vista de encima. ¿Debía hacerlo o no? Bueno, el daño ya estaba hecho.

De: Número Desconocido

Hora: 10:23 P.M.

"Hola Jungwon, soy Park Jongseong. Este es mi número"

No era lo mejor que había escrito, pero las mariposas en su estómago no lo dejaban pensar con claridad. No, él no se levantó ni fue a hacer otra cosa mientras esperaba una respuesta. Park Jongseong por muy amargado y rudo que se viera, tenía ese lado de amor infantil e inocente salido del horno; nunca le había gustado nadie. Nunca había tenido tantas ganas de besar a alguien. Nunca se imaginó siquiera tener la necesidad de darle mimos a alguien. Se quedó mirando fijamente la pantalla apagada de su teléfono, esperando a que el menor respondiera.

De: Yang Jungwon

"¡Hola Hyung, ya lo agrego! Creí que no había encontrado el papel y por lo tanto, que no me escribiría. ¿Cómo está?"

De inmediato, la foto de perfil del chico apareció. No quería verla, no quería ver lo lindo que era y sentir esas estúpidas mariposas en su estúpido estómago. Se armó de valor y con las manos temblando, abrió la fotografía. 

*Insertando foto*


El teléfono salió literalmente volando hacia el otro lado de la habitación. ¿Era una broma? ¿Cómo es que alguien puede volverse más lindo cada día? Sus manos tapaban su cara, sentía calor en las mejillas y el cuello. No sabía por qué era. ¿Estaba enfermo? ¿Qué era eso tan desagradable?

Pero su berrinche se vio interrumpido por una notificación. Se acercó, poniendo su almohada en frente como si fuera a protegerlo. Revisó el teléfono que había caído sobre una almohada tirada en el suelo y tragó saliva.

"¿Hyung?"

Inquirió el chico, preocupado porque el mayor no le respondía. Jungwon estaba sentado en uno de los mesones de la cocina, mientras jugaba a balancear sus pies. Estaba muy nervioso. Había cambiado su foto de perfil de una rata con lentes a la fotografía que le tomó Sunwoo hace un par de semanas en la playa. Quería que el mayor lo viera en su mejor faceta. Pero Jongseong no había pensado tan calculadoramente con Yang; en su perfil permanecía una foto de Morty -de Rick y Morty- sacando los dedos del medio. Muy profundo.

Esperó pacientemente por una respuesta, puesto que leía sus mensajes pero no respondía. Decidió preparar un bocadillo mientras esperaba. Jongseong levantó el teléfono y comenzó a teclear. Escribió unos diez mensajes, pero ninguno le gustó. Hasta que por fin pudo redactar algo medianamente decente.

"Bueno... ¿Cómo estás? Hace una semana que no nos veíamos. Estaba empezando a pensar que mi cara de -no me mires no me toques- te había espantado"

"Estoy muy bien, ¿Y usted, Jongseong Hyung? Tiene razón, una larga semana. Estuve muy ocupado con asuntos de la universidad... Si. Tranquilo, Hyung, su cara de fastidio nunca será un problema para mí ;)"

"Puedes llamarme Jay, Jungwon-ah. Me alegra que estés bien, yo también lo estoy. Espero que la universidad no te esté causando problemas"

"¡Oh!, está bien, Jay Hyung. Que bien que estés bien^^ La universidad es un poco pesada, pero puedo con eso. Tengo sueño, hablamos mañana, ¿Si? Descanse Hyung, sueñe bonito"

"Igual tú"

Bueno. Hizo lo que pudo. No sabía qué responder, así que solo se le ocurrió eso. Lanzó el teléfono al otro lado del cuarto y se echó a dormir, no sin antes gritarle a la almohada que había hablado con el chico más lindo del planeta.

...

-Eres tan... Jay. Con esa foto de perfil ni ganas dan de hablarte. Vamos a ver que hay por aquí. Debe haber algo que no sea tan deprimente. Haremos que ese pequeño caiga a tus pies.

-Pero Jake, solo estamos conversando. No es como si lo estuviera cortejando.

