67
El sol se escurría por sus pómulos, el aviso de haber aterrizado en Seul le despertó. Agradecía haber dormido un par de horas después de habérsela pasado en vela toda la noche.
Las horas de vuelo incomodo le había quitado las ganas de dormir, recostó su cabeza contra la ventana para terminar de despertar. Lo cierto de su falta de dormir había sido en gran parte culpa de los nervios que parecían carcomerle las palmas mientras se escurrían hacía su cabeza.
Pensaba y pensaba.
Tratando de hacer una idea sobre lo que soltaría al ver a Jimin.
Quería que las palabras dichas se sintieran bien y que no se sintieran forzadas, por eso dejó un rato a su cabeza en paz. Iba a ser mejor si dejaba hablar a su corazón.
La falta de un sueño reparador se podía ver en las ojeras de Jungkook y en sus ojos hundidos. Pero no le importaba, lo único que le importaba en este momento saliendo del aeropuerto era ver a Jimin. Lo único que rondaba en su cabeza era él. Solo él.
En una cafetería dentro del aeropuerto se había comprado un café bien cargado, necesitaba mantenerse con los pies en el suelo, no volando en alguna nube por el sueño. Aunque los nervios eran los que le mantenían despierto y en alerta.
Una camioneta mandada por Minho le esperaba fuera del aeropuerto, gracias a ser sigiloso supo cómo no llamar la atención de las demás personas, lo último que quería era ser perseguido y acosado por paparazzis al ir a la casa de Jimin.
Al entrar al auto soltó un sonoro suspiro mientras se quitaba el cubre bocas y la capucha que le ayudaba esconder su identidad.
—¿A donde iremos?—El hombre que conducía le preguntó mirándole por el retrovisor.
—Primero vayamos a una florería, luego yo te doy las indicaciones para llegar a donde necesito ir.
Con un asentimiento el auto empezó a avanzar. Jungkook sentía como la emoción se apoderaba de su cuerpo.
Quiso reposar un poco su cabeza en lo que el tráfico avanzaba y llegaba a alguna florería.
En su corto sueño encontrándose con pequeños pedazos de sus memorias al lado de Jimin, en sus sueños aún tomados de la mano, cantando canciones al oído del otro, mientras bailaban y comían galletas. Lindos pedazos escondidos como oro en su memoria.
Tuvo que despertarse cuando su conductor le había avisado que llegaron a una florería, Jungkook tuvo que volver a ponerse su camuflaje para salir y no llamar la atención.
Entro al lugar degustando su vista con todas las flores coloridas en las repisas, sonriendo de bajo del cubre bocas, había encontrado las flores que quería comprar para Jimin. Tan lindas como él, tan elegantes al igual que su porte y tan hipnotizantes como sus rasgados ojos.
Recibiendo algunos consejos de la florista eligió lirios rosados, amarillos, rojos y blancos, haciendo el ramo de flores colorido, como solían ser sus recuerdos al lado de Jimin.
Sostenía el ramo de flores mientras las olía, pago por ellas y salió del lugar lo más rápido que podía, no quería estancarse en el tráfico ya que a medio día el tráfico estaba al tope.
Paseaba su vista por cada una de las flores, viendo los pequeños detalles en cada pétalo, los edificios pasaban por su lado mientras el auto avanzaba para llevarlo a su destino.
Nuevamente los nervios le carcomían por dentro, ellos le hablaban a la oreja mientras le preguntaban ¿qué es lo que haría al verlo de nuevo? ¿qué es lo que le diría?
Y lo que más le hacía temblar: ¿Jimin querría hablar con él? ¿querría escuchar lo que tenía que decirle? después de haberlo alejado de forma brusca y sin explicación alguna, después de haber tratado de borrarlo de su piel, después de haberse ido en un tren lejos de él dejándolo con todo el peso de su error.
Eran preguntas que se estancaban en su conciencia y le hacían mirar a algún punto perdido en la ventana.
Sacudió su cabeza soltando un suspiro y recostándose contra la ventana, viendo pasar árboles y casas elegantes. Ya estaba más cerca de llegar a aquella residencia donde se había quedado una parte de él entre las paredes.
