𝒙𝒊𝒊. 𝗍𝗋𝗂𝗉 𝗍𝗈 𝖫𝗈𝗇𝖽𝗈𝗇 𝗐𝗂𝗍𝗁 𝗋𝖾𝗍𝗎𝗋𝗇 𝗉𝗋𝗈𝖻𝗅𝖾𝗆𝗌

CAPITULÓ DOCE
VIAJE A LONDRES CON PROBLEMAS DE REGRESÓ


━━ NORMALMENTE CUANDO, Eda se despertaba, Thomas ya no estaba, dejándola dormir hasta tarde en lugar de tener que lidiar con su temperamento por las mañanas.

Sin embargo, a la mañana siguiente, cuando
Eda recobró lentamente la conciencia, todavía sentía los fuertes brazos de Thomas envueltos con fuerza alrededor de su cintura, sosteniéndola increíblemente cerca de él.

Levantó la cabeza adormilada y se volvió para mirar al hombre que estaba a su lado, que seguía dormido.

Thomas se veían  tan hermoso mientras dormía, y Eda apreciaba momentos como este en los que se permitía estar en paz y relajarse.

─Para de mirarme─ Thomas refunfuñó, con los ojos aún cerrados y la voz ronca.

─Solo estoy admirando la vista, mi amor. Eres hermoso─ Eda sonrió.

Las mejillas de Thomas se sonrojaron involuntariamente ante el cumplido, lo que hizo que Eda sonriera más.

─¿No debería estar yo diciéndote eso?─ Bromeó
Thomas, tratando de ocultar su sonrojo, enterrando su cabeza más en el pecho de Eda.

Eda se rió ─Solo porque seas un hombre no significa que no seas hermoso─ Ella pasó suavemente su mano sobre su pómulo.

Thomas dejó escapar un suspiro de satisfacción, disfrutando del pequeño momento de paz con la mujer que ama.

─Necesito levantarme pronto, amor. Me llevaré a Arthur y John a Londres conmigo─

Eda gimió, aferrándose a Thomas aún más fuerte, tratando de evitar que dejara su cálida cama ─Voy contigo─

Thomas negó con la cabeza, todavía enterrado en el cuello de Eda ─Oh, no, no iras─ Puso sus manos protectoramente sobre su estómago ─No mientras estés embarazada de mi hijo o hija. Absolutamente y jodidamente no─

Eda resopló, poniendo sus propias manos sobre las de Thomas ─Cariño, sé cómo cuidarme y realmente no quiero volver a tener esta pelea. Voy contigo. No puedes detenerme, y eso es definitivo─

Thomas la miró, sin impresionarse.

─Sabes que nunca haría nada para poner a nuestro hijo en peligro. En el momento en que se vuelva demasiado peligroso, me iré─ Eda dijo seriamente.

Thomas suspiró ─Vas a ser mi muerte y mi delirio, ¿lo sabías? Si nuestro hijo o hija es como tú, voy a envejecer antes de cumplir los cuarenta─

Eda se rió y le dio un rápido beso en los
labios ─Pero no lo tendrías de otra manera─ Se sentó y se estiró, antes de salir de la cama para prepararse ─Ahora vamos, mi viejo. Tenemos cosas que hacer hoy─































Thomas  y Eda vieron a Arthur caminando por la calle mientras conducían para recogerlos a él y a John.

Thomas se detuvo junto a su hermano y ayudó a Eda a salir del auto para que todos pudieran fumar un cigarrillo mientras esperaban que John saliera de su casa.

Thomas ya estaba molesto por la tardanza de su hermano menor. Solo se molestó más cuando vio a Arthur beber de una extraña botella pequeña.

Mientras encendía su cigarrillo entrecerró los ojos interrogando a su hermano.

─A las siete, a las doce y a las diez si estoy sobrio. Me lo recetó el doctor. Me mantiene
relajado─ Arthur dijo, dándole a Thomas la botella para que pudiera ver más de cerca.

─¡Eso es maravilloso, Arthur!─ Eda sonrió.

Ella sabía que él había estado luchando con su estado mental últimamente y le sugirió ir a ver a un médico.

Aunque no lo demostraría, Eda sabía que Arthur estaba loco de miedo después del incidente del ring de boxeo.

Estaba muy orgullosa de él por haber ido a buscar ayuda.

─Esto es lo que nos daban en las trincheras para mantenernos cuerdos─ Thomas se burló, desenroscando la tapa y oliendo, estremeciéndose por el olor.

Eda lo fulminó con la mirada y le dio una palmada en el bíceps en señal de advertencia.

─Polly dijo que debo controlar mi temperamento. Me tranquiliza─ Arthur continuó.

Thomas negó con la cabeza y volteó la botella, vaciando la medicina en la calle ─Arthur, hay ciertas cosas que Polly no entiende. Te necesito vivaz, no lento, ¿si?─ Thomas empezó a alzar la voz antes de tirar la botella en algún lugar de la alcantarilla, donde se podía escuchar cómo se rompía en pedazos.

─Thomas, es suficiente─ Espetó Eda, pellizcando su brazo como una madre regañando.

Arthur evitó el contacto visual con su hermano y Eda, lo que provocó que la atención de todos se dirigiera a John, que finalmente atravesó la puerta principal.

─No me soltaba la pierna─ John se burló, arrojándose el abrigo y tratando de arreglar su pelo despeinado.

Thomas ignoró a su hermano. y acompañó a Eda de regreso al auto, ella abofeteó apartando la mano de Thomas mientras trataba de ayudarla a entrar en el vehículo, haciéndolo apretar los dientes en molestia.

─Seguro que no es lo único a lo que se
aferró─

Eda levantó una ceja ante la apariencia de John, lo que hizo reír a Arthur.

─Ella se opone, Tom. Tiene otra opinión─ John dijo, aún sin moverse para entrar al auto.

