PRÓLOGO.
Sovieshu lo recordaba vagamente, una niña menor que el, tomando su mano tímidamente mientras se dirigían a ver a la joven Navier. ¿Quien era ella?
Navier estaba ocupada terminando un papeleo pendiente, había oído que Sovieshu se había dirigido a cazar, pues hacia un tiempo que deseaba regresar a las andadas. Mientras pensaba en sus documentos, recordó un poco de su infancia de una manera un tanto extraña e incomoda.
Cuando la hora de la comida se acercaba, escucho que Sovieshu había traído a una mujer que había caído en una de sus trampas y se murmuraba que era una esclava fugitiva. Fue ahí donde las ideas de Navier y los recuerdos de unas horas atrás la abrumaron un poco.
Recordó los rumores de cuando era pequeña, de que el emperador Ossis III había traído a una nueva concubina de un lejano país, una mujer que le dio una princesa cuando Sovieshu tenia aproximadamente 7 años. ¿Porque de la nada recordó todos esos rumores?
Sovieshu entro para cenar y conforme comían sin digiriese la palabra, a Navier se le corrió preguntar sobre la mujer que había traído su esposo y el emperador. La mirada de Sovieshu dijo todo así que omitió seguir el tema. Navier sentía que algo andaba mal, pero no sabia que era.
La cena concluyo y Sovieshu se retiro primero, Navier por su parte regreso a su trabajo y fue cuando todo cayo como una bomba en su cabeza, recordó porque esos recuerdos de su infancia llegaron de la nada. Sovieshu tenía una media hermana, una media hermana que no fue dada a conocer públicamente puesto que al no ser una competencia directa para el trono de Sovieshu no se le prestó atención, era una hermosa niña, una copia exacta de la concubina que la había tenido, concubina que tenia una belleza incomparable.
Recordó que esa concubina desapareció cuando su hija tenia 8 años, desde ahí nunca supo mas de ella, pero también recordó que compartió momentos con ella cuando eran jóvenes. Pero el nombre de ella, desapareció de sus recuerdos.
-Tal vez deba preguntarle a Sovieshu... o quizás ... deba investigar en otro lado.
Al día siguiente, Navier estaba dando un paseo por los jardines del palacio para despejarse un poco por esos incomodos recuerdos de la noche anterior. Se dirigiría en un momento a ver los preparativos para la fiesta de Año Nuevo, y fue cuando decidió preguntarle a alguno de ellos si recordaba a esa mujer, pero recordaba que su nacimiento y nombre fueron un tema tabú, sin embargo, el emperador en turno nunca impidió que Sovieshu viera a su media hermana.
Seguía comiéndose la cabeza por un recuerdo sin sentido, pero logro aplazarlo por los preparativos de Año Nuevo.
Tuvo un encuentro con una mujer de cabello blanco, que estaba sentada en una silla de ruedas, por la mirada de sus damas de compañía, pudo deducir que se trataba de la mujer que había llevado el emperador. Un espectáculo se formó por las acciones de la dama de la emperatriz, Laura.
Pero un par de atentos ojos analizaban la situación de lejos, nadie noto al extraño mirón, que se limito a sonreír como un enfermo y después retirarse ante lo que había visto, el verdadero espectáculo iba a empezar en unos días, cuando su señor pudiese informar a su alto mando de lo que había visto. Harían cumplir las ordenes de la difunta emperatriz al pie de la letra. O ... mejor.
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