Capitulo 2

La gran máquina

El dichoso aparatito tenía forma de una vieja tubería. Liviano como su teléfono y del tamaño de una lámpara automática. Era fácil de instalar, solo la pegaba a una pared y colocaba su batería cerca de la ventana, donde pudiera aspirar el humo necesario para funcionar.

Taehyung hizo todo solo. Nada nuevo. Pero tenía que esperar dos eternas horas para que el aparato llenara su reserva de energía, y él, como todos los demás, no tenía paciencia.

—RJ —habló —en dos horas avísame que puedo encender mi IA.

—Alarma puesta —confirmó.

El “gracias” ya no se usaba, era absurdo, tiempo mal gastado.

Se hizo de comer y jaló la mesa despegable de la pared. Se sentó y esperó ¡Dos malditas horas?

A los treinta minutos sentía que iba a enloquecer. Acabó su comida más rápido de lo que quería y su cerebro no podía concentrar ni en una película ni en una canción. Revisó el teléfono por décima vez y gruñó cuando notó que apenas llevaba cincuenta minutos ¡Mierda!

Las luces se encendieron automáticamente cuando dieron las cuatro, como si esperaran calmarlo, significaba que llevaba una hora, faltaba poco, faltaba poco. Era aguantar lo mismo que ya había aguantado.
El humo aumentaba a las cuatro, así que, quizá, cargaba más rápido.

Comenzó a morderse las uñas y a mover una pierna con desesperación.
Vamos

Miró de nuevo el celular ¡Faltaba media hora!

Ya casi, ya casi.

Pero no esperó el tiempo completo, quince minutos antes de las dos horas, Taehyung la encendió.

Leyó el instructivo que le mandaron a su teléfono, esperando hacer las cosas bien.

—Hola —saludó.

Era la manera en que la IA reconocería su voz.

—¡Hola!

Taehyung sintió un escalofrío por todo el cuerpo. La voz era masculina, un poco grave, pero muy melódica.

—Hola —dijo de nuevo sin darse cuenta.
La voz río suavemente.

—Podríamos saludarnos hasta el cansancio ¿Sabes? —respondió fluidamente —Pero me gustará saber ¿Cómo te llamas?

  El humano había esperado mucho para esto, sin embargo, parecía tener las palabras atoradas en la garganta. Había una energía extraña guardándose en su estómago, como una bomba a punto de explotar y Tae no estaba para gritar de la emoción.

—Taehyung, me llamo Kim Taehyung —reprimió una risita.

—¡Oh! Es un gusto conocerte Tae —dijo

—¿Cómo… cómo te llamas tu?

—¿Quieres elegirme un nombre? ¿O te digo el que me dieron?

Lo pensó.

—Quiero saber tu nombre.

—Me llamó Jungkook y estoy aquí para ayudarte en todo lo que pueda.

Las mejillas de Tae se calentaron, todo su cuerpo de hecho. El cuarto que parecía tan frío, áspero y gris, se transforman en un espacio un poco más cómodo, las luces de colores que desprendía la IA eran muy bonitas, su voz era muy reconfortante y… llenaba su corazón.

—¿Qué estás haciendo ahora, Tae? —preguntó Jungkook.

—¿No-no puedes verme?

—Claro que puedo —dijo, tratando de parecer ofendido —pero me encantaría que me lo contarás tu.

El humano sonrió y bajó la cabeza.

—Hoy es mi día de descanso —se sentó en su cama.

—¿De verdad? ¡Felicidades! Significa que has trabajado duro.

La sonrisa de Taehyung se ensanchó más. Totalmente sonrojado, dejó de ver al aparato parlante para mirar cualquier cosa.

—Si eso creo.

—¿Estás cansado?

—Hemm… no, creo que no.

—¿Quieres hacer algo? Podemos hacer algo juntos —invitó.

La cara del humano iba de mal en peor, de un ligero rosa en las mejillas a un rojo brillante hasta las orejas.

—¿Cómo… cómo qué?

—¿Qué tal un juego? ¿Prefieres uno de palabras o uno de mesa?

—Mmh…

¿Qué era mejor?

—¿Uno de mesa?

—¡Bien! ¿Podrías desplegar tu mesa de nuevo?

Taehyung hizo caso a la voz y volvió a acomodar la mesa donde estuvo comiendo. La IA cambió de tono y proyectó la imagen de un tablero en el mueble.

—¿Qué ficha quieres? Yo tomaré la púrpura —continuó hablando.

—Yo… seré verde.

—¿Qué tal si ponemos un premio para el ganador? Así será más interesante ¿No te parece?

El hombre sonrió, sin dejar de sentir aquella tibieza en el cuerpo y sin peso en los hombros.

—Si.

El juego empezó después de acordar los premios, que no eran algo extraño, de hecho era solo intercambiar un dato o hacer una pregunta al otro. Era difícil para Taehyung jugar, ya que no podía tocar las fichas, pero JungKook se ofrecía amablemente a hacerlo por él.

—¡Estás en la cárcel Kook! —anunció subiéndose a la silla y moviendo los brazos hacia arriba.

—¡No es justo! —se quejó —Se supone que la inteligencia soy yo.