─Eso no es nada malo, John─ Thomas hizo caso omiso de su hermano y encendió otro cigarrillo.

─Rápido sube al auto─ Arthur le indicó a John que se acercara.

─Callate─ John se rió entre dientes, saltando sobre Eda y entrando al auto.

Eda lo empujó lejos de ella, riéndose de las payasadas de su amigo.

Thomas se pellizcó el puente de la nariz. Iba a ser un día muy largo.

































Eda se sentó en el auto, arrugando la nariz con disgusto cuando Thomas, Arthur y John se detuvieron en un campo para orinar.

Eda podía escuchar a Arthur hablar y hablar sobre el país, e incluso sobre criar pollos, lo que Eda sabía que molestaría a Thomas muchísimo.

Thomas y John volvieron al maletero del coche que Thomas había cubierto con una lona.

Tiró de la lona para revelar un cadáver.

John arrugó la nariz con disgusto al apartarse del auto.

Eda se asomó desde su lugar en el frente y miró a Thomas, compartiendo una mirada de complicidad.

En realidad no le había dicho lo que esos irlandeses le pidieron que hiciera, pero supuso que eso era todo.

Thomas apartó rápidamente la mirada de Eda y agarró tres palas de la parte superior del cuerpo, pasándole una a John y otra a Arthur, que acababa de unirse a ellos.

─¿Por qué Eda no tiene que ayudar?─ John se quejó, tomando la pala de mala gana.

Thomas lo ignoró y Eda le sacó la lengua a John, él hizo una mueca.

─Tenemos que enterrarlo─ Thomas dijo, claramente.

─¿Y ese quién es?─ John volvió a preguntar.

─Asunto de Irlandés. Creí que sería mejor hacerlo solo─ Thomas se pasó la mano por la línea de la mandíbula ─Vamos, lo hicimos mil veces en Francia─ Thomas ordenó a sus hermanos que pudieran sacar el cuerpo del auto.

─Entonces no iremos a Londres─ John dijo, moviéndose a regañadientes al lado del cuerpo.

─Después de enterrarlo, comienzan las vacaciones─
































Eda amaba Londres.

Claro que era solo otro agujero de mierda lleno de smog como Birmingham, pero era agradable ir a otro lugar aunque fuera solo por la noche.

Antes de involucrarse más con los Peaky Blinders, Eda pasaba varias semanas seguidas en Londres haciendo negocios para su padre.

Había trabajado tanto con los Sabini como con los Alfie Solomon, por lo que aunque Thomas se negara a admitirlo, todos sabían lo valiosa que es
Eda para expandir con éxito el negocio a Londres.

Eda sonrió mientras ella y Tommy caminaban por las calles de Londres, Arthur y John detrás de ellos, observando cómo la multitud se apartaba como el Mar Rojo a medida que se acercaban los gánsteres.

Thomas le dijo de antemano que iban al Eden Club, un conocido territorio de Darby Sabini.

Thomas le pasó al portero una nota enrollada, dejando que los cuatro entraran al club fácilmente.

El poder y la autoridad prácticamente rezumaban del grupo mientras caminaban a través de las cortinas y más adentro del área principal del club.

Thomas mantuvo su brazo protector alrededor de Eda, mientras Arthur y John observaban los alrededores.

Pasaron personas de todos los géneros teniendo sexo y esnifando Tokio.

La sala principal del club estaba llena de vida mientras la banda tocaba y todos bailaban en la pequeña pero ornamentada sala.

─¿Qué demonios es este escándalo?─ Arthur gritó por encima del ruido.

─A esto le llaman música, cariño─ Eda respondió, tirando de la mano de Thomas hacia una mesa vacía.

John se dio la vuelta cuando una camarera con un vestido pequeño pasó junto a su mesa, sus ojos siguieron notablemente su trasero.

─Oigan, mira este lugar, agradable, ¿no?─ John sonrió como un niño pequeño, con los ojos muy abiertos, mirando alrededor de la habitación.

Eda miró cuidadosamente alrededor de la habitación, sabiendo mejor que no dejarse llevar por el esplendor del club.

Todo iba demasiado bien.

Vio a muchos hombres que se volvían en su dirección y empujó a Thomas debajo de la mesa.

Se había corrido la voz de que los Peaky Blinders habían llegado.

Mientras que Arthur y John permanecieron ajenos, Eda pensó que Thomas no lo estaba.

Él apretó su muslo en respuesta como una forma silenciosa de aliviar sus preocupaciones.

Thomas les sirvió bebidas a todos cuando llegó su botella de whisky irlandés, antes de golpearla de nuevo sobre la mesa, alertando aún más al enemigo de su presencia.

Eda sostuvo su vaso pero no lo bebió, solo lo hizo girar para no levantar sospechas de Arthur o John.

─Los primos Sabini están haya─ Dijo Arthur.

─Así es Arthur, es el club Sabini─

─Todos aquí son militares─ John suspiró, reconociendo a muchos de los hombres en todo el club.

─Solo hay tenientes, John. No veo
oficiales─ Thomas mantuvo su rostro estoico.

Thomas apuró su bebida cuando vio que un mesero y un portero se acercaban a su mesa.

El mesero puso su mano sobre el hombro de Arthur cuando se inclinó para
hablar ─Caballeros, ha habido un error. Temo que deben irse de inmediato─

Eda sonrió y levantó su copa hacia el
mesero ─Mario, es un placer verte de nuevo─

─Usted también, señorita King─ Mario envió una sonrisa falsa pero educada a Eda.

─Acabamos de comprar una botella─ John espetó.

─Son reconocidos por apostar en los hipódromos del norte. Dicen que no pueden cruzar la frontera sur, sin haber llegado a un acuerdo
previo─ Mario continuó.

─¿Y cuál es esa frontera, amigo?─ Preguntó Thomas, todavía sin hacer ningún movimiento para irse.

