I wish I had an angel
-¿Qué pasa? Deberías salir de aquí a buscar alguien con quien salir...
-No lo sé. Creo que iré directo a casa...
Quería olvidar su reciente fracaso amoroso. Shaka era un buen sujeto, pero muy serio. Aldebarán era muy brusco con él. Y qué decir sobre Aioria. Sólo jugó con sus sentimientos. Todos esos hombres lo veían como un pasatiempo, como algo desechable. Ya no quería seguir viviendo de esa manera, ni siquiera pensarlo. Salió de la oficina con pasos apresurados. Deseaba llegar lo más pronto posible a su casa para descansar. Tomó su chaqueta, acomodándose en el proceso, su largo cabello lila.
Caminó sobre la calle rápidamente, como si tratara de huir de su presente. Trotó un poco, acelerando sus pasos cada vez más. Pronto llegó el momento en el que corría desesperado y tropezó. Se llevó las manos a la cara ocultando su llanto. Se sentía tan desdichado que no podía levantarse. Comenzó a llover ligeramente, empapando su frágil cuerpo. El frío empezaba a introducirse en el traje gris Oxford y erizaba su blanquecina piel. Necesitaba a toda costa una salvación, tal vez un ángel que lo llenara de felicidad. Golpeó el concreto con su puño lamentando ser tan sensible. Una blanquecina mano apareció frente a él y alzó la mirada. Tal vez su deseo se cumpliría más pronto de lo que hubiera imaginado...
"I wish I had an angel
For one moment of love
I wish I had your angel
Tonight..."
Caminaba sobre la acera en una lluviosa noche de verano. El aire todavía estaba empapado y dejaba caer graciosas gotas en la cara de aquel hombre. Vagaba sin rumbo alguno, como si siguiera una hoja en el viento. Su cabello azulino era cubierto por una capa de rocío que la ligera lluvia depositó. Había peleado con su hermano horas atrás. La razón: una tontería. Una tontería que se volvió tan importante como su presencia. Quería olvidar lo pasado. Le dolía recordar las últimas palabras que su hermano había pronunciado antes de azotar la puerta: "Si no te gusta, puedes irte a buscar un lugar en donde vivir..."
Iría a un bar para pasar el rato y embriagarse con el elíxir de la cerveza. Siguió caminando hasta encontrar la famosa taberna. Se sentó en una de las sucias mesas y la golpeó dos veces con su puño. Enseguida, le sirvieron el líquido en un tarro de grueso cristal y lo bebió de un trago. El camarero le sirvió otro tarro y así pasó la noche hasta que cerraron el local. Aturdido por el efecto del alcohol, caminó de nuevo ante el frío de la noche. No pensaba regresar al infierno en el que vivía. Se quedaría en un hotel de paso para descansar y refugiarse. A lo lejos, vislumbró a un individuo de larga cabellera lila llorando en medio de la acera. Se acercó tambaleante y le ofreció la mano para levantarlo. Unos ojos verdes le miraron con agradecimiento...
"Deep into a dying day
I took a step outside an innocent heart
Prepare to hate me fall when I may
this night will hurt you like never before..."
-¿Estás bien, amigo? – le susurró al oído una vez que lo ayudó a levantarse del suelo. Sonrió a pesar de las lágrimas rodando en su mejilla. Enseguida, contestó conteniendo el llanto:
-Sí, gracias... estoy bien... es solo que...
-Nadie en condiciones normales llora a mitad de la calle... ¿Por qué llorabas? –se detuvo a mirar al caballero que se atrevía a rescatarlo de la inmensidad de la nada.
-Pues... últimamente no he estado muy bien de ánimo... creo que es la soledad lo único que me acompaña...
-Entonces somos dos... Vamos, te llevaré a casa... –lo tomó del brazo para evitar caerse y comenzaron a caminar en dirección opuesta. Después de unos minutos, el pelimorado preguntó:
-¿Cuál es tu nombre?
-Saga Yannakos... ¿Y el tuyo?
-Mu Wang...
-No eres de Grecia ¿Eh?
-No... Soy del Tibet... ¿Qué hacías en la calle a estas horas de la noche, Saga?
-No... quería llegar a mi casa... tuve una pelea con mi hermano y salí a tomar un trago... creo que estoy ebrio... pero dime, ¿Por qué dices que estás solo?
