Su mano toma con fuerza mi muñeca y me obliga a darme la vuelta, mi pecho latiendo con fuerza choca con el suyo, sacándome un jadeo. Levamente la vista a sus ojos con sorpresa y nerviosismo, ¿Es este JiMin? ¿Por qué de un segundo a otro me gusta que actue tan mal? Mordí mi labio cuando su ceño fruncido llego a mi campo de visión.

—¿De qué hablabas con él? Siempre parecen tan cercanos...

—Es un compañero, y no somos tan cercanos.

—No me agrada que estés con Kim.—dijo, mi muñeca comenzaba a doler por su agarre, pero en vez de molestarme parecía más bien agradarme, me gusta que me trate mal.

—¿Crees que por eso dejaré de hablarle? no eres mi dueño, JiMin.

¡Vamos, sigue siendo así de posesivo!

—Esta bien.—me soltó con brusquedad— Ve con él si quieres, no perderé mi tiempo.

Y se alejó, causando una gran decepción en mi.