Capitulo 7

El aire de la biblioteca de la universidad estaba cargado de una sensación de misterio. Lizzy podía sentirlo desde el momento en que puso un pie dentro del edificio. Los altos estantes de libros, las sombras que se deslizaban entre las mesas vacías, y el silencio pesado le decían que algo extraño estaba sucediendo en ese lugar. Fred había insistido en que ella fuera con él, Velma y Daphne para cubrir otra parte del campus, pero Lizzy había decidido quedarse con Shaggy y Scooby. No porque no confiara en Fred, sino porque veía la manera en que Shaggy y Scooby se aferraban el uno al otro, temblando visiblemente al pensar en estar en la biblioteca. Eran sus amigos, y Lizzy siempre se guiaba por la lealtad. Aunque sabía que Fred probablemente estaría molesto, no podía dejarlos solos.

Fred, sin embargo, no se lo había tomado muy bien. Su expresión había sido una mezcla de confusión y preocupación cuando Lizzy le explicó su decisión.

—¿Estás segura de que no prefieres venir con nosotros? —le había dicho Fred, con los brazos cruzados, tratando de disimular su frustración—. Este lugar no es exactamente seguro, y preferiría que estuvieras conmigo.

Lizzy sonrió, apreciando su preocupación. Sabía que Fred odiaba no tenerla cerca en momentos así, pero también entendía que sus amigos necesitaban su apoyo.

—Lo sé, Fred —respondió suavemente, colocándole una mano en el brazo—. Pero Shaggy y Scooby están asustados. Alguien tiene que estar con ellos. Además, confío en ti. Tú tienes esto bajo control. —Le guiñó un ojo antes de girarse hacia Shaggy y Scooby, que esperaban nerviosos a su lado.

Fred la observó por un momento, luego suspiró profundamente y asintió, aunque sus ojos no ocultaban la preocupación. Sabía que Lizzy era valiente, pero no podía evitar sentirse protector.

—Solo... ten cuidado, ¿vale? —le dijo, sin poder resistirse a acercarse un poco más y bajar la voz—. No quiero que te pase nada.

Lizzy sonrió ampliamente, inclinándose un poco más cerca de él, con una chispa traviesa en los ojos.

—¿Te preocupas por mí, Fred? —bromeó, aunque en su interior sentía un calor agradable. Era bueno saber que a él realmente le importaba.

Fred, visiblemente incómodo por el giro romántico de la conversación en medio de una situación tan tensa, se rascó la nuca y miró hacia otro lado, pero no pudo ocultar el leve rubor que subió a sus mejillas.

—Bueno... claro que sí —murmuró, lo suficientemente bajo para que solo Lizzy lo escuchara—. Tú eres... ya sabes... importante para mí.

Lizzy rió suavemente, disfrutando de la timidez repentina de Fred. Era raro verlo perder la compostura de esa manera, pero al mismo tiempo, le resultaba adorable.

—Y tú también eres importante para mí, Fred —respondió ella, con una mirada tierna—. Pero no te preocupes, sé cuidarme. Ya verás, resolveremos esto antes de que te des cuenta. —Le dio un ligero toque en el hombro antes de alejarse.

Fred la vio irse con una mezcla de admiración y preocupación, sin poder dejar de pensar en lo increíble que era. Su confianza, su valentía, todo en ella lo atraía. Y mientras la veía desaparecer entre los estantes de la biblioteca con Shaggy y Scooby, supo que no iba a descansar tranquilo hasta que la viera a salvo de nuevo.

Una vez dentro, la biblioteca de la universidad se volvió aún más siniestra de lo que Lizzy esperaba. Las luces tenues hacían que las sombras se movieran de una manera inquietante, y el silencio era tan espeso que hasta los pasos de Scooby resonaban como golpes en el suelo.

—No sé tú, Lizzy —murmuró Shaggy, mirando a su alrededor nervioso—, pero este lugar me da escalofríos. ¿Por qué siempre terminamos en lugares como este?

—Ruh...ruh-yo tampoco me siento bien —añadió Scooby, aferrándose a la pierna de Shaggy, sus orejas pegadas hacia atrás.

