Capitulo 3: El primo de Ian
Capitulo 3: El primo de Ian
Jadee recuperando el aliento, asimilado lo que había acabado de pasar.
Ian me había lanzado a la mesa de vidrio y la había roto en miles de pedazos bajo mi peso.
—Hijo de puta —dije— ¿pero que es lo que te pasa?
Me intenté levantar, pero donde ponía las manos me raspaba con los vidrios.
—Mierda —dijo Ian con evidente cara de miedo extendiéndome una mano—, ¿estas bien?
Le acepté la ayuda porque era la unica forma de levantarme, me sacudí el vidrio con mala cara, mirandolo con asco.
—Obvio que no estoy bien —repliqué— casi me matas porque no quise darte el puto control, eres un completo niño malcriado.
Ian giró los ojos.
—Eres tan insoportable como clavos al desayuno —dijo.
—¿Quién come clavos en el desayuno? —repliqué como si fuera estúpido, pero de repente me interrumpí yo misma cuando mi antebrazo dolió, y de él empezaba a escurrir un chorro de sangre roja y muy escandalosa que empezó a manchar el piso en gotas.
Maldita sea, me iba a desangrar aquí.
—¡Mira lo que hiciste! —lo acusé apretando la quijada, aguantándome la herida pero sin poder evitar que siguiera saliendo sangre.
—Maldición, ven —dijo Ian tocándome la espalda para guiarme a la cocina donde abrió el chorro de agua del lavaplatos y me metió el brazo ahí para limpiarme la sangre.
Al menos el idiota sabía qué hacer.
Mientras tanto desapareció de mi vista y reapareció con un botiquín de emergencias sacando una gasa y alcohol.
—¿Ahora eres medico? —dije con sarcasmo.
Él me ignoró acercándose y cerró el grifo para echarme el alcohol, ahogué un grito de la impresión porque ardía a carne viva, luego de unos segundos se detuvo.
—Alza el brazo —me indicó cerrando el alcohol dejándolo a un lado para tomar la gasa.
—¿Por qué? —dije sin comprender.
—Para hacerte cosquillas —dijo con sarcasmo desplegando la gasa, al ver que no entendí agregó:— ¿Como crees? obvio que para que la sangre deje de fluir, va contra gravedad.
Oh.
Bueno, no se me habían ocurrido tal cosa.
Le obedecí alzando el brazo, Ian se acercó colocándome la gasa alrededor de la herida, envolviéndola, y tenía razón, ya había dejado de sangrar, cuando me la terminó de colocar me apretó justo en la herida y cerré los ojos con fuerza.
—Ah...—gemí, aun ardía.
Sus ojos verdes como la misma esmeralda se enfocaron en mí, estaba muy cerca y eso me incomodó, no sabía que había cambiado en el ambiente, pero de repente parecía algo intenso.
—¿Te duele? —preguntó Ian, su voz particularmente ronca, mi respiración comenzó a entrecortarse, de repente se me había olvidado como hablar o articular palabras.
Tragué pesadamente saliva.
—Arde —susurré, de repente salí de mi burbuja y aparté la mirada de él sintiendo que mi rostro comenzaba a sonrojarse sin comprender qué había acabado de pasar.
Me di media vuelta para irme.
—Oye —dijo Ian— se dice gracias.
Me detuve volteándome hacia él sintiéndome molesta.
—¿Gracias por qué? —repliqué— ¿por empujarme contra la mesa?
Ian giró los ojos.
—Eres insoportable —soltó.
—No me interesa caerte bien —lo miré con desdén.
Ian suspiró negando con la cabeza.
—Escucha Noemí —dijo—, necesito que nos llevemos bien por tu mamá ¿vale?
—Entonces empieza a ser agradable porque solo te ganas mi desprecio —refuté.
—Noe —dijo Ian y juro que el simple pronunciamiento de mi apodo en sus labios removió todos los recuerdos, de cuando lo veía en el escenario actuando, cuando lo ayudaba a aprenderse los diálogos, cuando nos quedábamos después de clases y lo escuchaba hablarme de sus audiciones para el teatro de la escuela.
Todo parecía sencillo y perfecto.
Nunca vi que nunca me quiso realmente.
Alcé la vista enfrentándome a su mirada.
—No me llames así —dije.
Él relamió sus labios lucía serio.
—Hagamos tregua —propuso—, es obvio que me detestas, pero no me meteré contigo y tú tampoco conmigo, al menos el resto del mes, así estaremos en paz, ¿qué dices?
Tomé una profunda respiración y le enseñé mi brazo con la gasa.
—Entonces esfuérzate —dije— porque todo lo que has hecho es enfadarme más. Solo actuaré como si no existieras y te pido que hagas lo mismo.
De repente sonó el timbre principal de la casa sacándonos de nuestra discusión.
—Vale —dijo Ian—, trato hecho.
Lo vi salir de la cocina hacia la sala y me asomé para ver que abrió la puerta, enseguida un chico muy guapo apareció abrazando a Ian.
Era su primo.
Uhm, mi madre tenía razón, era... muy atractivo.
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Jajsdnjsnjs fui al odontologo otra vez y me dio tiempo de escribir otro capitulo mientras tanto. ¿Qué les va pareciendo la historia? se volverá algo turbia con la llegada del primo wujaaja, instagram: Ysarisareinamo, facebook: Ysaris Areinamo, Twitter: Ysaris Areinamo Nos leemos pronto :D
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