Volver a verte (Midorima x Akashi)

Todos mis recuerdos contigo venían a mí, cada sonrisa que me regalaste, cada suspiro que di por ti, cada caricia que nos dimos, cada beso que me dabas cuando estaba distraído haciéndome sonrojar, todo, te lo llevaste contigo, mis mejores momentos y los peores, en todos estabas tú a mi lado. Y ahora... Ahora... Ahora te había dejado ir.

¿Porque?

¿Porque fui tan estúpido? ¿Tan malditamente egoísta? ¿Porque?

Solo necesito volver a verte... Que vuelvas a estar a mi lado.

¿Tanto pido?

Solo... Por favor... Déjame oír tu voz una vez más... Tan solo...

-¿Shin-Chan?- La voz del moreno sobresaltó al peli verde, haciendo que su teléfono cayera al suelo, sin darle tiempo a cerrar ese mensaje.

-T-Takao...- Sollozó intentando limpiar sus lágrimas, odiaba que le vieran llorar, aún más si se trataba de alguien de su preciado equipo. El de los ojos del halcón torció sus labios, no era la primera vez que se encontraba a su mejor amigo así, siempre por la misma razón. Se agachó a recoger el teléfono, leyendo lo que era esta vez.

Midorimacchi~ Akashicchi dice que en dos semanas vendrá durante unos días a Japón.

Quizás AL FIN arreglas lo que sea que hiciste.

Takao gruñó al leer el mensaje, borrándolo de inmediato. Adoraba a todos los Milagros, era amigos de cada uno de ellos, pero odiaba como se empeñaban en abrir una y otra vez la herida que tenía su mejor amigo referente al pelirrojo.

-Venga Shin-Chan... No tienes que ponerte así.- Se agachó a limpiar las lágrimas del megane, cosa que hizo que este en seguida girara su rostro para evitar que lo hiciera.

-Déjame en paz, quiero estar solo.- Takao suspiró ¿No se cansaría de hacer eso?

-Shin-Chan, sé que no quieres contarme que te paso con Akashi, pero estoy seguro de que tú no tuviste la culpa. Así que pon ese rostro tsundere tuyo y vayamos con el equipo a por un helado ¿Si?- Sonriendo, el azabache revolvió el verde cabello de Midorima.

-¿Que parte de estar solo no entiendes?- Volvió a girarse, dándole una vez más la espalda a Takao.

-Pero Shin-Chan...

-¿Kazu?- La voz de Miyaji sonó al otro lado de la puerta. Takao rápidamente se giró hacia él, moviendo las manos de un lado a otro para que no entrara. El rubio se dio cuenta de lo que estaba pasando, poniendo también al instante una mueca de tristeza. Aún las indicaciones de su Kohai, pasó al vestuario donde estaban ambos chicos, sentándose al lado de Midorima y pasando su brazo por sus hombros.- Puedes dejarnos un momento a solas, Takao.

-P-Pero...- Con un cabeceo, Miyaji le indicó que se fuera. Sin estar del todo convencido que dejar a esos dos solo, salió del vestuario cerrando la puerta tras él.

-Midorima, levanta la cabeza.

-D-Déjeme.

-Midorima.- Agarró el mentón del peli verde, obligándole a mirarle a los ojos, fijándose en como esos ojos esmeraldas que siempre tenían, estaban completamente rojos por haber llorado. Aunque no iba admitirlo, le dolía ver así al As de Shutoku.- ¿Va a volver, verdad?

-¿C-Como...

-Lo sé porque cuando volvió para navidades te pusiste igual. ¿Quieres ir a verle cierto?- Midorima no dijo nada, se limitó a sorber su nariz, limpiando levemente esta.- Repito, ¿Quieres ir a verle cierto?

-¿P-para que quisiera hacer algo así? É-Él tiene su vida y yo la mía.

-Es decir, quieres ir a verle.

-¡Le estoy diciendo que no quiero! ¡¿Como pude estar tan seguro de lo que yo quiera hacer?!

-Pues... Si Takao se fuera a estudiar al extranjero después de habernos peleado, cruzaría el mundo entero si hiciera falta para volver verle y abrazarle.- Siguió mirando al techo, sonriendo al instante por el simple hecho de haber recordado al pequeño azabache.- ¿No te ocurre a ti?

-L-Lo que me ocurra a mí no es de su incumbencia.

-¿Cómo te aguanta Takao siendo tan tsundere?- El mayor de altura chasqueó la lengua.- En realidad, tienes razón, lo que te ocurra no es de mi incumbencia, pero, sé que estas deseando verle y estar con él. A partir de aquí, haz lo que te venga en gana.- Sin decir nada más, se levantó del sitio, dirigiéndose hacia la puerta, donde nada más salir se encontró a su azabache esperándolo fuera, sin quitar ese puchero de preocupación por el peli verde.

-S-Shin-Chan...

- Ve con él anda, necesita un amigo.- El rubio sonrió, robándole un fugaz beso a su novio.- ¿Nos vemos más tarde?- Takao sonrió por aquel beso, amaba demasiado cuando sus labios se juntaban con el del mayor.

