𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 7 - 𝕽𝖊𝖈𝖚𝖊𝖗𝖉𝖔 (Especial 14 de febrero)

Amelie estaba sumida en sus pensamientos luego de informar a su primo y Zuri de como estaban las cosas, miraba la pluma y el tintero con cierta nostalgia, dejo su pecho contra la mesa y comenzó a jugar con las hebras de la pluma, sus ojos miel se cerraron lentamente hasta quedar dormida.

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Despertó de un salto, y corrió lejos de la cama, alistándose como loca. Henley, su compañero de la academia de magia le había pedido que la acompañara al Imperio de Occidente, supuestamente por pedido de Mckenna, cosa que pensaba era cierto pues el rubio era demasiado competitivo con ella.

Salió de la habitación que le correspondía dentro de la academia, y salió corriendo a la entrada, donde Mckenna esperaba pacientemente a la joven. Apenas la miro acercarse, sonrió suavemente.

- ¿Y Henley?

-Se adelanto.

- Supongo que después de todo preferiría que no fuese con él.

- No es eso... no le digas que te conté, pero su hermano le organizo una pequeña fiesta, así que te invito. Pero requerían de el así que se adelanto, andando.

Amelie solo podía reír suavemente ante las reacciones suaves de Mckenna ante sus preguntas. Subieron a un carruaje que los llevaría directamente a Occidente. Por otro lado, la joven se quedo ida unos momentos, pensando que tan difícil seria acoplarse a la nobleza en esta fiesta. Luego de abandonar el palacio de Oriente cuando entro a la escuela de magia, no pudo evitar sentir que ya no encajaba.

Había probado totalmente la libertad de no recibir ordenes de como deber vestir, como debe portarse frente a otros y sobre todo, como debía ser su actitud en todo momento como hija del emperador. Si, era hija de una concubina noble, pero eso no quitaba que ella prefiriera seguir siendo una simple estudiante con suerte que era plebeya.

Tal vez sufría por la escasez de algunas cosas, pero el placer de soltarse y estudiar magia y no repasar etiqueta las veinticuatro horas del día la hacían sentir feliz. Pasaron las horas y de un salto Amelie despertó. Estaba medio oscuro y ya estaban cerca del camino al palacio de Occidente, ya habían salido de Oriente. Una sonrisa suave salió de ella.

- Anda duerme un poco, has estado viendo por la ventanilla todo el rato.

- Ah, estaba pensando, pero creo que tomare la oferta.

Mckenna le sonrió con calma y se acomodo en el asiento, mirando a la ventana. Amelie solo sonrió y cerro los ojos acurrucándose contra la ventana. Solo unas horas después el carruaje se detuvo, una mano la toco del hombro y la movió un poco. Abrió los ojos encontrándose con Mckenna, sonriéndole dulcemente.

-Ah, andando ya llegamos.

La pelirroja asintió y bajo del carruaje, Mckenna la sostuvo de la mano mientras reía pues Amelie parecía un pequeño cervatillo recién nacido. Se tambaleaba, era obvio que sus piernas resentirían el viaje al ir totalmente sentada. Mientras caminaban hacia el palacio, se encontró con Henley mirándola fijamente con una sonrisa retadora en labios. La sonrisa de Amelie fue de burla, así que solo se miraron en silencio, compartiendo sus sonrisas que demostraban su competitividad como magos. Mckenna se aclaro la garganta cuando acercándose a Henley venia alguien muy similar a él y una mujer de cabellera castaña.

Amelie quedo hipnotizada, la mujer le recordaba mucho el porte tranquilo de Navier, aunque no eran iguales, sintió que extrañaba a su amiga. Parpadeo un par de veces mientras el hombre se acercaba. Hubo silencio, Henley rápidamente se posiciono al lado de Amelie.

- Hermano.

- ¿Quien es esta chica?

- No es lo que parece, es una compañera de la escuela de magia, somos rivales pero le tengo aprecio... así que decidí invitarla.

- Es...- La cara del rey se tornó un poco dura ante las palabras de Henley, a lo que solo subió una mano a su frente y suspiro. - No dejas de ser un mujeriego hermanito.

Amelie contuvo su escandalosa carcajada en una risa suave, recordó las clases de etiqueta y desgraciadamente se vio obligada a seguirlas para no dejar mal parado a Henley. La castaña y el rey miraron con sorpresa a la joven, vestía de forma simple, lo que daba a entender que era una plebeya común y corriente del Imperio de Oriente, pero su educación para no reír los sorprendió.

- Una disculpa majestades, me llamo Amelie. Como dijo el príncipe Henley, soy su compañera en la academia de magia, es un placer estar aquí.

- Es increíble ver que una de sus amigas tiene un comportamiento como la alta nobleza. Me agradas. Tal vez puedas ser una buena influencia para él.

- Mas bien el lo es, es de los mejores en la academia, seremos rivales pero le gusta un rival a su nivel.

El hermano de Henley sonrió al igual que la castaña, que parecía enternecida, a simple vista era obvio que eran de la misma edad, aunque la joven tenía un comportamiento como una duquesa entrenada para ser reina directamente. Krista, la esposa del hermano de Henley solo pudo sonreír enternecida ante ella, pero había un pincho en su corazón.

Los dos reyes se retiraron mientras Henley suspiraba. Amelie lo miro y se planto frente a él tomando su mano suavemente. Lo que erizo a Henley.

- ¿Que haces?

- Debes guiarme, Mckenna siempre hace todo.

- Oye, no porque me ayudes a quedar bien con mi hermano quiere decir que te debo algo.

