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— para representar la belleza de lo abstracto debemos trabajar en nuestro cuerpo y todo eso que nos hace aferrarnos a nuestras inseguridades, ser conscientes de nuestros pies, a dónde van, con qué objetivo, nuestros sentidos; nuestro plexo solar que guarda todas esas energías y esas fuerzas...

Su profesora hablaba con suavidad y potencia dictando la clase, pero lo único que llegaba a su mente era Hyungwon.

Él era casi perfecto, era un prospecto de hombre que seguro todos — o al menos la gran mayoría — quisieran llegar a ser; su cabello rubio que era largo permanecía bien cortado y estilizado, su rostro incluso sin maquillaje era perfecto, su nariz afilada de punta perfectamente redonda, al igual que sus ojos, su largo cuello y cuerpo delgado...

Sólo lo envidias, igual que a todos los demás.

Era cierto. Enviadaba muchísimo la forma en que el menor estaba seguro de su belleza, de cómo siempre se mostraba a sí mismo sin temor, cuando hablaba lo hacía de una forma lenta y casi enredada, pero había seguridad en cada una de las palabras que emitía; todo era casi perfecto en él, excepto por su horrible falta de modales.

Aborrecia tanto cuando Hyungwon abría esa horrible boca que era custodiada por esos bellos labios gruesos y dos hileras de perlas blancas perfectamente puestos, en serio sentía que iba volviéndose loco con cada cosa que decía; habían veces en las que se iba a su habitación jalandose los cabellos, luego de quedar solo en medio de alguna discusión o peor

¿qué cuando Hyungwon lo llamó feo, aburrido y patético?

había dicho cosas sin pensar ¿no? Aceptaba su culpa sin reparo alguno, pero era horripilante la manera fría y directa en la que el rubio había dicho esas palabras que le dolían más que nada, porque lo hacían sentir horrible, indeseable y le recordaban al pasado que jamás pidió vivir; Hyungwon, además de ser malhumorado, parecía poseer también la capacidad de acertar en el punto donde más dolía sin siquiera tener idea de nada, era calculador y un ogro sin corazón con la apariencia de una hada....

Y sí, podría haberle echado, haberle golpeado o cualquier otra cosa, sin embargo sólo se fue a su habitación a llorar como un niño pequeño, a cubrirse bajo el manto de la verdad donde era cierto que no existía en esa vida nadie que lo amara realmente, nadie que lo deseara con real afecto a menos que dejara sacar su fuerza en medio de un acto que le resultaba ya repulsivo y someramente mecánico; sin ningún sentido y menos propósito. Odiaba el hecho y odiaba el tiempo en el que alguna vez esperó tener la atención de alguien, que amó y que lo único que recibió fue una terrible herida que jamás podría borrar, inclusive se odiaba así mismo por no poder ser suficiente para nadie.

En medio de su pensamiento recordó a Hyungwon de nuevo y no entendió lo que sucedía realmente con él. Ese día, luego de la discusión, había ido a la universidad aceptando su cruda verdad, estuvo de mal humor todo el tiempo y tuvo un día de perros, donde por poco logra ser meado por uno en serio, así que al regresar a su apartamento lo único quiso fue descansar antes de alcanzar una nueva batalla con aquel rubio de personalidad fría y calculadora — una que no estaba seguro de sí podría enfrentar una vez más si él seguía hiriendolo de la forma en la que lo había hecho esa misma mañana — total, cuando entró, lo que vio lo dejó casi estupefacto.

aterradora era la forma en como el corazón humano es tan misterioso en miles de maneras, que no podría siquiera describir.

Cuando entró al apartamento dejó que una gran molestia lo poseyera al notar que la sala era un desastre, ni siquiera había notado si estaba así una vez salió temprano, pero lo peor no era eso, sino las miles de colillas de cigarrillo que habían por el suelo, así que miró hacia la ventana sintiendo aquello un tanto familiar; la ventana estaba abierta.

Cómo un recuerdo borroso que hubiese querido nunca interpretar, le vino a la cabeza la imagen del rubio sosteniendo los lados de la ventana y levantando ligeramente la pierna mientras sostenía un cigarrillo entre los labios; parpadeó varias veces porque incluso cuando había pasado un día desde eso, aún así tenía la imagen clara en su cabeza del alto y delgado cuerpo ahí de pie, del humo y de la tensión en su cuerpo una vez le habló reclamandole.

"Algo no anda bien..."

Se dijo a sí mismo mientras caminaba hacia la endemoniada ventana, la misma solía ser abierta constantemente por Donghwa para que le diera el aire y el sol a una pequeña plata que se llevó con él una vez se mudó, luego de eso ya no tuvo ningún tipo de función o importancia; pero ahí estaba el verificando no tener razón en sus pensamientos. Miró hacia abajo llenándose del aire contaminado de Seúl y sintió mareo de sólo imaginar la altura, no podia siquiera resistir un minuto cerca por lo que se separó tan rápido que cayó hacia atrás, sufría de acrofobia y se mareaba incluso subiéndose a la cama; era terrible.

Con miles de pensamientos en la cabeza sintió que definitivamente algo no iba bien con Hyungwon; no entendía el cómo o un por qué ¿motivos? ¿razones? no necesitó absolutamente nada para comprobar si su imaginación era correcta o no, sólo se levantó temblando y fue en busca de las herramientas de Donghwa — que por funtuna había dejado — y comenzó a sellar la ventana deseando por todos los dioses jamás volviera a ser abierta.

La sorpresa vino cuando él no había tardado en llegar y pudo sentir su incertidumbre, además la terrible tensión en su cuerpo; no quiso saber qué cosa rondaba por su mente y sólo se dedicó a seguir poniendo todos los clavos posibles para que le quedara bien claro que no quería ninguna tontería más.

