[II] 1. El club de la enfermería
Don't be curious... or be?
[🌕]
—¡Aaah! —Pham había despertado gritando, no sabía porque, pero despertó gritando.
—¡Aaaah! —tanto que no notó la presencia de otra joven en su habitación, una rubia que se encontraba de espaldas, con la cabeza dentro del armario al otro extremo del cuarto—¡¿Qué pasa?!
Había logrado asustar a la que se suponía era su compañera de habitación; la noche anterior... no recordaba mucho lo sucedido la noche anterior, vamos tampoco era que hubiese hecho muchas cosas; llegó a la escuela, y le pidió a Danielle sus horarios antes de irse a dormir, pero no hubo rastro de la chica para presentarse, eso si lo recordaba
—¿Qué? —estaba confundida ¿porqué gritaban?—, lo siento...
Se disculpó al percatarse que la responsable del grito simultáneo fue ella.
—No te preocupes —la chica dejó lo que hacía en el closet para voltear en su dirección, parecía que la estaba inspeccionando—. Supongo que somos compañeras de habitación —notó la más alta.
Hanni no pudo evitar sentirse incómoda, más que nada por el hecho de estar en pijama mientras la rubia ya estaba uniformada y con el cabello planchado.
—Si... —asintió Hanni, tratando de cubrirse con las cobijas.
—Cool! —exclamó la rubia, acercándose a ella extendiendo su mano—. Soy Yunjin, tú roommate.
Pham estrechó la extremidad de la contraria perdiendo poco a poco la timidez, se notaba que era agradable.
—Hanni Pham —se presentó. Era raro, pues el momento se sentía como un Deja vu.
—Me dijeron que la chica nueva sería extranjera, veo que estaban en lo correcto —destacó Yunjin volviendo a lo que hacía en el armario—. Eres de...
—Australia, Melbourne —repuso Pham, completando la frase sonriente.
—Aussie girl, I see —asintió —. Con razón Danielle te pidió para el tour, eres de las suyas.
Pham sintió la curiosidad de preguntar a qué se refería con "de las suyas", pero visualizar el reloj de mesa marcando las 7:45 no le permitió concentrarse en aquello.
—Shit —se levantó rápido maldiciendo haberse quedado dormida—. Shit! —también maldiciendo un dolor poco soportable en la espalda y el cuello, con un mareo de la cabeza imprevisto.
—Wow ¿estás bien? —la rubia se percató de la pérdida repentina del equilibro que Hanni presentó, aproximándose a ella para evitar que cayera al piso.
—Si, solo me duele un poco la espalda —siendo honesta, un poco no abarcaba el nivel completo de molestia que sentía.
—Debe ser el colchón, es del semestre pasado, no lo cambiaron este año porque no había nadie que lo usara —propuso Yunjin. Hanni agradeció la preocupación, pero estaba segura de que dormir en un colchón que tenía menos de un año de uso no era la causa de ese dolor—. Le pediré a los del comité que lo cambien.
Vamos, no recordaba siquiera haber comprado un colchón nuevo de su hogar en Melbourne en sus 17, casi 18 años de vida...
—No, no hay problema. Gracias —intervino Hanni, moviendo una sus manos en señal de que lo olvidara y la otra manteniéndose sosteniendo su espalda —. Debí haberme golpeado con algo antes de venir.
—¿Quieres que revise? —insistió Yunjin señalando su playera, esperando la confirmación para que la levantara.
—No, no te preocupes... —claro que la otra pareció no haber escuchado eso, y antes de que terminara de hablar ya se encontraba levantando la camisa oversize de Hello Kitty que Hanni traía puesta.
—Damn girl, parece que te dieron con el látigo —la más alta pareció sorprendida por lo que veía.
—¿Tan malo es? —cuestionó Hanni, tratando de darse la vuelta para ver, cosa que nunca lograría, pero intentándolo.
—Pareces Jesús cuando lo crucificaron —el silencio después de aquello se mantuvo, como si Yunjin apenas hubiera procesado lo que dijo—. No offence.
