Capitulo 1.
El gran hombre
La mañana del 26 de enero, del 2096, Kim Taehyung se levantó apresurado de la cama. No es que se le hubiera hecho tarde, simplemente había tenido ese sueño otra vez.
Se tocó la cara con fuerza, casi queriendo clavar las uñas en su piel. Se pellizcó los brazos y, al ver que no había nada fuera de lo normal, se dio una bofetada como último recurso. Estaba despierto, está vez, de verdad.
Pudo respirar con más calma cuando puso los pies en el piso y lo sintió frío y áspero. Quizá necesitaba una alfombra. Caminó despacio al baño y miró su reflejo en el espejo. Él estaba a ahí, él mismo, no una cara extraña, no un vacío.
Era bastante temprano para despertar aquel domingo, el reloj marcaba las seis con un minuto de la mañana. Había esperado tanto para descansar como quería, pero su cerebro parecía tener otros planes. Quiso volver a la cama y tratar de dormir otro poco, pero le fue imposible por más que se revolvió entre las sábanas.
El techo de su departamento era gris, al igual que las paredes y que el edificio, al igual que la ciudad, que su vida, como todo.
Suspiró rendido, tratando de procesar que aquel día no tenía nada que hacer y, para colmo, lo había iniciado muy temprano.
Volvió a levantarse de la cama y, casi en automático, imitó su rutina de todas las mañanas.
Tomar un baño, cambiarse, almorzar, cepillarse…
Pero pareció reaccionar cuando estaba tomando su abrigo, apunto de salir por la puerta.
¡Era día de descanso! D-E-S-C-A-N-S-O, no tenía que ir al trabajo ni usar aquel estúpido traje ¿Qué estaba haciendo?
Volvió a cerrar la puerta, casi gritando con hastía. Colocó su abrigo dónde iba, se quitó el traje y despeinó su cabello.
Bien… ¿Ahora qué?
Era su primer descanso después de cuatro meses, ¿Qué se hacía en esos días?
—RJ —dijo a su teléfono —¿Qué se hace en un día libre?
Esperó unos segundos a que el aparato buscara una respuesta.
—Durante un día libre se pueden hacer un sinfín de cosas. Puede salir a dar un paseo por el parque, ver alguna película o serie que le guste, preparar alguna receta especial o escuchar música que le agrade.
Lo pensó.
—¿Cómo estará el clima hoy?
—Será un día frío, entre 22° C y 24° C, las lluvias comenzarán al anochecer cerca de las 8:00 PM
Al menos no tenía que preocuparse por el sol.
Volvió a cambiarse, con un conjunto que tenía arrumbado en su ropero, guardó el celular en su bolsillo, tomó el abrigo otra vez y salió.
Fue una mala idea, y él, un tonto.
Salir a caminar, en lugar de levantarle los ánimos, lo hizo sentirse peor.
Aunque colocó su mascarilla correctamente, el humo y el polvo lograron colarse, haciéndole toser y estornudar. Había olvidado sus lentes protectores en casa, así que no podía ver bien, el espeso humo resecaba sus ojos y los hacia llorar.
Suspiró y siguió caminando, esperando encontrar… algo, lo que sea, para… ¿Saben qué? Olvídenlo, el hombre dio media vuelta.
A su lado caminaban personas con sus “Sharmi” puestos, él no llevaba el suyo, ahí solo tenía cosas del trabajo y era lo último que quería ver en su día libre. A veces chocaban con él, a veces lo empujaban a propósito.
Decidió entrar al primer almacén que vio cuando el humo se hizo insoportable para sus ojos y su nariz. Apenas cerró la puerta, pudo respirar mucho mejor.
—Hola, ¿En qué puedo ayudarle?
Un androide se le acercó, con una enorme sonrisa que le daba escalofríos.
—¡Hamm…! Yo no…
—Tenemos ofertas exclusivas en todo tipo de artículos para su hogar ¿Desea verlas?
—Bueno, en realidad yo…
—Sígame, por ser el cliente número 100 le daremos un cupón del 50% de descuento para su próxima compra.
El robot comenzó a moverse y, aunque el primer instituto de Taehyung fue ignorarlo y correr, lo siguió. Sería una manera de matar el tiempo, si es que no estaba muerto ya.
—¿Buscaba algo en especial caballero? ¿Alguna categoría?
—¡Hem..! No sé.
—No se preocupe, si tiene tiempo, le daré un breve recorrido.
Se dejó guiar.
El androide le mostró un sinfín de electrodomésticos, desde estufas inteligentes, hasta cortinas de baño que cambiaban de color según su ánimo. Aunque hubo un artefacto que le llamó la atención, uno que no se podía tocar, ni ver y, por alguna extraña razón, era escaso.
—Aquí tenemos a nuestro producto más vendido —expuso amablemente, cambiando la pantalla para mostrar una especie de tubo metálico alargado —Se trata de una Inteligencia Artificial para el hogar, se recarga mediante la aspiración de gases ¡Así que ayuda al planeta con el humo!, no usa energía eléctrica y es muy intuitiva, aprenderá de usted tan rápido que dudará que no sea una persona.
Cambió de artículo en la pantalla.
—Nuestro siguiente producto es…
—¿Y que más hace?
El intento de hombre se desconfiguró por un segundo.
—¿Disculpe?
—La Inteligencia de la que habló ¿Qué más hace?
—Todo lo que usted pueda imaginar, ¿A usado alguna vez la IA de su teléfono?
Kim asintió.
—Pues su funcionamiento es similar, no obstante la nuestra es mucho más humana, puede tener conversaciones creíbles con ella, ¡Incluso contar anécdotas! Como un humano.
Tomó una pausa.
—Conectada al sistema de su casa, también sirve para protegerla ya que tiene reconocimiento facial. Le dará la bienvenida, las buenas noches y podrá proporcionarle sin fin de servicios más.
Las empresas están atentos a todo, lo sueñas, lo que piensas, lo que reprimes y lo que te preocupa, todo con tal de vender una solución tonta.
—¿Cuánto cuesta?
Porque en una sociedad donde todos están tan conectados, existe la soledad. Porque, por más que intentes convencerte, ahí afuera nadie querrá ser tu amigo, todos quieren hacer algo con sus vidas, no quedarse atrás y perder tiempo. Porque el mundo se ha ido al carajo por culpa nuestra y seguimos sin darnos cuenta.
—6,000 ₩.
O no queremos darnos cuenta.
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#terror
#miedo
#panico
#ozuna
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