6
La vida se le había vuelto de color verde de la nada; Hyungwon se sentía tan destruido por los celos que crecían en su interior de sólo imaginarse quién podía estarlo teniendo todo de él, que no tenía en realidad una vida.
Dos semenas enteras eran castigo suficiente para pagar lo que sea que Hoseok le había impuesto de repente, no lo sabía; el sencillamente se había levantado la mañana siguiente a su encuentro falto del calor del mayor, lo buscó por la habitación y todo el apartamento, pero nunca lo halló.
Nunca imaginó que al irse y regresar se encontraría con que no lo volvería a ver por largos días, y si era sincero, no entendía qué lo llevaba a ser así; lo había sentido tan suyo, había sentido que encajaban tan perfectamente, que incluso aceptó que nunca se había sentido igual con nadie más, ni siquiera con Minhyuk en su debido momento. En la mente de Hyungwon los dos estaban hechos el uno para el otro, pero al contrario de eso, Hoseok había decidido torturarlo con su ausencia, hacerlo añicos y utilizarlo.
Por que así sentía, que jugaba con el al huir, pero aún así no importaba porque como fuera lo necesitaba de regreso.
En el momento en que Hoseok le dijo todo sobre lo que le había sucedido en su antigua escuela se sintió terriblemente impotente, no podía comprender quién en el mundo se atrevería a dañar a tal persona tan dulce como él, no lo comprendía en absoluto y lo único que hizo fue odiar a quién fuera que se hubiese atrevido a tocarlo de cualquier manera, porque definitivamente nadie tenía derecho a hacerlo; quiso acabar con todo de la misma ira y frustración.
Comprendió perfectamente que su pequeño Hoseok se refugiara y no quisiera verle después de decirle su más profundo secreto, así que cuando llegaba al apartamento solía "avisar" antes de entrar haciendo más ruido del necesario, con eso escuchaba sus lindas pisadas al correr por todo el apartamento, hasta que se encerraba en su habitación. No estaba mal que lo hiciera, lo comprendió por que al fin y acabo él estaba ahí aún, pero ahora era diferente.
Ahora había desaparecido por completo.
Hoseok ya no sólo estaba jugando con su paciencia y tiempo, sino con su vida entera. Era frustrante a morir, lo sentía de alguna manera odioso porque creía que el mayor debía ya saber su mucha necesidad, la necesidad de estar a su lado siempre porque él era suyo, él le pertenecía, y aunque entre el cielo y la tierra su pronóstico fuera un horrible y torrencial aguacero, aún así Hoseok le seguía perteneciendo no importaba la opinión de nada ni de nadie, ni siquiera la de él; Nada.
Creyó que lo que más odiaba en el mundo era discutir, pero con creces había pagado el constatar que nada de eso se comparaba a los constantes rechazos y desprecioa de Hoseok, estaba prácticamente tambaleando entre sus dedos y lo peor es que no lo culpaba de nada, porque le gustaba exactamente tal y como era.
¡A Hoseok no le cambiaba un pelo!
Incluso la voz de pato Donald que durante el sexo creía iba a ser en extremo molesta le pareció en realidad la gloria, sumado a eso, su manera de gemir hasta hacerlo vibrar, su fuerza bruta y a la vez la forma en que se entregaba dejándole el poder, hasta permitir que hiciera que su cuerpo temblara con cada roce... Sólo Dios sabía lo mucho que lo deseaba en ese instante y a todo momento; sus labios, sus manos fuertes, sus ruegos pidiéndole dejar tocarlo, todo, quería todo de nuevo y él no se lo permitía, y sinceramente no supo de peor castigo que ese.
¿No confiaba a caso o quería darle alguna lección?
¿Qué más necesitaba él?
Si incluso había estallado lleno de celos porque su amigo lo había tocado, porque estaba tan cerca de él que se sintió diminuto y abandonado, y lo peor era que Hoseok disfrutaba en serio de su cumpañia, cuando en realidad en casa apenas y eran contadas las sonrisas que lanzaba. "Que tenía más derecho" le había lanzado con la furia de la frustración al niño aquel que resultó ser el amigo de toda la vida de Jooheon, y sólo por ese hecho tan ridículo e inconsciente no hizo nada más que disculparse con un leve sentimiento de enojo aún atizandole; no siendo suficiente, su poco autocontrol terminó de ser fracturado por completo por la misma razón, cosa que, mientras estaba en su habitación jugando con un vibrador a imaginar que el mismo era el miembro de Hoseok, recordó de nuevo lo injusto que se había comportado el mayor al defender a aquel tipo y lo mucho que deseaba que le perteneciera de una vez por todas. Al final no lo había podido controlar más y fue a su habitación encontrando que la puerta estaba abierta y que Hoseok estaba frente a él, sin camisa y casi gritando que estaba a su disposición.
Al menos así lo vio.
Quizá sólo lo había imaginado y resultó por llevarlo al límite de obligarlo a hacer lo que no él quería y ahora no era diferente de las personas que le hicieron daño, pero no cambia duda de que lo había disfrutado, que lo escuchó gritando de placer al compaz y que jamás podría confundir la manera en que Hoseok se enterraba en su cuerpo deseoso de más, eso no podía haberlo alucinado de ninguna manera, así que buscaba comprender qué rayos era lo que esperaba Hoseok que hiciera entonces, si prácticamente le había confiado su cuerpo, le había permitido entrar y se había rendido a su deseo insensato de estar con él, aunque fuera lo que no debía hacer.