-Son decepciones amorosas... es todo... –callaron un rato caminando, hasta que Mu intervino de nuevo: -Saga... ¿No te gustaría quedarte en mi casa esta noche? Es que... no me gustaría que salieras a la calle ebrio...
-Solo si tú lo permites...
-Vamos, casi llegamos...
"Old loves they die hard
Old lies they die harder..."
Una vez adentro, Saga se sentó en el sofá y Mu colocó sus abrigos en el perchero de la entrada. Después se dirigió a la cocina por un poco de café para su compañero. Saga se levantó del asiento y recorrió la sala dispuesto a examinarla. Mu salió con dos tazas de café y las puso en la mesita de centro. Se dirigió a Saga y le dijo:
-Gracias por lo de esta noche, Saga...
-Al contrario –le contestó volviéndose a donde Mu se encontraba –soy yo el que debo agradecerte por dejarme dormir esta noche en tu casa...
-No me gusta dejar a nadie en la calle... de hecho, he sufrido algunos robos, pero creo que ellos no tienen la culpa... quiero pensar que lo hacen por necesidad... –Mu bajó la cabeza al recordar aquellos momentos, pero Saga tomó su barbilla y lo miró a los ojos...
-Créeme, Mu que yo nunca te robaré, ni nada por el estilo...
-Nunca he pensado eso... –sonrió. –si ellos lo hicieron, que quede en ellos y que les aproveche ¿No?
-Por supuesto... juro que te pagaré lo que ocupe... no soy tan haragán para no saldar mi deuda...
"CHORUS
I wish I had an angel
For one moment of love
I wish I had your angel
Your Virgin Mary undone
I'm in love with my lust
Burning angel wings to dust
I wish I had your angel tonight..."
-Y dime, Mu, ¿Me contarás por qué estabas llorando a mitad de la calle? Estaré ebrio, pero tengo compasión por los demás...
Mu tragó algo de saliva antes de sorber su café. Se sentía muy a gusto con su presencia pero a la vez tan débil. Ya no quería pensar más en Shaka y menos en Aioria. Tras una breve pausa pronunció:
-Shaka era un chico muy serio, pero no tenía tiempo para mí... cuando me enteré que había salido con uno de mis ex novios, Aioria, me sentí destrozado... no pude creer que me engañara con mi propio ex novio... por eso me encontraste en la calle totalmente desesperado...
-¿Sabes? Esos dos fueron unos idiotas por no valorar a una persona como tú.
-¿Y por qué te embriagaste, Saga? Supongo que algo también te pasó.
-Tuve una pelea con mi hermano. Aunque somos gemelos, somos completamente diferentes... él es un muy ordenado abogado, pero yo lo contrario... soy médico y un completo desastre... claramente me dijo antes de que yo azotara la puerta "Si no te gusta, puedes irte a buscar un lugar en donde vivir..." y creo que eso me dolió mucho... por eso me embriagué...para olvidar... y entonces te ví... seguramente eres mi ángel...
-No digas esas cosas... es solo el destino...
-Y siempre estaré agradecido con él por conocer a una persona tan pura como tú... –se interrumpió para tomar los labios de Mu y entrelazarlos con los suyos, uniéndose...
"I'm going down so frail and cruel
Drunken disguise changes all the rules..."
Era cierto que Saga estaba ebrio, pero gracias al café que Mu le preparó, fue disminuyendo poco a poco hasta estar en sus cinco sentidos. En ese momento, sus sentimientos se encontraban a flor de piel. Quería que Mu le permitiera entrar a su vida y no decepcionarle jamás. Era un amor a simple vista y esas pupilas esmeraldas le habían robado el alma y su corazón.
Mu se sentía tan dichoso porque nadie, en toda su vida le había dicho lo que en verdad valía. Pero se detuvo a pensar un momento en las acciones de su compañero. Saga no estaba en sus cabales, ya que el efecto del alcohol lo dominaba y se apreció triste porque no fue del todo sincero. Sin embargo, ese beso se percibía amable, tierno e incluso agradable. Nada podía romper con aquella química...
Se separaron para tomar un poco de aire. Inmediatamente Saga sonrió y lo tomó de la mano para depositar un suave beso en ella y después susurrarle al oído:
-Esto es verdadero y no quiero perder ese brillo de tu mirada... quiero estar contigo, Mu...
"Old loves they die hard
Old lies they die harder..."
