𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 12 - 𝕻𝖑𝖆𝖓 𝖋𝖗𝖚𝖘𝖙𝖗𝖆𝖉𝖔, 𝕭𝖆𝖎𝖑𝖊... ¿𝖋𝖊𝖑𝖎𝖟?

Navier habia elegido un diseño de la invitada de Amelie junto a sus damas de compañía, se sentía sorprendida, era una prodigio, eran diseños refrescantes en la moda, además de que sabia explicar muy bien el proceso que pensaba realizar en cada uno y el cómo haría que fueran más cómodos.

            Una que el vestido fue elegido, Shiro no tardo nada en hacer una reverencia y retirarse, tendría que elegir cuidadosamente las telas más exquisitas para que la emperatriz luciera lo suficientemente acorde a la ocasión o que al menos fuera un vestido memorable.

            Amelie por otro lado se quedó un rato en la habitación de Navier, tomando té mientras platicaban un poco de lo que esperaban en la fiesta del imperio. Amelie por dentro estaba nerviosa, Navier le habia solicitado hacer un espectáculo para abrir el evento, lo haría con gusto, ya que ayudaría a su reputación en Divalía y probablemente le abriría un gran hueco en la alta sociedad del imperio oriental.

            Cuando la plática disminuyo, Amelie se puso de pie y se dirigió a su habitación, no sin antes agradecerle a Navier por la oportunidad de presentarse como una artista en el imperio, y no solamente una gobernante más. En la habitación miraba con nostalgia al horizonte, sintiendo que todo iba a empeorar el día del baile público, que probablemente Sovieshu pudiera ofenderse por la presencia de la emperatriz vestida con el color del imperio vecino y rival.

            —¿No se está comiendo demasiado la cabeza con eso? — Dijo Lirius, despertándola de su transe mientras lo volteaba a ver.

            —Un poco, pero el solo pensar que Sovieshu puede ofenderse me incomoda, ya metí a Navier en una situación incómoda una vez, y no quiero repetirlo.

            —Dudo que ocurra, teniendo en cuenta que es un baile de máscaras, se debe de vestir acorde a la situación y no es que el color oficial sea totalmente necesario.

            —Eso espero, bueno, ¿ya sabes que tocaras para mí en el baile?

            —Zuri insistió que sería interesante un baile en parejas, asi podría iniciar el baile de forma más agradable.

            —No querrá que baile con Ergy... ¿o sí? — El rostro de la pelirroja se mostró horrorizado ante uno de sus confidentes.

            Lirius solo rio suavemente y negó, acariciando dulcemente la cabeza de su princesa, logrando así que la calma regresará ella.

            —Ese hombre sería capaz de arruinarlo, asi que no es buena idea correr riesgos, probablemente Edén lo haga, asi podemos tener un mejor control de quien se acerca a usted.

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            Los días antes del baile pasaron de forma agónica para la pequeña pelirroja, las prácticas fueron más intensas por petición de ella, quería darle un espectáculo digno a la emperatriz y tal vez colarse al nivel de la fama de la duquesa de Tuania por si se requerían de tácticas más sucias para evitar problemas con la amante de su hermano.

            Era obvio que, si se colocaba como una persona reconocida, corría peligro de ganar enemigos, pero siendo una princesa heredera y una "amiga" de ambos emperadores, las probabilidades eran bajas.

            La noche cayo, una noche antes del tan aclamado baile público, Navier estaba leyendo antes de dormir cuando a su habitación llego Shiro, tenía una sonrisa suave y de forma cortes hablo con ella, explicándole a la emperatriz como estaba diseñado el vestido, para mantener hasta cierto punto su plan de "vestido sorpresa" no lo llevo, este seguía siendo un vestido de dudosa existencia y con la misma aura misteriosa que tenía su diseñadora.