—Why? —habló Hanni, sin prestarle mucha atención a lo que decía Yunjin.
—Look —Yunjin abrió la puerta de su armario, mostrándole un espejo de cuerpo completo colgando de la misma. Acercó a Hanni hasta ahí, dandole la vuelta para que ahora si pudiera ver lo que tenía.
Pham jadeó cuando observó el gran moretón rojo que viajaba desde sus hombros hasta su espalda baja, era más grande de lo que pensó. En primer lugar, no sabía de la existencia de un golpe en su propio cuerpo, pues la noche anterior no tenia en la memoria haber protagonizado accidente alguno.
—My good ¿qué demonios pasó? —exclamó Hanni, incrédula, mientras observaba el hematoma en el espejo.
La estadounidense frunció el ceño, se veía preocupada por la situación.
—¿Te golpeaste y ni siquiera lo recuerdas? —Pham se bajó la playera, alzando los hombros como única respuesta.
La verdad es que no recordaba mucho además de lo sucedido la noche anterior con su llegada al internado.
—Te llevaré a la enfermería —exclamó Yunjin, tomando su mochila y sacando de ella lo que parecía su teléfono celular.
—Tengo que ir a clase, no puedo faltar a mi primera clase en primer día —negó con la cabeza la vietnamita, causando una mirada de desaprobación en su compañera—. De verdad, no te preocupes, estoy bien solo duele un poco.
—¡Mírate chica, apenas puedes caminar! —exclamó Yunjin, señalandola. Era verdad, el dolor hacía que moverse lo mínimo resultara una tortura—. Le diré a mis amigas que vengan a ayudarnos, luego sacaremos un justificante. No te preocupes Pan.
—Es Pham...
[...]
No pasaron mas de diez minutos cuando el knock knock de la puerta resonó por el lugar. Yunjin estaba terminando de maquillarse, mientras Hanni buscaba una chaqueta para el frío entre su ropa. Según Yunjin, los golpes y el cambio brusco de temperatura no iban bien de la mano.
La rubia se aproximó para abrir y recibir a tres chicas que llevaban consigo botellas de refresco y frituras.
—¿Qué película veremos, unnie? —la más baja de las tres, una joven con flequillo cuadrado, se adentró al lugar con comodidad, parecía que no sabía de la presencia de la vietnamita ahí, pues cuando se percató pegó un grito de sorpresa— ¡Y tú quien rayos eres!
Yunjin rodó los ojos tomando las bolsas que traía en manos la contraria, empujándola a la cama para que tomara asiento.
—No veremos ninguna película Eunchae —exclamó, observando a las dos restantes entrar. Una de ellas, se recargó en la pared mientras la otra se cruzó de brazos, notando al instante su presencia—. Ella es Hanni, mi compañera de habitación.
La vietnamita saludó con su mano disponible, aún sentada en la cama; no negaba que trataba de evitar su expresión de dolor solo por las apariencias, pero resultaba más complicado de lo que creía.
—¿Nos sacaste de la asamblea para venir a conocer urgentemente a tu compañera de cuarto? —cuestionó Eunchae, levantando una ceja—. Sin intención de ofender —agregó, viéndola rápidamente, acompañado de un ademan dirigido a su persona—, pensé que sería algo más importante.
—Eunchae, no seas grosera —exclamó otra de las chicas, quien se encontraba recargada en la pared. Rasgos nipones, piel blanca, le sorprendió lo genial que era su cabello, una clase de púrpura grisáceo—. Discúlpala, estamos en proceso de adiestrarla.
La menor de la que hablaban se cruzó de brazos, bajando las cejas en notoria ofensa.
—Necesito que me ayuden —intervino de nuevo la rubia, mientras la última de las jóvenes que faltaba en hablar la observaba, con curiosidad—. Tiene que ir a la enfermería.
Todas se quedaron mirando mutuamente, aún sin comprender qué clase de ayuda necesitaba para ir a la enfermería.
—No puede caminar bien, y no puedo llevarla yo sola hasta allá. Puede ser peligroso —terminó de explicar, mientras señalaba a Hanni—, qué tal si la tiro en las escaleras.