Mu lo abrazó para después levantarse y tomarlo de la mano conduciéndolo a su habitación. Estaba tomando el dulce néctar de la venganza al estar con Saga. Se sonrió por sentirse tan libre, sin ataduras. Saga se sentía dichoso de estar con alguien tan especial, tan... celestial... no podía rechazar ante tal oferta que, seguramente, sería la gloria para él. Sólo lo conocía unos minutos, pero parecía como si llevaran toda la vida hablándose. ¿Acaso era el destino quien los unía en tan sublime giro?
Llegaron a su habitación, donde las nubes se habían encargado de ocultar a la Luna con sus etéreos cuerpos, ennegreciendo el lugar para tal ofrenda a los dioses griegos. Conducido por la mano de Mu, Saga no podía estar más feliz. Un ángel lo llevaba a su paraíso, donde había sufrido inimaginables veces al igual que alegrías pasadas, ¿Era acaso que le permitiría entrar a su mundo para hacerlo dichoso con su presencia?
El tibetano, que ya conocía de memoria sus aposentos, dejó al griego de pie junto a su cama y se dirigió al otro lado para despojarse de sus frías vestimentas. Lentamente se quitó la camisa descubriendo su marcado pecho y, a continuación, las demás ropas abandonaron su cuerpo. Encendió la pequeña lámpara de noche haciendo que Saga se deleitara con la vista. Sin esperar un segundo más, lo tomó de la muñeca y lo condujo al suave colchón para besarlo desenfrenadamente y entregarse al ser que lo salvó de la desolación de una noche lluviosa...
"CHORUS
I wish I had an angel
For one moment of love
I wish I had your angel
Your Virgin Mary undone
I'm in love with my lust
Burning angel wings to dust
I wish I had your angel tonight..."
Después de la tormenta, siempre viene la calma. Mu, iluminado lentamente por los rayos del Sol, se despertó después de tener un pacífico sueño en el que lo salvaba un hombre de azulina cabellera. Abrió los ojos virando a su izquierda y su sorpresa fue grande al encontrarse solo en la inmensa cama matrimonial. Se despabiló y tomó su bata para caminar a la cocina descalzo. Encontró todo en perfecto orden, lo que le causó intranquilidad. "¿Todo fue un sueño?", se preguntó, pero ya no pudo seguir debido a que unos brazos rodearon su cintura y una voz varonil lo hizo sonreír:
-Espero que el desayuno sea de tu agrado... Mu...
El pelilila viró su cuerpo y se encontró directamente con los ojos aceitunados de Saga. Su sonrisa se ensanchó más al ver que esa aparición era real, pero cuando estuvo dispuesto a desayunar con el griego, unos toquidos lo hicieron salir del trance. No esperaba invitados, así que la incertidumbre se plasmó en su rostro y avanzó a la puerta dispuesto a abrirla. Su incertidumbre se transformó en asombro en cuanto vio al hombre delante de él. Sus pupilas se contrajeron al notar que era idéntico a "su" Saga. En el rostro del gemelo aparecieron tenues manchitas carmesíes y, apenado preguntó:
-Buenos días, me informaron que mi hermano se encontraba aquí, ¿No estará en este sitio?
-Por supuesto. Anoche se quedó a dormir. –el pelilila esbozó una sonrisa. Recordó que el griego le había comentado que tenía un hermano gemelo. –Pasa por favor. Seguramente tendrán asuntos que arreglar...
El tibetano lo hizo pasar y en cuanto la puerta fue cerrada por Mu, Saga se asomó a la sala y preguntó amigablemente:
-¿Quién era, Mu? Tardaste algo. El desayuno ya está listo y... -el griego se interrumpió abruptamente al ver a su reflejo humano. Kanon bajó la vista y se rascó la nuca, incómodo.
-Bueno, yo los dejo por un momento... -opinó Mu sonriendo. Ambos asintieron al mismo tiempo. Esto último provocó una risa interna en el pelilila y abrió la puerta saliendo a la calle. No le gustaban las escenas de reconciliación, así que decidió huir por un momento de ahí...
"Greatest thrill
Not to kill
But to have the prize of the night
Hypocrite
Wannabe friend
13th disciple who betrayed me for nothing!"
— ¿Y bien? Te estuve buscando toda la noche. No contestaste mis llamadas, ¿Qué pasó?
—Pues... quería estar solo... es todo...