─Dicen que es una provocación─

─Pues, diles que, estamos de
vacaciones─ Thomas se sirvió otra copa.

─Ja, no rompan las reglas─ Mario levantó el dedo, señalándolos con miedo ─Dicen que son los Peaky Blinders─

Eda tenía la sensación de que las cosas estaban a punto de comenzar.

Arrojaron un vaso, golpeando el borde de su mesa al lado de John.

Todos los muchachos entraron en acción y cada uno se peleó con uno de los hombres de Sabini.

Eda permaneció en la mesa, sonriendo mientras miraba todo caer, sosteniendo su barriga.

Por el rabillo del ojo vio a un hombre correr detrás de ella.

Eda se agachó rápidamente y se estiró para tirar del hombre borracho sobre su hombro y ponerlo en el suelo frente a ella.

Ella le pisó la garganta mientras él le arañaba el tobillo, tratando de que lo dejara ir ─Joder, realmente eres terrible en tu trabajo. ¿Ser golpeado por una mujer embarazada?─ Eda chasqueó la lengua ─Darby estará muy decepcionado─

Levantó el pie y le dio un pisotón en la cabeza, dejándolo inconsciente por el momento.

Eda se hizo crujir los nudillos antes de alcanzar su arma y estar atenta al próximo idiota con el que tenía que lidiar.

Vio que los chicos empezaban a usar sus gorras para cortar a los hombres que venían detrás de ellos y Eda tomó nota mental de mencionarle a Thomas que le traería su propia gorra más tarde.

Volvió a la pelea cuando Eda vio que Arthur recibía puñetazos continuamente.

Ella corrió detrás del hombre y lo golpeó en la cabeza con su arma y lo pateó hacia un lado.

Arthur saltó del suelo y escupió la sangre en su boca.

─¿Ahora quién será el siguiente?─ Arthur gritó, riendo, saltando de nuevo a la pelea.

La música y la pelea cesaron una vez que Mario disparó una escopeta al aire.

La gente que aún estaba en la pista de baile gritó por el ruido, y los chicos y Eda se detuvieron para recuperar el aliento.

Eda regresó al lado de Thomas, manteniendo una mano sobre su estómago.

Thomas jadeó, tratando de recuperar el aliento.

─Lárguense de aquí─ Dijo Mario, manteniendo el arma apuntando a Thomas.

─¿Sí?─ Thomas desafió dando un paso
adelante ─¿La usarás?─

Mario parecía inseguro.

─No lo creo─ Thomas continuó, antes de volverse hacia la multitud ─No vinimos aquí, para hacer enemigos. No─ Sacudió la
cabeza ─Vinimos hacer nuevos amigos─

Los muchachos caminaron por la habitación, asegurándose de que todos los vieran y escucharan.

─Aquellos que son los últimos, pronto serán los primeros─ Thomas abrió los brazos y señaló a los asistentes al club ─Y todos aquellos que son oprimidos van a prosperar. Sí. Saben dónde encontrarnos─ Terminó, antes de extender una mano a Eda y sacarla del club y sus hermanos enviando miradas de advertencia a las personas que quedaban con vida.

Eda se rió cuando salieron del club y regresaron al aire lleno de smog.

Agarró a Thomas y le dio un beso abrasador en los labios, lo que hizo que él sonriera y la acercara más.

John sintió arcadas por el afecto.

─¡Creo que perdí un diente!─ Llamó Arthur, arruinando efectivamente el momento ─Así me quedare chimuelo─

Eda soltó una risita cuando Thomas se alejó, mirándolo fijamente. su hermano.

─Vaya vacaciones de mierda─ Arthur se rio mientras empezaban a trotar de regreso al auto.

─¿Sí? ¿Te sientes bien sin tu medicina de mierda,
Arthur─ Thomas se rió ─Esto te
animara─ Thomas le pasó la botella de whisky que pidieron del club.

─Dame eso─

─Y tú John-Boy─ Thomas se volvió hacia su hermano menor ─¿Cómo estás? ¿O debería preguntarle a tu esposa?─

─Mucho cuidado, Thomas─ Eda lo fulminó con la mirada, tratando de quitarle el brazo, pero su amante solo la acercó más.

─¡Oh, ya basta!─ John volvió a llamar.

─Dejen de hablar de gallinas,
¿escucharon?─ Thomas gritó, tratando de molestar a sus hermanos y ellos sólo rieron.

─¡A la mierda las gallinas!─ Gritó Arthur.

─Tengo cincuenta libras en el bolsillo. Vamos a divertimos, ¿si?─ Thomas se inclinó para besar a Eda nuevamente mientras John y Arthur corrían frente a ellos.

─¿Estás bien?─ Preguntó Thomas con seriedad, frotando su mano sobre su vientre.

─Estoy bien, amor. Puedo pelear mejor que
tú─ Ella bromeó.

Thomas se rió entre dientes ─Puedo preocuparme. Nunca me perdonaría si algo te pasara, Dada─

La expresión de Eda se suavizó ─Estaré bien, Tom. Sé que estás nervioso, pero podemos hacer esto. ¿Si?─ Eda alargó la mano para ahuecar su mandíbula.

En lugar de responder, Thomas simplemente la atrajo hacia su pecho y la besó en la parte superior de su cabeza, disfrutando del sentimiento de la mujer que ama más que nada en sus brazos.








































Eda estaba llena de felicidad una vez que ella y Thomas llegaron a casa.

Thomas no pudo evitar sonreír mientras su mujer estaba prácticamente radiante.

Ella había sido toda risitas desde que se fueron de Londres y le encantaba verla tan feliz.

─Tengo algo que decirte─ Thomas comenzó, sin saber cómo mencionarlo.

─¿Qué pasa, amor?─ preguntó Eda, dejando que Thomas la ayudara a quitarse el abrigo.