El mencionado rodó los ojos. Jongseong hablaba con una aspereza que le daba escalofríos de solo escuchar su voz. El chico le había contado sobre su conversación, este le quitó el teléfono y la leyó por su propia cuenta. Se percató de que Jungwon tenía una foto perfecta, la cual seguramente había colocado antes de que Jay pudiera ver su extraña foto de perfil.

Porque si, Jake tenía el número de Yang, y esa no era la foto que estaba antes. Con paciencia, comenzó a buscar en la desierta y aburrida galería del mayor, mientras caminaba en círculos. Estaban en descanso después de clases, sentados en el enorme gimnasio. No había fotos, solo un montón de memes de humor negro, capturas de pantalla de alguna cosa extraña y... Una carpeta que decía "No abrir".

Por su puesto que no le hizo caso al nombre y entró. La carpeta estaba llena de fotos tomadas por su amigo. De paisajes, de personas, de cualquier cosa. Park tenía un enorme talento para la fotografía, pero nunca le había mostrado eso a nadie. Le daba vergüenza. Una de las últimas fotos era justamente una de Jongseong, de aquel día en que él y Heeseung lo obligaron a hacerse reflejos en el cabello. La recortó y la puso en el perfil.

-¿Te parece esta?

Inquirió, mostrándole la pantalla del celular. Jay alzó una ceja, inspeccionando la imagen por cada lado, hasta que por fin asintió desganadamente.

*Insertando foto*


Al salir de la universidad, montó su vieja motocicleta. No sabía a dónde dirigirse, puesto que no tenía ganas de ir a su mini hogar y además, tendría la tarde libre. Paseó por diferentes vecindarios, viendo cómo las personas iban y venían. Le gustaba mucho ir a velocidad moderada, porque de esta manera lograba apreciar mejor lo que estaba a su paso. En la acera de una casa, había una bolita azul, la cual le pareció familiar. Mientras se iba acercando, la bolita tomaba forma.

Jungwon estaba sentado al frente de la casa de sus padres, usando una sudadera grande azul eléctrico y unos pantalones negros con converse del mismo color. Tenía su cabeza hundida en sus brazos, mientras abrazaba sus piernas. Los sollozos eran bastante notorios, por lo que Jongseong no pudo evitar detenerse.

-¿Jungwon?

El chico levantó la húmeda mirada hacia donde lo llamaban. Sus ojos estaban rojos, las lágrimas se desbordaban, bañando sus mejillas sonrojadas. Su cabello era un desastre y sus manos se aferraban con fuerza a los brazos, clavando sus dedos. Toda imagen del adorable y feliz Yang Jungwon desapareció en el momento en que esos hermosos ojos lo vieron llenos de lágrimas y esa voz de ángel salió tan quebrada y afectada.

-Llévame contigo, p-por favor.

Jongseong no tuvo que escucharlo dos veces. Le puso el soporte a la moto y ayudó al chico a levantarse. Sacó el casco sobrante y se lo colocó a Jungwon, quien tenía un puchero mientras seguía llorando en silencio. Se montó en la moto e hizo que el menor también lo hiciera.

-Agárrate de la parte trasera de la moto.

El menor no le hizo caso, puesto que lo que más necesitaba era la protección que le brindaba la cercanía con su Hyung. Lo abrazó por la cintura, se aferró a él como nunca lo había hecho con nadie. Sobre su ancha espalda volvió a llorar con más intensidad, impidiendo que Jay lo regañara por no hacerle caso. A Jongseong lo que menos le gustaba en el mundo era el contacto físico, pero helo aquí; siendo literalmente inmovilizado por un abrazo en busca de consuelo. No sabía lo que sentía cuando Jungwon se le acercaba, mucho menos cuando lo tocaba. 

-¿A dónde vamos?

-A d-donde quiedas.

Habló con dificultad, haciendo sonreír de lado al mayor. ¡No! ¿Qué demonios? ¿Desde cuándo Park -gruñón, amargado- Jongseong sonreía por algo? Ya, mejor péguenle con un bate al pobre. Su corazón comenzó a latir con más intensidad en cuanto sintió el rostro caliente. Al verse en el espejo retrovisor, se dio cuenta de que estaba tan rojo como el trasero de un mandril. Qué vergüenza. Sin decir más nada, encendió la motocicleta y condujo por un buen rato.