Hoseok no lo entendía.

no comprendía quién con tan alta belleza, dinero, con una carrera tan grande como ser artista, tan relajado y despreocupado de la vida misma, podría tener pensamientos tales ¿acaso no estaba satisfecho? ¿Qué lo hacía ser así? Moría por preguntarle, pero mucho antes de que pudiera hacerlo Hyungwon revolvió su pasado y simplemente huyó.

Sabía que para una persona como Hyungwon que aparentemente pensaba sencillo sería difícil de comprender, lo notó cuando él confesó que había pasado por bullying en cuanto llegó de América; Hyungwon parecía haberlo superado con mucha facilidad, pero Hoseok no podía, porque para el su pasado era una terrible marca que había tenido que llevar por siempre y que no se curaba con absolutamente nada.

Imagenes de él siendo arrastrado del cabello por ese patio de suelo corroñoso mientras estaba de rodillas lo asaltaron, las burlas, los insultos y la risa de los mismos... aquél día tan terrible que aún marcaba y surcaba su memoria como un terrible devorador nocturno que empobrecia todo a su paso; sí, su corazón estaba roto, hecho nada y ni siquiera era referente a su desastrosa confesión a Irene, no del todo...

Perdido en los recuerdos por los cuales daría todo para eliminar de su memoria, sintió unos brazos rodear su cuello y una delgada mano frotar su espalda, soltó un sollozo y escuchó la voz de su maestra. — tranquilo, deja ir lejos todo el dolor que sientes ahora, anda.

ojalá fuera tan fácil como simplemente dejarlo ir...

◇◇◇

— ¿estás seguro de que te encuentras bien? — la voz de Changkyun volvió a atravesarle los oídos con su típico oscuro tono lleno de preocupación, él estaba en frente mirándolo con duda y lo tomó el hombro reafirmando su morral en el propio. — mira, si quieres podemos ir a almorzar, hace tiempo que no salimos juntos de igual forma. Podrás contarme cualquier cosa que quieras, prometo escucharte, bro. Soy tu amigo.

No.

Lo último que quería era hablar sobre ello, sobre ese día y menos con Changkyun, incluso no podía imaginar su mirada una vez dijera algo al respecto, cosa que le hizo temer perder al único compañero dentro de su carrera y quedarse verdaderamente solo; no podría soportarlo. Fingió fortaleza, aunque realmente necesitaba un fuerte abrazo.

— yo, no te preocupes... — dijo y sonrió. O al menos eso intentó — iré a casa antes de que regrese el inquilino, estos días me ha tocado realmente duro por él; no entiende nada y por más que creo reglas e intento enseñarle qué no debe hacer, él simplemente hace lo que quiere. Y estoy algo cansado de ello, la verdad. — al menos no todo era mentira. Sus ojos esquivaron la mirada del pelinegro, este se quedó fijo en el lugar observandolo y después un pesado bufido resonó claro.

— igualmente no te gusta que se metan en tus asuntos, supongo. — el agarre de la mano del menor se perdió volviendo el brazo a su lugar, mientras daba un paso atrás — te diré lo que pase en la clase de la tarde. Llámame si necesitas algo. — sonrió y se fue pasando por su lado sin pausa; Hoseok agachó la cabeza pensando en lo irónico que era estar rogando por un poco de verdadera amistad y ver como dejaba ir al único que le preguntaba con genuina preocupación sobre si estaba bien o no...

Tan irónico que dolía.

Llegó al apartamento con un aura oscura y desanimada, se quitó los zapatos dando un paso y escuchó la madera chirriar acompañado de un clarisimo gemido; era Hyungwon.

Paralizado en el pasillo miró hacia dentro esperando que lo que había escuchado fuese producto de su mente ya agotada, pero un alarido y los gemidos de su inquilino, más los de alguien que no tenía ni idea, inundaron de nuevo el espacioso apartamento. Con varias rayas de impaciencia arriba y aún incrédulo, camino a pasos agigantados hacia adentro encontrándose con un concierto; era tan bullicioso que quiso incluso cubrir sus oídos porque esa voz arrogante en ese tono ordinario le ponía los pelos de punta, le hacía recorrer algo por la espina dorsal hasta hacerlo temblar, lo cual ignoró por completo para ir a golpear a la puerta ajena.

Golpeando varias veces con su puño que impactó impacientemente la superficie, escuchó las voces detenerse, alguien habló algo y unos pasos sonaron en dirección a la puerta; esperando su impaciencia fue creciendo dos rayas más hasta que vio que abrían. Ojalá simplemente hubiese aceptado ese almuerzo de Changkyun, de seguro habría logrado ignorar sus preguntas con sólo llenar su boca y así no hablarían, habría sido mucho mejor a tener que haber visto lo que vio.

Hyungwon estaba de pie frente a el en toda su gloria, tenía una piel acaramelada lisa y su delgado cuerpo guardaba unos músculos marcados más no prominentes, estaban definidos; largas piernas que al desnudo eran gruesas y brillantes, su entre pierna estaba totalmente despierta, su estómago perlado del sudor le hizo parpadear notando que su pecho era plano y apenas podía ver un par de pezones erectos; su cuello que conocía muy bien le hizo tragar grueso y cuando llegó a sus labios los enfatizó sin ser consciente de nada, estaba en blanco.

— ¿que mierda haces aquí? ¿No deberías como estar saltando de un lado a otro en la Universidad o algo así? — él se inclinó a verlo, le analizó el rostro y luego se separó — ¿Hoseok?

— ¿qué...

