𝗜 𝗪𝗔𝗡𝗡𝗔 𝗕𝗘 𝗬𝗢𝗨𝗥𝗦 ...! ☄. •°. *
━━ ━━ capítulo dos: mira mis ojos.
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LAS PERSONAS QUE PASABAN POR LAS CALLES DEL PUEBLO PARARON ABRUPTAMENTE SU ANDAR cuando el Lamborghini de Misery llegó a toda velocidad y se estacionó con elegancia enfrente de una tienda de ropa, obviamente la gente se quedó viendo a ver quién era el desconocido. La rubia abrió la puerta primero y dejo salir a Salem quien al bajarse del auto se sentó y empezó a lamer sus patas con suma delicadeza, Misery saco primero su pierna izquierda, dejando lucir su zapatilla de punta color rojo vino y su pierna esbelta y tonificada, después saco su otra pierna y por fin salió del auto, maravillando con su belleza a las personas de ese pueblo, Misery se quitó sus lentes de sol y los guardo en su bolso mientras sonreía y respiraba hondo el aroma que desprendía el pueblo. Sueños frustrados y gente de pocas neuronas. Al menos no eran tan fanáticos de su abuelo como el anterior pueblo, estás personas parecían más relajadas.

Misery cerro la puerta de su auto y le puso seguro mientras que con su caminar elegante pasaba a la tienda enfrente suyo, con Salem detrás de ella. Las personas se voltearon a ver entre si, preguntándose ¿Quien era esa hermosa chica?

— Buenas tardes, ¿En qué podemos ayudarle?

Pregunta una señorita viendo con nervios como Misery pasaba sus dedos por la ropa colgada en ganchos.

— Quisiera que me mostrará la ropa más bonita y cara del lugar, porfavor.

— Por supuesto.

La señorita enseguida fue a la bodega mientras Misery seguía viendo ropa.

— ¿Enserio? ¿Más ropa?

Preguntó atónito Salem.

— ¿Algún problema con eso?

— No creo que encuentres ropa de tu estilo aquí.

— ¿De mi estilo?

— Si, extravagantes.

Misery rodó los ojos mientras seguía esperando la ropa, cuando de pronto las risas de unos muchachos llamo la atención de la rubia, Misery se acercó a la ventana del establecimiento para ver mejor y se encontró con unos chicos arruinando un mural que a su parecer era hermoso.

— Que desperdicio, era un bonito mural.

Murmuró Misery a Salem, quien también veía lo que hacían esos mortales. De repente un chico de cabellos un poco largos y de ojos azules hipnotizantes llegó furioso y empezo a golpearlos, pero obviamente los chicos pudieron contra él, eran uno contra cuatro.

— Se que te dije que sería diferente, pero no puedo permitir que un rostro tan bonito como el de ese chico sea arruinado.

Dijo Misery antes de salir del lugar y caminar furiosa a esos chicos.

— Ay por su abuelo.

Susurró Salem cansado mientras llevaba una de sus patitas al rostro.

La señorita de la tienda apareció nuevamente con un montón de ropa en sus brazos. Había escogido la mejor y la de precio más alto, cómo había pedido su cliente.

— Aquí está toda la ropa que pidio, señ... ¿Señorita?

— Oh no te preocupes, ahorita regresa. Deja la ropa ahí.

La señorita de la tienda abrió sus ojos sorprendida y asustada mientras dejaba caer toda la ropa al suelo.

— U-un... G-gato me habló

— Emm no, digo... Miau.

La chica cayó al suelo desmayada, dándose un gran golpe en la cabeza. Salem cerro los ojos frustrado.

— Ay, no otra vez.

Misery camino rápidamente hacia dónde se encontraban esos chicos, cuándo llegó se paro enfrente de ellos y se cruzó de brazos.

— Bueno, bueno, que tenemos aquí ¿Chicos que no tienen el suficiente cariño y atención en casa y se desquitan con demás personas para sentirse mejor consigo mismos? Pero claro que sí, desde la otra calle puedo oler los family issues.

Los chicos dejaron de golpear al de cabello largo y voltearon a ver interrogantes a Misery.

— Nena, ¿Porque no mejor regresas a la tienda de ropa en el que estabas para seguir comprando y así llenar el vacío que tienes en el pecho?

El chico y sus amigos se rieron a carcajadas, a excepción de uno, quien miraba curioso a la rubia, tenía sus cabellos hechos rulos y eran de castaño miel y sus ojos eran azul claro, tambien tenía varios lunares en la cara y cuello.

— ¿Ese es tu mejor insulto? Creo que un niño de ocho años se expresa y se defiende mejor que tú.