Lizzy, que había estado observando un viejo mapa de la universidad que Velma les había dado, suspiró, pero no podía evitar sonreír por la adorabilidad del dúo. A pesar de que siempre estaban asustados, nunca los abandonaba su sentido del humor. A ella le gustaba tenerlos cerca. Incluso cuando el miedo estaba en el aire, sabía que no había nadie mejor con quien enfrentar el misterio.

—Tranquilos, chicos. Esto no es tan malo —dijo Lizzy con una sonrisa, mientras seguía caminando entre las hileras de libros—. Además, tenemos a Scooby-Doo, el perro más valiente del mundo, ¿no? —Agregó, dándole una pequeña palmada en la cabeza.

—Ruff, yo... soy ruh... ¿valiente? —dijo Scooby, temblando, pero al mismo tiempo sacando pecho al escuchar el cumplido.

Shaggy rodó los ojos con una sonrisa.

—Claro, Scoob, claro... valiente hasta que un ratón aparece y sales corriendo.

Lizzy se rió por lo bajo, pero en el fondo seguía alerta. Sabía que había algo extraño en esa biblioteca, algo más que solo viejos libros y documentos. Había escuchado a Fred hablar sobre un antiguo secreto oculto en los archivos más profundos de la universidad, y aunque eso sonaba como el comienzo de una típica leyenda urbana, algo en su interior le decía que no era solo eso.

Se detuvieron frente a una sección de estanterías particularmente polvorientas. El aire aquí parecía más pesado, como si hubiera estado estancado por años. Lizzy sacó su linterna de la mochila y alumbró hacia el fondo del pasillo de estanterías. Fue entonces cuando lo vio: un libro que sobresalía ligeramente de la fila, como si alguien lo hubiera dejado allí a propósito.

—Chicos, miren esto —dijo en voz baja, avanzando hacia el libro con cautela.

Shaggy y Scooby se quedaron detrás, mirándose el uno al otro con evidente nerviosismo.

—Lizzy... ¿estás segura de que deberíamos tocar eso? —preguntó Shaggy, tragando saliva. El último libro que habían tocado en una biblioteca embrujada había liberado un montón de murciélagos.

—Tranquilos, sólo es un libro viejo —respondió Lizzy, aunque no pudo evitar sentir un pequeño escalofrío en la espalda.

Cuando sus dedos rozaron la tapa del libro, algo extraño sucedió. Un suave clic resonó, como si hubiera activado algún tipo de mecanismo oculto. De repente, la estantería entera comenzó a moverse, revelando una puerta secreta oculta detrás de los libros.

—¡Vaya! —exclamó Lizzy, sorprendida pero emocionada al mismo tiempo—. ¡Sabía que había algo raro aquí!

Shaggy y Scooby no compartían su entusiasmo.

—¿No podemos fingir que no vimos eso? —sugirió Shaggy, retrocediendo—. Digo, es solo una puerta secreta, nada importante, ¿verdad?

Pero Lizzy no lo pensó dos veces. Esta era la pista que necesitaban para resolver el misterio. Con una sonrisa confiada, giró el pomo de la puerta y la empujó suavemente. Al otro lado había una pequeña sala, oscura y llena de antiguos documentos esparcidos por una mesa. El lugar parecía haber estado abandonado durante mucho tiempo.

—Debe ser algún tipo de archivo antiguo —murmuró Lizzy mientras avanzaba lentamente hacia la mesa.

Justo cuando estaba a punto de revisar uno de los documentos, un ruido fuerte detrás de ellos hizo que los tres se giraran rápidamente. Al otro lado de la habitación, una figura oscura se movía entre las sombras. Shaggy y Scooby, aterrados, se lanzaron a los brazos de Lizzy.

—¡Lizzy, vámonos! ¡No quiero ser comida de fantasmas! —gritó Shaggy, sus piernas temblando violentamente.

Lizzy, aunque también un poco asustada, intentó mantener la calma. Sabía que no era un fantasma, o al menos eso quería creer.

—Chicos, tranquilícense —les dijo, mirando de reojo la figura que se acercaba lentamente—. No vamos a salir corriendo, tenemos que descubrir qué está pasando aquí.