- ¿A no?

Henley frunció el ceño mientras Amelie reía nuevamente con suavidad. El príncipe noto el cambio de actitud en Amelie, no entendía esos cambios pero solo atino a suspirar y ofrecerle su brazo.

- Agh, esta bien. Pero no quiero que me dejes mal parado después.

- Es una promesa.

Mckenna los seguía mientras el rubio le mostraba el palacio, los ojos de Amelie brillaban con cada lugar que pisaba. Era ciertamente espectacular a su gusto, ya era mas tarde, el castillo estaba vaciándose lentamente y Amelie cabeza a un poco.

- Vaya no aguantas nada.

-Hum, venia dormida, no puedes culparme.

Henley soltó una leve carcajada mientras apretaba su brazo para que Amelie no cayera al estar medio dormiría. Comenzó a caminar hacia una habitación para invitados, apenas se detuvo miro a todos lados y la soltó, tomándola por ambas manos y suspirando.

- Ah... se que somos rivales pero... me alegra que hayas aceptado, no tengo demasiados amigos.

- Somos amigos y rivales, eso no cambia muchas cosas.

- Gracias... anda vete a dormir parece que vas a golpearte contra el suelo en cualquier momento.

- Si si si, ya voy.

Henley se fue mientras Amelie lo miraba desde la puerta con una sonrisa suave, parecia que solo así iba a decirle amiga. Se encogió de hombros y antes de cerrar la puerta Mckenna la llamo. Volteo y el peli azul se acerco casi corriendo.

- Ah, lo siento, tengo tus cosas por fin. Y... creo que tenemos un problemas.

-¿pasa algo?

- No se si venias lista pero, el rey al verte llegar creyó que eras la novia de Henley, si bien quedo claro que no... la fiesta será mas grande ya que quiere que te lleves una buena impresión del reino, así que será un baile de mascaras y...

- ¿Que? Pe-pero... no tengo tanto dinero para conseguir un vestido decente. Y no pienso decirle a Henley, se vería mal que le pida algo al cumpleañero.

- Veré si consigo un plan, tenemos tiempo.

- Gracias Mckenna... si no consigues nada ya veré que hacer... espero no avergonzar a Henley.

Mckenna noto la preocupación de Amelie así que solo atino a suspirar y retirarse. La pelirroja cerro la puerta y se alistó para dormir, se sentía un poco incómoda con todo esto, esperaba que todo fuese más fácil, pero tomar decisiones de como actuar parecía haberla metido en problemas.

Al amanecer, Amelie se había alistado con un vestido sencillo de color crema, saldría a caminar al reino y así no sentirse tan incomoda con el tema de la mascarada sorpresa.Mientras recorría el reino, miraba con interés la actitud de la gente, todo parecía muy animado, tal vez porque era el cumpleaños de un miembro de la familia real, se detuvo en una calle, mirando el ambiente con una suave sonrisa.

A lo lejos escucho que la llamaban, al levantar la mirada y mirar hacia donde la llamaban, encontró a Mckenna y a Henley, pero el rubio iba hablando por con otro hombre, aparentemente de su edad. Las miradas de ambos se cruzaron con mucha curiosidad, ella ladeo la cabeza mientras el de ojos verdes sonreía con cierta arrogancia.

- ¿Quien es ella?

- Es una amiga de la academia de magia, Amelie.

- No sabia que te llevabas bien con plebeyos.

- Deja de ser tan arrogante, ella es más mi rival, es una buena maga... en fin, Amelie, el es el duque Ergy Claude de Bluhovan.

Amelie sonrió con cortesía, estaba dispuesta a hacer una leve reverencia como dictaba su etiqueta cuando el de ojos verdes la tomo dulcemente de la mano, llamando la atención de los tres. Acercó la mano de Amelie y con dulzura dejo un beso en el dorso de su mano, haciéndola sonrojar rápidamente. Mckenna y Henley parecían asustados ante esos gestos.

- Un placer.

- E-el placer es mio, duque.

- Dime Ergy, si eres amiga de Henley eres mi amiga también.

(Nota de la autora: Que SIMPatico el ergy xd)

- Si si, como sea, andando mostrémosle a Amelie el reino.- Mckenna casi corrió ofreciéndole su brazo a Amelie, quien entre risas acepto y comenzaron a caminar.

Pasaron por las calles mientras hablaban un poco, en especial respondiendo preguntas de Ergy sobre su rivalidad, era mas que nada un tema intelectual entre magos, aunque el más competitivo era Henley por excelencia.

Empezaba a atardecer y un miembro de la guardia solicitó que Henley fuese al palacio, pues su hermano lo buscaba. Los dos, Mckenna y Henley se miraron con nerviosismo, pensando en como pedirle a Amelie que los acompañara, mientras Mckenna se preparaba para pedirle a la pelirroja que los acompañara y así ver si Krista podía buscarle un vestido decente, Ergy se adelanto y sonrió con malicia hacia Henley.

- No se preocupen por la invitada, yo le enseñare el resto del reino.

- No me gustaría deberte un favor. - Dijo Henley entre dientes mientras Mckenna fruncía el ceño.

- No lo hará, lo hago con gusto.

- Ve Henley, tal vez sea de urgencia. - Amelie le sonrió, y para que la escena no fuese mas sospechosa, Henley se limito a asentir y retirarse junto a un nervioso Mckenna.

- Se ve que te aprecian.

- ¿Porque lo dice?

- Bueno, parecían querer llevarte a la fuerza para no dejarte sola conmigo, tal vez pensaron que seria incomodo para ti.