— Oye muñequita, no querrás meterte con nosotros.

— ¿Porque? No me digan que sus padres son personas muy importantes en este pueblo de mierda. Oh, no, no me vayan a correr, que miedo.

Misery rie a carcajadas lo que hace enojar a quien al parecer era el líder de ese grupo de idiotas.

— ¿Quien mierda te crees que eres?

Misery dejo de reír divertida para ahora sonreír de una forma escalofriante, que hizo que los chicos temblaran y se le erizará la piel.

— Mira mis ojos... Y lo sabrás.

El chico no iba a obedecer a Misery pero una fuerza sobrenatural lo hizo mirar directo a los ojos de la rubia, eran de un hermoso color entre azul y verde, sus pupilas ligeramente dilatadas y sus largas pestañas rubias decorando, pero poco a poco el chico empezó a ver más allá de esos bellos ojos, era casi como una puerta a otro mundo. Y de repente, no se podía creer lo que ahora presenciaba, era casi irreal, los ojos de la chica mostraban el mismo infierno junto con todos los gritos de esas pobres almas en pena, por lo cual se alejo asustado.

— Boo...

El chico salió corriendo espantado, sus amigos miraron todo confusos pero al ver la mirada de Misery sobre ellos también salieron corriendo de ahí, exceptuando ese chico de rulos castaños. Él la miro por última vez y después se fue de ahí caminando como si nada dejando sola a Misery y al chico de cabellos largos .

— Oye, gracias.

Misery volteo hacia el chico y sonrió.

— No hay de que.

La rubia volteo hacia la pared media pintada de blanco, tapando la mayoría del dibujo.

— Era bonito. Tienes talento.

— Gracias. Soy Xavier Thorpe por cierto.

— Misery Morningstar.

Xavier frunció el ceño al escuchar el apellido de la rubia.

— ¿Morningstar? ¿Cómo Lucifer Morningstar?

— Sip. Mi padre.

Xavier abrió los ojos sorprendido y miro boquiabierto a Misery.

— Carajo, yo... Yo... ¿Debería de incarme ante ti o...?

Salem apareció de repente junto a Misery.

— Pues claro que sí, niñito. Su padre es el rey del infierno y por ende ella es una princesa.

Dijo en forma de regaño Salem, a lo que Xavier de inmediato se puso en una rodilla y bajo la cabeza, eso hizo reír a carcajadas a Salem.

— Salem, basta. Levantate, Xavier. No es necesario que te inques ante mi.

— ¿Segura? Porque tu mascota tiene razón, tu padre es como el rey del infierno y eso te hace a ti una princesa.

Salem dejo de reír a carcajadas cuando escucho la palabra "mascota" y volteo a ver con una ceja alzada a Xavier.

— ¿Mascota?

Xavier de pronto frunció el ceño, había estado tan hipnotizado por la belleza de Misery y nervioso al enterarse que ella era la hija del diablo que apenas se dio cuenta que el gato hablaba.

— Espera... ¿Habla?

— Pues claro que sí, no soy un animal.

Xavier miro a Misery y después a Salem totalmente confundido.

— Déjalo, suele ser sensible. Se llama Salem. Salem, él es Xavier.

Xavier y Salem se vieron durante unos segundos hasta que al gato se le ocurrió maullarle de mala manera a Xavier, lo que hizo que el muchacho se asustara.

— Bueno, ya debemos irnos, fue un gusto Xavier.

Misery se dió media vuelta junto con Salem pero antes de irse de ahí Xavier los detuvo.

— ¡Espera! Yo... ¿Podrías darme tu numero de teléfono?

Misery sonrió de lado coqueta, se acercó a pasos lentos hacia Xavier y extendió su mano, esperando a que le diera el teléfono. Xavier rápido lo saco de su bolsillo de pantalón y se lo dió a Misery quien se encargó de registarse.

— Aquí lo tienes.

Xavier sonrió nervioso.

— Gracias.

— Lamento que tenga que romper su momento de coqueteo pero Misery debemos irnos ahora para buscar un lugar en donde descansar.

— ¡Oh! Yo los puedo ayudar, si gustan.

— No/ Claro.

Contestaron al mismo tiempo Salem y Misery, quien al escuchar a su mejor amigo le envío una mirada enojada.

— Bueno, no hay muchas opciones pero el más recurrido es ese de ahí. Son bonitos y baratos dentro de lo que cabe.

Xavier señaló un edificio de color crema que estaba detrás de la rubia y del gato, era un edificio con al menos seis pisos, tenia un cartel de lo que parecía ser una psicóloga en la entrada que daba sesiones a buen precio.

— Bueno, no se ve tan mal.