Ahora se encontraba necesitado, urgido de tenerlo de nuevo porque Hoseok era como una fruta prohibida, deseaba más, quería conocer cada rincón de su cuerpo, cada minúscula cosa que lo hiciera ir alto hasta hacerlo gritar; pero no sólo eso, también quería saber más sobre su pasado, su familia, la gente que lo rodeaba, todo, quería entrar en su mundo aunque sonara ilógico y no lo fuera en realidad.
El apego era cosa aterradora. Siempre lo vio así.
Esa mañana llegó temprano a casa luego de haber estado en el estudio grabando toda la noche hasta que el sol tocó a su puerta, condujo agotado, la cantidad de dinero que había gastado en las malditas gomas de mascar era incluso mayor que lo que gastaba a diario en cigarrillos e inclusive estaba un poco ebrio porque no le había quedado más opción que beber algo más fuerte que cerveza; simplemente no soportaba el estado de aturdimiento en el que se encontraba desde que Hoseok había optado por no aparecerse en el apartamento. Entró con la sensación de ensueño y un perfume particular le asaltó las fosas nasales, como un loco corrió por el pasillo hacia dentro deteniéndose y mirando al comedor donde había un cubreplatos con una nota, se acercó rápidamente y tomó el post-it leyéndolo.
"espero estés comiendo bien"
Se encariño incluso con eso, llevó la nota a su nariz y pudo sentir su perfume en él; cerró los ojos ante la sensación y corrió a la habitación abriéndola de golpe.
— ¿Hoseok?
Pero nadie respondió, la habitación estaba solitaria y llena de tranquilidad; una que no sentía, por cierto. Entrando por completo notó que el espacio estaba ordenado de manera diferente a lo que había estado viendo con el paso de los días, las cobijas blancas habían sido cambiadas por otras y la biblioteca lucia con colores diferentes como si hubiesen movido los libros de una manera estratégica para que luciera tal cual; miró en dirección al escritorio y curioso se acercó, tomó uno de los cuatro boletos que descansaban ahí, los leyó descubriendo que los mismos eran boletos sencillos que mostraban el nombre de la universidad y departamento en que estudiaba Hoseok, se fijó en el día y la hora, y frunció el ceño.
Se presenta hoy....
Miró la hora en su reloj y salió de la habitación con boleto mano, cerró la puerta y cruzó a la suya. Si algo tenía claro es que siempre había querido ver a Hoseok mostrando su incalculable encanto en el escenario y eso haría, aunque pareciera que sólo lo hacía por que había perdido toda dignidad. Jamás lo aceptaría.
Era una persona orgullosa, siempre lo fue y sin embargo estaba cediendo ante su deseo de verlo y de tenerlo cerca, sólo porque había desparecido dos semanas
Dos semanas que han sido la muerte para ti.
Se cambió por ropa más elegante de lo que acostumbraba, más un abrigo y un cubrebocas negro, acomodó su cabello con la secadora y tomó sus llaves junto a su cartera y boleto; salió del apartamento dando zancadas buscando el elevador como un ciego testarudo. Al entrar al auto lo encendió antes de cerrar la puerta y salió girando el volante con todo. Quizá lo que le había dicho Minhyuk hacia casi dos semanas estaba en lo cierto, que se encontraba huyendo de su realidad y refugiándose en el regazo de alguien con el que no encajaba bien. Sus palabras exactas habían sido:
"las personas como nosotros no podemos esperar nada de nadie y el único amor que conocemos es el poco que podemos darnos a nosotros mismos, Hyungwon, no te engañes."
Se lo había dicho mientras le ayudaba a cubrir el desastre que Hoseok había hecho en su cuello, un gran moretón que no odio porque era lo único que le confirmaba que nada había sido otro de sus tantos sueños con el mayor; no le había importado mucho, aunque Minhyuk lo hubiese llamado un inconsciente y un irresponsable debido a que las cámaras siempre lo estaba apuntando, nada pudo importarle menos.
Lo sabía, que debido un simple encuentro había perdido el juicio por Hoseok al punto de no importarle nada de lo que los demás dijeran, era tan intenso que incluso lo evocó en las últimas canciones que había escrito y compuesto, una canción cargada de todo el deseo y la necesidad que ese cuerpo musculoso y suave le generaba a diario. Estaba tan cegado, que no supo ni siquiera en qué instante comenzó a dejar de odiar cosas que antes detestaba con él alma; como por ejemplo darle rienda suelta a un apego sin sentido.
Al llegar a la universidad y estacionar dentro preguntó por él auditorio en el que sería la muestra, llevaba un ramo de rosas rojas que no eran las mismas que sostenía Hoseok en las fotografías que decoraban tan bien la sala; pero no importaba ya, lo haría a su manera.
