Capítulo 8

Kim le había dado un par de días libres para que se hiciera cargo de su desastre emocional sin la presión del trabajo. Inicialmente se había negado, pero Kim le había dado esa mirada suya que le hacía saber que no estaba cambiando de opinión por nada del mundo y que debía obedecer si no quería sufrir represalias, entonces tuvo que obedecer.

Le contó todo a BaekHyun y luego de una noche de llanto sentimental y muchos abrazos, se encerró en su departamento para ahogarse en nachos y películas malas que lo hicieron sentir un poco mejor.

En realidad fue bastante bueno. KyungSoo pudo pensar sin sentir la mirada de nadie sobre él y eso fue realmente genial y confortable. Al final, Kim había tenido la razón una vez más.

Luego al segundo día de descanso, recibió un mensaje de su jefe; fue corto pero tranquilizador, le aceleró el corazón y le hizo sonreír brevemente.

He terminado con ese asunto. No te preocupes, no volverá a molestarte.

Ven a trabajar mañana. Tienes que organizar nuestra estadía en Italia (viaje de negocios, tienes que ir). Mientras tanto, alista tus maletas y tu pasaporte. Tenemos que salir en tres días.

Espero que estés bien.

Kim J.

No fue la gran cosa, pero lo hizo sentir mejor. Probablemente porque le había escrito directamente a su número personal, o por el último mensaje, o por todo lo que había hecho por él durante este par de días, pero KyungSoo estaba agradecido y particularmente encantado con él.

Entonces, con el entusiasmo naciendo poco a poco, se levantó del sofá e hizo lo que le pidió. Alistó una maleta, dejó su pasaporte a la vista y comenzó a buscar algunos hoteles en Roma para que pudieran hospedarse al llegar. Sería la primera vez que KyungSoo salía del país, y aunque solo era por trabajo, se sentía emocionado y expectante.

Esta vez KyungSoo no se miente. Sabe que todo aquello se debe a la idea de quedarse solo con Kim en el extranjero, volar con él y ser un equipo juntos sin nadie de la empresa entorpeciéndolos. Porque ese hombre amenazante, difícil y que le sacaba de sus casillas todo el tiempo había ganado un lugar en su corazón después de haberlo ayudado como lo hizo.

No. Simplemente lo acepté en ese momento, cuando me abrazó y me consoló cálidamente mientras lloraba en su pecho.

Negar que le gustaba era ridículo en ese punto. A KyungSoo le encantaba, le fascinaba, le enloquecía. Kim era la razón tras su frustración, pero también era su lugar seguro, donde podía sentirse cómodo y protegido.

Era impresionante como su relación profesional había mutado a eso, pero no había nada que KyungSoo pudiera hacer para cambiarlo. Tampoco quería hacerlo.

Mientras Kim lo aceptara y lo permitiera, KyungSoo estaría feliz de dejar que cosas continuaran profundizándose hasta que simplemente dejaran de hacerlo.

Con eso en mente, KyungSoo culminó su día sonriendo como un pequeño idiota.

Los dos días siguientes fueron realmente estresantes. KyungSoo sentía la tensión en Kai, las miradas disimuladas y el alejamiento rápido e inmediato de las personas cuando KyungSoo cruzaba por sus caminos. Le hizo sentirse mal, no puede negarlo, pero NaYeon había servido de ayuda para subirle el ánimo cuando lo encontraba por los suelos.

—Es porque el señor Kim fue realmente duro con todos. Prohibió los chismes y los malos comentarios y hasta ahora ha funcionado. Ellos pueden hablar fuera de la empresa, pero mientras se encuentren en Kai deberán pensarlo dos veces antes de ser irrespetuosos e idiotas. Están esquivando el mal rato, y por eso son tan precavidos contigo. De todas formas, ellos no importan, mientras nosotros estemos bien, lo demás debe quedar de lado, ¿okay?

Fue suficiente para hacerlo sonreír y sentirse reconfortado. Y es entonces cuando se da cuenta realmente de la gran amiga que ha hecho y que definitivamente debe cuidarla y apreciarla profundamente mientras se encuentre trabajando para Kim.

Mas tarde se encontraría recibiendo instrucciones de Kim. Aparentemente el hotel en el que se hospedarán era el mismo que utilizarían para la reunión con los demás socios; no todos ellos habían decidido quedarse a pasar la noche ahí, pero Kim creía que era conveniente, así que KyungSoo hizo las reservaciones.