Salieron de la ciudad. El aire era fresco y le permitía a Jay conducir sin necesidad de usar una chaqueta. Jungwon solo se dedicaba a llorar en silencio y respirar el delicioso aroma que llevaba Jongseong impregnado. Después de una hora, se encontraban en la playa. El menor se bajó, para después hacerlo Park. El lugar estaba casi desierto, debido a que era día de semana. Se sentaron debajo de una de las sombrillas que estaban clavadas en la arena.

-¿Estás mejor?

-Un poco.

-¿Quieres contarme lo que sucedió?

Jungwon se había vuelto una bolita nuevamente. Jay estaba muy preocupado, porque no había dejado de llorar en todo el camino. Rodeó sus hombros con su brazo derecho e hizo que se acercara más.

-E-esa era la casa de mi padres... Cuando cumplí 16, mi padre me echó.

Los ojos de Jongseong se abrieron tanto, que parecía uno de esos muñecos de ojos saltones. ¿Por qué alguien podría echar a la persona más dulce del planeta de su propia casa? Le parecía ilógico. Más porque era solo un niño cuando sucedió.

-A esa edad descubrí que no me sentía atraído por las chicas. Se lo confesé a mi mamá, ella lo tomó muy bien, pero mi padre... Él simplemente no escuchó. Fui al colegio al día siguiente y cuando regresé, dos maletas estaban en la puerta de la casa. La cerradura no era la misma. Toqué y toqué, nadie me abrió, a pesar de que se escuchaba el partido de ese día en la televisión de la sala. Toda mi familia vivía en Busan en esos momentos, así que no me quedó otra opción que ir con Sunghoon; el único amigo que tenía. Su madre me recibió en su casa y durante esos dos años trabajé para ayudar con los gastos. Cuando cumplí 18, fui a buscar mi propio departamento, cerca de la universidad en la que había quedado. 

Jongseong mantenía los puños apretados, tanto que sus nudillos ya se habían vuelto blancos. ¿Cómo alguien podía ser tan cruel? Y él se quejaba de que sus padres no le prestaron nunca ni la más mínima atención. Ni siquiera sabían que sus gustos no eran dirigidos hacia las mujeres, específicamente. 

-Hoy fui a visitar a mi madre, quien me pidió que pasara a verla porque mi padre no estaba. Al rato de haber llegado, la puerta se abrió y vi a mi padre después de cuatro años. Me regaló la mirada más detestable que pudo haberle dado a nadie en su vida. Me dijo que yo no tenía permiso de entrar a esa casa, porque yo ya no era su hijo. Me llamó basura, bueno para nada, y admitió que haberme tenido había sido un error.

Lloraba inconsolablemente de nuevo, esta vez con sollozos más desgarradores que la última vez. Jungwon no se merecía que lo trataran así. Era una buena persona, amable, responsable, inteligente, tierno... Le generaba un amargo sentimiento en el pecho de solo imaginar todo el dolor que Jungwon estaba sintiendo. Su teléfono vibró, más lo apagó en cuanto se dio cuenta de que era su padre. No tenía tiempo para amargarse más la vida con la frustrante voz del señor Park. Jongseong tomó la cintura de Jungwon y lo sentó en su regazo, para así poder abrazarlo por completo.

El chico sollozaba en su oído, rompiendo su corazón cada vez que sentía las lágrimas ajenas impactar en su piel. Así estuvieron un rato, hasta que Jungwon hizo que el mayor se cayera de espaldas para poder acomodarse en su pecho y sentir el latido de su corazón, lo que le provocaba serenidad. 