Entró mostrando el boleto, le dieron la bienvenida con una sonrisa y pudo notar que parecían ser estudiantes los que habían organizado el evento, e ignoró el par de murmullos que echaron apenas dio la espalda; jamás quitó su cubrebocas, pero supuso que en algo debía llamar la atención. Entrando buscó un puesto en el medio del auditorio, se sentó siempre sosteniendo el ramo de rosas y comenzó a pasar la vista por todo el lugar buscándolo, lo hizo hasta finalmente ver al escenario donde pudo reconocer a Daniel que ayudaba a organizar algunas cosas, pero de Hoseok no sabía nada.
El evento comenzó luego de una media hora más y se alegró de haber llegado a tiempo porque el auditorio se llenó en menos de lo que pudo haber pensado; ansioso escuchó los murmullos que provenían de todos, dándose cuenta que muchos de ellos esperaban la presentación de Lee Hoseok.
Las luces se apagaron y todos aplaudieron emocionados, sus ojos sólo vieron la oscuridad antes de que la luz en el centro fuera abriéndose como si fuera la luz de una farola, sus ojos escanearon el escenario y se asombró cuando de la oscuridad restate salió una mujer que lucia fiera; las luces lo eran todo, ella saltaba de un lado a otro entrando y saliendo de la oscuridad junto a un hombre que la elevaba en maniobras y saltos controlados que se le hicieron como de circo, pero increíbles.
Pasaron cuatro presentaciones más antes de que la luz volviera apagarse de nuevo, su mente estaba llena de todas esas imágenes y grandiosas piezas que sonaban rolatando historias, cuentos, libros, todo, era increíble y sintió que la profesión de Hoseok era sencillamente grandiosa e Incomparable; era arte en todo el sentido de la palabra.
Las luces volvieron a encenderse mostrándole lo más esperado de la tarde, sus ojos se agrandaron al punto que lucieron ridículamente más grandes de lo que ya eran y se inclinó hacia adelante porque necesitaba constatar lo que tan bien ya sabía; Hoseok estaba sentado en medio de una luz amarilla que fue volviéndose azul junto al sonar del reloj que iba en aumento consirable.
el sonido sólo iba a aumentando y aumentando.
El de cabello púrpura se encontraba tendido en la silla sin camisa, con las manos hacia atrás de la misma mirando al techo, sus ojos se cerraron y uno de sus brazos se levantó de manera elegante después de que el tick tack se detuviera; era como si de una marioneta se tratara. Impresionado se quedó quieto casi sin respirar, porque se dio cuenta que sin mucho esfuerzo el cuerpo de Hoseok era artístico, fuerte y tan deseable, que no pudo evitar sentir que le necesitaba incluso aún más.
Él se levantó como si le hubiesen halado u obligado a hacerlo y cayó al suelo como si ese mismo algo invisible lo hubiera empujado hasta tenerlo en el suelo; con el cuerpo en tensión levantó el brazo de nuevo y lo acarició con su otra mano mientras la música de Chopin llenaba el auditorio, Hoseok corría tras ese algo invisible arrodillandose ante el, rindiendose y entragandose completamente, se acariciaba el cuerpo de tal manera, que con sólo verlo su aliento pesaba porque de alguna manera sentía que el mayor le hablaba directamente con su cuerpo ¿lo estaba haciendo no es así?
¿Así se sentía él en realidad?
No podía constatarlo exactamente, pero el sentimiento que transmitía no era algo completamente nagativo, sólo había un cuerpo que amaba ser manejado y controlado al antojo de un titiritero arrogante que lo pulsaba y lo atraía de mil maneras; lo sentía como una unión única y diferente, definitivamente no era nada igual a lo que había tenido antes. Hyungwon lo sintió suyo y en cambio se vio alegre de aceptar que también le pertenecía porque había un lazo entre los dos que los unía y sólo debía decidir qué paso dar.
La verdad no había mucho qué pensar.
La presentación terminó con un par de presentaciones más, se sintió tan ansioso por verlo, que comenzó a masticar goma a una velocidad increíble, una tras otra sin hastiarse; cuando al fin vio a Daniel salir hablando y jugando con algunos compañeros más, se levantó y salió de la hilera de sillas hacia el pasillo, hasta llegar al escenario mismo en menos de lo que pudo ser consciente. La adrenalina que recorría su cuerpo no lo dejaba ver más allá.
— Daniel — lo llamó. El menor buscó por el escenario, luego fijó la vista en su dirección entrecerrando los ojos y abriendolos luego. Con incertidumbre se acercó y soltó un bufido — increíble ¿por qué estás tú aquí? No creo que hayas sido invitado ¿no es así?
— ¿dónde está? Necesito verlo. — fue al grano de inmediato. El menor rodó los ojos, pero no la verdad es que no le importó dar explicaciones ni discutir sobre ello porque no tenía la paciencia y menos el tiempo.
— sígueme. — el le indicó con la cabeza subir al escenario y eso hizo, parecía un loco idiota con el ramo de rosas en sus mano y sin embargo eso fue lo que menos le interesó; se arregló el cabello y sacó hasta el minúsculo imperfecto de su ropa cuando, después de pasar la zona detrás del telón, entraron a un largo pasillo iluminado por luces blancas. — él está en los vestidores, debe estar preparándose para la comida que habrá después de esto.
— ¿quieres decir que aún debe quedarse aquí? — el menor que iba caminando en mediana calma adelante de él giró a verlo.