Pero la figura se acercaba cada vez más. De repente, una mano se posó en el hombro de Lizzy, y ella se dio la vuelta rápidamente, lista para enfrentarse al atacante. Pero en lugar de un monstruo o fantasma, encontró a Fred, con una sonrisa divertida en el rostro.

—¿Asustados? —preguntó Fred, disfrutando visiblemente de la situación.

izzy soltó una risa suave cuando se dio cuenta de que la figura misteriosa no era más que Fred. Había esperado cualquier cosa menos que él se presentara de esa manera, con esa sonrisa de autosuficiencia que tanto la irritaba y, al mismo tiempo, la hacía sentir mariposas en el estómago. Mientras que Shaggy y Scooby seguían temblando detrás de ella, Lizzy se irguió con una expresión decidida, sin perder la compostura, y lo miró con los brazos cruzados.

—¿Disfrutando de asustarnos, Fred? —dijo, alzando una ceja, aunque sus ojos brillaban con un toque de diversión.

Fred, que claramente había disfrutado del pequeño susto que le había dado al grupo, dejó que su sonrisa se suavizara al mirarla. Pero debajo de su broma ligera, algo más profundo brillaba en su mirada. Estaba aliviado de verla bien, segura y tan imperturbable como siempre. No podía evitar preocuparse por ella, especialmente sabiendo lo arriesgado que podía ser meterse en este tipo de situaciones, incluso si Lizzy era la persona más valiente y resuelta que conocía.

—No puedo evitar preocuparme por ti —respondió Fred, tomando un tono más serio—. Cuando me dijiste que te quedarías con Shaggy y Scooby, no pude dejar de pensar en que te pondrías en peligro.

Lizzy dio un paso adelante con determinación, sosteniendo la linterna en alto mientras avanzaba hacia la oscuridad de los pasadizos ocultos de la biblioteca de la universidad. Aunque sus pasos eran firmes, no pudo evitar sentir la intensa mirada de Fred sobre ella. Sabía que él estaba preocupado, podía sentirlo en el aire, en cómo sus ojos la seguían cada vez que se movía. Fred siempre había sido protector, y desde que comenzaron a salir, esa faceta suya solo se había intensificado.

—Lizzy —la llamó suavemente desde atrás, con esa mezcla de ternura y preocupación que hacía que su corazón latiera más rápido—, ¿estás segura de que quieres seguir adelante con esto?

Ella giró sobre sus talones y lo miró directamente a los ojos, esa mirada azul intensa que siempre lograba hacerle sonreír, incluso en los momentos más tensos. La biblioteca era inmensa, antigua y llena de misterio, pero Lizzy no era alguien que se dejara intimidar fácilmente. Tenía esa chispa, esa pasión por lo desconocido, por resolver misterios, que Fred siempre había admirado.

—Fred, por supuesto que quiero seguir —respondió con una sonrisa traviesa, una que dejaba claro que no pensaba dar marcha atrás—. Esta es nuestra primera misión juntos, y no me la voy a perder solo porque haya algunos túneles oscuros. Ya sabes lo mucho que me encanta todo esto.

Fred suspiró, pasando una mano por su cabello rubio mientras la observaba con una mezcla de frustración y adoración. Era cierto, Lizzy amaba los misterios. No era de las que se acobardaban ante lo desconocido. De hecho, su entusiasmo por lo peligroso y lo intrigante siempre había sido una de las cosas que más lo atraían de ella. Pero al mismo tiempo, esa valentía suya lo hacía preocuparse profundamente.

—Lo sé, y eso es lo que me preocupa —dijo Fred mientras se acercaba a ella, su voz más baja, más suave—. No quiero que te pase nada. Ya sabes lo mucho que me importas.

Lizzy sintió que su corazón daba un pequeño vuelco al escuchar esas palabras. Aunque sabía que Fred era protector por naturaleza, desde que eran novios, esa protección venía acompañada de una ternura que la desarmaba completamente. No podía evitar sonreírle, acercándose un poco más, hasta que sus cuerpos casi se rozaron.

