Enredado.

—Hanagaki Takemichi; cuarenta y seis años, viudo, está bajo la custodia de un supuesto hermano menor, del cual no se tiene información precisa. Lo último que se sabe de él gracias a su registro medico es que perdió la vista en un accidente provocado por su primogénito, de quien, tampoco se tiene información. Toda su familia; el segundo hijo, la primera hija y su esposa murieron en dicho accidente.

¿Qué? ¿Qué está diciendo?

Takemichi sólo escucha parcialmente la información, todo es como un eco, voces al aire y espacio vacío. Le cuesta demasiado siquiera respirar, tiene la sensación de estar drogado, todo parece lejano, aún así, es capaz de sentir todo el movimiento a su alrededor, todavía quiere seguir su ritmo violento, pero su cuerpo es incapaz de moverse como quisiera.

Le cuesta bastante, pero logra parpadear lentamente.

Oye los pasos y cuchicheos mientras su mente se va aclarando, no entiende nada, ¿no debería estar muerto justo ahora?

La tensión aumenta, su corazón comienza a acelerar nuevamente, sus pulmones se cierran y la luz que cae directamente sobre sus ojos sólo logra que Takemichi nuevamente intente, desesperado, levantarse aún sin tener completo control de su cuerpo.

Escucha más movimientos, y él cae de la cama tras agitarse asustado.

Cae de cara al suelo sin poder evitarse.

El golpe y el dolor calan en su cerebro, que por fin reacciona con mayor racionalidad, pues vuelve a respirar, el aire vuelve a sus pulmones de manera rápida y siente el dolor intenso en su pecho, duele horriblemente, sus músculos están resentidos y sus ligamentos parecen vibrar cuando intenta mover sus piernas.

Mikey lo va a matar, lo va a destrozar si se queda ahí, lo sabe, es una voz en el fondo de su conciencia, tan chiquita y aguda, pero que reafirma, debe temer de Manjiro, debe huir de él. Sin importar morir, no debe permitir que Manjiro lo toque.

Su cabeza palpita por el subidon de adrenalina, apenas han pasado cinco segundos, pero para él se sienten como horas eternas intentando recuperar el control de su cuerpo.

La luz deja de estorbar, por fin ve el suelo, las manchas borrosas se aclaran, es un piso de madera bien lustrado, nada familiar, no es su casa, mejor dicho, no es el lugar donde vivía.

La sensación sobre sus dedos es diferente, el piso es bastante antiguo, además, el olor es mohoso, nada parecido al lugar donde Manjiro lo tenía.

Suspira tembloroso, cuando una mano grande se cuela en su cintura, quiere llorar, no son las las manos de Manjiro, lo sabe.

—Takemicchi, vamos, tranquilo, estás muy débil.— Susurra el desconocido con voz tranquila, intentando no asustar al rubio.

Hanagaki respira hondo e intenta forcejear, aunque se ve patético.

El hombre desconocido suspira y rápidamente lo levanta de un solo jalón y lo estrella contra la cama sobre la que se se no traba antes de despertar.

Takemichi grita con lágrimas en los ojos.

—¡No! ¡suéltame!— Pide desesperado, nuevamente asustado, le cuesta articular bien las palabras.

El otro tipo, que también es rubio, y con una cicatriz cubriendo parte de su rostro de una antigua quemadura, y una expresión preocupada bañando su faz intenta nuevamente dialogar.—Takemichi, vamos, reacciona.—

—¡No! ¡No quiero morir! No quiero, por favor...— Suplica comenzando a hiperventilar.

Las cosas se están saliendo de control y a Inupi no le queda más que callar a Takemichi con la palma de su mano para evitar un ataque de pánico. Demasiadas emociones, Takemichi no las está aceptando bien.

—Shh, Takemichi, TAKEMICHI HANAGAKI— Exclama en tono mayor.—ESTÁS BIEN, A SALVO, SOY YO, SOY INUPI, TU AMIGO.— Exclama como si eso fuera a hacer reaccionar al ojiazul.

Takemichi sabe que no calma nada, pero la sola mención de estar a salvo alivia su psique. Sigue llorando, con menos intensidad y sin resistencia ahora.

¿Podía confiar, verdad? Después de todo, Manjiro no se ve por ninguna parte.