            En otro lado del palacio, en ese mismo momento, Sovieshu escucho un suave violín tocar en el salón de la Rosa, asi que decidió ir a ver, tal músico debía estar en el baile público, apenas asomo la cabeza, encontró a Amelie bailando con uno de sus subordinados de manera agraciada y suave, la música provenía del violín de Lirius quien solo se perdía tocando. Cuando la música terminó, Sovieshu aplaudió suavemente, la mirada de la pelirroja cayo en él, levanto una ceja con confusión.

            —¿Qué haces tan tarde bailando?

            —Practicaba, después de todo tengo una educación que seguir por ser una princesa heredera.

            —¿No deberías concentrarte más en los temas de papeleo? No serás una artista, Amelie.

            —Había olvidado que mi tonto hermano, no sabe cómo funcionan las cosas en Divalía, la capital de las artes. No todo es papeles ahí, requiero cierta formación en las artes. Así que antes de dar tu opinión, investiga.

            Sovieshu frunció el ceño con molestia y se plantó frente a Amelie, era intimidante, la joven era de estatura demasiado pequeña comparada con su hermano, incluso comparada con la concubina esclava, Amelie era mucho más pequeña. Pero ante la situación, no se doblegó, aunque por dentro ya estaba temblando.

            Edén se iba a posicionar a forma de resguardo tras su princesa, cuando esta levanto su mano un poco y los miro por el rabillo del ojo, los tres hermanos fruncieron el ceño, pero en un incómodo silencio se retiraron sin decir nada.

            — Habla...

            —Has estado demasiado a la defensiva, hermanita.

            —Ya no me digas asi

            —¿Estas molesta porque tengo una amante? ¿Porque quiero un heredero?

            — No me molesta eso Sovieshu, no odiaría a las amantes de no saber el trasfondo qué hay, esa mujer está por encima de Navier a tus ojos.

            —No digas....

            —¿Lo niegas? Esa mujer llora y lo primero qué haces es culpar a Navier, ¿Sabes que es un delito lo que estás haciendo? ¡Es una esclava!

            — ¿Cómo puedes ser tan cruel con alguien que no tiene los beneficios que tu tuviste?

            —No seas ridículo, no la odio por ser una esclava, la odio porque estas rompiendo leyes que ni padre emperador rompió además esas humillando a Navier como padre solía humillar a madre emperatriz. ¡Abre los ojos!

            —No me compares Amelie.

            —Es verdad... padre no se rebajaría a proteger a una esclava mentirosa sobre la emperatriz.

            Sovieshu miro sorprendido como Amelie bajaba la mirada y prácticamente escupía con rabia sus palabras. Cuando se disponía a tomar su mano, Amelie la alejo y salió corriendo del salón, su noche se habia visto arruinada por los comentarios de su hermano... una vez más.

            Por un momento Sovieshu empezó a recapitular lo que pasaba, era hasta cierto punto, una realidad que no quería admitir, pero estaba un poco cegado por la fresca inocencia de Rashta. Negó, sabía que Rashta era incapaz de mentirle de esa manera, Navier debía ser la cruel, después de todo, Rashta era el amor de sus ojos ahora, y Navier debía, claramente, estar celosa de esa mujer albina. Sovieshu suspiro y se retiró, empezaba a creer que era mejor dejar de lado el tema de presentarle a Rashta.

            —————————

            El día del baile publico había llegado, Sovieshu miraba con atención como la gente del palacio terminaba los últimos detalles, habían colocado un escenario circular para algún interesado en bailar a la vista de cualquiera, también había oído que Navier le habia solicitado a Amelie un baile, cosa que lo molesto un poco, después de todo, era su hermana y una princesa heredera, pero ante la emoción de la pelirroja prefirió callarse.

            Amelie caminaba por el recién decorado salón de las rosas, analizo el pequeño escenario que se habia colocado para su espectáculo; los nervios empezaron a subir por su cabeza, la imagen de un fallo haciéndola hundirse en la alta sociedad del imperio y de su nación.