- Ah... soy algo sociable, pero no me gustaría ser un peso para Henley, después de todo su cumpleaños esta cerca.

La mirada de Ergy cayo en ella, era algo fría y arrogante, pero Amelie se limito a sonreírle, con un pequeño escalofrío recorriéndole la espalda.

- Ja, no te preocupes, vamos a llevarte a comer algo. Empieza a ser tarde.

Ergy paso su mano por su flequillo, lanzándolo hacia atrás y ofreciéndole su brazo a la pelirroja, quien tímidamente acepto. Caminaron hacia un pequeño restaurante, Amelie parecía incomoda apenas se sentaron, la mirada de Ergy era curiosa mientras le sonreía, como un gato a punto de tragarse a una pequeña avecilla.

- ¿Sucede algo?

- Ah, no es nada, no quiero que mal interpreten el porque estoy con usted. Además de que no tengo demasiado dinero...

- Oh, ¿te avergüenza no poder pagar tu consumo?

- Usted me esta acompañando, seria un poco aprovechado de mi abusar de su gentileza.

La mirada de Ergy fue de sorpresa total, pero la mirada avergonzada de Amelie lo hizo sonreír con ternura, con cuidado subió su mano y toco su hombro con suavidad, llamando así la atención de la menor, que solo tembló un poco por su mirada.

- Es una comida de amigos, yo invito, si te sientes incomoda podría cobrarle a Henley.

- ¡No diga esas cosas!

Ergy contuvo una carcajada y solo asintió , su palabra se mantenía, el la invitaría a comer, encontraba ciertamente fascinante a esa joven, otra plebeya se hubiera deslumbrado y dejado guiar por que un noble le invitase a comer, mientras Amelie solo pensaba en lo incomodo que sería abusar de la amistad entre él y Henley.

"Es ciertamente fascinante, tal vez deba conocerte más de cerca."

Fue una comida animada, luego de que asegurarle que era una invitación a comer y él pagaría para que no se sintiera avergonzada, la platica fue mucho más libre, las sonrisas de Amelie atraían la atención del Duque, cuando terminaron de comer, solo estaban hablando con un poco de té en sus tazas.

La noche ya estaba cerca, Amelie miro la taza en silencio y solo sonrió, tomo la taza y bebió con delicadeza. A los ojos de Ergy era una plebeya que sabia de etiqueta, tal vez en la escuela de magia había demasiado nobles y para evitar problemas, terminaron enseñándole a la joven. Pero su etiqueta era algo de admirar, era casi impecable, a diferencia de que ella externaban fácilmente sus emociones. La analizó un poco más encontraba fascinantes esos ojos dorados y a la vez como su cabellera rojo intenso caía como cascada por sus hombros. Con cuidado, acerco su mano a uno de los mechones que caían por su cara y lo movió con dulzura dejándolo tras su oreja.

La cara de Amelie se coloro al instante, y desvió la mirada mientras terminaba su trago de té; Ergy solo sonrió entretenido por su reacción. El té se había terminado y él miró con melancolía la taza vacía de ambos.

- Des...

- Vaya hasta que los encontramos.

- Príncipe Henley...

- Creí que ya te había llevado a Bluhovan arrastrando, en fin. Vamos a seguir por la capital hay musico de Divalía tocando por las calles. La gente se ve animada.

- ¿¡De Divalía!? Vamos

- Wo, tranquila.- Mckenna rio, mientras Ergy seguía mirando a la joven.

- Lo siento es solo que... recuerdo que mi madre decía que los artistas de Divalía eran los mejores, quiero escucharlos tocar.

- Adelántense, quiero hablar con Henley.

Henley miro a Mckenna, asintiendo suavemente para que se fuera con Amelie, Mckenna solo obedeció y se fueron. Henley miro a Ergy quien se puso de pie y una sonrisa altiva salió de él.

- Se sinceró Henley, ¿Es una noble?

- ¿Porque la pregunta?

- Su etiqueta es casi impecable, ademas de que se sintió avergonzada apenas supo que iba a comer conmigo y no tenia dinero suficiente.

- Amelie es un caso especial, como sabes, la mayoría de magos de Winwol son nobles, así que las clases de etiqueta para los pocos plebeyos es una norma obligada, además de que se esfuerza en lo que hace, su aspiración es ser la primera maga en jefe de la corte de Oriente.

- Ya veo...en fin, vámonos, no dejemos a la dama esperando.

Henley mintió, no sabia de donde había sacado esa etiqueta, pero suponía que era alguien que no quería subir por su nombre o posición, si no sus conocimientos, así que mentiría a su favor para que Ergy no le quitara la única competencia sana que tenia y encima le agradaba.

Al pasar por las calles, en una en especifico estaban los músicos tocando, algunas parejas nobles bailaban mientras los plebeyos miraban embelesados sus pasos y escuchaban la melódica musica. Henley y Ergy buscaron con la mirada a sus amigos que se habían adelantado, los dos quedaron sorprendidos al presenciar como Amelie y Mckenna bailaban con pequeñas risas de por medio, los movimientos de Amelie eran algo torpes pero se veía que ambos se divertían.

La curiosidad de Ergy por la pelirroja creció, ademas de su fascinación por lo que había descubierto, una plebeya que aspiraba a subir a la alta sociedad... a base de esfuerzo y aprendiendo desde cero, eso, le dijo que ella era diferente, no era como el resto que escalaban siendo concubinas.