Las adolescentes alzaron las cejas sorprendidas, hasta que la otra chica alta que hasta ahora no había dicho nada, habló. Su rostro se le hacía reconocido, pero juraba no haberla visto antes en ningún otro lugar.
—¿Te duele? —cuestionó, acercándose a ella señalando su espalda.
Hanni asintió lentamente.
—Ven, Hyein es la única aquí con un poco de sentido de humanidad, deberían sentirse mal —Yunjin reprendió a Eunchae y la mayor, desviando su atención de la interacción de Hyein y Hanni un segundo.
—¿Puedo revisar? —cuestionó Hyein señalando su espalda.
—¿Qué le pasó? —ahora la chica de pelo morado era la que hacía preguntas, pues no sabía la situación completa, de hecho Yunjin no le había explicado a ninguna lo que pasaba, solo el hecho que Hanni no podía caminar bien—¿se esguinzó el tobillo?
—No, tiene un moretón gigante en la esp... —la estadounidense no pudo terminar de explicar, pues Hyein ya había levantado la camisa para inspeccionar y Eunchae ya se encontraba dando un grito, tapándose os ojos— espalda.
—Mierda ¿te flagelaron? —Yunjin observó a la nipona con incredulidad, las bromas no eran muy bien apreciadas de su parte esos precisos momentos —... o te autoflaeglaste.
—Sakura, esto es serio —dijo la rubia, cruzándose de brazos volviendo su atención a Hyein y Hanni.
La chica miraba su parte trasera con una ceja fruncida, Hanni sabía que no era para nada bonito, pero ¿porqué la miraba tanto tiempo?.
—¿Con que te lo hiciste? —cuestionó Hyein, por fin bajando la prenda.
—No sé, desperté y me dolía mucho, sólo apareció de la nada —la de labios prominentes asentía con una mano en su barbilla, como si ella fuera la que estuviera diagnosticando el hematoma.
—Bueno, si, de verdad necesitas ir a la enfermería. Podría haber una clase de ruptura o algo. Me sorprende que a pesar de la intensidad del golpe puedas mantenerte en pie... —asintió la de cabello largo, buscando algo por la habitación.
—Pero, yo no me golpeé con nada, no me he caído ¿porqué se ve tan mal? —era obvio que no obtendría una aclaración por parte de ninguna de las tres, ya que no eran expertas en traumatología de ese tipo, pero Hyein parecía saber algunas respuestas a sus preguntas—. Ayer estaba bien.
—Digo... si se ve mal, pero puedes caminar entonces supongo que está sanando —asintió, chocando sus palabras un poco, insegura.
—Bien, dejémonos a un lado los auto diagnósticos y mejor llevemosla antes de que se ponga peor.
Yunjin terminó la extraña conversación acercándose a Hanni, ayudándola a levantarse y apoyarse en sus hombros. A su vez, Sakura le siguió para ayudarla a apoyarse en el otro extremo, mientras Hyein y Eunchae abrían paso para la australiana.
[...]
—Estamos cerca —la rubia decía eso con una voz jadeante, las distancias entre los lugares, sobre todo por el tamaño de la escuela; no eran pequeñas. Habían tenido que cruzar el área sureste de la escuela para llegar al único cubículo abierto a esa hora.
—Nunca he tenido que venir a la enfermería de aquí, pero ¿por qué está tan lejos? —cuestionó Eunchae, quien ahora se encontraba en el lugar donde antes Sakura estaba, apoyando a Hanni.
—Se supone qué hay una en el edificio de los dormitorios, pero sólo atiende cosas pequeñas. Le daría a Hanni un ibuprofeno aunque tuviera la clavícula rota... —asintió Sakura, aproximándose al extremo de la puerta. El pequeño edificio, contenía una puerta de cristal corrediza, en la parte exterior había una pequeña cruz roja.
La sala de emergencias era parte del edificio C, donde se encontraban las aulas de computación, aulas de medios y salones variados que requería un espacio específico.
—Pasen, rápido —dijo la japonesa, quien ya había corrido la puerta.
