𝗜 𝗪𝗔𝗡𝗡𝗔 𝗕𝗘 𝗬𝗢𝗨𝗥𝗦 ...! ☄. •°. *
━━ ━━ capítulo cuatro: bienvenida al infierno.
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REGRESAR AL INFIERNO FUE DEMASIADO RARO PARA MISERY, pues a pesar de que el infierno aún era oscuro y tenebroso, ya no portaba esos gritos desgarradores por parte de los pecadores de fondo, ni tampoco habitaba ese frío que te causaba escalofríos y ponía tu piel de gallina. Pero fue aún más raro para la rubia ver a sus tíos y a su abuelo junto a su padre y Salem hablando en el salón del trono de Lucifer. La mayoría no sabía quién era ella, los pocos que sabían no le tomaban importancia y su abuelo simplemente la recibió con una de sus típicas sonrisas calurosas y risueñas, tenía nervios de lo que podía tratar ese asunto que tenía a angeles y demonios juntos, que había obligado al mismo Dios a bajar hacia el infierno para hablar con su padre. Y cuando se enteró por fin de lo que se trataba, por primera vez en su corta y miserable existencia sintió no miedo, pavor.

Los mortales varias veces profetizaban el fin de los tiempos, el gran apocalipsis que acabaría con la humanidad, pero obviamente todas esas profecías eran falsas y sacadas del miedo de las películas que hablaban sobre ese tema, pero que el mismo Dios y Lucifer te digan que muy pronto habra un gran apocalipsis que acabaría con la existencia del ser humano era otra cosa, le daba igual lo que pasará con el resto de la humanidad, por parte de ella podían arder en el infierno y ella castigarlos por sus pecados, pero había hecho amigos, y esos amigos merecían vivir un poco más, merecían salir de la preparatoria, estudiar lo que quisieran, enamorarse, tener una familia, etc.

— En cuestión de meses los seres humanos podrían extinguirse. Y aunque la humanidad no sea perfecta no podemos dejar que eso suceda.

Todos miraban atentos a Dios menos Misery, quién veía el suelo pensativa.

— ¿Y de casualidad no viene una pista de quién podría acabar con la humanidad?

Pregunta Amenadiel.

— O un que. Si puede acabar con toda una raza debe de ser más poderoso que Dios... O que el Diablo.

Los ojos de Miguel se dirijieron a Misery, quien al sentir los pesados ojos de su tío lo volteo a ver, los demás también empezaron a verla de forma despectiva a excepción de Dios, Amenadiel y Jofiel.

— Eres hija del gran Lucifer Morningstar, nacida de una... Mortal, fácilmente podrías ser tu el hereje.

Miguel se acercó a la hija de Lucifer mientras la seguía viendo de forma no muy amigable y la señalaba, acusándola. Pero antes de que pudiera quedar frente a frente con Misery, Lucifer se puso enfrente de su hija, con su rostro diabólico y Salem empezó a gruñirle al hermano del señor tenebroso listo para convertirse en su verdadera forma y atacar al arcángel.

— Vuelve a señalar a mi hija con tu asqueroso dedo y me aseguraré de que Salem y Mazikeen te corten tus horribles alas.

— ¡BASTA!

El infierno tembló ante el grito de Dios y todos se callaron de inmediato.

— Esto nos supera por mucho, hijos míos. Debemos de dejar nuestras diferencias aún lado y trabajar juntos.

Todos voltearon a verse de reojo no muy confiados

— La mayoría de veces los mortales tienen la culpa de las catástrofes que los azotan, tal vez está vez no sea diferente.

Hablo por primera vez Misery, llamando la atención de todos.

— Tienes razón.

Dijo Dios, sorprendiendo a los ángeles y provocando que Lucifer sonriera burlón.

— Nos tardaríamos siglos en descubrír al mortal que causará semejante aniquilación.

Hablo Azrael.

La hija de Lucifer miro la piedra que se encontraba en medio de la mesa redonda del salón del trono de su padre, en ella se podían ver dos figuras, uno parecía un hombre y el otro una mujer, estaban un poco borrosos y no se podía diferenciar rostros o alguna otra cosa que los ayudará, Misery llevo lentamente su mano a la piedra y rozo ligeramente sus dedos contra esta y de repente varios escenarios pasaron por su mente, entre ellos una sonrisa diabólica, tal vez más que la de su padre o de ella misma, unos ojos color azul bastante conocidos, una rara grieta en donde parecía salir fluidos extraños y... Un instituto que ella conocía.

— Misery, mi pequeño demonio ¿Que pasa?

Pregunta Lucifer, sacudiendo los hombros de su hija y mirándola preocupado. La rubia por su parte llevo su mano a su nariz pues sentía que algo escurría por esta, y al pasar sus dedos por encima vio que era sangre, su nariz estaba sangrando.

— ¿Estás bien, querida?

Pregunta Dios acercándose a su hijo y a su nieta.

— Ella vio algo.

Hablo uno de los ángeles pero Misery no supe quién, pues aún se encontraba procesando lo que había visto.

La rubia dió un pequeño brinco y volteo a su derecha confundida al sentir como alguien acariciaba su mejilla, era Dios quien la veía de manera comprensible.

— Viste algo, ¿Verdad?

