Capitulo 2
Era un día soleado en la universidad cuando Lizzy se topó con Shaggy y Scooby-Doo en uno de los patios. La risa característica de Shaggy y el apetito insaciable de Scooby resonaban en el aire. La mirada de Lizzy se iluminó al ver al adorable Gran Danés, y no pudo resistirse a acercarse con una sonrisa radiante.
"¡Hola chico lindo!", exclamó Lizzy mientras extendía su mano hacia Scooby. El perro, acostumbrado a las Scooby-Galletas, aceptó de buen grado la atención de Lizzy. Shaggy, sorprendido, sonrió y saludó: "¡Hola, Lizzy! Parece que Scooby ha encontrado a una nueva amiga".
Lizzy, con su innata empatía hacia los animales, notó que Scooby parecía hambriento y le ofreció un trozo de su sándwich. "¡Aquí tienes, amigo! ¿Quieres un poco?". Scooby no pudo resistirse a la generosidad de Lizzy y aceptó el bocado con gusto.
Shaggy, impresionado por la conexión instantánea entre Lizzy y Scooby, bromeó: "Parece que Scooby ha encontrado a su alma gemela humana. ¡Y tú eres la única que le ofrece comida sin necesidad de Scooby-Snacks!"
Lizzy se rió y acarició la cabeza de Scooby, ganándose una expresión de gratitud del Gran Danés. "Siempre he creído que los animales son seres especiales. ¡Y tú, Scooby, eres realmente único!".
A partir de ese día, Lizzy y Scooby se volvieron inseparables en el campus. Durante las clases, Lizzy a menudo compartía anécdotas sobre animales, mientras que Scooby disfrutaba de su compañía y de vez en cuando compartían deliciosas meriendas. La amistad entre Lizzy y Scooby se convirtió en una parte integral de las aventuras cotidianas de Misterio a la Orden.
Los demás miembros del equipo, al ver la conexión entre Lizzy y Scooby, no podían evitar sonreír y sentirse agradecidos por la llegada de esta nueva integrante, cuyo amor por los animales enriquecía la dinámica del grupo. Así, el capítulo continuó escribiendo las páginas de una amistad que trascendería las barreras humanas y animales en el corazón de Misterio a la Orden.
Mientras Lizzy compartía momentos agradables con Scooby, la sorpresa la envolvió cuando el Gran Danés habló por primera vez. Sus ojos se abrieron con asombro, y por un momento, Lizzy pensó que estaba soñando o que su imaginación se desbordaba debido a las largas horas de estudio.
Fred, notando la reacción de Lizzy, se acercó con una sonrisa cómplice. "No te preocupes, Lizzy. Yo también me sorprendí la primera vez que Scooby habló. Pero créeme, es real".
Lizzy, aún procesando la revelación, miró a Scooby con ojos curiosos. "¿Hablas de verdad, Scooby?", preguntó con ternura. El Gran Danés asintió con la cabeza y le dirigió una mirada elocuente que decía más de lo que las palabras podrían expresar.
Fred explicó: "Scooby no habla con todo el mundo. Solo lo hace con personas buenas y que él quiere. Eres especial, Lizzy. Él te ha tomado un gran cariño".
Las palabras de Fred resonaron en el aire, revelando la importancia que Lizzy tenía en el mundo secreto de Scooby-Doo. Era más que una simple amiga; era alguien a quien el Gran Danés había elegido confiarle su secreto más profundo. Era una declaración de afecto y confianza que dejó a Lizzy sin palabras.
En ese instante, Lizzy se dio cuenta de que no solo había encontrado a un gran amigo en Scooby, sino que también se había ganado un lugar especial en su corazón. La conexión entre ellos trascendía lo ordinario y se convertía en un lazo que enriquecería las futuras aventuras del equipo Misterio a la Orden. El capítulo de la universidad estaba tomando giros inesperados y emocionantes, con secretos revelados y amistades que se fortalecían cada día más.
La biblioteca resonaba con la suave murmullo de susurros y el crujir de las páginas mientras Lizzy y Fred compartían momentos especiales entre las estanterías de libros. Fred, sintiéndose atraído por la autenticidad de Lizzy, no pudo evitar confesar sus sentimientos.
"Estoy encantado de conocerte, Lizzy", dijo Fred, mirándola con sinceridad. "Eres diferente a las demás chicas con las que he estado. Con ellas, siempre me sentía solo, como si solo les importara mi apariencia o mi dinero. Pero contigo es diferente. Me siento en casa, como si finalmente hubiera encontrado a alguien que me entiende".