La sala de espera resultaba un poco silenciosa debido a la ausencia de personas en ella, claro; estaban las chicas, pero ninguna hablaba.
Hanni le tenía miedo a los hospitales, a los doctores. Era raro ir a uno sin tener a nadie ahí que la tomara de la mano, su madre haría eso.
—¿Qué tal tu espalda? —susurró Hyein, estaba sentada a su lado.
Sakura miraba su teléfono, mientras Eunchae se encontraba recargada en su hombro, parecía estar dormida, Yunjin por el otro lado miraba también el celular de la japonesa, quien se encontraba en medio.
—Siendo honesta, creo que moriré —bromeó Pham, esperando quitar la tensión del momento. Le resultaba extraño hablar de aquello con chicas que apenas conocía, pero se sentía agradecida de que a pesar de verlas por primera vez, estas no la dejaran tirada en su cama sola, sufriendo de dolor.
Hyein la miró sin reírse. Bueno tal vez ese chiste no era muy buena opción para usar en primeras charlas...
—No digas esas cosas —repuso Hyein, sus ojos se veían brillosos —. No morirás.
Era obvio que no, pero parecía que la más joven lo había tomado literal.
—Uh, si no —Hanni intentó alzar las manos para aclarar sus palabras, pero el mínimo intento le causaba una especie de estirón doloroso—. Es broma, creo que estaré bien después de un analgésico —repuso, con una mueca de dolor.
—Te caíste de un lugar alto —escuchó susurrar a la chica, quien había bajado la mirada para jugar con sus manos.
—Tal vez... —Hanni inclinó su cabeza, tratando de recordar algún momento que replicara la situación, pero nada venía a su mente —. Yunjin decía que pudo ser el colchón, no lo sé empiezo a creer que pudo haber sido cualquier cosa. No soy de caerme ¿you know?
La más alta parecía querer hablar, pero una mujer que vestía bata blanca salió del consultorio llamando su nombre.
—Señorita Hanni Pham, pase por favor.
Era obvio que no dejarían entrar a las cuatro juntas, por ende Yunjin se ofreció a quedarse seguida de Hyein. Sakura y Eunchae se quedaron esperando afuera, por lo menos mientras la rubia las tenía en la mira.
—Explíqueme la situación —era complicado, decir que de la noche a la mañana le apreció esa mancha morada gigante. Parecía poco creíble, pero la mujer anotaba cada una de sus palabras, seguidas de una revisión completa.
Odiaba los chequeos médicos.
—Díganme la verdad chicas —expresó la mujer, suspirando y quitándose el estetoscopio que colgaba de su cuello, dejándolo en el escritorio —¿qué travesura hicieron anoche? no las delataré —la mujer alzó las manos, para mostrarse inofensiva, buscando la misma respuesta.
—De verdad, lo único que hice ayer fue viajar doce horas en avión y después otras cuatro en automóvil —repuso Pham, negando con la cabeza.
—¿Ninguna fiesta de bienvenida con alcohol de por medio? —cuestionó la mujer, alzando una ceja —. Puede que la borrachera te haya hecho hacer cosas que no recuerdas hoy.
—Llegue aquí a dormir, doctora —reafirmó la vietnamita —. Desperté con dolor, eso es todo.
La mujer, que en su bata tenía bordado en cursiva Dra. Bae Joohyun, suspiró con pesadez mientras se recargaba en el mismo escritorio para verla.
—Se me hace extraño que digas que apareció de la nada —miró las hojas de papel que tenía, donde había anotado cada uno de los detalles que visualizó al hacer el chequeo físico de la joven—. Tus lesiones visualmente, parecen cercanas a una contusión de segundo grado, el hematoma es extenso como si algo más que vasos sanguíneos se hubiera roto y el color es un morado muy intenso, pero físicamente tienes solo una contusión de primer grado con hinchazón.
Las tres se miraron sorprendidas, Yunjin abrió los ojos con asombro.
—Yah, Hanni ¿segura que no eres sonámbula o algo así? —cuestionó la estadounidense, mirándola asustada.