— Hyungwon, dile a tu amigo que entre de una vez. Lo quiero conocer. — los ojos se le expandieron cuando una voz masculina llamó al rubio, miró por encima del hombro del menor y notó unas piernas, las piernas de otro hombre.

Oh, no...

— ¡no le pediré nada, más vale y aguardas en silencio. — Hyungwon miró hacia adentro y escucho al otro tipo mascullar algo incomprensible; él volvió la vista al frente — ¿te importaría no decirle a nadie? Mira, si Kihyun se entera va a matarme y de paso a ese tipo, así que, por favor ¿Podrías hacer eso por mi? — no dijo nada, asintió la cabeza de manera mecánica porque ni siquiera había logrado comprender sus palabras,  se alejó de la puerta forzandose a apartar la mirada del cuerpo del más alto y fue directo a su cuarto. — espera, Hoseok — se detuvo y trago grueso — ¿pasó algo? — de espaldas a él negó con la cabeza y reanudó rápido su andar, abriendo su puerta entrando y cerrandola casi de inmediato; cerró los ojos y se permitió respirar por primera vez desde que la bendita puerta de la habitación de Hyungwon se había abierto; tenía el corazón a mil.

Algunos minutos fueron necesarios para escuchar al par de hombres hablar a través de la sala, el sujeto le decía algo a Hyungwon que no comprendía y el otro sólo soltó a reírse; sentado en su escritorio mirando a ningún lugar en especifico escuchó varios pasos por la sala y luego unos nudillos en la puerta, en su puerta.

No, no, no, no...

— ¿Hoseok? — los nervios se le dislocaron por completo; quiso arrancar a correr, pero para huir debía pasar por la puerta, por la misma en la que estaba de pie Hyungwon. Apretó las manos en dos par de puños y se levantó, dudó en abrir, pero lo hizo luego de tomar una gran bocanada de aire.

Lo observó de nuevo, él tenía puesta ya una camiseta negra sensilla y unos jeans, además le miraba con insistencia el rostro como buscando algo que anduviera mal, luego lo notó tratando de ver hacia dentro con interés. — ¿por qué estás aquí tan temprano, pasó algo? — sus ojos rápidamente se enfocaron de nuevo en su rostro, se mordió el labio y frotó el suyo que estaba sin maquillaje — mira, lo siento, no volverá a suceder. Sólo, sabes, espero que puedas de verdad ayudarme a guardar este secreto, si alguien se entera estaré realmente acabado.

— no-no diré nada... — respondió y evitó verle más a la cara, en su lugar miró hacia sus grandes pies que estaban descalzos.

— gracias ¿qué te parece si compro la cena hoy? Será en agradecimiento por ayudarme a ocultar el secreto — su voz sonó realmente sincera así que asintió la cabeza, pero aún se sentía demasiado confundido con todo. Era muy extraño. — bien, toma tu chaqueta o lo que sea y vamos. Iremos en mi auto. — Su voz emocionada le pareció sorprendente a pesar de todo, cerró la puerta una vez el dio la vuelta y volvió a pensar ahí de pie. Hyungwon realmente estaba en su habitación teniendo sexo con otro hombre, realmente era un hombre.

Dios...

Su rostro por fin comenzó a sentirse caliente por la vergüenza, un temblor involuntario en las manos lo asaltó y pensó que aquello debería ser un sueño, no podía ser real. Hyungwon era demasiado hermoso, de eso no le cabía duda, añadido a eso tenía un cuerpo masculino delgado y sensual que no podría ser ignorado por ninguna mujer, así que ¿por qué? ¿Por qué lo hacía?

Su respuesta momentánea era que existían muchas cosas que no entendía de Hyungwon. Después de un rato de divagar escuchó de nuevo el tocar de la puerta, se sobresaltó y la miró — Hoseok ¿listo?

— ya-ya voy...

— bueno, apresurate que tengo hambre — Hyungwon sonaba más tranquilo de lo normal, mientras tanto el sentía que el corazón lo tenía el la garganta; todavía la imagen del cuerpo contrario lo tenía con la cabeza dando vueltas y no era por nada, pero su amigo ahí abajo se sentía un tanto inquieto. Dejando los pensamientos inútiles a un lado se cambió la camisa azul por una roja y un hoddie gris, y salió de nuevo con su belletera en mano...

— al fin, vamos. Compraré ramen para ti. — Hyungwon comenzó a ir hacia la puerta hablando con naturalidad, él estaba mirando por la ventana hacia afuera pensando en quién sabe qué e hizo de cuenta como si nada estuviera pasando en su mente una vez lo sintió salir. No sonrió, no frunció el ceño con disgusto, sólo puso sus converse clásicas y salió abriendo la puerta.

Atravesaron el pasillo del cuarto piso en completo silencio, Hoseok aún podía escuchar los gemidos de Hyungwon en su cabeza y un pensamiento tonto lo asaltó; su cuerpo era delgado, flexible y también poseía una belleza casi imposible de creer, quizá sí

¿Qué? ¿qué es lo que estás pensando Hoseok?

Quiso pegarse una bofetada, una muy fuerte para sacar esos pensamientos absurdos. Hyungwon seguía siendo Hyungwon, el mismo imbecil que lo insultaba cada que encontraba la oportunidad, el idiota que no perdía tiempo ni reparo en decir las palabras más crueles, duras y frías sólo para dañarlo.

No!

Digo

Si!

Aarrrggg

Hyungwon era un ser ordinario, además nunca había pensado en nada igual; desde hacía muchísimo tiempo había enterrado ese pensamiento hacia alguien de su mismo género e incluso sintió temblar en la posibilidad de que los mismos estuvieran de regreso cuando menos los necesitaba.

