19
🍒
Acaricio la nívea piel del rubio que se encontraba bajo las sábanas escurridas por sus piernas y su cintura, envolviendo y resaltando la figura tan delicada que poseía. Se encontró sonriendo por la forma en la que Jimin abría su boquita para soltar un pequeño suspiro, parecía un minino en brazos de morfeo. Se encontraba boca abajo recostado con los ojos cerrados, las mejillas abultadas y los labios en piquito, quiso darle un corto beso pero se contuvo, ya que aquello saldría del papel de amantes que llevaban.
—Creí que te irías por la madrugada.—Murmuró Jimin abriendo vagamente sus ojos.
—Me quede dormido.—Hablo dejando de acariciar la desnuda espalda de Jimin.
—Ya veo.—Sonrió estirando su cuerpo.—¿Ya te vas?
—Sí.
Jungkook se alejó de la cama buscando la chaqueta que había dejado en el piso la noche anterior, se la puso y antes de darle una última mirada a Jimin el rubio ya se encontraba a sus espaldas susurrándole al oído.
—Espero que no hayas olvidado lo que dijiste anoche.
Mierda.
—No, no lo hice.—Susurró de vuelta.
—Me alegro de que sea así.—Habló alejándose del cuerpo de Jungkook para pararse frente a él y sonreírle.
Jungkook no supo como tomar aquella sonrisa, estaba entre la línea de la burlona y coqueta pero con unos destellos de felicidad. Le devolvió la sonrisa vagamente asintiendo y haciéndose pesar por la promesa que sabía que no llegaría a cumplir.
Sería más sencillo dejar todo esto.
Pero no podía, no cuando tenía a un ángel frente suyo, con esos cabellos rubios, ese menudo cuerpo y esa sonrisa. Estaba entrando en un remolino en el que solo giraban Jimin y él, mareándose entre los sentimientos ocultos que destellaban sus ojos.
—Adiós, Jimin.
—Nos vemos, Kookie.—Se colgó en los hombros de Jungkook haciendo un piquito con sus labios pidiendo por un beso de despedida.
Jimin no sabía por qué hacía eso, tal vez eran las migajas de sueño que aún su cuerpo contenía y el cansancio que su cuerpo denotaba por la noche anterior.
Tampoco sabía por qué se emocionó cuando Jungkook lo tomó por la cintura y le regaló un cálido corto beso. Pero igual lo disfruto sin darle importancia a aquel incómodo sentimiento que sacudía su corazón.
—Nos vemos, Minnie.—Susurró sobre sus labios antes de darle una última mirada a Jimin.
Ante la curiosa mirada de un Jimin somnoliento Jungkook salió del hogar de Jimin seguido por la gata del rubio, Jimin rodó sus ojos riendo y yendo tras la gata para tomarla entre sus brazos, en cuanto la tocó esta le maulló e intentó darle un zarpazo.
—Eres una traidora.—Regaño mientras acariciaba su mano golpeada.—¿A ti también te gusta? ¿eh?
Obviamente la gata no le respondió, solo le miró y le ignoró volviendo a su cama para dormir. Jimin negó divertido yendo a su habitación para continuar con su descanso, en el camino recuerdos de la noche anterior le invadieron, por alguna extraña razón aquella noche había sido diferente a las muchas que habían tenido juntos, comenzando con que Jungkook se haya quedado a dormir, eso jamás pasaba, en cuanto ambos acababan Jungkook se iba.
Dejo de darle vueltas al asunto y se hundió en su cómoda cama, inconscientemente tomó la almohada que hacía reposado en la cabeza de Jungkook y la llevó a su pecho, esta tenía aún el perfume de Jungkook impregnado.
Inhalo sonriente y risueño, al igual que un adolescente enamorado.
Pero Jimin no era un adolescente, mucho menos estaba enamorado.
🍒
—Jungkookie.—Saludó sonriente.
—Hola.—Devolvió la sonrisa.
Taehyung estaba sentado en la cocina con una taza de café mañanero y Yeontan a su lado moviéndole la cola. Jungkook con una sonrisa por aquella imagen hogareña fue a saludar a su novio como se debía, con un beso.
Esos besos que los hacían suspirar a ambos, esos que hacían a su sistema un caos por la calidez de los labios contrarios.
Cuando estuvo frente a él se agachó para tomar entre sus manos las mejillas del castaño y entre risas juguetonas por la forma en la que sus mejillas eran aplastadas le beso.
Extrañamente el beso fue diferente, ya no llegaba a revolotear y desordenar todo en Jungkook, era seco y nulo de emociones. Muy opuesto a lo que era para Taehyung, pues aquellos besos aún se sentían como los primeros que se dieron.
Jungkook se separó para darle una sonrisa al castaño y enseñarle las bolsas que traía consigo, había pasado por una cafetería para traer lo que su amado novio le había pedido, quería tener un mañanero y hogareño desayuno junto a la persona que estaba constantemente en sus pensamientos.
Pero Taehyung tenía otras intenciones, con una sonrisa ladina y coqueta fue caminando hasta ponerse detrás del tatuado, rodeando su cintura con sus brazos y apoyando su mentón en los hombros del mismo, empezó a repartir pequeños besos sobre el cuello descubierto de su novio mientras acariciaba el abdomen cubierto aún por la camiseta negra que traía.
—Te he extrañado mucho, Jungkookie.—Ronroneo mientras bajaba lentamente por el abdomen del peli-negro.
Jungkook con una sonrisa ladina se giró para empezar un beso exigente entre ambos.
Sus bocas se movían al compás, sus manos exploraban el cuerpo del otro y pequeños jadeos eran soltados por la exigencia del beso, todo aquello sería un gran combo para encender a alguien, para ponerlo al límite.
Pero eso no había pasado con Jungkook, pues no sintió excitacion alguna, nada, vacío.
Era como si el cuerpo de Jungkook solamente reaccionara a los toques traviesos de Jimin y ya no a los toques suaves de Taehyung.
Tuvo que alejar a Taehyung de su cuerpo pues no quería darle alguna decepción.
—Vamos a desayunar, cariño.—Beso la nariz del castaño mientras tomaba dos tazas entre sus manos.—Yo también te he extrañado, Taehyungie.
El castaño sonrió tiernamente y ayudó a su novio a poner las cosas sobre la mesa, si bien quería que las cosas entre él y Jungkook se prendieran no iba a negarse a tener un desayuno a su lado.
Por qué su relación no solo se basaba en sexo–o bien, hacer el amor–iba más allá de eso, eran pláticas mañaneras, sonrisas por la tarde y besos diurnos, eso eran ellos.
Algo muy diferente a lo que llegaban a ser Jungkook y Jimin.
Aunque últimamente, Jungkook había descubierto aquella dulce etapa donde el rubio le platicaba sobre su día y hacían chistes sobre ello.
Estaba confundido.
Muy confundido.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top