Johnny no era su padre, eso lo tuvo claro desde que el sensei Lawrence lo llamo por el nombre de su verdadero hijo.
No quiso decirle nada porque sabía que Johnny intentaría arreglarlo de alguna manera y tampoco quería distraerlo del torneo.
Distanciarse de Sam tampoco le ayudo, el mundo que parecía perfecto se estaba consumiendo.
¿Por qué tenían que pasar por eso? Solo tenían 17 años y se encargaban de resolver un problema de adultos, ¿Por qué tendrían que pagar por una rivalidad de más de 30 años? Ellos ni siquiera existían en ese año.

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El sensei Lawrence quería ganar por sobre su propia salud, quería ganar por el deseo de recuperar a su hijo.
Miguel entendió que recibir el trofeo del campeón no llenaría el vacío de su ser.
Su madre le había dicho que el padre desconocido era una mala persona metido en negocios turbios y lo llevo a preguntarse si su verdadera naturaleza era ser un criminal como su padre.
Espero a que Johnny se fuera, se cambió y camino por el pasillo encontrando a Sam. La beso y dentro de él deseo que ganará o por lo menos se atreviera a buscar su propio camino. También merecía felicidad, todos debían llevar una vida tranquila.
Tomo un taxi y fue a casa.
Al llegar vio el frasco dónde su madre guardaba el dinero destinado para la universidad y recordó la anécdota del Señor LaRusso y el señor Miyagi.

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Dejo la carta sobre la mesa de la cocina, quiso escribir algo más cariñoso para Johnny, pero decirle que lo quería después de todo sería una total mentira así que se limito a pedirle perdón por abandonar el torneo.

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Llegó a México, primero busco un lugar donde instalarse.
Rento un pequeño cuarto en una casa, la dueña era una mujer ya mayor y muy amable.

— ¿Puedo preguntarle algo? — Miguel agradecía que su abuela lo hiciera practicar español para no olvidarlo.
— Adelante.
— Estoy buscando a una persona y no sé dónde vive. Se que es una ciudad muy grande, pero no sé si conozca a un hombre de estas características. — El pelinegro le enseño la.fotogradia del perfil de Facebook y la señora reacciono un poco asustada.
— Muchacho es mejor que no te metas en problemas, ese hombre es conocido por malas cosas y alguien tan joven como tú no debería involucrarse con alguien como él.

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Las pistas lo llevaron a una bodega a las afueras de la ciudad. Espero a que la entrada estuviera despejada para entrar, pero alguien sosteniendolo del brazo se lo impedir.

— Miguel, soy yo.
— ¿Sensei?
— ¿Qué tratas de hacer?
— Encontrar a mi padre, eso es lo que quiero.
— ¿Por qué? ¿Es porque no quieres verme con tu madre?
— ¿Qué? No, yo en verdad quería que usted fuera como mi padre pero ...
— ¿Pero que?
— El día del baile fui a buscarlo. — Su voz se entrecorto. — Quería un consejo y estaba tirado en el piso, lo lleva hasta la cama y dijo que quería ser un buen padre le contesté que lo estaba haciendo bien y que lo quería y su respuesta fue "te quiero Robby". Es usted el que nunca me verá como hijo.
— Dios Miguel y ¿Por qué no me lo dijiste?
— Porque intentaría remediarlo y no podía distraerlo del campeonato.
— Me equivoque en presionarte, pero te quiero Miguel tal vez no seas mi hijo de sangre pero de corazón si. Gracias a ti salí de la depresión, fuiste mi primer alumno, me enseñaste a usar internet, confiaste en mi y me diste una nueva esperanza para empezar de nuevo.

Miguel iba a abrazarlo pero un arma apuntandoles rompió el momento.

— ¿Papá? — El hombre que los amenazaba no entendía.
— Tu eres mi padre. — Dijo emocionado.
— Yo no tengo hijos.
— Mi madre es Carmen Diaz.
— Rápido síganme.

