Sentía que todo daba vueltas, escuchaba murmullos y ni siquiera podía ponerme de pie por más que lo intentaba, en realidad no era capaz de mover ninguna de mis extremidades.

Pero de algo estaba seguro, me encontraba nuevamente en ese maldito sitio, quería salir de ahí, necesitaba hacerlo.

-Quiero salir- susurré en repetidas ocasiones, pero sabía en el fondo que nadie vendría por mí y me sacaría del lugar, -mamá- comencé a llorar.

Sentía como si hubiese sido abandonado nuevamente.

-Cálmese joven Styles- escuché que me habló una enfermera ingresando a la habitación.

-No me toque, aléjese!- grité.

-No le haré nada, solo quiero decirle que su hermano y su madre vendrán más tarde.

-Ellos vendrán a verme? No me dejarán?- pregunté esperanzado con una leve risa.

-Sí- me sonrió.

El primero en llegar fue Harry. Me seguía sintiendo algo confundido por todo lo que había sucedido, incluso me costaba creerlo, no lo había imaginado de ese modo, ahora me sentía demasiado mal por cometer tantas cosas sin siquiera saberlo.

-Mamá- dije emocionado al verla.

-Edward- acarició mi mejilla y sus ojos se aguaron.

Sí, ella había tomado la excusa de vivir en Estados Unidos junto a Gemma para no recordar lo sucedido, pero después de todo, me di cuenta de que fue por mi causa, tenia miedo de mí, después de todo había incluso intentado asesinar a mi hermano, hasta pensé que se encontraba muerto, pero nunca fue así.

Me estrechó entre sus delgados brazos y no pude evitar llorar en ellos, mientras acariciaba mi cabello.

-Lo siento- murmuré, -juro qu nunca fue mi intención.

-Y lo sé cariño.

Cuando salí años atrás del pisquiátrico, todo se había salido de control, incluso me encontraba más lejos de mí mismo, es decir, no tenía conciencia de mis actos, y había sido cegado por la ira. En realidad, no solo intenté matar a Harry, sino que una vez sostuve a mi madre del cuello en un intento de asfixiarla, pero Gemma comenzó a llorar y gritar, lo que me hizo ver la cruda y horrible realidad, pero pensé que eso había acabado, pero no fue así.

-Tu hermano y yo vendremos a verte seguido, incluso Gemma, queremos que te recuperes lo más pronto posible, que seamos una familia nuevamente- limpió una de sus lágrimas.

Familia, en realidad nunca habíamos sido una. Parecía que una desgracia o una maldición había caído sobre mi familia, no merecíamos nada de eso.

Mi madre se fue, aunque me sentía vacío, me había logrado tranquilizar un poco más.

-Edward Styles- me observó la encargada del lugar, -su hermano nos ha hecho algunas recomendaciones, él quiere que usted se encuentre cómodo en el lugar y que se logre recuperar pronto, por lo que apartir de mañana, estará durante el día en su habitación y si lo desea al aire libre, pero necesitamos que por las noches duerma aquí, y coopere en cuanto le coloquemos una camisa de fuerza, como sabrá, su otra personalidad es peligrosa- me advirtió.

-Comprendo- asentí.

Harry realmente estaba cumpliendo su promesa, y eso me alegraba.

-Sin duda, usted es un paciente diferente- me observó a los ojos, -siguen sin quedarme claro algunos aspectos del tratamiento que recibió en el otro psiquiátrico, en todo caso debió mejorar porque la esquizofrenia que posee, es muy similar a la de su hermano. Intentaré investigarlo. No debe preocuparse Edward, haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que mejore- sonrio y salió de la habitación.

Estaba acostumbrado a encontrarme solo, pero en el psiquiátrico todo era tan distinto... era como si los mismísimos demonios subiesen del infierno para perturbarme, sus voces se hacían más claras, se burlaban de mí, y podía ver sus sombras pasar, lo que me aterrorizaba y me enloquecía, no los soportaba, algunas veces me golpeaban y rasgaban mi piel con sus afiladas uñas o dientes. Yo les tenía miedo, y ellos lo sabían, se les hacía más divertido.

En cuanto cayó la noche, me cubrí con la manta por completo.

-Edward- escuché que me llamaron junto a una escalofriante risa.

-Déjame- me hice un ovillo en la cama, -Vete. Sé que no eres Harry realmente.

Lo volví a escuchar reír, se sentó a un lado de mi cama y colocó una de sus manos sobre mis piernas.

-Pero que imprudente eres, me perteneces- clavó sus uñas en mi muslo, generando que gritara de dolor.

-Auxilio, sáquemen de aquí!- grité con temor.

-Sabes que nunca escaparás de mí, cierto?

-Vete! Deben ayudarme. Él está aquí- me puse de pie y comencé a golpear la puerta con fuerza.

Escuché los pasos de alguien, después la ventanilla se abrió y me dejó ver los ojos de lo que parecía uno de los guardas de seguridad.

-Sáqueme, quiere lastimarme- lloré.

De un momento a otro, sentí como me tomaba del cuello y me lanzaba al otro extremo de la habitación.

-Oh por Dios- escuché al guarda decir, y lo escuché insertar las llaves en el cerrojo, pero fue detenido.

-Señor Thomson, no debe abrir nunca esa puerta!- le gritó otra persona, seguramente corriendo hacia él porque escuché sus pasos, -es muy peligroso.

-Él... juro que fue lanzado al otro lado de la habitación.

-Señor, él está demente, esas cosas son normales para personas con su condición.

Pronto los escuché alejarse.

-Lástima, era tu oportunidad de escapar. Sabes lo que todo esto significa?

-No, no quiero- cubrí mis oídos.

-Sabes que aunque cubras tus oídos podrás escucharme, porqur mi voz está en tu cabeza, querido Edward. Si no hay asesinatos, yo te lastimo, lo sabes, no?

Me quedé en una esquina de la habitación, no quería verlo, tenía miedo.

En poco tiempo, sentí como si hubiese caído en un sueño profundo, sentía todo mi cuerpo pesar, pero en el fondo, tenía la extraña sensación de que él me estaba controlando, pero no podía detener nada de lo que hacía.

Observaba algunas cosas ser movidas y lanzadas, la puerta siendo pateada, al igual que las paredes, y ni hablar de los gritos histéricos acompañados de una horrible risa.

Pero planeaba algo, lo sentía, era increíblemente astuto.

Él ya no estaba aquí, estaba dentro de mí.

***

Hola, espero que les haya gustado este capítulo, tal vez durante el fin de semana suba el final, o la próxima semana.