—Fred, estaré bien —le aseguró, poniendo una mano sobre su brazo, sintiendo la calidez de su piel a través de la camiseta—. Confía en mí, ¿sí?

Fred la miró durante un momento, como si estuviera evaluando todas las formas en las que podría cuidarla, pero finalmente asintió, aunque su preocupación no desapareció del todo.

—Siempre confío en ti, Lizzy. Solo... —Se interrumpió, dudando si debía continuar. Pero la mirada de Lizzy, llena de cariño y comprensión, lo animó a seguir—. Solo no quiero perderte. Te amo, y la idea de que algo te pase...

Lizzy sintió cómo sus mejillas se calentaban. Aunque ya sabían que se amaban, Fred no solía decirlo en medio de una misión. Él era más práctico, concentrado en resolver el caso, pero aquí estaba, expresando lo que realmente sentía, y eso la conmovió profundamente.

—Fred... —comenzó ella, su voz ahora más suave, más íntima—. Yo también te amo, y te prometo que no voy a ir a ningún lado. Vamos a salir de esto juntos, como siempre lo hacemos.

Fred soltó un suspiro, como si esas palabras le hubieran quitado un peso de encima. Y aunque seguía preocupado, el amor que sentía por Lizzy era más fuerte que cualquier miedo. Le sonrió, esa sonrisa cálida que siempre lograba hacerla sentir segura.

—Está bien, pero prométeme que si algo se pone raro o peligroso, no dudarás en llamarme. Quiero estar contigo en cada momento. No te voy a dejar sola en esto.

Lizzy asintió con una sonrisa, pero antes de que pudiera decir algo más, Fred la tomó suavemente por la cintura, acercándola a él. Sus ojos se encontraron en la penumbra de la biblioteca, y el mundo alrededor pareció desvanecerse. Lizzy siempre había sido valiente, apasionada por el misterio y el peligro, pero en ese momento, todo lo que importaba era lo que sentían el uno por el otro.

—Lo prometo —susurró ella, mientras su corazón latía con fuerza al sentir la cercanía de Fred.

Fred bajó la mirada hacia ella, acariciando suavemente su mejilla con el dorso de su mano. A pesar del misterio que tenían por resolver, de los túneles oscuros y los secretos escondidos, en ese instante lo único que importaba era Lizzy, la chica que lo había robado por completo.

—Eres increíble —murmuró Fred, sus ojos nunca apartándose de los suyos—. No sé cómo lo haces, pero siempre logras que todo parezca más fácil, incluso en medio de lo más extraño y peligroso.

Lizzy rió suavemente, negando con la cabeza.

—Es porque confío en nosotros. Sé que, pase lo que pase, vamos a resolver este misterio y cualquier otro que se nos ponga enfrente. Además —añadió con una sonrisa juguetona—, es mucho más divertido cuando lo hacemos juntos, ¿no?

Fred asintió, su sonrisa ensanchándose.

—Definitivamente. Y te prometo que, mientras esté contigo, siempre voy a cuidar de ti.

Lizzy lo miró con cariño, y antes de que pudiera decir algo más, Fred se inclinó y la besó, un beso suave pero lleno de todo el amor que sentía por ella. Lizzy correspondió, sintiendo que, a pesar de todo lo que les rodeaba, en ese momento estaban seguros, juntos.

Cuando se separaron, Lizzy le dio un pequeño empujón en el pecho, riendo.

—Ahora sí que tenemos que resolver este misterio. No podemos dejar que Velma y Daphne nos ganen.

Fred sonrió ampliamente, encantado por la energía de Lizzy. Era uno de los aspectos de ella que más lo atraían: su capacidad para cambiar de un momento romántico a la acción sin perder ni un ápice de su pasión por lo que hacían.

—De acuerdo, vamos a desentrañar este misterio antes de que ellas lo hagan —respondió Fred, dándole un último beso rápido en la frente antes de dar un paso hacia los documentos antiguos que Lizzy había descubierto—. Pero recuerda, ni un paso sin mí. Estamos juntos en esto, ¿de acuerdo?