            Sacó los pensamientos de su cabeza, sabía que el error era lo menos que podía pasar, habia otros chismes corriendo por todo el imperio, su error en un baile seria menos escandaloso que un chisme en medio el baile público.

            Navier estaba en su habitación, Shiro habia ido temprano con el vestido para empezar a preparar a la emperatriz, las horas que faltaban eran pocas, y Navier tenía que dar la entrada a Amelie para empezar el evento.

            La pelirroja ya estaba alistándose con ayuda de Zuri, habia practicado una última vez con Edén, la calma se acrecentó cuando escuchó que Ergy se habia ido a Rimwell para un encargo, algo le decía que estaba relacionado con aquella mujer albina.

            Navier ya estaba lista, Shiro sin tardar más se retiró para poder arreglarse un poco, Navier no alcanzo a agradecerle a la mujer albina por su apoyo, pero era obvio que tenía que darle las gracias más pronto que tarde.

            La gente empezaba a entrar al enorme palacio mientras cierta pelirroja los miraba desde lo lejos en un jardín, jugaba con sus dedos mientras pensaba en lo que tenía que hacer, cuando entrara tenía que quedarse cerca, ya que Navier seria la que diera el aviso del espectáculo que habia preparado.

            ―Está muy ansiosa, princesa.

            ―Si, no solo por el espectáculo, me preocupa que me halla equivocado con lo del vestido y la emperatriz se sintiera engañada por mi culpa.

            ―Dudo que sea asi, de todas formas, evitamos un posible malentendido.

            Amelie asintió suavemente, miro sus pies un momento antes de respirar con pesades, Edén se acomodó a su costado y con cuidado tomó su mano, la menor solo sonrió y entrelazo sus dedos con suavidad apretando gustosa su mano.

            ―Siempre has sabido como hacerme sentir mejor, Edén, gracias.

            ―No agradezca majestad, me gusta verla feliz y sin preocupaciones. Vamos preparándonos para entrar, la emperatriz no debe de tardar.

            Ambos comenzaron a caminar hacia el interior del castillo para llegar al salón, apenas entraron, sus dedos se soltaron y el agarre en la mano de Amelie fue más suave, para evitar mal interpretaciones entre su caballero- Las miradas cayeron rápidamente en la joven de vestido negro un poco por arriba de los tobillos y una melena roja cayendo elegantemente. Nadie entendió bien el porqué de su vestimenta, pero los murmullos, más que repartir chismes de su posible mal gusto para elegir un vestido, cayeron en "la probabilidad" de que fuera algún artista.

            Rashta estaba platicando amigablemente con algunos plebeyos hasta que escucho los murmullos, volteo con curiosidad, encontrándose a la pelirroja, un escalofrió recorrido su espalda, con ese vestido, sintió que estaba frente a alguien capaz de humillarla de forma cruel frente a todos. Esa mujer, habia perdido toda inocencia y amabilidad, a los ojos de Rashta, al ver esa frialdad en sus ojos y como el vestido negro parecía darle una advertencia silenciosa a Rashta.

            La pelirroja no tardo en notar a Rashta, pero en vez de mantener su mirada en ella, camino a un costado de las escaleras, para mantenerse atenta a la entrada de Navier. Zuri entro poco después junto a Shiro y el resto de los acompañantes de la pelirroja. Zuri miro por todo el lugar y se encontró con la duquesa de Tuania, con mucha calma se acercó a ella, la saludo y comenzaron a hablar, pero por el rabillo del ojo, noto a cierto hombre, mirando a la pelirroja.

            ―Ah, duque Ergy, ¿no estaba en Rimwell?

            ―Regrese justo a tiempo para el Baile, ¿no es asombroso?

            ―seré sincera, no esperaba verlo aquí.

            ―Parece que no le agrado.

            ―Oh, claro que no, me es indiferente... pero a la princesa Amelie, se nota que no le agrada del todo.