—No que yo sepa —alzó los hombros Pham.
—Bien, no puedo dejarte ir así sin más, necesito tenerte en observación al menos unas cuantas horas. Chequé tus ojos para ver si existía una contusión cerebral, pero tus pupilas se muestran más que normales —prosiguió la mujer, anotando más cosas en lo que parecía el expediente de Hanni —. Necesitas una tomografía, sólo para asegurarme al cien de que el daño es meramente externo, pediré una cita en la facultad universitaria.
La mujer bajo la pluma y cruzó sus manos, pensando qué más podía necesitar la joven, pero no hubo otra cosa.
—Entonces, chicas pueden irse a clase. Hanni se quedará conmigo, en sala de emergencias —la Doctora Joohyun se puso de pie, direccionando a Hanni a otra puerta, mientras agradecía a las otras dos por llevar a la vietnamita.
—¿Podemos quedarnos un rato más? —Yunjin ya tenía un pie afuera del consultorio, pero Hyein seguía adentro. La rubia se sorprendió por la pregunta, Hyein sonaba suplicante.
—Uhm, no lo sé Hyein-ni —habló Yunjin, rascando su cabeza, buscando la mirada de Sakura que se encontraba afuera, para que le ayudara con la situación —. No sé si la doctora nos lo permita, ademas, Hanni debe descansar; no creo que las visitas le ayuden mucho...
—No se preocupen por mi, estaré bien —sonrío Pham.
—Por lo menos ayudémosla a ir ¿si? —eso lo dijo más en dirección a la mujer con bata, quien accedió con facilidad.
Nadie podia negarle algo a esa carita.
—Te quedarás en esta camilla, puedes decirle a una de tus amigas que traiga lo que necesitas para el resto de la noche. No requieres mucho, pero no recomiendo las batas de aquí, en la noche hace frío... —Hyein y Yunjin llevaron a Pham a la cama, ahora Hanni se encontraba recostada con cuatro personas mirándola de pie. Se sentía algo extraña—. Si necesitas algo no dudes en presionar este botón, pero por favor sólo emergencias ¿si? —Joohyun revisó su reloj, caminando hacia la salida a la par —. Bien, tengo que ir al consultorio. Ustedes deben irse en un rato, o me meterán en problemas. Los horarios de visita están en la salida.
Sin más, la mujer salió del cuarto; dejando a las cuatro jóvenes por su cuenta.
—Gracias por traerme —se sinceró Hanni—. Es algo extraño, pero estoy agradecida por su preocupación, y lamento hacerlas perder el tiempo.
—¡No nos hiciste perder el tiempo! —reclamó Yunjin, sentándose en un espacio vacío de la camilla —. De ahora en adelante eres mi compañera de habitación, y eso significa que debemos llevarnos bien, y hacernos favores, y contarnos cosas y ayudarnos mutuamente y...
—Creo que lo entendió, unnie —habló Eunchae, también tomando asiento en otro extremo vacío de la camilla —. Hanni Pan, ahora somos tus amigas también, así que no dudes en pedirnos ayuda.
—Thanks! —ante las palabras, sonrió. Se sentía bien.
Estuvieron así unos cuantos minutos, solo hablando del viaje de Hanni para llegar, tratando de buscar dentro de su memoria el color ante el hueco de su lesión, hasta qué;
—Doctora Bae, algo se atoró en mi férula... —la puerta de la habitación se abrió, dejando ver a una chica de estatura mediana y cabellera liza —. Oh, esto estaba casi vacío por la mañana.
—No tiene mucho que llegamos —repuso Hyein al notar que ninguna se atrevía a hablar.
—Bien... —la chica pareció también quedarse sin mucho que decir y se dispuso a caminar cabizbaja por la habitación hasta llegar a una camilla, precisamente la que estaba al lado de Pham.
Era incómodo.
—La Doctora está en el consultorio, por si la necesitas —habló entonces Hanni, al notar que la joven llegó en búsqueda de la mujer.
—Si, supongo que está atendiendo a alguien. Esperaré —repuso, por fin haciendo contacto visual. quedándose así por unos segundos hasta que ambas apartaron la mirada.