-¡Cuente con eso Miyaji-San!- Dedicándose ambos una última sonrisa, Takao volvió a entrar al vestuario, encontrándose a Midorima, recogiendo sus cosas, aún con los ojos llorosos pero fingiendo que no había pasado nada.

-Vamos Takao, te toca tirar el rickshaw.- Midorima le adelantó, yendo hacia la salida.

-¡¿Eh?! ¡Pero si aún no jugamos a piedra, papel o tijeras!

-Te aguantas, por no entender el significado de "Quiero es estar solo".- Al acabar la frase, Midorima se sentó en la carreta.

-Ah... Por hoy te lo dejo pasar. ¿Dónde le llevo Midorima-Sama?- Rió por su propia frase, haciendo gruñir a Midorima.

-A mi casa, ¿Dónde va a ser?

-Con la condición de que invite a pasar a su hermoso y perfecto chofer.- Takao se giró sonriendo hacia Midorima, quien rodó los ojos.

-Bien, pero mañana tirarás de nuevo del rickshaw.

-¡Trato echo!

Con esas dos palabras, Takao empezó a pedalear mientras tatareaba una de sus canciones favoritas por el camino, por suerte, el camino del Shutoku hasta casa de Midorima no era demasiado largo. Al llegar ambos bajaron del rickshaw, y con alguna que otra broma por parte de Takao, entraron en la enorme casa de la familia Midorima.

-¿Porque siempre tenéis que venir a gorronear a mi casa? Si no eres tu es Kise, si no los titulares, sois molestos.- Midorima bufó, sentándose al lado de Takao, quien había acaparado la mitad del sofá.

-Así nos quieres, tsundere~- Pinchó la mejilla de Midorima, ganándose un manotazo por su parte.- Sabes Shin-Chan, cuando no te sientes bien, es bueno contárselo a un amigo.

-No voy a contarte que ocurrió con él.

-¡¿Porque no?!- Hinchó sus mejillas acercándose a Midorima. Quizás para Midorima no lo parecía, pero Takao intentaba por encima de todo, hacer que Akashi y Midorima volvieran a salir, o al menos, aclararan lo que fuera que pasó. No había una razón en concreto, según Kise, lo hacía porque era un buen amigo y quería ver feliz a Midorima, y según Aomine solo lo hacía para poder tener una cita doble con la pareja y su Senpai.- Si no me lo dices no poder ayudarte.- Volvió a pinchar su mejilla con su dedo, haciendo que un tic en el ojo de Midorima apareciese de nuevo.

-¡Deja de hacer eso!

-Dejaré de hacerlo si me dices que te pasó.- El mayor bufó, sonrojándose levemente.

-¿Si te lo cuento me dejarás en paz?

-¡Lo prometo Shin-Chan!

-Agh... Está bien... Fue hace cosa de dos años, antes de que él se fuera...

Flashback

-¿A-Al extranjero?

-Así es Shintaro, no será mucho, un año.- Dijo Akashi, empaquetando ya algunas de sus cosas. Él no lo entendía, ¿Un año al extranjero? ¿Y qué había de mí? Se suponía que estábamos saliendo, y me dice eso a falta de una semana para irse. ¡Una sola semana!

-¿Y-Y que se supone que haga yo?- Me miró con los ojos abiertos, como si no entendiera porque estaba así.

-¿Tu?- Tensé mis puños, apretando mis labios con fuerza.

-¡¿Tenemos una relación no?! ¡Y me dices que te vas una semana antes de irte! ¡¿Cómo se supone que tengo que reaccionar?!- Me levanté de golpe de su cama, tirando sin darme cuenta parte de la ropa que había doblada en esta.

-Shintaro... Cálmate, existen las relaciones a distancia...

-¡No! ¡Sabes tan bien como yo que esas cosas NO funcionan! ¡Al menos podrías haberme dicho algo!

-Shintaro por favor, no hagas un escándalo...

-¡¿Eso es todo lo que te importo no?!- No sabía en qué momento había empezado a llorar, solo sabía que ahora tan solo quería gritar y libéralo todo.- ¡Venga ve! ¡Si eso es todo lo que te importa nuestra relación ve y desaparece de mi vista!

Sin esperarme a recibir respuesta de Akashi, salí de su casa. Desde ese día no volví a hablar con Akashi, se instaló indefinidamente Australia, donde estudia ahora.

En ese momento no me daba cuanto de que estaba siendo egoísta, y por culpa de eso, estaba dejando ir a la persona a la que amaba.

Fin del flashback.

-Yo... Fui un maldito estúpido en aquel momento, no me daba cuenta de que no podía hacer elegir a Akashi si sus estudios o yo... Si tan solo... Pudiera verle una vez más y disculparme... Yo...- Midorima calló al ver un pañuelo delante de él, giró su cabeza hacia su amigo, quien señalo a sus ojos. Midorima tocó sus ojos levemente, dándose cuenta de que estaba llorando, secó sus lágrimas, desviando la mirada hacia el suelo. No se había dado cuenta hasta ahora de que había dicho cosas muy vergonzosas.