— emmm, sí, pero por supuesto es su decisión ir o no. No es un perro, ya te lo dije. — Daniel levantó una ceja y en su rostro la arrogancia se evidenció; él no era muy diferente, pero suponía que tenía razón. Si lo primero que iba a salir de su boca una vez lo viera era una orden, algún insulto, reclamo o lo que sea, seguro entonces no tendría oportunidad de al menos convencerlo de que regresara al apartamento; lo necesitaba y tenía que hacer las cosas mejor que eso.
— ¿sabes dónde y con quién se ha estado quedando todo este tiempo? — apretó el ramo con mayor fuerza para resistir la respuesta, no creía ser tan paciente pero si era por Hoseok lo intentaría; al menos quería saberlo.
— conmigo, claro. — su respuesta y sonrisa suficiente le hicieron sentir que quería hacerlo comer el ramo entero, pero algo en su actitud le decía que no había sucedido nada y que sólo estaba bromeando, burlándose de él y de su inseguridad. Bufo regresando la vista al frente y dando pasos más firmes y orgullosos. — no te preocupes, no me gustan los hombres, así que no debes sentirte presionado.
— nadie aquí siente eso.
— si tu lo dices, amigo. — Caminaron un tramo más y agradeció cuando se detuvieron frente a una puerta blanca ancha. Daniel le señaló con la mano y habló de nuevo — adentro está lo que buscas. — y abrió la puerta pensando en que el amigo de Jooheon no era nada como el rubío describía, Daniel era molesto a morir.
Entró sin decir nada, la puerta se cerró y vio al mayor estar sentado frente al espejo con los audífonos puestos y mirando el teléfono sin perder detalle; sumergido en su imagen dejó el ramo de flores sobre una de las sillas vacías y siguió caminando mirandolo a través del espejo. Hyungwon se encontraba poseído por lo que él significaba y con cada paso que daba hacia él sentía como el sentimiento se hacia más fuerte; desde atrás pasó sus manos por su pecho sintiendo al fin el calor al contacto de la piel que le permitía ver la gloria, lo rodeo desde atrás y se pegó a él cerrando los ojos disfrutando.
Es mio.
— ¿Hyungwon? Pero ¿qué - qué haces aquí? — estaba paralizado y seguro tenía ese rostro típico de cuando se encontraba sorprendido; no podía responder porque no lo sabía, sólo permanecía con los ojos cerrados. Lo sintió moverse, abrió los ojos y los suyos lo veían por el espejo totalmente incrédulo, sonrió sin querer y se separó dándole la oportunidad de que se deshiciera de los audífonos y se levantará.
—cierra la maldita boca, Hoseok ¿sabías que por personas como tú cualquiera perdería la dignidad fácilmente? — se lo dijo de frente y lo vio poner una expresión confundida mientras se sonrojaba, se acercó con la emoción recorriendole el cuerpo y se lanzó sobre él rodeando su cintura y cuello con sus extremidades; se aferró a Hoseok y le devoró los labios sin pudor alguno. Lo deseaba tanto, pero se dio cuenta que no era nada físico porque los besos y caricias parecían innecesarias, era algo relacionado con Hoseok y su forma de verlo, de hacerlo sentir con esa patética voz que lo ponía en ebullición. — te extrañé demasiado, sweetie.
— tú, cómo, es, qué — por cada tonta palabra que salió de su boca lo lleno de besos sin darle un respiro; quería sentirlo pronto, sentir eso que los unía y cerrar la brecha de una vez. — espera, Hyungwon. — Hoseok lo detuvo y echó su cabeza hacia atrás mirándolo, así que aprovechó para deleitarse mirando sus pestañas, su nariz, sus labios, sus cejas, ojos y frente; Todo, lo quería todo. — ¿Cómo es que supiste de este evento?
— dejaste los boletos sobre la mesa. Te extrañé mucho, Hoseok. Regremos a casa, por fa... Por...
— ¿por?
— por que he dejado todo hecho un lío...
No pierdas la cabeza, no ahora...
— no me sorprende. — una queja escuchó de su parte y rodó los ojos soltando una leve risa al darse cuenta que dos semanas eran suficientes para extrañar incluso eso; las manos de Hoseok comenzaron a acariciar su espalda hasta hacerlo sentir que la piel le hormigueaba. — estuviste... ¿Viste la presentación?
— lo hice y entendí que eres mío ¿lo eres no es así, Hoseok? — el agachó la mirada asintiendo, así que con sus manos levantó el rostro acunandolo — te deseo demasiado, sweetie. No tienes que pensar en nada más. — cerró la brecha de nuevo besando sus labios con un tiempo que era sólo de los dos, sus dedos de hundieron en su cabello suave y su corazón latió como loco porque cayó en cuenta que estaba siendo cursi como un pedazo de mierda estúpido; pero no le importó, menos cuando Hoseok subió su mano acariciando su espina dorsal y jugando a besarlo sin detenerse. Un suspiro se le escapó por que su toque era suave en comparación a su fuerza real.
— también te extrañé, de verdad lo hice; pero cuando volví ayer no estabas en el apartamento y tampoco regresaste está mañana.
Él estuvo esperando por ti...
— yo, escribí una canción para ti. — lo dijo y cerró los ojos cuando se dio cuenta que no pudo mantenerse callado y menos mantener ocultos a sus nuevos y desconocidos sentimientos. — lo que quiero decir es que....