— estás... Mira, lo siento, pero estás extrañamente callado — dentro del ascensor Hyungwon inclinó la cabeza mirándolo muy de cerca y se sonrojó intensamente cuando al verlo sólo pudo imaginar su rostro mientras gemia; quiso vomitar por el creciente pánico.

— ¡no!

— ¿ah? — El rostro de él volvió a mostrar un serio fastidio, mientras que su corazón quería salirsele del pecho — di algo que pueda entender. Ya te lo he dicho, no puedo comprender si me hablas a medias.

—lo-lo que- lo que digo que no debería volverse a repetir — lo pronunció rápidamente para evitar apretar cualquier botón e irse corriendo — No puedes llevar extraños al apartamento.

— oh, bueno, sí, ya me disculpé por eso. Pero si te hace sentir mejor, entonces lo siento ¿ok? No lo volveré a hacer, es sólo que, bueno sí, lo necesitaba. — el se veía incómodo de tener de explicar y la verdad se aún sentía peor de tener que escucharlo; no quería ni imaginar.

Las puertas se abrieron y dio rápido varios pasos hacia afuera, quería huir muy lejos de ahí y no tener que volver a ver al rostro de Hyungwon nunca jamás en la vida; creía que moriría antes de una próxima vez igual. Caminó a través del lobby y pensó que lo sentiría a su lado o atrás, pero no fue así, volteo y lo vio pegado a la pared que daba hacia la puerta de emergencias escondido y mirando hacia afuera; su rostro era de completo horror.

¿Qué le sucede, ahora?

Miró hacia afuera buscando la razón de tanto terror del rubio y lo único que vio fue a un par de chicas en uniforme de colegio.

— alguien de este edificio tiene el mismo auto de oppa, Jaein, creeme. Quizá sea él, debe ser él.

— no puedo creer que oppa en serio haya dejado el dormitorio de los chicos, la empresa debe estar mintiendo, lo sé.

La voz gangosa de la segunda chica lo sorprendió; ambas parecían buscar desesperadamente por algo y la primera miró al rededor y tomó a la otra llevándola dentro del lobby.

— ahjussi ¿hay en este edificio viviendo algún Idol? — Hoseok frunció el ceño abriendo la boca listo para hablar.

— ¿ahjussi? ¿Ahjussi? Heol! — estaba verdaderamente ofendido. Una cosa era que bromearan con decirle que debería cantar de una vez around 30 en los karaokes y otra que lo llamaran tío cuando ni siquiera se casaba aún.

— Chae Hyungwon ¿lo conoce o no?

De tal idol tal fan.

Fue lo único que pensó.

Rodo los ojos ante el verdadero desespero que comenzaba a llenar su cabeza y quiso devolverse al ascensor, de no ser que miró de reojo a Hyungwon aún pegado a la pared seguro rezando para que no dijera nada. Bien, lealtad era su segundo nombre, aunque Hyungwon lo dudara.

— ¿quién es ese?

— ¿no sabe quién es? ¡Es el mejor oppa del mundo! Chae Hyungwon, Chae Hyungwon — enfatizó ella pronunciando cada carácter — Hyungwon de Monsta X, es el idol con una belleza tal que parece traída de algún personaje de manhwa — Hoseok parpadeó varias veces — ¿H.ONE? — se encogió de hombros porque apenas y sabía que se llamaba Hyungwon — aigoo ¿vive usted debajo de las piedras?

— Haji, basta dejalo. No creo que oppa esté viviendo en un lugar así, vámonos.

— espera, estoy segura que esa página no debe estar equivocada, Jaein, el auto de oppa ha entrado en esta zona y este edificio luce perfecto para alguien como él — wow, dijo en su mente al pensar que la chica parecía conocerlo muy bien; pero dudaba mucho que lo conociera lo suficiente como para hablar de él con tanto cariño. Seguro ni se imaginaba.

— pudo haberse equivocado o nos engañaron, no creo que oppa esté aquí. Vámonos.

Ambas chicas se fueron en medio de su discusión por a qué otro edificio de la zona ir, mientras que el solo se quedó ahí de pie siguiendolas con la mirada luego de ser ignorado monumentalmete. Se dio vuelta para ver a Hyungwon y decirle que le debía una, pero él estaba sentado en el suelo tomando su cabello.

— ¿Hyungwon?

— estoy harto de esto...

◇◇◇

Había tenido que ir el mismo por la cena, por seguridad prefirió decirle a Hyungwon que se quedara en casa, en caso tal de que al par de chicas les diera por esperar a que saliera del edificio o algo parecido. El rubio había cumplido hasta el final de que la cena iba por cuenta suya y decidió darle su tarjeta para que comprara lo que quisiera.

¡El idiota tenía una cantidad de dinero bastante considerable, era rico!

Había aprovechado para comprar varias cosas que faltaban en la casa, las mejores verduras, ramen y carne, recorrió el super mercado por un largo tiempo antes de volver a casa con todo. Entrando al apartamento de nuevo, dejó las bolsas de compra sobre la encimera y buscó por el lugar sin ver al rubio, miró hacia la ventana rápidamente y se aseguró que mantenía el seguro de clavos que el mismo Hyungwon había puesto; se sorprendió cuando la puerta de su habitación se abrió dejándolo ver.

— llegaste.

— ah, sí. He traído lo que has pedido. — corrió de nuevo a la encimera y sacó la comida chatarra que él había pedido; cheetos, bolas que queso y chocolates, aún era temprano como para preparar la cena así que aceptó que los comiera mientras tanto. Él parecía un niño pequeño, tomó todo y saltó al sillón tomando el control mientras abría un paquete de frituras

— ¿trajiste los cigarrillos? — cerró los ojos porque lo veía venir.