Dijo Salem a Misery.

— Pues ya que.

Murmuró la rubia.

— ¿Que esperabas hija del diablo? Estamos en un pueblo pequeño, no iban a ver departamentos de lujo o un Penthouse.

Misery rodo los ojos y le saco la lengua a Salem.

— ¿Y en donde está tu casa? Me gustaría visitarte después.

Pregunto con una sonrisa gatuna Misery a Xavier, por otro lado Salem hizo una mueca de asco.

— Bueno, no soy de aquí, mi padre me envió a estudiar a Nevermore. Un instituto para chicos como nosotros.

— ¿Como nosotros?

— Excluidos, raros, especiales, cómo te guste llamarnos.

— ¿Y en donde queda?

— Está en lo profundo del bosque.

— ¿Por eso los chicos te molestaban?

Xavier asintió con la cabeza ante la pregunta de Misery.

— A nadie de Jericó les agrada los excluidos pero nos deben de aguantar porque nuestra escuela sustenta este pueblo.

— Mortales.

Murmuró Misery mientras rodaba los ojos.

— Bueno, ahora soy yo el que se debe de ir. Fue un placer conocerlos.

— Igualmente.

Contesto Misery con una sonrisa.

— Te mandaré un mensaje está noche para que me registres en tu celular.

— Estaré esperando.

Xavier sonrió y después se dio media vuelta para irse, dejando a Salem y Misery solos en la banqueta.

— Por favor no te acuestes con él.

Murmuró Salem. Misery sonrió divertida.

— ¿Por que no?

☠️🎀

Misery caminaba con pasos firmes por la calle de Jericó como si fuera la dueña de todo el pueblo y de sus habitantes. Ya había rentado un departamento, justo en donde Xavier les había recomendado y ya se había acomodado también en él junto con Salem, ahora ella iba a un cajera automático para sacar más dinero. Pero a mitad del camino se topo con los mismos chicos que el día anterior habían molestado a Xavier, parecían hacer chistes pues se reían a carcajadas a excepción de uno, el mismo que se había quedado observándola con confusión.

Los chicos al ver cómo Misery se acercaba a ellos se fueron de ahí de inmediato a lo que la rubia sonrió divertida, el de rulos se quedó en su lugar estupefacto y viéndola de la misma manera que el día anterior, cuando Misery quedó frente a frente con ese chico se cruzó de brazos.

— Aún no entiendo. Pareces no estar muy cómodo con ellos pero sigues estando detrás de esos imbéciles como un perrito faldero.

— Eso a ti no te importa. ¿Porque me estás siguiendo?

Misery no pudo evitar reírse de manera burlona, lo que hizo que el chico se ruborizara de pena.

— Ay cielo, el mundo no gira alrededor tuyo, gira alrededor mío.

Misery paso aún lado del chico y fue directo al cajero.

— ¿Eres una excluida?

La rubia volteo a verlo confundida.

— ¿Una que?

— Excluida. ¿Vienes de Nevermore?

— Oh, nop.

La rubia volvió a lo que estaba haciendo y saco suficiente dinero para después guardarlo en su bolso.

— ¿Y entonces?

— ¿Entonces que?

Pregunto de regreso Misery poniendo nervioso al muchacho.

— Nada.

La rubia sonrió de lado y después se dio media vuelta para poder irse, pero antes se volvió a girar hacia el chico.

— ¿Sabes? Si te sientes solo hay otro tipo de personas o actividades que puedes escoger. No tienes que conformarte con esos idiotas.

— Esos idiotas parecen ser los únicos que se preocupan por mi.

Murmura el chico mientras baja la mirada al suelo.

— ¿Cómo te llamas?

El chico alzó la mirada nuevamente y vio que la rubia estaba más cerca de lo normal lo que lo puso nervioso.

— Tyler. Tyler Galpin.

— Misery Morningstar.

El chico frunció el ceño.

— ¿Cómo el diablo?

Misery sonrió de manera macabra.

— Exactamente. Soy su hija.

— ¿Debería asustarme?

— ¿Haz hecho algo malo, niño bonito?

Tyler negó con la cabeza mientras su cara se ponia roja de vergüenza por el apodo.

— Vamos a comer algo.

Ordenó Misery, empezando a caminar, Tyler tardó en procesar lo que había dicho la rubia, pero está al voltear a verlo, apresuró su paso para quedar a su lado y ahora caminar los dos juntos hacia un restaurante.

AUTHOR'S NOTE 📝

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Sin nada más que decir les mando un fuerte abrazo y un gran beso en la frente (⁠ ⁠˘⁠ ⁠³⁠˘⁠)⁠♥