Todos se quedaron confundidos al oír a Dios. Misery por su parte no dijo nada.

— ¿Podrían dejarnos solos un momento?

Los angeles no tardaron en obedecer a su padre, pero Lucifer seguía en el mismo lugar.

— Tu también, Lucifer.

— Es mi hija, tengo derecho a saber que quieres hablar con ella.

Dios no dijo nada, solo suspiro.

— Hay algo que no les conté. Cuando encontré esto y lo tome entre mis manos ví varias cosas relacionadas con la profecía. Vi un hombre, lo que parecía ser una escuela, un monstruo de ojos extremadamente grandes y personas siendo masacradas.

— ¡¿Y porque no dijiste nada?!

Preguntó enfadado Lucifer.

— Vi lo mismo, exceptuando al monstruo y al hombre.

Lucifer volteo a ver preocupado a su hija mientras está miraba fijamente a Dios.

— Se dónde comenzará todo. Antes de regresar aquí estaba en ese lugar. Es un instituto para personas con dones. Se llama Nevermore está en Jericó.

Dios sonrió de lado.

— Pues bien, vayamos ahí y destruyamos todo para evitar un apocalipsis. Problema resuelto.

Dijo Lucifer con su típica sonrisa ladina.

— No.

Hablaron al mismo tiempo Dios y Misery, Lucifer volteo a ver a ambos confundido.

— La gente inocente que habita ahí no debe de pagar los platos rotos de alguien más.

Dijo Dios con sabiduría, haciendo que su hijo ruede los ojos exasperado.

— Y yo tengo amigos ahí.

Lucifer al escuchar eso se volteo hacia su hija sorprendido.

— ¡¿Enserio?! Ay no puedo creerlo, que alegría. Dime, ¿Cómo se llaman? ¿Cómo los conociste?

— ¡Papá! Ahora no.

Murmuró avergonzada Misery, mientras sentía sus mejillas rojas.

Dios rio divertido ante la situación.

— Ya he estado ahí, conozco a la gente, soy mitad mortal, mitad angel y mitad demonio, puedo regresar y evitar el apocalipsis sin problema alguno y sin tener que matar a todo un pueblo.

Propuso Misery después de unos minutos.

— ¡Absolutamente no!

Dijo Lucifer.

— Que mal que no te pregunté.

Contesto Misery, Lucifer abrió la boca y ojos ofendido.

— ¡No me hables así jovencita! Soy tu padre aún.

— Eso es cierto. Le debes respeto.

Confirmo Dios.

— Gracias.

Agradeció Lucifer mientras le sonreía burlon a su hija.

— ¡Puedo hacerlo!

— ¡Ya dije que no!

— Al fin en cuentas la decisión es de Dios.

— Si tú padre no te deja entonces no puedo hacer nada.

— ¡Ja!

Se burló nuevamente Lucifer.

Misery rodó los ojos y se fue de ahí totalmente enojada.

Cuando ambos, padre e hijo se quedaron solos, nadie dijo nada durante unos minutos hasta que Dios hablo nuevamente.

— No les he dicho otra cosa.

Lucifer rodó los ojos.

— ¿Y ahora que?

— La piedra de la profecía es mágica, lo que significa que solo los que están destinados a hacer algo contra las catástrofes de sus predicciones pueden ver lo que les muestran.

— ¿Me estás diciendo que mi hija debe de detener toda esta mierda?

Dios suspiro y asintió con la cabeza, lo que provocó que las carcajadas de Lucifer resonaran por todo el lugar.

— Samael este es su dest...

— ¡ESE YA NO ES MI NOMBRE!

— ¿Dejaras que la tierra donde conociste a Chloe, donde pasaste los mejores años de tu vida, donde nació tu hija se destruya?

Lucifer se quedó en silencio durante unos minutos mirando a su padre fijamente.

— Sip. Mis demonios estarán más que encantados de tener a millones de personas más a las cuales torturar.

Contesto como si nada Lucifer mientras caminaba a su trono y se sentaba ahí.

— Estás siendo egoísta, hijo.

— ¿Egoísta yo? ¿Por no querer mandar a mi hija a detener a quien sabe quién para salvar a tu creacion? ¡La piedra también te dejo ver la profecía! ¡¿Porque no vas tú?!

— Sabes que no puedo hacerlo. Es contra las reglas.

— Reglas que tú mismo creaste.

Lucifer se levantó de su trono y se acercó a su padre nuevamente.

— No soy como tú, padre. Que no le importa sacrificar a uno o a miles de sus hijos para salvar a otros. Yo prefiero sacrificar a todo el planeta tierra si es posible para mantener a mi hija a salvo.

Dios suspiro y bajo la mirada.

— No lo entiendes.

— Por supuesto que lo hago.

— No, no lo haces y estás cometiendo un grave error.

— El error ya lo cometí, dejar que entraras a mi vida nuevamente para tratar de manipularme. No más, ahora sí me permites debo de trabajar, así que te pido de manera no muy agradable que te largues ahora. Bye, bye.

Dios no dijo nada, solo miro a los ojos a su hijo y después se dio media vuelta para irse de ahi, por otro lado Misery estaba oculta detrás de una de las paredes, escuchando todo atentamente.

AUTHOR'S NOTE 📝

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