-Realmente... Este muy enamorado de ese chico, ¿Verdad Shin-Chan?- Aumentando una última vez sus lágrimas, Midorima asintió. Takao se acercó lentamente a él hasta poder abrazarlo intentándole dar apoyo.- ¿Quieres que vayamos ahora a por ese helado?

-¿Q-Quieres dejarme ya con el helado?- Se separó mirando al rostro de Takao, quien sin poder evitarlo había reído levemente.

-Te animará...

-¡Que no quiero helado!

Pasadas unas horas donde Takao intentó animar a su amigo, un mensaje llegó al teléfono del más bajo, no podía ser de otro que de su querido Senpai, preguntándole si necesitaba que le pasara a recoger y en el mejor de los casos, quedarse a dormir a su casa.

-Shin-Chan voy a tener que irme ya.- Sonrió levemente.- ¡Como mañana no estés animado vas a recibir!- Gritó Takao saliendo ya de su casa.- ¡Te haré tirar del rickshaw una semana!

-¡Deja de gritar!- Midorima dio un portazo, suspirando, intentando calmarse, ese había sido un día demasiado estresante.

Por otro lado, Takao iba dando pequeños saltos a medida que andaba. En cuanto se aseguró que se había alejado lo suficiente de casa de Shin-Chan, sacó su teléfono, marcando en seguida el número de cierto otro rubio.

-¡Ki-Chan! ¿Que día vuelve el señor absoluto? Y... ¿Cuál es su número de teléfono?

.

.

.

-Takao esto no tiene gracia, te rápido, ¿Dónde vamos?- Preguntó Midorima acercándose al asiento delantero donde estaban cierto azabache y su novio.

-Te lo dije, de compras.

-¿Miyaji-san?

-¡Pesado! ¡Te dijimos que de compras!- Gritó Miyaji girándose hacia Midorima.

-No, eso no es un centro comercial, ¡Esto es el aeropuerto! ¡¿Se puede saber que internas hacer Takao?!

-Ya te lo dije, ir a comprar.- Sonrió, a la vez que Miyaji detenía el coche. Ven conmigo Shin-Chan.

-N-No pienso bajar.

-Vamos Shin-Chan... Solo voy a por una revista y...

-¡N-No voy a bajar!

-Midorima.- Miyaji se giró, con su típica sonrisa de enfado.- Sal de mi coche.

Después de dos minutos, Midorima salió del coche impulsado por fuerzas mayores.

-¡Adiós Shin-Chan! ¡Qué te vaya bien!- Dijo Takao despidiéndose de su amigo sacando la cabeza por la ventanilla del coche.

-¡Esto no tiene gracia! ¡Volved aquí!- Sus gritos fueron inútiles pues la pareja ya se había ido.- ¡M-Malditos! ¡¿Se puede saber en qué piensan?!- Midorima se apoyó contra la pared del edificio, rebuscando en sus bolsillos hasta sacar su teléfono, al menos le quedaba la opción de pedir un taxi, ¿No?

-¿Shintaro?- Abrió por completo los ojos al oír esa voz, girando lentamente su rostro hasta ver al pelirrojo, con dos enormes maletas y mirándole fijamente.

-A-Akashi...- Midorima no pudo explicar que le pasó en ese momento, pero fue el simple hecho de tener a Akashi, que todo eso que quería decirle, las disculpas que quería darle, todas se atascaron en su garganta, saliendo en forma de sollozos mientras lágrimas habían empezado a caer de sus ojos.

-Por favor Shintaro... No llores.- Dijo Akashi suspirando.

-Y-Yo... Yo...- Midorima estaba intentando dejar de llorar, pero todos sus esfuerzos eran inútiles, llevaba demasiado tiempo queriendo ver de nuevo a ese chico, y no sabía cómo expresarle sus sentimientos.

-Kazunari me contó todo. Analizándolo todo de nuevo... Supongo que, yo tampoco actué bien entonces.- El peli verde no pudo evitarlo, se apoyó en el hombro del más bajo, evitando que Akashi le viera llorar. Akashi miró a sus lados, pasando sus brazos por los hombros del peli verde, abrazándole con suavidad. Con un un leve sonrojo, Akashi hundió su rostro en el cuello de Midorima, sintiendo ese calor que, aun que lo negara, había necesitado demasiado durante esos últimos dos años.

-L-Lo siento...- Sollozó Shintaro, aferrándose más al cuerpo de Akashi, recibiendo como única respuesta un pequeño beso por su parte.

(...)

-Entonces... ¿Takao te contactó?- Preguntó Midorima una vez en su casa, sentándose junto a Akashi, ya algo más calmado. Seijuro asintió.

-No quiero saber cómo consiguió mi número, pero sí.- Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de Midorima, la cual aumentó al ver como Akashi se apoyaba en su hombro con un sonrojo que poco a poco iba ocupando todo su rostro. Él pasó su brazo alrededor de la cintura del menor, apegándole más a él a la vez que se acercaba a su cabello rojizo, dejando un dulce beso sobre este.

-Gracias por volver.

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