Te conozco.
—Gracias. —escalofríos.
—N-no hay de qué —¿quién eres?
—Minji ¿qué te pasó en el brazo? —Hyein parecía una niña pequeña, deambulando por el lugar y jugando con las cosas al rededor. Hasta que llegó a la chica.
—No seas irrespetuosa, es una unnie para ti. —susurró Sakura, notándose tensa ante la menor llamando a la otra sin un honorífico. Aunque Hanni en ese rato había escuchado a ambas menores hablarles casualmente a las tres, supuso que la reacción se debía a falta de confianza entre el círculo.
—Me abrí el brazo con... algo —repuso la mayor, escondiendo su extremidad para que la otra no la viera.
—Debe doler —destacó, señalando
—No mucho —dijo negando.
—Yunjin, haz algo antes de que la niña nos saque una tarjeta amarilla. —suplicó Sakura en voz baja mientras las otras dos hablaban.
—Pero no tiene nada de malo, están hablando. Ademas, no parece haber nadie con Minji ¡no me parece incorrecto que le haga compañía! —susurró, pero su tono era exclamativo.
—Si Danielle se entera de esto, se lo dirá a Haerin, y si Haerin se entera, adiós a mis fondos para el taller de crochet. —susurró de nuevo, haciendo un ademan con las manos cortando su cuello.
—Bueno, entonces tu ve y díselo. Yo no seré tan mala como para separarlas de su plática. Míralas se ve interesante —la rubia señaló al dúo, Hyein trataba de tocar el brazo de Minji, mientras esta se hacía para atrás, evitándola.
—A este punto, creo que le haría un favor en vez de un mal... —concluyó la nipona, a punto de caminar hacía Hyein.
La puerta se volvió a abrir.
—Usen la camilla número tres, al parecer hoy tendremos sala llena... —la voz de la señorita Joohyun resonó el lugar, y detrás de ella un grupo de chicas colorido guiaba a otra que vestía igual de colorida.
—¡Te lo dije Yunjin! Ahora tu pagarás mis materiales —Sakura pisoteó el suelo dándole un empujón a la rubia, quien solo tragó saliva al ver de quién se trataba. Debido a que las chicas estaban frente a la vietnamita, esta no se enteraba de la noticia.
—¿Cómo iba a saber que entrarían justo ahora? —le susurró, pasando su propio cabello detrás de su oreja.
—¿Duh, corazonada?
—Shut up. —Yunjin rodó los ojos, siguiendo aún con la mirada al grupito que por fin Hanni pudo distinguir, por lo menos a la chica que estaba recostada en la camilla del frente.
Danielle.
—Damn ¿qué pasó? —su expresión se debió en mayor parte a las lágrimas cayendo por el rostro de la australiana, y la preocupación en las caras de sus amigas.
—Dani, you'll be fine. It's just a bruise —una de ellas la consoló con un inglés muy marcado.
—¿Quieres que llame a tu padre? —otra de las chicas cuestionó y la australiana negó con la cabeza.
—Te traeré algo de comer —la de cabello corto sugirió.
—Regresaré en un momento —la doctora, quien parecía cansada por ver a tantas personas y preocupación tal vez innecesaria en las jóvenes, salió al consultorio.
Hanni lo entendía, había nueve personas ocupando un espacio designado para cinco recostadas.
—¿Quieres una compresa caliente? —y seguían —. Puedo decirle a Joohyun que...
—Estoy bien, solo duele un poco —cuando la australiana habló, todas las demás dejaron de hacerlo. Danielle tomó un pañuelo del buró a su lado y se secó las pocas lagrimas que salían de su rostro. Sin duda sus acompañantes habían hecho parecer la situación más crítica de lo que era —. Puedo soportarlo hasta que el analgésico haga efecto.
—¿Estás segura de no haberte caído en la noche? —dijo entonces la de pelo corto.
—No.
—¿No hiciste un movimiento brusco durante el taller? —la más alta del grupo de amigas, cuestionó a su vez. Causando que Yunjin no le quitara la mirada de encima por varios segundos.