La noche paso, Ergy miraba como algunos nobles se acercaban a Amelie y la invitaban a bailar, incluso si era una mujer con dos pies izquierdos se veía a leguas que el noble y la pelirroja lo pasaban bien, los músicos terminaron y se fueron, a Ergy solo le quedo despedirse, pues ya era noche y los tres debían regresar al palacio a descansar.

"Tal vez, si sea diferente."

Al día siguiente y faltando solo uno para que la fiesta en honor al cumpleaños de Henley se realizara, Amelie ya estaba agonizando internamente, estaba en los jardines del palacio pensando en que hacer, al ser una invitada de Henley podía pasearse por donde quisiera, pero aun así parecía un pajarito encerrado, no se sentía cómoda caminando por los pasillos. Sentada en una pequeña banca de piedra miraba al pequeño lago que había en el jardín cuando una voz algo conocida la llamo.

- ¿Porque tan ida?

- Duque Ergy, ¿Lleva mucho tiempo ahí?

- Vengo llegando de ver a Henley, parece que su hermano lo tiene ocupado. Creí que estarías fuera disfrutando el ambiente.

- Tengo un pequeño problema que resolver.

- ¿Problema? Espero no te hayas endeudado.

- Graciosito... no es eso, al principio Henley menciono que seria una pequeña fiesta solo con unos invitados, pero cuando llegue, el Rey Wharthon y la reina Krista pensaron que era su pareja y antes de que Henley dijera algo ya habían hecho de esto una celebración mas grande, si bien todo se aclaro, aun así no tengo un vestido decente para una mascarada.- Amelie llevo ambas manos a su cara y reprimió un grito mientras suspiraba. - No tengo tanto dinero para uno decente y no quiero deberle nada a la familia de Henley, es demasiado...

- Pareces un pajarito, ¿te parece si te ayudo?

- Si no quiero deberle nada a Henley, eso implica no deberle nada a usted.

- Tal vez si lo viera como un amigo ayudando a otro no te incomodaría tanto.

- No creo que sea...

Amelie se cayo cuando Ergy se acerco con una sonrisa, era diferente a las del día anterior, era brillante y amigable, lo que le saco un sonrojo y una tonta sonrisa.

- Insisto, seria una pena que tu belleza no fuese apreciada, prometo que no te cobrare nada, ademas me gustaría que fueras mi acompañante, conociendo a Henley solo dirá que eres su invitada de honor.

- ¿No crees que sea mal visto?

- No te preocupes, andando.

Amelie tenía sus dudas, pero al ver a Ergy tan insistente solo asintió y lo siguió, y no se arrepintió. Se divirtieron demasiado, Amelie logro mostrarle ese lado de "plebeya" lejos de la etiqueta conforme pasaba la tarde, habían pasado por muchas tiendas donde había vestidos, pero ninguno convencía a alguno.

Conforme caminaban, Amelie se detuvo frente a una tienda, a lo que Ergy la volteo a ver, el vestido en el escaparate era de un color crema suave, era ciertamente sencillo pero hermoso, pequeñas gemas de utilera decoraban el escote de corazón, mientras que las mangas largas y holgadas caían suavemente, la falda era sencilla y caía como cascada pero tenia el volumen perfecto para una fiesta de este tipo.

- Hum, pasemos a mirar, se ve que llamo tu atención.

- Debe ser demasiado costoso, mejor vayamos.

- Pasemos pajarito, me sentiré mal si me niegas el honor.

Amelie desvió la mirada algo sonrojada, pero solo asintió, era malditamente convincente, una vez dentro no se arrepintió demasiado, incluso se ajustaba a su presupuesto, pues no era una boutique demasiado reconocida en el reino, la tela era de calidad, pero no una muy costosa.

Ergy espero fuera mientras Amelie probaba el vestido. Cuando salió ella parecía un vil tomate con vestido, Ergy por su parte parecía embelesado, el color de la tela resaltaba su cabello rojo fuego y daba la sensación de que era un ser mitológico. Ergy sonrió y se puso de pie, acercándose a Amelie.

- Seré sincero, es el indicado.

La chica de la boutique era buena disimulando que no escuchaba nada, pero Amelie miraba a Ergy algo consumida por el pánico, pues sonaba a un esposo diciéndole a su amada esposa que el vestido era para un gran día. Ergy pareció entender la situación y solo se carcajeó mientras Amelie entraba corriendo a ponerse sus ropas de nuevo.

Ergy pago el vestido, algo pensativo, no se arrepentía de comprarlo, pero sentía que algo dentro de él se ablandaba, que por una vez en su vida se sentía completo con una mujer a su lado, viendo su sonrisa nerviosa y sus sonrojos.

Salieron de la boutique sin mucho que decir, Amelie seguía siendo un tomate de su cara, mientras Ergy solo sonreía al verla. El vestido seria enviado al palacio para que pudieran seguir su paseo.

Fue mucho más tranquilo después de que la vergüenza se bajo del rostro de Amelie. Podían hablan con calma, ¿de que hablaban? Bueno, Ergy parecía realmente interesado en ella, le preguntaba sobre cómo aprendía magia y un poco de su relación con Henley, a su vez Ergy hablaba de su amistad con Henley.

Mas tarde, el sol ya estaba por ocultarse por completo, iba de camino al palacio cuando una persona los miraba de lejos, al ver a la pelirroja al lado de Ergy, solo frunció el ceño, pero después solo se alejaron sin más.

Ergy la acompaño hasta los pasillos donde estaba su habitación, estaban por despedirse cuando Henley los llamo, erizándole la piel a Amelie. Al voltear, Mckenna venia con la caja donde se había guardado el vestido con un claro semblante de incomodidad.