Ahora los nervios eran aún más grandes, haciéndose una bola en su estómago y queriendo salir por su garganta.
Pero debía de mantener la calma, todo iría bien. Se animaba a él mismo para no perder los cabales.
Y el auto se detuvo frente a aquel hogar, aquel al que había recurrido muchas noches y luego muchos medios días. Donde creía que aún alguna parte de él vagaba entre los dormitorios.
Sin cubre bocas y sin una capucha que pudieses ocultarlo salió del auto sosteniendo el ramo de flores. Saldría sin tener que esconderse, porqué, no quería esconder más el amor que sentía por Jimin, no quería esconderse, menos en esta ocasión, en donde destaparía las mariposas de su corazón, cada una con el nombre de Jimin.
Con el corazón palpitando en sus oídos y las manos sudándole se paró enfrente de la puerta, llenándose una vez más de valor y se decidió a tocar el timbre.
Espero unos cuantos minutos hasta que volvió a repetir la acción, Jimin siempre tardaba en abrir la puerta, como no tenía algún empleado trabajando para él tardaba más de lo debido.
Volvió y volvió a tocar la puerta, pero cuando su corazón empezaba a rajarse por los costados, la puerta fue abierta.
Jungkook sentía que su alma volvía a su cuerpo.
—¿Chanyeol?—Jungkook tenía el ceño fruncido y una cara de confusión, esperaba ver a Jimin detrás de la puerta...no al novio de uno de sus amigos.
—Hola.—Saludó mientras limpiaba su boca con una servilleta.
—Uh...vengo a buscar a Jimin, quiero...necesito hablar con él.
—Jimin no está. Se fue.—Se recostó en el marco de la puerta mientras miraba el ramo de flores que Jungkook cargaba consigo.
—Ya veo, entonces ¿puedo esperarlo hasta que vuelva? yo en verdad necesito hable con él.—Pidió.
—Me explique mal, lo siento.—Tosió, algo incomodo.—Jimin esta en el aeropuerto esperando que su vuelo a Paris salga.
—¿Eh?—Parecía que la cabeza de Jungkook no quería asimilar esas palabras, no podía y no quería.
—Renunció a Chanel, vendió su casa, compró un departamento en Paris y ahora está esperando a que su vuelo parta.—Explicó mejor, teniendo cierta pena por los ojos decepcionados y perdidos de Jungkook.—Yo estoy aquí porqué tengo que entregar las llaves a la empresa inmobiliaria que se quedará con su penthouse.
La decepción y tristeza en su cuerpo no cabían, quería soltar el ramo de flores y arrodillarse para llorar, su cuerpo no había resistido las olas de información desgarradora que recibió. Una vez más, perdía la oportunidad de resolver las cosas con Jimin.
La vida le escupía en la cara, una vez más.
Un escupitajo que se merecía.
—Podrías ir a verlo, su vuelo sale en una media hora, si te apresuras podrías alcanzarlo.—Aconsejó Chanyeol.
—G-gracias.—Jungkook trató de sonreír, pero su tristeza no se lo permitía.
Lo único que pudo hacer fue despedirse e ir con pasos firmes y rápidos hacia el auto que le esperaba. Entrando a él como si su vida dependiera de eso.
—Vamos al aeropuerto.
Nuevamente el auto iba avanzando como se lo había pedido Jungkook, agitando su pie en el piso por todo lo que estaba sintiendo en este momento, mordiendo sus labios mientras tenía la vista fija en las nubes que parecían oscurecerse en el cielo.
Mirando de vez en cuando su celular para calcular la hora, sintiendo como el aire no llegaba a sus pulmones cada que pasaban cinco minutos más.
Y muchos baches en su camino se pusieron, tenia en contra a la hora que parecía avanzar más rápido, el tráfico de medio día que se había acentuado en el centro y su insistencia de mirar al cielo.
Los mismos nervios tenia Jimin, sentado con sus amigos a su lado mientras esperaba que su vuelo fuera anunciado.
