nueve


Los constantes sollozos desgarradores de madrugadas de Jin se habían detenido, por supuesto que a veces volvía a caer en los recuerdos y sin poder detenerlo, unas lágrimas se escapaban. Las pesadillas y recuerdos seguían en carne viva en su amígdala, apareciendo cuando intentaba dormir o se quedaba solo, el único momento que podía descansar plenamente era en las tardes cuando Jungkook le cantaba alguna balada y acariciaba su cabello hasta que volviera a despertar.

Sin embargo, Seokjin pensaba que sus días se había vuelto un poco más alegres. Llenos de risas y gritos de sus dongsaengs que siempre lo visitaban en conjunto o por separados para animarles el día. Sirviéndole algunos platos repletos de comida nada decente, pero el hombre aprecia el gesto o jugando algún juego para pasar el rato.

Seokjin había intentado salir de la habitación, pero antes de siquiera tocar el picaporte se había devuelto a esconder entre las sabanas, llorando de frustración porque al parecer había desarrollado algún tipo de miedo y ansiedad intensa al pensar en salir de su cuarto.

Lo admitía. Tenía miedo de salir y que no hubiese nadie para ayudarlo si volvía a estar en peligro. Tenía miedo de que volviera a encontrarse con ese monstruo o alguien peor. Sin embargo, Jin se volvía a repetir las palabras que le había dicho Jimin el día que lo conoció. No tenía que darle la satisfacción a ese hombre de que su vida se volviera un caos.

Los chicos le decían que se lo tomara con calma, un día a día y así está haciendo.

Jimin había planeado una noche de películas y había comprado tantos dulces y comida rápida que Jin se encontraba preocupado de que terminaran la noche enfermos.

Si fuera bajo otra situación, Seokjin estaría indignado por el trato de confianza que Jimin había agarrado con él, el muchacho era osado y sin vergüenza, pero de una manera agradable. Jungkook seguía siendo Jungkook, pero el mayor había notado que su hermano actuaba de manera sobreprotectora. Jin se encontraba agradecido y enternecido al mismo tiempo.

No obstante, Seokjin había notado la falta de presencia de Namjoon en su habitación. El hombre no había aparecido por semana y media. Y se había abstenido a preguntar, hasta que su curiosidad llego al borde.

Acariciando el cabello suave de Jimin, que reposa la cabeza en su regazo, Jin se detiene.

—Jimin.

—¿Qué pasa?

—Bueno, no le digas a Kook que pregunte esto, pero por mera curiosidad —susurra para que Jungkook no lo escuche desde el baño—. ¿Sabes por qué Namjoon no ha venido?

—¿No te lo dijo? Viene a tu cuarto antes de empezar el día.

—No lo hace desde que ustedes empezaron a venir.

—Que no venga ahorita no es extraño, porque está de viajes. Sin embargo, que no viniera los días antes de irse, si lo es.

—¿Está de viaje?

—Sip. Se fue a Daejeon por tres días y de ahí partió a Japón para negocios, supongo. No estoy al tanto de su agenda porque solo me ocupo de monitoreo o cuando necesita que averigüe algo secreto.

—Oh.



Namjoon baja del avión sintiéndose completamente exhausto, sigue a su guardaespaldas hacia el auto y le da la orden de ir directo a casa, no queriendo lidiar con negocios y ansioso por saber como se encuentra su hyung.

Aunque estuvo en Japón durante casi dos semanas, más tiempo de lo esperado, eso no le impidió estar al tanto de lo que sucedía en la mansión. Era bien sabido que al mafioso le gustaba tener en control todo, saber de todo para que nada fuera sorpresa después.

Sabía que Jimin y Jungkook había entrado al cuarto de Jin, sin permiso y cuando se enteró hirvió de enojo por acosarlo cuando sabían que él había pedido que no quería ver a nadie, hasta que supo que Jin estaba respondiendo favorablemente a la compañía de los dos mocosos. Quería verlo en persona, quería hablar con él y darle opciones a elegir.

Por mucho que no le gustará, sabía que lo mejor para sanar era que el hombre se fuera. Tuviera otro ambiente y personas que lo ayudarán a sanar ese mal episodio en su vida. Y era claro que él no estaba en ese cuadro.

—Si alguien pregunta, sigo fuera del país. Me tomaré algunos días para descansar. —dice Namjoon cuando arranca el auto fuera de aeropuerto.

—Por supuesto, señor.

—¿Y Ha, ya murió?

—Todavía no, señor y Yoongi lo mantendrá así por un tiempo, ¿quiere verlo?

—No. No quiero verle la cara a ese bastardo.

—De acuerdo.

El recorrido pasa rápido, pero se siente pesado. Namjoon baja del auto y su caminar es casi un trote hacia la puerta, sube las escaleras de dos en dos y empuja la puerta principal, siguiendo las risas joviales en la sala. Sus pasos se detienen cuando ve a Seokjin recostado del sofá y acariciando las hebras rubias de Jimin y Jungkook que están usando sus muslos de almohada mientras ven un anime en el televisor.

Se limpia la garganta con un carraspeo que llama la atención de los tres, pero los ojos rasgados del hombre solo se centran en Jin. En el rostro delicado y sin color, las manchas oscuras debajo de sus ojos y una sonrisa divertida que da paso a una línea delgada y rígida.

—¡Hyung, llegaste! —el menor es el primero en saludar.

Aunque le cuesta, aparta la mirada del rostro de Jin y se concentran en Jungkook, que lo mira con una sonrisa.

—Hola, Kook-ah. Y es un gusto verte saliendo de tu cueva, Jimin-ah.

El rubio mayor chasquea la lengua y rueda los ojos.

—Namjoon, tú te ves como la mierda.