Adelantaron todo el trabajo posible, asistieron a un par de reuniones y almuerzos con algunos inversionistas que no podían aplazarse y finalmente, dos días después, se dirigieron al aeropuerto en el Mercedes de Kim.

KyungSoo aún tenía un poco de sueño. BaekHyun había estado sentimental desde la noche anterior y lo abrazó demasiado (realmente mucho) mientras estuvo con él. Le hizo prometer que tomaría fotos y que le escribiría cuando no estuviera trabajando y KyungSoo tuvo que acceder a todo antes de que su madre gallina número uno sufriera un ataque al corazón. Fue emocionalmente agotador, así que, por supuesto, estaba tentado a quedarse dormido.

De no ser porque estaba acomodando la agenda de Kim y se estaba asegurando de que todo estuviera en orden, él estaría inconsciente desde hace mucho tiempo.

No corrió con la misma suerte en el avión. Inicialmente se había sentido nervioso como la mierda, había sufrido de una palidez mortal y sus manos temblaron violentamente, pero entonces Kim lo había tomado de la mano, entrelazado sus dedos y dado un apretón reconfortante y eso fue suficiente para calmarlo.

Jodidamente necesitado.

Con la nueva seguridad de su calor y su agarre, KyungSoo pudo relajarse una vez más, y aunque hubo un poco de turbulencia, aún pudo acomodarse y dormir con la mejilla apoyada en el hombro de su jefe.

No está seguro de si ocurrió realmente o no, pero la sensación de una caricia dulce en el cabello lo arrulló todo el tiempo mientras dormía.

Roma los recibió con un clima cálido y un cielo despejado. Era verano, por lo tanto, hacía bastante calor. Kim se había preparado y se cubrió con una gorra, KyungSoo no tuvo tanta suerte y tuvo que secarse la frente cada dos por tres mientras se hacían con las maletas y buscaban un taxi.

Aunque había dormido durante todo el viaje, el cuerpo de KyungSoo aún parecía resentido y con deseos de más descanso -esta vez sobre una buena cama-. No pudo permitírselo esta vez, así que tomó su botella de agua, le dio un sorbo grande y se acomodó junto a Kim cuando el taxi finalmente llegó.

—Deberías haber traído un sombrero. Aquí es bastante caluroso durante el verano —le dijo Kim con suavidad luego de dar las instrucciones al conductor con un inglés perfecto y KyungSoo frunció los labios—.

—No había manera de saberlo. Tenías que habérmelo dicho antes.

—Bueno, pensé que eras lo suficientemente listo como para deducirlo.

KyungSoo le arrojó una mirada sucia que Kim esquivó perfectamente y luego negó. El gran Señor de las Tinieblas apareciendo nuevamente, ¿por qué aún se sorprendía? Aparentemente nunca podría dejar de ser un poco idiota. Estaba en su ADN en este punto.

A partir de ahí, el viaje fue cómodo y relajado. Kim había recibido una llamada de su madre y habló con ella durante gran parte del camino ("sí, madre, hemos llegado bien", "no, madre, no son vacaciones", "no me olvidé de él", "KyungSoo también envía sus saludos"), mientras tanto, KyungSoo se había dedicado a admirar la ciudad a través de la ventana del taxi con ojos asombrados y el teléfono en mano, dispuesto a tomar un par de grabaciones para BaekHyun.

Era lindo, definitivamente muy distinto a Corea, y la gente parecía feliz y hermosa con sus sonrisas brillantes y sus bronceados resplandecientes. Fue increíble.

—El hotel está alejado del centro, ¿no es cierto? —preguntó luego de un tiempo estando en carretera, mientras los edificios y las masas de turistas quedaban atrás, y Kim asintió tranquilamente, perfectamente compuesto después de la llamada de su madre—.

—Lo es. No es una gran opción para hacer turismo, pero es bueno cuando se trata de negocios y relajación.

KyungSoo tarareó, comprendiendo rápidamente.

—Supongo que el spa debe ser maravilloso.

—Es bueno. Deberíamos probarlo mientras estamos aquí.

Esta vez KyungSoo sonrió y no luchó contra el sentimiento naciendo en su corazón debido a la implicación de ambos haciendo algo juntos que no tuviera que ver con el trabajo.