Lizzy asintió, emocionada por lo que estaban a punto de descubrir. La biblioteca de la universidad escondía secretos, y ella no podía esperar a desvelarlos junto a Fred. Pero más que eso, estaba agradecida de tenerlo a su lado, de compartir no solo la emoción del misterio, sino también el profundo amor que sentían el uno por el otro.

Y así, con sus manos entrelazadas, avanzaron hacia lo desconocido, con el corazón lleno de valentía, pasión y amor.

Lizzy caminaba con paso firme, la linterna en su mano iluminando los rincones oscuros de la enorme biblioteca subterránea. A su lado, Scooby y Shaggy se movían de manera nerviosa, lanzando miradas rápidas a su alrededor. Cada crujido, cada sombra que se movía los hacía saltar, y a pesar de lo mucho que adoraban a Lizzy por ser su amiga y la novia de Fred, no podían ocultar el miedo que les llenaba. Lizzy lo notaba. Sabía que, aunque ellos preferían estar lejos de situaciones de peligro, también eran leales y no la dejarían sola. Pero eso no evitaba que el temor se apoderara de ellos en esos momentos.

—Scooby, Shaggy —dijo Lizzy con una voz suave pero firme, deteniéndose y girándose hacia ellos—. ¿Están bien?

Ambos la miraron con ojos grandes y llenos de temor. Scooby, moviendo su enorme cola lentamente, se aferró a la pierna de Lizzy, mientras Shaggy prácticamente se escondía detrás de ella, sujetando la linterna como si fuera su única defensa.

—N-no sé, Lizzy —balbuceó Shaggy, su voz temblando—. Esto es demasiado aterrador. Me gustan los misterios, pero esto... esto es diferente.

—Ruh-ruh... miedo... —agregó Scooby, enterrando su hocico en el brazo de Lizzy y aferrándose a ella como si fuera su único refugio seguro.

Lizzy soltó una suave carcajada, pero no una que se burlara de ellos, sino una que rebosaba dulzura y comprensión. Sabía que para sus amigos, enfrentarse a lo desconocido y al peligro no era fácil. Sin embargo, también sabía lo increíblemente valientes que podían ser cuando las circunstancias lo requerían. Era algo que siempre admiraba en ellos: su lealtad, su corazón, su fuerza oculta.

Con un gesto suave y protector, Lizzy se inclinó hacia Scooby y le acarició la cabeza, justo entre las orejas, lo que provocó que el gran perro soltase un suspiro de alivio. Luego, le dedicó una sonrisa reconfortante a Shaggy, que seguía temblando detrás de ella.

—Chicos —comenzó con una voz cálida, llena de ternura—, sé que están asustados, pero recuerden algo: ya hemos pasado por muchas cosas juntos, y siempre logramos salir adelante. Scooby, tú eres uno de los perros más inteligentes y valientes que conozco, siempre encuentras la manera de ayudarnos cuando más lo necesitamos. Y Shaggy, tú también has demostrado una y otra vez lo fuerte que puedes ser, incluso cuando tienes miedo. No estaríamos aquí si no fuera por ustedes.

Shaggy levantó la mirada lentamente, como si las palabras de Lizzy comenzaran a calmarlo poco a poco. Sabía que tenía razón, aunque a menudo prefería evitar el peligro, no podía negar que había momentos en los que había sido más valiente de lo que nunca habría creído posible.

—¿De... de verdad crees que somos valientes? —preguntó Shaggy, sorprendido por la confianza que Lizzy depositaba en ellos.

—Por supuesto que lo creo —respondió Lizzy sin dudar—. Ya lo han demostrado tantas veces. Además —agregó con una sonrisa juguetona—, después de todo esto, vamos a tener un gran banquete. Pueden pensar en lo que quieran comer, ¿qué les parece?

Al escuchar la palabra "banquete", tanto Shaggy como Scooby alzaron las orejas y sus ojos se iluminaron. El miedo, aunque todavía presente, parecía desvanecerse un poco ante la idea de comida deliciosa al final del misterio.

—¿Banquete? —repitió Shaggy, ya más animado—. ¿Como... pizza? ¿Hamburguesas? ¿Tal vez helado?

—¡Ruh-ruh! ¿Scooby-snacks? —añadió Scooby, ahora claramente más entusiasmado.