—Tampoco, Kazuha —insistió Danielle, acostándose por completo en la cama. Parecía no querer más preguntas o atención por el momento.
—Ahora qué harás ¿eh? —Sakura sacó del transe a Yunjin, señalando con la mirada a Hyein, que seguía muy insistente en tocar el brazo de la mayor.
—No creo que Danielle esté en estado de fijarse en los asuntos de los demás cuando está llorando de dolor, rodeada de chicas lindas —destacó la estadounidense —. Ella, es el momento.
—Nosotras somos personajes secundarios, somos el relleno de la escena —Eunchae intervino la conversación, tratando de aportar algo en apoyo a Yunjin.
—Yeah, nice one girl.
—Solo díganle a Hyein que quieren hablar con ella, y supongo qué vendrá —aportó Hanni, las tres chicas miraron hacia abajo, recordando que estaban ahí por la vietnamita–, pero antes ¿por qué la quieren lejos de esa chica?
—No se lleva bien con la mejor amiga de Marsh, y su padre patrocina muchos talleres; el de Sakura es uno de ellos. —explicó Eunchae, mirando a su amiga con Minji.
—¿Una de las que está ahí? —señaló Hanni con la mirada.
—No, de hecho no está aquí —notó Sakura.
—Si Danielle le cuenta a Haerin que vio a Hyein hablando con Minji, Haerin creerá que apoyamos las decisiones de Kim, y si cree eso, le dirá a su padre que nuestros talleres no valen la pena. —la explicación silenciosa de la nipona vino acompañada de una serie de gestos manuales que la hicieron revolverse a sí misma.
—En resumen, Kkura necesita dinero para comprar materiales y exhibir el trabajo de su club —aclaró Yunjin.
Hanni asintió lentamente, comprendiendo la complejidad de la situación, parcialmente. A pesar de ser recién llegada al internado, empezaba a entender las dinámicas sociales, muy diferentes a su otra escuela.
El bullicio del lugar, volvió a silenciarse cuando por tercera vez la puerta del consultorio se abrió. Mostrando a una chica que traía consigo una bolsa de hielo apoyada en el cuello.
Todas comenzaron a cuchichear ante la presencia nueva en el cubículo. Por como reaccionaron, Hanni supuso que se trataba de Haerin.
—¿Dani? —la joven que tenía una mirada bastante intensa, no las notó en la habitación, solo a la chica que cerraba los ojos con desesperación; Marsh.
—¿Qué haces aquí? —repuso la australiana, sin siquiera mirarla manteniéndose tendida observando el techo y cubriendo su rostro con uno de sus brazos.. Cosa que extrañó a todas, menos Hanni.
—Es lo que yo te pregunto ¿estás bien? —la pelicafé trató de acercarse a la camilla, pero Hanni pudo ver como el grupo de Marsh negaba con la cabeza, parecía mala idea tratar siquiera de pasar esa barrera, aunque a la de ojos gatunos no le importó.
—Haerin, solo vete, ocúpate de tus cosas. No estoy de humor para tratar contigo —sentenció Danielle, en un tono cansado.
Sin duda parecían personajes extra en un drama estudiantil Americano.
—Pues no me importa, dile a estas idiotas que me dejen hablar contigo —reprochó Hae, mirando con recelo al grupo.
—Vete a la mierda —soltó entonces la del acento inglés, Aeri —. No vengas aquí a dar órdenes, no quiere verte.
—No sabes qué pasa aquí, así que cierra la boca —repuso con rabia Haerin.
Hanni y todas las demás presenciaban en silencio el conflicto, el cuál se componía en su mayoría de palabras altisonantes e insultos de tono agresivo. Pham se estaba cansando de la situación, se suponía que esa sala era para descansar y olvidarse del dolor de espalda, no para ver adolescentes inmaduras pelear.
Se tapó los oídos esperando que los gritos cesaran. Oh, como odiaba escuchar gritos. No eran el sonido mas apaciguador para ella, mucho menos en la situación en la que estaba.