─Le pedí a Lizzie Stark que fuera mi secretaria─

─¿Qué tú qué?─ Edase dio la vuelta, todo rastro de felicidad desapareció cuando su expresión se volvió mortal.

Eda sabía todo sobre las relaciones anteriores de Thomas con Lizzie Stark, diablos, todos lo sabían.

No podía fingir que no le molestaba mucho que Thomas hubiera ido a verla, aunque solo fuera para contratarla para la empresa.

─Ella no merece estar donde está─ Thomas trató de defenderse.

─Oh, ¿así que ahora te preocupas por el bienestar de Lizzie Stark?─ Eda entrecerró los ojos.

Thomas suspiró.

Sabía que ella no reaccionaría bien, especialmente con sus hormonas alborotadas.

Thomas se acercó a Eda y le sujetó los brazos para que no tuviera más remedio que mirarlo.

─Querida, solo estaba tratando de hacer lo correcto. Fui a ofrecerle el trabajo, nada más─

Eda continuó mirándolo, claramente sin confiar en Thomas.

─Te amo, Eda. Y amo a nuestra familia─ Puso una mano en su estómago y la otra en la parte baja de su espalda, presionándola más cerca de
él ─No quiero joder esto─ Thomas admitió.

─Te juro por Dios que si descubro que me estás mintiendo, Thomas, te dejaré y nunca volveré. Es una maldita promesa─ Eda susurró, tratando de no dejar que las lágrimas escaparan de sus ojos.

Thomas asintió, llevándola a su pecho ─Te quiero y amo más que a nada─

Eda se secó los ojos y se apartó, inclinándose para poder susurrarle al oído ─Y si atrapo aunque sea el más mínimo coqueteo, te arrancaré la polla y te la meteré por la garganta─ Se apartó, alisándose el vestido y secándose las lágrimas no derramadas de sus ojos.

Thomas tragó saliva mientras ella se alejaba subiendo las escaleras hacia su dormitorio.

─¡Hablo en serio, Thomas!─ Eda llamó desde arriba.

Ni siquiera dudó un poco de ella



































Una vez que Eda se fue a la cama, Thomas salió a caminar y a fumar para pensar las cosas.

Las amenazas de Eda se le habían metido en la cabeza.

Todo lo que Thomas quería durante tanto tiempo era la oportunidad de tener una familia propia.

Ahora se había enamorado de la mujer de sus sueños y ella lo estaba bendiciendo con un hijo.

Thomas recordaba de su propia infancia cuánto deseaba su madre dejar a su padre y le aterrorizaba que la historia se repitiera.

Su padre era la única persona que Thomas realmente odiaba, y juró nunca hacer que su hijo lo odiara así.

Sabía que Eda sería una madre maravillosa y, aunque nunca antes habían hablado de hijos, sabían cuánto los deseaban.

Claro que fue un poco antes de lo planeado, pero Eda tenía suficiente confianza en ambos para que pudieran manejarlo.

Thomas preparó las llaves de su auto mientras se acercaba al garaje donde estaba estacionado su auto. Redujo su velocidad hasta detenerse cuando la atmósfera cambió a su alrededor.

Se sentía como si estuviera siendo observado.

Thomas se sacudió, culpando a la paranoia y la adrenalina mientras comenzaba a caminar de nuevo.

Thomas fue a abrir su auto cuando una figura saltó detrás de él, haciendo que Thomas se tambalease hacia atrás.

Thomas buscó a tientas su arma, pero de la nada, aparecieron otros seis hombres, lo agarraron y lo tiraron al suelo.

Los hombres le quitaron el sombrero y el abrigo y comenzaron a golpearlo contra el suelo en una ráfaga de miembros voladores.

Thomas gritó cuando sintió que le crujían las costillas, y los hombres lo levantaron para enfrentarlos.

Thomas entraba y salía de la conciencia cuando sintió que alguien tiraba de su cabeza por el pelo, obligándolo a mirarlos.

─Tommy Shelby─ Darby Sabini siseó ─No pude verte en mi club. Estaba en las carreras─

─Sr. Sabini...─ Gruñó Thomas.

Sabini negó con la cabeza ─No digas mi nombre. Por Dios. Franco...─ Hizo un gesto a uno de sus hombres ─Saca mi nombre de su boca─

Franco obligó a Thomas a abrir la boca y metió la mano con un par de alicates.

─Mientras lo haces, busca piezas de oro. Para pagar la gasolina─

Thomas gimió de dolor y Franco le clavó las pinzas en la boca con dureza.

Thomas tosió y escupió cuando Franco le sacó un diente y volvió a caer al suelo.

─¿Ves cuánto te conozco?─ Sabini levantó el diente frente a Thomas ─Sé todo lo que hay en tu puta boca─ Sabini sonrió ─Mírame,
mírame─ Volvió a levantar la cabeza de
Thomas ─También sé que tienes una mujer embarazada en casa. Debo decir que estoy impresionado de que hayas logrado embarazar a Eda King─ Sabini se rió mientras Thomas forcejeaba ─Sería una pena lastimar a esa cosita tan bonita─

─Eda...─ Gimió Thomas, apenas consciente, pero tratando de liberarse.

─Te aliaste con los judíos. Sí. Creíste que así funciona Londres. Que puedes llegar y elegir un bando, eres un payaso de mierda. Estas acabado. Mi rostro será  lo último que veras en este mundo. Y morirás sabiendo que mataste a tu mujer e hijo. Grave error. Recuérdalo cuando llegues al infierno─ Sabini volvió a dejar caer la cabeza de Thomas y dio un paso atrás para mirarlo con disgusto ─Acábenlo─

Antes de que los hombres de Sabini pudieran dispararle a Thomas, se escuchó otro disparo y sonaron las sirenas de la policía, lo que provocó que Sabini y sus hombres corrieran hacia la oscuridad, dejando a Thomas ensangrentado en el suelo.