— ¿sobre mi? Quieres decir que... ¿por qué?
Oh, no ¿por qué quiere saber eso? No lo sé.
— cierra la maldita boca — soltó a reírse por qué era una sorpresa, siempre había escrito canciones para Minhyuk, pero este nunca se había atrevido a preguntarle sobre el por qué lo hacía; era tonto si lo veía desde ese punto, pero le había agradado igual. — lo hice porque cualquiera con tres dedos de frente escribiría sobre alguien como tú. — las caricias en su espalda se detuvieron y lo miró a los ojos para entender qué lo había hecho parar de acariciarlo tan bellamente como lo hacía. — sólo quiero estar contigo, Hoseok, no me gusta complicarme demasiado; pero el acostarte conmigo y luego desaparecer no habla muy bien de ti, no es correcto ¿lo es para ti? Fueron dos semanas ¿qué hiciste todo este tiempo?
— creí que no ibas a querer verme más luego de eso, no lo sé. Tú eres demasiado hermoso ¿por qué yo? — sus ojos le pedían una explicación; Dios, odiaba tener que dar explicaciones sobre lo que hacía o no, así que tomó aire, se soltó bajando del cuerpo del mayor y caminó hacia donde estaban las rosas — te traje algo. — dijo cambiando de tema de repente — son para ti.
— oh, gracias.
Hoseok se veía hermoso, incluso más de lo que recordaba; sin dudarlo se acercó y lo detalló hasta hacerlo avergonzar y sonrojar por la cercanía, sólo lo quería a él ¿había algo más para explicar? No lo creía necesario.
— Daniel me dijo que tendrán una comida de celebración. Tú irás, me imagino — Para su pesar el mayor asintió, pero lo aceptó; mostró su mejor sonrisa y le dio un beso corto justo antes de separarse. — bien, esperaré por ti en casa, sweetie.
— iré en cuanto pueda, lo prometo.
— lo sé.
◇◇◇
Había comprado pizza para la cena; no era exactamente algo que alguien pudiera comer durante una cena de disculpa, pero fue lo único que se le ocurrió podría ser más efectivo, considerando por supuesto, que Hoseok preferiria encontrar una rebanada de pizza doble queso y pepperoni, y no el apartamento en llamas.
Se movió por el lugar encargándose de limpiar lo que había ensuciado para así no hacer que el mayor se enojara por tonterías; no quería molestarlo, por primera vez sentía que no quería causar problemas, al menos no más de los que pudiera haber ya generado. Sólo quería estar a solas con él, que lo abrazara con esos fuertes brazos que nunca le hacían daño y besarlo incontables veces.
Eso era lo más deseaba.
El apartamento se llenó de música y en tanto dejaba todo listo prácticaba la coreografía que mostrarían para los conciertos; se animó y se cambió de ropa por unas más cómodas, y cuando todo estuvo listo miró el reloj sirviendose una copa de vino. Eran las 8 de la noche, seguro Hoseok regresaría en cualquier momento, así que se sentó a esperar.
Minhyuk podía tener razón, no lo sabía, quizá sí era una persona fría sin capacidad de amar, pero había algo que él ignoraba completamente y eso era que no importaba qué o cómo, quería estar con Hoseok; Min podía decir cuánto quisiera sobre el hombre de cabello púrpura, pero no existía poder humano que lo convenciera ahora que no existía esa unión.
En pocas palabras, Minhyuk ni siquiera se le comparaba a todo lo que era y significaba Hoseok.
La puerta de la entrada sonó y sonrió, se llenó de una alegría intensa que no dejó escapar; al menos no como en la tarde cuando lo fue a buscar a su vestidor. Se quedó sentado escuchandolo llegar, los pasos sonaron ligeros y volteó a ver hacia la entrada al pasillo.
— bienvenido a casa, sweet...
— ow, yo, lo lamento mucho creí que este era ¿no es el apartamento de Hoseok?
— ¿quién es usted y cómo entró aquí? — se levantó asustado mirando al tipo de estatura media y cuerpo apenas trabajado, espalda ancha y cabello negro. Este se quedó de pie mirando a todos lados.
— solía vivir aquí junto al dueño del apartamento, Hoseok ¿sabe de quién hablo? Lo siento, debí llamarlo antes de venir. Pero ¿lo he visto en alguna parte? — Hyungwon frunció el ceño, no podía ser que ese tipo fuera el mismo que había tomado las fotos que colgaban en la pared. Lo analizó a profundidad con el incómodo pensamiento rodeando su cabeza.
— no lo creo y Hoseok no se encuentra ahora. Debería marcharse. — dijo esperando que se fuera y no regresara nunca más. No se sentía seguro de lo que sucedería si el mayor se encontraba con ese sujeto de nuevo.
Tienes que alejarlo, no puedes permitir que lo vea ¡no puedes!
— está bien, lo esperaré. — dijo el entrando y yendo a la cocina con un par de bolsas en mano como si realmente estuviera en su casa; eso lo molestó en serio — Hoseok me llamó ayer para decirme que hoy tenía una muestra en la universidad y estaba muy triste de no haber podido ir a verlo en persona; pero me gustó lo que subieron a las redes, estuvo excelente, así que vine a visitarlo para prepararle una cena y celebrarlo. ¿vives aquí? ¿Rentaste la habitación libre acaso?