—No sé qué quiero más entre acceder al spa o hacer turismo. Siempre quise conocer el Coliseo, pero un buen masaje no me vendría mal.

Kim arqueó una ceja y una pequeña sonrisa comenzó a crecer en sus labios pomposos. Ah, Jesús, era tan guapo.

—¿El Coliseo? ¿Qué hay de la Basílica de San Pedro?

—Uhm... debe ser increíblemente bonita, de todas formas, no estoy tan interesado en ella. No soy un creyente, y tampoco sería bien recibido en la casa de Dios debido a mi pecado, así que definitivamente me gustaría ir al Coliseo.

No se sintió tan sorprendido cuando fue víctima de los ojos amables -sí, amables- de Kim, no esta vez, al menos, cuando comenzaba a acostumbrarse a ellos y a la suavidad que a veces reinaba en su rostro. En cambio, él lo miró de vuelta y correspondió a su sonrisa de forma suave y brillante.

—Bueno, supongo que podríamos ir cuando termine de hacer mis negocios. El Coliseo está a unos nueve o diez kilómetros del hotel... aún es accesible para nosotros.

Esto agrandó aún más su sonrisa, sus ojos empequeñeciendo increíblemente y su corazón retumbando y danzando de felicidad. Este hombre, este idiota sin tacto y mandón, era mejor de lo que cualquiera podría imaginar. Él era mucho mejor de lo que KyungSoo había creído inicialmente.

Rompió sus expectativas. Le hacía feliz.

KyungSoo estaba agradecido por haberlo conocido.

—Eso sería maravilloso. Gracias, JongIn.

Sus ojos se oscurecieron y el calor le llenó las entrañas cuando la profundidad de su mirada lo golpeó con fuerza. La pequeña sonrisa permanente no flaqueó, sin embargo, él se parecía mucho a un depredador a punto de saltar sobre su presa.

Justo como ese día en su coche. 

KyungSoo sintió sus mejillas enrojeciendo, pero no se disculpó. No podía retractarse. En ese punto, con tantos sentimientos involucrados y la cercanía obvia creciendo entre los dos, era inevitable.

Para KyungSoo se hacía cada vez más difícil referirse a él como "Kim" o "Señor"; no eran tan íntimos, pero estaban cerca, así que creyó que llamarlo por su nombre de pila estaría bien.

Y lo estuvo. Después de todo, Kim aún lo estaba mirando y no lo había corregido.

—No tienes que agradecer, KyungSoo.

Y su tono, oh, su tono bajo, ronco y sensual definitivamente hizo algo en él. La emoción perduró.

.


El A. Roma era una edificación moderna y espectacular con dos inmensas piscinas y un aire vacacional lujoso a su alrededor.

Era fácilmente un hotel familiar, a pesar del despliegue de elegancia y refinamiento, y, como JongIn (Kim) lo había dicho, era la opción perfecta para los negocios y la relajación. No tuvieron problemas con sus reservaciones y fueron guiados por un botones especialmente amable hacia sus habitaciones.

KyungSoo se las había arreglado para reservar una suite y una habitación ejecutiva junior para él en el mismo piso -lo que fue una suerte considerando la demanda del hotel-, así que se bajaron al mismo tiempo y fueron manejados hacia sus habitaciones. KyungSoo se despidió de JongIn (¡Kim!) al llegar a la suya y este lo sujetó por la cintura por un momento, mientras susurraba tranquilamente para él:

—Asegúrate de estar listo a las seis en punto. Iré a buscarte y luego nos dirigiremos a la sala de reuniones.

—Está bien —dijo en un hilo de voz y se quedó muy quieto cuando Kim se inclinó y acarició su mejilla con la punta de su nariz hasta llegar a su oreja—.

—Duerme ahora, KyungSoo —susurró, una orden obvia, y luego se incorporó y le envió una mirada mientras él era víctima de un par de rodillas temblorosas y un sonrojo que se había apoderado de su rostro y su cuello—. Ve.

—S-sí. Nos vemos más tarde.

JongIn lo soltó entonces y KyungSoo caminó a trompicones hacia su habitación, abrió la puerta y se escondió en la seguridad de la misma. Jesús.

Se llevó una mano a una mejilla y la sintió arder bajo su palma, el corazón latía, desbocado, contra su pecho y un tirón dulce y agradable perturbó la tranquilidad de su pene escondido. Se dio un par de palmaditas en el rostro y no tardó en acercarse a la cama inmensa y limpia y echarse sobre ella con el antebrazo cubriendo la mitad de su rostro.