— no, no los he traído.

— ¿qué? ¿Por qué? — él dejó de comer y volteó a verlo enfadado; bueno, su ceño fruncido ya no le afectaba en lo absoluto y sólo se dio vuelta buscando entre las cosas.

— mira — le lanzó un paquete compacto y Hyungwon lo recibió en el aire sin entender — son gomas que puedes reemplazar por esos tubos cancerígenos que sueles consumir en segundos. Creeme, me lo agradecerás después.

— cierra la maldita boca. No quiero esto, quiero mis cigarrillos. Ahora.

— come goma o ve por ellos tú mismo — su voz comenzó a sonar impacientada cuando supo que Hyungwon pronto comenzaría una pataleta — pero te advierto, apenas pongas un pie fuera seguro vendrán tus amiguitas y te caerán como gallinazos. — y él bufo.

No le importaba que estuviera enojado, no, si eso significaba que dejaría en serio de tratar de matarse fumando como si no hubiese una vida por delante. Lo escuchó quejarse y seguir comiendo el montón de chatarra que había pedido, mientras tanto el comenzó a organizar todo.

La vida de un Idol, ahora que tenía a Hyungwon ahí, no parecía ser nada sencillo y menos absolutamente divertida; el menor parecía siempre estar huyendo de algo invisible, cohibiendose, viviendo limitado de un montón de cosas que para un chico a su edad debería ser lo más normal de hacer y disfrutar. Recordó que comía tan poco, que no dudaba que fuera por eso que era tan delgado, todo el tiempo estaba saliendo y llegando a horas en las que la mayoría de personas dormía y otras veces ni estaba por semanas enteras; Kihyun constantemente le vigilaba y ahora resultaba que sus fans lo acosaban constantemente.

¿Cómo puede vivir así?

— me gustas más así. — escuchó la voz de Hyungwon decir esas palabras mientras metía bolas de queso a su boca y se limpiaba la mano en el sillón; en serio quiso tomar el un cuchillo y cortarle el brazo entero por abusivo.

— ¿de qué hablas?

— me refiero a que prefiero verte discutir, aunque suene raro. — sonó más como una confesión de algún pensamiento que había estado ahí por algún tiempo y recordó de nuevo lo que había sucedido temprano. Sus mejillas se pusieron rojas — das miedo cuando no dices nada...

— ¿y sabes qué da más miedo? — Hyungwon volteó a ver y echó la cabeza hacia atrás cuando descubrió que estaba cerca, justo detrás de él — yo luego de ver como te limpias los dedos llenos de queso sobre mi sillón — dijo con voz pesada y dura, lo miró y Hyungwon trago duro.

— Lo-lo siento, hyung...

— ahora limpia eso antes de que comience a partirte los dedos uno a uno. No me hagas perder la paciencia, ah. Hablo en serio.

— cierra la maldi...

— y nada de insultarme o juro que no habrá cena. — Un sonido raro salió de su boca, pero en respuesta sólo soltó el aire de manera sonora dejando en claro que ninguno de los dos tenía intensión de discutir más.

Pasadas las 8 de la noche ya todo estaba casi preparado; Hyungwon había dejado el sillón poniéndose de pie frente a la encimera a, bueno, prácticamente verlo cocinar. Hoseok se sintió observado y creyó, por un momento, que el menor en cualquier arrebato entraría para estrangularlo o algo peor.

Por fin pudo respirar cuando puso la mesa; había hecho carne, sopa y algo de verduras, todo de una forma tal que el menor pudiera deleitarse sin tener que reprimirse por la dieta que estuviera siguiendo. Sentados uno a cada extremo de la mesa, comieron sus alimentos en silencio hasta que escuchó la voz de Hyungwon.

— ¿es divertida la universidad?

Hoseok asintió mientras llevaba un trozo de carne a su boca, evitó quemarse y masticó con destreza saboreando lo jugosa  que era. — lo es, supongo. — respondió al fin con palabras. Hyungwon asintió y mordió los palillos viendo los acompañantes y comidas que habían; tomó su tazón de arroz y habló antes de seguir comiendo — puedes tomar lo que quieras sin ningún problema, todo está bien elaborado. — Y lo vio de inmediato comenzar a comer. Siguió con su tazón cuando vino algo a su mente.

—¿Tú... Ese tipo de esta tarde...

— ¿sucede algo con él? — se sintió inquieto por preguntar aquello, pero la curiosidad era algo increíble.

— ¿sales con él? Por eso terminaste aquí ¿no es así? ¿Descubrieron algo sobre ustedes dos? — le vio arrugar el entrecejo como era costumbre siempre que se le ocurría preguntar algo sobre él, ese gesto lo tenía grabado en la memoria y aún así no lograba evitar asediarlo con sus preguntas todo el tiempo. Quería entenderlo, saber qué lo hacía ser tan seguro de sí, pero al mismo tiempo tan frágil, tan él.

Estás dejando que tu envidia te lleve demasiado lejos, Hoseok.

Tal vez.

Pero debía aceptar que aquello quizá lo ayudaría a entender muchas cosas.

— no y no terminé aquí porque me hayan descubierto con él sino con otra persona. Y ya cierra la maldita boca. — Hoseok quiso enterrarle los palillos uno en cada ojo, pero parecía frustrado así que lo dejó, se enfocó en seguir comiendo y en comprender quién era la otra persona; sintió una creciente curiosidad sobre si también era hombre o por el contrario era una mujer ¿sería igual de hermosa a él o por el contrario era normal? No lo sabía.