— sí, pero ¿qué si no regresa? Digo ¿no sabe que está celebrando con sus amigos? Podría volver después...
— ¿lo está? Ok, entonces tendré que guardar todo en la nevera una vez terminé — dijo decidido a hacer lo que sea que estuviera pensando. Él se quitó la chaqueta que tenía puesta quedando con una camiseta negra sencilla, lo miró dar vueltas en la cocina y encontrar todo lo que necesitaba como si lo supiera de memoria. — ¿y qué tal te ha ido? Espero que Hoseok no te haya dado mucho problemas — rio — ¿cocinas?
Hyungwon se sentó frente a la encimera y negó con la cabeza primero — no. — respondió y al tipo algo le pareció extraño por que giró a verlo.
— ¿no? Entonces ¿comes fuera? — preguntó extrañado por algo, pero no le prestó atención; no más de la necesaria.
— Hoseok cocina para los dos.
— ¿hablas en serio? — el tipo soltó una risa luego de su sorpresa, Hyungwon sólo pudo fruncir el ceño porque el tipo en serio parecía muy tranquilo de estar ahí, cuando en realidad el sólo quería sacarlo del apartamento cuánto antes; por nada del mundo quería que Hoseok lo viera. — es increíble, Hoseok odia cocinar. — dijo de repente — cuando vivía con el solía encargarme de la cocina mayormente. Odia tener que ensuciar sus manos, se siente incómodo y dice que tarda más así.
— bueno, no-no sabía eso...
Nunca te habías fijado ¿no es así?
No lo sé...
— igualmente es bueno que lo haga, supongo que lo ayuda a madurar en algún punto. Me hace feliz escucharlo. — el se veía orgulloso, le sonrió y se sintió incómodo al descubrir que el tipo tenía una sonrisa netamente seductora. Miró la hora en el reloj y la inquietud fue en aumento.
— sabes, no creo que Hoseok venga hoy. Si regresas mañana tal vez...
— no te preocupes — comentó restándole importancia a todo — me haré espacio en la habitación de Hoseok entonces. No quiero irme sin hablar con él, después de todo hace un año que no lo veo.
— no te quedarás en su habitación. — Hyungwon se levantó decidido a echarlo, definitivamente iba a hacerlo así Hoseok luego lo odiara por ser de esa manera con su amigo o lo que sea; en el momento en que iba a tomarlo del brazo para que se largara la puerta de nuevo sonó, se frenó en el intento mientras que el sujeto lo veía plenamente extrañado por su comportamiento hostil.
— ¿Hyungwon? — la voz de Hoseok llegó a sus oídos y retrocedió mirando al tipo que por un poco y no le quitaba la vista de encima tampoco; se encontraba sorprendido quizá.
— aquí estoy, sweetie. — lo gritó hacia el pasillo, de ahí lo vio salir con una sonrisa así que lo abordó totalmente, no quería por nada del mundo que lo viera ¿era eso ser en su mayoría egoísta? Si lo era, entonces estaba de acuerdo con ser maldecido, pero ¿por qué tenía que suceder eso justo a hora cuando sentía que estaba tan cerca de tenerlo todo?
No lo comprendía y menos aceptaba.
Acuno el rostro de Hoseok entre sus manos y se lanzó dispuesto a besarlo, pero en el instante menos adecuado Hoseok volteo a ver hacia la cocina abriendo muy grande los ojos elejandolo al instante.
— Dongwha... ¡Oh, por dios, sí eres tú. En serio eres tú!
— ey, campeón. Creo- creo que definitivamente debí llamar antes de venir — el río de manera incómoda y nerviosa; su corazón gritaba fuertemente que tomara a Hoseok y se lo llevara de ahí, pero cuando menos supo era que el mayor ya no estaba ni siquiera en su cercanía, sino que se abrazaba a aquel sujeto con tanto afecto que le rompió el corazón. Hoseok se abrazaba tan fuerte a ese cuerpo extraño, que no le tomó nada regresar al punto del fastidio; de repente odio su voz, su mirada y hasta la manera en la que sonreía... odiaba hacer reclamos sin sentido y se recalcó a sí mismo convencido de que odiaba discutir, por lo que apretó los dientes dispuesto a irse a su habitación.
— ¡Hyungwon, Hyungwon. Mira, es Dongwha, es de quien te hable! Ven a saludar.
¿irritación? No ¿molestia? Quizá ¿ira? En su totalidad.
Algo en su cabeza latió como si un alien quisiera salir de ella, su mandíbula se apretó a tal punto que pensó que su dentadura se dañaría y las manos se hicieron puños porque esa voz patética le taladraba la cabeza de manera horrorosa.
— ¡cierra ya la maldita boca! — se vio amenzandolo de nuevo y los ojos de Hoseok se detuvieron para verlo confundidos; el ambiente se llenó de silencio y el tal Don Juan sólo frunció el ceño hasta pasar su brazo por encima de los hombros de su hombre.
Por que Hoseok era su hombre.