Eso había sido intenso, tan intenso, mierda. Sentía el hormigueo de placer en su nuca y aún era capaz de recordar perfectamente la presión de la mano de Kim sobre ella, la calidez de su aliento y la firmeza de su voz.

"Duerme ahora, KyungSoo".

¡Uhg! ¡No tenía por qué obedecer!

"Ve".

¡Vale, de acuerdo! Tal vez podría tomar una siesta supercorta y luego haría una exploración al hotel, ¡Kim no tenía por qué enterarse de que había seguido su orden! ¡Es más, él no lo estaba haciendo, simplemente se sentía cansado y quería relajarse un poco antes de trabajar!

Con eso en mente, KyungSoo asintió, se abrazó a una almohada y cerró los ojos. Si escuchó o no la voz de Kim en su mente ordenándole dormir hasta que lo consiguió, KyungSoo no lo admitiría nunca.

.

S

u corta siesta se convirtió rápidamente en un gran descanso. No se había dado cuenta de ello, pero cuando despertó, el sol ya había caído y los débiles rayos de la tarde estaban impresos en el cielo rojo y naranja.

KyungSoo se acercó a la ventana y apreció la vista silenciosa y perezosamente. Era hermoso; desde ahí podía ver la piscina bañada en los colores de la tarde y las palmeras danzando con tranquilidad gracias al suave viento frío. KyungSoo sonrió y tomó su teléfono para capturar una foto, y había quedado tan buena que no tardó en enviársela a BaekHyun.

Estoy en el paraíso~

(No estoy tomando en cuenta el hecho de que voy a trabajar en una hora).

¡

Es bonito, hombre! ¡No dudes en comprarme un regalo! ¡Y envíame fotos de mujeres y hombres europeos superguapos! Necesito distraerme de mi jodido jefe por un rato ㅜ ㅜ

¡Lo haré! ¡Que se joda Park ChanYeol!

¡

Sí, que se joda!
¡O que lo jodan! ¡De seguro así dejará de ser un maldito imbécil muerdetraseros!

KyungSoo rió con diversión y decidió que era hora de dejar sus distracciones a un lado para ser un adulto responsable.

Se metió en el baño para darse una ducha y jodida mierda si la bañera no era una maravilla. KyungSoo exhaló con anhelo, pero sabía que tenía el tiempo justo para prepararse, así que postergó su encuentro con ella y se metió bajo la regadera.

Se dio una ducha caliente que relajó sus músculos aún más y le hizo sentir increíblemente rejuvenecido, y al terminar se vistió con un conjunto formal que había comprado recientemente. El pantalón nuevo le abrazó los muslos de una forma sutil, pero fue amable al dejar a la vista la forma de sus piernas y su trasero respingón. Cubrió su torso con una suave camisa de botones azul bebé de estilo holgado y elegante y se calzó un par de mocasines brillantes.

Como siempre, KyungSoo se peinó el pelo hacia arriba y hacia atrás para despejar su rostro del cabello demasiado largo, se perfumó y tomó su teléfono y la tableta electrónica en el momento justo para recibir a Kim en su habitación.

Se quedó sin aliento al verle de pie frente a su puerta. Vestía completamente de negro: pantalones de vestir, camisa de seda abotonada hasta el punto donde se asomaban tímidamente sus clavículas y mocasines. Era malditamente guapo, tanto que resultaba doloroso apartar la mirada de él.

—Luces maravilloso, KyungSoo.

KyungSoo se sintió sonrojar mientras una sonrisa torpe se adueñaba de sus labios y, conmovido, devolvió el halago.

—También tú. ¿Estás listo?

—Sí. Deberías dejar la tablet, no te servirá de nada allá.

KyungSoo lo miró con extrañeza, pero siguió su sugerencia sin peros ni preguntas. Dejó el aparato sobre la mesita de noche y se reunió nuevamente con él en la puerta, salió al pasillo y cerró detrás de ellos para luego dirigirse hacia el elevador.

—¿Dormiste suficiente? —preguntó el mayor en voz baja, sus cuerpos bastante cerca a pesar del cómodo espacio en el elevador, y KyungSoo le echó un vistazo de reojo—.

—Solo un poco. Hablé con BaekHyun durante gran parte del tiempo —le mintió descaradamente y Kim alzó ambas cejas—.