El silencio invadió la cocina blancuzca sintiéndose más fría, a pesar que el astro Rey entraba sutil por una de las ventanas. Saga centró su atención en la taza de café que tenía entre sus manos sin siquiera mirar a Kanon. Éste, siendo el menor de los dos, comprendía la situación que vivía su hermano, pero siendo tan ordenado en sus ideas, no se podía permitir que escapase de su impaciente sed de respuestas. Ambos no dijeron nada, sabían que un simple abrazo no arreglaría las cosas como antes. Tal vez hubiese funcionado cuando fueron estudiantes, pero a la edad de veintiocho años, no.
Para Kanon, ser uno de los socios de una importante barra de abogados en Atenas, era un sueño que había logrado con grandes esfuerzos. Le había dado fama, dinero, poder, casi lo que él quisiera, excepto controlar a su hermano. En cambio, para Saga, ser médico no resultó mayor dificultad, sino su terrible forma de desorganización. Pareciese que hasta en eso, los gemelos se complementaban, mas si le preguntaban a ellos, por primera vez concordarían en estar en desacuerdo.
— ¿Y bien? ¿Qué tienes que decir, Saga? ¿O te quedarás callado y huirás por esa puerta como la otra vez? —intentó cortar el silencio. Saga levantó la cabeza levemente, como si no quisiese contestar lo que su hermano reprochaba. Finalmente accedió:
—No voy a hacer nada de lo que tú dices.
— ¿Oh? ¿En serio? —se burló Kanon. El otro se levantó.
—No, porque por fin he encontrado a alguien que me dio todo en una sola noche...
— ¿Qué? —respingó sin poderlo creer. — ¿Crees que por una sola noche de copas él te comprenderá y soportará tus desequilibrios? ¡Saga, mírate! Apenas si puedes valerte por ti mismo. No puedes dejar que otros levanten tu carga...
—No es mi carga, Kanon. Y sí, puedo valerme por mí mismo. Sólo que de forma diferente a la tuya. —se acercó ya alterado y le susurró hiriente. —Es más, ni siquiera has dejado que me separe de ti. —súbitamente, le tomó de su costosa camisa y lo acercó violento. — ¿No será que yo te hago falta? ¡Vamos, admítelo!
— ¿Por qué se supone que me hagas falta? —intentó mostrar fortaleza, como en los múltiples casos que había logrado exitosos.
—Por la simple razón que necesitas a alguien que esté mal todo el tiempo para vanagloriarte de algo que no lo es...
— ¡Qué poco me conoces, Saga! —movió sus brazos bruscamente para alejarse de la pared y exclamar indignado. Era cierto que su hermano lo había apoyado, pero aún no lo reconocía ni deseaba aceptarlo del todo. Suspiró. No quedaba nada que decir. —Está bien, lo admito, tú ganas. Quédate con ese chico nuevo que acabas de conocer. Es más, para que no vuelvas a vivir conmigo, haré que traigan tus cosas, si eso es lo que deseas.
Y sin pronunciar palabra alguna, llegó hasta la puerta y la abrió para después cerrarla, azotándola en el proceso. Al minuto siguiente, Saga tomó asiento para pensar en qué momento habían roto su colaboración...
"Last dance, first kiss
your touch, my bliss
Beauty always comes with dark thoughts..."
Con la bata azul rey abrazando su cuerpo, caminó saliendo de su jardín hasta sentarse en una banquita clara. Había tantas cosas que se dirían entre gemelos y, simplemente, eso ya no le correspondía como, ¿La nueva pareja de Saga? ¿Estaba en tal posición para autoproclamarse de esa manera? Movió la cabeza en negativa. Tal vez, si el gemelo le hubiese conocido tiempo atrás, tendría el valor de llamarse de tal manera.
Y después del reencuentro de los hermanos, ¿Qué haría? ¿Conocer a Kanon? ¿Retomar la pasión de anoche? No estaba muy seguro sobre la decisión que tomaría. Se le hacía tan repentino haber llevado a casa a un desconocido y haberse acostado con él. ¿Habría repercusiones por su capricho repentino? Tal vez era algo que debía hablar con su cómplice en ese adorable y tormentoso juego del amor...
... Aunque decir "amor" en ese momento era demasiado repentino, ¿O no? ¿Qué podía hacer al respecto? Sentía que su corazón iba a estallar, tanto que creyó morir de un posible paro cardiaco. ¿Era lo que se denominaba amor verdadero? No lo sabía, tal vez si viera al causante de ello una vez más. Se levantó y fue hasta la entrada de su casa para saber que no estaba tan equivocado... y cuando iba a llegar a la puerta...