            La mirada de Ergy se endureció un poco, pero solo sonrió a las palabras de Zuri, aunque no quisiera admitirlo, la de cabello azul tenía la razón. Por alguna razón Amelie termino odiándolo, razón que hoy en día seguía sin entender, cometió un error muy grande, en enamorarse de ella y no contarle los muchos rumores que encontraría, tal vez sí, hubiera sido sincero, estaría a su lado y posiblemente comprometidos.

            ―Duque Ergy... ¡Duque Ergy! ¿Está bien? ― La duquesa de Tuania y Zuri miraban al ido Ergy, que solo sacudió sutilmente la cabeza cuando ambas mujeres lo llamaron con tanta preocupación.

            ―Una disculpa, me quede pensando. Agradezco su preocupación, pero tengo que retirarme un momento.

            Ambas mujeres se miraron entre sí, sin entender el extraño comportamiento de Ergy. Zuri se volvió para buscarlo y lo miro salir del salón hacia los jardines del palacio. Se acaricio el mentón suavemente, se alejó con discreción de una distraída duquesa y se dirigio con Ergy, algo de toda esa película del odio de Amelie al duque, no le terminaba de cuadrar del todo.

            Habían pasado 10 minutos, el baile ya estaba por empezar y los nervios volvían a subir como enredaderas a la mente de Amelie, las enormes puertas se abrieron dejando pasar asi a la emperatriz. Amelie cerro los ojos mientras Shiro miraba con una sonrisa el trabajo que habia realizado.

            El público en el salón quedo sorprendido y sin palabras, una hermosa Navier bajaba por las escaleras, con las manos frente al vestido de un bello color azul, la máscara que portaba tenía un bello color blanco, con una gran pluma de color azul con tonos violáceos muy sutiles. En su mano derecha llevaba el anillo que Amelie le habia obsequiado.

            Rashta se volvió, creyendo que su plan habia resultado, estaba lista para empezar a llorar cuando se encontró con la emperatriz vestida de azul ¿Verdi le habia mentido? Se mordió los labios suavemente, mientras la Emperatriz caminaba con mucha calma hacia su asiento frente a la multitud atónita. Sintió demasiada paz, al ver que Rashta llevaba un vestido similar al suyo, eso quería decir que Amelie se habia adelantado lo suficiente y habia evitado que su imagen se destruyera en segundos.

            "La emperatriz se ve hermosa"

            "¿Por qué no usara un vestido rojo? Siempre se ve deslumbrante con vestidos rojos"

            "Probablemente quería usar algo nuevo, le sienta mejor el color azul"

            Los comentarios halagadores le sacaron una sonrisa a Amelie, miro hacia donde se encontraba Rashta, su mirada era oscura y apretaba suavemente sus manos entre el vestido. Solo unos segundos después entro Sovieshu, la gente habia recobrado el habla. Mientras Amelie esperaba a que Navier le dijera que podía empezar su espectáculo, noto que el Duque Lieltiang venia junto a Sovieshu, por un momento su corazón se detuvo cuando paso a su lado, acompañando a Sovieshu a su trono. Agradecía que no la reconociera, pero recordó lo que le conto Ludwind hacia tanto tiempo.

            "Un hombre muy grosero nos dijo que te encontraríamos en la Escuela de Magia de Winwol..."

            "Este hombre no me agrada..."

            Navier y Sovieshu hablaron unos segundos, Navier miro a dirección de Amelie y con un leve asentimiento de cabeza le dio a entender que se preparara. Edén se habia ido a dar una vuelta antes de empezar, y si tardaba más retrasarían todo. Amelie iba a enviar a Lirius por él, pero en ese momento se acercó a la joven dando 3 largas zancadas.

            ―Una disculpa princesa, me distraje... pero parece que tenemos un invitado indeseado.

            ― ¿De qué hablas?

            ―Solo apresurémonos. — Amelie iba a replicar cuando Navier se puso de pie junto a Sovieshu, la mirada del emperador ahora también era oscura, parecía molesto.

