◤🄲🅄🄰🄽🄳🄾 🅃🄴 🅅🄴🄾 🄰 🅃Í || R̴a̴d̴i̴o̴D̴u̴s̴t̴ [ᴏɴᴇ-ꜱʜᴏᴛ]◥

Suspiró agotado, mientras se cambiaba su ropa habitual por algo más adecuado para tomar una siesta.

Luego de un rato de haber estado metido en una larga búsqueda, finalmente encontró algo cómodo que ponerse: una camiseta larga hasta las rodillas, color rosa pastel, holgada y con la palabra 《Fuck You》estampada.

Alguien tocó la puerta de su habitación.

- Lo que me faltaba...-Susurró molesto el de cabellos blancos.

Al abrir la puerta listo para mandar a la mismísima mierda a quien fuera que estuviese detrás, se quedó sin palabras: El Demonio Radio estaba en SU puerta.

- ...-

Observó extrañado al ciervo frente a él, quien no dejaba de mostrar su dorada sonrisa de forma insistente.

Sospechoso...

Es lo único que pensó Ángel, quien frunció el ceño mientras tomaba aire de mala gana bajo la atenta mirada del pelirrojo.

-Hola, Sonrisas-saludó- ¿Qué necesitas?-preguntó para luego soltar un bostezo.

-Buenas tardes, Mi Afeminado Amigo. Necesito que me acompañe a la azotea del hotel- dijo mientras paseaba entre sus manos de manera divertida su bastón micrófono.

-¿Para qué?-cuestionó Angel mientras se sentaba en el borde de su cama y, de paso, todas las metidas de pata que había hecho relacionadas al hotel pasaban por su cabeza.

-No voy a asesinarlo por todo el desastre que ha hecho que esté vinculado al hotel, claro-. Aclaró con un pequeño sonido de ruido blanco.

-Entonces... Agh...- Se quejó sonoramente por su dolor de cabeza en aumento-. ...¿Qué es lo que quieres?-Masculló molesto el demonio araña mientras se levantaba del borde de su cama y reacomodaba el edredón de plumas que se había movido de donde estaba gracias a él.

- ¿Disculpa? ¿A qué te refieres con "qué es lo que quiero"? preguntó. Dust no tuvo ni tiempo de responder, pues

el de ojos carmín parpadeó y volvió a hablar.-Lo que quiero es, como ya lo he dicho desde hace un momento, es que me acompañes a la azotea del hotel, pues te tengo una sorpresa, mi estimado Ángel Dust- dijo extrañamente impaciente mientras una fuerte estática de radio se hacía presente.

- ¡OK, OK!- Gritó de repente el peliblanco tirado en su alfombra, rendido y más adolorido, debido al intenso sonido proveniente del de negras cornamentas.

-¡Eeeeeeeee-Excelente!-dijo de inmediato el antes mencionado-. ¡Vamos!-habló, instando al de ojos heterocromáticos a levantarse.

-¿Qué? ¿Ahora?-preguntó confundido el albino.

-¡Correcto!- dijo ahora más sonriente el de rojo-. Supongo que no hay ningún inconveniente, ¿verdad?-cuestionó.

-Ah, pues... -bostezó sonoramente-. Sólo estoy agotado por mi trabajo en el estudio... Pero iré contigo porque ahora me interesa lo que sea esa "sorpresa".

-¡Espléndido!- exclamó el locutor de radio, notablemente alegre por la respuesta del contrario-. ¿Vienes? -extendió su brazo como un caballero.

-Claro que sí, pero...-dudó-. ¿No tendría que cambiarme para ir ahí?

-¡No será necesario, créeme!- Alastor chasqueó los dedos.

Ángel ahora tenía su abrigo rojo en los hombros.

-... G-Gracias- se sonrojó el arácnido al notar el gesto del pelirrojo.

-No hay de qué- respondió el Overlord.

Salieron de la habitación del peliblanco y subieron a la azotea del hotel mediante el ascensor.

Ángel quedó boquiabierto: todo se hallaba pulcramente limpio y ordenado, hasta habían cambiado los barandales.

-Veo que aprecias mi trabajo- habló Alastor.

-Todo esto... ¿lo arreglaste tú?-preguntó sorprendido.

-¡Por supuesto! Como yo lo veo, un hotel no es un hotel sin una limpia y espaciosa azotea. ¿No lo crees?-cuestionó el ciervo, mientras se alejaba para sentarse en una elegante silla de roble maciso.