—¿Es así?


—Humjum.

—Bueno, tendremos que resolver esta desobediencia indomable tuya.

KyungSoo saltó cuando sintió la mano de Kim en su cintura y su cuerpo fue empujado amablemente hacia adelante cuando llegaron a la planta baja. JongIn lo llevó a la sala de reuniones a través de un pasillo y asintió hacia la recepcionista sonriente y de aspecto limpio y pulcro alojada a un costado.

Buon pomeriggio, mi chiamo Kim JongIn e faccio parte dei membri della riunione di stasera —KyungSoo lo miró con sorpresa cuando su italiano perfecto hizo acto de presencia solo para desestabilizarlo y crearle una especie de acalorado fetiche extraño y completamente desconocido—.

¿En serio? ¿Qué mierda?

Kim lo miró y una sonrisa conocedora llenó su estúpido rostro, pero KyungSoo no pudo hacer nada para salvarse a sí mismo porque se sentía increíblemente cautivado. Era como... demonios, fascinante, masculino y atractivo. KyungSoo solo había obtenido un poco de ello y ya se sentía como un jodido adicto.

La recepcionista tecleó rápidamente en su computadora y luego de comprobar su nombre en el registro, asintió hacia él sin perder su sonrisa profesional.

Buon pomeriggio, signor Kim; certo, ti stanno aspettando dentro. Ti piacerebbe essere guidato o preferisci andare da solo?

—Andremo da soli, grazie mille.

La recepcionista asintió y se movió para abrirles la puerta de la sala privada y Kim le dio un asentimiento como agradecimiento antes de llevarlos dentro. KyungSoo ni siquiera pudo concentrarse en el buen gusto de la sala, en los pisos brillantes, en las ventanas que daban vista al exterior o la comida disponible a un lado; él se encontró completamente enfocado en el hombre que lo guiaba con una mano persistente sobre la cintura y que parecía ajeno a su fascinación.

—Hablas italiano —dijo, sintiéndose un poco sin aliento mientras Kim retiraba una silla para que tomara asiento y luego ocupó el lugar a su lado—.

—Sí, eso parece —respondió con una sonrisa—. ¿Te gusta?

—Siempre creí que era un idioma sexy —constestó con sinceridad y las cejas de Kim se alzaron por un segundo antes de inclinarse sobre él, invadiendo su espacio hasta hacerle enrojecer. KyungSoo no se movió de su lugar y, en cambio, lo miró directamente a sus ojos oscuros—.

—Bueno, podría hablarlo para ti en otro momento.

Dios, realmente estamos coqueteando. Estamos haciendo esta mierda frente a todas estas personas, en el mismo lugar donde está el Vaticano, lo que no tiene mucha importancia porque aquí o en Pekín él me seguirá gustando... pero debería ser incorrecto. Estamos trabajando. Estamos en público... demonios, ¿por qué se acerca tanto? ¿Y por qué tiene que oler tan bien? Infiernos, quiero besarlo... bésame, vamos, bésame, imbécil.

—¿Kim JongIn? Oh, realmente viniste, hombre ¡quién lo diría!

—Sí, quién lo diría —respondió a quien sea que haya llegado, pero sus ojos permanecieron sobre los suyos, atentos y profundos, dejándolo en un segundo plano para poder centrarse en él. KyungSoo se lamió los labios, colocó una mano en el centro de su pecho y empujó su cuerpo disimuladamente para que se enfocara en el recién llegado y dejara de ser maleducado—.

JongIn lo hizo a regañadientes, lo que fue extremadamente bueno. Le permitió calmarse y tratar de distraerse de sus deseos, de sus pensamientos bochornosos y el aroma atrayente de su loción masculina completamente exquisita.

Más tarde, KyungSoo se sorprendió al descubrir que esta no era una reunión de gran importancia; Kim podría haber enviado fácilmente a su vicepresidente, por lo tanto, su asistencia como AP tampoco era esencial.

La "reunión" era más que nada una excusa para que numerosos hombres influyentes hablaran sobre sus logros, su riqueza y se acordaran algunas asociaciones en el camino. Por ello se sintió verdaderamente sorprendido de que Kim haya decidido venir.

A él no le gustaban este tipo de acercamientos sociales y prefería delegar la tarea a alguien más, así que fue un poco increíble.