            ―Me place recibirlos el día de hoy en este hermoso Baile público, antes de empezar, me gustaría que observaran el espectáculo que la Princesa Amelie de Divalía estuvo dispuesta a ofrecernos. Disfrútenlo y disfruten el baile también.

            Todos aplaudieron y voltearon a ver a la joven pelirroja que hacia una leve reverencia ante los aplausos. Edén tomo su mano y elegantemente caminaron hacia el pequeño escenario que les habían colocado. Lirius se colocó junto a los músicos, que con anticipación habían ensayado con el gracias a Navier. Todos miraban expectantes, como la pequeña pelirroja se colocaba frente a su acompañante. La música comenzó y el baile también, todos miraban embelesados la suavidad que desprendía en sus movimientos, era bello y podrían arriesgarse a decir que incluso era perfecto. Ver a la pelirroja bailar, y ser cargada por su acompañante, haciendo parecer que flotaba, era simplemente mágico aunado a la suave música.

            Rashta, miraba todo desde la multitud, tenía un sabor amargo en la boca al ver a esa mujer "tan perfecta" lo podía deducir, después de todo era la mejor amiga de la emperatriz ¿No debía tener la emperatriz altos estándares con la gente que se rodea?

            Mientras se cruzaba de brazos y miraba como la mujer se roba la atención, miro hacia una parte más reservada del salón, ahí estaba el Duque de Tuania mirando el espectáculo mientras bebía un poco, sonrió suavemente. y lentamente se fue acercando.

            Cuando Edén levantaba de la cintura a Amelie, la pelirroja disfruto un poco de la atención brindada a su espectáculo, pero mientras terminaban, a la distancia miro a un hombre, solitario en las lejanas escaleras. Tenía una copa con vino en su mano, cuando la atención de caballero se dirigio a la pelirroja, este levanto la copa y le sonrió, tenía el cabello de un color castaño oscuro y sus ojos eran de un verde intenso tras la máscara que llevaba.

            Una vez que la presentación de la princesa termino, la música lleno el salón y todos se dirigieron a bailar. Amelie decidió acercarse a donde debería estar el hombre, y ahí estaba. Por alguna razón se sintió incomoda y algo intimidada; además de que le recordaba a cierto hombre del que huyo alguna vez.

            ― Ah, princesa Amelie, la danza que realizo fue exquisita ¿tantos talentos ocultos tiene?

            ― ¿Disculpe? ― Amelie se detuvo a su lado, mirándolo unos segundos. El más alto se inclinó un poco hacia ella, la sonrisa socarrona en sus labios la hizo temblar.

            ―No dejas de ser hermosa. ― El hombre susurro, inclinándose un poco más.

            Amelie estaba lista para correr, pero apenas dio un paso atrás, choco con alguien, al levantar la mirada se encontró con el Gran Duque Kaufman tras ella. La mirada fría del moreno llamo la atención del caballero que estaba empezando a ser un imbécil.

            ― Gran Duque...

            ―Lamento haberla hecho esperar, ¿le gustaría bailar?

            Un pequeño deja vu apareció en su cabeza, pero esta vez asintió rápidamente, tomo la mano que el moreno le ofrecía y caminaron al centro del salón a bailar. Apenas se alejaron, el hombre aterrador se fue y Amelie pudo respirar con calma.

            ― ¿Está bien?

            ―Si, muchas gracias du...

            ―Dime Kaufman.

            ―Gracias, Kaufman.

            ―A todo esto ¿Por qué te acercaste a él sin tu escolta?

            ―Edén se detuvo a platicar con Zuri asi que aproveche.

            ―Debes tener más cuidado.

            Mientras bailaban un poco, la pelirroja noto donde estaba Rashta y con quien hablaba, después de todo, parecía que Zuri tenía razón, pero aún no sabían que planeaba esa mujer, asi que estaban algo por detrás de sus tontos planes.