Lizzy, con los ojos brillantes por las dulces palabras de Fred, sonrió. "Fred, tú también eres especial para mí. Nunca conocí a alguien como tú. Todas tus cualidades, tu bondad, tu inteligencia, y sobre todo, el amor que tienes por resolver misterios, me hacen admirarte cada día más".
Fred, sintiéndose inspirado por la conexión que estaba floreciendo entre ellos, decidió sincerarse aún más. "Lizzy, me enamoré de ti por todas las razones correctas. Tu personalidad empática, tu corazón noble, tu inteligencia aguda y tu ternura. Eres única, y estoy enamorado de cada parte de ti".
Así, en medio de los pasillos llenos de conocimiento, nació una declaración de amor entre Fred y Lizzy. La biblioteca, testigo de momentos especiales, albergaba el inicio de una historia que prometía aventuras, misterios y, sobre todo, un amor que crecería con cada enigma resuelto.
Después del revelador encuentro con Scooby-Doo, Lizzy se encontró compartiendo una tranquila tarde de estudio en la biblioteca con Fred. La conexión entre ellos se profundizaba con cada interacción, y las palabras de Fred resonaban en su mente, declarándola como alguien especial.
En un rincón silencioso de la biblioteca, Fred y Lizzy se encontraron entre estanterías de libros. Fred, con un brillo especial en sus ojos, decidió sincerarse. "Lizzy, eres realmente especial para mí. No solo por lo que Scooby reveló, sino por lo que veo en ti. Tu corazón empático y tu amor por la vida hacen que todo sea más brillante".
Lizzy, con una sonrisa radiante, aceptó las palabras de Fred con gratitud. Era un momento mágico en el que ambos se estaban declarando de maneras que trascendían las palabras y se manifestaban en los pequeños gestos y miradas compartidas.
La tarde transcurrió entre risas y conversaciones enriquecedoras. Lizzy, ávida lectora de misterios y terror, no pudo evitar entusiasmarse cuando Fred le contó sobre Misterio a la Orden, su equipo dedicado a resolver misterios. "Es tan tierno y necesario", comentó Lizzy, admirando la pasión de Fred y su equipo por desentrañar enigmas.
Fred, encantado con la respuesta de Lizzy, le extendió una invitación. "Lizzy, ¿te gustaría unirte a nuestro equipo? Creo que tu inteligencia, empatía y amor por el misterio serían una adición increíble".
Con una expresión emocionada, Lizzy aceptó la invitación. Desde ese momento, se unió a Misterio a la Orden, convirtiéndose en la sexta integrante del equipo. El capítulo en la universidad estaba tomando un rumbo emocionante, lleno de declaraciones sinceras, descubrimientos sorprendentes y la promesa de misterios por resolver. La historia de amor y amistad entre Lizzy y Fred avanzaba, entrelazándose con cada página de sus vidas universitarias.
La biblioteca resonaba con el suave murmullo de estudiantes concentrados y el roce de páginas pasadas con delicadeza. En ese ambiente tranquilo, Fred y Lizzy se encontraban inmersos en su propio mundo, listos para sellar su conexión con el que prometía ser el primer beso, lleno de pasión, deseo y amor, tan esperado y deseado por ambos.
La tensión emocional crecía entre ellos, y las miradas profundas hablaban más que las palabras. Fred, con una sonrisa encantadora, se acercó lentamente a Lizzy, sus ojos fijos en los suyos. La emoción y la anticipación colmaban el aire, creando una atmósfera cargada de romance.
Justo cuando sus labios estaban a punto de encontrarse en un beso que prometía ser el inicio de algo especial, la puerta de la biblioteca se abrió de par en par y Shaggy entró con una expresión pícara en el rostro. "¡Oh, oh! ¿Qué tenemos aquí? ¿Una escena romántica en la biblioteca?", exclamó con su característico tono relajado.
La risa contagiante de Lizzy resonó en la biblioteca, mitigando cualquier atisbo de incomodidad. "¡Hola, Shaggy! Sí, estábamos a punto de tener nuestro primer beso", admitió con una sonrisa llena de complicidad con Fred.
Fred, aunque frustrado por la interrupción, no pudo evitar sonreír ante la actitud relajada de Lizzy. "Siempre eliges los momentos adecuados, Shaggy", comentó Fred, intentando contener la risa.