Cuando un tipo terminó su demostración descarada de meadas más amplias con Kim y ellos se encontraron solos nuevamente, KyungSoo finalmente le preguntó al respecto.

Kim lo había mirado, impasible, y se encogió de hombros ligeramente.

—Tienes razón, no es lo mío y normalmente no me molestaría en perder el tiempo con estos imbéciles, pero pensé que podrías venir. No han sido días fáciles para ti y esto es mucho mejor que estar encerrado en una oficina. También era algo que te debía por acompañarme la última vez.

Sus ojos se abrieron graciosamente y KyungSoo luchó para no exponer todo lo que sintió con esas palabras suyas. No cree que lo consiguió del todo, pero es que era un trabajo difícil. Kim era descuidado cuando hablaba de esa manera y no tenía una jodida idea de lo mucho que lo afectaba por ello, pero era justamente eso: su descuido y su carácter directo lo que lo hacía un hombre jodidamente encantador e irresistible.

—Pero me diste dos días libres... eso fue suficiente para hacerme sentir mejor.

—¿Dos días libres en tu departamento te hicieron sentir mejor que un viaje a Italia? Eres extraño, Do KyungSoo.

Y ahora estaba siendo juguetón. KyungSoo se encontró rápidamente en una espiral sin salida donde todo a su alrededor se trató de Kim y su sonrisa, y sus ojos, y su voz relajada que le invitaba a la calma. Le hizo caer un poco más profundo, con un poco más de fuerza, y KyungSoo no tenía las fuerzas para luchar contra ello.

Sea lo que sea que estaban haciendo, a donde sea que se estaban dirigiendo las cosas, KyungSoo estaba feliz de dejarse arrastrar por la corriente. Al menos por ahora, cuando se sentía agradecido y especial, no quería hacer más que eso: dejarse llevar y esperar un buen resultado al final del camino.

—Te estás ablandando —le dijo con una pequeña sonrisa y Kim se inclinó un poco mas sobre él—.

—¿Y eso es malo?

—No, aunque es bastante lamentable. Si eres amable no puedo llamarte Señor Tenebroso y sus variables mucho más ofensivas.

Kim rió, y lo hizo de verdad. Sus ojos se habían cerrado y su cuerpo vibró con cada carcajada suave y discreta, los hombros relajados y los dientes perlados al descubierto. Se veía guapo, mucho más joven de lo que parecía normalmente con su ceño fruncido y mirada aterradora, y completa y absolutamente hermoso.

KyungSoo no pudo evitar mirarlo con el corazón acelerado, con las mejillas sonrojadas y los labios entreabiertos dejando escapar un suspiro tonto. Estaba siendo estúpido, pero se consolaba al saber que no era el único que había caído por Kim JongIn en ese momento suyo de diversión y felicidad.

Para todos fue algo sorprendente, incluso retorcido. Para KyungSoo fue dulce y maravilloso.

Cuando Kim terminó de reír, volvió a mirarlo con sus iris brillantes y una sonrisa persistente bailando en sus labios gruesos; su mano grande y pesada encontró su nuevo lugar en su cintura y lo sostuvo junto a su cuerpo de esa manera.

—Debería despedirte. Te has vuelto realmente audaz —le amenazó falsamente y KyungSoo sonrió, le devolvió la mirada y contestó con buen humor—:

—No soy yo el que se ha vuelto audaz, tu mano sobre mí lo comprueba. Por otro lado, no serías capaz de despedirme; tú no puedes dejarme ir en este punto. Me necesitas.

Kim no dijo nada por un momento, mientras su pulgar le acariciaba el costado lenta y suavemente y sus ojos permanecían fijos sobre los suyos. Finalmente asintió y dijo por lo bajo:

—Sí, tal vez lo hago. Aunque será contraproducente para ti, porque no soy capaz de apartar ni dejar ir aquello que es mío. Tendrás que permanecer aquí de forma indefinida, KyungSoo.

—No creo que sea contraproducente si no quiero irme —confesó y Kim pareció complacido en medio de todo aquello—.

KyungSoo sonrió, sintiéndose un poco caliente; y desvió la mirada mientras bebía un trago de su champán. Kim no dijo nada mas sobre ello, pero no hacía falta.

Él lo mantuvo a su lado toda la noche, como si realmente fuera suyo y quisiera demostrárselo a todos. Y aunque era extraño e iba en contra de sus principios, KyungSoo se sintió complacido y feliz por ello. 

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