— sólo dilo, se te nota que no puedes guardartelo más — de mala gana tomó una lechuga y la llenó de carne, la envolvió y se la comió — ¿qué quieres saber? — le dijo con la boca llena.

— ¿era una chica?

— no, era un hombre.

— oh...

— tu manera de decirlo es como si estuvieras juzgandome por hacer algo malo ¿lo haces? — Hyungwon entrecerró los ojos y lo miró directamente preguntándole; titubeó al hablar tratando de responder.

— ¿qué? No-no, yo, es decir ¿no es raro? — su pregunta estaba fuera de lugar y lo sabía, Hyungwon se quedó con los palillos en el aire mirándolo.

— ¿raro? No lo sé, es decir, lamento si mi mente abierta lastimó tu vida conservadora y puritana. No todos tenemos los mismos pensamientos, es cuestión de un gusto, de algo propio que te identifica. Ni siquiera sé qué hago explicando esto — se levantó dejando los palillos en la mesa, le escuchó maldecir y se preocupó porque no era su intención hacer que se disgustara hasta ese punto.

— ¡no fue lo que traté de decir! — lo gritó y Hyungwon se detuvo girando para clavarle la mirada; esperó que no fuera atacarlo con algún insulto, aunque parecía que estaba a punto de hacerlo. — sólo regresa a la mesa, Dios, eres demasiado sensible sobre muchas cosas.

— ya te lo dije, odio discutir. No me escuchas y me irritas.

— pues no he discutido nada, al contrario, eres tu el que se ha levantado resuelto a malinterprearme. — soltó una queja y siguió comiendo mientras Hyungwon tomaba asiento otra vez de mala gana; ambos se miraron a los ojos, pero fue Hoseok quien primero apartó la mirada con la excusa de buscar más carne — parece que aún te molesta hablar sobre el tema, así que digamos que estás en este apartamento por cosas que sucedieron.

— supongo....

— soy una persona curiosa, me gusta conocer a la gente con la que convivo y lo siento si es algo de las muchas cosas que pareces odias; supongo que a Donghwa no le molestaba tanto.

— a mi no me molesta... No tanto... Ahora... — se quedó mirándolo para entender siquiera un cuarto de lo que decía, parecía que trataba de ser amable pero no comprendía muy bien por qué razón — lo que digo es que trataré de tenerlo en mente; no es como si no me hubiese dado cuenta tampoco. Todo de ti es irritante y molesto. — el más alto soltó el aire de golpe y volvió a su típica calma que lo hacía lucir arrogante e inalcanzable; asistió a sus palabras solamente y escuchó la televisión que aún estaba encendida.

"Monsta X de nuevo rompe un nuevo récord en música, más logros siguen llegando luego de su último regreso en el mes de mayo..."

Escuchó y vio la noticia con atención recordando  lo que habían dicho las chicas en el lobby horas atrás; mientras la presentadora hablaba miró la reacción de Hyungwon, pero este sólo seguía comiendo sin decir nada, mantenía la vista pegada en su plato y nada más.

— Ese no es tú...

— sí, es ese. — lo dijo simple y sin molestarse en sí quiera alegrarse o enojarse, sólo lo dijo y ya. Volvió a ver la pantalla encontrando que mostraban un tramo del último MV, en el mostraban a Hyungwon con un traje tradicional, su cabello rubio estilizado y cantaba con una fuerza y un carisma que podría derretir a cualquiera. Sintió real envidia de cómo su cuerpo se movía expresando casa sentimiento, su expresión a la hora de ver a la cámara, todo.

El es perfecto...

— ¿Tú grabaste eso? — Hyungwon dejó los palillos sobre la mesa y miró con atención, la escena terminó dándole entrada a la siguiente noticia y parpadeó varias veces — supongo.

— pareces otro en ese video, es, es increíble. — soltó aún preso del asombro. Miró a Hyungwon con detenimiento y no pudo creer que en serio él y el hombre de ese video fueran la misma persona. Era demasiado atrayente y no le resultaba nada difícil de entender el énfasis de la chica: "el mejor oppa del mundo", diablos, había sonado tan, pero tan exagerado, que no quiso ni siquiera considerarlo; sin embargo ahora era...

Es fascinante como el ser humano puede ser tan cambiante, Hoseok. Es hermoso, fascinante...

— ¿conseguí un nuevo fan entonces? — Hyungwon levantó una ceja esperando su respuesta; miró sus labios que eran gruesos, estaban húmedos y rojos, y despegó la vista luego de pensar que era una locura.

— no me gusta esa música y sigo pensando que eres un dolor de cabeza.

— lo capto. — volvió en silencio a terminar lo que había en su plato. Hoseok lo vio llevar un par de últimos bocados, masticó y trago gustoso, le alegró que al menos le hubiese gustado, y claro, que comiera bien por primera vez quién sabe en cuánto tiempo — ser Idol no es como lo que la gente piensa, no es fácil. Día a día tienes que trabajar en tu imagen, aguantar horarios pesados de trabajo, practicas interminables, el flash de las cámaras rompiendote los huevos y las entrevistas incómodas que te recuerdan errores del pasado que quieres enterrar; en fin, lo único que podrías agradecer de corazón es el amor de las fans que es más una recompensa, pero incluso eso se vuelve insuficiente. Ser artista es experimentar la constante fiereza de la insatisfacción, creo yo...

— lo entiendo. — dijo mirándolo, Hyungwon limpio sus labios pasando la suave servilleta por ellos y por sus dedos; levantó ambas cejas.

— ¿en serio? —

asintió y terminó de comer. — sí, he visto suficiente para entender que lo que dije sobre ti está mal y me disculpo. Estaba molesto. — no era tan testarudo como para ignorar aquello por más tiempo, así que simplemente lo dijo.