- ¡Amelie! Sea lo que sea que te haya dicho no confíes en el.

- Cálmate Henley, lo pague porque parecía bastante preocupada por quedar bien con tu hermano y no meterlos en problemas.

- No es eso tu eres una mal...

- Y lo acompañare al baile.

La voz tímida de Amelie sorprendió a los tres, Mckenna casi tenia la boca contra el suelo mientras Henley palidecía. La sonrisa que apareció en los labios de Ergy, ademas de alegría era de victoria. Se acerco y tomo la mano de Amelie, besando de nuevo el dorso de su mano.

- Me alegra que aceptes, entonces te veré en el baile mañana.

Ergy salió casi volando antes de que Henley le reclamara algo. El rubio volteo a ver a Amelie y cuando iba a gritarle noto algo, una sonrisa tonta y tímida en labios de Amelie mirando como Ergy huía. Una culpa aplastante llego a Henley, ahora tenia miedo, miedo e que su amiga ya rival fuera solo entretenimiento barato para Ergy. Sabia lo que pasaba a varias chicas, pero al ver su sonrisa inocente brillar por su amigo, prefirió callar. Aunque tenia sus dudas.

-Oye, lo digo enserio. No tenias que... la reina estaba dispuesta a ayudarte.

- Y lo agradezco, pero es tu cumpleaños Henley, no quiero deberte nada a ti ni a tu familia en esta fecha. Le pagare a Ergy, el vestido es hermoso pero no es demasiado costoso, así que no te agobies si crees que me meteré en problemas.

- No es como que me importe.

- Mentiroso.

Mckenna se carcajeó al igual que Amelie, era obvio que Henley aprecia preocupado, Mckenna estaba igual o peor pero quería confiar en ese hombre de que no lastimaría a la pelirroja.

Al día siguiente, por la tarde, Amelie hablaba con Mckenna, parecía nerviosa mientras el de cabello azul solo la miraba con curiosidad, no entendía bien porque su comportamiento era tan diferente. ¿Que había pasado esos días que dejaron solos a Ergy y Amelie?

- Estas rara. ¿Es por Ergy?

- ¿Se-se nota demasiado ?

-¿Te hizo algo?

- No es eso, es eso lo que, algo dentro de mi se sintió completo cuando hablábamos, su mirada al principio pero daba miedo, pero conforme hablábamos parecía ser compresivo y decía cosas que ...

- Ay no ¿Te enamoraste de él?

Amelie pego un salto y volteo, atrás estaba Henley con una cara de terror y aparente asco, Mckenna se puso de pie y comenzó a regañarlo mientras una apenada Amelie bajaba la mirada y jugaba con sus dedos.

-¿Es algo malo?

Mckenna y Henley detuvieron su pequeña pelea al oír eso, miraron a Amelie, era obvio que estaba enamorada, pero esos signos le dieron terror a Henley, eran sus amigos y con el historial de damas arruinadas que se enamoraban de Ergy, temía que Amelie, su amiga y rival fuese la siguiente.

- Ah, no se si sea buena idea Amelie, después de todo es noble, puede casarse por temas políticos y...

- Me esforzare para ser digna.

- Amelie...

- Ya lo veras Henley, me haré maga de la corte del emperador de Oriente y seré digna de casarme con el... alguien de su nivel

- ¿Al menos te corresponde?

Amelie cayo de golpe a la tierra, pero eso no borro su sonrisa. Ella solo suspiro y llevo sus manos tras su espalda mientras se mecía tiernamente sobre sus talones.

- No lo se, pero lo descubriré hoy mismo, aunque sea una pequeña oportunidad...

Al caer la noche, Henley parecía agobiado, ¿debía decirle a Amelie que su amigo tenia fama de mujeriego? No es como que estuviera en la posición de hablar, la primera vez que hablaron en la academia ella le grito sin pena que era un mujeriego y que se alejara de ella, era su mala fama por tenerlo de amigo. Estaba entre la espada y la pared.

El baile iba a empezar y Amelie estaba en medio de muchos nobles interesados, se acercaban pidiendo su compañía a lo que aceptaba pues rápidamente otros nobles los rodeaban y peguntaban sobre Oriente. La gente empezó a buscar pareja para bailar, Amelie se alejaba discretamente para esperar a Ergy, pero no lo veía por ningún lado, ademas de que la máscara no ayudaba. Estaba por correr con Mckenna y pedirle que le hiciera compañía cuando varios nobles lanzaron su miríada hacia ella y se acercaban a paso lento.

Un joven de cabello vino se plantó frente a ella, era solo un poco mayor que ella, pidiéndole bailar, no quería, deseaba bailar primero con Ergy , pero al no verlo iba aceptar hasta que...

- Una disculpa caballero, pero ella viene conmigo y la primera pieza me corresponde.

Amelie volteo sorprendida, Ergy tenia su flequillo completamente hacia atrás, la mascara era simple y sus vestimentas concordaban con el color. El noble miro con detenimiento a Amelie y solo se disculpó para después retirarse de ahí.

- Ergy...

- Lo siento, estaba algo ocupado y no me di cuenta que se me hacía tarde, ¿Bailamos?

Amelie asintió y con una risita se acercaron para comenzar a bailar. La pelirroja estaba nerviosa, no era una buena bailarina y temía pisar a Ergy. Este solo sonrió y con delicadeza tomo su mano y la sujeto cuidadosamente de la cintura.

- Tranquila, solo déjate llevar y veras que no habrá pisotones.

