Capítulo 36

Especial San Valentín

¡Feliz San Valentín!
O
¡Feliz San Solterín!

Narra Abril

Un hormigueo se instaló en mi mejilla haciendo que me removiera por la cama de matrimonio.
Dejó de hacerme cosquillas mientras me movía incómoda, buscando la postura perfecta para seguir durmiendo.

Esta vez, no solo era un hormigueo, eran besos mojados.

Sonreí al saber de quién eran.

—Buenos días, vida mía. –Cantó en mi oído dejando un beso con delicadeza.–  No sabes lo que me gusta despertarme y verte a mi lado.

Sus manos se pasearon por mi abdomen desnudo, haciéndome cosquillas.

— ¿Cuánto tiempo llevas despierto, señor Kranevitter? –Pregunté juguetona. Sus labios buscaron los míos besándolos con delicadeza.–

—Lo suficiente para ver cómo frunces la nariz cuando algo te incomoda.. Y como suspiras cuando te acaricio el pelo.. –Respondió dándome besos en el cuello.– ¿Te han dicho alguna vez, lo hermosa que te ves en mi cama?

Sonreí por la confesión. Mi mano se paseó por toda su espalda desnuda hasta llegar a su pelo algo despeinado. Pero igual estaba hermoso.
Se lo removí más de lo que estaba haciéndole sonreír.
Este siguió besando mi abdomen, sonriendo.

Acaricié sus mejillas acercándolo a mi. Su frente y la mía chocaron suavemente.
Su aliento y el mío se mezclaban.

Pero era la mejor sensación del mundo.

—¿Qué tienes pensado en hacer hoy? –Pregunté, mientras acariciaba sus brazos que estaban a cada lado de mi, encerrándome. Este sonrió y dejó un beso en la punta de mi nariz.

—Por mi me tiraba todo el día aquí, a tu lado mi amor. –Dejó un casto beso en mis labios y se levantó.– Pero no va a poder ser.

Se levantó de encima mío, desnudo. Una sabana me tapaba y me envolví con ella. Levantándome igual que él.

Este se acercó al armario y sacó unos boxer de Calvin Klein. Cuando se los puso, rodeé su pecho con mis manos.

No era tan alta como él. Mi cabeza llegaba a su espalda y era algo molesto. Pero aún así, besé su espalda con la máxima delicadeza del mundo.

—No sabes lo mucho que me importas. –Susurré mientras lo abrazaba más fuerte.– Has sido el único que a podido destruir los muros en los que estaba rodeada. –Seguí hablando, pausadamente mientras seguía repartiendo besos por su espalda.– No sabes cuánto agradezco que la residencia fuera mixta, y que me tocara contigo. Aunque al principio fuiste un gilipollas, después me alegraste los días.

Cogió mis manos, alejandolas de su pecho y se dio la vuelta. Volvió a posar mis manos donde minutos atrás estaban y este me agarró de la cintura, pegándome a él.

Me dejo un beso en la frente que duró varios segundos.

Adoraba estar con él así. Juntos, sin que nadie nos molestara. Siendo sincero el uno con el otro. Abriéndonos más. Compartiendo secretos que nunca antes habían salido de unos labios señados.

—Eras una pervertida, señorita Russet. –Mi apellido lo dijo con algo de desprecio, pero al ver mi cara sonrió.– Señora de Kranevitter. –Rectificó.–  Cuando te vi parada en la puerta del cuarto de baño me pregunté qué tipo de broma era esta. –Siguió hablando, mientras me hacía retroceder.– Y ni digamos cuando vi la ropa interior de monja que tenías. Pero oye, nunca dije que no me gustara. –Mis rodillas se doblaron y caí a la cama con Matheew encima.– Me enamoré de tu inocencia. Me enamoré de tu ternura. Me enamoré cuando menos lo esperaba, pequeña mía. –Besó mis labios, y comenzó a bajar hasta llegar a mi cuello haciendo un camino de besos mojados.– Me enamoré de como te preocupabas de mi. Me fascinó la manera en la que me miraste con desafío cuando te exigí que vinieras conmigo a las peleas ilegales.

Apartó las sábanas, dejándome expuesta ante él una vez más.
Sus labios llegaron hasta mis pechos, haciéndome vibrar por completo.
Su voz ronca, acompañada de esos besos eran el mismísimo paraíso.

Acaricié sus brazos dándole ánimos para que siguiera hablando. Este ignorándome un poco siguió con su tarea.
Jadeé cuando se atrevió a morderme.

—¡Ey! –Me quejé con una sonrisa. Este  con un movimiento lento, llegó hasta mi boca besándola, haciéndome callar.

—No seas atrevida y déjame terminar. –Bromeó él mientras acariciaba mis muslos.– Un día me levanté y entré en tu habitación, esperando verte dormida en la cama. –Confesó en voz baja.– Me encontré con que te habías quedado dormida al lado de la ventana, viendo como las gotas de la lluvia caían. Tenías un libro en las manos y una manta que se te había caído a lo largo de la noche. –Su mano recorrió todo mi cuerpo hasta llegar a mi mejilla. – Desde ese momento me di cuenta de lo mucho que necesitaba tu sencillez en mi vida. De lo mucho que necesitaba tus insultos y de todo lo que conllevaba estar contigo. –Sus dedos se pasearon por mis labios entre abiertos.– Decidí en menos de cinco segundos que quería pasar el resto de mi vida contigo. Y por eso...

Besó mi nariz. Y no aguanté más las ganas y posé mis labios con los suyos.
El dominaba en el beso, pero yo no me quedaba atrás.

Sus besos me transmitían deseo, pero también una ternura palpable.

Tuvimos que alejarnos un poco en busca de aire. Este con una sonrisa de oreja a oreja mordió el lóbulo de mi oreja.

—¿Y por eso qué, Señor Kranevitter? –Jugué con su nariz, esperando a que siguiera hablando.–

—Por eso, compré un apartamento. –Su voz salió algo ronca, pero no le importó.– Quiero que nos vayamos a vivir juntos. Quiero hacerte el amor dónde me de la gana sin miedo a que nadie nos sorprenda... –Su mano bajó por mi abdomen lentamente.– Quiero hacerlo en el sofá, en la ducha, en la cocina y hasta en el balcón si hace falta... –Susurró con la voz ronca, volviéndome loca.– Pero solo si tú quieres, mi vida.

Sus dedos tocaron el lugar más íntimo de una mujer, haciéndome enloquecer.

—Entonces... –Susurró, muy bajito en mi oído.– ¿Te vendrás conmigo, monjita?

Sus dedos se metieron en mi haciendo movimientos circulares. Gemí del placer que esto me causaba.

—Quiero que me respondas, mi vida.. –Exigió sacando los dedos.–

—¡Sí! –Grité, cuando este los metió con más fuerza.–

Preguntas

•¿Os ha gustado este capítulo?

•¿Habéis notado como Matheew estaba muchísimo más cariñoso?

•Esto no es una pregunta, pero lo tengo que decir...: ¡Quiero un Matheew en mi vida!

• Este apartado lo dejo si queréis decirme algo.

Bueno, lo del grupo y tal ya lo sabéis.

Instagram: @xrociy

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