Capítulo 28: A tus órdenes.
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Capítulo 28: A tus órdenes.
Terminé de echarme perfume y bajé las escaleras, Ian seguía en el mismo lugar escribiendo en su computadora con los audífonos puestos, pensé que me ignoraría pero aspiró profundamente como si percibiera mi perfume, luego alzó la vista y sus ojos verdes se fijaron en los míos.
—¿A dónde vas? —preguntó quitándose los audifonos inalámbricos.
—Saldré. —me limité a decir sin dejar de caminar hacia la puerta, ni siquiera le quería ver a la cara.
Ahora realmente creo que mi odio pasaba otro nivel, uno donde ni siquiera me provocaba discutir con él, simplemente había pasado mi límite de desprecio.
Pocas personas me habían hecho llorar, y permití que él lo lograra, en el pasado y ahora en el presente.
Que estúpida.
—¿Con quién? —preguntó Ian acercándose a mí—, quiero ser un buen padrastro.
No quise replicarle, no cuando acordamos no acercarnos y sinceramente estaba agotada de él, solo lo odiaba; solo quería desaparecerlo de mi vista.
—Mario. —me limité a decir a secas.
Me acerqué a la puerta pero él también prácticamente corriendo y se metió por el medio para privarme el paso.
—Muévete —dije sin ni siquiera verle la cara.
—No te doy permiso —dijo Ian—, no saldrás con un hombre a esta hora.
Que molestia con este bipolar de mierda.
—Son las 8 de la noche —dije alzando la barbilla para enfrentarme a su mirada, sus ojos verdes fijos en los míos, no sabía por qué ahora lo veía diferente, como si su belleza de repente resaltara más.
Odiaba que fuera tan guapo.
—Es muy tarde —dijo Ian, ¿acaso eran por celos? ¿posesividad? ¿simplemente arrogancia de un idiota?
Sí, creo que era simplemente arrogancia de un idiota.
—Déjate de pendejadas —dije alzando una ceja—, decidimos guardar distancia ¿o qué quieres? ¿que veamos películas aquí en la casa?
Él afirmó con la cabeza.
—Sí, así, sí. —dijo.
Sonó la bocina afuera.
—Vale, yo le digo a Mario, de igual forma no quería salir —dije y forcé una leve sonrisa servicial a Ian.
Él pareció sorprendido de mi aceptación y se echó a un lado, en cuando salí, me monté en el auto de Mario.
—Arranca, apresúrate —le dije y él me obedeció a toda velocidad por la calle.
Pude escuchar los gritos de Ian y me reí para mis adentros sabiendo que le vi la cara de estúpido, pero sin comprender que se desataría la 3ra guerra mundial.
NARRA SHEILA BICHÉ
Salí de la habitación de hotel y me detuve en seco sobresaltada al ver a Dixon Pomelo recostado de la pared cerca de mi puerta, sus manos metidas en mis bolsillos como si estuviera esperándome.
—Hola, buen día. —dijo Dixon.
Sentí sonreir y mi cuerpo entró en esa calentura que solo él me provocaba al estar cerca, me parecía muy atrayente, todo estos días habíamos estado hablando y bebiendo, en las reuniones hacíamos buen equipo.
Había mucha química.
Pero no habíamos pasado la linea, como si tuviéramos una linea roja imaginaria que nos dividiera a no acercarnos más de lo apropiado.
—Hola —dije—, ¿qué haces aquí?
Él me sonrió, que belleza tan cautivante de este hombre.
—Quería verte —dijo—, ¿vamos juntos a desayunar?
¿Había venido hasta mi habitación para ir a desayunar?
Algo no encajaba.
—O podemos pedir servicio a la habitación —sugerí, sus ojos verdes se profundizaron en los míos.
—Me gusta tu idea —dijo ligeramente más serio.
Ambos sabíamos a lo que íbamos.
Lo dejé pasar a mi habitación, apenas cerré la puerta, él me agarró de la cintura, podía sentir como acercó su nariz a mi cuello, su respiración caliente rozando mi piel.
—¿Qué perfume tienes? —preguntó y empezó a esparcir besos por mi piel, me estremecí pegándome más a él.
—Floral —susurré.
—Me gusta —dijo y mordió el lóbulo de mi oreja.
Me voltee sin poder resistirme más y sus labios atraparon los míos en un beso completamente posesivo e intenso, era lo que deseaba desde hace unos días, joder como me encantaba, me aferré a él y me arrancó el vestido rasgándolo como si no fuera nada, pero no me importaba, era solo un simple vestido que podía reemplazarse, esto quería, que me demostrara lo mucho que me deseaba, me bajé las bragas quedando enteramente desnuda y su mano fue a tocar mi humedad.
No hablábamos, no era necesario, me empujó a la cama y separó mis piernas para meter su cabeza pasando su lengua por toda mi entrepierna y comiéndome como si no hubiera un mañana, no tardé nada cuando me estremecí llegando a mi primer orgasmo, este hombre no había que decirle las cosas, ni decirle mi punto de descontrol, ni mucho menos tenía que concentrarme, solo sentir.
Extrañaba mucho estar con un hombre maduro que me llevara un buen ritmo y entendiera que no me gustaban tantas las posiciones diferentes, solo un momento apasionado.
Cuando entró en mí, me aferré de las sábanas mientras empujaba con fuerza, abrí los ojos viendo su rostro enrojecido, su mirada oscurecida cuando se inclinó sobre mí y sus labios tocaron los míos continuando con sus estocadas rápidas en mí.
Ya en este punto solo fue víctima de mis deseos y nada me importaba.
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A Ian lo llaman el venao jsnsjndjnjs okey no, pero sí jajajajajaj
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Nos leemos pronto :D
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