Capítulo 4

Narra Abril

Los ojos de Roxy y de Penny me escaneaban. Alguna que otra vez después de mirarme por un rato, hablaban entre ellas.

Y eso me ponía nerviosa.

—¿En qué carrera estás, querida Abril? –Me preguntó Kian para romper el hielo.–

Me di unos segundos más para mirar con detenimiento a las tipas que estaban enfrente de mi. Cuando me volvieron a mirar desvíe mi vista y la centré en Kian.

—Vine aquí a estudiar psicología. –Informé.– y también a trabajar mientras estudio. Un sueño americano. –Añadí sonriendo.–

Penny y Roxy comenzaron a reír. Kian y Matheew me miraron confundidos al no enterarse de que se reían.

—¿En qué quieres trabajar, Abril? –Me preguntó Roxy por primera vez.–

Cuando dijo mi nombre sabía y estaba casi segura de que lo hacía con asco.

Siempre había sido una chica que si le molestaba algo lo decía sin problema. Pero me negaba en quedar mal delante de Kian o de Matheew. No caería tan bajo.

—Tenia pensado en trabajar en un bar o en una cafetería. –Opiné.– Algo que se pueda ajustar a mis horarios de la Universidad. –Añadí sin enfado alguno.–

—Tipo... –Habló Penny mientras se hacia la pensativa.– ¿Club? ¿Esquinas? ¿Prostíbulo?

Al instante Roxy se empezó a reír de una manera dramática. Matheew y Kian miraron mal a Penny esperando unas disculpas por su parte.

Yo sabía que no me las iban a dar.

—No creo que pueda trabajar en ninguna de esas tres cosas. –Opiné con una tristeza fingida en mi voz.– Tienen bastante contigo.

Nada mas terminar la frase, Penny y Roxy se levantaron con todas las ganas de formar una pelea.

—¡Basta! –Gritó Matheew.– Vayanse vosotras dos.

—¿Por qué nosotras? Si fue ella la que empezó. –Recriminó Roxy.–

—¿Que no entienden niñas de goma? Lárgense, ya. –Gruñó Kian.–

Las dos chicas se miraron la una a la otra. Al segundo se encogieron de hombros y empezaron a caminar hasta la salida.

Roxy le gritó a Matheew 'Llámame' que lo añadió con un beso al aire y salió por la puerta.

—Esto parecía un partido de tenis. –Dijo Kian quitándose exageradamente sudor de la frente donde no tenía.– Creo que Abril le metió un triple.

—Eso es baloncesto gilipollas. –Contestó divertido Matheew.– Lo siento mucho gruñona, no sabía que te iban a tratar tan mal.

Sonreí enseñando mi dentadura. Las disculpas de Matheew no me ayudaban mucho, pero tampoco las iba a rechazar.

—No te preocupes. No es tu culpa. –Observe el bar en busca de algo con el que entretenerme.– ¿Cenamos?

•••••••

Mi cuarto ya estaba un poco más decorado. Las sábanas de color morado le daba un toque a la habitación envidiable.

Me levanté de la cama para así poder hacer mi rutina. Hoy era mi primer día de clase y me negaba a llegar tarde.

Me acerqué a la puerta que daba al cuarto de baño. Esta abrió sin rechistar. Cerré tras mía y comencé a quitarme la ropa.

Cuando ya estuve desnuda posé mi móvil en uno de los muebles. Le di Play a una lista de producción y Mami de Prince Royce comenzó a sonar.

Me metí en la ducha que era bastante grande y me escondí con la cortina azul que había.

Mis cremas ya estaban en la ducha. Anoche cuando vine de cenar con Kian y Matheew los había puesto para así no perder tiempo.

Lave mi cabello con la crema de olor a chocolate que adoraba.

Cuando ya me estaba quitando la espuma del cuerpo escuché como una puerta se abría.

Mierda.

—No se que me pasa que solo pienso en ti. No se si fue la manera que me hiciste venir. Tu me enamoraste, tu me enamoraste, tu me enamoraste girl yo no quería enamorarme así. –Cantó Matheew.–

Había dos canciones diferentes. La que había en mi teléfono y la que llevaba Matheew.

Bufé enojada.

Abrí la cortina para así regañar a mi compañero. Pero me lo encontré meando.

Oh.Mi.Dios.

—¡Matheew! –Grité con todas mis fuerzas.– ¡Estoy aquí! ¿Hola? ¡¡Largate de aquí!!

—¡Hola gruñona! –Saludó alegremente.– Me estaba meando, y un hombre no se puede aguantar.

—¡Pues haber meado en una puta botella! ¡Fuera de aquí! –Chillé.–

Matheew se empezó a descojonar de la risa. Cuando hubo terminado, tiró de la cisterna y bajó la tapa del váter. Se sentó en ella mirándome.

—Me quedaré aquí hasta que termines y pueda ducharme tranquilo. –Dijo mientras se levantaba a coger mi móvil para apagar la música que sonaba.–

En ese momento sonaba The Chainsmokers - Don't Let Me Down.

Al apagar mi música, solo se escuchaba la suya. Suspiré. Esta vez había perdido.

—Tienes buena música en esta mierda de móvil. ¿Por qué no te compras otro móvil? Este tiene como cuatro años ya. –Opinó observándolo.– Tiene el sistema Android 4.4.2. Súper antiguo.

—¿Me lo vas a comprar tú, capullo? –Pregunté sarcásticamente mientras me quitaba lo que quedaba de espuma.– ¿¡Te importaría dejar de mirar y de cotillear mi móvil!?

Matheew chasqueó la lengua.

—¡Yo solo la miré, me gustó, me pegué y le grité bailemos! –Cantó este en respuesta.–

Negué la cabeza divertida. Era imposible tener una conversación sería con un tipo como Matheew.

—¿Me pasas una toalla? –Le pedí.–

Este sin levantarse cogió la toalla y me la tiró.

La toalla que me había dado no me tapaba nada.

Solo el pecho y poco más de los muslos.

Maldito gilipollas.

Cuando salí de la ducha podía notar como llevaba el culo al aire. Me acerqué al toallero y cogí otra toalla para taparme mejor.

—¡No me quites esas vistas! –Gritó Matheew divertido.–

Fui a darme la vuelta para recriminarle, pero este estaba como Dios lo trajo al mundo. Rápidamente se metió en la ducha y eternamente se lo agradecí.

Cambié de toalla rápido y me acerqué al lavamanos para lavarme los dientes.

—¿Quieres que te lleve a la universidad? –Preguntó este desde la ducha.– Si quieres cuando salgas podemos ir a dar una vuelta y te puedo enseñar todo esto. Me lo agradecerás.

—¿Tu no tienes clases? –Dije algo confundida.–

—Voy cuando me sale de los cojones. –Contestó este sin un halo de misterio.– Puedo llamar a Kian y que venga con nosotros. Quizá hasta te encontremos un trabajo hoy. ¿Qué tal?

En el móvil de Matheew empezó a sonar Impossible de James Arthur.

Esa canción era una de mis favoritas. La empecé a cantar en voz baja mientras me lineaba los ojos.

—¡Tierra llamando a Abril! ¿Qué dices, te vienes con el tito Kian y el buenorro de Matheew? Te prometo que no llamaré a Roxy y a Penny hoy, lo juro por Snoppy. –Suplicó este.–

—Solo con una condición.

—¿Qué condición?

Matheew apagó el agua de la ducha para así escucharme mejor.

—Me invitarás a un helado. –Ni si quiera pregunté,sabia que lo iba a hacer.–

—Eso está hecho, gruñona.

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