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Asa


Estas semanas han sido... como decirlo, una locura. No entiendo porque me ha afectado tanto el no saber como está, el no verla. Desapareció y no supe que hacer con eso, no supe como encontrarla, que hacer para ayudarla. 

He estado yendo a la universidad, a las terapias, pero ya nada es lo mismo. Creo que ella está más incrustada en mi de lo que pensaba. 

Con Carlos no hemos podido encontrarla ya que no tiene contacto de emergencias, y a sus amigas no las he visto y no sabía sus nombres. Me sentía atado de manos sin saber que más hacer para poder asegurarme que estaba bien. 

Era otro día, mis clases ya habían acabado y tenía que ir al edificio de las terapias urgente ya que Carlos me había llamado. Iba con la esperanza de encontrármela. Mi instinto me lo decía, por eso cuando iba llegando y vi esa frase escrita en la pared supe que se trataba de ella, supe que la vería por fin. 

-Fue Adela, apareció en gloria y majestad- dijo Carlos pasándose las manos por el pelo- Pudiste darte cuenta que fue ella quién escribió eso en la pared- 

-Sí, lo supuse- dije entre aliviado y preocupado. 

-Pasó la noche en la comisaría. Creo que debe de venir en camino- 

-¿Es enserio? ¿Pasó la noche allá?- dije frustrado- ¿Cómo dejaste que eso pasara?-

-Fue un castigo que merecía- dijo tranquilo.

Es cierto. Si hubiera sido otra persona una noche ahí es lo mínimo que recibiría. 

-Aquí estoy- dijo la chica de ojos azules entrando por la puerta. 

-Adela...- Fue lo único que pude decir. 

Estaba distinta, sus ojos aún más tristes. Su mirada aún más perdida. En cuanto la vi supe que la Adela a la cuál conocí había sido reemplazada por alguien sin esperanza, alguien que ya no quiere ningún tipo de ayuda, alguien que siente que no tiene arreglo. Nunca la había visto así, antes trataba, ahora eso ya no existe. 

-Me temo que tendré que pedirte que te vayas y no vuelvas más- dijo Carlos ya rendido.

Su cara no cambió, al contrario, fue reemplazada por una especie de sonrisa, pero una sonrisa rota, sin ninguna emoción. Al verla así mi corazón se rompió. 

-Sabes que Carlos... gracias. Me diste la salida más fácil a todo esto- dijo dando media vuelta para irse.

No podía dejarla ir así.

-¿Qué estás haciendo? ¿No te das cuenta que si te vas todo va a empeorar?-

-¿Qué va a empeorar, Asa? ¿Acaso alguna vez he dicho que necesito ayuda? ¿Crees tanto que soy una mierda que necesito quedarme aquí donde nadie puede ayudarme?- me decía una Adela que no podía reconocer.

-Podemos ayudarte, déjanos- dije tomando su mano.

-No puedes salvar a alguien que no quiere ser salvado. Es momento que lo aceptes- dijo soltándose de mi mano y saliendo por la puerta.

-No me rendiré con ella- le dije a Carlos abriendo la puerta de su oficina.

-Por eso te elegí-

En ese momento lo entendí. Entendí porque esa chica estaba tan plasmada en mi después de todo lo que había pasado, entendí porque necesitaba ayudarla.

La quiero. Esa era la única respuesta que tenía todo lo que siento cuando la veo, y todo lo que siento cuando no está conmigo. Quiero a esa amargada, sarcástica, pesada, honesta, temeraria y preciosa chica y tengo que ayudarla. 

Una semana después

Cuando iba saliendo del edificio me llegó un mensaje de mi amigo Siro, diciéndome que las amigas de Adela necesitaban hablar conmigo. Esta era nuestra oportunidad, entre todos podíamos recuperarla.

-Bueno chicas, ¿que saben ustedes de ella?- Dije mirando a las dos chicas preocupadas y a Siro que también estaba tratando de ayudarnos.

-No sabemos nada, absolutamente nada. Solo que desapareció de un día a otro- dijo Cori tratando que sus lagrimas no cayeran.

-Creemos que tiene que ver con Bruno- dijo Matilda casi escupiendo el nombre del antes mencionado- Los últimos días que la vimos siempre estaba con él.

-Ese chico es problemas. No lo conozco pero en el campus siempre se oyen rumores de él- Dijo Siro entrando en nuestra conversación.

-¿Qué clase de rumores?- Ya estaba en el nivel más alto de preocupación.

-Que anda metido en cosas ilegales. Nadie sabe de dónde viene o como llegó aquí. Solo se sabe que un día apareció de la nada y con eso llegaron los rumores que lo involucran, personalmente creo que son todos reales- dijo serio, cosa que es rara de Siro- Ahora recuerdo que llego en el mismo tiempo que ustedes a la universidad- refiriéndose a Cori y Matilda.   

-¿No crees que tenga que ver con lo que pasó con sus padres?- decía Cori a Matilda bajito para que nadie más escuchara.

-¿Qué pasó con sus padres?- Mi paciencia ya estaba al limite.

-No es nuestra historia para contar- dijeron al mismo tiempo.

-Necesito saber con que estamos lidiando aquí. Esto puede ser mucho más complicado de lo que pensamos- No lo sabía, pero mi instinto me decía que esto era mucho más de lo que sabíamos.

-Mira, lo único que te diré es que...- Empezaba Cori cuando Matilda le da un codazo- Tengo que hacerlo, Matilda, estoy preocupada y si esto ayuda, lo diré. Los padres de Adela fueron asesinados. Se supone que el responsable está en la cárcel-

Esto es mucho más de lo que me imaginaba. Nunca pensé que ella podría haber pasado por algo así. Siempre la juzgue por sus actitudes estando seguro que eran porque ella era una malcriada, pero todo era mucho más que eso y ahora ella estaba sola.  

-Escuchen bien. Necesitamos seguir a ese tal Bruno, él nos puede guiar a Adela. Apenas alguno de ustedes lo vea me avisa. Yo iré y trataré de seguirlo-

-¿Estás seguro de esto? Quizás ella solo la está pasando bien y no quiere que la encuentren- dijo Siro tratando de tranquilizarme.

-Aún así, necesito asegurarme que está bien-

-Tú la quieres- dijo Matilda y no supe que responderle- No te preocupes, te ayudaremos en todo- Pude notar que esas dos chicas estaban tan preocupadas como yo de Adela.

-Gracias- dije mientras los tres salían por la puerta de mi departamento. 

Tenía un mal presentimiento de todo esto, sabía en mi interior que ella no estaba bien. Necesito encontrarla y no dejarla sola jamás. 

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