Capítulo 14
Narra Abril
Las mujeres rodearon la mesa y me abrazaron. Congelada, miré como Kian se descojonaba a mi lado.
—Encantada de conocerte preciosa. –Dijo una de las mujeres.– Soy la madre de este gamberro que está a tu lado. –Sonrió.– Por favor, llámame Angie.
Asentí confundida por el recibimiento que había tenido entre personas que no conocía.
La otra mujer que estaba a su lado, volteó a ver a los dos hombres tatuados que seguían parados en la entrada del comedor y asintió.
Segundos después, se paró enfrente mía y me sonrió de oreja a oreja.
—Soy la madre de Matheew. –Informó.– No sabes lo que mucho que me alegro de conocerte al fin. Soy Addeline Westh. Pero llámame como te apetezca.
—Encantada de conocerlas. –Dije con educación.–
Siempre suelo tratar de usted a las personas que no conozco. Kian al escucharlo, se empezó a reír de nuevo.
Los dos hombres al fin avanzaron y llegaron hasta donde las mujeres me miraban sonriendo.
—Yo soy el padre de Matheew. Alexandro Kranneviter. –Se presentó desde lejos.–
Asentí y le sonreí de respuesta. El otro hombre, aun me seguía mirando. Me removí incómoda y este se dio cuenta.
—Perdona a este gilipollas. –Señaló al padre de Matheew.– Está estreñido y por eso está de mal humor. –Se acercó a mi.– Daniel Pots. Pero agradecería que me llamaras Dan. – Cogió mi mano derecha y la besó con delicadeza.– Un placer conocerla bella dama.
Un carraspeo sonó por toda la habitación. Angie se encontraba cruzada de brazos mirando amenazante a Dan.
—Como odio estar casado. –Me susurró.– Nunca te cases con una mujer. Nunca, pequeña. –Siguió susurrando.– Cuando tienen la regla no hay Dios que las entiendan.
¿Este hombre a olvidado que habla con una mujer? Me miro de arriba a abajo. No parezco un tío.
Lo miro confundida y este comienza a reírse.
—Te voy a pegar un puñetazo que vas a volver a Italia de una. –Amenazó Angie.– No le hagas ni puto caso, querida. De pequeño lo criaron unos delfines y como pasó mucho tiempo bajo agua, se quedó sin oxígeno. Ahora solo le funciona un 0'0001% de su cerebro.
Todos comenzaron a reír.
Cerré la boca. Me impresiona que una esposa le haga tanto bylliyng a su marido.
—Te tiene cogido por los cojones, hermano. –Habló Alexandro riéndose.– Siempre somos así Abril.
Dan se movió molesto y se sentó en la silla de al lado donde estaba yo.
—¿Sabes quien se va a sentar contigo, querida Angie? –Preguntó entre dientes. – Casper.
—Bueno, quizás sea mejor compañía que tú. –Se encogió de ojos y se sentó justo enfrente de él.–
Le sacó la lengua y rieron los dos.
¿Que coño está pasando?
—Veo que ya has conocido a mi familia. – Me sorprendió Matheew a mis espaldas.– Y por lo visto ya has visto lo normales que son. –Murmuró con sarcasmo.– ¿Qué les parece? –Preguntó como si no estuviera delante.–
Addeline se cruzó de brazos y miro de malas maneras a su hijo. Este entendió la indirecta.
Se acercó al asiento que estaba a mi lado donde seguía de brazos cruzados Dan.
—Dan, ¿te importaría ponerte con mi tía? Este es mi sitio. –Excusó.–
—Lamento mucho decirte que no, querido. Abril es mi nueva amiga y tenemos que hablar de cosas importantes, así que tengo que estar a su lado. –Dijo con educación, de repente le cambió la cara.– Así que lárgate a otro sitio si no quieres que saque el álbum familiar que siempre llevo encima.
Se palpó el pecho y metió la mano en la chaqueta. De esta sacó una libretita bastante pequeña pero abultada.
No mentía cuando decía que llevaba el álbum familiar.
Matheew corrió hasta otro sitio aterrado. Por un momento me olvidé de lo que había pasado con Kev y quise reírme a carcajadas en su cara.
Cuando todos estuvimos ya sentados, dos mujeres salieron de unas puertas corredizas y comenzaron a poner comida por todos lados.
—Espero que estés agusto aquí, Abril. –Comentó Alexandro que estaba en el pico de la mesa, al lado de su mujer y de Matheew.– Cuando escuchamos que mi hijo tenia una nueva amiga no nos imaginábamos que fueras así de preciosa.
—Papa... –Se quejó Matheew como un niño pequeño.–
—Es cierto. –Afirmó la madre interrumpiéndolo.– Pensábamos que eras una de las típicas que pasan una noche con mi hijo. No es que me guste lo que hace, que es algo que odio, pero a salido igual de imbécil que su padre, que es uno igual. –Informó señalándolos.–
Alexandro y Matheew se quejaron al mismo tiempo y miraron mal a la pobre Addeline.
Dan que estaba a mi lado bufó como si estuvieran hablando de él.
—Aquí el más inteligente soy yo. Callense perras. –Murmuró este todavía enojado.–
—Algunas veces pienso que todos los hombres están conectados a un cerebro solo. –Opinó Angie.– Que si las mujeres somos bipolares cuando tenemos la regla, que si eso no duele nada, que si lloramos mucho... Cuando a ellos les metes una patadita en los huevos y caen redondos. –Empezó a reír.–
—Mamá estamos comiendo. –Le dijo Kian a su madre.–
Addeline tiró la cuchara de la sopa y miró a Kian. Este rápidamente se encogió en su silla y siguió comiendo.
—No crean que hemos olvidado lo que han hecho, malditos niñatos. –Regañó Addeline.– ¿Sabes lo que han hecho estos cuatro gilipollas, Abril?
Negué con la cabeza mientras miraba a los cuatros hombres que se estaban encogiendo en sus propios asientos.
Con lo duro que parecían Dan y Alexandro ahora mismo parecen dos perritos que llevan un año entero en la calle.
—Teníamos un terreno en España, donde vamos de vacaciones. –Empezó a contar Addeline.– La casa de al lado fue alquilada por un grupo de solteros que siempre hacían una fiesta los fines de semana. Y hace poco Angie y yo fuimos para recoger unas cosas que habíamos olvidado allí...
—Iban todos los fines de semana para irse de fiesta con esos solteros. –Terminó Angie.– Nos decían que tenían viajes de negocios y resulta que estaban emborrachándose en la casa de al lado.
—¡Que no había putas! ¡Y las busque, que conste! –Gritó desesperado Dan.–
—Lo que estas buscando ahora mismo es una hostia con toda mi mano abierta, querido.–Gritó de vuelta Angie.–
¿Dónde cojones me había metido?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top