Capítulo 42: Los terribles sueños del recuerdo


Capítulo 42: Los terribles sueños del recuerdo

IAN

6 meses después.

Estoy mal.

Medio año después del accidente pero aun siento que algo me falta, aun siento que he olvidado algo jodidamente importante.

Veo a una mujer cada vez que cierro los ojos, cada vez que sueño, cada vez... que entro en la profundidad de los brazos de Morfeo, ojos claro, piel suave, sonrisa... angelical, cuerpo ardiente.

Pero entonces despertaba con la imagen de esa mujer rondando mis pensamientos.

¿Era real?

¿Solo un recuerdo?

Sentía que me atraía sin verla, pero no podía mencionar esto a mi esposa, ¿acaso no era infidelidad? ¿se podía considerar infidelidad una imagen de una mujer que aparece solo cuando estoy descansando?

No podía discutirlo con Sheila, no podía decirle que veía a una ardiente mujer en mis sueños cuando ella era mi esposa, no podía decirle tal cosa.

Era muy tarde, 3 de la mañana cuando Sheila llegó y entró al baño a darse una ducha, por lo que sabía era solo una cena de trabajo, ¿pero por qué tan tarde?

Vi su bolso, su teléfono estaba sonando en la mesa de noche al lado de la cama. Me levanté y lo busqué, no sabía si era importante para que la estuvieran llamando a esta hora.

Vi el nombre, Dixon Pomelo.

El nombre no se me hacía familiar pero a la vez sí... Dixon Pomelo, ¿acaso no era un productor? Dejó de llamar y vi que de hecho había dejado unos mensajes que decían:

Dixon: Me encantó esa lencería roja de esta noche.

Dixon: Te extrañaba mucho.

Dixon: ¿Llegaste bien?

Justamente, la puerta del baño se abrió y Sheila me vio con el telefono en la mano pareciendo entre confusa y sorprendida de que estuviera despierto.

—¿Estás bien? —preguntó.

—¿Como que si estoy bien? —refuté—, ¿que es esto Sheila? ¿quien es Dixon?

Ella palideció.

—Es... es un productor, es trabajo, ¿por qué amor?

—¿Me estás engañando con este tipo?

—No sé de lo que hablas.

Fue al closet se quitó la toalla y empezó a ponerse la pijama, hace tiempo que no me atraía tanto su cuerpo, hace tiempo que el sexo era esporádico, siempre estaba cansada y yo también... de masturbarme pensando en un recuerdo que solo veía mientras soñaba, me quitaba las ganas de estar con Sheila.

—Esto. —solté y le lancé el teléfono enfurecido, rebotó en la cama y se quedó boca arriba con la pantalla encendida.

—Es de trabajo —dijo apenas escuchándome terminando de vestirse.

—¿Entonces ahora andas enseñándole lencería roja como trabajo? —repliqué.

Ella se quedó congelada y seguidamente se volteó hacia mí sabiendo que ahora la había atrapado.

—Basta —dije—, solo basta, tienes que ser sincera conmigo, tengo que saber porque somos una mierda de pareja tan insípida y distante desde que desperté en ese hospital.

Ella se quedó callada pero sabía que tenía una replica en la punta de su lengua, sabía que ella pensaba cosas que no quería decirme, así que enfrentando mi más oscuro secreto solté:

—Creo que te engañé en mis sueños, estaba con alguien que se parecía a ti, pero no eras tú.

Ella se quedó callada por otro momento, se cruzó de brazos mientras su rostro se ponía rojo, una lagrima salió de su ojo.

—Sé que significa algo —solté—, sé que algo ocurrió y no logro recordarlo. Porque lo nuestro era especial.

—Lo nuestro no era especial —murmuró por fin—, eres un niño, veías en mí alguien como tu madre, alguien que te mandara y ayudara, yo... me di cuenta de que no quería eso.

—¿Entonces sí tienes un amante?

Ella afirmó con la cabeza.

—Es un hombre, que me satisface como jamás vas a hacerlo.

Auch, mi orgullo se agrietó.

—¿Por qué estás siendo tan cruel?

Su rostro se descompuso cuando empezó a llorar más profundo.

—Perdón Ian.

—¿Perdón por qué? —repliqué.

—Fue en un viaje de negocios antes de tu accidente —soltó—, pero... todo fue más apasionado de lo que planee.

—No puede ser —me reí y caminé hacia ella hasta mirarla de arriba abajo completamente enfurecido—, ¡no puede ser que me he casado con una puta!

Ella me abofeteó, toqué mi mejilla.

—No te confundas, no me vas a tratar así además tu también me hiciste lo mismo.

—¿Que?

—Noemí.

Al pronunciar su nombre cerré los ojos mientras los recuerdos entraban en mi cabeza, Noe, su sonrisa, su mirada, su forma de fruncir el ceño, la manera en la que me miró la última vez y entonces caí al suelo desmayado, sabiendo que nuestra unión solo era una mentira porque entre los recuerdos me di cuenta de que estábamos juntos sin amarnos ni respetar nuestros votos.

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Holaaas chicas, perdón por 1 solo capítulo, estaba esperando a tener más para subirlos todos y terminar la historia, pero como se desesperan ajajajjaja lo subo y en cuanto edite los demás subiré todo hasta finalizar, solo faltan como 2 capítulos incluido el epílogo, las amo mucho con mi higado y mi pulmón :D

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