Capítulo 28

Narra Abril

Llevaba varios minutos sola. No veía a Matheew por ningún lado y tenía bastante frío.
Mi pelo se pegaba a mi cara. Y estaba mojada de arriba a abajo.

Una brisa que a mi me pareció del Polo norte, me invadió haciéndome estremecer.

Quería irme de aquí. Estar en una cama calentita con un chocolate.

—Ya vienen a por nosotros, pequeña. –Dijo Matheew apareciendo detrás mía, asustándome.–

Se sentó a mi lado. El estaba igual o peor que yo. Llevaba una camiseta de mangas cortas de pico, y unos jeans apretados negros. Y por supuesto estaba mojado.
Su pelo chorreaba igual que el mío, mojando más sus jeans y su camiseta.

—Kian se asustó cuando lo llamé. –Informó con una sonrisa.– Pensó que te había pasado algo malo. Se volvió loco. –Negó con la cabeza, sonriendo.– Él apoya mi idea de que nos vayamos a Italia.

Mi pecho se encogió con solo pensarlo. No podía volver, no estando ellos allí.

Sabía que me buscarían. No sería la primera vez que me buscan por Italia entera.

Negué con la cabeza frenéticamente. Matheew me miró confundido.
Me levanté de los nervios y caminé de un lado hacia otro.

La cabeza me daba vueltas, pero el tema era más importante que mi salud.

—¡No! ¡No! –Me negué mientras caminaba.– Os iréis vosotros, yo me quedaré aquí. –Persuadí.–

—No, Abril. –También se levantó poniéndose enfrente mía.– Si nos vamos a Italia es por ti, por tu salud. –Explicó.– Allí tenemos a mucha gente que..

—¿¡Que no entiendes Matheew!? –Grité enfurecida.– No voy a ir. Me niego. No, no y no.

Matheew se cruzó de brazos mirándome. Miró sus zapatos y volvió a mirarme, suspirando.

Hizo el amago de hablar, pero volvió a cerrar la boca.
Se volvió a sentar en el banco, con los brazos cruzados.

—Vamos a ir. –Decidió.– Te guste o no te guste.

Y me entró ganas de matarlo. De descuartizarlo y de mandarlo a Italia sin manos y sin piernas.

Me contuve. Volví a andar de un lado hacia otro intentando calmar mi demonio interior.

No solo tenía miedo, estaba aterrada por lo que le podía pasar a Matheew y a su familia por mi culpa.

La gente que buscaban con desesperación a mis padres no eran legales. Les importaba una mierda matar a una familia entera delante de un niño de dos años. No buscaban el dinero, buscaban hacer daño.

Cómo me lo habían hecho a mi.

—Tu lo entiendes Matheew... –Brame.–  Tu no sabes nada. No sabes a lo que me enfrento si vuelvo allí.

—¿Qué quieres decir con eso Abril? –Volvió a levantarse y me cogió las manos.– Te protegería del demonio si hiciera falta, pequeña. Lo sabes. ¿Qué pasa? Cuéntamelo y lo resolveremos juntos.

Por un momento se me pasó por la cabeza contarle las razones por las que había huido de Italia. Pero no, no podía meterlo en el problema. Cómo me habían metido a mi.

Me negaba a poner a los padres y a los tíos de Matheew en peligro sólo porque mis padres no supieron resolver sus propios problemas.

Ellos no lo merecían.

¡Si apenas me conocían!

Negué con la cabeza. Me senté en el banco y puse mis rodillas en mi pecho, buscando consuelo. Intentando  darme fuerzas de algún lado para poder llevar el problema como lo había llevado todos estos años.

Huyendo.

Tenía que huir. Tenía que abandonar a Matheew. Tenía que quitarlo de la carga que yo suponía para él.

—Ni lo pienses, Abril. –Gruñó Matheew mirándome.– Esa mirada es que has decidido hacer algo que a mi no me gusta. Ni se te ocurra hacerlo. –Ladró enfadado.– Si te tengo que encerrar en una habitación sin muebles y sin nada lo haré, por que así te protegeré de los gilipollas que hay buscándote.

—¡No puedes decidir por mi, Matheew! –Grité.– Yo soy la que decido que hacer porque es mi vida!

—¡No decides solo tú, Abril! ¡No voy a permitir que te ocurra nada! ¡No cuando has aparecido en mi vida y he arriesgado tanto por ti! –Gritó entristecido.–

La rabia me invadió por completo. El pensar que le podía ocurrir algo por mi culpa, de instaló en mi corazón.

Me levanté del banco de un salto. Me mareé un poco pero aún así no me moví un centímetro.

—¡Nadie te dijo que arriesgaras tanto por mi! –Chillé.– Yo no te apunté con una pistola para que hicieras algo. ¡¡Nunca!! Siempre he respetado tus decisiones. ¡¡Me alejé de Kev porque tú me lo pidiste!!

—¡¡¡Ese maldito hijo de puta no es como tú crees!!! –Bramó enojado.– Nunca me pidiste que hiciera nada. Siempre lo he hecho porque a mi me apetecido y porque te lo merecías. ¡¡Yo sólo quiero lo mejor para ti!!

—Lo mejor para mí es no ir a Italia.

Matheew se quedó en sumo silencio. Se alejó un poco de mi y se dio la la vuelta para volverme a mirar.

Su mirada no me transmitía la ternura y la felicidad que casi siempre transmitía. Esta vez solo era enojo y preocupación.

—¿Es por tus padres? –Preguntó con un hilo de voz.–

Se me paró el corazón. Había acertado y ahora él lo sabía. Y no pararía hasta que le contara con pelos y señales el porqué.

Tenía que ocultarlo.

No podía ponerlo en peligro.

No cuando había sido lo más real que había tenido en años.

No cuando lo quería.

—No digas tonterías. –Mentí.– Mis padres no tienen nada que ver. Solo que me fui de allí porque estaba cansada, y no pienso volver porque a ti se te haya antojado.

—¡No es un antojo, maldita sea Abril! Es por tu seguridad. –Se acercó a mí.– Mi padre es una persona bastante importante. Con ellos estaremos bien. Sin ningún problema, hasta que pase toda esta mierda. ¿Entiendes ahora, cariño? Lo hago por ti. Lo hago por nosotros.

Negué abatida.

—Lo siento Matheew. Si quieres irte a Italia, lo comprenderé. Pero no iré contigo.

Si quieren entrar en el grupo ya saben.

El número con el código de tu país y te añadiré.

Las dejo hermosuras.

Instagram: @xrociy

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top