Intenta respirar, al parecer Inupi capta su intención y levanta  la mano que limpia rápidamente sobre la cama al tenerla manchada de saliva. Incluso se mueve y le da más espacio al rubio que tiembla cual hoja al viento.

—T-Tú.— Pronuncia suavemente.

Sus nervios siguen crispados, ha visto como mataban a una inocente por su culpa en sus narices. Ha descubierto y escapado del hombre que juraba amarlo con locura. Takemichi apenas está procesando recuperar la vista, no puede con tanto.

—Seishu Inui, uno de tus amigos, sabíamos que estabas capturado contra tu voluntad. Chifuyu me ha llamado al notar una abertura en la defensa de esos locos. Han pasado tres días ya, no te preocupes, no te vamos a hacer nada.— Rápidamente explica Inupi.

Takemichi lo escucha parcialmente, sus ojos rápidamente revisan todo el lugar, notando como hay una tercera persona en el pequeño cuarto, no lo conoce, supone que él es el llamado 'Chifuyu'.

Inui se queda en silencio y retrocede al notar a ambos rubios mirándose.

Hay una pequeña elipsis, bonito. Takemichi nota esos preciosos ojos verdes, esmeraldas llenas de afecto y preocupación.

Chifuyu da un paso al frente, alejándose de la pared sobre la que estaba apoyado. —Takemichi...—

Inupi sonríe al ver por fin el reencuentro de esos dos, almas afines, el precepto de amistad hecha hombres.

—Oh, Dios, Takemichi ¿qué te ha hecho?

La sonrisa en el rostro de Inui desaparece y el mismo Takemichi siente su corazón siendo herido.

Sabe que las cosas no están bien, sabe que seguramente él por el simple hecho de convivir con Manjiro tal vez se ha modificado a sí mismo en algún sentido que no nota.

Dios, es tan complicado.

Aún con el temor atorado en el nudo de su garganta se atreve a preguntar:—¿Q-Qué tengo?—

Los dos desconocidos, más bien, llamados Inupi y Chifuyu, comparten miradas llenas de lástima, tal vez liberar información lentamente sea contraproducente, Manjiro podría encontrarlos y encerrar a Takemichi nuevamente y él se rendiría si no tuviera la fuerza e información que necesita.

—Tú...

Chifuyu, quien toma la palabra nervioso observa los ojos rojos e hinchados de quien fue su mejor amigo.

—Tú... Tu familia...

Chifuyu sigue dando largas, no puede, no es fácil, Takemichi está ante él, vendado y golpeado, vos sus ojos azules llenos de cansancio y miedo, las arrugitas que tiene en su frente acentúan más su expresión agotada, el cabello rubio y brillante está sucio y algunas canas hacen su aparición, ¿cómo le explicaría esto?

—Chifuyu se refiere a que eres un hombre mayor, tal como nosotros, Hanagaki Takemichi, tienes casi cincuenta años, tu familia y tú sufrieron un accidente hace más de una década.— Interrumpe Inupi, rápidamente interrumpe, la información es liberada, aunque no toda.

Takemichi lo oye de manera calmada. Al menos lo primero es fácil de asimilar, él ya sabía que era un hombre mayor, él recuerda todo hasta su adolecencia, al menos su mente se detuvo a los diecisiete años, no era un idiota, supo que iba mal cuando le costaba muchas cosas, su cuerpo no estaba a la par con su mente, Manjiro siempre cuidó su alimentación y el poco ejercicio que hacía en casa, le ponía mascarillas faciales incluso. Aún así Takemichi sabía que no tenía los veintisiete que Manjiro le decía al inicio.

Discutió muchas veces con Mikey sobre eso, porque él quería información, pero Mikey decía que solo estaba exagerando, y le decía también que era un poco mayor, que aún así lo amaba tanto.

Bueno, duele un poco saberlo.

—Oh... Sabía que era mayor, lo sentí con mis manos, mi cuerpo mismo lo sabía, pero no supe exactamente cual era mi edad física.— Susurra suavemente.

Al menos le están hablando con la verdad.

—Manjiro quería mantener una imagen mía joven, los niños que oía jugar desde la ventana decían que a mi edad me veía horrible con mi ropa y cabello. Nunca se lo dije porque creí que él debía sentirse bien tratando con un inútil como yo.— Cuenta.

Chifuyu e Inupi comparten el silencio,  ambos se sienten mal. Su mejor amigo no merecía esto.