"¡Ja, ja! Solo estaba de paso, chicos. Pero si quieren su privacidad, me voy", bromeó Shaggy, notando la complicidad entre Fred y Lizzy.
"No, quédate", le dijo Lizzy con amabilidad. "Solo necesitas correr".
La confusión se apoderó del rostro de Shaggy. "¿Correr? ¿Por qué debería correr?"
Fred, tomando la palabra, respondió: "Porque serás hombre muerto si te atrapo. ¡Prepárate para una buena carrera!"
Entre risas y comentarios jocosos, Shaggy comenzó a correr, seguido de cerca por un Fred decidido a transformar la interrupción en una lección cómica. Las risas se extendieron por los pasillos, atrayendo miradas curiosas de otros estudiantes.
Las amigas de Lizzy y Fred se unieron al alboroto, disfrutando del espectáculo improvisado. Vilma se rió y comentó: "Al menos sabemos que el campus nunca es aburrido con ustedes".
Mientras Shaggy corría, Lizzy le gritó con una sonrisa: "¡Te adoro, Shaggy, pero corre rápido!"
Fred, con una mirada divertida, añadió: "Te estoy esperando, Shaggy. Prepárate para una carrera inolvidable".
En silencio, Fred maldijo levemente a Shaggy por la interrupción, pero la risa y la alegría que envolvían ese momento dejaron en claro que, incluso en medio de las interrupciones, el amor y la diversión eran los protagonistas de la historia de Fred, Lizzy y Shaggy.
La risa resonaba en los pasillos mientras Fred perseguía a Shaggy por todo el campus. La carrera improvisada se convirtió en el centro de atención, atrayendo miradas y sonrisas de otros estudiantes que se preguntaban qué podría haber llevado a tal persecución.
Con agilidad y determinación, Fred logró atrapar a Shaggy en una escena que parecía sacada de una comedia. Sin embargo, en lugar de reprender a su amigo por la interrupción, Lizzy se adelantó, deteniendo a Fred con una risa contagiosa.
"¡Alto, alto! No es culpa de Shaggy. Además, me cae muy bien", comentó Lizzy, con una sonrisa juguetona. "Lo perdono, y si lo perdonas, podríamos considerar una cena juntos, ¿qué dices?"
Fred, encantado por la iniciativa de Lizzy, asintió con una sonrisa. "¡Claro! Acepto encantado. Después de todo, tomar la iniciativa es muy atractivo".
Vilma, siempre la analítica del grupo, se acercó a Shaggy con una mirada divertida. "Deberías agradecerle a Lizzy, Shaggy. Te ha salvado de una reprimenda bastante intensa".
Shaggy, aún tratando de recuperar el aliento, asintió agradecido. "Sí, gracias Lizzy. Parece que tu oferta de cena me salvó".
Daphne, que se unió al grupo en ese momento, sonrió y dijo: "¡Menos mal que Lizzy estaba aquí para suavizar las cosas! Además, Shaggy, creo que deberías agradecerle con un postre después de la cena".
Lizzy, riendo, añadió: "¡Oh, sí! Acepto postre también. Y Shaggy, lo quiero mucho, así que cuidado con él".
Daphne, asintiendo con complicidad, comentó: "No te preocupes, Lizzy. Si algo sabemos hacer, es disfrutar de la comida".
Las risas continuaron entre los amigos mientras Kara y Scooby se unían al grupo. Kara, mirando a Fred y Lizzy, les dijo con humor: "Nunca hay un momento aburrido con ustedes dos alrededor. ¿Este tipo de cosas siempre sucede?"
"¡Oh, sí! En nuestro grupo, la diversión y los misterios van de la mano", respondió Lizzy, riendo. "Además, creo que Shaggy merece un respiro, ¿no les parece?"
Fred, con una sonrisa, afirmó: "Definitivamente. Y gracias a Lizzy, ahora Shaggy tiene una cena gratis".
Daphne se acercó a Lizzy y le susurró: "Tomar la iniciativa y proteger a tus amigos. Parece que Fred no es el único afortunado aquí".
Lizzy rió, agradeciendo el comentario. "Siempre es bueno ser un poco impulsiva de vez en cuando".
Entre risas, el grupo se dirigió hacia la cafetería, listo para compartir más momentos divertidos y crear recuerdos juntos. La singularidad y la conexión entre ellos continuaban tejiendo la historia de Misterio a la Orden.
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