Los ojos de Thomas se abrieron brevemente para ver a alguien de pie sobre su cuerpo.

No sabía si era Dios o el Diablo, pero no importaba.

Los pensamientos de Thomas estaban solo en una persona ─Eda...─



































─¿Listo para una visita, Sr. Shelby?─

Thomas ni siquiera se molestó en abrir los ojos cuando la enfermera irlandesa entró en su habitación del hospital.

─No─ Gruñó, esperando que la mujer lo dejara solo para descansar.

─¡Fuera de mi camino! Él no tiene una maldita elección─

Thomas hizo una mueca internamente.

Se preguntaba cuánto tiempo pasaría antes de que Eda lo encontrara.

Thomas trató de volver a dormirse, con la esperanza de que eso prolongara el sermón que estaba a punto de recibir, pero fue en vano.

─Thomas Michael Shelby, abre los ojos ahora mismo─ Eda espetó, con los brazos cruzados y lágrimas corriendo por su rostro, de pie al pie de su cama de hospital.

Thomas abrió lentamente los ojos, entrecerrando los ojos ante la luz ─Hola amor─

Eda se burló ─¿Hola amor? ¿Eso es todo lo que tienes que decirme? Thomas. Estaba muy preocupada por ti─ Ella comenzó a llorar suavemente de nuevo, sin apartar la mirada de él.

Él gimió de dolor cuando trató de sentarse, y Eda corrió a su lado para sostener su espalda. Ella podría estar enojada con él, pero no iba a verlo luchar contra el dolor.

Thomas tomó su mano y tiró de ella para que se sentara en el borde de su cama.

Levantó la otra mano para secarle las lágrimas de los ojos y luego le tomó la mejilla.

─Estoy bien, Eda. Simplemente no quería que me vieras así─

─Thomas, cuando me desperté y no estabas allí, yo...─ Espiró hondo ─Pensé que te habías ido─

Thomas sacudió la cabeza con firmeza ─Nunca─

Eda suspiró aliviada y lanzó sus brazos alrededor del cuello de Thomas, enterrando su cabeza en el pecho del hombre que amaba.

Thomas la rodeó con los brazos con la misma fuerza y ​​sintió que una parte de él se relajaba ahora que sabía que Sabini y sus hombres no habían llegado a Eda.

La feliz pareja fue interrumpida cuando la enfermera asomó la cabeza en la habitación una vez más.

─Perdóneme, Sr. Shelby, pero tiene otra visita─

Thomas puso los ojos en blanco ─Diles que quiero descansar─

─Vengo por ordenes del rey, temo que debo insistir─

En un instante, Eda agarró su arma y se colocó frente a Thomas en una postura protectora.

Prácticamente gruñendo al invitado no deseado.

─Ah, pago la mejor habitación. El negocio de la extorsión debe estar en auge─ El inspector Campbell entró lentamente en la habitación del hospital, el sonido de su bastón resonaba en la habitación.

─¿Qué está haciendo aquí?─ Eda siseó, manteniendo su arma apuntando al inspector.

Campbell ignoró a Eda y se paró a los pies de la cama de Thomas.

─¿No me agradecerá por haberle salvado la
vida?─

─¿Me pasa mis cigarrillos?─ Thomas señaló su mesita de noche.

El inspector Campbell puso los ojos en blanco y se movió para buscar los cigarrillos.

Los miró por un momento, pero no hizo ningún movimiento para entregárselos a Thomas.

─Hace tres noches, en los establos de la cooperativa de la calle Montague Street asesinaron a un hombre─ Campbell presionó los cigarrillos y una caja de fósforos sobre el pecho de Thomas ─Llamado Duggan─

Eda siguió cada movimiento de Campbell con su arma, mientras caminaba hacia los pies de la cama.

─La policía de Oxfordshire encontró su cuerpo en una tumba poco profunda─ Campbell continuó.

─Tengo que orinar─ Dijo Thomas, no queriendo tratar con el Inspector en este
momento ─¿Enfermero?─ Thomas llamó mientras trataba de sentarse.

Campbell apretó la mandíbula y presionó su bastón en la base de la garganta de Thomas, empujándolo hacia abajo.

Thomas se estiró para agarrar el bastón, y el agarre de Eda con más fuerza en su arma.

─Cuidado, inspector. No querría otra pierna herida, ¿verdad?─ Espetó Eda.

─Sé que usted fue el autor del homicio del Sr. Duggan─ Campbell volvió a ignorar a Eda.

Esperó un momento antes de soltar el bastón del cuello de Thomas, haciendo que el hombre herido jadeara y gimiera.

Campbell se inclinó directamente sobre Thomas, colocando su mano en la pared para apoyarse.

─Sr. Shelby, nuestra reunión es parte de un plan detallado minuciosamente, que lleva desarrollándose hace mucho tiempo. Y como resultado de la información qué poseo, puedo acusarlo de homicidio en cualquier momento y presentar dos intachables testigos, cuyos testimonios lo llevará directamente a la horca─

Thomas le lanzó una mirada rápida a Eda, quien acunó su estómago con una mano, sintiéndose enferma ante la idea de que ahorcaran a Thomas.

─Lo tengo atrapado, señor Shelby. Y a partir de este momento...usted me pertenece. Mejórese, pronto. Me comunicaré con usted en cuanto sepa que puede orinar de pie. Y le enviaré sus instrucciones─








































─Te odio, joder, Thomas─

─No, no lo haces, amor─

─Oh, sí, jodidamente lo hago. No puedo creer que me hayas convencido para sacarte del hospital─ Eda puso los ojos en blanco mientras se sentaba de espaldas a Thomas en el barco de Curly mientras navegaban hacia Londres.

Thomas estaba acostado debajo de la cubierta del bote, pero le resultaba difícil descansar con Eda hirviendo de enojo a su lado.

Thomas trató de pasar su brazo alrededor de ella, pero ella lo rechazó.