Lizzy rió y asintió.

—¡Lo que quieran! Pero primero, tenemos que resolver este misterio. Y sé que lo haremos juntos, como siempre.

Shaggy y Scooby, ahora mucho más calmados gracias a las palabras de Lizzy, se levantaron con una renovada energía. A pesar de su naturaleza nerviosa, sabían que, con Lizzy a su lado, podían enfrentarse a cualquier cosa. Ella siempre encontraba la manera de hacerles sentir seguros y valientes, algo que Fred observaba desde la distancia con una sonrisa orgullosa.

Fred, que había seguido de cerca la interacción, no pudo evitar sonreír con ternura. Lizzy tenía una forma mágica de calmar a todos a su alrededor, no solo con sus palabras sino con la calidez que irradiaba. Él sabía que era una de las muchas razones por las que estaba completamente enamorado de ella. Ver cómo había conseguido convencer a Shaggy y Scooby tan fácilmente, infundiéndoles valor, lo hacía sentirse más afortunado de tenerla a su lado.

"Es increíble", pensó Fred mientras los observaba, sus ojos fijos en Lizzy. "Ella puede convertir el miedo en valentía con solo unas palabras y una sonrisa. ¿Cómo no voy a amarla?"

A medida que continuaban avanzando por los pasillos oscuros, Fred no podía quitarle los ojos de encima a Lizzy. La manera en que caminaba con confianza, la forma en que sonreía con dulzura a sus amigos... Todo en ella lo cautivaba, y aunque siempre había sido protector, sabía que Lizzy era perfectamente capaz de enfrentarse al peligro por su cuenta.

Finalmente, llegaron a un punto en el que los túneles bajo la biblioteca comenzaban a ramificarse en diferentes direcciones. Fred se adelantó un poco, señalando un pasadizo más ancho a su izquierda.

—Parece que este túnel nos llevará más profundo —dijo Fred, observando con atención las marcas en las paredes—. Quizás sea una buena idea llamar a Velma y Daphne. Creo que ya hemos explorado lo suficiente por nuestra cuenta.

Lizzy asintió, sabiendo que Fred tenía razón. Aunque disfrutaba de la compañía de Shaggy y Scooby, y sabía que podían ser valientes cuando lo necesitaban, sería prudente tener a todo el equipo reunido para lo que fuera que estuvieran por descubrir.

—¡Buena idea, Fred! —respondió Lizzy con entusiasmo.

Fred sacó su teléfono y rápidamente envió un mensaje a Velma y Daphne, indicándoles su ubicación. No pasó mucho tiempo antes de que ambas llegaran, deslizándose con facilidad entre los túneles.

—¿Han encontrado algo interesante? —preguntó Velma ajustándose las gafas, mientras Daphne se sacudía el polvo de su ropa.

—Aún no estamos seguros, pero estos túneles parecen llevarnos a algún lugar importante —respondió Fred—. Creí que era mejor que lo investigáramos juntos.

Lizzy, quien se había mantenido cerca de Scooby y Shaggy, asintió.

—Es mucho más seguro si lo hacemos en equipo. Ya saben lo que dicen: "la unión hace la fuerza". —Sonrió mientras miraba a todos con esa chispa de entusiasmo que siempre lograba contagiar.

Daphne, observando la dinámica entre todos, sonrió para sí misma. Siempre había sabido que Fred y Lizzy eran el uno para el otro. Desde que comenzaron a salir, se había dado cuenta de lo bien que se complementaban. Mientras Fred se preocupaba por los detalles y la seguridad, Lizzy aportaba esa energía positiva y valiente que hacía que el equipo funcionara a la perfección.

—Bueno, entonces, ¿qué estamos esperando? —dijo Daphne, con su característica confianza—. ¡Vamos a resolver este misterio!

Y así, con Lizzy al frente del grupo, el equipo completo se adentró aún más en los túneles oscuros de la biblioteca, listos para descubrir el secreto que había permanecido oculto por tanto tiempo. A pesar del miedo que pudieran sentir, con Lizzy a su lado, todos sabían que podrían enfrentarse a cualquier cosa que se cruzara en su camino.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top