Ella sintió y el vals comenzó, Henley miraba de lejos como bailaban y estaba sorprendido de como toda la atención cayo en Amelie y Ergy. La gente empezó a murmurar cosas, el como parecían ser dos amantes profundamente enamorados, sus movimientos si bien eran suaves, la forma en que Ergy guiaba a la pelirroja era preciosa.

Movimientos suaves y castos pero que transmitían una sensación de pasión en cada movimiento. Los ojos dorados de Amelie brillaban intensamente, mirando con cariño a los ojos verdes de Ergy. Era simplemente un vals de dos amantes, Henley empezó a sentirse peor, temía por ella.

Poco a poco la conversación sobre los posibles amantes cambio a la belleza que desbordaba la joven, que a pesar de usar un vestido simple, brillaba en todo el salón, incluso los vestidos rojos eran opacados por su cabellera roja, resaltaba perfectamente en el sencillo color crema y las telas que parecían flotar cuando bailaba con Ergy.

Al finalizar el Vals, Ergy y Amelie se sonreían con suavidad, se alejaron de la pista y sin tardar mucho varios nobles se acercaron a pedir una pieza con la joven, pero ella tenia miedo, la razón por la que no piso a Ergy fue porque cumplió al guiarla maravillosamente y así evitar pisotones.

- Dejemos que descanse, necesito hablar con ella a solas un momento.

Mckenna casi se infarta al oír eso, Ergy y Amelie salieron a los jardines cercanos al salón, algunos nobles hablaban o tomaban un respiro de la agitada noche, caminaron y llegaron hasta el lago donde el día anterior Amelie se había perdido mirando al infinito.

- No eres mala bailarina, más bien eres demasiado tímida.

- ¿porque lo dices? Tu me guiaste.

- No lo sentiste pero solo te sostuve y te dije a donde ir, no te indique como bailar.

Amelie sonrió tímidamente, comenzando a jugar con un mechón de su cabello. A lo lejos Mckenna y Henley los miraban de forma discreta.

- Amelie.

- ¿Si?

- Eres... simplemente maravillosa, no creí que Henley tuviera conocidas como tu... o más bien... me dejase acércame a alguien tan maravillosa.

- Duque Ergy esta...- Ergy la tomo dulcemente del mentón, sus ojos verdes brillaban con interés y cariño mandando un escalofrío a la espalda de la pelirroja. La mirada de Ergy fue a dar en sus labios rosados y solo sonrió.

- Amelie... déjame estar a tu lado. Cuando seas una maga de renombre, no dudare en pedir tu mano, esperare pacientemente a que mi familia te considere digna, quiero, deseo... casarme contigo.

Los ojos de Amelie se cristalizaron de la emoción, Ergy se inclinó, con dulzura y de forma casta dejo un tierno beso en sus labios. Amelie tembló y solo atino a tomar la mano libre del duque.

- Tomare eso como un quiero lo mismo.

Amelie se cubrió la cara cuando se separaron, si bien el antifaz escondía sus mejillas rojas, el duque sabia como estaba esa carita. Se quito su gabardina crema de los hombros y la coloco en los hombros de la pelirroja, sin mas que hablar, se tomaron tímidamente de las manos y regresaron a la fiesta.

Mckenna y Henley habían visto eso, y sabían que ya no podían hacer nada, era tarde para advertirle a Amelie, solo quedaba usar a Ergy para que no jugara con su corazón. Henley no quería perder a su amiga y tal vez a su futuro peón.

Al finalizar la fiesta, Amelie estaba en su habitación dando vueltas con la pijama puesta, por alguna razón se sentía en las nubes y feliz. Se recostó y envolvió en las sabanas con una sonrisa, vencería a Henley y seria feliz casándose con Ergy. O al menos eso esperaba.

Por otro lado, Henley estaba en una habitación con Ergy, mirándose fijamente con un aire incomodo. Mckenna solo los miraba, esperando que alguno mediara palabra. El primero en hablar fue Henley.

- Ergy, no se que planeas, pero más te vale...

- Se cuales son tus miedos, pero no te preocupes, no soy un mujeriego.

- Cualquier cosa que le pase a Amelie será tu culpa.

- Confía en mi.

Habían pasado un día después de la fiesta de cumpleaños de Henley, todo parecía ir de perlas entre Ergy y Amelie, incluso la alta sociedad del imperio de Occidente hablaban mucho de la joven pareja de extranjeros y lo enamorados que se veían, Henley sufrió de sermones por parte de su hermano, diciéndole lo tonto que era por no aprovechar la oportunidad y estar con la pequeña Amelie. Ergy se ocupo ese día Amelie estaba recorriendo la capital con una sonrisa cuando un hombre de cabello rojo se acercó a ella con calma.

- ¿Señorita, me permite un momento?

- ¿Hum? - Al verlo a los ojos, Amelie reconoció al instante la hombre, era el noble que le había pedido bailar el día de la fiesta de cumpleaños de Henley. Ella solo sonrió nerviosamente, a lo que el hombre rió suavemente.

- No se preocupe, quiero preguntarle algo, ya que me dijeron que podía encontrar a aquí a alguien que busco.

- Uh, no soy de este reino yo...

- ¿De casualidad, su madre es Lady Monique de Divalía?

La sonrisa brillante de Amelie se apago de golpe y se transformó en una de miedo, el hombre la miro con incomodidad, eso quería decir que era ella. Hizo una reverencia y le pidió que la siguiera.

- ¿como sabe el nombre de mi madre?