            ― Por cierto, princesa... quiero pedirle algo, como amigo.

            ― ¿Qué sucede?

            La fiesta llego a su fin, Amelie miraba como poco a poco el gran salón se vaciaba, Shiro estaba acercándose a ella con una suave sonrisa mientras Zuri seguía hablando con la Duquesa de Tuania. Eden y sus dos hermanos hablaban, no muy lejos de ambas.

            ―Me sorprende que esa mujer no se acercara a ti...

            ― Parecía estar más ocupada con sus jugarretas sucias y tramposas, por otro lado, escuche que te lograste mezclar bien con la alta sociedad rápidamente.

            ―No es como que sea algo difícil, tú también ya estás en boca de todos, hasta de los plebeyos.

            ― ¿Qué escuchaste?

            ―" La princesa es buena bailarina" "oí que estudio magia, tal vez sea de las mejores"

            ―Espera, nadie sabe que estudie en la academia como una Phoenix. ― Amelie volteo asustada, pero Shiro rio suavemente.

            ―Eso fue obra de Henley, probablemente un truco para que seas mejor vista aquí.

            ―O tal vez del duque, pero dudo que haya sido el...

            Rashta corrió hacia Sovieshu, cruzaron palabras por unos segundos, antes de que la mirada de la joven albina cayera en la invitada de la princesa de Divalía. Una sonrisa suave salio de ella, cuando Sovieshu acabo su platica y decidía hablar de algo del Estado con Navier, Rashta corrió con Shiro.

            ― ¡Vaya! Rashta no creyó que encontraría a otra chica con el cabello blanco ¡podríamos ser hermanas!

            "Ay no..."

            Shiro volteo, intimido un poco a la concubina por su gran estatura, pero apenas la invitada se percató que hablaba de "ella" su mirada se afilo, su seño se frunció agresivamente mientras llevaba una de sus manos a su cadera.

            ― ¿Disculpa?

            ―Rashta cree que podrimos ser amigas, tal vez decirnos hermanas ya que...

            ― ¡Rashta! ― Sovieshu grito al ver como Lirius se colocaba en medio de ambas mujeres, sostenía con dulzura la mano de Shiro mientras miraba con ira a la concubina del emperador.

            ― ¿Qué sucede aquí? ― Los guardias del emperador no tardaron en rodear a la invitada y a Lirius, quienes solo miraban con cierto asco a la concubina.

            ―Debería cuidar a su amante, emperador. La forma en la que se dirige a mi es como una declaración de guerra...

            ― ¡¿Con que derecho le responde asi al emperador?!― Grito el capitán de la guardia, mientras la mirada de Sovieshu se volvía pesada y parecía querer golpear a Shiro.

            ―Creo que no me presente con la cortesía debida, pero ante esta falta de respeto... supongo que debo mostrar mi posición...

            ―Shiro Kurosawa, princesa heredera del imperio de Reimachi. ― Comento Lirius soltando la mano de la albina, mano que acomodo su cabello tras su oreja.

            La cara de Rashta y Sovieshu palideció, Henley a lo lejos quedo igual o más sorprendido, Reimachi era un imperio alejado, una nación que hace años compartió historia con Divalía. Aunque era conocido, era demasiado hermético, comercia con Divalía todo lo que era posible, era por sí solo lo suficientemente autosuficiente como para no depender del resto de imperios. Aunque algunos de los mayores diseñadores de modas de Divalía venían de Reimachi.

            ―Yo no...

            ―No quiero ocupar mi estatus, pero debido a esto... ¿Puedo considerarlo una declaración de guerra?

            Rashta estaba asustada ante la mujer que estaba frente a ella, una noble con igual o mayor poder que Amelie y que ahora también era su enemiga ¿es que acaso la emperatriz Navier ya tenía a todos a sus pies? Por otro lado, Sovieshu miro a sus caballeros, quienes rápidamente bajaron sus armas y se retiraron.