— ¡Auch!
Una fuerza superior lo hizo caer de sentón cerrando los ojos. A continuación, pasos acercándose a él y se disculpó todavía con el dolor en el rostro:
—Lo siento tanto, realmente no lo vi... disculpe...
—Oye, no te tienes que disculpar por algo que no hiciste...
Abrió esas esmeraldas por ojos y notó que el hermano de Saga estaba tendiéndole el brazo, inclinado. Tomó esa mano morena y se sonrojó, haciendo apenar al gemelo. Notó que estaba algo enfadado, eso suponía una pelea reciente. Se apartó un poco de él y Kanon por fin suspiró. El coraje se le había pasado y por alguna inexplicable razón, sonrió.
—Te llamas Mu, ¿Cierto?
—Sí, para servirte. —contestó inclinándose un poco. Kanon miró a su alrededor y notó la banca clara. Entonces se le ocurrió una idea.
— ¿Podemos hablar un momento ahí? —sugirió mostrándole el camino. Mu asintió y ambos se sentaron en el jardín. Mu no sabía de qué era el tema del que tratarían, por lo que no hizo comentario alguno y dejó al gemelo explayarse tranquilamente: — ¿Sabes? Acabo de pelearme con Saga otra vez. Suena estúpido eso, ¿No? ¡Ja! Sí, es estúpido cómo la gente se comporta hoy en día.
— ¿Llegaron a una decisión? —preguntó con cierta preocupación Mu. Kanon volvió a sonreír.
—No, pero me estoy dando cuenta de una cosa. Tal vez no sea tan descabellado dejar a Saga vivir contigo. Eres un chico muy especial, ¿Sabes? —el sonrojo en el rostro de Mu se hizo presente al tiempo que contestaba:
—Pues... gracias por el cumplido.
—No hay de qué. Sólo te advierto una cosa: cuando Saga sea un desastre que no puedas controlar, —hurgó en el interior del costoso saco negro y le ofreció una tarjeta sonriéndole. —llámame.
—Lo haré, pero creo que no necesitaré tu ayuda por el momento. Saga tiene que pasar un tiempo en el que pueda pensar mejor las cosas. ¿No te parece?
—De todos modos, toma mi tarjeta. —y riéndose se alejó saludando hacia atrás, para después subir a su auto negro y desaparecer de ahí.
"CHORUS
I wish I had an angel
For one moment of love
I wish I had your angel
Your Virgin Mary undone
I'm in love with my lust
Burning angel wings to dust
I wish I had your angel tonight..."
Al momento de entrar a su hogar, descubrió a Saga sentado en la cocina mirando hacia una ventana. Mu comprendió su depresión y sonrió acercándose a él. Lo abrazó por la espalda mientras besaba su sien, como si lo tratara de calmar. Saga tomó una de sus manos blanquecinas y la besó. Se sentía tan cálido su abrazo que entendió el apoyo del pelilila. Por fin habló, necesitando un poco de comprensión:
—Acabo de pelearme con mi hermano y dudo que vuelva con él por un tiempo...
—Lo sé. Tómate todo el tiempo que quieras. —respondió Mu susurrando en su oído abrazándolo más. Saga se levantó, giró ciento ochenta grados y besó la frente del tibetano, agradecido con la vida. Abrazándolo le dijo:
—Gracias, Mu. Gracias por estar conmigo.
—No te preocupes.
— ¿Sabes una cosa? Nunca creí en el amor a primera vista, pero contigo he cambiado de opinión...
—Bueno, creo que yo también, ¿Te parece si me cuentas con más detalle el por qué te peleaste con tu hermano? Así te ayudaré a superar tus problemas con él y nos visite más seguido, ¿Qué te parece?
—Eso quiere decir que, ¿Me dejarás vivir de por vida contigo aquí? —Saga no lo podía creer, pero al ver asentir a Mu, sonrió y finalizó sus dudas con un profundo beso. Definitivamente, era un buen comienzo y esperaba no ser tan desastroso como en un pasado. Para Mu, la posibilidad de ser feliz se abría ante su futuro y no esperaba ser rescatado por nadie.
"I wish I had an angel
I wish I had an angel
I wish I had an angel
I wish I had an angel..."
FIN
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