— yo, también lo lamento. No creo que seas poco atractivo, verás es al contrario, creo que tengo algo de envidia. — su confesión lo hizo detenerse de camino a la cocina. Llevaba los platos vacíos y miró al rubio que mordía su labio mientras le sostenía la mirada, aclaró la garganta y pretendió que aquello no lo había afectado más de lo normal.

— ¿Por-por qué? Yo, yo soy una persona normal. No encuentro sentido a nada de lo que dices — continuó hasta dejar los platos en el lavabo, sintió al menor moverse y lo busco notando que se ponía de pie de nuevo frente a la encimera justo detrás de él; Hyungwon comenzaba a ponerlo de los nervios — ¿no tienes algo mejor que hacer que pararte ahí?

— no hasta mañana a las 12. Por cierto, creo que eres muy duro contigo mismo. Muchas personas podrían encontrarte atractivo, muchas chicas y chicos también.. — comentó y le pareció absurdo.

— excelente, he salido con muchas mujeres y todas dicen lo mismo: "Hoseok, eres bueno en la cama, pero mientras no tenemos sexo eres realmente aburrido"  — imitó la voz femenina de su última ex novia y soltó bufido al recordar que había sido una verdadera pérdida de tiempo — quizá sólo tengan razón.

— tonterías, esas personas no saben de lo hablan, es decir ¿es el sexo tan importante? Digo, sí, y acepto que si eres un poco aniñado e ingenuo, pero eso no significa que no tengas tu algo.

— no estás ayudando realmente. — Hoseok lo miró expresando la poca sorpresa, no sabía cómo era que esperaba que el menor fuera a decirle las palabras reconfortantes que solía decirle Donghwa cuando hablaban del tema. Volvió a la loza centrándose en la acción, abrió el grifo y se dispuso a fregar sin prestarle más atención a la presencia que parecía estarlo de nuevo siguiendo con la mirada.

— hyung — escuchó de nuevo su voz en un tono suave, así que emitió un sonido desde su garganta mostrándole que lo escuchaba — ¿sucedió algo hoy? — se detuvo cerrando el grifo de nuevo; cómo era que preguntaba sobre ello en ese momento.

— no... — mintió y pretendía volver a retomar lo que estaba haciendo cuando sintió pasos entrar a la cocina y detenerse a una distancia considerable, supuso que simplemente había entrado a la cocina por cualquier cosa.

— ¿tiene que ver con algo de tus rodillas? — aquellas palabras lo golpearon, se giró bastante molesto por si quiera haberse atrevido a mencionar aquello. — lo siento ¿sí? Supuse que no habría problema con preguntar, estaba un tanto curioso por esas marcas, ya sabes, son muy grandes para haber sido un simple accidente.

— pues eso a ti no te importa.

— tienes razón. — comentó, se encogió de hombros y caminó hacia la nevera abriéndola, parte del cuerpo se perdió dentro por un momento y luego volvió a verlo  salir con una lata de cerveza en la mano — por eso no me gusta ser cercano a nadie, porque la curiosidad es una mala hierba.

— no soy cercano a ti y hasta donde sé me odias.

— no te odio.. — Hyungwon frunció el ceño como no lo había hecho en ya bastantes minutos, parecía que era producto de la amarga bebida, pero su tono de voz ayudaba a que se interpretara de otra forma — es decir, no me gusta discutir, no sé cuántas veces tengo que repetirtelo para que lo entiendas; cuando discutes tu voz se hace insoportable, algo así como el pato Donald o Sharpay, es molesto hasta los huevos. Pero tampoco me gusta que estés callado y aislado como si algo serio pasara y no pudiera verlo. Sólo, sólo mantente así ¿es mucho pedir?

— eres demasiado exigente — rodó los ojos antes de volver para terminar con los platos sucios. En mente de todos sus fanáticos Hyungwon por fuera podía ser todo lo que ellos quisieran, pero el Hyungwon con el que había estado conviviendo ya hacía dos meses no le daba más que dolores de cabeza y sin embargo se sintió aliviado de que el menor no le odiara.  — también eres un mandon y un manipulador. No me gusta que me digan qué hacer en mi casa, pero es lo único que haces todo el tiempo y lo estás haciendo justo ahora.

— eso es agradable en otros ámbitos, digo, dominar.

Hoseok casi tuvo un paro cardíaco por la manera en que dijo esas palabras, Hyungwon era un satiro inconsciente que sólo le gustaba jugar con las personas; cuánto lo odiaba. — ¿sabias que también eres impaciente? Ni siquiera pasas por alto una pizca, — lo ignoró porque era mejor  a tener que entrar en una discusión que seguro jamás ganaría.

— y eso es porque no me gusta perder el tiempo. Pero ¿en serio no me lo dirás? — al escucharlo abrió los ojos con el corazón de nuevo al límite por su maldita culpa y volvió a verlo de frente.

— ¿sobre qué, dejarme dominar o algo así? Hyungwon, no creo en esas fantasiosas cosas, así que detente. — habló serio porque pensar en el acto siquiera lo ponía ansioso y no supo por qué, no quería saber nada, sólo quería que se callara de una buena vez o que se marchara en el mejor de los casos.

— me gustaría saber qué sucedió con tus rodillas, pero ya que lo mencionas, no me sorprende saber que eres un hombre en extremo atractivo pero aburrido. Lástima... — la voz de Hyungwon podía ser un encanto al oído si fuera el mismo alguien que estuviera atraído hacia el menor, lo aceptaba, con ese tono podría convencer a cualquiera de hacer las cosas más locas de la vida y sin embargo no cedió ni un milímetro; rendido terminó de limpiar, secó sus manos y le respondió viéndolo al rostro.