— mire, no lo conozco y lamento haber venido sin avisar ¿sí? pero esa no es forma de hablarle a alguien como Hoseok. — él lo defendió al igual que lo había defendido Daniel en el restaurante hace dos semanas, los odiaba, por qué nadie lograba ver más allá de lo que sentía ¿por qué siempre resultaba ser el malo y a quien veían como poco propio para merecer a Hoseok?
Yo también tengo derecho.
Tragandose las palabras y mordiendo su lengua para no dejar pisotear más su orgullo, además de no querer perder la poca dignidad que le quedaba, se dio vuelta y caminó hacia su habitación.
— ¡Hyungwon, espera! — escuchó provenir la voz de Hoseok desde la cocina y casi logró sentir la alegría.
— déjalo, quizá sólo necesita tiempo a solas — la tercera voz lo detuvo de intentar llamando su atención — mejor cuéntame ¿cómo estuvo la presentación hoy? Por lo que vi te divertiste.
— oh, sí, estaba realmente triste cuando dijiste que no vendrías, pero aquí estás. Gracias por haber venido, estoy muy feliz de poder estar contigo.
no quiso saber nada más, abrió la puerta y la cerró con más fuerza de la necesaria sin ni siquiera preocuparse por si había roto el ambiente del par de tortolos de la cocina, sólo se tiró en su cama y se acostó en posición fetal; cerró los ojos y deseo poder sentír el odio y el rencor que sentía cada que descubría que Minhyuk lo engañaba, pero cuando pensaba en ello lo único que venía a su mente era sonrisa de Hoseok y el momento tan íntimo que habían compartido, sus caricias, sus besos....
Quería odiarlo, pero con cada segundo que pasaba parecía estarlo queriendo más y eso no era justo; al menos para Hyungwon.
◇◇◇
— ey ¿y a qué se debe el mal humor? Todos están muy tensos porque no se atreven a decirte nada, pero ya llevamos dos horas y no logras concretar la coreografía. — Shownu, el líder del grupo, se sentó a su lado extendiendole una soda mientras le mostraba una expresión preocupada; él solía siempre ser amable independientemente de dónde o quién estuvieran. Recibió el elemento y bajó la mirada asintiendo porque entendía a lo que se refería perfectamente.
— lo siento, hyung. Haré lo mejor que pueda de ahora en adelante.
— ¿algo más que quieras decir?
— yo, no lo sé — sintió la garganta seca, creyó que ya llevaba demasiado soportandolo y sintió que no tenía sino que dejarlo salir. — creo, creo que hay alguien.
— está bien, no debes preocuparte ¿qué es lo que está mal con esa persona? — el moreno que era grande y musculoso buscó una mejor posición para sentarse y se acercó lo suficiente, el resto de chicos jugaban a sacarse selfies o simplemente hablaban unos con otros, así que tomó aire y volvió a empezar.
— no entiendo a esta persona, hyung, es, es estúpido porque hay muchas cosas que posee que no tolero, pero con todo y eso quiero estar a su lado; he tratado por todos los medios y sin embargo siempre termina alejándose, ahora resulta que tiene a alguien más que parece adorar lo suficiente. Es un imbecil al que parece adora como a un Dios. No lo sé, es una mierda completa todo esto.
— oh, ya veo ¿es alguna idol?
— ¿qué? No, no lo es — trató de parecer normal y soltó el aire — sólo sé que me gusta o algo así, no lo sé. Ya no lo sé.
Creíste que existía una unión, debería haberla...
— lo único que te aconsejaré será que hables con esta persona, que le digas cómo te sientes tal y como me lo estás diciendo a mi, Hyungwon. Eres inteligente y sabrás qué hacer cuando la tengas en frente.
— no sé si podría hacerlo, estoy muy enojado y no entiendo por qué tengo que seguir sintiéndome así, mientras él sigue disfrutando con ese otro sujeto. Los odio a los dos y mucho, Shownu...
Y lo estaba, es decir, enojado.
Esa mañana que se despertó lo hizo por un intenso y delicioso olor a café, abrió los ojos sorprendido porque pensaba que era Hoseok quien quizá buscaba una tregua o algo así; se levantó con los ojos casi cerrados por la luz natural de la sala y fue directo a la cocina encontrándose con que era Donghwa y no el del cabello púrpura quien ocupaba el lugar.
Lo miró de arriba a abajo de manera despectiva, el tipo tenía la ropa de Hoseok puesta y el cabello húmedo, eso le hizo sentir un horrible retorcijon en el estómago y ganas de golpear algo o a alguien; a la persona justo en frente. Quería quitarle una a una las prendas que no le pertenecían.
— ¿dónde está? — lo demandó falto de paciencia y el sujeto sólo frunció el ceño, luego rio como si estuviera jugando con él o algo parecido; no importaba, le disgutaba de igual manera.
— está en la habitación, acaba de tomar una ducha y está poniéndose algo — paró de servirse un café y lo miró aún sonriente — ya me dijo que eres un idol, increíble. Deberías ser más paciente si se trata de Hoseok, siento que tienes un poco de mal temperamento y no me agrada eso. — Donghwa lo miró retandolo. Una cosa era odiar la voz de Hoseok cuando discutían y otra muy diferente la manera en que ese tipo lo hacía lucir como un idiota; jamás había sentido tantas ganas de golpear a otra persona en la cara.