─Ni siquiera pienses en tocarme, joder─ Espetó ella, alejándose cada vez más de él.

Thomas gimió de frustración ─Era un presa fácil allí, Eda. Sabini podría enviar a un hombre en cualquier momento. Además, tenemos cosas que hacer en Londres─

Eda puso los ojos en blanco ─Si crees que te voy a dejar hacer más jodidos negocios mientras estás en este estado, eres aún más idiota de lo que pensaba─

Thomas se incorporó lentamente, confundido, y giró a Eda para que lo mirara ─¿De qué estás hablando?─

─Vas a descansar, mientras yo voy a hablar con Alfie─

Thomas se rió entre dientes ─Absolutamente no. De ninguna manera─

Eda alzó una ceja ─Tienes mucho que compensarme, Thomas si yo fuera tú, no pelearía─

Thomas puso los ojos en blanco pero permaneció en silencio.

Volvió a acostarse, pero también empujó a Eda para que se acostara con él.

A pesar de sus protestas anteriores, se acomodó felizmente en sus brazos.

─Me alegro de que no hayas muerto─ Murmuró en su pecho, haciendo reír a Thomas.

─Te amo─ Presionó un beso en la parte superior de su cabeza, haciéndola sonreír aunque no podía verla.

El cuerpo de Thomas estaba tan débil y cansado que terminó durmiendo durante la mayor parte del viaje de cuatro días.

Mientras Thomas dormía, Eda atendía sus heridas o pasaba el tiempo con Curly hablando de caballos.

Disfrutó mucho de la compañía de Curly, y pasaron horas hablando sobre sus caballos favoritos y técnicas de entrenamiento, y Curly incluso le contó a Eda algunas historias sobre Thomas cuando era pequeño que había escuchado de Charlie, lo que hizo reír a la mujer.

Después de tres días de viaje, Thomas finalmente emergió de la oscuridad debajo de la cubierta.

Eda se alegró de que estuviera recuperando algo de su fuerza y ​​pudiera volver a caminar con más normalidad.

Parte de la hinchazón de su rostro también comenzaba a disminuir justo a tiempo para su llegada a Camden Town.































─Una vez más, Thomas, te odio─ Eda dijo cuando ella y Thomas entraron a la panadería de Alfie Solomons.

A pesar de sus esfuerzos por hacer que Thomas se quedara quieto y descansara, el hombre era demasiado terco e inquieto para perderse los negocios e insistió en unirse a ella.

Eda se ajustó el gran abrigo negro de Thomas en un esfuerzo por ocultar su creciente panza.

Lo último que necesitaban era que sus enemigos descubrieran que estaba embarazada.

─¿Realmente estamos haciendo esto de nuevo, amor?─ Thomas se rió entre dientes mientras fumaba un cigarrillo.

Eda lo fulminó con la mirada antes de arrancarle el cigarrillo de la mano y tirarlo al suelo ─Te dije que no fumaras más cerca de mí. El olor me da náuseas─ Eda se estremeció de asco y pisó el cigarrillo.

─Vamos. Ya estamos aquí─ Thomas envolvió su brazo alrededor de Eda cuando la pareja entró a la panadería.

─¡Ollie!─ Eda sonrió al gran hombre que las esperaba dentro.

El ceño de Thomas se arrugó confundido cuando el hombre tomó a su novia en un abrazo de oso haciéndola reír.

─Bájala, Ollie. Bájala compañero. Es muy pequeña─

La pareja escuchó la llamada de voz de Alfie Solomons mientras caminaba por el pasillo para reunirse con ellos en el vestíbulo.

─¡Eda, cariño!─ Alfie abrió los brazos y Eda casi corrió hacia él, haciendo que la mandíbula de Thomas se apretara peligrosamente.

─¿Cómo estás, Alfie?─ Eda sonrió mientras pasaba su brazo por el de Alfie y comenzaron a caminar de regreso a través de la panadería, ignorando por completo a Thomas.

─Bien, amor. Haciendo un poco de esto y un poco de aquello. De todo, en
realidad─ Se encogió de hombros.

Edamasintió a su viejo amigo ─Alfie, este es Thomas Shelby─ Eda miró por encima del hombro para asegurarse de que Thomas todavía estaba detrás de ella y le sonrió.

Cuando se volvió hacia Thomas, se encontró con su amiga mirándolo de forma extraña.

─¿Qué fue eso?─ Preguntó Alfie.

─¿Qué?─

─Esa mirada que le diste─ Se estremeció.

─No le di ninguna una mirada, idiota─ Eda juguetonamente golpeó su brazo.

Thomas empezaba a enfadarse ahora.

─Les muestro mi panadería mi
panadería─ Alfie finalmente reconoció a Thomas ─Horneamos todo tipo, sí. Horneamos más de 10 000 hogazas a la semana ¿Puedes creerlo? Horneamos pan blanco, también pan integral. De todo tipo. ¿Te gustaría probarlo?─

Thomas encendió otro cigarrillo mientras Alfie y Eda continuaban caminando frente a él.

─Claro─ Thomas se encogió de hombros cuando se detuvieron en una pequeña habitación botellas de ron esparcidas sobre una mesa.

─¿De cuál, blanco o integral?─ Preguntó Alfie.

─Integral─ Thomas dijo claramente, en general muy poco impresionado.

─Integral, bien─ Alfie asintió ─¿Y para ti, querida?─ Le preguntó a Eda.

─Ninguno para mí, Alf─ Ella sonrió.

Ollie sirvió dos vasos de ron para Thomas y Alfie.

Alfie observó intensamente mientras Thomas bebía el licor.

─No está mal─ Thomas volvió a dejar el vaso sobre la mesa.

─No está mal, ¿eh? ¿No está mal?─ Alfie se rió entre dientes ─Esa porquería sabe, horrible. Ese ron solo lo beben los obreros. Sí. El blanco, es para los patrones. Vengan, a ver─

Alfie los llevó a su oficina, acercó una silla para que Eda se sentara y Thomas se paró detrás de ella.