Yunjin tratando de llamar la atención de Hyein para alejarse de Minji, Hyein ignorándola, Haerin peleando con Giselle, Kazuha calmando a Danielle, Eunchae jugando pokemon unite a todo volúmen a su lado. Era un fiasco, un desorden que no quería presenciar.
Los gritos de todas se volvían cada vez más fuertes, fue entonces que la Doctora Joohyun entró a la habitación.
—¡¿Qué pasa aquí?! —alzó la voz, haciendo la paz volver por unos segundos—. Niñas, les recuerdo que esta es una sala de emergencias para enfermos, y que el horario de visitas terminó hace quince minutos. Así que, si solo están aquí para pelear, les recomiendo que se vayan antes de que mande un reporte —exclamó la mujer —. Hay chicas que intentan descansar —dijo eso mientras veía a Danielle notoriamente estresada y después centro su atención en Kang —. Haerin, se supone que debes estar en reposo también, no puedes gritar, tu garganta está mal.
La mencionada, situó de nuevo la bolsa fría en su cuello, pero antes de eso Pham pudo ver algunas marcas rojas al rededor del mismo, cosa que le causo dolor de estómago nervioso, sin saber la razón.
—¡Auch! —se escuchó la exclamación de Hyein, que esculcaba varias cosas en el carrito médico, pero nadie le hizo mucho caso.
—Todas las que están aquí y no tengo anotadas en mi expediente, largo —dijo eso dando un aplauso, saliendo.
Después de aquel regaño, las chicas se dispersaron con rapidez en el lugar, despidiéndose de sus respectivas amigas, con la sala en un silencio tenso. Internamente, Pham agradecía que todo hubiera terminado.
—Vendremos después a traerte lo que necesites —habló Sakura pasando a su lado.
Hanni agradeció mientras observaba a todas salir por la puerta bajo la mirada molesta de la Doctora que las esperaba afuera, todas excepto Hyein, quien se había quedado mirando algo situado en uno de los carritos de la esquina.
—Hyein, tienes que irte o te reportarán —escuchó a Minji susurrarle, pues era la más cercana a ella.
—Si, uhm... solo que — las presentes restantes centraron su atención en la joven, que daba la vuelta lentamente, con algo en sus manos —, esto me picó y duele un poco.
Levantó un tubo transparente con tapa naranja, en el otro extremo contenía una parte azul que parecía presionada y mostró el piquete en su dedo. La chica frunció el ceño, examinando el artefacto con confusión. Minji entonces forzó la mirada para visualizar bien el objeto en sus manos.
—¿Qué es eso? —preguntó sin poder distinguirlo.
Hyein parpadeó varias veces, como si estuviera tratando de encontrar una respuesta en las profundidades del tubo.
—No lo sé... estaba en ese carrito —repuso, señalando el mueble de primeros auxilios.
—¿Te lo pinchaste? —inquirió Minji, incrédula, notando el pequeño rastro de sangre en el dedo de Hyein.
Hyein asintió con lentitud, algo pálida por no saber exactamente qué había ingresado a su cuerpo.
—Fue un accidente —explicó, levantando ambas de sus manos.
—Oh my god... —Danielle quien escuchaba la situación igual de cansada que Hanni, suspiró al darse cuenta de que no podría dormir. Se incorporó levemente, ubicando a la menor, abrió los ojos sorprendida al ver lo que tenía en sus manos —¿Eso es lo que creo que es?
—¿Qué crees que es? —cuestionó Minji, ganándose una mala mirada por parte de Haerin en la otra camilla.
—Es adrenalina —la doctora al escuchar aquello entró de nuevo a la habitación, dejando a las restantes salir por su cuenta.
—Hyein-ah... —Hanni no pudo hacer más que llevarse ambas manos a su frente.
El bullicio en la sala había cesado, todas las miradas se dirigían ahora hacia Hyein y el tubo de adrenalina que sostenía en sus manos temblorosas. Joohyun se aproximó con rapidez a la más joven, en efecto, era una inyección de adrenalina.
Suspiró.
Al parecer era un día pesado en la sala de emergencias.
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