— no tengo por qué escucharte. — dio la vuelta yendo en dirección a la habitación de Hoseok, abrió la puerta sin llamar y lo encontró poniéndose una camiseta ancha blanca; ya enojado cerró la puerta muy fuertemente y lo miró juzgandolo por todo y nada, lo miró de arriba a abajo como si no valiera nada en ese momento.
— Hyungwon ¿qué sucede? No puedes estar aquí, Donghwa está allá fuera. — Hoseok estaba muy sorprendido de verlo ahí de pie, sus labios temblaban y sonaba preocupado.
No es justo ¿por qué es así contigo? No es para nada justo.
— ¿no crees que es suficiente? ¿Qué crees que estás haciendo justo ahora, Hoseok? — se lo dijo en un tono absolutamente serio, se separó de la puerta y caminó hacia él aún más enfadado, molesto porque no sabía cómo manejar la situación. No le gustaba reclamar sobre nada ni discutir y sin embargo su vientre era un torbellino de sentimientos que no podía controlar.
— ¿de-de qué hablas, Hyungwon? — preguntó desconcertado el mayor — No, no importa. No puedes estar aquí, Donghwa estuvo haciendo muchas preguntas y no sabía qué responderle, así que hablaremos cuando él se haya ido. — Hoseok estaba apresurado en sacarlo de su habitación, lo empujó desde la espalda e intentó abrir la puerta como si fuera algún amante que quería ocultar y eso lo ofendió lo suficiente.
— ¡dejame! — se separó y volvió a verlo de nuevo, no podía creer la manera en que Hoseok lo trataba así que salió encontrando al tipo aquel frente a la televisión bebiendo café; él volteó a verlo sonriente y levantó una ceja.
Si había algo que quería con claridad era destruir a ese sujeto, pero resultaba que para Hoseok el mismo parecía algo sagrado; lo odiaba, no lo quería cerca de él y sin embargo su hombre se aferraba a ese otro como si no hubiera otra salida más. Queria entender qué le faltaba, podía cualquier cosa hacer para hacer sentir bien a Hoseok, no obstante, también sentía rencor hacia sus acciones porque no las comprendía, ahora ya no estaba seguro de esa unión o al menos no de la intención por parte de Hoseok para cerrar esa brecha que los separaba y tampoco quería dar un paso sin saber lo que sería de su dignidad ya lo suficientemente herida si se mantenía insistiendo en algo tan complicado como lo era su relación con él.
Después de la conversación con Shownu la práctica siguió su curso normal, con mejor semblante logró concretar la coreografía y se disculpó con todos de la mejor manera; al final ellos no tenían la culpa de lo que que le sucedía, no era como si fueran Hoseok o el tipo ese con el que muy seguramente se había acostado.
Trabajó en la nueva canción que estaba escribiendo, estuvo por al menos unas cinco horas en su estudio personal hasta que sintió la necesidad de regresar a casa; revisó la hora en la pared dándose cuenta que eran pasadas las ocho de la noche, bostezo y sintió un hambre real, era similar a no tener otra opción.
Debería ir a casa
¿Debería?
La verdad no sabía; no estaba de humor para ver jugar a Hoseok con ese tipo por toda la casa y por ende no sabía cuánto más podría aguantar así. Lo pensó por varios minutos más, hasta que tomó las llaves de auto y salió cerrando todo.
El aire de la noche movió su cabello, lo re acomodó con el pasar de su mano y siguió saliendo hacia el auto; mientras condujo se detuvo en el semaforo viendo hacia una tienda de regalos, cerró los ojos para no seguir siendo testarudo y luego suspiró rendido.
Era su primera vez.
Al salir de la tienda con un feo muñeco de peluche — desde su perspectiva — y unos chocolates, puso los elementos a un lado y entró de nuevo al auto, los miró y le parecieron una horrible broma; sinceramente ya no sabía qué más hacer para tener el corazón de Hoseok, los recursos se le habían agotado y ahora tenía que recurrir a eso. Nunca se había esforzado más de lo suficiente para salir con alguien, pero parecía que Hoseok era del tipo de hombres que le gustaba las cosas ridículas y la verdad no le sorprendió en nada.
Al llegar al estacionamiento apagó el auto y vio el horripilante conejo blanco, lo movió curioso y llegó a la conclusión de que lo había escogido porque se parecía mucho a Hoseok; de alguna forma así fue. Suspiró ya rendido y miró hacia fuera, frunció el ceño y esperó no estar viendo mal...
La conclusión a sus años de experiencia era que odiaba discutir, odiaba levantarse temprano, odiaba la mediocridad, los halagos sin sentido, los fines de semana sin ningún propósito, los largos viajes, odiaba a Minhyuk y ahora, más que nada, se odiaba a sí mismo por haber sido la persona más ilusa de todas; por haber creído. Y por supuesto, odiaba también a Hoseok por haberle hecho creer que existía en ese mundo alguien con quien tenía una unión especial.
Ojalá nunca haber visto como ambos se besaban y volver a sentir el corazón roto debido a él...
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Holis!!!!
Esta es la siguiente actualización de esta historia, perdón por haber demorado días, pero estoy de vacaciones con mis amigas y prácticamente no encuentro el tiempo de revisar y editar los capítulos, igualmente aquí estoy y espero que lo disfruten ✨
Las amo! Gracias por leer 💜
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