- Soy Ludwind Phoenix Schrodinger de Divalía, hijo del duque Victor Schrodinger. Estoy aquí buscando a mi prima...

- Espera, etas diciendo que...

- Tu eres mi prima... el rey de Divalía te busca...

- Pero, ¿Porque ahora?

- Hace poco fuimos al imperio de Oriente a buscarte, pero nadie sabia de ti, solo un hombre, el duque Lietiang, fue demasiado grosero, pero nos dijo como encontrarte y en Winwol dijeron que estabas de visita en Occidente por el cumpleaños del príncipe Henley.

-N-no entiendo nada.

- Amelie... tu eres de la alta sociedad, eres hija de una princesa.

Los ojos de Amelie estaban llenos de sorpresa, casi se va de espaldas con la noticia. Sabia que su padre era de Divalía pero pensó que era una simple plebeya que se enamoro del emperador y fue llevada con mentiras. Parecía que no era así y todo estaba cayendo tan de la nada que se sintió superada.

- Acompáñeme, no se ve bien.

- Cu-cuéntame más-

Ludwind asintió y se fue directo a un restaurante, sosteniendo educadamente a Amelie para que no cayera de la impresión una vez más. La platica fue incomoda, Ludwind le contó como eran las cosas, su madre era la 2da hija del reino, pero hubiera sido la primera en subir al trono, ya que en DIvalía se consideraba que las mujeres de la familia real eran mas aptas, ademas de que la educación de estas era mas rigurosa.

- No entiendo, si el rey es mi tío... ¿Porque me busca?

- Tu madre falleció hace poco, pero cuando nos contó sobre ti, tío hizo todo lo que pudo para traerte, pero nunca te encontró. Ahora que te encontramos, quiere darte la educación que mereces, claro no piensa alejarte de tus metas como maga pero... cree que podrías ser una buena reina para Divalía.

- No tengo la educación suficiente.

- Pero las tendrás... Amelie... se que es difícil oír todo así, pero, creo que es buena idea que vengas a casa, al menos a conocernos y... tomar una decisión.

- Yo... no lo se es demasiado.

- Escucha. No te obligaremos, al menos tío estará feliz de que estes sana y salva y que la familia imperial no te ha abandonado. Pero lo dejaría mas tranquilo si pasas a su cuidado. Partiremos en la madrugada, si quieres venir lo dejo en tus manos, esperaremos enfrente de este restaurante por 10 minutos pasada la media noche.

- Ludwind...

- Me hace feliz ver que eres igual a la familia, una copia idéntica de tu madre... si nos quieres acompañar nos alegrarías a todos, la familia estaría completa pero si no, entenderemos que aun no estas lista.

- Gracias...

Ludwind le sonrió y se puso de pie, pero antes de irse, acerco una pequeña bolsa con monedas. Amelie negó pero el rápidamente la dejo en las piernas de la joven.

- Se que debe ser difícil, pero recíbelas, podrías tener una emergencia. Por cierto... cuídate de ese chico, Ergy, apenas lo conoces.

Amelie rio suavemente, el pelirrojo hizo una reverencia y se retiro. La joven quedo ida, se puso de pie y salió del restaurante donde habían bebido algo de té. Camino hacia el palacio con un poco de incomodidad. Pero en el trayecto había oído el nombre de Ergy en boca de todos, estaba preocupada ¿le habría pasado algo?

Paso por los pasillos y cuando se dirigía a su habitación para pensar en su decisión escuchó los gritos de un molesto Henley. Se detuvo y prestó atención, pedia apenas distinguir lo que decía hasta que menciono a Ergy ¿Se estaban peleando? Decidió acercarse por si tenía que intervenir y evitar una riña mayor.

- ¡¿No podías calmar a tus antiguas novias?!

- Yo no hice nada, es más ni siquiera era algo que afecte a Amelie.

- ¡Te acaban de confrontar por ser un mujeriego, aun no terminaban con una cuando ya estabas cortejando a Amelie! ¡Además dijo que la usaste para tus planes estúpidos y la arruinaste! ¿Planeas jugar con Amelie?

La carcajada de Ergy sonó malévola y el corazón de Amelie se rompió con las declaraciones de Henley, ¿Era un mujeriego? ¿Usaba a las mujeres? Estaba temblando al oír eso.

- Eso no te incumbe Henley ¿Crees que la amo? O ¿Crees que jugare con ella? Te responderé según lo que contestes.

- ¡Te dije que no la lastimaras, si se entera de esto acabará destrozada!

- Entonces dire lo que quieres escuchar, si, jugare con ella ¿Contento?

Amelie comenzó a llorar, aguanto el sollozo y corrió a su habitación sin ser notada, pero cierta mujer la miro correr, pero no entendía que pasaba. Amelie se encerró en la habitación, con la respiración agitada mientras abrazaba la bolsa de monedas que le había dado Ludwind. Se recargo en la puerta de madera y su corazón empezó a doler.

Los sollozos eran mas evidentes, cerro los ojos y se derrumbo contra la puerta, se sentó en el suelo, abrazo sus piernas y lloro con dolor. '¿Iba a jugar con ella? ¿Quería verla a enamorarse y después romperle el corazón de esta manera? No entendía, pero si eran ciertos esos rumores, era mejor evitar la desgracia de una vez.

- Ergy... Ergy... ¿porque son iguales? ¿Esto es por padre emperador?