— no. — Hyungwon soltó el aire cansado

— entonces debería suponer que ese tal Donghwa amigo tuyo si sabe ¿no?

— no. — con esa respuesta el menor se quedó analizando su rostro, mirándolo intensamente bebió un sorbo de la lata sin despegarle los ojos de encima como si buscará algo inexistente. Se sintió arrinconado y un calor se posó en su rostro. — ¿qué, ahora qué?

— perfecto y nada, no pasa nada. — dijo él separándose de la encimera donde se encontraba apoyado, su cuerpo delgado dio la vuelta buscando la salida de la cocina y le siguió de inmediato a una distancia considerable; lo seguía como si el mismo Hyungwon le hubiese pedido con el cuerpo que lo hiciera y se sintió estúpido. Con la vista baja se preguntaba una y otra vez qué diablos había pasado allá atrás, hasta que de nuevo su voz lo asaltó. — me iré a dormir y... — Hyungwon se giro en un talón y lo señaló con la mano que sostenía aún la lata de cerveza, su dedo largo le fijaba la frente — trata de no ser tan cruel conmigo y no hagas ruidos cuando estés haciendo ejercicio en la mañana. Soy sensible, mucho.

Hoseok parpadeó varias veces antes de asentir ante el casi mandato del menor y verlo entrar a su habitación quedándose solo. Mirando por un tiempo más a la puerta cerrada se preguntaba sobre la extraña manera de comunicarse de Hyungwon, siempre hablando lo que quería, haciendo lo que le venía en gana, además de esa expresión arrogante y autoritaria en su cuerpo.... Él ni siquiera limpió nada, pero había permanecido ahí de pie imponiendo su presencia todo el tiempo, hablándole en un tono mandon y preguntándole sobre cosas que jamás podría decirle a nadie.

Seguro debe estar loco...

Luego de apagar la televisión tomó un baño y entró a su habitación, se cambió por unos pantalones deportivos negros y optó por no usar camisa, apagó la luz y se lanzó a la cama mirando el techo; con una mano bajo la cabeza y la otra sobre su estómago, pensó que había sido un día verdaderamente duro, pero que había logrado sobrellevar todo de la mejor forma posible. Al menos no había regresado a llorar como un idiota luego de lo acontecido en la universidad y todo ello se debía a Hyungwon.

Quizá él no fuera Donghwa, pero tenía algo que lo hacía sentir tranquilo, como si fuera suficiente con sólo hablar así no se entendieran nada.

Es porque no te gusta estar solo...

Quizá.

Odiaba pensar en levantarse y no ver a la figura delgada caminando de un lado a otro buscando algo que perdió por puro descuido o la voz gruñona que le ordenaba preparar comida que luego dejaría a medio comer; quizá no comprendía del todo la forma de vida de Hyungwon y él no lograba siquiera tolerarlo en muchos aspectos, pero aceptaba que era mejor a tener que estar constantemente sin con quien hablar en ambos casos.

Su dedo comenzó a trazar círculos por los marcados músculos del abdomen y como una ola que chocó contra su frágil mente recordó el sonido que emitían esos abultados labios, no el tono desinteresado, amargo, frío y calculador que solía usar la mayor parte del tiempo para dirigirse a el, sino aquel que le producía gran placer rememorar; una vez más esa imagen del rubio bajo su cuerpo moviéndose y gimiendo lo asaltó, sus ojos se cerraron con profundo deseo de remarcar cada una de sus facciones sin perderse nada.

Su cuerpo desnudo y su piel caramelo tenían algo que no había visto nunca antes en ninguna mujer y sus piernas lisas y largas le habían cortado la respiración sin siquiera saber; sí, Hyungwon podía quizá ser una persona que no tenía una personalidad compatible, pero debía aceptar que era realmente bello.

Su mano se deslizó por su torso fuerte hasta colarse por entre los pantalones deportivos, tomó su propio miembro y soltó un suspiro de anticipación; con la imagen del rubio que se reproducía en su cabeza movió la mano por la extensión abriendo la boca y no dejando salir ningún sonido, con su dedo pulgar jugó con la punta de su prominente ereccion y mordió su labio obligándose a callar.

Dejando su otro brazo libre apoyo la cabeza en la almohada y jugó con sus pezones mientras mantenía el movimiento de la otra mano en su pene, el recuerdo de Hyungwon desnudo lo golpeó una vez más, pero sintió la sensación intensificarse cuando recordó esa mirada intensa y esa expresión déspota que solía regir su cuerpo; con una loca fiebre en su cabeza acarició su pecho aplicando la fuerza necesaria imaginando que eran las manos del rubio, aceleró el movimiento acariciando su miembro y gimiendo bajo para no ser descubierto.

"Cierra la maldita boca"

Recordó

Su mano subía y bajaba estimulando, un calor intenso se posó en su vientre, los dedos de sus pies se apretaron y cubrió su boca evitando que un gruñido de le escapara torpemente; se permitió disfrutar del clímax, de la sensación de hormigueo en el cuerpo y el temblor en el mismo, en medio de ello abrió los ojos encontrándose rodeado de la oscuridad de su habitación y el profundo silencio...

Lo has hecho otra vez, Hoseok. Lo hiciste antes con Donghwa y lo haces ahora con Hyungwon...

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Mi bebé 🤧🤧🤧

OK no, pero amo a mi inocente Hoseok 😭😭😭 amenlo y amen también a Hyungwon, aunque sea malito hasta la médula jajajajajajajaj tiene su kokoro también.

Gracias por acompañarme con esta historia, espero la disfruten. 💕🔥

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