—Gracias, también me siento como la mierda. —se sincera y luego vuelve a mirar a Jin, le sonríe—. Hola a ti también, Jin hyung.

—Hola. —levanta la mano.

—Bueno, no interrumpo más. Iré a dormir —se despide Namjoon; sin embargo, antes de subir el primer escalo, se voltea—. Ah, ¿por qué no he visto ninguno de mis hombres cerca?

Jimin lo mira por encima del respaldo con una sonrisa.

—Yoongi los mando a llamar a una reunión de emergencia —le da una mirada de reojo a Jin que Namjoon entiende de inmediato.

—De acuerdo. —asiente y sin más, sube a su cuarto.



La próxima vez que Jin se encuentra con Namjoon han pasado más de quince horas, el cielo a penas comienza aclararse en un hermoso azul cerúleo. Namjoon se detiene al cruzar la cocina, mira a Jin recostado sobre la encimera y viendo por la ventana.

Sin querer interrumpir el momento tranquilo y aplazar un poco más la conversación, Namjoon retrocede, pero la voz suave de Jin lo detiene.

—No tienes por qué irte.

—Oh, sabes que estoy aquí. —murmura.

Jin voltea y asiente, sus ojos están rojos y sus mejillas se ven húmedas a pesar de su intento por secarlas. Agarrando el vaso lleno de jugo de enfrente, se levanta y Jin nota que el pelinegro se ve más dormido que despierto, pero sin duda el cansancio ha desaparecido de su rostro.

—Arrastras los pies cuando caminas —Jin lo mira fijamente por un momento, su mirada intensa e ilegible—. Bueno, iré a mi habitación.

—¡E-espera! —hace amago de tocarlo, pero se detiene cuando el castaño mira sus manos—. A-ah, sí. Quería hablar contigo sobre algo, ¿p-puedes...?

—Claro. —vuelve al puesto que ocupaba antes.

—Iré a buscar algo y vengo, dame un minuto. —Jin asiente, bastante curioso por lo que dirá el hombre y espera, bebiendo el jugo restante del vaso, mira a Namjoon regresa con un paquete en su mano.

—Esto es para ti.

—¿Qué es? —mira la bolsa negra, pero sin tocarla.

—Son tus cosas, las que se te quitaron al traerte aquí.

Namjoon ve a Seokjin darle una mirada curiosa, los ojos un poco más abiertos y sus cejas gruesas desapareciendo detrás de su flequillo.

—¿Y-y por qué ahora? —desenvuelve la bolsa y agarrando su celular, pasaporte y documento de identidad.

—A-ah, bueno... —Namjoon mira por la ventana, notando que el sol empieza a salir y pensado en las palabras correcta—. Jungkook al aceptar quedarse puso una condición y era que si en un mes yo no lograba ningún avance contigo, que tú decidieras quedarte aquí, tenía que dejarte ir y es lo que estoy haciendo. Además, que lo que paso fue mi culpa por arrastrarte a ese lugar y la mejor forma de que sanes es un ambiente diferente.

Jin asiente, procesando las palabras.

—Al principio, también pensaba que era mi culpa, que ese hombre me violará —susurra, su voz volviéndose acuosa y luego mira a Namjoon—, pero ahora sé que no es así, soy la víctima y también sé que nadie más que ese... tipo tiene la culpa, y-yo no pedí ser violado.

—Por supuesto que no. —concuerda.

—Quiero que quede claro que no te culpo por mi ataque. —el hombre lo mira un poco sorprendido.

—Pero no pude protegerte.

El mayor se aclara la garganta y desvía la vista. —Yo tampoco pude protegerme, así que no te sientas mal por eso, tú no me obligaste a ir para esa fiesta y tampoco abusaste de mí.

—Aun así, yo debía estar contigo todo el tiempo.

—Fuera pateado tu culo por acosarme y obligarme a escuchar más basura de esos viejos socios tuyos. —Namjoon sonríe y asiente, un poco de acuerdo. Él tampoco soporta escuchar a sus socios hablar, sino fuera por negocios—. ¿Y si al irme, te denuncio?

—Oh, puedes hacerlo.

Jin suelta una risa amarga y niega.

—Era una pregunta de prueba. Jimin me dijo que tienes a la policía a tu favor y no harán nada en contra de ti. Sería una tontería, malgastadera de tiempo, dinero y de mi energía.

—Hay muchas personas que no me quieren en su camino y tomarían la oportunidad.

—Lo haré por dinero.

—¿Perdón?

—Lo que te estoy pidiendo es una indemnización por mi secuestro, Kim Namjoon —cuando Jin siente la mirada del hombre más joven calentado el costado de su rostro, se encoge de hombros—. No tengo ganas de enfrentar el mundo ahorita, me da pavor ver rostros desconocidos y que alguien más intente tocarme; así que tu dinero me daría comodidad por un tiempo mientras arreglo el lío de mi agorafobia.

—También puedo hacer eso, supongo.

Namjoon mira su hyung cuando este no responde más y luce tan cansado, tan absorto en sus pensamientos que decide dejarlo un poco de tiempo más solo, de todas formas ya no tienen más nada de que hablar. O eso piensa Namjoon, pero ante de salir de la cocina, Jin vuelve hablar.

—¿Y si no quiero irme?

—¿Q-qué? —se da vuelta y lo mira, esperando a que continúe.

—No lo haría por ti... Como dije tengo miedo a salir. Y creo que puedo quedarme y sanar al mismo tiempo.



Intento poner el máximo empeño en el personaje de Jin, incluso estoy investigando testimonios de personas que sufrieron abuso sexual, pero desconozco totalmente las secuelas que las víctimas desarrollan, no todos lo superan igual y menos sienten lo mismo. Sin embargo, espero que estén satisfechos de como llevo la historia.

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