Tenía nervios del nuevo porvenir, de las nuevas cosas que se presentarían en su vida en su nuevo hogar, comenzar de nuevo siempre era difícil, aún más cuando lo haces solo.
Bueno, no estaba solo, estaba con su gata, que por lo menos le acompañaría en el amplio departamento ignorándole.
—¿Estas listo?—Preguntó Jisoo frente a él.
—No.—Sonrió.—Pero tengo que hacerlo.
—Minnie.—Puchereo Baekhyun mientras abrazaba a Jimin.—Aún puedes quedarte.
—No puedo.—Beso la cabeza de su amigo mientras sentía que sus brazos se apegaban más a su cuerpo, rogándole que se quede.
Antes de que alguien más dijera algo fueron callados por el alta voz anunciando que los pasajeros con destino a Paris podían subir, su vuelo partiría pronto.
Lágrimas fueron soltadas al oírlo. Entre los cuatro se abrazaban mientras le deseaban todo lo bueno en su destino.
—Ya.—Sorbió Irene.—No lo retrasemos más.
—Sí, perderá su vuelo si lo seguimos haciendo.—Hablo Jisoo aún abrazando a Jimin.
El segundo aviso de abordaje nuevamente los interrumpió.
Tuvieron que levantarse de los asientos para comenzar a dejar ir a su amigo.
Jimin se cargó su bolso y sostuvo la caja de transporte de su gata, soltando un suspiro para evitar seguir llorando, si seguía así haría que su cabeza duela aún más.
Sentía como cada paso dado era una despedida a todo lo que había vivido en su natal, sentía como dejaba una huella en el camino para tomar su nuevo destino.
Llegando a la zona de embarque y dejándole su boleto al encargado, recibiendo una sonrisa y un deseo de que su vuelo fuera grato.
Con una última mirada abrazo a sus amigos uno por uno, despidiéndose pero prometiéndose verse pronto, aún con lágrimas en sus ojos pero con unas sonrisas, deseándole todo lo mejor a Jimin.
—Nos vemos luego.—Sonrió Jimin.—Les avisaré cuando llegue a mi departamento.
—Nos cuentas todo, no pierdas ni un detalle de tu viaje.—Sonrió Irene mientras limpiaba una lágrima de su mejilla.—Duerme en el vuelo, pásala bien.
—Prometí no llorar pero no pude.—Rió Jisoo.—Te amo mucho, Minnie, pásala muy bien y no olvides que nos veremos pronto.
—Me tendrás que pagar el papel que usaré para secar mis lágrimas.—Empujó Baekhyun.—No había llorado tanto en mi vida como ahora, me la debes.—Jimin rió haciendo que Baek también lo hiciera.—Nos vemos después, Minnie.
Con una última sonrisa y la promesa de verse pronto vieron como Jimin se adentraba al avión, sonriéndoles y sacudiendo su mano antes de perderse.
La melancolía estaba en ellos que sostuvieron sus manos mientras esperaban a que el avión de Jimin diera vuelo, querían ver cómo este se perdía en el aire para dejar a Jimin en un lugar donde tendría la paz que había perdido.
Por otro lado, Jungkook miró por última vez su reloj, perdiendo las esperanzas, atascado en el tráfico y queriendo llorar por el destino que su viaje había tomado.
Planeaba hablar con Jimin sobre lo que sentía, no planeaba tener el corazón triturado contra su pecho mientras asimilaba que era muy tarde.
Miró por última vez al cielo, viendo a un avión volar en lo alto, soltando un sollozo, ese era el avión que se llevaba a Jimin lejos de él.
Una misma situación se había formado en el aeropuerto, Irene, Jisoo y Baekhyun, soltaban lágrimas mientras veían cómo el avión de su querido amigo se iba alejando.
Misma situación, diferentes lugares y distintos sentimientos.
Pero todos deseándole lo mismo a Jimin.
🍒
escuchen la canción de multimedia y lean la letraaaaa, describe la situación de jimin y jungkook🤧
arco de paris (y último) empieza aaaaa estoy ansiosa🥳
nos vemos mañana <3
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