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— No entiendo ¿Por qué Carmen me ocultaria su embarazo?
— Porque tenía miedo de tus negocios.

Miguel vio a Johnny desconcertado por no entender español.

— Si ella me lo hubiera dicho no habría dudado en dejar todo eso por ti.
— ¿Enserio?
— Eres mi hijo, mírate todo un joven fuerte e inteligente. — Su padre lo abrazo y Johnny bajo la mirada.
— Él es Johnny Lawrence, gracias a él aprendí Karate para defenderme de que me molestaban y me hizo ganar un torneo. Es como mi padre.
— Señor Lawrence. — Hablo en inglés. — Gracias por ayudar a Miguel, creo que es más suyo que mío y todo lo que ha hecho por el lo tendré en mente.
— Trate de hacer lo mejor para él.
— Hijo, me gustaría que te quedarás más tiempo, pero estoy metido en un grave problema.

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— ¿Que haces aquí?
— Vine a buscarte. Miguel me equivoqué, nunca debí quedarme en Cobra Kai no me gusto en lo que me estaba convirtiendo. Un día después del torneo papá fue a visitarme muy temprano para decirme que vendría por ti y le pedí que me trajera para ayudarlo. ¿Me perdonas?
— Estoy cansado de pelear, te perdono Robby y perdóname tu a mi.
— Alguien más vino con nosotros, o más bien sin que lo supiéramos.
— ¿Quién?
— Kreese, Terry también lo traicionó y lo amenazó con hacerle daño a papá.

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Dos meses buscando a las personas que tenían amenazado a su padre.
En ese tiempo se mantuvo en contacto con Sam asegurándole que yo iba bien y no sé preocupara.
Robby y él se hicieron cercanos.
Miguel estaba asustado porque sus sentimientos por Robby no eran de amigos y un día donde el moreno no podía más busco a Robby para llorar en su hombro. Los abrazos se sintieron cálidos y sus labios se unieron.

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Kreese se fue ganando su confianza. Todos merecemos tener una segunda oportunidad, nunca es tarde.

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Sam le confesó su amor por Tory y él le confesó lo de Robby. Quedaron como buenos amigos.
Por otra parte, Johnny le preocupaba.

— ¿Extraña al señor LaRusso? — Johnny cero el sobre.
— Si, yo creo que ... me enamore.
— Entonces más nos vale acabar pronto para que vuelva con él. No sé rinda sensei.
— No puedo hacerlo esto a tu madre, en cuanto llegue prometo que me casaría con ella.
— Mamá estará bien, ella lo entenderá.
— Miguel ¿Nos dejarías a solas por favor?
— Si sensei Kreese. — Miguel sabía que algo atormentaba a Kreese, lo veía en su mirada triste cuando hablo de la traición de Terry.

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Por fin lograron acabar con los criminales que amenazaron al padre de Miguel. Era hora de volver a casa.

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Su madre se veía dudosa y en ese momento deseo que Johnny detuviera todo. ¿Por que querían casarse si no sé amaban?

— Carmen Diaz, acepta a John Lawrence como ...
— Detengan está boda. — Sonrió y suspiró aliviado al ver al señor LaRusso deteniendo la ceremonia.
— Johnny, no te cases por favor.
— Sensei, no pierda su oportunidad.
— Johnny hazlo. — Carmen lo abrazo y le devolvió el anillo.

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Papá y mamá de nuevo estaban juntos.
Estuvo para Johnny cuando Kreese murió.

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La sensación de no tener una familia por completo ya no estaba, ahora que el señor LaRusso y el sensei Lawrence se casarían en unos minutos tendría 3 papás, 2 mamás y 2 abuelas, Lucille lo adoraba porque según ella le recordaba a Daniel cuando era joven.

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Se graduó y consiguió un buen empleo.

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Mirar a Robby sosteniendo a su hijo en brazos era lo más hermoso del mundo. Ahora tenía su propia familia.