Jongseong acariciaba el cabello de Jungwon, intentando no ser tan brusco como lo era siempre. Se quedaron dormidos en esa posición hasta que gotas de lluvia en la sombrilla los despertaron. No era buena idea conducir bajo una tormenta, así que salieron rápidamente rumbo al edificio del menor. Llegaron justo a tiempo, porque de inmediato la tormenta se desató. Jungwon insistió en que el mayor se diera una ducha, debido a que se había mojado demasiado en el camino. Jongseong le hizo caso, así que se duchó con agua tibia. 

Al salir, se encontró con una sudadera grande y gris, junto con un pantalón de hacer ejercicio también bastante grande. Se lo colocó y para su sorpresa, le quedaba bien. Su ropa estaba completamente empapada, así que esa era la única opción. Salió del baño y de inmediato Jungwon entró.

Jonseong había ido a comprar un helado a Ice Cream Shop, debido a que eso había ayudado a que se calmara la última vez. Sirvió el helado en una taza y esperó a que el menor saliera. Estaba vestido igual a Park, pero este tenía una sudadera celeste.

-¿Qué es eso?

-Helado.

-¿Fuiste a comprar helado para mí?

-No, apareció mágicamente en mi mano. 

Dijo con sarcasmo. El menor rodó los ojos y se acercó, solo con la intención de ver el helado.

-¿No se supone que debemos tomar algo caliente después de mojarnos con la lluvia?

-Tu solo come un poco, sé que te ayudará.

Jungwon hizo un puchero y asintió. Tomó la taza que Jay sostenía y sacó una cucharada de choco menta. No era su helado favorito, pero lo toleraba. Había pedido que le dieran la tarde libre en su trabajo para poder ir a ver a su madre. Ahora sentía que habría sido mejor quedarse organizando el inventario en la tienda de arte. Concentrado en lo que comía, se sentó en el mesón de la cocina, jugando con sus pies.

-Gracias.

-¿Por qué?

-Porque a pesar de que soy un gruñón y no simpatizas del todo conmigo, te das la oportunidad de conocerme. Nunca nadie además de Heeseung y Jake han siquiera intentado entablar una conversación conmigo.

Jungwon lo veía atentamente, con los ojos llenos de esperanza y un pequeño puchero dibujado en sus labios. Con una seña hizo que Jongseong se acercarara a dónde él estaba. Lo agarró del cuello de la camisa y lo besó. Si, Yang Jungwon besó a Park Jongseong. El chico tenía los ojos abiertos de par en par, sorprendido por la repentina actitud del menor. Dejándose llevar por el suave y dulce beso, se acomodó entre las piernas de Jungwon, mientras acunaba el rostro del menor con su grandes manos. Jungwon sabía al helado, por lo que el beso tenía un sabor interesante y explosivo. Al separarse por falta de aire, Yang escondió su rostro en el cuello de Jay, completamente avergonzado por lo que había hecho.

-No sé qué hiciste conmigo, Jungwon. Prácticamente no te conozco, no sé si eres una especie de sicópata capaz de cortarme los pies mientras duermo, pero nada de eso me importa. Con solo sonreír has sido capaz de bajar mis muros, de atravesar esa gran muralla que construí a mi alrededor. Tengo una gran necesidad de cuidarte, de hacerte saber lo increíble que eres y todo lo que vales. Quiero conocerte, Jungwon. Quiero conocer tu manera de ser, cada una de tus virtudes y defectos, aquellas cosas que te incomodan y las que te hacen feliz. Quiero ser el causante de esa hermosa sonrisa, quiero verla cada día de mi vida. ¿Me dejarías conocerte y enamorarte?

Confesó Jay, mientras acariciaba la espalda del coreano, quién estaba aferrado a su cuerpo y se mantenía ocultando el rostro.

-Yo...



... Holi :D bueno, quería decirles que ya falta poquito para que está historia termine. Como saben, publico los lunes y los jueves, pero esta semana tengo exámenes finales. Haré todo lo posible para actualizar, igual con DDLS (si es que la lees y si no, ¿Por qué no lees DDLS? Es gratis y te doy una galleta)

Creo que solo eso tenía para decir. Si no llego a publicar el jueves, publicaré dos capítulos el lunes. Lo prometo. Hasta aquí mi reporte, heladitos:)

-Anne.

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