            ―Eso fue grosero, emperador. ― Dijo Navier mientras se acercaba y le sonreía a Shiro. ―No esperaba que usted fuese una princesa, lamento este... mal entendido.

            ―Me apena que sea usted la que diga esas palabras... emperatriz― Shiro enfatizo lo último, palabras que se clavaron como cuchillas en la cabeza de Sovieshu y Rashta.

            ―Sera mejor retirarnos. ― Dijo Amelie tomando suavemente la mano de Shiro, actuaba como una niña ante su amiga. La mayor sonrió y asintió para la pelirroja, Acacio su cabeza suavemente y ambas se retiraron junto a los 3 guardias de Amelie.

            ― ¿No podías habérmelo dicho?

            ― ¿No escucho lo que comente, emperador? ― Navier frunció el ceño ante el pésimo ánimo de Sovieshu, cuando este volteo para reclamarle, Navier se quitó el antifaz y lo lanzo al suelo. Retirándose con sus damas de compañía. ― Si vas a continuar reclamando algo que no conocía, me retiro.

            Rashta se retiró en silencio junto al emperador, pensando en lo mucho que la emperatriz la superaba, no tenía ningún escudo para evitar ser intimidada, es más, parecía que conforme Navier ganaba más aliados, estos buscaban más gente que estuviera de su lado, empezaba a cansarse.

            Por otro lado, Zuri caminaba por los pasillos hasta que se encontró con aquel hombre que habia asustado a Amelie. Miro a Zuri con cierta molestia y se acercó rápidamente.

            ―Oh no... ¿de verdad la uso, Duque Ergy?

            ―Dijiste que duraba 3 horas y esto apenas la vi empezó a desvanecerse, Kaufman
me hizo un favor en llevársela.

            ―Creí que no la usarías, varias veces me dijiste que la enamorarías denuevo sin mis trucos.

            ―Solo quería acercarme y hablar con ella sin que se sintiera intimidada por ser Ergy.

            ―Si, pero ser alguien totalmente diferente y acercarte como un gato a un pajarito indefenso no es muy inteligente.

            Ergy gruño, pues la mujer tenía razón, se habia dejado llevar al ver a Amelie sola y con ese aire de inocencia del pasado que tanto lo enloqueció. Poco a poco el 2do efecto de la opción de cambio de apariencia que le dio Zuri desapareció.

            ―Parece ser que no sirve de nada ayudarte, eres un idiota frente a ella.

            ---------

            Amelie ya estaba en su habitación con el pijama puesto, cepillaba su cabello mientras tarareaba suavemente, pensando en toda la locura que habia pasado apenas termino el baile. ¿Tan desesperada estaba Rashta por hacerse amiga de alguna noble? Por un momento, pensó en que estaba juzgándola mal, su corazón se ablando cuando recordó como su madre y madre emperatriz se habían unido contra la fosa de amantes de su difunto padre.

—    ¿En que piensa?

—    ¿Crees que debería darle una oportunidad?

—    ¿A quien, princesa?

—    A la esclava.

Lirius titubeo cuando servía el té de la princesa, Ethan y Edén voltearon rápidamente ante la pregunta de la pelirroja.

—¿Por qué pregunta?

—recordé un poco como fue la relación de la antigua emperatriz y mi madre... ambas tenían algo en común, una herida en el corazón causada por amantes...

—Bueno, usted y la... esclava, no tienen muchas similitudes, no veo por qué debería ser amigable.

—Tal vez... solo tiene miedo de Navier... no lo sé, le daré una oportunidad, aunque no planeo aceptar a una amante asi de la nada... espero Navier no me malinterprete.

—Espero sepas que estas haciendo

Amelie pego un salto de su asiento, Zuri y Shiro entraron a la habitación, había oído lo necesario. Shiro simplemente la miraba con curiosidad.

—Solo quiero saber si es asi de calculadora y cruel, si es asi, no me sirve ser amable.

—Se inteligente.


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