-Pues...-rió nervioso el actor, al tiempo que imitaba la acción del de piel grisácea- nunca lo he pensado así, siendo sincero, creo que lo importante es la atención con la que te traten y que se pueda vivir ahí, como mínimo.

-Debo decir que es un punto de vista interesante-admitió el demonio ciervo.

-Gracias, supongo-el albino se giró con la vista al frente y observó por primera vez en toda su estancia en el Infierno un magnífico atardecer rojizo-. ¿Esto era lo que querías mostrarme?-preguntó maravillado.

-Admito que sí, al menos, en parte-dijo mientras observaba atentamente los ojos contrarios.

-¿Eh? ¿En parte?- en cuanto escuchó eso, Ángel se sintió confundido.

-Sí...-el demonio de alto rango bajó sus orejas con timidez-. En parte... Porque quería confesarte algo.

-Dímelo-dijo de inmediato el chico.

-Esto sería... Algo muy difícil de explicar-aclaró.

-Puedo con eso-dijo de golpe.

El Overlord se aclaró la garganta.

-¿Te ha ocurrido alguna vez... Algo que sientes, sin tener la más mínima suposición del por qué sucede?-Dust asintió-. Ese es mi problema. Me siento enfermo, me sonrojo, tengo fiebre, deliro por la noche, mi... corazón late muy rápido, se me corta la respiración, hablo dormido, y no dejo de... -respiró hondo por la falta de aire en sus pulmones y volvió a hablar- ... Todo eso y más... Cuando te veo a tí.

Ángel Dust estaba sin palabras y totalmente sonrojado.

Sin dudas, no se esperaba tal declaración de uno de los demonios más poderosos de todo el Infierno.

Iba a hablar, y lo habría hecho de no ser porque el ciervo frente a él había pasado de estar a su lado, a estar frente a él con sus manos acunando sus mejillas y mirándolo con toda la sinceridad y el amor del mundo, haciéndolo sonrojar aún más.

Cuando Ángel salió de su trance, preguntó lo más importante que lo pareció que debía saber sobre el Demonio Radio.

-¿Tú... Estás enamorado de mí? ... ¿Me... Amas?-preguntó suponiendo mentalmente que era una broma, pero, muy en su interior, esperando que fuera cierto.

Cuando menos lo esperó, los labios de Alastor hicieron contacto con los suyos de una manera indescriptible para él, sintiéndose por primera vez desde que llegó allí abajo, verdaderamente querido, pero,más que nada,... bonito para alguien sin tener que ser solo cuerpo, piel y carne para satisfacer.

Con sólo un beso de sensación tan pura, supo que sin duda ese sádico y sonriente demonio lo amaba pura y verdaderamente.

Se separararon. Lo cual no duró mucho, pues volvieron a besarse, sólo que esta vez, de una manera apasionada y con Dust tomando el control, correspondiendo totalmente a los sentimientos del ciervo.

-Veo que tú sientes lo mismo que yo- dijo Alastor con una pequeña, pero genuina sonrisa-. Lo que no entiendo es... el por qué de tu llanto.

Ángel rió un poco y sorbió por la nariz, mientras que con sus brazos superiores se limpiaba el rímmel y las lágrimas que seguían saliendo.

-El asunto es... Que nunca nadie, exceptuando a mi madre, mi hermana gemela, Cherri y las chicas del hotel, me habían querido por ser... Yo, tal como soy. Un pecador sin filtro en su vocabulario, actor porno, drogadicto y burlón para tratar de no... Ya sabes,mostrarme débil, además de fingir apariencias, cosas de ese tipo. Seguro tú más que nadie lo entiende, por tu ego, tu narcisismo y tu complejo de superioridad en término literal aquí.

Ambos rieron.

-Pues quizás yo sea todo eso y más, pero te garantizo que te amo por lo que eres y por quién eres, sin importarme tu pasado o de lo que vivas para comer-explicó el de rojo.

-Awwww-dijo Dust. Abrazó al demonio, quien tembló por el contacto físico. Al notar esto, se disculpó. -No te preocupes, querido. Ya me acostumbraré a esto... si vamos a ser pareja.

El contrario sin saber qué decir, sólo asintió rojo como un tomate.

Se levantaron de sus sillas, caminando en dirección al barandal de la azotea.

Una vez allí, se agacharon para sentarse en el suelo sentados uno al lado sel otro, se tomaron de la mano cariñosamente y observaron como el atardecer terminaba para darle paso a la oscura pero cálida noche que se aproximaba en el Infierno.

FIN

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