La noche cayo, el palacio estaba silencioso. Amelie había tomado pluma y papel y dejado 3 cartas, una para Henley, pidiéndole una disculpa por huir del palacio sin despedirse; Otra para Mckenna diciéndole que lamentaba no haber convivido mas con el y desconocía si se volverían a ver y pidiéndole entregar una caja y carta a Ergy; la ultima era para Ergy, diciéndole que lo suyo era un error, había dejado el vestido en la caja y una bolsa de tela con la cantidad de dinero que costaba el vestido.


Cuando la medianoche dio, Amelie solo tomo sus cosas y miro la habitación con melancolía. Era infantil irse así, pero, era lo mejor, no se metería en la amistad de Henley y Ergy y tampoco pensaba verlos de nuevo, si los rumores de Ergy eran ciertos, era mejor desaparecer de él, todos pensaban y sabían que era una simple plebeya, si desaparecía como la sobrina del rey de Divalía nadie pensaría que eran la misma chica. Cerró los ojos y se fue en silencio.

Al amanecer, Mckenna toco a la puerta de la habitación de Amelie, partirían ya para la academia de magia, pero no hubo respuesta. Se quedo callado y toco de nuevo esperando que estuviera dormida, pero nada. Miro hacia un guardia qué pasaba y pregunto por ella, este solo se encogió de hombros diciendo que no la vieron salir en toda la mañana.

Una espina de incomodidad y temor llego a Mckenna. Sin mucho que pensar y con una sensación de miedo abrió la puerta, quedo helado al ver la habitación impecable, sin las cosas de Amelie y una caja en medio e la cama.

Henley estaba preparando todo para irse cuando Mckenna llego a tropezones y le entrego la carta. Los ojos de Henley transmitían confusión, abrió la carta y la ira lo consumió, ese estúpido, no sabia si alguna mujer cegada por los celos enfrento a una tímida Amelie o si los rumores llegaron a ella mientras caminaba por la capital.

Ergy llego en la tarde, tenia un claro rostro de molestia porque Henley lo había mandado llamar, pero al entrar a su despacho, el ambiente y su rostro cambiaron al encontrar la caja del vestido que había comprado para Amelie sobre la mesa. Hubo silencio y cuando Ergy se disponía a hablar Mckenna se adelanto y le extendió una carta.

-¿Que es esto?

-Averígualo tu...- Miro con molestia a Mckenna, le quito la carta y la abrió, la letra era hermosa, cuidadosa y limpia, supo de inmediato de quien era... pero ¿porque una carta?

" Ergy, lamento que esto sea así, pero no creo que esto sea real, los rumores qué hay alrededor de ti me aterran, te ame de forma sincera, pero esto no puede ser, el tiempo dirá si debemos reencontrarnos, pero, no creo que sea así, te dejo el dinero del vestido y el mismo. Puedes hacer lo que quieras con él. Hasta nunca."

El corazón de Ergy pareció detenerse y romperse en pedazos, levantó rápidamente la mirada y noto como los ojos violetas de Henley se enturbiaban de la rabia. Pero no era solo él, incluso Mckenna no aguanto y lo miraba con odio. Ergy se mordió la lengua y los miro de la misma manera.

- ¿Que estupidez le dijiste Henley?

- ¿¡Yo?! Mas bien que estupidez hiciste, alguna de tus tontas amantes debió confrontarla ¡AMELIE SE LARGO DEL IMPERIO DE ORIENTE POR TU CULPA! NO SE DONDE ESTÁ.

Ergy se sintió superado por primera vez, ¿Amelie había desaparecido? Sus ojos miel rebosantes de cariño y sinceridad habían huido por sus estúpidos planes pasados, podía decirse que... el karma era un gran hijo de perra cuando se lo proponía.

Miro la caja del vestido con amargura y el corazón herido. Se había sentido completo por primera vez y ahora, por errores y rumores del pasado la había perdido, probablemente para siempre.

"Amelie... no se que oíste pero... lo siento, de verdad, te quiero a mi lado."

Amelie estaba de camino a Divalía cuando su corazón sintió un pinchazo, Ludwind estaba feliz de que su prima fuera a casa, pero no entendía que la había motivado al final. Podía sentir su melancolía y se limito a sentarse a su lado y esperar que le contara algo.

- ¿Saben de magia?

- ¿Porque la pregunta?

- No quiero regresar a Winwol...

- Tenemos dos magos excelentes, te enseñaran bien... ¿Quieres contarme qué pasó?

- Tal vez... cuando lleguemos a casa.

- Es algo de amor ¿verdad?

Amelie sollozo para después asentir con timidez. Ludwind sonrió con tristeza y la abrazo suavemente dejando que la pequeña pelirroja llorara en su pecho. No sabia que había pasado y no se arriesgaría a preguntar, solo la apoyaría.

- Tranquila, llora lo que necesites, de ahora en adelante nadie va a lastimarte.

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Unos golpecitos en la madera de la puerta despertaron a Amelie, quien se levanto casi de un salto de la mesa, miro el tintero y luego analizo la habitación, recordó que estaba en Oriente, respiro aliviada y uno de sus subordinados entro.

- ¿Esta bien princesa?

- ¿Por qué preguntas?

- Tiene... lagrimas en los ojos.

- Ah, fue un sueño, no te alarmes..- Amelie se limpio las lágrimas de los ojos, mientras, cierto hombre de ojos verdes miraba con recelo una carta maltratada de hace unos años, mientras una silenciosa lágrima caía por su ojo derecho.

- Pajarito... el destino nos vuelve a poner de frente... vuelve a mí.





Una disculpa por la tardanza, un pana me obligo a jugar LOL y no pude subirlo en tiempo y forma, en compensación es más largo que el resto de caps espero lo hayan disfrutado.

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