─Pues, he escuchado cosas muy malas, muy, muy malas sobre las bandas de Birmingham─ Alfie apoyó la barbilla en su mano mientras miraba a Thomas ─Si, son gitanos, ¿cierto? ¿y que?, ¿viven, en una tienda o en caravanas?─

─Cuidado, Alfie─ Eda advirtió, sabiendo que la herencia de Thomas era algo de lo que se enorgullecía.

─Vine hablar de negocios con usted, Sr. Solomons─ Dijo Thomas, poniendo una mano en el hombro de Eda posesivamente.

─Bueno─ Alfie juntó las manos─ El ron es un trago para divertirse, el whisky, ese si es para hacer negocios─ Alfie abrió un cajón de su escritorio y sacó una botella de whisky.

─Hablemos primero, ¿si?─ Thomas mantuvo la calma, aburriéndose de la exhibición de Alfie.

Alfie se frotó la barba y volvió a dejar la botella en el escritorio. —Si tú quieras. Dicen que un policía te salvó la vida.

Thomas se encogió de hombros ─Tengo policías en mi nómina─

─No me gusta la policía, porque los policías no son de confianza─ Alfie juntó las manos.

─El señor Sabini, usa policías todo el tiempo. Por eso está ganando la guerra en Londres y usted están perdiendo─ Thomas comenzó a presionar los botones de Alfie

─Ganan batallas, pero no la guerra─ Alfie siguió mirando a Thomas ─¿Tu fuiste a la guerra?─

Eda escuchó a Alfie abrir el cajón nuevamente y puso los ojos en blanco porque sabía el truco que estaba a punto de hacer.

─Una vez plasme mi versión personal de un estigma en un italiano. Empujé su rostro contra la trinchera, le metí un clavo de quince centímetros en la nariz y se lo clavé en el cráneo, con una tabla. Fue una imagen bíblica,
amigo─ Alfie representó el movimiento con su mano ─Así que no vengas a sentarte aquí, en mi silla a decirme que estoy perdiendo mi guerra contra un italianos de mierda─

─Eso fue hace mucho tiempo─ Thomas
asintió ─Debería ser más realista─

─¿Realista, eh? ¿Realista?─

Eda comenzó a ponerse ansiosa al sentir que la tensión entre los dos hombres seguía aumentando.

─Si no estuviera en desventaja, no habría enviado ese telegrama─ Thomas se frotó la mandíbula.

─¿En serio? Entonces olvidaste lo que decía. Esa mierda solo decía, 'Hola'─ Alfi negó con la cabeza ─Admítelo, tu quieres proponer algo. ¿Qué
cosa?─

─Unir fuerzas─

─Vete a la carajo─ Alfie se recostó en su
cadena ─¡Eso no! Categórico. No seas ridículo─

Thomas suspiró ─Sr. Solomons, su destilería a porta la  décima parte de sus ingresos. Ofrecer protección otro 10%. Y el resto lo gana en el hipódromo─

Alfie enfatizó abrir el cajón nuevamente.

─Sé que guarda un arma en la gaveta. Sé que la junto al whisky. Y se que ofrece un trato o la muerte. Sé que mis palabras lo están enfureciendo. Pero le ofrezco una solución. Verá el Sr. Sabini está ahuyentando sus corredores de las pistas. Y está cerrando los negocios que compren su ron. Y ya nadie confía en su protección─

Eda sonrió ─Él es bueno, ¿no es así?─

Alfie señaló a Thomas ─Tu le disparaste a Billy Kimber, ¿no?─

Eda levantó la mano con sarcasmo ─En realidad, Alf, esa fui yo─

─Aún así─ Alfie le hizo un gesto a Eda y señaló a Thomas de nuevo ─Lo traicionaste, amigo. Lo apropiado sería hacerte lo que está pasando por mi cabeza ahora─

─Podemos ofrecerle 100 hombres confiables. Todos armados. Y una nueva relación con la policía─ Eda intervino, sabiendo que Thomas estaba empezando a enfadarse.

─Inteligencia─ Alfie hizo un gesto con las manos ─La inteligencia es algo muy valioso, ¿no es así, querida? Pero usualmente aparece demasiado tarde─

Alfie tomó su arma, la amartilló y la mantuvo apuntando a la cara de Eda, pero la mujer solo puso los ojos en blanco.

Sabía que él no le dispararía.

─Digamos que le doy un tiro justo en la cara, frente a ti. La bala atravesaría el cráneo, sesos, craneo, y ese gabinete─ Hace un gesto hacia el gabinete detrás de ellos ─Seria una pena, porque mi gabinete quedaría hecho mierda y me desharía de el. Entonces, esto es lo que haría...Es muy simple, amigo─

Alfie espera un minuto antes de volver a colocar el arma en el escritorio, lo que hace que Thomas suelte un pequeño suspiro de alivio.

─Cortaría el gabinete a la mitad, si. Literalmente...Lo cortaría...Cortaría el gabinete a la mitad, amigo. Tomaría una mitad del gabinete, si, y la metería en un barril, luego tomaría la otra mitad y la metería en otro barril, ¿si? Mandaría este barril hacia Mandalay. Y el otro barril a otro lugar como...No, no sé...Tombuctú. ¿Han estado hay?─

─No─ Eda dijo.

─¿No? ¿Te gustaría ir?─

─No─ Thomas interviene.

─Yo esperaba que tuvieras una joya de oro en la nariz─ Alfie le dice a Thomas ─Disculpa, prosigue. Dinos tu plan




































Thomas había estado de mal humor desde que él y Eda salieron de la panadería de Alfie Solomons y se negó a hablar con ella mientras caminaban por Londres.

─¿Por qué estás actuando así?─ Eda preguntó finalmente, molesta por su trato silencioso.

