O5

Sana estaba esperando pacientemente a Jihyo con el ramo de estrellas en sus manos, lo haría rápido. Se lo daría y empezaría a decir sus sentimientos, si todo salía bien, terminarían siendo novias y todo habría valido la pena, solo esperaba que la coreana sintiera lo mismo.

Cuando la menor llegó la japonesa se puso roja de la vergüenza, se estaba empezando a arrepentir, pero ya era demasiado tarde para retroceder, se acercó dudosa. Su contraria la saludo y ella empezó a tartamudear, sentía como todas sus valentías se iban de a poco.

— S-sé que te pedí que vinieras aquí para "celebrar nuestra amistad", pero quería hacer algo más... - empezó a hablar Sana, sentía como los nervios invadían su cuerpo y como sus piernas traicioneras comenzaban a temblar.

— Desde muy joven descubrí los sentimientos que tengo por ti Jihyo, todavía recuerdo el día en que te conocí, fue sin duda el mejor día de mi vida. Estoy tan agradecida de que tu hayas entrado a mi vida, estoy tan agradecida de tu presencia que cada vez que te veo no puedo evitar sonrojarme, de verdad te amo demasiado y estoy harta de fingir que solo es amistad... Me enamoré de tu personalidad, de tu físico, de tus intereses, de tu forma de caminar, de hablar, me enamoré de ti, Park Jihyo. Te amo tanto que ni siquiera la palabra "Te amo" puede describir lo mucho que te aprecio y amo. Te amo tanto que duele no poder gritarselo a todo el mundo. Te amo.

Sana por fin había soltado todo lo que se había guardado por tanto tiempo por miedo de arruinar su amistad con la coreana.

Le ofreció el ramo de estrellas sin atreverse a mirarla a los ojos, se sentía avergonzada, pero el silencio proveniente de Jihyo hacía que el miedo se apoderará de su cuerpo, levantó su cabeza y vió a la contraria, tratando de que las lágrimas que amenazaban con salir se quedaran en su lugar.

Estaba viéndola directamente pensando en que decir, las palabras no salían de su boca, Sana estaba apunto de solo irse corriendo, pedirle que olvide todo y escapar hasta que Jihyo habló.

— Sana... L-lo siento, pero esto no puede ser... Esto... No esta bien... Sana, perdón..

Las lágrimas que ya no podían ser retenidas no tardaron en salir de los ojos de ambas, el corazón de la japonesa se rompía más con cada segundo.

— ¿P-por qué no? - preguntó entre sollozos silenciosos la mayor.

— D-desearía que fueras un chico... Si tan solo fueras un chico no habría problema en todo esto... No puedo enamorarme de una mujer. No puedo...

Sana de alguna forma entendía a Jihyo, el miedo que sentía de tener sentimientos por alguien de su mismo sexo, ella la entendía, pero no podía seguir estando en el mismo lugar que ella por más tiempo, se rompería frente a ella y no quería eso.

— S-solo olvidemos esto, s-sí? Sigamos habland-

Jihyo se vió interrumpida al ver como Sana solo agarraba sus cosas y salía corriendo sin mirar atrás.

La japonesa corría con todas sus fuerzas, ignorando los gritos de la coreana que iba detrás de ella y las lágrimas que salían por montones de sus ojos. Ella corría hasta que logró entender un grito.

— ¡SANA, CUIDADO! - fue lo último que escuchó antes de que algo impactara contra ella.

Las sirenas se escuchaban por todo el lugar, las luces de las ambulancias, la sangre, todo esto era demasiado para Jihyo.

— S-sana... P-por favor despierta... Te amo, lo sabes, te amo tanto... Pero por favor no me dejes... no me dejes... Por favor...

¿Si fueras un chico todo esto sería diferente?

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