Capítulo 43: Ojalá hubiera sido diferente
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Capítulo 43: Ojalá hubiera sido diferente
IAN
Muchas emociones nuevas cuando cerré mi maleta junto con las últimas prendas que me faltaban por mudar a mi pieza que recién había alquilado, ya me había empezado a mudar hacía unos días y ya hoy todo finalizaba no muy lejos de aquí.
Mi primera ruptura amorosa.
Mi primer divorcio.
Ahora era un hombre divorciado.
Cuando vi a Noemí, más allá de mis pensamientos de deseo, cuando recordé lo que vivimos, no solo en el instituto, sino cuando regresó a mí en sus vacaciones, siendo tan rencorosa, fastidiosa, cabezona, aunque también dulce y frágil.
Ah... Noemí, ¿qué hice? Que desastroso podían actuar las personas cuando no sabían valorar las cosas y el tiempo, sin recordar que la vida era solo una y que los momentos importantes no se vuelven a repetir.
Pero aquí estaba yo, bajando hacia la sala y vi a Sheila sentada en el mueble mirándome, ella era una versión más madura de Noemí, con ojos más maduros y carentes de juventud, ojos que ya no me veían con admiración, sino con algo de rencor y también melancolía.
Las últimas semanas estábamos armando los trámites del divorcio y tras firmar por fin estuve libre; estuvimos libres uno del otro.
Apenas cruzábamos unas palabras pero es que todo estaba claro, lo nuestro no tenía salvación, ella no me amaba a mí y yo tampoco quería estar con ella después de su traición. Quedamos en que entablaríamos una relación profesional, después de todo, yo era actor, y ella productora, nos tendríamos que cruzar en algún momento y necesitábamos que esto fuera lo menos incomodo posible.
—¿Entonces te vas a qué hora? —Preguntó Sheila.
Me detuve en la puerta y la miré solo para decir:
—Ya el avión sale en horas de la tarde, así que me iré temprano.
—Vale.
Iría a solucionar las cosas con Noemí, ahora que recordaba las cosas, Sheila me contó que la trató terriblemente mal y que se sentía terrible por ello, porque la echó ante nuestra traición.
Que mal me comporté, fue un completo desastre.
—Siento haberte traicionado —dije—, no debimos precipitarnos a algo que parecía tener una advertencia de muerte anunciada.
Ella afirmó con la cabeza, es que antes teníamos ligeros problemas, ligeros roces que se hicieron cada vez más grandes.
—No debí dejarme llevar por emoción y tú tampoco —aceptó ella—, debimos ser nuestra mejor versión para que todo funcionara.
Eso era cierto, pero ahora todo se reducía a un “debimos”
—¿Que harás entonces? —pregunté—, ¿seguirás siendo su amante?
Ella no pareció agradarle mi comentario, pero era la verdad, ella era su amante.
—Se va a divorciar —dijo—, él ya viene en camino... viene a vivir conmigo.
Guao, salía uno y entraba otro.
Lo tenía en la punta de la lengua para decírselo, pero no valía la pena pelear una batalla que ya estaba perdida.
—Vale, adiós, Sheila.
Abrí la puerta y salí en busca de esa mujer a la que alguna vez tuve su corazón y no lo supe apreciar para pedir perdón.
NOEMÍ
Pasé el dedo alrededor del borde de mi taza humeante con té de frutos rojos mientras la suave música de The Beatles sonaba en la radio. Mi madre me había llamado en la tarde, eso se sentía muy extraño, nunca creí que fuera a buscarme, pero lo hizo y me pidió perdón...
Todo después de casi 6 meses enteros.
—¿Una fruta?
La voz de Theo me hizo salir de mis pensamientos y le sonreí cuando vi que me acercó una manzana.
—Sí, gracias, muchas gracias. —murmuré.
—¿Como no voy a consentirte preciosura?, sabes que eres el amor de mi vida y la pequeña también.
Me tocó mi barriga completamente redonda y grande, en seguida la bebé empezó a moverse, siempre era así desde que Theo volvió.
Al calcular las fechas entendí que Theo era el padre, a pesar de que yo tenía un método anticonceptivo, supe que de hecho estaba vencido y no me sirvió para nada.
Poco a poco, las heridas de mi confuso corazón sanaron y cuando le dije a Theo, él no dudó en venir a verme, conseguir traslado para empezar a trabajar aquí, a los días me bajó el cielo y las estrellas prometiendome que al bebé nunca le faltaría nada y que quería estar conmigo, empezar una relación y que funcionara.
Acepté, con algo de dudas, pero lo hice; dudas que poco a poco iban disipándose y lentamente empezaba a enamorarme de él.
¿Qué más podía hacer? Era el padre de la criatura que crecía en mi vientre.
—¿Ya vas a salir? —pregunté.
—Sí nena, este nuevo trabajo requiere mucho esfuerzo. —dijo— Vuelvo temprano.
—Vale, adiós.
Me dio un ligero beso en los labios.
—Adiós.
Lo vi irse y sonreí dejando la manzana a un lado para tomarme el té.
Los días iban tomando sentido.
Todo tomaba su lugar y estaba cada vez más feliz, pero aún sentía que había ciclos que no había cerrado y eso me impedía avanzar.
De repente tocaron la puerta, fruncí el ceño, que extraño, no esperaba a nadie...
Me levanté con algo de esfuerzo, mi barriga estaba enorme, este bebé iba a ser muy grande según la doctora, pero venía sano y eso era lo importante.
Giré la perilla y abrí quedándome sorprendida cuando vi a Ian frente a mí, sus ojos fueron a mi barriga.
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Logré hacer tiempo para culminar esta historia, falta el epílogo, ya estoy por subirlo❤
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