—Pero no sabía que tenía una familia, creí que sólo eramos Manjiro y yo, él dijo que mi familia tuvo un accidente y estaba solo, recuerdo ser un perdedor sin amigos, Mikey dijo que Akkun y los demás me habían dejado en la universidad, porque veían mal nuestra relación entre hombres, sumándole la supuesta "pequeña, pero notable" —Hace comillas con los dedos— diferencia de edad, la cual nos dejó solos contra el mundo, e incluso me contaba que habíamos huido de su familia por nuestro amor.— Takemichi relata toda la historia que se sabía de memoria.

Chifuyu se muerde los labios, todas son mentiras, no hay ni una maldita verdad ahí. Manjiro estaba enfermo hasta el nivel de engañar tanto a Takemichi.

No puede, no puede decirle la verdad ahora, no quiere que Takemichi descubra tantas mentiras al mismo tiempo, el horroroso amor que Manjiro sentía por Takemichi estaba mal, y para Takemichi tal vez sería mejor no saberlo.

—Él te ama de una manera enfermiza, no es amor como tal, él causó el accidente, él te retuvo y creó un mundo dulce para ti, Naoto es el único que sabe toda la verdad, lo siento, Manjiro te recluyó sólo para él porqie eres su única esperanza, eres su héroe.— Inupi revela, cortando mucho, ocultando lo que Chifuyu también teme contar.

Takemichi se queda en silencio. ¿Debería llorar más? ¿Llorar por él o por personas que recuerda a duras penas?

Tiene tan enterrado en su mente la idea de odiar a su familia que le cuesta demasiado tener sentimientos por las muertes de aquellas personas.

Chifuyu se aguanta las lágrimas. Siente lastima, no es empatia, es lastima en el más puro de los estados.

Takemichi cree que hablan de su madre y padre, pero ellos no tienen el valor de aclarar que Manjiro a quienes mató fue a su esposa y sus hijos. La ignorancia le daría al menos un poco de paz, por ahora.

El ojiazul mira directamente a los ojos de Matsuno —Mikey-kun me ama tanto, y yo no lo entiendo, no entiendo porqué lo hace, siempre me recordaba lo bonito que me ve desde sus ojos, me abrazaba y cuidaba cada movimiento, pero es muy posesivo, me parecía dulce y poco extraño, él decía que mataría a quien me alejara de su lado, él decía que era broma veo que no es así...—

Inupi admira en silencio al tan aclamado héroe llorón, lo que le han hecho y como han masacrado su mente para volverlo un juguete para Manjiro Sano. Aún así le da bastante calma saber que no está en negación agresiva.

—Siempre quise ir a caminar en un día soleado, pero Mikey-kun estaba muy preocupado y no me dejaba salir solo, siempre quise ir a ver la ciudad y hacer turismo, pero Mikey-kun decía que me llevaría aunque nunca lo hizo y ponía documentales en la televisión. Tal vez pueda hacerlo ahora...

Takemichi se aferra a la vida, ¿no es eso lo que debe hacer? Querer vivir, la desesperación rasguña su interior, pero ¿no era eso lo que siempre hacen el las películas motivacionales? Aferrarse a la vida. Y Takemichi quiere vivir.

No quiere sobrepensar y satura su mente de deseos y no de miedo.

¿No se supone que debería estar seguro ahora?

—Él está como loco buscándote, Takemichi, sé que no quieres saber eso, pero trae a Filipinas hecho un caos, estamos ocultos y Naoto todavía no nos ha dado luz verde para trasladarnos a Japón de manera segura. No te preocupes, estaremos aquí poco tiempo, todo va a estar bien.— Chifuyu intenta minimizar todo, aunque Naoto no contesta desde ayer, aún así se mantiene positivo.—Llegaremos a Japón, ocultaremos tu identidad y al mismo tiempo capturaran a Manjiro, vas a recuperar tu vida, conmigo, con todos.—

Takemichi le sonríe de manera vacía, quiere creerle.

—Él está llamado como loco e intentando restrearte, bonten, según nuestro infiltrado, está eliminando a cualquier posible sospechoso.— Inupi informa, debe asegurarse que Takemichi no salga.

—Mikey-kun debe estar muy desvelado, alguien debe decirle que se acueste con nuestra cobija especial que está dentro del armario, y que muera.

Chifuyu se tensa. Tal vez Takemichi no está realmente bien.

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