─¿Alguna vez me ibas a decir cómo conoces a Alfie?─ Thomas apretó la mandíbula, negándose a mirar a Eda.

─En realidad no es asunto tuyo, ¿verdad, Tommy?─ Eda se cruzó de brazos.

Se burló ─Es cuando empiezas a coquetear con él justo en frente de mí─

Eda arrugó la nariz con
disgusto ─¿Coqueteando? ¿Pensaste que estaba coqueteando con Alfie?─

Thomas la miró con incredulidad, ofendido de que ella pensara que él era tan tonto como para no darse cuenta.

Empezó a enfadarse aún más cuando ella empezó a reírse por lo bajo.

─¿Qué es tan jodidamente gracioso?─ Espetó Thomas.

─Amor, Alfie es mi primo. Mi mamá es la hermana de su papá─ Eda siguió riéndose

─No es gracioso─ Thomas murmuró, envolviendo su brazo alrededor de su cintura, sintiéndose aliviado de no tener que preocuparse de que otro hombre intentara tomar a su chica.

─Oh, estabas celoso, Tom─ Eda arrulló, envolviendo sus propios brazos alrededor de él.

─No, no lo estaba─

─Está bien, amor, todos sabemos que si lo estabas─ Eda se rió.

Thomas puso los ojos en blanco y empujó a Eda para que se apoyara en un poste de luz fuera de un edificio de apartamentos mientras esperaban que Ada llegara a casa del trabajo.

Eda no sabía que estaban visitando a Ada, y Thomas esperaba que fuera una sorpresa agradable para ella, aunque sabía que Ada no estaría muy feliz.

Thomas se apartó del poste agarrando la mano de Eda cuando vio a su hermana cruzar la calle hacia ellos.

─Ada─ Llamó, trotando para alcanzarla.

─¿Cómo lograste encontrarme? ¿Ahora Polly te deja leer sus cartas?─ Ada negó con la cabeza y trató de empujar a Thomas, pero su hermano le bloqueó el camino.

─Polly me mostró la carta. Si, crees estar a salvo por cambiar de casa, te equivocas. Polly piensa igual─ Dijo Thomas, tratando de convencer a su hermana de que volviera a casa.

Eda sintió una punzada de dolor, no sabía que Polly había estado en contacto con Ada.

─¿Cuándo lo entenderán? Sólo quiero que todos salgan de mi vida─ Espetó Ada, aún ajena a la presencia de Eda.

─Ada, míranos, ¿eh? Y volverá a suceder─ Dijo Thomas, señalando sus rostros maltratados.

─Sí, la próxima vez estaré lista. De hecho, quiero que lo intenten. Los dejaré sin cojones─ Ada sacó una pistola de su bolso.

Eda se burló y se unió a los hermanos a unos metros de distancia, lista para hacerle notar su presencia a Ada ─No seas tonta, Ada, baja el arma─ Eda empujó el arma hacia abajo y se paró junto a Thomas.

Los ojos de Ada se suavizaron ─Dada...─

Tomó a su mejor amiga en un fuerte abrazo, alejándose en estado de shock cuando sintió un bulto atravesaba el abrigo de Thomas.

Ada se desabotonó el abrigo y lo mantuvo abierto mientras jadeaba ante el golpe de Eda.

─Mierda. La dejaste embarazada─ Ada miró a su hermano.

─Te lo habría dicho hace mucho tiempo si supiera dónde estabas─ Dijo Eda, herida.

Ada hizo una mueca, pensando que Eda escuchó todo lo que dijo antes.

─Quería decírtelo, pero no quería que nuestras cartas fueran interceptadas por él─ Ada escupió, mirando a Thomas ─Lo siento mucho, Eda─

─Me alegro de que estés a salvo, Ada─ Eda sonrió a su amiga.

Ada le devolvió la sonrisa, pero se convirtió en una mueca cuando Thomas trató de dar un paso hacia ella.

─Aléjate de mí, llego tarde al trabajo─

─Está bien, bien─ Thomas levantó las manos en señal de derrota ─Sólo toma esto. Tómalo─ Le entregó a Ada una llave adjunta a un pequeño trozo de papel con una dirección.

─Vives justo en el límite del territorio de Sabini y todos los policías de rumbo trabajan para él. Recibiré mucho dinero que no puedo meter al banco. Mi contador dice que es mejor comprar propiedades en efectivo y ponerlas a nombre de un familiar─

Ada estaba sorprendida ─¿Una casa? ¿Una casa entera?─

Thomas asintió ─Es toda tuya. Cuatro pisos, ocho habitaciones, cocina, despensa. Y cuarto de servicio, si tu conciencia política te lo permite. Al menos quiero que la veas─

Ada no dijo nada, pero tomó la llave y dejó a la pareja para ir a trabajar.

Eda le sonrió a Thomas, feliz de poder ver a su amiga, y se acomodó al lado de Thomas mientras regresaban al bote para regresar a Birmingham.

















































































PRÓXIMAMENTE GRAPHICS AREA

DESEOS INFAMES, JUGAR CON FLAMAS ROJAS, AHORA ES EL SUEÑO EL QUE ARDE.

OLÉ !

Les traigo el capítulo doce espero les haya gustado, si ven faltas de ortografía o alineaciones diferentes a las comunes por favor díganme, por que soy consciente que este acto tendrá varias faltas de ortografía.

Les aviso en este acto pasan muchas cosas, dos realmente impactantes, donde se quedarán en shock y decepcionadas, así que por favor, esten preparadxs para todo, puede que todavía falten algunos capítulos pero les aviso de una vez, estén consientes y con mente abierta, ya que son 10 capítulos por acto y vamos en el segundo.

No olviden votar, digan no a los lectores fantasmas que de esos tengo de sobra —

(Abierta a recomendaciones)

NOS VEMOS !

-Atte: Dixsway

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