Capítulo 17: Pasión en la habitación de huéspedes

Fin del maratón

Capítulo 18: Pasión en la habitación de huéspedes

NOEMÍ

Me terminé de quitar el vestido quedando solo en mis bragas de hilo sin miedo a no llevar más nada puesto encima, Theo se volteó hacia mí y me recibió en sus musculosos brazos envolviéndome, me alcé de puntillas besando su boca, él me correspondió con la misma fuerza.

No me importaba que oliera a papas, yo también debía de oler así.

Necesitaba esto, necesitaba sacar a Ian de mi cabeza, quería que Theo me enseñara que una buena noche podía marcar mi vida ahora.

Mis manos fueron a la cremallera de Theo y se lo solté bajando sus pantalón, la erección saltó a la vista, era de un tamaño promedio, solo esperaba que lo supiera usar, yo lo miré con una ligera sonrisa cuando lo empujé a la cama, él me obedeció sentándose y yo me arrodillé, él me agarró del cabello para que no me estorbara cuando me metí toda su verga a la boca y empecé a mover mi cabeza de arriba a abajo desde la punta por todo su tallo mirándolo, él tenía los ojos cerrados disfrutando de mi descarga de placer y deseo.

—Justo así nena —soltó silbando entre dientes.

Lo sentí estremecerse y entonces me levanté limpiando mi boca, no le dije nada, solo me senté colocando una pierna a cada lado de su cadera.

—Déjame ponerme el condón —dijo Theo.

Lo sostuve por los hombros, no quería que se separara de mí y me diera tiempo de pensar y arrepentirme de todo esto.

Era lo que menos quería.

Arrepentirme de esta decisión de sacarme a alguien de la cabeza con sexo duro una noche de casa sola.

—Tengo un aparato —murmuré, tenía ese método anticonceptivo desde hace un año, aun tenía vigencia.

—¿Sin condón entonces? —preguntó algo emocionado.

Claro, a los hombres les gustaba meterlo sin condón solo cuando eso no era sinónimo de niños o de peligro.

—Sin condón, quiero sentir tu verga entera dentro de mí —susurré, no me interesaba ser dulce, no me interesaba parecer santa.

Esta era yo.

Una chica libre que no creía en el amor y que amaba el sexo.

Él no dijo nada más, acomodó su miembro en mi entrada y entonces empecé a bajar, llenándonos, ambos jadeamos ante el contacto.

Se sentía muy rico.

Empecé a subir y a bajar por toda su longitud, moviéndome cada vez más rápido encima de él, sus jadeos y los míos retumbando en las paredes de la habitación cuando me acarició la espalda y chupó mis pechos. Él empezó a mover las caderas contra mí, solo rogaba porque me lo hiciera más fuerte, quería correrme, quería realmente poner en blanco mi mente, pero solo pensaba en que era a Ian el que estaba montando y él me daba sin piedad.

De repente como si lo hubiera invocado, abrieron la puerta de la habitación e Ian entró.

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Estoy acomodando los demás capitulos, así que nos leemos pronto :D

Instagram, twitter: Ysaris Areinamo

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