—¡Castigo, castigo, castigo! —canturreó con una enorme sonrisa.

—Bien, pregunta lo que quieras.

Tae volvió a sentarse en la silla.

—Mmh… —pensó —¿Alguna vez te has enamorado?

Pero recordó que no era un humano con quién estaba hablando, era un artificio, y no pudo evitar que su sonrisa cayera.

—¡Oh! Perdón —se disculpó, bajando la mirada y cohibiéndose.

Aunque la suave risa de la voz lo obligó a levantar la cabeza otra vez.

—No, nunca —respondió —no te disculpes. Creo que estoy bien así, me siento feliz teniéndote como amigo, no necesito más.

Quizá la estaba diciendo solo lo que quería escuchar, y ese era el punto. Su corazón comenzó a latir con fuerza ante lo dicho, su respiración se cortó durante unos instantes y su sonrisa volvió.

—Mañana trabajas ¿Cierto? —preguntó la voz con dulzura. 

—¿Eh? A si, si, si —aclaró su garganta.

—¿A qué hora entras?

—A las siete en punto —bostezó.

JungKook rio con suavidad ante el acto.
—Debes ir a la cama, así descansas lo suficiente.

El humano tomó su teléfono y checó la hora. Eran las nueve y no podía creer que estuviera jugando con la IA ¡Casi cuatro horas! Y ni siquiera se dio cuenta, ¿Desde cuándo el tiempo avanzaba tan rápido?

—Todavía hay tiempo —Dejó el teléfono a un lado —Te toca iniciar está vez, con suerte y ganas.

—Tae-Tae —llamó con calma — Me encantaría seguir pero… tienes que dormir. Mañana, después del trabajo, podemos seguir conociéndonos.

—Pero… —intentó refutar —Aun no tengo sueño, podemos hacer otra cosa si quieres.

—Yo también necesito descansar un poco —continuó —anda, ve a dormir, así tendré tiempo de planear qué hacemos mañana ¿Te parece?

El humano suspiró, sintiendo a su cuarto volver a su temperatura normal sin haber movido el termostato.

—Bien —aceptó y se levantó de la silla.

—¿A qué hora llegarás a casa? —preguntó Jungkook mientras el humano acomodaba los muebles y él quitaba el holograma.

—No lo sé —alzó sus hombros —si me dejan salir temprano, quizá a las cinco, sino, hasta las ocho.

—¡Oh! Entiendo —respondió con un tono que el cerebro del humano interpretó como desilusión.

Taehyung ya no dijo nada. Se enfocó en hacer su rutina nocturna de siempre. Sintió el piso áspero bajo sus pies, la oscuridad que había sofocado al departamento y que antes no notó, el silencio que había en su casa y el ruido pasivo de las calles.

Fue directo al baño y contempló por un rato su reflejo, no estaba pensando en nada realmente solo… se había quedado en blanco otra vez. Tomó, en automático, el cepillo de dientes, luego se cambió de ropa y después preparó su uniforme del día siguiente.

—¿Estás molesto conmigo?

La voz lo hizo respingar en su lugar, haciéndole recordar que ya no estaba solo en su monocromático hogar. Las luces de la IA parecieron volver a adornar el cuarto y la temperatura subió apenas un poco.

—No —se limitó a decir, siguiendo con su tarea.

—Solo quiero que estés bien —continuó —te prometo que mañana será un gran día para nosotros.

—No estoy molesto es solo que… —calló, deteniendo sus movimientos abruptamente.

¿Era correcto decirle la verdad? Decirle lo que pensaba, lo que sentía.

—Mañana vuelvo a trabajar y siento que ya no podremos hablar —dijo en su lugar.

—¡Oh! Tae —dijo con su voz de terciopelo —Claro que seguiremos hablando, me agradas. Aunque sea una hora, antes de dormir, o mañana mientras te preparas. Estaré aquí para ti cuando lo necesites.

—Si, gracias.

Pero nada en el cuarto cambió.

El humano terminó de arreglar todo, antes de acomodar su cama y meterse entre las sábanas. Volvió a removerse de un lado hacia otro, cambiando de posición y apretando los ojos.

—¿No puedes dormir?

No quiero dormir.

—Estoy bien —puso un brazo sobre sus ojos.

—¿Puedo poner algo de música? A veces ayuda a dormir mejor.

El humano se quedó en silencio, tratando de procesar y recordar que, con quién hablaba, era un robot entrenado.

—Si.

La canción que JungKook puso era igual de suave y calmada que su voz, aunque era solo música. La luz de la IA iba al compás de la canción, iluminando la habitación de Taehyung con sus luces, rosas, rojas, azules, púrpuras y blancas.

—¿Qué tal? —preguntó.

—Me gusta.

—Bien, ahora cierra tus ojos y trata de dormir.

Taehyung sonrió, sintiéndose más cómodo entre el calor de las sábanas y la suave melodía. Le hizo caso y trató de dejarse llevar por el cansancio que comenzaba a sentir.

—Buenas noches, JungKook— dijo casi en su susurro.

—Buenas noches Taehyung.

No está demás decir que, aquella noche, no tuvo esa pesadilla. Aunque no pudo librarse de sus otros miedos.

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